Comentario de Salmos 1:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Bienaventurado el hombre que no anda según el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los burladores.
RESUMEN DE LOS SALMOS
Los Salmos han sido el canto general del pueblo Iglesia universal; y en su alabanza, todos los Padres han sido unánimemente elocuentes. Los hombres de todas las naciones encuentran en estas composiciones un lenguaje a la vez adecuado a sus sentimientos y una expresión de sus mayores alegrías y penas más profundas, así como de todos los deseos y deseos infinitamente variados de sus corazones. Si el creyente piadoso está dispuesto a complacer los sentimientos exaltados de alabanza y acción de gracias hacia el PADRE TODOPODEROSO de su ser; derramar su alma en penitencia u oración; a llorar, con lágrimas de contrición, ofensas pasadas; magnificar la bondad y la misericordia de DIOS; vivir con éxtasis en los atributos divinos de la sabiduría y la omnipotencia; o para regocijarse en la llegada del MESÍAS, los Salmos le ofrecen los modelos más perfectos para expresar todos sus sentimientos.Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Año 444 a.C.
Bienaventurado el varón. Sal 2:12; Sal 32:1, Sal 32:2; Sal 34:8; Sal 84:12; Sal 106:3; Sal 112:1; Sal 115:12-15; Sal 119:1, Sal 119:2; Sal 144:15; Sal 146:5; Deu 28:2-68; Deu 33:29; Jer 17:7; Mat 16:17; Luc 11:28; Jua 13:17; Jua 20:29; Apo 22:14.
que no anduvo. Sal 81:12; Gén 5:24; Lev 26:27, Lev 26:28; 1Re 16:31; Job 31:5; Pro 1:15; Pro 4:14, Pro 4:15; Pro 13:20; Eze 20:18; 1Pe 4:3.
en consejo de malos. Sal 64:2; Gén 49:6; 2Cr 22:3; Job 10:3; Job 21:16; Luc 23:51.
ni estuvo. Sal 26:12; Rom 5:2; Efe 6:13.
en camino de pecadores. Sal 1:6; Sal 36:4; Sal 146:9; Pro 2:12; Pro 4:19; Pro 13:15; Mat 7:13, Mat 7:14.
ni en silla de escarnecedores. Pro 1:22; Pro 3:34; Pro 9:12; Pro 19:29.
se ha sentado. Sal 26:4, Sal 26:5; Sal 119:115; Jer 15:17.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La felicidad del íntegro, Sal 1:1-3.
La infelicidad del malo, Sal 1:4-6.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
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COMO UNA DE LAS MAYORES RECOPILACIONES DE CÁNTICOS, ORACIONES y poemas, el Libro de los Salmos expresa las pasiones más profundas de la humanidad. En estas páginas podemos escuchar el desesperado grito del salmista en medio de su desesperación, como también su eufórica plegaria a su Proveedor y Consolador. Podemos escucharlo al volcar su alma en confesión pero también al rebosar de alegría. Los Salmos nos llevan a través de los valles y las cimas de la experiencia humana, pero al final nos guían a nuestro amado Creador.
Como el Pentateuco, los cinco libros de Moisés, el Libro de los Salmos está configurado en cinco secciones:
Libro I (Sal 1:1-6 al Sal 41:1-13),
Libro II (Sal 42:1-11 al Sal 72:1-20),
Libro III (Sal 73:1-28 al Sal 89:1-52),
Libro IV (Sal 90:1-17 al Sal 106:1-48), y
Libro V (Sal 107:1-43 al Sal 150:1-6). Cada libro concluye con una doxología, una afirmación de alabanza a Dios que se encuentra en el último versículo o en los dos últimos versos del salmo final. En el caso del Libro V, todo el último poema, el Sal 150:1-6, es la doxología de conclusión. No está clara la razón de esta disposición del Libro de los Salmos. Probablemente tenía algo que ver con el uso de estos en la alabanza a Dios en el Templo. Los Libros I y II comprenden principalmente los salmos davídicos, el Libro III incluye los salmos de Asaf (Sal 73:1-28; Sal 74:1-23; Sal 75:1-10; Sal 76:1-12; Sal 77:1-20; Sal 78:1-72; Sal 79:1-13; Sal 80:1-19; Sal 81:1-16; Sal 82:1-8; Sal 83:1-18) y los salmos de los hijos de Coré (Sal 84:1-12; Sal 85:1-13; Sal 86:1-17; Sal 87:1-7; Sal 88:1-18). Los Libros IV y V incluyen salmos anónimos, junto con algunos de David y otros autores.
Muchos de los salmos se pueden identificar como pertenecientes a ciertos tipos, de acuerdo a su nombre.
Los salmos reales ponen énfasis en Dios como Rey, usando a menudo las palabras «el Señor reina». Estos salmos hablan de su reinado como Creador, como Salvador de Israel y como el que vendrá. Los salmos reales a menudo señalan la futura venida del Rey Salvador, del señor Jesús.
Los salmos de Sion se centran en Jerusalén, usando el cariñoso nombre de Sion. Estos salmos ensalzan a la ciudad como la elección de Dios para instalar su santo Templo, el lugar del culto verdadero de su nombre.
Los salmos penitenciales son poemas en los cuales el poeta confiesa un pecado al Señor, pide y recibe perdón y luego alaba al Señor por la renovada relación que el perdón de Dios concede.
Los salmos de sabiduría se centran en algunos de los temas que se encuentran en el Libro de los Proverbios. Estos salmos presentan agudos contrastes entre el bien y el mal, piden la bendición y maldición de Dios, y a menudo se enfocan en la vida justa.
Los salmos de la Torá son una subcategoría de los salmos de sabiduría. Son poemas que se centran en la belleza, verdad y suficiencia de la Ley de Dios. Otras dos subcategorías de los salmos de sabiduría son los salmos de creación y los salmos de historia. En los salmos de creación, el poeta llama al creyente para que alabe a Dios como Creador del universo y Salvador de su pueblo. En los salmos de historia, el poeta hace un recuento de la historia de Israel y pide un renovado compromiso a Dios, aun enfrentado a la historia de la rebelión.
Algunos de los salmos más perturbadores son aquellos que contienen plegarias pidiendo a Dios que maldiga a los malvados. Se piensa que algunas veces estos salmos de imprecación entran en conflicto con los sentimientos del evangelio, pero de hecho, reflejan con exactitud el aborrecimiento de Dios por la maldad.
En contraste con los salmos de imprecación, están los alegres y proféticos salmos de Pascua que llegaron a ser parte de las celebraciones de Pascua en el judaísmo. Estos salmos son una notable celebración de los grandes actos de Dios al liberar a su pueblo de Egipto, el tema de la celebración de la Pascua. Ellos señalan la celebración que habría de llegar a través del Salvador Jesús.
Un último grupo de salmos está concentrado al final del libro. Son los salmos de Hallel, que reciben este nombre por la principal palabra hebrea de alabanza, hallel. Como su nombre lo sugiere, estos salmos alaban a Dios por su carácter y obras de salvación.
Con el objeto de apreciar a los Salmos en toda su dimensión, se deben tener presente ciertas características.
Primero, los Salmos fueron escritos para ser cantados. Eran cánticos para la alabanza pública en el Templo de Israel antiguo. No son sólo poemas sino piezas líricas para la música del mundo antiguo. Como tales, contienen formas musicales peculiares de la música y el culto durante esa época.
Segundo, los poemas de los Salmos fueron escritos a lo largo de un período de miles de años, desde los tiempos de Moisés en el siglo XV a.C. hasta la época de Ezra en el siglo V a.C. Aunque David es el principal autor asociado a la composición del libro, muchos otros autores de diversos períodos de tiempo contribuyeron con salmos a lo que llegaría a ser el Libro de los Salmos.
Tercero, los Salmos fueron recopilados y organizados durante un largo período de tiempo. Este proceso involucró algunos agregados editoriales a los poemas, algunos cortes y ampliaciones, como también algunos reordenamientos y la reestructuración de diversos salmos. El Espíritu Santo, que en primer lugar había inspirado estos poemas, supervisó este proceso para reestructurarlos para el culto en el Templo.
Cuarto, los Salmos fueron escritos en el lenguaje del espíritu humano, las expresiones del alma. Los Salmos no son una prosa fría ni razonada, sino obras profundamente emotivas que usan lenguaje desgarrador, expresiones dramáticas y lenguaje figurativo.
Quinto, los Salmos y la escritura de salmos eran parte de la vida ordinaria de los israelitas. Las Escrituras registran numerosas veces en que los israelitas respondieron espontáneamente al Señor con un salmo de alabanza. Moisés entonó un salmo de alabanza a Dios (Éxo 15:1-5); Débora y Ana hicieron lo mismo (Jue 5:1-31; 1Sa 2:1-36); y David bendijo al Señor con un salmo (1Cr 29:1-30). Los israelitas expresaban su devoción y agradecían al Señor con un salmo. Esta tradición continuó durante el período del N.T., ya que en Luc 1:1-80 María respondió el mensaje del ángel con un salmo (Apo 5:1-14). Esta tradición israelita de escribir salmos fue confirmada por el descubrimiento de una cantidad de salmos originales entre los papiros del Mar Muerto hallados en 1947.
Sexto, los salmos individuales fueron escritos con diferentes propósitos. Algunos comenzaban como obras de devoción privada, mientras otros fueron destinados desde el principio para ser usados en el culto público. En última instancia, todos los Salmos llegaron a ser el tesoro de todo el pueblo en el culto en el Templo; sin importar el tema que trataran, siempre conducían al pueblo a la adoración del Dios vivo.
Finalmente, hay que recordar que los Salmos fueron escritos en el lenguaje de respuesta. Cada salmo registra en un poderoso lenguaje poético la respuesta de una persona a Dios. Desde un llanto desesperado a un grito eufórico de alegría, cada salmista responde a Dios en medio de una situación especial. Aunque los Salmos llegaron a ser una parte de la vida del culto de la comunidad, también se mantuvieron como un vehículo para la expresión individual. Aún hoy, los Salmos se usan tanto en el culto público como en los momentos de devoción de los cristianos.
El sobrescrito, la nota o palabras de introducción que se encuentran en el primer versículo en la mayoría de los salmos, muchas veces atribuye el salmo que le sigue al rey David, el «suave salmista de Israel» (2Sa 23:1). Probablemente estas notas no eran parte de los salmos cuando fueron compuestos originalmente, sino que fueron agregados por los editores para ayudar a la interpretación de los poemas. Sin embargo, no existe razón para desecharlas. Los libros históricos de la Biblia hablan de los considerables logros de David como músico, cantante y compositor de poemas (1Sa 16:19-23; 1Sa 18:10; 2Sa 1:17-27; 2Sa 23:1-7; 1Cr 29:10-15). Aun más, uno de los salmos de David está registrado en (2Sa 22:1-51) y reaparece sólo con ligeras variantes como Sal 18:1-50. Partes de la combinación que David presentó a Asaf en (1Cr 16:8-36) están tomadas de (Sal 105:1-15; Sal 96:1-13 y Sal 106:1, Sal 106:47, Sal 106:48). Así, la conexión entre el rey David y los Salmos está bien documentada.
Por supuesto, David no es el único autor de los Salmos. Otros incluyen contemporáneos de David a quien él puso a cargo del culto en Jerusalén: Etán, Hemán y Asaf. Salomón siguió los pasos de su padre al escribir tanto salmos como proverbios. Algunos de los primeros salmos fueron escritos por Moisés, cinco siglos antes de la época de David. Una familia de sacerdotes, la familia de Coré, continuó escribiendo salmos durante siglos. También hubo mujeres que escribieron salmos, como Débora (Jue 5:1-31) y Ana (1Sa 2:1-36). Sin embargo, los autores de muchos de los salmos aún se desconocen. Algunos de estos salmos anónimos se pueden atribuir a David, pero no todos. Se siguieron escribiendo salmos durante la época de Ezra. Se sabe además que durante ese tiempo se compiló el Libro de los Salmos.
Bosquejo
Libro I: Sal 1:1-6 al Sal 41:1-13
Libro II: Sal 42:1-11 al Sal 72:1-20
Libro III: Sal 73:1-28 al Sal 89:1-52
Libro IV: Sal 90:1-17 al Sal 106:1-48
Libro V: Sal 107:1-43 al Sal 150:1-6
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
es un salmo de sabiduría, presenta un vívido contraste entre el camino recto (vv. Sal 1:1-3) y el camino del mal (vv. Sal 1:4-6). No se indica el nombre de ningún autor ni de ninguna circunstancia que revele al autor de este poema. Probablemente fue escrito tarde en la historia de Israel. Este salmo sirve como introducción a todo el Libro de los Salmos con su enfoque en las distinciones de caracteres y los diferentes destinos del justo y del malvado. El salmo es como un faro de luz que perfora la oscuridad en una noche de tormenta. Ilumina y señala la verdad, aun cuando la falsedad de nuestra cultura comienza a nublar nuestro pensamiento. El salmo afirma que sólo hay un camino hacia la verdadera vida; ignorar este camino es aceptar tontamente la muerte (Pro 1:20-33).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
En este contexto la palabra hebrea que se traduce hombre significa «persona», sin mención de género.
Que no anduvo: En este versículo el paralelismo habla de una relación cada vez mayor y más profunda con la maldad: «caminar junto», «estar con», «sentarse junto». Los términos para el malvado son igualmente progresivos: malos, pecadores y escarnecedores. La imaginería de este versículo presenta una persona de bien ideal, una persona que está en el mundo, pero no se ve afectada por el mundo.
EN PROFUNDIDAD
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Clave para entender los Salmos
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Se puede lograr una más completa apreciación de los Salmos al comprender los principios básicos de la poesía hebrea. La falta de un ritmo y rima predecibles ha confundido a ciertas personas en cuanto a la naturaleza poética de los Salmos. Aunque la poesía hebrea contiene cierto ritmo, principalmente hace uso de la repetición y la recapitulación. Una línea de un versículo es seguida por otra que da una variación sobre la misma idea. No solo los salmistas usan esta técnica poética, sino que también la usan los autores de los proverbios (véase Introducción a los Proverbios). La segunda línea de un proverbio generalmente refuerza el significado de la primera línea (Pro 22:1). Este refuerzo del pensamiento no es simple tautología, sino la graciosa creación artística de un poeta. La primera línea hace una afirmación que la segunda línea afina o realza.
Un salmista podía modificar este esquema general de diversas maneras. Primero, el salmista podía usar el paralelismo sinónimo para hacer que los dos elementos fueran similares. Por ejemplo:
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
y en su ley medita de día y de noche (Sal 1:2).
Segundo, el salmista podía contrastar los dos elementos. Este tipo de paralelismo, llamado paralelismo antitético, generalmente contiene la palabra «mas». Por ejemplo:
Porque Jehová conoce el camino de los justos;
mas la senda de los malos perecerá (Sal 1:6).
Tercero, el salmista podía desarrollar el tema de la primera línea, en la segunda. Esto se llama paralelismo sintético. Por ejemplo:
Bienaventurado el varón
que no anduvo en consejo de malos,
ni estuvo en el camino de pecadores,
ni en silla de escarnecedores se ha sentado (Sal 1:1).
Una cuarta mejora en el paralelismo general es el paralelismo climático. En este tipo de paralelismo, el primer miembro del dístico está incompleto y el segundo miembro repite parcialmente el primer miembro y luego completa el pensamiento. Por ejemplo:
Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos,
dad a Jehová la gloria y el poder (Sal 96:7).
Finalmente, el salmista podía usar el paralelismo emblemático. En este tipo de paralelismo, la primera línea contiene una figura lingüística y la siguiente línea explica la figura mediante una ampliación o explicación. En el siguiente ejemplo, las líneas paralelas de este versículo explican el significado de la expresión «como un árbol».
Será como árbol plantado
junto a corrientes de agua,
que da su fruto en su tiempo,
y su hoja no cae;
y todo lo que hace prosperará (Sal 1:3).
Con el paralelismo poético, el salmista hebreo expresa poderosamente su alabanza al Señor. Al leer los salmos en voz alta y enfatizar los elementos paralelos, se puede captar algún sentido del armonioso lenguaje del cual deriva la traducción.
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
BIENAVENTURADO EL VARÓN. El Sal 1:1-6 sirve de introducción a todo el libro de los Salmos. Pone en contraste las únicas dos clases de personas reconocidas por Dios, cada una con un conjunto propio de principios por los cuales vivir:
(1) Los piadosos, que se caracterizan por la justicia, el amor, la obediencia a la palabra de Dios y la separación de la comunión con el mundo (Sal 1:1-2);
(2) los impíos, que representan los caminos y el consejo del mundo, que no guardan la palabra de Dios, y por consiguiente no tienen parte en la asamblea del pueblo de Dios (Sal 1:4-5). Dios conoce y bendice a la persona piadosa, pero los impíos no tienen parte en el reino de Dios (1Co 6:9) y perecerán (Sal 1:6). La separación entre esas dos clases de personas existirá a lo largo de la historia de la redención y hasta la eternidad.
QUE NO ANDUVO EN CONSEJO DE MALOS. El primer versículo del libro de Salmos recalca la distinción entre los justos y los malos. Los verdaderos creyentes pueden distinguirse por las cosas que no hacen, los lugares a donde no van y las personas con las que no se asocian. Ninguna persona puede experimentar la bendición de Dios sin apartarse de las cosas que son perjudiciales o destructivas.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Introducción a Salmos
Bosquejo
I. Libro 1: Salmos 1-41 ( Sal 41:13 )
II. Libro 2: Salmos 42-72 ( Sal 72:19 )
III. Libro 3: Salmos 73-89 ( Sal 89:52 )
IV. Libro 4: Salmos 90-106 ( Sal 106:48 )
V. Libro 5: Salmos 107-150 ( Sal 150:1-6 )
Dos observaciones son dignas de mención acerca del bosquejo anterior:
(1) Desde tiempos antiguos, los ciento cincuenta salmos se organizaron en estos cinco libros, y cada libro tenía una bendición a Dios (indicada arriba en paréntesis). El Sal 150:1-6 no es sólo el último y la bendición a Dios del Libro 5, sino también una doxología para todo el salterio.
(2) La siguiente tabla provee una perspectiva útil acerca de la división en cinco libros de los Salmos.
Libro I
1-41 |
Libro II
42-72 |
Libro III
73-89 |
Libro IV
90-106 |
Libro V
107-150 |
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Total
Salmos |
41 | 31 | 17 | 17 | 44 |
La paternidad literaria | Principalmente
David |
Principalmente David y los hijos de Coré | Principalmente
Asaf |
Principalmente
Anónimo |
Principalmente David o Anónimo |
Nombre divino predominante | Yahveh
(«Jehová») |
El/Eloi
(«Dios») |
El/Eloi
(«Dios») |
Yahveh
(«Jehová») |
Yahveh
(«Jehová») |
Temas frecuentes | Los humanos y la creación | La liberación y la redención | La adoración y el santuario | El desierto y los caminos de Dios | La palabra de Dios y la alabanza |
Parecido al Pentateuco | Génesis | Éxodo | Levítico | Números | Deuteronomio |
Autor : David y otros
Tema : Oraciones y alabanzas
Fecha : Principalmente de los siglos X al V a.C.
Trasfondo
El título hebreo de los Salmos es tehilim, que significa «alabanzas»; el título en la Septuaginta (la traducción griega del AT, hecha cerca de 200 a.C.) es psalmoi, que significa «cantos con el acompañamiento de instrumentos de cuerda». El título en castellano, «Salmos», se deriva de la Septuaginta. La música desempeñaba un papel importante en el culto del antiguo Israel (cf. Sal 149:1-9; Sal 150:1-6; 1Cr 15:16-22); los salmos eran los himnos de Israel. A diferencia de mucha poesía o cantos del mundo occidental que se escriben con rima o métrica, la poesía y los cantos del AT se basaban en un paralelismo de pensamiento, en que el segundo verso, o los sucesivos, esencialmente expone de nuevo (paralelismo sinónimo), contrasta (paralelismo antitético), o de manera progresiva completa (paralelismo sintético) el primero. Las tres formas de paralelismo caracterizan el salterio. El salmo más antiguo que se conoce es de Moisés, del siglo XV a.C. (Sal 90:1-17); los últimos son de los siglos VI al V a.C. (e.g., Sal 137:1-9). La mayoría de los salmos, sin embargo, se escribieron en el siglo X a.C. durante la edad de oro de la poesía de Israel. Los títulos editoriales o sobrescritos al comienzo de la mayoría de los salmos, aunque no son parte original e inspirada de ellos, son antiguos (de antes de la Septuaginta) y significativos. El contenido de esos sobrescritos varía, cubriendo tales categorías como:
(1) el nombre del autor (e.g., Sal 47:1-9, «Salmo de los hijos de Coré»),
(2) tipo de salmo (e.g., Sal 32:1-11, «Masquil», que significa «poema contemplativo o didáctico»),
(3) términos musicales (e.g., Sal 4:1-8, «Al músico principal; sobre Neginot [instrumentos de cuerda]»),
(4) anotaciones litúrgicas (e.g., Sal 45:1-17, «Canción de amores», es decir, canto de bodas), y
(5) breves notas históricas (e.g., Sal 3:1-8, «Salmo de David, cuando huía de delante de Absalón su hijo»). En cuanto a la paternidad literaria de los salmos, los sobrescritos le adscriben setenta y tres salmos a David, doce a Asaf (un levita que tenía dones musicales y proféticos, véanse 1Cr 15:16-19; 2Cr 29:30), diez a los hijos de Coré (familia con talento musical), dos a Salomón, uno a Hernán, uno a Etán y uno a Moisés. Con la excepción de Moisés, David y Salomón, los autores nombrados fueron sacerdotes o levitas con talento musical y responsabilidades en el culto sagrado durante el reinado de David. Cincuenta salmos son anónimos. Las referencias bíblicas e históricas sugieren que David (cf. 1Cr 15:16-22), Ezequías (cf. 2Cr 29:25-30; Pro 25:1) y Esdras (cf. Neh 10:39; Neh 11:22; Neh 12:27-36, Neh 12:45-47) participaron en diferentes etapas en la recopilación de los salmos para uso colectivo en Jerusalén. Es probable que la recopilación final del salterio ocurriera durante el tiempo de Esdras y Nehemías (450-400 a.C.).
Propósito
Los salmos, como oraciones y alabanzas inspiradas por el Espíritu, se escribieron, por lo general, para expresar las emociones profundas del corazón humano en su relación con Dios.
(1) Muchos se escribieron como oraciones a Dios que expresan:
(a) confianza, amor, adoración, acción de gracias, alabanza y el anhelo de un compañerismo íntimo;
(b) desánimo, angustia profunda, temor, ansiedad, humillación y clamor por la liberación, la sanidad o la vindicación.
(2) Otros se escribieron como cantos que expresan alabanza, acción de gracias y adoración por lo que Dios es y por las grandes cosas que ha hecho.
(3) Algunos salmos contienen importantes secciones mesiánicas.
Visión panorámica
El salterio es una antología de 150 salmos y cubre una amplia gama de temas, inclusive la revelación acerca de Dios, la creación, la humanidad, la salvación, el pecado y el mal, la rectitud y la justicia, la adoración y la alabanza, la oración y el juicio. Considera a Dios de una gran variedad de modos, como castillo fuerte, roca, escudo, pastor, soldado, creador, gobernante, juez, redentor, sustentador, sanador y vengador; El expresa amor, enojo y compasión; está presente en todo lugar; sabe todo y es todopoderoso. También se describe al pueblo de Dios de diversas maneras, como la niña de sus ojos, ovejas, santos, los justos, y el pueblo recto a quien ha librado del lodazal [del pecado], le colocó los pies sobre la roca y le dio un cántico nuevo. Dios dirige sus pasos, satisface sus anhelos espirituales, perdona todos sus pecados, sana todas sus enfermedades y les provee una morada eterna. Un método útil para estudiar el libro es por categorías generales usadas para clasificar los salmos (con unos sobrepuestos).
(1) Cantos de aleluyas o alabanza: Magnifican el nombre, la majestad, la bondad, la grandeza y la salvación de Dios (e.g., Sal 8:1-9; Sal 21:1-13; Sal 33:1-22; Sal 34:1-22; Sal 103:1-22; Sal 104:1-35; Sal 105:1-45; Sal 106:1-48; Sal 111:1-10; Sal 112:1-10; Sal 113:1-9; Sal 115:1-18; Sal 116:1-19; Sal 117:1-2; Sal 135:1-21; Sal 145:1-21; Sal 146:1-10; Sal 147:1-20; Sal 148:1-14; Sal 149:1-9; Sal 150:1-6).
(2) Cantos de acción de gracias: Reconocen el auxilio salvador de Dios y la liberación de un individuo o de la nación de Israel (e.g., Sal 18:1-50; Sal 30:1-12; Sal 34:1-22; Sal 41:1-13; Sal 66:1-20; Sal 92:1-15; Sal 100:1-5; Sal 106:1-48; Sal 116:1-19; Sal 118:1-29; Sal 124:1-8; Sal 126:1-6; Sal 136:1-26; Sal 138:1-8).
(3) Salmos de oración y súplica: Incluyen lamentos y peticiones a Dios, el anhelo de Dios y la intercesión por el pueblo de Dios (e.g., Sal 3:1-8; Sal 4:1-8; Sal 5:1-12; Sal 6:1-10; Sal 13:1-6; Sal 43:1-5; Sal 54:1-7; Sal 67:1-7; Sal 69:1-36; Sal 70:1-5; Sal 79:1-13; Sal 80:1-19; Sal 85:1-13; Sal 86:1-17; Sal 88:1-18; Sal 90:1-17; Sal 102:1-28; Sal 141:1-10 Sal 142:1-7; Sal 143:1-12).
(4) Salmos penitenciales: Enfocan el reconocimiento y la confesión del pecado (e.g., Sal 32:1-11; Sal 38:1-22; Sal 51:1-19; Sal 130:1-8).
(5) Cantos de la historia sagrada: Recuerdan el trato de Dios con la nación de Israel (e.g., Sal 78:1-72; Sal 105:1-45 Sal 106:1-48; Sal 108:1-13; Sal 114:1-8; Sal 126:1-6; Sal 137:1-9).
(6) Salmos de la entronización del Señor: Declaran que «Jehová reina» (e.g., Sal 24:1-10; Sal 47:1-9; Sal 93:1-5; Sal 96:1-13; Sal 97:1-12; Sal 98:1-9; Sal 99:1-9)).
(7) Cantos litúrgicos: Fueron compuestos para servicios o fiestas especiales (e.g., Sal 15:1-5; Sal 24:1-10; Sal 45:1-17; Sal 68:1-35; Sal 113:1-9; Sal 114:1-8; Sal 115:1-18; Sal 116:1-19; Sal 117:1-2; Sal 118:1-29; los últimos seis se usaban anualmente en la pascua).
(8) Salmos de confianza y devoción: Expresan:
(a) La confianza del individuo en la integridad de Dios y la ayuda de su presencia, y
(b) la devoción del corazón a Dios (e.g., Sal 11:1-7; Sal 16:1-11; Sal 23:1-6; Sal 27:1-14; Sal 31:1-24; Sal 32:1-11; Sal 40:1-17; Sal 46:1-11; Sal 56:1-13; Sal 62:1-12; Sal 63:1-11; Sal 91:1-16; Sal 119:1-176; Sal 130:1-8; Sal 131:1-3; Sal 139:1-24).
(9) Cantos de la peregrinación: Llamados también «cantos de Sion» o «cantos del ascenso,» los cantaban los peregrinos durante su viaje a Jerusalén para las fiestas anuales de pascua, Pentecostés y Tabernáculos (e.g., Sal 43:1-5; Sal 46:1-11; Sal 48:1-14; Sal 76:1-12; Sal 84:1-12; Sal 87:1-7; Sal 120:1-7; Sal 121:1-8; Sal 122:1-9; Sal 123:1-4; Sal 124:1-8; Sal 125:1-5; Sal 126:1-6; Sal 127:1-5; Sal 128:1-6; Sal 129:1-8; Sal 130:1-8; Sal 131:1-3; Sal 132:1-18; Sal 133:1-3; Sal 134:1-3).
(10) Cantos de la creación: Reconocen la obra de Dios en los cielos y sobre la tierra 173 (e.g. Sal 8:1-9; Sal 19:1-14; Sal 29:1-11; Sal 33:1-22; Sal 65:1-13; Sal 104:1-35).
(11) Salmos de sabiduría y didácticos: Reflexionan sobre los caminos de Dios e instruyen en cuanto a la justicia (e.g., Sal 1:1-6; Sal 34:1-22; Sal 37:1-40; Sal 73:1-28; Sal 112:1-10; Sal 119:1-176; Sal 133:1-3).
(12) Salmos reales o mesiánicos: Describen, ciertas experiencias del rey David o Salomón, que tienen importancia profética y hallan su cumplimiento final en la venida del Mesías, Jesucristo (e.g., Sal 2:1-12; Sal 8:1-9; Sal 16:1-11; Sal 22:1-31; Sal 40:1-17; Sal 41:1-13; Sal 45:1-17; Sal 68:1-35; Sal 69:1-36; Sal 72:1-20; Sal 89:1-52; Sal 102:1-28; Sal 110:1-7; Sal 118:1-29).
(13) Salmos imprecatorios: Invocan la maldición o el juicio de Dios sobre el malvado (e.g., Sal 7:1-17; Sal 35:1-28; Sal 55:1-23; Sal 58:1-11; Sal 59:1-17; Sal 69:1-36; Sal 109:1-31; Sal 137:1-9; Sal 139:19-22). Como muchos creyentes quedan perplejos con esos salmos, se debe aclarar que se escribieron con celo por el nombre de Dios, su rectitud y su justicia, y un fuerte aborrecimiento del mal, y no con un espíritu vengativo. Esencialmente piden a Dios que levante al justo y abata al malvado.
Características especiales
Nueve aspectos o énfasis principales caracterizan los Salmos:
(1) Es el libro más extenso de la Biblia y contiene también el capítulo más largo (Sal 119:1-176), el capítulo más corto (Sal 117:1-2), y el versículo central (Sal 118:8).
(2) Es el himnario y libro devocional hebreo, y su profundidad y amplitud espirituales lo convierten en el más leído y atesorado de los libros del AT para la mayoría de los creyentes.
(3) «Aleluya» (traducido «alabad a Jehová»), es una palabra hebrea reconocida universalmente entre los creyentes. Ocurre veintiocho veces en la Biblia, veinticuatro de las cuales están en los Salmos. El salterio llega a su pináculo en el Sal 150:1-6 y comunica una alabanza completa y perfecta al Señor.
(4) Ningún otro libro de la Biblia expresa con tanta plenitud toda la gama de emociones y necesidades humanas con relación a Dios y a la vida. Sus coros de alabanza y devoción fluyen desde las montañas más altas, y sus gritos de desesperación se levantan desde los valles más profundos.
(5) Casi la mitad de los salmos incluye oraciones de fe en tiempos de adversidad.
(6) Es el libro del AT que se cita con más frecuencia en el NT.
(7) Contiene muchos «capítulos favoritos» da la Biblia, tales como Sal 1:1-6; Sal 23:1-6; Sal 24:1-10; Sal 34:1-22; Sal 37:1-40; Sal 84:1-12; Sal 91:1-16; Sal 103:1-22; Sal 119:1-176; Sal 121:1-8; Sal 139:1-24 y Sal 150:1-6.
(8) El Sal 119:1-176 es singular en la Biblia por:
(a) su extensión (176 versículos),
(b) su amor majestuoso a la palabra de Dios, y
(c) su construcción literaria que comprende veintidós estrofas de ocho versículos cada una; cada estrofa comienza cada versículo con la misma letra y cada estrofa usa una letra sucesiva del alfabeto hebreo como ayuda nemotécnica (i.e., un acróstico alfabético).
(9) Su principal rasgo literario es un estilo poético llamado paralelismo, que emplea el ritmo de pensamiento en vez del ritmo de rima o métrica. Esa característica ha permitido la traducción de su mensaje de un idioma a otro sin dificultades graves.
Cumplimiento en el Nuevo Testamento
Hay 186 citas de los Salmos en el NT, muchas más que de ningún otro libro del AT. Se ve con claridad que Jesús y los escritores del NT conocían bien los salmos y que el Espíritu Santo los usó a menudo en las enseñanzas de Jesús y en otros pasajes donde Jesús cumplió las Escrituras como el Mesías profetizado. Por ejemplo, el breve Sal 110:1-7 (siete versículos) se cita en el NT más veces que ningún otro capítulo del AT; contiene profecía acerca de Jesús como el Mesías, como el Hijo de Dios, y como sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. Otros salmos mesiánicos que se aplican a Jesús en el NT son: Sal 2:1-12; Sal 8:1-9; Sal 16:1-11; Sal 22:1-31; Sal 40:1-17; Sal 41:1-13; Sal 45:1-17; Sal 68:1-35; Sal 69:1-36; Sal 89:1-52; Sal 102:1-28; Sal 109:1-31 y Sal 118:1-29. Se aplican
(1) a Jesús como profeta, sacerdote y rey;
(2) a su primera venida y la segunda;
(3) a su calidad de Hijo de Dios y su carácter;
(4) a sus sufrimientos y muerte expiatoria y
(5) a su resurrección. En resumen, los salmos están entre las más detalladas de todas las profecías del AT acerca de Cristo y están entretejidos en el mensaje de los escritores del NT.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Salmo 1. Las dos Sendas: La del Justo y la del Impío.
E ste salmo no tiene ninguna indicación cronológica ni título que lo vincule a un compositor determinado, y por ello es uno de los llamados por la tradición judía “huérfanos.” Obra de un autor anónimo, parece que ha sido insertado en fecha tardía como introducción doctrinal lírica a todo el Salterio, pues en él se resume la idea, tantas veces inculcada en la literatura sapiencial, de la contraposición del camino del justo – proyección hacia Dios – y el del impío, que aspira a gobernarse según las exigencias de sus intereses materiales. Dios bendice la senda del hombre recto que se dirige por su Ley, mientras que castiga al que se aparta de ella: “Yahvé no dejará hambrear al justo, pero dejará insaciados los apetitos del malvado,”1 “la memoria del justo será bendecida, pero el nombre del impío será maldito.” 2 Conforme a la moral pragmatista del A.T., la justicia divina se ejerce en la tierra: el justo prosperará, mientras que el pecador será privado de la protección divina, y, por tanto, le espera un triste destino.
Esta composición salmódica expresa, pues, un principio general, sin referirse a la situación particular de una persona concreta, como ocurre en otros salmos. Por eso no es posible determinar las circLinstancias históricas y cronológicas de su composición. En el códice C de los Hechos de los Apóstoles, el salmo 2 es citado como si fuera el primero del Salterio: “como está escrito en el salmo primero” 3; lo que da a entender que existían colecciones del Salterio sin este salmo i del actual Salterio canónico. Como el tema del salmo es general, bien pudo ser insertado posteriormente como introducción doctrinal a todo el Salterio.
Parece obra de un “sabio” que medita la Ley y encarece su cumplimiento. Su estilo didáctico, pues, parece reflejar la mentalidad de los Hbros sapienciales de los siglos III-II a. C. La “sabiduría” consiste en el re’cto modo de conducirse en la vida, a la sombra de la divina Providencia. “El temor de Dios es el principio de la sabiduría” 4; por ello, el que quiera ser feliz debe amoldarse a las exigencias de la Ley divina, pues separarse de ella no trae sino la desgracia, la esterilidad y la desaprobación del Omnipotente. En el mundo existen dos generaciones, la de los justos y la de los impíos, que hacen burla de su Ley. El “sabio” pondera las ventajas del que escoge el camino de la virtud, y destaca el fin desgraciado del que, abandonando la Ley divina, se conduce conforme a sus caprichos y pasiones.
El salmo se divide en dos partes, una positiva, en la que se ponderan las excelencias del camino de la virtud (1-3), y otra negativa, en la que se destacan las desgracias del que se aparta de la Ley divina (4-5), terminando con una recapitulación y confirmación de la contraposición anterior (v.6).
El estilo es prosaico con gran libertad de ritmo; por tanto, desde el punto de vista literario no es de lo más selecto, pues priva la consideración didáctica “sapiencial” sobre la estructura lírica. La versificación, en general, se establece con tres o cuatro acentos sobre tres estrofas.
La senda del justo (1-3).
1 Bienaventurado el varón que no anda en consejo de impíos, ni en las sendas de los pecadores se detiene, ni se sienta en tertulia de mofadores 5. 2 Antes bien, tiene en la Ley de Yahvé su complacencia y en ella medita día y noche. 3 Será como árbol plantado a la vera del arroyo, que a su tiempo da su fruto, cuyas hojas no se marchitan. Cuanto emprenda tendrá buen suceso.
La conducta del justo es descrita primero negativamente, en cuanto que se abstiene de tomar parte entre los impíos, pecadores y mofadores de la Ley. Los tres términos expresan enfáticamente los grados de oposición sistemática a Dios. Los impíos son los ateos, que no quieren reconocer la autoridad suprema de Dios. Los pecadores son los que no se preocupan de la observancia de sus leyes; y los mofadores son los “esprits forts,” que consideran debilidad el dejarse llevar de sentimientos religiosos. Frente a todos ellos se levanta como una muralla inconmovible la conducta del varón justo, al que por ello se le saluda como bienaventurado 6, porque se halla seguro en su proceder. Frente a las ironías de los mofadores, que creen que el único modo de triunfar en la vida es aprovecharse sin escrúpulos de las buenas ocasiones – prescindiendo de las exigencias de la Ley divina -, el salmista recalca que la verdadera felicidad está en la conciencia tranquila y en la seguridad de la protección divina, pues con ella le vendrán toda clase de bendiciones, terminando por triunfar en la vida.
Es de notar la gradación y evolución del pensamiento en el empleo de los términos: no anda, no se detiene, no se sienta: “El justo es el hombre que no se deja influenciar por los consejos y máximas de los impíos, que no adopta el género de vida de los pecadores, y, con mayor razón, no toma parte en los ataques de los mofadores contra la religión y la moral”7.
En realidad, si el justo toma esta actitud lejos de los pecadores, es porque tiene bien enraizada la Ley de Yahvé en su corazón. Es el centro de su vida espiritual y moral, y por eso en ella encuentra su complacencia, y de día y de noche es el objeto de su meditación (v.2). Aquí Ley de Yahvé significa el conjunto de prescripciones por las que las regula la vida religiosa del justo. Conforme a las prescripciones del Deuteronomio, el buen israelita debe tener presente en su vida los preceptos del Señor: “cuando viajes, cuando te acuestes, cuando te levantes, habla siempre de ellos. átalos a tus manos…, póntelos en la frente, entre tus ojos; escríbelos en los postes de tu casa y en tus puertas…”8 La Ley era la expresión de la voluntad de Yahvé, y, por eso, el fiel israelita debía meditar constantemente sobre sus prescripciones para descubrir sus insinuaciones más mínimas. Esta preocupación nomística caracteriza la literatura sapiencial posterior.
El premio a su solicitud por amoldar la conducta a la Ley son las bendiciones de todo orden, que harán prosperar al justo como árbol plantado a la vera del arroyo. En el A.T. se compara muchas veces al hombre con los árboles 9 e incluso con un jardín 10 bien regado n. El salmista aquí juega con el mismo símil. Como el árbol plantado junto a las corrientes de las aguas se desarrolla vigoroso y pronto – en contraposición al plantado en tierra esteparia -, así el justo, que confía y vive conforme a la Ley divina, es protegido y prospera por la bendición de Dios 12. Afincado en el camino de la virtud, da frutos ubérrimos a su tiempo, y su lozanía permanece largo tiempo sin marchitarse. En el Sal 91:13 se dice que el “justo florecerá como la palma y se multiplicará como el cedro del Líbano.” La Ley de Yahvé da vigor espiritual y lozanía también en el orden material, pues colma de bendiciones a sus predilectos, que son los que van por su senda. En cambio, los impíos se marchitarán como paja llevada por el viento.
La senda del pecador (4-6).
4 No así los impíos 13, sino que son como paja que arrebata el viento 14. 5 Por eso no prevalecerán los impíos en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos. 6 Pues conoce Yahvé el camino de los justos, pero la senda de los pecadores acaba mal.
La contraposición con la suerte de los justos es clara, pues los impíos llevarán una vida lánguida y sin sentido, empujados como paja arrebatada por el viento. El salmista aquí juega con otro símil: los justos son como el trigo que permanece en la era, mientras que los impíos, sin consistencia, son aventados como tamo de la era. En la literatura bíblica es corriente la comparación de los enemigos de Israel y de los pecadores con la paja arrebatada por el viento de la justicia divina 15.
La inconsistencia de los impíos se demostrará particularmente en el momento de presentarse ante el juicio discrirninador de Dios (v. 5). La mente del salmista parece que se traslada a los tiempos mesiánicos, precedidos del juicio solemne de Dios. Los pecadores no podrán salvar la gran prueba de este juicio y, por tanto, no prevalecerán ni tendrán acceso después a la congregación de los santos 10, es decir, no participarán de la nueva ciudadanía de la teocracia me-siánica, a la que tendrán acceso sólo los que han vivido conforme a la Ley de Dios. El juicio discriminatorio es el “día de Yahvé,” del que tantas veces hablan los profetas 17, es decir, el día de la manifestación justiciera de Dios para purificar la sociedad israelita, de la que se salvará solo un “resto” 18, del que a su vez surgirá la nueva teocracia esplendente de los justos.
En definitiva, el juicio discriminatorio depende de la voluntad de Dios, que conoce, es decir, aprueba y se preocupa del camino de los justos19, mientras que desconoce o desaprueba la senda de los impíos, que necesariamente tendrán un fin desastroso. Dios termina por castigar al pecador y premiar al de recto proceder; sobre todo, los justos tendrán acceso al reino mesiánico, mientras que los impíos no podrán aguantar el juicio discriminador que le precederá. Esta perspectiva es netamente “sapiencial” y refleja la mentalidad de los últimos siglos del judaismo anterior a Cristo. “El autor depende, en su manera de exponer el problema moral, de los ‘sabios’ que han escrito una parte del libro de los Proverbios 20; su doctrina de la retribución, con la mención del juicio y de la comunidad de los justos, es la de los profetas…; en fin, el color de legalismo que añade hace de su obra, tan corta, una especie de confluente al que se juntan tres corrientes que en esta época dominaban el pensamiento judío. Formado, por una parte, de fórmulas prestadas, el estilo no tiene nada de original y brillante… Pero esta composición un poco artificial tiene el mérito de resumir de manera clara y firme las grandes lecciones religiosas y morales que se deducen de los Salmos en general, y bajo este título era digno de constituir el prólogo de una de las colecciones, si no de la totalidad del Salterio.” 21
Los Santos Padres han destacado el valor doctrinal del salmo, pues se encarece la justicia divina, que premia al justo y castiga al pecador. Si bien la perspectiva del salmista no se orienta hacia la retribución en ultratumba, sin embargo, conformándose con la concepción corriente en Israel, está seguro de que la justicia divina se manifestará en esta vida, sobre todo en los tiempos mesiánicos, a los que no tendrían acceso los impíos, pecadores y mofadores de la Ley divina. En el Oficio divino, este salmo abre el primer nocturno del oficio dominical, invitando al sacerdote a meditar y ser fiel a la Ley del Señor, ya dentro de la perspectiva trascendente evangélica. Los Salmos representan un estadio de revelación superado por el mensaje evangélico, pero pueden recibir un sentido superior conforme a la nueva perspectiva, y así servir de alimento espiritual a las almas.
1 Prov 10,3.7; Sal 2:21.22. – 2 Pro 10:7; Sal 2:21. – 3 Act 13:33- – 4 Pro 1:7. – 5 La Vg, siguiendo a los LXX, traduce “ín cathedra pestilentiae.” – 6 La expresión “bienaventurados” es corriente en el Salterio y en los Proverbios; Jesús la utiliza en el sermón de la Montaña (Mat 5:33). – 7 E. Podechard, Le Psautier (Lyón 1949) 10. – 8 Deu 6:75; Deu 11:18s; Sal 19.83. – 9 Cf. Jer 11:193; Eze 17:33; Eze 19:19; Sal 52.10; 92.:13. – 10 Isa 58:11. – 11 Job 29:13. – 12 Gf. Dt 7,i2s. – 13 Los LXX y la Vg repiten al final “no así,” lo que da más fuerza a la frase; y por eso no pocos exegetas la retienen. – 14 Los LXX y Vg añaden: “a facie terrae”; pero la adición recarga el ritmo. – 15 Isa 17:13; Isa 29:5; Isa 41:15s; Sal 13:3; Sal 35:5; Job 21:18; Jer 4:11-12. – 16 Cf. Isa 65:8-10; Isa 66:10-11.18-23; Mal 3:5. – 17 Amo 5:18.20; Sof 1:7-15; Isa 34:8. – 18 Amo 5:15; Rev 19:17. – 19 Cf. Gen 18:19; Amo 3:2; Sal 13:5; Nah 1:7. – 20 Prov c. 10-22. – 21 E. Podechard, O.C., 12.
Fuente: Biblia Comentada
El libro de Salmos
TítuloLa colección entera de Salmos se titula «Alabanzas» en el texto hebreo. Más adelante, los rabinos frecuentemente lo designaron «El libro de Alabanzas». La Septuaginta (LXX), la traducción griega del AT, lo tituló «Salmos» (cp. «El libro de Salmos» en el NT: Luc 20:42; Hch 1:20). El verbo griego de donde el sustantivo «salmos» viene en esencia denota «jalar o tañer (rascar) cuerdas», por lo tanto una asociación con acompañamiento musical se implica. El título en castellano se deriva del término griego y su contexto. Los Salmos constituyeron el «libro de himnos» antiguo de Israel, inspirado por Dios (2Ti 3:16), el cual definía el espíritu y contenido apropiados de adoración.
Hay ciento dieciséis salmos que tienen sobrescritos o «títulos». El texto hebreo incluye estos títulos con los versos mismos. Cuando los títulos son analizados individualmente y estudiados como un fenómeno general, hay indicaciones significativas de que fueron colocados como apéndices a sus salmos respectivos poco tiempo después de su composición y que contienen información confiable (cp. Luc 20:42).
Estos títulos brindan diferentes tipos de información tal como el autor, dedicación, ocasión histórica, asignatura litúrgica a un director de adoración, instrucciones litúrgicas (p. ej. qué tipo de canción es, sea para tener acompañamiento musical, y qué tono usar), además de otras instrucciones técnicas de significado incierto debido a su gran antigüedad. Una preposición hebrea pequeña añadida aparece en la mayoría de los títulos de los Salmos. Puede expresar diferentes relaciones, p. ej. «de», «desde», «por», «a», «para», «en referencia a», «acerca de». Algunas veces ocurre más de una vez, aún en títulos cortos, normalmente supliendo información tal como «de», o «por», persona X … «a», o «para» persona Y. No obstante, esta pequeña preposición con mayor frecuencia indica quién es el autor de un salmo, sea «de» David, el talentoso salmista de Israel, o «por» Moisés, Salomón, Asaf o los hijos de Coré.
Autor y fecha
Desde la perspectiva divina, el Salterio apunta a Dios como su autor. Viendo a los autores desde el punto de vista humano uno puede identificar a un grupo de más de siete compositores. El rey David escribió por lo menos setenta y cinco de los ciento cincuenta salmos; los hijos de Coré son responsables por diez (Sal 42:1-11; Sal 44:1-26; Sal 45:1-17; Sal 46:1-11; Sal 47:1-9; Sal 48:1-14; Sal 49:1-20; Sal 84:1-12; Sal 85:1-13; Sal 87:1-7); y Asaf contribuyó con doce (Sal 50:1-23; Sal 73:1-28; Sal 74:1-23; Sal 75:1-10; Sal 76:1-12; Sal 77:1-20; Sal 78:1-72; Sal 79:1-13; Sal 80:1-19; Sal 81:1-16; Sal 82:1-8; Sal 83:1-18). Otros autores incluyeron a Salomón (Sal 72:1-20; Sal 127:1-5), Moisés (Sal 90:1-17), Hemán (Sal 88:1-18) y Etán (Sal 89:1-52). Los cuarenta y ocho salmos restantes permanecen siendo anónimos en lo que a su autor concierne, aunque se piensa que Esdras es autor de algunos. El rango de tiempo de los Salmos se extiende de Moisés, alrededor del 1410 a.C. (Sal 90:1-17), a la última parte del siglo sexto o principios del siglo quinto a.C., el período postexílico (Sal 126:1-6), el cual cubre unos novecientos años de historia judía.
Contexto histórico
El escenario de los salmos es doble: 1) los hechos de Dios en la creación y la historia, y 2) la historia de Israel. Históricamente, los salmos varían en tiempo desde el origen de la vida a los gozos postexílicos de los judíos liberados de Babilonia. Temáticamente, los salmos cubren un amplio espectro de tópicos, que van de la adoración celestial a la guerra terrenal. Los salmos recolectados forman el libro más largo en la Biblia y el libro del AT que se cita con mayor frecuencia en el NT. El Sal 117:1-2 representa el capítulo que marca la mitad (de 1.189) en la Biblia. El Sal 119:1-176 es el capítulo más largo en toda la Biblia. A lo largo de las edades, los salmos han retenido su propósito original primario, el cual es producir la alabanza y adoración apropiadas a Dios.
Temas históricos y teológicos
El tema básico de los Salmos es vivir la vida real en el mundo real, donde dos dimensiones operan simultáneamente: 1) una realidad horizontal o temporal, y 2) una realidad vertical o trascendental. Sin negar el dolor de la dimensión terrenal, el pueblo de Dios debe vivir con gozo y dependiente de la persona divina y promesas que permanecen firmes detrás de la dimensión celestial / eterna. Todos los ciclos de problemas y triunfos humanos proveen ocasiones para expresar quejas humanas, confianza, oraciones o alabanza al Señor soberano de Israel.
A la luz de esto, el libro de los Salmos presenta una amplia gama de teología, prácticamente envuelta en una realidad diaria. La pecaminosidad del hombre es documentada concretamente, no solo a través de los patrones de conducta del impío, sino también por los tropiezos periódicos de los creyentes. La soberanía de Dios es reconocida por todos lados, pero no a expensas de la responsabilidad humana genuina. Frecuentemente la vida parece estar fuera de control y sin embargo, todos los acontecimientos y situaciones son entendidos a la luz de la providencia divina como estando en el camino correcto de acuerdo al tiempo de Dios. Vistazos alentadores de un «día de Dios» futuro motivan el llamado a la perseverancia hasta el fin. Este libro de alabanza manifiesta una teología muy práctica.
Un fenómeno comúnmente malentendido en los Salmos es la asociación que con frecuencia se desarrolla entre el «uno» (el salmista) y los «muchos» (el pueblo teocrático). Casi todos estos casos ocurren en los salmos del rey David. Hubo una relación inseparable entre el gobernante mediador y su pueblo; como iba la vida para el rey, así iba para el pueblo. Además, algunas veces esta unión explica la relación aparente entre el salmista y Cristo en los salmos mesiánicos (o porciones mesiánicas de ciertos salmos). Los llamados salmos imprecatorios (que pronuncian maldición) pueden ser mejor entendidos con esta perspectiva. Como el representante mediador de Dios en la tierra, David oró por juicio sobre sus enemigos, debido a que estos enemigos no solo lo estaban lastimando a él, sino que primordialmente estaban lastimando al pueblo de Dios. En términos definitivos, desafiaron al Rey de reyes, el Dios de Israel.
Retos de interpretación
Es útil reconocer ciertos géneros o tipos literarios que continuamente ocurren en el Salterio. Algunos de los más obvios son: 1) el tipo de sabiduría con instrucciones para vivir correctamente; 2) patrones de lamentación que tienen que ver con los dolores de la vida (normalmente surgiendo de los enemigos de afuera); 3) salmos penitenciales (en su mayoría lidiando con el «enemigo» adentro, esto es, pecado); 4) énfasis de reyes (universal o de mediador; teocrático o gobierno mesiánico); y 5) salmos de gratitud. Una combinación de estilo y tema ayuda a identificar tales tipos cuando aparecen.
La característica literaria más sobresaliente de los salmos es que todos ellos son poesía por excelencia. A diferencia de la mayoría de la poesía en castellano, la cual está basada en ritmo y metro, la poesía hebrea se caracteriza esencialmente por paralelismos lógicos. Algunos de los tipos más importantes de paralelismos son: 1) sinónimos (el pensamiento de la primera línea vuelve a ser afirmado con conceptos similares en la segunda línea, p. ej. Sal 2:1); 2) antitético (el pensamiento de la segunda línea es contrastado con la primera, p. ej. Sal 1:6); 3) climático (la segunda y líneas subsecuentes retoman una palabra, frase o concepto crucial y la extienden en un formato escalonado, p. ej. Sal 29:1-2); y 4) quiástico o introvertido (las unidades lógicas son desarrolladas en un patrón A … B … B′ … A′ …, p. ej. el Sal 1:2).
En una escala más grande, algunos salmos en su desarrollo del primer al último versículo emplean un arreglo acróstico o alfabético. Los Sal 9:1-20; Sal 10:1-18; Sal 25:1-22; Sal 34:1-22; Sal 37:1-40; Sal 111:1-10; Sal 112:1-10; Sal 119:1-176 y el Sal 145:1-21 son reconocidos como acrósticos completos o incompletos. En el texto hebreo, la primera letra de la primera palabra de cada versículo comienza con una consonante hebrea diferente, la cual avanza en orden alfabético hasta que las veintidós consonantes son cubiertas. Tal vehículo literario sin duda alguna ayudaba en la memorización del contenido y servía para indicar que su tema en particular había sido cubierto de la «A a la Z». El Sal 119:1-176 sobresale como el ejemplo más completo de esta herramienta, debido a que la primera letra de cada uno de sus veintidós párrafos de ocho versículos cubre completamente el alfabeto hebreo.
Bosquejo
Los ciento cincuenta salmos canónicos fueron organizados hace mucho tiempo atrás en cinco «libros». Cada uno de estos libros termina con una doxología (Sal 41:13; Sal 72:18-20; Sal 89:52; Sal 106:48; Sal 150:6). La tradición judía apeló al número cinco y decía que estas divisiones hacían eco al Pentateuco, esto es, los cinco libros de Moisés. Es verdad que hay grupos de salmos, tales como
1) aquellos unidos por una asociación con un individuo o grupo (p. ej. «Los hijos de Coré», Sal 42:1-11; Sal 43:1-5; Sal 44:1-26; Sal 45:1-17; Sal 46:1-11; Sal 47:1-9; Sal 48:1-14; Sal 49:1-20; Asaf, Sal 73:1-28; Sal 74:1-23; Sal 75:1-10; Sal 76:1-12; Sal 77:1-20; Sal 78:1-72; Sal 79:1-13; Sal 80:1-19; Sal 81:1-16; Sal 82:1-8; Sal 83:1-18);
2) aquellos dedicados a una función en particular (p. ej. «Cántico gradual», Sal 120:1-7; Sal 121:1-8; Sal 122:1-9; Sal 123:1-4; Sal 124:1-8; Sal 125:1-5; Sal 126:1-6; Sal 127:1-5; Sal 128:1-6; Sal 129:1-8; Sal 130:1-8; Sal 131:1-3; Sal 132:1-18; Sal 133:1-3; Sal 134:1-3), o
3) aquellos dedicados explícitamente a la alabanza en la adoración (Sal 146:1-10; Sal 147:1-20; Sal 148:1-14; Sal 149:1-9; Sal 150:1-6). Pero ninguna clave de configuración abre el «misterio» del tema de organización de este arreglo de cinco libros. Por lo tanto, no hay estructura temática que se pueda identificar en la colección entera de salmos. Una breve introducción y bosquejo para cada salmo aparecerá con las notas de estudio correspondientes.
ANEXOS.
Tipos de salmos
Tipo | Salmos | Acto de adoración |
Lamento personal y en grupo | Sal 3:1-8; Sal 4:1-8; Sal 5:1-12; Sal 6:1-10; Sal 7:1-17; Sal 12:1-8; Sal 13:1-6; Sal 22:1-31; Sal 25:1-22; Sal 26:1-12; Sal 27:1-14; Sal 28:1-9; Sal 35:1-28; Sal 38:1-22; Sal 39:1-13; Sal 40:1-17; Sal 42:1-11; Sal 43:1-5; Sal 44:1-26; Sal 51:1-19; Sal 54:1-7; Sal 55:1-23; Sal 56:1-13; Sal 57:1-11; Sal 59:1-17; Sal 60:1-12; Sal 61:1-8; Sal 63:1-11; Sal 64:1-10; Sal 69:1-36; Sal 70:1-5; Sal 71:1-24; Sal 74:1-23; Sal 79:1-13; Sal 80:1-19; Sal 83:1-18; Sal 85:1-13; Sal 86:1-17; Sal 88:1-18; Sal 90:1-17; Sal 102:1-28; Sal 109:1-31; Sal 120:1-7; Sal 123:1-4; Sal 130:1-8; Sal 140:1-13; Sal 141:1-10; Sal 142:1-7; Sal 143:1-12 | Expresa necesidad de la liberación de Dios |
Acción de gracias | Sal 8:1-9; Sal 18:1-50; Sal 19:1-14; Sal 29:1-11; Sal 30:1-12; Sal 32:1-11; Sal 33:1-22; Sal 34:1-22; Sal 36:1-12; Sal 40:1-17; Sal 41:1-13; Sal 66:1-20; Sal 103:1-22; Sal 104:1-35; Sal 105:1-45; Sal 106:1-48; Sal 111:1-10; Sal 113:1-9; Sal 116:1-19; Sal 117:1-2; Sal 124:1-8; Sal 129:1-8; Sal 135:1-21; Sal 136:1-26; Sal 138:1-8; Sal 139:1-24; Sal 146:1-10; Sal 147:1-20; Sal 148:1-14; Sal 150:1-6 | Recuerda las bendiciones de Dios Expresa gratitud |
Coronación | Sal 47:1-9; Sal 93:1-5; Sal 96:1-13; Sal 97:1-12; Sal 98:1-9; Sal 99:1-9 | Describe el dominio soberano de Dios |
Peregrinaje | Sal 43:1-5; Sal 46:1-11; Sal 48:1-14; Sal 76:1-12; Sal 84:1-12; Sal 87:1-7; Sal 120:1-7; Sal 121:1-8; Sal 122:1-9; Sal 123:1-4; Sal 124:1-8; Sal 125:1-5; Sal 126:1-6; Sal 127:1-5; Sal 128:1-6; Sal 129:1-8; Sal 130:1-8; Sal 131:1-3; Sal 132:1-18; Sal 133:1-3; Sal 134:1-3 | Establece un estado de adoración |
Real | Sal 2:1-12; Sal 18:1-50; Sal 20:1-9; Sal 21:1-13; Sal 45:1-17; Sal 72:1-20; Sal 89:1-52; Sal 101:1-8; Sal 110:1-7; Sal 132:1-18; Sal 144:1-15 | Retrata a Cristo el gobernante soberano |
Sabiduría | Sal 1:1-6; Sal 37:1-40; Sal 119:1-176 | Instruye en la voluntad de Dios |
Imprecatorio | Sal 7:1-17; Sal 35:1-28; Sal 40:1-17; Sal 55:1-23; Sal 58:1-11; Sal 59:1-17; Sal 69:1-36; Sal 79:1-13; Sal 109:1-31; Sal 137:1-9; Sal 139:1-24; Sal 144:1-15 | Invoca la ira y el juicio de Dios en contra de sus enemigos |
Contexto histórico de los salmos escritos por David
Salmo | Contexto histórico | Texto del AT |
Sal 3:1-8 | cuando David huyó de Absalón su hijo | 2Sa 15:13-17 |
Sal 7:1-17 | con respecto a las palabras de Cus un benjamita | 2Sa 16:5; 2Sa 19:16 |
Sal 18:1-50 | el día en el que el Señor libró a David de sus enemigos / Saúl | 2Sa 22:1-51 |
Sal 30:1-12 | en la dedicación de la casa de David | 2Sa 5:11-12; 2Sa 6:17 |
Sal 34:1-22 | cuando David aparentó estar loco frente Abimelec | 1Sa 21:10-15 |
Sal 51:1-19 | cuando Natán confrontó a David por su pecado con Betsabé | 2Sa 12:1-14 |
Sal 52:1-9 | cuando Doeg edomita advirtió a Saúl acerca de David | 1Sa 22:9-10 |
Sal 54:1-7 | cuando los zifitas advirtieron a Saúl acerca de David | 1Sa 23:19 |
Sal 56:1-13 | cuando los filisteos capturaron a David en Gat | 1Sa 21:10-11 |
Sal 57:1-11 | cuando David huyó de Saúl a la cueva | 1Sa 22:1; 1Sa 24:3 |
Sal 59:1-17 | cuando Saúl envió hombres para vigilar la casa para matar a David | 1Sa 19:11 |
Sal 60:1-12 | cuando David peleó contra Mesopotamia y Siria | 2Sa 8:3; 2Sa 8:13 |
Sal 63:1-11 | cuando David estaba en el desierto de Judea | 1Sa 23:14; o 2Sa 15:23-28 |
Sal 142:1-7 | cuando David estaba en una cueva | 1Sa 22:1; 1Sa 24:3 |
Profecías mesiánicas en los salmos
Profecía | Salmo | Cumplimiento |
1. Dios anunciará que Cristo es su Hijo | Sal 2:7 | Mat 3:17; Hch 13:33; Heb 1:5 |
2. Todas las cosas serán colocadas bajo los pies de Cristo | Sal 8:6 | 1Co 15:27; Heb 2:8 |
3. Cristo será resucitado de la tumba | Sal 16:10 | Mar 16:6-7; Hch 13:35 |
4. Dios desamparará a Cristo en su momento de agonía | Sal 22:1 | Mat 27:46; Mar 15:34 |
5. Cristo será objeto de escarnio y ridículo | Sal 22:7-8 | Mat 27:39-43; Luc 23:35 |
6. Las manos y pies de Cristo serán perforados | Sal 22:16 | Jua 20:25; Jua 20:27; Hch 2:23 |
7. Apostarán por la ropa de Cristo | Sal 22:18 | Mat 27:35-36 |
8. Ni uno de los huesos de Cristo será quebrado | Sal 34:20 | Jua 19:32-33; Jua 19:36 |
9. Cristo será aborrecido injustamente | Sal 35:19 | Jua 15:25 |
10. Cristo vendrá para hacer la voluntad de Dios | Sal 40:7-8 | Heb 10:7 |
11. Cristo será traicionado por un amigo | Sal 41:9 | Jua 13:18 |
12. El trono de Cristo será eterno | Sal 45:6 | Heb 1:8 |
13. Cristo ascenderá al cielo | Sal 68:18 | Efe 4:8 |
14. El celo por el templo de Dios consumirá a Cristo | Sal 69:9 | Jua 2:17 |
15. A Cristo se le ofrecerá vinagre y hiel | Sal 69:21 | Mat 27:34; Jua 19:28-30 |
16. El que traicione a Cristo será reemplazado | Sal 109:8 | Hch 1:20 |
17. Los enemigos de Cristo se postrarán ante Él | Sal 110:1 | Hch 2:34-35 |
18. Cristo será un sacerdote como Melquisedec | Sal 110:4 | Heb 5:6; Heb 6:20; Heb 7:17 |
19. Cristo será la principal piedra del ángulo | Sal 118:22 | Mat 21:42; Hch 4:11 |
20. Cristo vendrá en el nombre del Señor | Sal 118:26 | Mat 21:9 |
Figuras de Dios en los salmos
Figuras de Dios como | Referencia en los salmos |
Escudo | Sal 3:3; Sal 28:7; Sal 119:114 |
Roca | Sal 18:2; Sal 42:9; Sal 95:1 |
Rey | Sal 5:2; Sal 44:4; Sal 74:12 |
Pastor | Sal 23:1; Sal 80:1 |
Juez | Sal 7:11 |
Refugio | Sal 46:1; Sal 62:7 |
Fortaleza | Sal 31:3; Sal 71:3 |
Vengador | Sal 26:1 |
Creador | Sal 8:1; Sal 8:6 |
Libertador | Sal 37:39-40 |
Sanador | Sal 30:2 |
Protector | Sal 5:11 |
Proveedor | Sal 78:23-29 |
Redentor | Sal 107:2 |
_____
La unción del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento |
En el Antiguo Testamento Israel tuvo mediadores que se encontraban entre Dios y su pueblo. Para capacitar a los mediadores del AT, el Espíritu Santo dio capacidad administrativa especial para llevar a cabo la administración de la nación, y capacidades militares que hicieron posible que pudieran derrotar a los enemigos de la teocracia. El Señor ungió primero a Moisés con este ministerio del Espíritu y después, en una escena verdaderamente dramática, tomó algo de este ministerio del Espíritu y lo compartió con los setenta ancianos. De esta manera fueron capacitados para ayudar a Moisés en la administración de Israel (Núm 11:17-25). También Josué (Deu 34:9), los jueces (Jue 3:10; Jue 6:34) y los reyes de la Israel unida y del reino del sur fueron ungidos con este ministerio especial del Espíritu. Por ejemplo, cuando el Espíritu del Señor vino sobre el rey Saúl, Dios «le mudó … su corazón» (1Sa 10:6-10). Esto no quiere decir que en este momento de su vida él fue regenerado, sino que se le dio la capacidad de ser un rey. Más tarde la unción teocrática fue tomada de Saúl y dada a David (1Sa 16:1-14). A partir de ese momento, Saúl se volvió un líder totalmente incapaz. Sin duda alguna, el rey David tenía este ministerio especial del Espíritu en mente en su oración de arrepentimiento en el Sal 51:1-19. Él no temía perder su salvación cuando oró: «no quites de mí tu santo Espíritu» (Sal 51:11), sino que más bien estaba preocupado porque Dios quitara esta sabiduría espiritual y capacidad administrativa de él. En el pasado David había visto tal tragedia en la vida de Saúl cuando ese rey de Israel perdió la unción del Espíritu Santo. David entonces le estaba rogando a Dios que no quitara su mano como guía. El rey Salomón también se percató de su incapacidad juvenil al principio de su reinado y le pidió a Dios que le diera sabiduría especial para administrar a Israel. Dios se agradó grandemente de esta petición y concedió al joven una medida extra (1Re 3:7-12; 1Re 3:28; 1Re 4:29-34). Aunque el AT no dice nada en referencia a los reyes que vinieron después de Salomón, es probable que la unción teocrática del Espíritu vino sobre todos los descendientes de David en relación con el pacto davídico. Cuando la teocracia dejó de existir al ser llevada Judá a la cautividad y el último rey davídico fue despojado de su autoridad, la unción teocrática ya no fue dada (Eze 8:1-18; Eze 9:1-11; Eze 10:1-22; Eze 11:1-25). Por otro lado, los reyes de las tribus del norte, siendo en esencia apóstatas y no parte de la línea davídica, nunca tuvieron el beneficio de este ministerio especial del Espíritu. |
Cristo en los salmos (Luc 24:44)
Salmo | Cita del NT | Importancia |
Sal 2:1-12 | Hch 4:25-26; Hch 13:33; Heb 1:5; Heb 5:5 | Encarnación, crucifixión, resurrección |
Sal 8:3-8 | 1Co 15:27-28; Efe 1:22; Heb 2:5-10 | Creación |
Sal 16:8-11 | Hch 2:24-31; Hch 13:35-37 | Muerte, resurrección |
Sal 22:1-31 | Mat 27:35-46; Jua 19:23-24; Heb 2:12; Heb 5:5 | Encarnación, crucifixión, resurrección |
Sal 40:6-8 | Heb 10:5-9 | Encarnación |
Sal 41:9 | Jua 13:18; Jua 13:21 | Traición |
Sal 45:6-7 | Heb 1:8-9 | Deidad |
Sal 68:18 | Efe 4:8 | Ascensión, coronación |
Sal 69:20-21; Sal 69:25 | Mat 27:34; Mat 27:48; Hch 1:15-20 | Traición, crucifixión |
Sal 72:6-17 | Reinado milenario | |
Sal 78:1-2; Sal 78:15 | Mat 13:35; 1Co 10:4 | Teofanía, ministerio terrenal de enseñanza |
Sal 89:3-37 | Hch 2:30 | Reinado milenario |
Sal 102:25-27 | Heb 1:10-12 | Creación, eternalidad |
Sal 109:6-19 | Hch 1:15-20 | Traición |
Sal 110:1-7 | Mat 22:43-45; Hch 2:33-35; Heb 1:13; Heb 5:6-10; Heb 6:20; Heb 7:24 | Deidad, ascensión, sacerdocio celestial, reinado milenario |
Sal 118:22-23 | Mat 21:42; Mar 12:10-11; Luc 20:17; Hch 4:8-12; 1Pe 2:7 | Rechazado como Salvador |
Sal 132:12-18 | Hch 2:30 | Reinado milenario |
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Bienaventurado. Desde la perspectiva del individuo, se trata de un profundo gozo y contentamiento en Dios. Desde la perspectiva de la comunidad creyente, se refiere a un favor redentor (cp. las bendiciones y maldiciones de Deu 27:11-26; Deu 28:1-6). no anduvo … Ni estuvo … Ni … se ha sentado. El hombre «bienaventurado» (cp. Mat 5:3-11) es descrito primero como uno que evita asociaciones como éstas que constituyen un ejemplo del tirón gradual del pecado hacia abajo.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Este salmo de sabiduría en esencia opera como una introducción al libro entero de los Salmos. Su tema es tan grande como la Biblia entera porque habla de personas, caminos, y destinos finales (para un parelelo significativo vea Jer 17:5-8). Mediante dos ciclos de contraste, el Sal 1:1-6 separa a toda la gente en su categoría espiritual respectiva:
I. Por observación, toda la gente es separada éticamente (Sal 1:1-4).
A. Un retrato de los piadosos (Sal 1:1-3).
B. Un retrato de los impíos (Sal 1:4).
II. Por resultado, toda la gente es separada judicialmente (Sal 1:5-6).
A. El fracaso de la gente impía (Sal 1:5).
B. El fruto de sus estilos de vida (Sal 1:6).
1. Reconocimiento de los piadosos (Sal 1:6 a).
2. Ruina de los impíos (Sal 1:6 b).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Nota del editor; Esta sección pertenece LA ETAPA DEL REINO UNIDO (1 de Samuel 8-31; 2 de Samuel; 1 de Reyes 1-11; 1 de Crónicas; 2 de Crónicas 1-9; Salmos; Proverbios; Eclesiastés; Cantar de los Cantares)
Los escritos de esta etapa
I. Los Salmos. Hay tres maneras de estudiar los Salmos: (1) por división del libro; (2) por autores; y (3) por asuntos.
A. Por división del libro (cada una termina con una doxología).
Del Sal 1:1-6 al Sal 41:1-13 (corresponden con Génesis). La palabra clave es hombre.
«Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado» (Sal 1:1).
«Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?» (Sal 8:4).
«¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger» (Sal 25:12).
«Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él» (Sal 34:8).
«¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien» (Sal 34:12).
«Por Jehová son ordenados los caminos del hombre, y él aprueba su camino» (Sal 37:23).
«Considera al íntegro, y mira al justo: porque hay un final dichoso para el hombre de paz» (Sal 37:37).
«Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira» (Sal 40:4).
Del Sal 42:1-11 al Sal 72:1-20 (corresponden con Éxodo). La palabra clave es liberación.
«E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás» (Sal 50:15).
«Porque él me ha librado de toda angustia, y mis ojos han visto la ruina de mis enemigos» (Sal 54:7).
«Porque has librado mi alma de la muerte, y mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven» (Sal 56:13).
«Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío; ponme a salvo de los que se levantan contra mí» (Sal 59:1).
«Sácame del lodo, y no sea yo sumergido; sea yo libertado de los que me aborrecen, y de lo profundo de las aguas» (Sal 69:14).
Socórreme y líbrame en tu justicia; inclina tu oído y sálvame« (Sal 71:2).
«Porque él librará al menesteroso que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra» (Sal 72:12).
Del Sal 73:1-28 al Sal 89:1-52 (corresponden con Levítico). La palabra clave es santuario.
«Hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos» (Sal 73:17).
«Han puesto a fuego tu santuario, han profanado el tabernáculo de tu nombre, echándolo a tierra» (Sal 74:7).
«Oh, Dios, santo es tu camino; ¿qué Dios es grande como nuestro Dios?» (Sal 77:13).
«Edificó su santuario a manera de eminencia, como la tierra que cimentó para siempre» (Sal 78:69).
Del Sal 90:1-17 al Sal 106:1-48 (corresponden con Números). Las palabras clave son inquietud, peregrinación. (Véanse los caps. Sal 90:1-17 y Sal 106:1-48.)
Del Sal 107:1-43 al Sal 150:1-6 (corresponden con Deuteronomio). La frase clave es Palabra de Dios. (Véase Sal 119:1-176.)
B. Por autores.
1. David.
a. Salmos del pastor: Sal 8:1-9; Sal 19:1-14; Sal 23:1-6; Sal 29:1-11; Sal 144:1-15.
b. Salmos penitenciales: Sal 32:1-11; Sal 38:1-22; Sal 51:1-19.
c. Salmos de sufrimiento:
Sal 3:1-8 AL Sal 7:1-17,
Sal 11:1-7 AL Sal 14:1-7,
Sal 17:1-15; Sal 22:1-31,
Sal 25:1-22 AL Sal 28:1-9,
Sal 31:1-24; Sal 34:1-22; Sal 35:1-28; Sal 39:1-13; Sal 40:1-17; Sal 41:1-13.
Sal 53:1-6 AL Sal 59:1-17,
Sal 61:1-8 AL Sal 64:1-10,
Sal 69:1-36; Sal 70:1-5; Sal 86:1-17; Sal 109:1-31,
Sal 140:1-13 AL Sal 143:1-12.
d. Salmos de satisfacción: Sal 2:1-12; Sal 9:1-20; Sal 15:1-5; Sal 16:1-11; Sal 18:1-50; Sal 20:1-9; Sal 21:1-13; Sal 24:1-10; Sal 30:1-12; Sal 36:1-12; Sal 37:1-40; Sal 52:1-9; Sal 60:1-12; Sal 65:1-13; Sal 68:1-35; Sal 72:1-20; Sal 95:1-11; Sal 101:1-8; Sal 103:1-22; Sal 105:1-45; Sal 108:1-13; Sal 110:1-7; Sal 122:1-9; Sal 124:1-8; Sal 131:1-3; Sal 133:1-3; Sal 138:1-8; Sal 139:1-24; Sal 145:1-21.
2. Coré: Sal 42:1-11, Sal 44:1-26; Sal 45:1-17; Sal 46:1-11; Sal 47:1-9; Sal 48:1-14; Sal 49:1-20; Sal 84:1-12; Sal 85:1-13; Sal 87:1-7.
3. Asaf: Sal 50:1-23; Sal 73:1-28; Sal 74:1-23; Sal 75:1-10; Sal 76:1-12; Sal 77:1-20; Sal 78:1-72; Sal 79:1-13; Sal 80:1-19; Sal 81:1-16; Sal 82:1-8; Sal 83:1-18.
4. Hernán: Sal 88:1-18.
5. Etán: Sal 89:1-52.
6. Salomón: Sal 127:1-5.
7. Moisés: Sal 90:1-17.
8. Ezequías: Sal 120:1-7; Sal 121:1-8; Sal 123:1-4; Sal 125:1-5; Sal 126:1-6; Sal 128:1-6; Sal 129:1-8; Sal 130:1-8; Sal 132:1-18; Sal 134:1-3.
9. Anónimos: Sal 1:1-6; Sal 10:1-18; Sal 33:1-22; Sal 43:1-5; Sal 66:1-20; Sal 67:1-7; Sal 71:1-24; Sal 91:1-16; Sal 92:1-15; Sal 93:1-5; Sal 94:1-23; Sal 96:1-13; Sal 97:1-12; Sal 98:1-9; Sal 99:1-9; Sal 100:1-5; Sal 102:1-28; Sal 104:1-35; Sal 106:1-48; Sal 107:1-43; Sal 111:1-10; Sal 112:1-10; Sal 113:1-9; Sal 114:1-8; Sal 115:1-18; Sal 116:1-19; Sal 117:1-2; Sal 118:1-29; Sal 119:1-176; Sal 135:1-21; Sal 136:1-26; Sal 137:1-9; Sal 146:1-10; Sal 147:1-20; Sal 148:1-14; Sal 149:1-9; Sal 150:1-6.
C. Por asuntos.
1. Salmos devocionales: Sal 4:1-8; Sal 9:1-20; Sal 12:1-8; Sal 13:1-6; Sal 14:1-7; Sal 16:1-11; Sal 17:1-15; Sal 18:1-50; Sal 19:1-14; Sal 22:1-31; Sal 23:1-6; Sal 24:1-10; Sal 27:1-14; Sal 30:1-12; Sal 31:1-24; Sal 33:1-22; Sal 34:1-22; Sal 35:1-28; Sal 37:1-40; Sal 40:1-17; Sal 42:1-11; Sal 43:1-5; Sal 46:1-11; Sal 50:1-23; Sal 55:1-23; Sal 56:1-13; Sal 61:1-8; Sal 62:1-12; Sal 63:1-11; Sal 66:1-20; Sal 68:1-35; Sal 69:1-36; Sal 71:1-24; Sal 73:1-28; Sal 75:1-10; Sal 76:1-12; Sal 77:1-20; Sal 80:1-19; Sal 81:1-16; Sal 84:1-12; Sal 85:1-13; Sal 88:1-18; Sal 90:1-17; Sal 91:1-16; Sal 94:1-23; Sal 95:1-11; Sal 100:1-5; Sal 103:1-22; Sal 106:1-48; Sal 107:1-43; Sal 111:1-10; Sal 115:1-18; Sal 116:1-19; Sal 118:1-29; Sal 119:1-176; Sal 122:1-9; Sal 123:1-4; Sal 126:1-6; Sal 133:1-3; Sal 136:1-26; Sal 138:1-8; Sal 139:1-24; Sal 141:1-10; Sal 142:1-7; Sal 144:1-15; Sal 147:1-20; Sal 148:1-14; Sal 149:1-9; Sal 150:1-6.
2. Salmos penitenciales: Sal 6:1-10; Sal 32:1-11; Sal 38:1-22; Sal 51:1-19; Sal 102:1-28; Sal 130:1-8; Sal 143:1-12.
3. Salmos imprecatorios: Sal 35:1-28; Sal 55:1-23; Sal 58:1-11; Sal 59:1-17; Sal 69:1-36; Sal 83:1-18; Sal 109:1-31; Sal 137:1-9; Sal 140:1-13.
4. Salmos graduales: del Sal 120:1-7; Sal 121:1-8; Sal 122:1-9; Sal 123:1-4; Sal 124:1-8; Sal 125:1-5; Sal 126:1-6; Sal 127:1-5; Sal 128:1-6; Sal 129:1-8; Sal 130:1-8; Sal 131:1-3; Sal 132:1-18; Sal 133:1-3; Sal 134:1-3.
5. Salmos de aleluya: del Sal 113:1-9; Sal 114:1-8; Sal 115:1-18; Sal 116:1-19; Sal 117:1-2; Sal 118:1-29.
6. Salmos históricos: Sal 78:1-72; Sal 105:1-45; Sal 106:1-48.
7. Salmos alfabéticos o de acróstico: Sal 9:1-20; Sal 10:1-18; Sal 25:1-22; Sal 34:1-22; Sal 37:1-40; Sal 111:1-10; Sal 112:1-10; Sal 119:1-176; Sal 145:1-21.
8. Salmos mesiánicos: Sal 2:1-12; Sal 8:1-9; Sal 16:1-11; Sal 22:1-31; Sal 23:1-6; Sal 24:1-10; Sal 31:1-24; Sal 34:1-22; Sal 40:1-17; Sal 41:1-13; Sal 45:1-17; Sal 55:1-23; Sal 68:1-35; Sal 69:1-36; Sal 72:1-20; Sal 89:1-52; Sal 102:1-28; Sal 109:1-31; Sal 110:1-7; Sal 118:1-29; Sal 129:1-8.
Estudiaremos ahora los Salmos mediante el método de su clasificación por asuntos;
Salmos devocionales
Estos setenta salmos han sido clasificados como «devocionales» porque contienen (entre otras cosas) promesas preciosas y personales con las que todos los creyentes pueden alimentarse; Al considerarlas, vamos a citar algunas veces sólo la promesa sin añadir ningún comentario; En otras ocasiones agregaremos alguna palabra más; Estos salmos incluyen tanto sollozos como cantos; Los autores a veces lloran, dudan y gritan; Repasan el pasado y anticipan el futuro; Aquí el alma desnuda del hombre se manifiesta como quizá en ningún otro escrito;
1. Sal 4:1-8 Selección:
«Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí: Jehová oirá cuando yo a él clamare» (Sal 4:3);
«En paz me acostare, y asimismo dormiré: porque sólo tú; oh Jehová; me haces vivir confiado» (Sal 4:8); Reflexión: David nos dice aquí que la oración le trae paz y buen dormir; Uno de los más dulces beneficios adicionales de la vida cristiana es el de la paz; Notemos: «Jehová bendecirá a su pueblo con paz» (Sal 29:11); «Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo» (Sal 119:165);
2. Sal 9:1-20 Selección:
«Los malos serán trasladados al Seol; todas las gentes que se olvidan de Dios» (Sal 9:17);
Reflexión:
Esto algún día llegará a ser una horrible realidad; (Véanse Sal 11:6; Mat 25:31-46; Apo 14:10; Apo 19:20; Apo 20:11-15; Apo 21:8)
3. Sal 13:1-6 Selección:
«¿Hasta cuándo; Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?» (Sal 13:1);
«¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí» (Sal 13:2)
Reflexión:
Una concepción errónea sobre la Biblia bastante popular es que sus héroes fueron hombres muy diferentes de los demás: nunca sufrieron derrotas, nunca se desalentaron, siempre alcanzaron el éxito, fueron gente santa y supremamente feliz; Nada puede estar más lejos de la verdad; La realidad es que todos ellos fueron hombres «sujetos a pasiones semejantes a las nuestras» (Stg 5:17); En muchas ocasiones saborearon la amargura de la derrota; Estuvieron a veces abrumados por la desesperación como los hijos de Adán y Eva pueden estarlo hoy. Su abatimiento se evidencia frecuentemente en sus oraciones; El Sal 13:1-6 es uno de esos ejemplos de un alma sufriente y suplicante;
Otros ejemplos notables son los siguientes
La oración de David en los Sal 61:1-7; Sal 31:1-14.
La oración de Asaf en el Sal 77:1-20.
La oración de Hemán en el Sal 88:1-18.
La oración de un autor anónimo en el Sal 102:1-11.
La oración de un prisionero judío en ruta hacia Babilonia en el Sal 137:1-6;
La oración de Moisés en Núm 11:1, Núm 11:12, Núm 11:14-15
La oración de Josué en Jos 7:6-9;
La oración de Elías en 1Re 19:4; 1Re 19:10, 1Re 19:14.
La oración de Job en Job 3:3-12; Job 10:18-22
La oración de Jeremías en Jer 4:10; Jer 20:7-9; Jer 20:14-18;
La oración de Jonás en Jon 4:1-3;
La oración de Habacuc en Hab 1:2-4;
La oración de Coré en los Sal 42:3-11; Sal 44:8-26;
4. Sal 14:1-7 Selección:
«Dice el necio en su corazón: No hay Dios; Se han corrompido, hacen obras abominables: no hay quien haga el bien» (Sal 14:1).
Reflexión:
David describe aquí la necedad del ateo; El necio, en términos bíblicos, es una persona que tiene problemas en su corazón más que en su mente; Veamos otras clases de necios que aparecen en la Biblia;
a. El necio que se mofa del pecado (Pro 14:9).
b. El necio que menosprecia el consejo de su padre (Pro 15:5).
c. El necio que insiste en pelear (Pro 20:3).
d. El necio que busca la gloria (1Sa 26:21).
e. El necio que ama el dinero (Luc 12:20);
f. El necio que honra a Cristo (1Co 4:10) el único necio «sabio» que aparece en la pandilla;
5. Sal 17:1-15 Selección:
«Guárdame como a la niña de tus ojos: escóndeme bajo la sombra de tus alas» (Sal 17:8);
Reflexión:
David usa aquí dos términos tiernos que describen el afecto de Dios por el creyente;
a. La niña de tus ojos; (Véanse también Deu 32:10; Zac 2:8)
b. La sombra de tus alas; (Véanse también Deu 32:11-12; Sal 36:7; Sal 57:1; Sal 91:1; Sal 91:4; Mat 23:37)
6. Sal 18:1-50 Selección:
«Envió desde lo alto; me tomó, me sacó de las muchas aguas» (Sal 18:16);
«Me sacó a lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mí» (Sal 18:19);
«Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas» (Sal 18:28);
«Me diste asimismo el escudo de tu salvación: tu diestra me sustentó, y tu benignidad me ha engrandecido» (Sal 18:35).
Reflexión:
El salmista habla en el versículo Sal 18:16 de que fue sacado de las muchas aguas; El agua es frecuentemente empleada en los Salmos como un símbolo de dificultad y angustia; (Véanse Sal 69:1-2; Sal 144:7; Isa 43:2) En un sentido muy real, la hija de Faraón, cuando recogió al bebe de las aguas del Nilo, estaba poniendo inconscientemente un sobrenombre a todo hijo de Dios cuando «le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué» (Éxo 2:10); David declara aquí que el Señor le sacó de muchas aguas; Siglos después el apóstol Juan escribiría: «Porque el Cordero ;;; los guiará a fuentes de agua de vida;;;» (Apo 7:17).
7. Sal 23:1-6 Selección:
(Todo el salmo) «Jehová es mi pastor; nada me faltará;»
Esta es sin duda, con la posible excepción del Padrenuestro (Mat 6:9-13); la más famosa de las oraciones dichas por labios humanos.
David afirma que el Señor es su pastor: debido a esto continúa diciendo: «Nada me faltará;» Esto significa que:
a. Cuando su alma necesitaba renovación espiritual, el Pastor le proveía de pastos delicados;
b. Cuando estaba cansado, le proveía de aguas de reposo;
c. Cuando necesitaba avivamiento, el Pastor le restauraba;
d. Cuando precisaba dirección, el Pastor le guiaba por el camino recto;
e. Cuando su alma era confrontada por la muerte, el Pastor estaba con él;
f. Cuando se enfrentaba a sus enemigos, el Pastor le proveía de una mesa de victoria;
g. Cuando estaba herido, ungía su cabeza con aceite;
h. Cuando necesitaba compañía, el Pastor le proveía del bien y de la misericordia para que le acompañasen;
i. Cuando David estuviese en el trance de dejar su morada terrenal, el Pastor le proveería de una morada celestial permanente; Por esto David podía decir: «Nada me faltará;» Qué contraste tan grande con la declaración dirigida a Belsasar, que tiempo después fue escrita sobre la pared durante un banquete en Babilonia;
El mensaje era:
«,,, Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin,,, Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto» (Dan 5:26-27).
j. Es apropiado en este punto considerar lo que se ha dado en llamar la trilogía de los Salmos; Esto es, una comparación de los Sal 22:1-31; Sal 23:1-6; Sal 24:1-10; Notemos:
Sal 22:1-31 (Jua 10:11);
(1) El buen Pastor;
(2) El Salvador;
(3) El fundamento;
(4) Cristo muere;
(5) La cruz;
(6) Él da su vida;
(7) Gracia;
Sal 23:1-6 (Hch 13:20);
(8) El gran Pastor;
(9) El que nos satisface;
(10) La manifestación;
(11) Cristo vive;
(12) El Consolador;
(13) Él da su amor;
(14) Dirección;
Sal 24:1-10 (1Pe 5:4);
(15) El Príncipe de los pastores;
(16) El Soberano;
(17) La expectación;
(18) Cristo viene;
(19) La corona;
(20) Él da su luz;
(21) Gloria;
8. Sal 34:1-22 Selección:
«Este pobre clamó y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias; El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende; Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él; Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen» (Sal 34:6-9);
Reflexión:
Nuestro bondadoso Padre celestial usa frecuentemente a sus ángeles para ayudar, proteger y alentar a sus hijos en la tierra; (Véanse 2Re 6:17; Heb 1:14; Hch 12:7-9).
9. Sal 35:1-28 Selección:
«Se levantan testigos malvados; de lo que no sé me preguntan; me devuelven mal por bien, para afligir a mi alma; Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se volvía a mi seno» (Sal 35:11-13);
Reflexión:
Este tipo de oración es verdaderamente difícil: interceder por aquellos que están en necesidad pero que quizá ni siquiera quieren que se ore por ellos y que se gozarían si nos afligiera a nosotros el mismo mal; No obstante; se espera del creyente que ore de esa manera;
10. Sal 37:1-40 Selección:
«No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad; Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán; Confía en Jehová y haz el bien; y habitarás en la tierna, y te apacentarás de la verdad» (Sal 37:1-3);
«Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón» (Sal 37:4).
«Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará» (Sal 37:5).
«Guarda silencio ante Jehová, y espera en él; No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades» (Sal 37:7).
«Maquina el impío contra el justo, y cruje contra él sus dientes; el Señor se reirá de él: porque ve que viene su día» (Sal 37:12-13).
«Conoce Jehová los días de los perfectos, y la heredad de ellos será para siempre» (Sal 37:18).
«Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino; Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano; Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan» (Sal 37:23-25).
«Porque Jehová ama la rectitud, y no desampara a sus santos; Para siempre serán guardados; mas la descendencia de los impíos será destruida» (Sal 37:28).
Reflexiones:
Este salmo-oración debería ser llamado «la escalada a lo sublime», o «de la frustración (v. Sal 37:1) a la exaltación» (v. Sal 37:34); Hay cinco travesaños de ascenso en esta escalera tal como aparecen en los primeros versículos.
No te impacientes: tengo un problema.
Confía: creo que Dios puede dar respuesta a mi problema.
Deléitate: creo que Él dará respuesta a mi problema.
Comprométete con Él: le llevo mi problema.
Descansa: déjale el problema a Él.
Dios es presentado en los Salmos como riéndose de dos cosas:
a. Los intentos de los impíos de destronar a su Hijo (Sal 2:2-4).
b. Los esfuerzos de los malvados por destruir a sus santos (Sal 37:13; Sal 59:8).
Frecuentemente en los Salmos, el que ora le pide al Señor que le haga consciente de la brevedad de esta vida, a fin de que pueda dedicar cada día a su Creador. De esto habla aquí el salmista (Sal 37:18) y en otros momentos:
«En tus manos están mis tiempos…» (Sal 31:15).
«Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy» (Sal 39:4).
«Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría» (Sal 90:12).
«¿Cuántos son los días de tu siervo?» (Sal 119:84).
En los versículos Sal 37:23-25 y Sal 37:28 de este salmo se describe el plan de seguridad social de Dios para sus obreros, además de todos los otros beneficios adicionales.
11. Sal 40:1-17
Selección:
«Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová» (Sal 40:1-3).
«Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos son para con nosotros, no es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, no pueden ser enumerados» (v. Sal 40:5).
Reflexiones:
Los versículos Sal 40:1-3 muestran las diferencias existentes entre el cristianismo y todas las demás religiones. Pensemos en la siguiente ilustración: un hombre cae en un agujero hondo y oscuro, rompiéndose los brazos y las piernas al caer. Pronto se escuchan sus gritos de dolor pidiendo ayuda. Acierta a pasar por allí Confucio, el gran filósofo chino, que mirando al fondo del pozo, le dice a aquel hombre: «Mi amigo, permíteme darte este sabio consejo: si alguna vez logras salir de ahí, ten cuidado de por donde andas para que no vuelvas a caer en un sitio semejante.» Dicho esto, se marchó.
Poco después llega Buda y también ve a aquel hombre que, desamparado e imposibilitado, sigue pidiendo ayuda. Le dice: «Amigo, necesitas ayuda. Si puedes hacer tu parte para salir de ahí, te ayudaré a escapar. Procura trepar un poco y extender tus brazos hacia mí.» Pero aquel hombre, con sus miembros quebrados y sangrando, no puede hacer nada. Buda, entonces, entristecido se aleja de él. Aquel pobre desesperado se acurruca en su prisión de dolor, habiendo perdido ya casi toda esperanza; pero aún lanza un grito último clamando por auxilio. Entonces el Salvador de todos los hombres se acerca al borde del pozo y le mira con compasión. Sin una palabra de consejo ni amonestación, desciende al fondo del agujero, coloca al herido tiernamente sobre sus hombros, y lo saca de aquel pozo de desesperación. Después le cura sus heridas, le señala el camino hacia el cielo y le pone un cántico nuevo en el corazón. Esto es salvación. David menciona en el versículo Sal 40:5 de esta oración las obras maravillosas de Dios a su favor y los innumerables pensamientos del Señor para con él. Otros pasajes también muestran esta preciosa verdad (Sal 92:5; Sal 139:17; Sal 139:18; Jer 29:11).
12. Sal 42:1-11
Selección:
«¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío» (Sal 42:5). (Véanse también Sal 42:11; Sal 43:5.)
Reflexión:
Mencionamos estos tres versículos aquí por su notable repetición. El mundo hace notar en son de broma que está bien que un hombre se hable a sí mismo, pero es malo que se responda a sí mismo. Coré no opinaba así, porque él hacía y respondía a sus propias preguntas. Esta reafirmación de uno mismo es una buena práctica. A veces es muy beneficioso para una persona aconsejarse y consolarse a sí mismo como lo haría con otros.
13. Sal 46:1-11
Selección:
«Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y también los montes a causa de su braveza» (Sal 46:1-3).
«Bramaron las naciones, titubearon los reinos; dio él su voz, se derritió la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. Venid, ved las obras de Jehová, que ha puesto asolamientos en la tierra. Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego» (vv. Sal 46:6-9).
Este puede llegar a ser un salmo favorito de aquel israelita atemorizado que haya quedado y que pueda estar escondiéndose del Anticristo en Petra durante el último período de la gran tribulación. (Véanse Isa 26:19; Isa 26:20; Apo 6:12-14; especialmente Mat 24:15; Mat 24:16; Apo 12:14.)
14. Sal 50:1-23
Selección:
«Juntadme mis santos, los que hicieron conmigo pacto con sacrificio» (Sal 50:5).
«Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de los animales en los collados. Conozco a todas las aves de los montes, y todo lo que se mueve en los campos me pertenece. Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud. ¿He de comer yo carne de toros, o de beber sangre de machos cabríos? Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos al Altísimo» (Sal 50:10-14).
Reflexiones:
Todos sabemos de esos críticos que han atacado al Antiguo Testamento porque, según ellos, presenta a un dios tribal sediento de sangre que está más interesado en sacrificios sangrientos que en ayudar al ser humano. Asaf refuta ese concepto erróneo en este salmo. Afirma que Dios está más interesado en el ser humano que en sus sacrificios. Su devoción ferviente era más importante para él que aquellas bestias ensangrentadas. No era el altar de bronce exterior lo que más agradaba a Dios, sino el altar interno del corazón. Moisés, unos cuatrocientos años antes, ya le había recordado a Israel este mismo gran principio (Deu 10:12-16).
15. Sal 56:1-13
Selección:
«Mis huidas tú has contado; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿no están ellas en tu libro?» (Sal 56:8).
«Porque has librado mi alma de la muerte, y mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven» (Sal 56:13).
Reflexiones:
Las dulces palabras que hallamos en el versículo Sal 56:8 pueden confortar y alegrar al corazón más abatido. David le pide al Señor que conserve sus lágrimas. El autor de este Auxiliar una vez siguió el rastro de las lágrimas humanas a lo largo de las páginas de la Biblia en un estudio personal. ¡Qué interesante resultó! Este mar de dolor del alma empieza en Génesis y fluye por todos los libros hasta llegar a su cima en el Apocalipsis de Juan.
Uno de los primeros momentos de llanto de un creyente aparece en la escena cuando Abraham está dando sepultura a su amada Sara en una solitaria y desolada cueva cerca de Hebrón (Gén 23:2).
Este flujo de lágrimas sigue y se convierte en una corriente continua cuando es alimentado por las lágrimas de Jacob por José (Gén 37:35), de Moisés por María (Núm 12:13), de Ana por un hijo (1Sa 1:10), de Samuel por Saúl (1Sa 15:11; 1Sa 15:35), de David por Absalón (2Sa 18:33). Para este tiempo la corriente es ya un torrente que sigue creciendo. Ezequías llora por sí mismo (2Re 20:2; 2Re 20:3), Nehemías por Jerusalén (Neh 1:4), un padre por su hija pequeña (Mar 5:39), y dos hermanos por su hermano muerto (Jua 11:1-57).
El torrente es ya un río incontrolable y lleva ahora las más preciosas de todas las lágrimas, aquellas derramadas por nuestro Salvador. Llora sobre Lázaro (Jua 11:35) y sobre Jerusalén (Luc 19:41). Al fin, en el libro de Apocalipsis leemos que este henchido mar es definitivamente controlado. El último momento que tenemos registrado de un creyente que llora está en Apo 5:5. Finalmente, Dios mismo enjuga todo rastro de lágrimas, según leemos en Apo 21:4.
16. Sal 63:1-11
Selección:
«Cuando me acuerde de ti en mi lecho, cuando medite en ti en las vigilias de la noche» (Sal 63:6).
Reflexión:
Leemos en los Salmos que David oraba en distintos momentos del día. Pero parece que él especialmente se gozaba en buscar a su Pastor en la quietud de la noche, tal como lo indica en el versículo Sal 63:6. Considere sus oraciones de media noche a Dios: «… meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad» (Sal 4:4).
«… me has visitado de noche…» (Sal 17:3).
«… clamo… y de noche…» (Sal 22:2).
«… y de noche su cántico estará conmigo…» (Sal 42:8).
«Me acordaba de mis cánticos de noche…» (Sal 77:6).
«Anunciar… y tu fidelidad cada noche» (Sal 92:2).
«Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová…» (Sal 119:55).
«Regocíjense los santos por su gloria, y canten aun sobre sus camas» (Sal 149:5).
17. Sal 66:1-20
Selección:
«Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado» (Sal 66:18).
Reflexión:
Este principio absoluto de la oración está establecido a lo largo de toda la Biblia, y se refiere tanto a los santos como a los pecadores. La sangre de Jesucristo nos limpiará de todos los pecados que confesemos, pero no va a cubrir ninguna de nuestras miserables excusas. (Véanse Pro 15:29; Pro 28:9; Isa 1:15; Isa 59:1; Isa 59:2; Jua 9:31; Stg 4:3.)
18. Sal 68:1-35
Selección:
«Los carros de Dios se cuentan por veintenas de millares de millares…» (Sal 68:17).
Reflexión:
David nos dice en el versículo seleccionado que las huestes celestiales son millares. Esta estimación es apoyada por otras referencias bíblicas tales como Dan 7:10, Mat 26:53, y Apo 5:11. Cinco siglos después, un profeta solitario y desolado se sentaría entre las ruinas de Jerusalén, hacía poco destruida por los invasores babilonios. Al estar sentado allí, recordaría probablemente el testimonio de David que aparece en este Sal 68:19. De cualquier modo, el profeta, con el corazón traspasado, escribió su testimonio basado en el anterior de David: «Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad» (Lam 3:21-23).
19. Sal 69:1-36
Selección:
«Pero yo a ti oraba, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad; oh Dios, por la abundancia de tu misericordia, por la verdad de tu salvación, escúchame» (Sal 69:13).
Reflexión:
¿Cuándo es este «tiempo de su buena voluntad«? Un maestro de escuela dominical dijo una vez a su clase: «El mejor momento para prepararse para encontrarse con Dios es el día antes de morir.» Esto parecía ser aceptable para la clase; pero entonces un niño levantó su mano y dijo: «Pero maestro, a veces la persona no sabe con veinticuatro horas de antelación que se va a morir. ¿Qué puede hacer entonces?» El maestro sabiamente replicó: «De ahí aprendemos que el siguiente mejor momento que tiene una persona para prepararse para encontrarse con Dios es hoy.» Uno de los conceptos teológicos más importantes de las Escrituras es la doctrina del tiempo presente: el hoy.
Dios desea:
a. Que el pecador entregue su corazón a Cristo hoy (2Co 6:2).
b. Que los santos se dediquen completamente a Cristo hoy (Rom 6:19; Rom 12:1-3; Heb 3:7; Heb 3:13; Heb 3:15).
La razón evidente para esta urgencia la encontramos en pasajes como Pro 27:1; Stg 4:13-15.
20. Sal 71:1-24
Selección:
«Porque tú, oh Jehová, eres mi esperanza, seguridad mía desde mi juventud» (Sal 71:5).
«No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares» (Sal 71:9).
«Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Aun en la vejez y en las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie su poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir» (Sal 71:17; Sal 71:18).
Reflexión:
Podríamos titular correctamente a este salmo como «El salmo del anciano». Uno de los más grandes beneficios que puede disfrutar el creyente es que la ancianidad le lleva a estar más cerca de aquella meta gloriosa de ser semejante a Cristo. Esto es algo totalmente diferente de todas las demás metas terrenales, tal como en el campo de los deportes u otras carreras profesionales, donde la juventud, el cerebro, la fuerza y la apariencia son crueles capataces, y el individuo desafortunado es cruda y rudamente dejado a un lado en la vejez. (Véanse Sal 25:7; Sal 37:25; Ecl 11:9; Ecl 11:10; Ecl 12:1.)
21. Sal 73:1-28
Selección:
«En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos» (Sal 73:2).
«Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos» (v. Sal 73:3).
«No pasan trabajos como los otros mortales, ni son azotados como los demás hombres» (v. Sal 73:5).
«Los ojos se les saltan de gordura; logran con creces los antojos del corazón» (v. Sal 73:7).
«He aquí estos impíos, sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas. Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia; pues he sido azotado todo el día, y castigado todas las mañanas» (vv. Sal 72:12-14).
«Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí, hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos. Ciertamente los has puesto en deslizaderos; en asolamientos los harás caer. ¡Cómo han sido asolados de repente! Perecieron, se consumieron de terreros» (Sal 73:16-19).
Reflexiones:
Asaf hace aquí una pregunta que ha perturbado a un sin fin de cristianos a lo largo de la historia: ¿por qué prosperan los malos, mientras los buenos sufren? Lázaro debió hacerse esta pregunta cuando semi desnudo, mal alimentado y lleno de llagas, se sentaba en el suelo a la puerta de la casa de un rico insensible y desconsiderado (Luc 16:19-31). Samuel estaría sin duda agobiado por el dolor de ver como el ungido David tenía que esconderse del arrogante Saúl.
Se cuenta que un editor escribió hace algunos años en una revista para agricultores que, aunque él no era un hombre muy religioso, con todo veía la sabiduría del mandamiento bíblico de trabajar seis días y descansar el séptimo. Poco después de la publicación del artículo, un airado agricultor le envío una carta al editor diciéndole que no merecía la pena leer su escrito. Para demostrarlo decía que precisamente aquel año él había sembrado sus campos en domingo, los había cuidado en domingo y había recogido la cosecha en domingo. Terminaba muy alegre su réplica con las siguientes palabras: «Estamos en octubre y ya he ganado más dinero que ninguno de los agricultores vecinos que se dicen ser cristianos y no trabajan los domingos.» El editor publicó dicha carta en el siguiente número de la revista y agregó la siguiente observación; «Estimado señor: Dios no liquida todas las cuentas en octubre.»
22. Sal 75:1-10
Selección:
«Porque ni de oriente ni de occidente, ni del desierto viene el enaltecimiento. Mas Dios es el juez: a éste humilla, y a aquél enaltece» (Sal 75:6; Sal 75:7).
Reflexión:
Quizá no ha habido otro rey en toda la historia que sea una demostración de la terrible realidad de estas palabras que el rey Nabucodonosor de Babilonia. Había tenido un sueño relacionado con un gran árbol que había sido cortado por orden de Dios. Daniel le profetiza correctamente que Dios le estaba avisando de que se humillara en su arrogancia, o de lo contrario sería cortado. No solamente ocurriría esto, sino que sufriría de un ataque de locura por un período de siete años. Pero el altivo rey rehusó dar su brazo a torcer, y entonces le sobrevino el mal anunciado (Dan 4:29-37).
23. Sal 76:1-12
Selección:
«Ciertamente la ira del hombre te alabará…» (Sal 76:10).
Abundan las referencias bíblicas que prueban la verdad que encontramos en esta oración. Consideremos las siguientes:
a. La ira de Esaú causó que Jacob tuviera que huir lejos; allí donde fue se encontró con Raquel, para la gloria de Dios (Gén 27:41-45; Gén 29:10).
b. La ira de los once hermanos de José envió a José a Egipto como esclavo, donde después llegó a ser primer ministro, para gloria de Dios (Gén 37:23-28; Gén 41:38-44).
Más tarde José se lo recordaría a sus hermanos al decirles:
«Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo» (Gén 50:20).
c. Un rey moabita lleno de ira intentó maldecir a Israel por medio de un profeta contratado, pero todo resultó en una bella profecía acerca de Cristo, para la gloria de Dios (Núm 22:1-6; Núm 24:17).
d. La ira de Amán le llevó a construir una horca para colgar en ella a un judío, pero fue él quien murió ahorcado en ella, para la gloria de Dios (Est 5:12-14; Est 7:10).
e. La ira llevó al rey Joacim a quemar el libro de Dios, pero el libro fue reescrito agregándosele la profecía de la propia caída del rey, para la gloria de Dios (Jer 36:22-23; Jer 36:27-32).
f. La ira de los fariseos llevó a Cristo a la cruz para ser crucificado entre dos ladrones, lo que terminó en la salvación de uno de ellos, para la gloria de Dios (Luc 23:39-43).
g. La ira del emperador romano llevó al apóstol Juan al destierro en la isla de Patmos, privándole de predicar el evangelio, pero resultó en la escritura del Apocalipsis, para la gloria de Dios (Apo 1:9).
24. Sal 80:1-19
Selección:
«Oh Pastor de Israel, escucha: tú que pastoreas como a ovejas a José, que estás entre querubines, resplandece» (Sal 80:1).
«Hiciste venir una vid de Egipto; echaste las naciones, y la plantaste» (Sal 80:8).
Reflexión:
Tenemos aquí una referencia a los querubines. Las dos estatuas aladas de 15 pies de altura (unos 4,5 m) llamados querubines, de oro puro y que, formando una sola pieza con el propiciatorio estaban sobre el arca del pacto en el lugar santísimo, representaban aparentemente a seres reales. Son mencionados como sesenta y cuatro veces en la Biblia.
Notemos:
a. Tanto Moisés como Salomón los colocaron en el lugar santísimo (Éxo 25:19; 1Re 6:27).
b. Dios habló a Moisés desde en medio de los dos querubines (Núm 7:89).
c. Ezequías oró al Dios que mora entre querubines (2Re 19:15).
d. Ezequiel vio la gloria de Dios en medio de cuatro querubines que volaban (Eze 10:1-22).
e. Se describe el templo milenario con querubines (Eze 41:17-20).
Aparte de lo que ya ha sido dicho acerca de los querubines, este salmo-oración de Asaf podría muy bien ser titulado «El salmo de la vid moribunda». La vid es frecuentemente usada en la Biblia como un símbolo de Israel. Notemos lo que Asaf dice acerca de esta vid. Declara que:
f. Dios la sacó de Egipto (v. Sal 80:8).
g. Plantó esta vid en su tierra escogida (v. Sal 80:8).
h. Limpió y labró la tierra para su vid (v. Sal 80:9).
i. La vid arraigó y creció por un tiempo (v. Sal 80:9).
j. La vid cubrió los montes y creció tan alta como un cedro (v. Sal 80:10).
k. Sus ramas y retoños se extendieron hasta el mar y hasta el río Éufrates (v. Sal 80:11).
l. Entonces Dios rompió la cerca que protegía la vid (v. Sal 80:12).
m. Los extraños se llevaron sus racimos (v. Sal 80:12).
n. El jabalí y los animales salvajes la destrozaron (v. Sal 80:13).
ñ. Los enemigos la cortaron y la quemaron (v. Sal 80:16).
¿Por qué trató Dios a su vid de esta manera? La respuesta la encontramos muy claramente en las Escrituras (Isa 5:1-4; Jer 2:21; Ose 10:1). Dios deseaba que su vid escogida llevara fruto para alimentar las naciones hambrientas de su alrededor; pero no lo hizo. Por tanto, en el cumplimiento de los tiempos, Dios dejó a un lado a esta vid silvestre, inútil y de frutos amargos. Nuestro Señor Jesucristo declaró triste y solemnemente este rechazo de parte de Dios durante una conversación que tuvo con los líderes judíos en el templo. Les dijo: «Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él» (Mat 21:43).
Mientras que estuvo en la tierra, el Señor Jesucristo fue la vid verdadera de Dios (Isa 53:2), y llevó fruto abundante por medio de sus milagros, parábolas, oraciones y sermones. Pero cuando llegó la hora para la vid crucificada y resucitada de volver al Padre celestial, ¿quién llevaría entonces el fruto del Padre en la tierra? Encontramos explicados los detalles de este emocionante plan en Jua 15:1-8. Se espera, por tanto, del creyente que lleve a cabo lo que Israel no iba a hacer: llevar fruto y fruto en abundancia. Esto sólo puede ser hecho permaneciendo en Él (oración) y permitiendo que sus palabras permanezcan en nosotros (meditación de la Biblia). El es la vid, nosotros somos los pámpanos. El pámpano existe por una sola razón: llevar fruto. No puede producirlo, simplemente lo lleva; no sirve para ninguna otra cosa. Su madera no sirve para construir casas ni muebles, ni tampoco sirve como leña para alimentar el fuego. Está simplemente para llevar fruto y compartirlo.
25. Sal 81:1-16
Selección:
«Yo soy Jehová tu Dios, que te hice subir de la tierra de Egipto; abre tu boca y yo la llenaré. Pero mi pueblo no oyó mi voz, e Israel no me quiso a mí. Los dejé, por tanto a la dureza de su corazón; caminaron en sus propios consejos. ¡Oh. si me hubiera oído mi pueblo, si en mis caminos hubiera andado Israel! En un momento habría yo derribado a sus enemigos, y vuelto mi mano contra sus adversarios» (Sal 81:10-14).
Reflexión:
Casi diez siglos después Cristo Jesús, el rechazado Redentor de Israel, estaría en el monte de los Olivos contemplando Jerusalén, y con voz fuerte pronunciaría palabras parecidas (Mat 23:37-39).
26. Sal 84:1-12
Selección:
«Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder; verán a Dios en Sion» (Sal 84:5-7).
Reflexión:
El versículo Sal 84:7 habla de crecer en fortaleza. La palabra poder es muy importante en el vocabulario bíblico de la oración y la santificación. Notemos la declaración que describe el poder interno del hombre en contraste con el poder impartido por Dios.
El poder del hombre:
«Como un tiesto se secó mi vigor…» (Sal 22:15).
«… se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad…» (Sal 31:10).
«… y no quedó fuerza en mí…» (Dan 10:8).
El poder de Dios:
«¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán» (Isa 40:28-31).
«No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia» (Isa 41:10).
(Véanse también Sal 27:1; Sal 28:7; Sal 29:11; Sal 43:2; Sal 46:1; Sal 81:1; Sal 118:14; Sal 119:28; Flp 4:13; 1Pe 5:10; Efe 3:16; Rom 5:6; 2Ti 4:17; 2Co 12:9.)
27. Sal 85:1-13
Selección:
«¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti?» (Sal 85:6).
«Escucharé lo que hablará Jehová Dios; porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, para que no vuelvan a la locura. Ciertamente cercana está tu salvación a los que le temen…» (Sal 85:8-9).
«La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron» (Sal 85:10).
Reflexiones:
Quizá no hay oración que Dios desea oír más que aquella pidiendo avivamiento, como la que se expresa en el versículo Sal 85:6. Sólo un hijo de Dios puede ser reavivado. Los pecadores no pueden ser reavivados; ellos tienen que ser resucitados. Un muerto no puede ser reavivado, solamente una persona viva puede serlo o debería serlo. Tiempo después Habacuc oraría de manera parecida por sí mismo y por el remanente de Israel: «Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia» (Hab 3:2). Como millones de cristianos han descubierto a lo largo de la historia, Dios va a darse prisa en responder la oración de un corazón que solicita avivamiento. Pero como Coré sugiere en la última parte del versículo Sal 85:8, un deseo verdadero de avivamiento conlleva la determinación de abandonar aquel pecado que hace necesario el avivamiento.
Tenemos muchos avivamientos registrados en la Biblia. Todos ellos fueron propiciados bien por la oración, por el estudio de la Biblia, o por ambos. Consideremos los siguientes avivamientos y reformas que encontramos en las Escrituras:
a. Con Jacob (Gén 35:2-4).
b. Con Moisés (Éxo 14:31; Éxo 15:1-21).
c. Con David (1Cr 15:25-28; 1Cr 16:1-43; 1Cr 29:10-25).
d. Con Salomón (2Cr 7:4-11).
e. Con Elias (1Re 18:21-40).
f. Con Asa (1Re 15:11-15).
g. Con Jehú (2Re 10:15-28).
h. Con Joiada (2Re 11:17-20).
i. Con Josías (2Re 22:1-20, 2Re 23:1-37).
j. Con Josafat (2Cr 20:1-37).
k. Con Ezequías (2Cr 29:1-36; 2Cr 30:1-27; 2Cr 31:1-21).
l. Con Manasés (2Cr 33:11-20).
m. Con Esdras (Esd 9:1-15; Esd 10:1-44).
n. Con Nehemías (Neh 13:1-31).
ñ. Con Jonás (Jon 3:1-10).
o. Con Ester (Est 9:17-22).
p. Con Juan el Bautista (Luc 3:2-18).
q. Con el Salvador (Jua 4:28-42).
r. Con Felipe (Hch 8:5-12).
s. Con Pedro (Hch 9:32-35; Hch 2:1-47)
t. Con Pablo (Hch 13:14-52; Hch 17:10-12; Hch 18:8; Hch 19:18).
Vemos el poder maravilloso de la oración en el versículo Sal 85:10. Ahí encontramos dos pares de cosas irreconciliables: La misericordia y la verdad, la justicia y la paz. La misericordia mira al pecador: «Perdonado»; pero la verdad demanda: «La paga del pecado es muerte.» La paz contempla el corazón atormentado del pecador y desea suavizarlo, pero la justicia señala que el alma que pecare, morirá. ¿Qué puede hacerse? Entonces sucede el milagro: el amor encuentra el camino en Cristo.
De esta forma dos cosas opuestas pueden ser reconciliadas y besarse la una a la otra.
28. Sal 88:1-18
Selección:
«Porque mi alma está hastiada de males, y mi vida cercana al Seol» (Sal 88:3).
Reflexión:
Esta es la oración más sombría y desalentadora de toda la Biblia. No aparece ni un rayo de esperanza.
29. Sal 90:1-17
Selección:
Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo su fortaleza es molestia y trabajo, pronto pasan, y volamos» (Sal 90:10).
«Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría» (Sal 90:12).
Reflexión:
Este salmo ha sido llamado frecuentemente «El salmo de la muerte» o «El salmo del primer Adán». Fue escrito por Moisés. Notemos el promedio de edad del hombre que se reconocía en este tiempo según el versículo Sal 90:10; una merma trágica desde los tempranos tiempos patriarcales según Gén 5:1-32. Como el primer Adán descubrió pronto, uno de los frutos amargos del pecado es la muerte física. Con este trasfondo en mente, la única conclusión lógica para el hombre es la declaración que aparece en el versículo Sal 90:12. El pecador debería aceptar a Cristo (este es el principio de la sabiduría), y el creyente debería usar los días de su vida tan sabiamente como es exhortado a gastar su dinero. De hecho, con mucho más cuidado, porque el tiempo mal gastado no puede recuperarse.
30. Sal 91:1-16
Selección:
«El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente» (Sal 91:1).
«Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En sus manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra» (Sal 91:11-12).
Este salmo es conocido como «El salmo de la vida» o «El salmo del segundo Adán». Se refiere ante todo al poder guardador del Padre en relación con el Hijo durante su ministerio en la tierra. El versículo Sal 91:11 dice que mandará a sus ángeles «que te guarden en todos tus caminos». Veamos el ministerio que los ángeles llevaron a cabo a favor de Cristo mientras estuvo en la tierra:
a. Le adoraron (Heb 1:6).
b. Anunciaron su nacimiento (Luc 1:26-38; Luc 2:8-14; Mat 1:20-23.
c. Le sirvieron en:
(1) El desierto (Mat 4:11).
(2) En el jardín (Luc 22:43).
d. Quitaron la piedra que cerraba el sepulcro (Mat 28:2).
e. Anunciaron su resurrección (Mat 28:6).
f. Estuvieron presentes en su ascensión (Hch 1:10-11).
g. Le acompañarán en su segunda venida (2Ts 1:7-8).
Durante las terribles tentaciones de Jesús en el desierto, Satanás citó el versículo Sal 91:11 (Mat 4:6). Llevaba razón Shakespeare cuando declaró: «El diablo sabe citar las Escrituras.»
31. Sal 94:1-23
Selección:
«Cuando yo decía: Mi pie resbala, tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba» (Sal 94:18).
Reflexión:
Este versículo, como otros muchos de los Salmos, nos enseña la eterna seguridad del creyente. No describe al hijo de Dios que se «agarra» desesperado del brazo del Padre para salvar la vida, sino más bien su frágil mano asida con seguridad por el Todopoderoso. (Véase también Sal 37:23-24.)
32. Sal 100:1-5
Selección:
«Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra» (Sal 100:1).
Reflexión:
Este es otro de los salmos más conocidos y amados; y por su estilo, belleza y contenido merece ser puesto junto al Sal 23:1-6.
33. Sal 103:1-22
Selección:
«Bendice, alma mí, a Jehová y bendiga todo mi ser su santo nombre» (Sal 103:1).
Reflexión:
Este salmo es posiblemente el más grande y glorioso poema de alabanza a Jehová Dios que jamás se haya compuesto. El fervor de David alcanza en él su cenit. Su riqueza es mayor, sus pensamientos más profundos, su sonido más dulce, su sentimiento más conmovedor que en cualquier otra oración de alabanza en la Biblia.
34. Sal 107:1-43
Selección:
«Porque sacia el alma menesterosa, y llena de bien el alma hambrienta. Algunos moraban en tinieblas y sombra de muerte. Aprisionados en aflicción y en hierros … Cambia la tempestad en sosiego, y se apaciguan sus ondas» (vv. Sal 107:9-10, Sal 107:29).
Reflexión:
Cristo Jesús cumplió literal y amorosamente estos versículos mientras estuvo en la tierra:
a. Cumplió Sal 107:9-10 en Mat 4:16 y Heb 2:14-15.
b. Cumplió Sal 107:29, en Mat 8:26.
35. Sal 111:1-10
Selección:
«El principio de la sabiduría es el temor de Jehová…» (Sal 111:10).
Reflexión:
La palabra «temor» en la Biblia, especialmente en los Salmos, donde aparece más de cien veces, está íntimamente conectada con oración y alabanza. Esta clase específica de temor no es aquel tipo seco y enfermizo, sino un respeto reverencial. Se echa mucho de menos en el mundo hoy esta clase de santo temor. Como Pablo dijo cuando escribía la maldad de la raza humana: «No hay temor de Dios delante de sus ojos» (Rom 3:18). Notemos el uso de la palabra temor en relación con la oración y la comunión con Dios.
«Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma» (Deu 10:12).
«Ahora, pues, temed a Jehová, y servirle con integridad y en verdad…» (Jos 24:14).
«Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor» (Sal 2:11).
«… adoraré hacia tu santo templo en tu temor…» (Sal 5:7).
«Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre» (Mal 3:16).
36. Sal 118:1-29
Selección:
«Me castigó gravemente JAH, mas no me entregó a la muerte. De parte de Jehová es esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos. Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él» (Sal 118:18, Sal 118:23-24).
Reflexión:
La vida y la experiencia de Job sirven como un comentario completo al versículo Sal 118:18. Los versículos Sal 118:23-24 pueden ser correctamente usados por todos los creyentes en base de Rom 8:28, incluso en la ocasión del funeral de un ser amado.
37. Sal 119:1-176
Selección:
«En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti» (Sal 119:11).
«Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos» (Sal 119:71).
«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, y que conforme a tu fidelidad me afligiste» (Sal 119:75).
«Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos» (Sal 119:89).
«Más que todos mis enseñadores he entendido, porque tus testimonios son mi meditación» (Sal 119:99).
«Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino» (Sal 119:105).
«La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples» (Sal 119:130).
Reflexión:
Llegamos ahora al salmo más extenso y a la más larga de todas las oraciones contenidas en la Biblia. El tema único de esta oración es la Palabra de Dios. Se refiere a ella en cada uno de sus 176 versículos, con la excepción de cinco. El autor usa para la Biblia nueve títulos diferentes y le atribuye doce funciones.
a. Los nueve títulos son:
(1) La ley de Dios (v. Sal 119:1).
(2) Los testimonios de Dios (v. Sal 119:2).
(3) Los caminos de Dios (v. Sal 119:3).
(4) Los preceptos de Dios (v. Sal 119:4).
(5) Los estatutos de Dios (v. Sal 119:5).
(6) Los mandamientos de Dios (v. Sal 119:6).
(7) Los justos juicios de Dios (v. Sal 119:7).
(8) La palabra de Dios (v. Sal 119:9).
(9) Los dichos de Dios (v. Sal 119:11).
b. Las doce funciones:
(1) Limpia (v. Sal 119:9).
(2) Vivifica (v. Sal 119:25).
(3) Sustenta (v. Sal 119:28).
(4) Confirma (v. Sal 119:38).
(5) Defiende (v. Sal 119:42).
(6) Consuela (v. Sal 119:50).
(7) Instruye (vv. Sal 119:98-99).
(8) Ilumina (v. Sal 119:105).
(9) Da seguridad (v. Sal 119:114).
(10) Sostiene (v. Sal 119:116).
(11) Trae paz (v. Sal 119:165).
(12) Libera (v. Sal 119:170).
D.L. Moody comentaba acerca del versículo Sal 119:11 que la Biblia nos guarda del pecado o el pecado nos mantiene alejados de la Biblia. En relación con el versículo Sal 119:71 podemos decir que Dios frecuentemente permite que nos vengan aflicciones a fin de familiarizarnos con su Palabra (véase también el Sal 94:12). El autor del libro de Hebreos edifica en parte sobre el versículo Sal 119:75 (Heb 12:5-15).
Nuestro Señor dijo una vez acerca del versículo Sal 119:89 :
«El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (Mat 24:35). (Véanse también Mat 5:18; 1Pe 1:23; 1Pe 1:25.)
En relación con el versículo Sal 119:99, el salmista no está jactándose de su inteligencia ni está menospreciando a todos los maestros. Simplemente está diciendo que en lo relacionado con la voluntad de Dios para su vida, él puede recoger más del estudio personal de las Escrituras que de todo los instructores, sin duda bien intencionados, pero al fin y al cabo humanos. A veces sucede que aun el más piadoso de los maestros puede dar a otro creyente un consejo equivocado. Un ejemplo clásico de esto puede ser el ánimo que el profeta Natán estaba dando a David para que edificase el templo (1Cr 17:1-4). El apóstol Juan escribe sobre esto en su primera carta (1Jn 2:27).
En relación con el versículo Sal 119:105 podemos señalar que Satanás también es descrito como uno que despliega cierta luz. Pero hay una diferencia: la luz de Dios es dirigida directamente a los pies del hombre a fin de guiar su vista. La luz de Satanás es proyectada sobre sus ojos, lo que ciega su vista. Como Pablo lo declararía tiempo después: «En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios» (2Co 4:4). (Véase también Sal 97:11.)
Sobre el versículo Sal 119:130 podemos decir que la Palabra de Dios es suficientemente sencilla como para bendecir el corazón del creyente más simple y al mismo tiempo es lo suficientemente profunda como para desafiar la inteligencia del más sabio de los creyentes. Es a la vez leche para el bebé y carne para el adulto.
38. Sal 123:1-4
Selección:
«A ti alcé mis ojos, a ti que habitas en los cielos. He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores, y como los ojos de las siervas miran a la mano de su señora, así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios, hasta que tenga misericordia de nosotros» (Sal 123:1-2).
Reflexión:
Un ciudadano de la civilización occidental, en la que se defiende (al menos en el papel) la igualdad de todos los hombres, cuando lee la parte seleccionada de este salmo no puede abarcar su sentido completo, al saber muy poco de la absoluta sumisión y lealtad que existía en la relación de siervos y señores en las sociedades orientales. Se nos dice que cuando el siervo estaba en la presencia de su señor, fijaba la mirada en su mano; de manera que cualquier movimiento o gesto lo llevaría a la acción inmediata. La misma situación se daba entre la señora y su sierva. Este es el significado que debemos darle a las palabras de Dios a David que aparecen en el Sal 32:8-9 : «Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos. No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti.» En Rom 1:1 Pablo re refiere a sí mismo como un esclavo de Jesucristo. Este era sin duda el secreto fundamental de su tremendo ministerio para el Señor.
39. Sal 136:1-26
Selección:
«Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia» (Sal 136:1).
Reflexión:
En este salmo hallamos el gran coro de la misericordia divina. La frase «porque para siempre es su misericordia», aparece veintiséis veces, una por cada versículo. Veamos otras oraciones bíblicas en las que la misericordia es el elemento esencial:
a. La oración de Jacob (Gén 32:10).
b. La oración de Abraham (Gén 24:27).
c. La oración de Moisés (Éxo 15:13).
d. La oración de David (2Sa 22:26; 2Sa 24:14).
e. La oración del remanente (Neh 9:19).
f. La oración de Jonás (Sal 4:2).
g. La oración del publicano (Luc 18:13).
h. Otros salmos: Sal 25:6; Sal 40:11; Sal 51:1; Sal 69:16; Sal 79:8; Sal 103:4; Sal 119:77; Sal 119:156; Sal 145:9.
40. Sal 139:1-24
Selección:
«Oh Jehová, tú me has examinado y conocido» (Sal 139:1).
Reflexión:
En este salmo de David encontramos más acerca de la omnisciencia de Dios que en ninguna otra oración de la Biblia. Según David:
a. Dios sabía cuándo se sentaba y se levantaba (v. Sal 139:2).
b. Dios conocía todos sus pensamientos (v. Sal 139:2).
c. Dios conocía sus hábitos (v. Sal 139:3).
d. Dios conocía cada palabra que pronunciaba (v. Sal 139:4).
e. Dios conocía cada uno de sus pasos (v. Sal 139:5).
f. Dios le conocía desde antes que naciera (v. Sal 139:16).
A causa de esta maravillosa sabiduría, David daba gracias a Dios:
g. Por haberle creado (vv. Sal 139:13-16).
h. Por cuidarle
(1) Aun si asciende al cielo (v. Sal 139:8).
(2) Aun si desciende al Seol (v. Sal 139:8).
(3) Aun si fuere hasta el más lejano mar (v. Sal 139:9).
(4) Aun si se ocultara en la noche más oscura (vv. Sal 139:11-12).
i. Por pensar en él (vv. Sal 139:17-18).
Salmos penitenciales
(Sal 6:1-10, Sal 32:1-11, Sal 38:1-22, Sal 51:1-19, Sal 102:1-28, Sal 130:1-8, Sal 143:1-12)
David fue el autor de al menos cinco de estos siete salmos penitenciales. Le debemos el Sal 6:1-10, Sal 32:1-11, Sal 38:1-22, Sal 51:1-19 y Sal 143:1-12. Nosotros vamos a considerar aquí los salmos Sal 32:1-11, Sal 38:1-22 y Sal 51:1-19.
1. Sal 32:1-11
Debemos relacionar este salmo con el Sal 51:1-19. Este último describe las emociones de David cuando confesaba sus pecados de adulterio y asesinato (2Sa 11:1-27), mientras que éste presenta sus sentimientos antes de hacer dicha confesión, cuando todavía pesaba sobre él la terrible carga de la culpabilidad. Pablo cita en Romanos (Rom 4:7-8) los primeros dos versículos de este salmo para ilustrar la enseñanza de la imputación, una de las grandes doctrinas de las Escrituras. Por imputación entendemos el acto de una persona que añade algo a la cuenta de otra persona. Encontramos tres imputaciones principales en la Biblia:
a. La de la naturaleza de pecado de Adán a la humanidad (Rom 3:23; Rom 5:12).
b. La del pecado del hombre sobre Cristo (Isa 53:5-6; Heb 2:9; 2Co 5:14-21; 1Pe 2:24).
c. La de la justicia de Cristo sobre los pecadores que creen (Flp 3:9; Stg 2:23; Rom 4:6-24).
2. Sal 51:1-19
Ya hemos visto el trasfondo desde el cual David escribió este salmo.
a. Empieza su gran confesión haciendo lo que Dios espera que haga todo santo que ha pecado: reconocimiento voluntario de su pecado. El Padre va a aceptar nuestras lágrimas pero nunca nuestras excusas. David rehúsa culpar a la sociedad, la herencia, la pobreza o el ambiente por su fracaso.
b. En el versículo Sal 1:4 declara: «Contra ti, contra ti solo he pecado.» En un sentido técnico esto, por supuesto, no era exactamente así. David había pecado contra sí mismo, contra Betsabé. contra Urías, contra Israel, que miraba a su amado rey con admiración y respeto. Pero su pecado contra Dios fue tan serio que todas las demás partes involucradas quedaban como borradas. Pablo cita la última parte de este versículo para probar la condenación universal de la humanidad (Rom 3:24).
c. En el versículo Sal 51:7 David suplica ser purificado (o limpiado) con hisopo. Quizá estaba pensando en la primera Pascua que el pueblo hebreo celebró cinco siglos antes en Egipto. Sin duda él habría leído este relato muchas veces:
«Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua. Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana. Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios: y cuando vea la sangre en el dintel y en los postes pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir» (Éxo 12:21-23).
De forma que Dios le limpió. En el cumplimiento de los tiempos, el más grande descendiente de David llevaría a cabo esa purgación por los pecados de todos los creyentes en todo lugar. Las Escrituras nos dicen:
«…habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas» (Heb 1:3 b).
David quería para sí este ministerio a fin de poder quedar más blanco que la nieve. Tres siglos después Dios usaría las palabras de David para dirigirse al pueblo de Israel. Por medio del profeta Isaías dijo: «Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos…» (Isa 1:18).
d. David pide algo en el versículo Sal 51:11 de su oración que el creyente de hoy no necesita solicitar o no debería hacerlo. Independientemente de la seriedad de nuestro pecado, no necesitamos preocuparnos por perder la presencia en nosotros del Espíritu Santo. Jesús prometió a sus discípulos en el aposento alto:
«Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre» (Jua 14:16).
e. Sin embargo, todo hijo de Dios necesita alguna vez repetir las palabras de la oración de David en el versículo Sal 51:12. Toda la iglesia de Efeso necesitó hacerlo, como Jesús les dijo: «Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor» (Apo 2:4). Cuando este gozo y primer amor vuelven, tendrá en verdad lugar la conversión de los pecadores como se menciona en el versículo Sal 51:13.
f. Este salmo de confesión nos aporta muchas preciosas verdades, pero quizá la mayor de todas la encontramos en los versículos Sal 51:16 y Sal 51:17. La razón para esto era muy simple: no existía sacrificio para el pecado de adulterio. Los culpables de este pecado eran sacados fuera y apedreados hasta morir (Lev 20:10). De manera que David pasa de largo las ofrendas levíticas y se entrega a sí mismo por completo a la gracia y misericordia de Dios.
3. Sal 38:1-22
Este salmo está, sin duda alguna y por varias razones, entre los pasajes más sobresalientes de toda la Biblia, principalmente por su absoluta franqueza. Esta oración tan lastimosa debería demostrar que la Biblia no es sólo un libro que el hombre no ha escrito, sino que no escribiría si pudiera. Aquí tenemos a David, el dulce cantor de Israel, el ungido de Dios, el hombre que tiene un corazón conforme al del Señor. Al estudiar cuidadosamente el lenguaje de esta oración, es casi imposible no pensar en la sorprendente posibilidad de que David estuviera enfermo con aquella clase de mal que acompaña frecuentemente a una vida y actividad inmoral (vv. Sal 38:3-11).
Salmos imprecatorios
(Sal 35:1-28, Sal 55:1-23, Sal 58:1-11, Sal 59:1-17, Sal 69:1-36, Sal 83:1-18, Sal 109:1-31, Sal 137:1-9, Sal 140:1-13)
A. Definición de estos salmos:
Imprecar es orar deseando y pidiendo el mal contra alguien o algo. Es sinónimo de maldecir.
B. El hecho de estos salmos:
Hay muchos momentos cuando los salmistas pidieron el juicio de Dios sobre sus enemigos. Solicitaron al Señor que:
1. Disputase y pelease contra ellos (Sal 35:1).
2. Fuesen avergonzados y confundidos (Sal 35:4).
3. Fuesen esparcidos (Sal 35:5).
4. El ángel de Jehová los acosara (Sal 35:5).
5. Fuese su camino tenebroso y resbaladizo (Sal 35:6).
6. La muerte les sorprendiese (Sal 55:15).
7. Descendiesen vivos al Seol (Sal 55:15).
8. Quebrase sus dientes (Sal 58:6).
9. Deshiciese sus defensas (Sal 58:7).
10. No tuviese misericordia de ellos (Sal 59:5).
11. Los consumiese con su furor (Sal 59:13).
12. Les pusiese lazo (Sal 69:22).
13. Oscureciese sus ojos (Sal 69:23).
14. Hiciese temblar sus lomos (Sal 69:23).
15. Fuese su palacio asolado (Sal 69:25).
16. Fuesen raídos del libro de los vivientes (Sal 69:28).
17. Fuesen hechos como estiércol para la tierra (Sal 83:10).
18. Que los persiguiese (Sal 83:15).
19. Los entregase a Satanás (Sal 109:6).
20. Fuesen sus días pocos (Sal 109:8).
21. Sus hijos anduviesen vagabundos y mendigasen (Sal 109:10).
22. Fuesen echados en el fuego (Sal 140:10).
23. Fuesen arrojados a abismos profundos (Sal 140:10).
C. El problema de estos salmos:
¿Cómo podemos reconciliar estas frases con la enseñanzas de Jesús en el Nuevo Testamento como aparecen, por ejemplo, en Mat 5:44 :
«Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen»?
D. Respuestas que se han sugerido para estos salmos:
(El material que sigue ha sido tomado del librito Notes for Lectures on the Psalms, del doctor Roy L. Aldrich.)
1. Los Salmos son inspirados por Dios y el Espíritu Santo tiene el derecho de denunciar el pecado y a los pecadores.
2. Esto está en armonía con la ley (Sal 28:4; Jer 50:15).
3. Tal juicio contra el mal y los malhechores está en armonía con las enseñanzas de Cristo y de las epístolas (Mat 18:6; Mat 23:33; Mat 26:24; Gál 1:8-9; Gál 5:12; Stg 5:3; Jud 1:13, Jud 1:15; 2Pe 2:12; 2Pe 2:22; 2Ts 2:10-12; Apo 14:10-11).
4. Las Escrituras también contienen maldiciones contra los israelitas por caer en el pecado y en la idolatría (Lev 26:1-46; Deu 27:1-26 — Deu 28:1-68; Isa 5:24-25; Isa 28:13, etc.).
5. David fue muy indulgente en su vida privada, pero en los Salmos muestra que la causa de Dios era su causa (Sal 5:10-11).
6. Los orientales estaban acostumbrados a usar un vocabulario más fuerte que los occidentales. Sus denuncias eran más exageradas y sus alabanzas más vehementes.
7. Muchas de las imprecaciones eran el resultado de la solidaridad sentida hacia el herido y el oprimido (Sal 10:8-10).
8. Algunos de estos salmos son oraciones pidiendo victoria en la guerra (Sal 144:5-7). Muchas de las guerras de Israel fueron claramente aprobadas por el Señor.
9. Algunas de las peticiones hacen referencia a predicciones de las Escrituras (Sal 137:8-9). El salmista tiene ante sí una clara profecía donde se predice la caída de Babilonia en estos mismos términos (Isa 13:16; véanse también Jer 50:15; Jer 51:6; Jer 51:36).
10. Algunas tienen que ver con Cristo y los que le traicionaron (Sal 40:1-17, Sal 55:1-23, Sal 60:1-12). El Sal 69:22-25 nos habla del castigo que le caería a Judas. El Sal 109:1-31 ha sido llamado el «Salmo Iscariote».
11. A los inicuos se les ve en los salmos como impíos confirmados o apóstatas. Esto está en concordancia con la soberanía de Dios y con el carácter profético de los salmos. Muchos de los salmos miran hacia el futuro juicio terrenal contra los inicuos.
12. Dios manifiesta su gracia en las claras y repetidas amonestaciones que dirige a los malvados (Sal 2:12).
13. La forma imperativa en que aparecen ciertas expresiones pueden ser perfectamente cambiadas en futuro sin forzar el sentido del hebreo. Por ejemplo, en vez de «sean avergonzados y confundidos», bien puede decir «serán avergonzados y confundidos». Esta oración sería entonces una profecía. (Véase Sal 109:8-10.)
E. Una breve consideración de estos salmos:
1. Sal 35:1-28. Este es el primero de los nueve salmos imprecatorios. (Veánse los versículos Sal 35:1-8.) Debe tenerse también en mente que David había orado primeramente por sus fieros enemigos a pesar de sus crueldades para con él (vv. Sal 12:1-8; Sal 13:1-6; Sal 14:1-7; Sal 15:1-5; Sal 16:1-11). Este es también el primero de cuatro Salmos Iscariotes; esto es, salmos que describen proféticamente la traición de Judas en el Nuevo Testamento. Los otros tres son: Sal 41:9; Sal 55:12-14; Sal 109:6-8. Véase en los siguientes versículos la oración imprecatoria en cada uno de ellos:
2. Sal 55:9.
3. Sal 58:6-9.
4. Sal 59:11-15.
5. Sal 69:22-28.
6. Sal 83:9-17.
7. Sal 109:6-20.
8. Sal 137:1-9. Aquí encontramos una oración imprecatoria doble:
a. Para que Dios juzgue a Edom por su traición durante la caída de Jerusalén a manos de los babilonios (v. Sal 137:7).
b. Para que Dios juzgue a Babilonia (vv. Sal 137:8-9).
Nota: no obstante, estas palabras no describen a un ejército israelita corriendo de un sitio para otro machacando los cuerpos de bebés babilonios, porque, históricamente hablando, fueron los babilonios los que conquistaron a Israel y no al revés. Esto puede considerarse como profético en relación con los persas, porque fueron ellos los que derrotaron a Babilonia. (Véanse Dan 5:1-31; Isa 13:16.) Aquí nos aparece la ley divina de la retribución, como se nos enseña también en Éxo 32:34; Sal 7:16; Pro 11:19; Pro 11:21, y Gál 6:7.
9. Sal 140:1-13. Véanse los versículos Sal 140:8-10 para la oración imprecatoria.
Salmos graduales o ascendentes
A. ¿Quién los escribió?
Una opinión comúnmente sostenida es que fueron compuestos por tres hombres.
1. Ezequías escribió diez de ellos (Sal 120:1-7, Sal 121:1-8, Sal 123:1-4, Sal 125:1-5, Sal 126:1-6, Sal 128:1-6, Sal 129:1-8, Sal 130:1-8, Sal 132:1-18, Sal 134:1-3).
2. Salomón escribió uno de ellos (Sal 127:1-5).
3. David escribió cuatro de ellos (Sal 122:1-9, Sal 124:1-8, Sal 131:1-3, Sal 133:1-3).
B. ¿Por qué fueron escritos?
Muchos creen que la razón de su composición fue la siguiente: sobre el año 700 a.C. Dios sanó de una enfermedad fatal a un rey judío llamado Ezequías. En Isa 38:1-22 tenemos recogida la oración de acción de gracias del agradecido rey, compuesta después de su recuperación. En el versículo Isa 38:20 dice:
«Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.»
Algunos eruditos (incluyendo a Thirtle, Lightfoot y Scroggie) creen que estos cantos de Ezequías son diez de los quince «Salmos graduales» anónimos que tenemos (Sal 120:1-7 – Sal 134:1-3). Estos salmos tienen ciertamente una cierta semejanza de estilo. Ezequías pudo haber escrito diez de estos salmos en recuerdo de los diez grados de la sombra del reloj de sol (2Re 20:9-11), y después fueron agregados cinco salmos no publicados antes, originales de David y Salomón (véase Pro 25:1), para llegar a un total de quince en honor de los quince años más de vida que Dios le concedió (2Re 21:6).
C. ¿Cómo tenían que ser cantados?
Veamos varias teorías:
1. Según una vieja tradición judía tenían que ser cantados cuando el coro ascendía por la escalinata semicircular que llevaba al atrio de los hombres en el templo.
2. Lo de «ascendentes» se puede referir a las etapas de la peregrinación a Jerusalén, para ser cantados por los peregrinos a lo largo del camino en su viaje a la ciudad sagrada durante los días de las fiestas sagradas.
3. «Ascendentes» se refería a cantos del coro más elevado, a cantores situados en la parte más alta de un lugar elevado.
4. La referencia puede ser musical, significando que las notas ascendían gradualmente.
Salmos de aleluya
(Sal 113:1-9; Sal 114:1-8; Sal 115:1-18; Sal 116:1-19; Sal 117:1-2; Sal 118:1-29)
Estos seis salmos se cantaban en la noche de la Pascua.
A. Los Sal 113:1-9 y Sal 114:1-8 al comienzo de la comida pascual.
B. Los Sal 115:1-18 y Sal 116:1-19 al final. Estos fueron seguramente los que cantaron el Salvador y sus discípulos según Mat 26:30. Son todavía recitados dieciocho veces al año en Palestina en ocasión de varias celebraciones, y veintiuna veces cada año por los judíos que viven fuera de la Tierra Santa.
Salmos históricos
(Sal 78:1-72, Sal 105:1-45, Sal 106:1-48)
Estos tres salmos, que describen la historia de Israel, pueden resumirse de la siguiente manera:
A. Los pecados de Israel.
1. Rehusaron andar en la ley de Dios (Sal 78:10).
2. Se olvidaron de sus obras (Sal 78:11, Sal 78:42; Sal 106:13).
3. Hablaron contra el Señor (Sal 78:19).
4. No confiaron en su salvación (Sal 78:22).
5. Le mintieron (Sal 78:36).
6. Le enojaron (Sal 78:40).
7. Le provocaron (Sal 78:41).
8. Adoraron imágenes de talla (Sal 78:58; Sal 106:19).
9. Envidiaron a su siervo Moisés (Sal 106:16).
10. Aborrecieron la Tierra Prometida (Sal 106:24).
11. Murmuraron en sus tiendas (Sal 106:25).
12. Comieron los sacrificios de los muertos (Sal 106:28).
13. Se juntaron con los paganos (Sal 106:35).
14. Sacrificaron sus hijos a los demonios (Sal 106:37).
15. Derramaron sangre inocente (Sal 106:38).
B. La gracia de Dios.
1. Se acordó de su pacto cuando clamaron a él (Sal 105:8-11).
2. Dividió el mar (Sal 78:13).
3. Les guió mediante una nube durante el día (Sal 78:14).
4. Les dirigió de noche con resplandor de fuego (Sal 78:14).
5. Les proveyó de agua sacándola de las rocas (Sal 78:15).
6. Les hizo llover maná (Sal 78:24).
7. Fue compasivo y olvidó sus iniquidades (Sal 78:38).
8. Hizo maravillas para ellos en Egipto (Sal 78:43; Sal 105:27-36).
9. Les llevó hasta las fronteras de la Tierra Prometida (Sal 78:54).
10. Echó a las naciones paganas de delante de ellos (Sal 78:55).
11. Escogió a David para dirigirlos (Sal 78:70-71).
12. No permitió que nadie les agraviase (Sal 105:14).
13. Los apacentó (Sal 78:72).
14. Castigó a los reyes por amor de ellos (Sal 105:14).
15. Los elevó por medio de José (Sal 105:17).
16. Les dio las riquezas de Egipto (Sal 105:37).
17. Los mantuvo sanos (Sal 105:37).
18. Continuamente les perdonó (Sal 106:43).
19. Escuchó constantemente su clamor (Sal 106:44).
Salmos alfabéticos o acrósticos
(Sal 9:1-20, Sal 10:1-18, Sal 25:1-22, Sal 34:1-22, Sal 37:1-40, Sal 111:1-10, Sal 112:1-10, Sal 119:1-176, Sal 145:1-21)
Se llaman así porque cada línea de estos salmos comienza con una letra sucesiva de las veintidós que componen el alfabeto hebreo.
El Sal 119:1-176 es, por supuesto, el más conocido de este grupo. Tiene veintidós estrofas, y cada estrofa ocho versículos, con un total de 176. Cada una de estas estrofas comienza con una de las veintidós letras del alfabeto hebreo. No todos estos salmos están completos en este arreglo; a algunos les falta una letra o más. De lo que resulta que:
A. A los salmos Sal 9:1-20, Sal 10:1-18, Sal 25:1-22 les faltan varias letras.
B. A los salmos Sal 34:1-22, Sal 45:1-17 sólo les falta una letra.
C. Los salmos Sal 37:1-40, Sal 111:1-10, Sal 112:1-10 y Sal 119:1-176 tienen todas las letras.
Es razonable suponer que usaron este recurso literario para ayudar a la memoria.
Salmos mesiánicos
Vamos a considerar estos importantísimos salmos de dos maneras: Primero, en el orden en que Cristo los cumplió en el Nuevo Testamento. Segundo, en el orden en que aparecen en el libro de los Salmos.
A. En el orden en que Cristo los cumplió en el Nuevo Testamento.
1. Su obediencia (Sal 40:6-10).
«Sacrificio y ofrenda no te agrada … Entonces dije: He aquí vengo; en el rollo del libro está escrito de mí…» (cp. Heb 10:5-7).
2. Su celo (Sal 69:9).
«Porque me consumió el celo de tu casa…» (Jua 2:17).
3. Su rechazo (Sal 118:22).
«La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza de ángulo» (véase Mat 21:42).
4. Su traición.
«Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar» (Sal 41:9).
«Porque no me afrentó un enemigo, lo cual habría soportado; ni se alzó contra mí el que me aborrecía, porque me hubiera ocultado de él; sino tu, hombre, al parecer íntimo mío, mi guía y mi familiar; que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, y andábamos en amistad en la casa de Dios» (Sal 55:12-14). (Véase Mat 26:14-16, Mat 26:21-25.)
5. Sus sufrimientos (Sal 22:1, Sal 22:6-8, Sal 22:16, Sal 22:18).
«Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre» (Sal 69:21). (Véase Mat 27:34, Mat 27:48.)
«En tu mano encomiendo mi espíritu» (Sal 31:5). (Véase Luc 23:46.)
«El guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado» (Sal 34:20). (Véase Jua 19:33-36; también Sal 129:3.)
6. Los falsos testigos.
«Porque boca de impío y boca de engañador se han abierto contra mí; han hablado de mí con lengua mentirosa; con palabras de odio me han rodeado, y pelearon contra mí sin causa» (Sal 109:2-3). (Véanse Mat 26:59-61; Mat 27:39-44.)
7. Su oración por sus enemigos.
«En pago de mi amor me han sido adversarios; mas yo oraba» (Sal 109:4). (Véase Luc 23:34.)
8. Su resurrección.
«Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción» (Sal 16:10; comparar con Hch 13:35).
«Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré» (Sal 22:22; comparar con Jua 20:17).
9. Su ascensión.
«Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomaste los dones para los hombres…» (Sal 68:18; comparar con Efe 4:8).
10. Su entrada triunfal.
«Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla» (Sal 24:7-8). (Véase Hch 1:1-26.)
11. Su obra como Sumo Sacerdote.
«Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec» (Sal 110:4). (Véase Heb 5:1-14; Heb 6:1-20; Heb 7:1-28.)
12. Su matrimonio (Sal 45:2, Sal 45:6, Sal 45:8, Sal 45:13, Sal 45:15). (Véase Apo 19:1-21.)
13. Su destrucción de los paganos.
«Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies» (Sal 110:1). (Véase también Sal 2:1-12.)
«Juzgará entre las naciones…» (Sal 110:6). (Véase Apo 6:1-17 — Apo 19:1-21.)
14. Su reinado milenario (Sal 89:27; Sal 102:16-21).
«Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies» (Sal 8:6; comparar con Heb 2:1-18).
«Será su nombre para siempre, se perpetuará su nombre mientras dure el sol. Benditas serán en él todas las naciones. Lo llamarán bienaventurado» (Sal 72:17). (Véanse Mat 23:39; Apo 11:15.)
B. En el orden en que aparecen en el libro de los Salmos.
1. Sal 2:1-12 : predice la destrucción de los paganos y el reinado milenario de Cristo. Este salmo contiene cuatro partes:
a. La rebelión del hombre (vv. Sal 2:1-3).
b. La reacción de Dios (vv. Sal 2:4-6).
c. El gobierno del Hijo (vv. Sal 2:7-9).
d. La recomendación del salmista (vv. Sal 2:10-12).
Pasajes mesiánicos:
Versículo Sal 2:2 : «Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido…» (Citado en Hch 4:26.)
Versículo Sal 2:7 : «Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy.» (Citado en Hch 13:33.)
2. Sal 8:1-9 : predice el reinado milenario de Cristo.
Bien podemos comparar la declaración del versículo Sal 8:6 de este salmo, que nos dice que Dios creó al hombre con sus dedos, con Isa 53:1, donde se nos dice que redimirnos le costó a Dios sus brazos. De lo que se infiere que la redención es mucho más costosa que la creación.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 8:6 : «Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies.»
3. Sal 16:1-11 : predice la muerte y la resurrección de Cristo.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 16:10 : «Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción.» (Citado en Hch 2:27.)
4. Sal 22:1-31 : predice los intensos sufrimientos de Cristo.
Este salmo tiene dos partes:
a. Los sollozos del crucificado (Sal 22:1-21).
b. El canto del glorificado (Sal 22:22-31).
Se ha sugerido que Pedro tenía este salmo en mente cuando escribió:
«Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos» (1Pe 1:10-11).
Si esto es cierto, entonces los versículos Sal 22:1-21 del salmo hablan de sus sufrimientos, mientras que los versículos Sal 22:22-31 describen su gloria.
Pasajes mesiánicos:
Versículo Sal 22:1 : «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» (Citado por Cristo en la cruz, Mat 27:46.)
Versículo Sal 22:8 : «Se encomendó a Jehová; líbrele él; sálvele, puesto que en él se complacía.» (Citado por los inicuos líderes israelitas ante la cruz, Mat 27:43.)
Versículo Sal 22:16 : «… Horadaron mis manos y mis pies…» (Cumplido por los soldados romanos al crucificarle, Mat 27:35.)
Versículo Sal 22:18 : «Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.» (Cumplido por los soldados romanos al pie de la cruz, Mar 15:24.)
Versículo Sal 22:22 : «Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré.» (Citado en Heb 2:12.)
5. Sal 23:1-6 : predice el tierno ministerio pastoral de Cristo.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 23:1 : «Jehová es mi pastor; nada me faltará.» (Aunque esta cita no aparece exactamente así en el Nuevo Testamento, Jesús mismo se refiere a ella en Jua 10:1-18).
Este salmo es conocido como la Perla de los Salmos. Tiene tres partes:
a. Las ovejas y el pastor (Sal 23:1-3; habla de provisión).
b. El guía y el viajero (Sal 23:3-4; habla de dirección).
c. El anfitrión y el invitado (Sal 23:5-6; habla de comunión).
6. Sal 24:1-10 : predice la entrada triunfal de Cristo en el cielo. Este salmo, aunque originalmente escrito para celebrar la entrada de David en la recién capturada ciudad de Jerusalén y su subsiguiente dedicación como rey, puede también hablar de la entrada victoriosa del Salvador en la gloria después de haber terminado su obra de redención y ascender al monte de los Olivos. El salmo era cantado por dos coros:
a. Los versículos Sal 24:1-6 eran cantados al pie del monte donde estaba ubicada la ciudad.
(1) El coro A cantaría los versículos Sal 24:1-3.
(2) El coro B cantaría los versículos Sal 24:4-6.
b. Los versículos Sal 24:7-10 eran cantados en frente de las puertas de la ciudad.
(1) El coro A cantaría el versículo Sal 24:7.
(2) El coro B. cantaría el versículo Sal 24:8.
(3) El coro A cantaría la segunda parte del versículo Sal 24:8 y también el Sal 24:9.
(4) El coro B cantaría la primera parte del versículo Sal 24:10.
(5) El coro A cantaría la segunda parte del versículo Sal 24:10.
c. Ciertos salmos eran cantados en el servicio de la mañana en el templo cada día de la semana. Posiblemente lo cantaban en el siguiente orden:
(1) El lunes el coro cantaba el Sal 48:1-14.
(2) El martes el Sal 82:1-8.
(3) El miércoles el Sal 94:1-23.
(4) El jueves el Sal 81:1-16.
(5) El viernes el Sal 93:1-5.
(6) El sábado el Sal 92:1-15.
(7) El domingo el Sal 24:1-10.
Pasajes mesiánicos:
Versículos Sal 24:7-10 : «Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, él es el Rey de la gloria.»
(Aunque estos versículos no se citan directamente en el Nuevo Testamento, sin embargo, se habla en forma general de ellos en Hch 2:32-33.)
7. Sal 31:1-24 : predice los pensamientos y palabras del Salvador en la cruz.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 31:5 : «En tu mano encomiendo mi espíritu…»
(Fue citado directamente por Jesús poco antes de expirar en la cruz según Luc 23:46.) El apóstol Pablo se referiría más tarde al versículo Sal 31:19 de este salmo en 1Co 2:9.
8. Sal 40:1-17 : predice la obediencia de Cristo durante su vida en la tierra.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 40:6 : «Sacrificio y ofrenda no te agrada; has abierto mis oídos…» (Citado en Heb 10:5-6.)
Versículo Sal 40:7 : «Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí» (Citado en Heb 10:7.)
9. Sal 41:1-13 : predice la traición del Salvador por Judas. Este es el primero de tres salmos que hablan de ello. Los otros son el Sal 55:1-23 y el Sal 109:1-31.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 41:9 : «Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar.» (Una referencia a Judas. Véase Jua 13:18.)
10. Sal 45:1-17 : predice la belleza y las bodas de Cristo. Las raíces históricas de este salmo están probablemente en el casamiento de Salomón con la hija de Faraón (1Re 3:1), pero ciertamente se presta para una referencia al pasaje de las bodas del Cordero que tenemos en Apo 19:7-9. Este salmo tiene dos partes:
a. Primera parte: Las características del novio (Sal 45:1-8 a).
(1) Es el más justo de todos.
(2) Sus palabras están llenas de gracia.
(3) Goza de la constante bendición de Dios.
(4) Es un defensor de la verdad, la humildad y la justicia.
(5) Derrota a todos sus enemigos.
(6) Su trono permanecerá para siempre.
(7) La justicia es su cetro real.
(8) Ama la justicia y aborrece la maldad.
(9) Sus vestidos están perfumados con mirra, áloe y casia.
b. Los privilegios de la novia (Sal 45:8 b- Sal 45:9-17).
(1) Su morada será un palacio de marfil lleno de música.
(2) Será vestida con ropas finas con adornos de oro.
(3) Será amada por su esposo por toda la eternidad.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 45:6 : «Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; cetro de justicia es el cetro de tu reino.» (Citado en Heb 1:8.)
Versículo Sal 45:7 : «Has amado la justicia y aborrecido la maldad; por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo con óleo de alegría más que a tus compañeros» (Citado en Heb 1:9.)
11. Sal 68:1-35 : predice la victoria gloriosa de Cristo y su entrada triunfal en el cielo.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 68:18 : «Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomaste dones para los hombres…» (Citado en Efe 4:8.) ¿Dónde estaba la morada de los justos que habían muerto antes del Calvario? Algunos estudiantes de la Biblia sostienen que antes de que Jesús muriera, las almas de todos los hombres descendían a una morada localizada en alguna parte de la tierra conocida como el Hades en el Nuevo Testamento y el Seol en el Antiguo Testamento. Había originalmente dos secciones en el Hades, una para los salvos y otra para los perdidos. La sección de los salvos es algunas veces llamada el «paraíso» (Luc 23:43) y otras veces el «seno de Abraham» (Luc 16:22).
No se sabe que se le diera ningún nombre a la sección de los no salvados excepto la designación general de Hades. En Luc 16:19-31 el Salvador nos habla de un creyente pobre que murió y fue al seno de Abraham. Muchos creen que todo esto cambió cuando Cristo hizo el pago completo por los pecados de los creyentes en el Calvario. La Biblia Anotada de Scofield sugiere que el Señor, durante el tiempo entre su muerte y resurrección, descendió al Hades y sacó del paraíso a todos aquellos que habían sido salvos hasta entonces y entró triunfalmente con ellos en los cielos. Se presenta Efe 4:8-10 como prueba de ello. El finado doctor Barnhouse escribe en su libro Revelation:
«Cuando ascendió a lo alto (Efe 4:8) vació el paraíso y los llevó directamente a la presencia de Dios. La cautividad fue llevada cautiva… A partir de ese momento nunca más hubo separación entre los que creen en Cristo. Las puertas del infierno nunca más prevalecerían contra ningún creyente.» (Véase Mat 16:18.)
12. Sal 69:1-36 : predice el celo y los sufrimientos de Cristo.
Pasajes mesiánicos:
Versículo Sal 69:9 : «Porque me consumió el celo de tu casa…» (Citado en Jua 2:17.)
Versículo Sal 69:21 : «Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre.» (Cumplido en Mat 27:34, Mat 27:48.)
13. Sal 72:1-20 : predice el reinado milenario de Cristo. No está absolutamente claro si este Salmo es una oración a Dios de Salomón o una oración de David concerniente a Salomón. En cualquier caso, describe el glorioso reinado milenario del Señor Jesucristo, descendiente de David. Notemos las siguientes características de su reinado:
a. Juzgará a los afligidos con justicia (Sal 72:2).
b. Los montes y los collados florecerán (Sal 72:3).
c. Aplastará a los opresores (Sal 72:4).
d. Su gobierno será tan amoroso y beneficioso como el rocío para la hierba (Sal 72:6).
e. Los hombres buenos prosperarán en gran manera (Sal 72:7).
f. Su reinado se extenderá hasta los confines de la tierra (Sal 72:8).
g. Todas las naciones le traerán presentes y le servirán (Sal 72:10-11).
h. Todos los pueblos le bendecirán y le alabarán (Sal 72:15).
i. Su nombre permanecerá y será honrado por siempre (Sal 72:17).
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 72:8 : «Dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra.» (Citado por Juan en Apo 11:15.)
14. Sal 89:1-52 : predice la fidelidad inalterable de Dios a favor de la dinastía de David por medio de Cristo, a pesar de la continua desobediencia de los miembros de esa dinastía. Este salmo fue escrito por Etán ezraíta, quien fue un reconocido sabio durante el reinado de Salomón (1Re 4:31). Aunque no podemos estar seguros, bien puede ser que este salmo esté expresando los pensamientos de Salomón en sus últimos años, cuando a causa de sus pecados experimentó muchas dificultades. (Véase 1Re 11:1-43.)
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 89:27 : «Yo también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra.» (Referido por Pablo en Flp 2:9-11.)
15. Sal 102:1-28 : predice la eternidad de Cristo. Este salmo puede corresponder a los últimos años del exilio babilónico, y su propósito era animar a los judíos a volver a Palestina y reedificar Jerusalén. También se refiere a la segunda venida del gran Rey de Jerusalén. (Véase el v. Sal 102:16.)
Pasaje mesiánico:
Versículos Sal 102:25-27 : «Desde el principio tú fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, mas tú permanecerás; y todos ellos como una vestidura se envejecerán; como un vestido los mudarás, y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán.» (Citado en Heb 1:10-12.)
16. Sal 109:1-31 : predice la traición de Judas y su terrible castigo.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 109:8 : «Sean sus días pocos; tome otro su oficio.» (Citado por Pedro en Hch 1:20.)
17. Sal 110:1-7 : predice el sacerdocio eterno de Cristo.
a. Notemos la múltiple descripción de Cristo en este salmo:
(1) Es Dios (v. Sal 110:1).
(2) Es Rey (v. Sal 110:2).
(3) Es sacerdote (v. Sal 110:4).
(4) Es juez (v. Sal 110:6).
(5) Es un poderoso guerrero (v. Sal 110:6).
b. Notemos la doble descripción del pueblo de Dios en este salmo:
(1) Son sacerdotes: «Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente…» (literalmente, «ofrecerán ofrendas voluntarias» v. Sal 110:3). (Cp. con Apo 1:6.)
(2) Son soldados: «… en el día de tu poder…» (literalmente, «tu ejército» v. Sal 110:3). (Cp. con Efe 6:11.)
Pasajes mesiánicos:
Versículo Sal 110:1 : «Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.»
Este versículo es más citado en el Nuevo Testamento que ningún otro del Antiguo Testamento. Es repetido al menos en cuatro ocasiones.
(3) En Mat 22:41-46 (para señalar la deidad de Cristo).
(4) En Hch 2:34-35 (para mostrar la identidad de Cristo).
(5) En Heb 1:13 (en forma de pregunta para indicar la superioridad de Cristo).
(6) En Heb 10:12-13 (para mostrar la obra terminada de Cristo).
Versículo Sal 110:4 : «Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.»
Encontramos este versículo no menos de tres veces en el Nuevo Testamento y en las tres tratan acerca de su sumo sacerdocio.
(7) En Heb 5:6 (para dar las cualificaciones de un sumo sacerdocio según el orden de Melquisedec).
(8) En Heb 6:20 (para señalar la inmutabilidad de este sumo sacerdocio).
(9) En Heb 7:21 (para mostrarnos la necesidad de este sumo sacerdocio).
18. Sal 118:1-29 : predice que Cristo es la piedra fundamental del edificio de Dios, rechazado por los hombres, pero elegido por el Señor. Este salmo, que se usaba frecuentemente durante la fiesta de los tabernáculos, pudo haber sido cantado por el Señor en el camino a Getsemaní.
Pasajes mesiánicos:
Versículo Sal 118:22 : «La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo.»
Abundan, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, las referencias a esta «piedra suprema de las Escrituras».
a. Es cabeza del ángulo (Mat 21:42; Efe 2:20).
b. La primera piedra (Zac 4:7; Hch 4:11).
c. La roca golpeada (1Co 10:4).
d. Piedra de tropiezo (1Co 1:23).
e. La piedra desmenuzadora (Dan 2:34).
f. Piedra viva, escogida y preciosa (1Pe 2:4-7).
Versículo Sal 118:26 : «Bendito el que viene en el nombre de Jehová…» (Citado por la gente en la entrada triunfal, Mat 21:9).
Como conclusión de esta sección sugerimos a continuación unos títulos para algunos de los salmos.
1. El salmo del hombre piadoso (Sal 1:1-6).
2. Salmos de la creación (Sal 8:1-9, Sal 104:1-35).
3. El salmo del buen Pastor (Sal 22:1-31).
4. El salmo del gran Pastor (Sal 23:1-6)
5. El salmo del Pastor principal (Sal 24:1-10).
6. El salmo de la unidad (Sal 133:1-3).
7. Salmos de Jerusalén (Sal 48:1-14, Sal 122:1-9, Sal 126:1-6, Sal 132:1-18, Sal 137:1-9).
8. Salmos de la familia (Sal 127:1-5; Sal 128:1-6).
9. El salmo de la seguridad (Sal 121:1-8).
10. El salmo del único Dios verdadero (Sal 115:1-18).
11. El salmo del éxodo (Sal 114:1-8).
12. El salmo del refugio (Sal 46:1-11).
13. El salmo de la escalera de la fe (Sal 37:1-40).
14. Los salmos de la suprema alabanza (Sal 103:1-22, Sal 148:1-14, Sal 150:1-6).
15. El salmo de la ancianidad (Sal 71:1-24).
16. El salmo de la gratitud (Sal 100:1-5).
17. El salmo de la muerte (Sal 90:1-17).
18. El salmo de la vida (Sal 91:1-16).
19. Los salmos de liberación (Sal 31:1-24, Sal 116:1-19).
20. El salmo de la casa de Dios (Sal 84:1-12).
21. El salmo de la riqueza de Dios (Sal 50:1-23).
22. Los salmos de la Palabra de Dios (Sal 19:1-14, Sal 119:1-176).
23. El salmo de la voz de Dios (Sal 29:1-11).
24. El salmo de la misericordia de Dios (Sal 136:1-26).
25. El salmo de la bondad de Dios (Sal 27:1-14, Sal 107:1-43).
26. El salmo de la omnisciencia y omnipresencia de Dios (Sal 139:1-24).
27. El salmo de la omnipotencia de Dios (Sal 147:1-20).
28. El salmo del pacto davídico (Sal 89:1-52).
29. Los salmos de la historia de Israel (Sal 78:1-72, Sal 105:1-45, Sal 106:1-48).
30. El salmo del «¿por qué?» (Sal 42:1-11, Sal 73:1-28).
31. Los salmos de la profunda desesperación (Sal 69:1-36, Sal 88:1-18).
Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
Nota del editor; Esta sección pertenece LA ETAPA DEL REINO UNIDO (1 de Samuel 8-31; 2 de Samuel; 1 de Reyes 1-11; 1 de Crónicas; 2 de Crónicas 1-9; Salmos; Proverbios; Eclesiastés; Cantar de los Cantares)
Los escritos de esta etapa
I. Los Salmos. Hay tres maneras de estudiar los Salmos: (1) por división del libro; (2) por autores; y (3) por asuntos.
A. Por división del libro (cada una termina con una doxología).
Del Sal 1:1-6 al Sal 41:1-13 (corresponden con Génesis). La palabra clave es hombre.
«Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado» (Sal 1:1).
«Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?» (Sal 8:4).
«¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger» (Sal 25:12).
«Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él» (Sal 34:8).
«¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien» (Sal 34:12).
«Por Jehová son ordenados los caminos del hombre, y él aprueba su camino» (Sal 37:23).
«Considera al íntegro, y mira al justo: porque hay un final dichoso para el hombre de paz» (Sal 37:37).
«Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira» (Sal 40:4).
Del Sal 42:1-11 al Sal 72:1-20 (corresponden con Éxodo). La palabra clave es liberación.
«E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás» (Sal 50:15).
«Porque él me ha librado de toda angustia, y mis ojos han visto la ruina de mis enemigos» (Sal 54:7).
«Porque has librado mi alma de la muerte, y mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven» (Sal 56:13).
«Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío; ponme a salvo de los que se levantan contra mí» (Sal 59:1).
«Sácame del lodo, y no sea yo sumergido; sea yo libertado de los que me aborrecen, y de lo profundo de las aguas» (Sal 69:14).
Socórreme y líbrame en tu justicia; inclina tu oído y sálvame« (Sal 71:2).
«Porque él librará al menesteroso que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra» (Sal 72:12).
Del Sal 73:1-28 al Sal 89:1-52 (corresponden con Levítico). La palabra clave es santuario.
«Hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos» (Sal 73:17).
«Han puesto a fuego tu santuario, han profanado el tabernáculo de tu nombre, echándolo a tierra» (Sal 74:7).
«Oh, Dios, santo es tu camino; ¿qué Dios es grande como nuestro Dios?» (Sal 77:13).
«Edificó su santuario a manera de eminencia, como la tierra que cimentó para siempre» (Sal 78:69).
Del Sal 90:1-17 al Sal 106:1-48 (corresponden con Números). Las palabras clave son inquietud, peregrinación. (Véanse los caps. Sal 90:1-17 y Sal 106:1-48.)
Del Sal 107:1-43 al Sal 150:1-6 (corresponden con Deuteronomio). La frase clave es Palabra de Dios. (Véase Sal 119:1-176.)
B. Por autores.
1. David.
a. Salmos del pastor: Sal 8:1-9; Sal 19:1-14; Sal 23:1-6; Sal 29:1-11; Sal 144:1-15.
b. Salmos penitenciales: Sal 32:1-11; Sal 38:1-22; Sal 51:1-19.
c. Salmos de sufrimiento:
Sal 3:1-8 AL Sal 7:1-17,
Sal 11:1-7 AL Sal 14:1-7,
Sal 17:1-15; Sal 22:1-31,
Sal 25:1-22 AL Sal 28:1-9,
Sal 31:1-24; Sal 34:1-22; Sal 35:1-28; Sal 39:1-13; Sal 40:1-17; Sal 41:1-13.
Sal 53:1-6 AL Sal 59:1-17,
Sal 61:1-8 AL Sal 64:1-10,
Sal 69:1-36; Sal 70:1-5; Sal 86:1-17; Sal 109:1-31,
Sal 140:1-13 AL Sal 143:1-12.
d. Salmos de satisfacción: Sal 2:1-12; Sal 9:1-20; Sal 15:1-5; Sal 16:1-11; Sal 18:1-50; Sal 20:1-9; Sal 21:1-13; Sal 24:1-10; Sal 30:1-12; Sal 36:1-12; Sal 37:1-40; Sal 52:1-9; Sal 60:1-12; Sal 65:1-13; Sal 68:1-35; Sal 72:1-20; Sal 95:1-11; Sal 101:1-8; Sal 103:1-22; Sal 105:1-45; Sal 108:1-13; Sal 110:1-7; Sal 122:1-9; Sal 124:1-8; Sal 131:1-3; Sal 133:1-3; Sal 138:1-8; Sal 139:1-24; Sal 145:1-21.
2. Coré: Sal 42:1-11, Sal 44:1-26; Sal 45:1-17; Sal 46:1-11; Sal 47:1-9; Sal 48:1-14; Sal 49:1-20; Sal 84:1-12; Sal 85:1-13; Sal 87:1-7.
3. Asaf: Sal 50:1-23; Sal 73:1-28; Sal 74:1-23; Sal 75:1-10; Sal 76:1-12; Sal 77:1-20; Sal 78:1-72; Sal 79:1-13; Sal 80:1-19; Sal 81:1-16; Sal 82:1-8; Sal 83:1-18.
4. Hernán: Sal 88:1-18.
5. Etán: Sal 89:1-52.
6. Salomón: Sal 127:1-5.
7. Moisés: Sal 90:1-17.
8. Ezequías: Sal 120:1-7; Sal 121:1-8; Sal 123:1-4; Sal 125:1-5; Sal 126:1-6; Sal 128:1-6; Sal 129:1-8; Sal 130:1-8; Sal 132:1-18; Sal 134:1-3.
9. Anónimos: Sal 1:1-6; Sal 10:1-18; Sal 33:1-22; Sal 43:1-5; Sal 66:1-20; Sal 67:1-7; Sal 71:1-24; Sal 91:1-16; Sal 92:1-15; Sal 93:1-5; Sal 94:1-23; Sal 96:1-13; Sal 97:1-12; Sal 98:1-9; Sal 99:1-9; Sal 100:1-5; Sal 102:1-28; Sal 104:1-35; Sal 106:1-48; Sal 107:1-43; Sal 111:1-10; Sal 112:1-10; Sal 113:1-9; Sal 114:1-8; Sal 115:1-18; Sal 116:1-19; Sal 117:1-2; Sal 118:1-29; Sal 119:1-176; Sal 135:1-21; Sal 136:1-26; Sal 137:1-9; Sal 146:1-10; Sal 147:1-20; Sal 148:1-14; Sal 149:1-9; Sal 150:1-6.
C. Por asuntos.
1. Salmos devocionales: Sal 4:1-8; Sal 9:1-20; Sal 12:1-8; Sal 13:1-6; Sal 14:1-7; Sal 16:1-11; Sal 17:1-15; Sal 18:1-50; Sal 19:1-14; Sal 22:1-31; Sal 23:1-6; Sal 24:1-10; Sal 27:1-14; Sal 30:1-12; Sal 31:1-24; Sal 33:1-22; Sal 34:1-22; Sal 35:1-28; Sal 37:1-40; Sal 40:1-17; Sal 42:1-11; Sal 43:1-5; Sal 46:1-11; Sal 50:1-23; Sal 55:1-23; Sal 56:1-13; Sal 61:1-8; Sal 62:1-12; Sal 63:1-11; Sal 66:1-20; Sal 68:1-35; Sal 69:1-36; Sal 71:1-24; Sal 73:1-28; Sal 75:1-10; Sal 76:1-12; Sal 77:1-20; Sal 80:1-19; Sal 81:1-16; Sal 84:1-12; Sal 85:1-13; Sal 88:1-18; Sal 90:1-17; Sal 91:1-16; Sal 94:1-23; Sal 95:1-11; Sal 100:1-5; Sal 103:1-22; Sal 106:1-48; Sal 107:1-43; Sal 111:1-10; Sal 115:1-18; Sal 116:1-19; Sal 118:1-29; Sal 119:1-176; Sal 122:1-9; Sal 123:1-4; Sal 126:1-6; Sal 133:1-3; Sal 136:1-26; Sal 138:1-8; Sal 139:1-24; Sal 141:1-10; Sal 142:1-7; Sal 144:1-15; Sal 147:1-20; Sal 148:1-14; Sal 149:1-9; Sal 150:1-6.
2. Salmos penitenciales: Sal 6:1-10; Sal 32:1-11; Sal 38:1-22; Sal 51:1-19; Sal 102:1-28; Sal 130:1-8; Sal 143:1-12.
3. Salmos imprecatorios: Sal 35:1-28; Sal 55:1-23; Sal 58:1-11; Sal 59:1-17; Sal 69:1-36; Sal 83:1-18; Sal 109:1-31; Sal 137:1-9; Sal 140:1-13.
4. Salmos graduales: del Sal 120:1-7; Sal 121:1-8; Sal 122:1-9; Sal 123:1-4; Sal 124:1-8; Sal 125:1-5; Sal 126:1-6; Sal 127:1-5; Sal 128:1-6; Sal 129:1-8; Sal 130:1-8; Sal 131:1-3; Sal 132:1-18; Sal 133:1-3; Sal 134:1-3.
5. Salmos de aleluya: del Sal 113:1-9; Sal 114:1-8; Sal 115:1-18; Sal 116:1-19; Sal 117:1-2; Sal 118:1-29.
6. Salmos históricos: Sal 78:1-72; Sal 105:1-45; Sal 106:1-48.
7. Salmos alfabéticos o de acróstico: Sal 9:1-20; Sal 10:1-18; Sal 25:1-22; Sal 34:1-22; Sal 37:1-40; Sal 111:1-10; Sal 112:1-10; Sal 119:1-176; Sal 145:1-21.
8. Salmos mesiánicos: Sal 2:1-12; Sal 8:1-9; Sal 16:1-11; Sal 22:1-31; Sal 23:1-6; Sal 24:1-10; Sal 31:1-24; Sal 34:1-22; Sal 40:1-17; Sal 41:1-13; Sal 45:1-17; Sal 55:1-23; Sal 68:1-35; Sal 69:1-36; Sal 72:1-20; Sal 89:1-52; Sal 102:1-28; Sal 109:1-31; Sal 110:1-7; Sal 118:1-29; Sal 129:1-8.
Estudiaremos ahora los Salmos mediante el método de su clasificación por asuntos;
Salmos devocionales
Estos setenta salmos han sido clasificados como «devocionales» porque contienen (entre otras cosas) promesas preciosas y personales con las que todos los creyentes pueden alimentarse; Al considerarlas, vamos a citar algunas veces sólo la promesa sin añadir ningún comentario; En otras ocasiones agregaremos alguna palabra más; Estos salmos incluyen tanto sollozos como cantos; Los autores a veces lloran, dudan y gritan; Repasan el pasado y anticipan el futuro; Aquí el alma desnuda del hombre se manifiesta como quizá en ningún otro escrito;
1. Sal 4:1-8 Selección:
«Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí: Jehová oirá cuando yo a él clamare» (Sal 4:3);
«En paz me acostare, y asimismo dormiré: porque sólo tú; oh Jehová; me haces vivir confiado» (Sal 4:8); Reflexión: David nos dice aquí que la oración le trae paz y buen dormir; Uno de los más dulces beneficios adicionales de la vida cristiana es el de la paz; Notemos: «Jehová bendecirá a su pueblo con paz» (Sal 29:11); «Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo» (Sal 119:165);
2. Sal 9:1-20 Selección:
«Los malos serán trasladados al Seol; todas las gentes que se olvidan de Dios» (Sal 9:17);
Reflexión:
Esto algún día llegará a ser una horrible realidad; (Véanse Sal 11:6; Mat 25:31-46; Apo 14:10; Apo 19:20; Apo 20:11-15; Apo 21:8)
3. Sal 13:1-6 Selección:
«¿Hasta cuándo; Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?» (Sal 13:1);
«¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí» (Sal 13:2)
Reflexión:
Una concepción errónea sobre la Biblia bastante popular es que sus héroes fueron hombres muy diferentes de los demás: nunca sufrieron derrotas, nunca se desalentaron, siempre alcanzaron el éxito, fueron gente santa y supremamente feliz; Nada puede estar más lejos de la verdad; La realidad es que todos ellos fueron hombres «sujetos a pasiones semejantes a las nuestras» (Stg 5:17); En muchas ocasiones saborearon la amargura de la derrota; Estuvieron a veces abrumados por la desesperación como los hijos de Adán y Eva pueden estarlo hoy. Su abatimiento se evidencia frecuentemente en sus oraciones; El Sal 13:1-6 es uno de esos ejemplos de un alma sufriente y suplicante;
Otros ejemplos notables son los siguientes
La oración de David en los Sal 61:1-7; Sal 31:1-14.
La oración de Asaf en el Sal 77:1-20.
La oración de Hemán en el Sal 88:1-18.
La oración de un autor anónimo en el Sal 102:1-11.
La oración de un prisionero judío en ruta hacia Babilonia en el Sal 137:1-6;
La oración de Moisés en Núm 11:1, Núm 11:12, Núm 11:14-15
La oración de Josué en Jos 7:6-9;
La oración de Elías en 1Re 19:4; 1Re 19:10, 1Re 19:14.
La oración de Job en Job 3:3-12; Job 10:18-22
La oración de Jeremías en Jer 4:10; Jer 20:7-9; Jer 20:14-18;
La oración de Jonás en Jon 4:1-3;
La oración de Habacuc en Hab 1:2-4;
La oración de Coré en los Sal 42:3-11; Sal 44:8-26;
4. Sal 14:1-7 Selección:
«Dice el necio en su corazón: No hay Dios; Se han corrompido, hacen obras abominables: no hay quien haga el bien» (Sal 14:1).
Reflexión:
David describe aquí la necedad del ateo; El necio, en términos bíblicos, es una persona que tiene problemas en su corazón más que en su mente; Veamos otras clases de necios que aparecen en la Biblia;
a. El necio que se mofa del pecado (Pro 14:9).
b. El necio que menosprecia el consejo de su padre (Pro 15:5).
c. El necio que insiste en pelear (Pro 20:3).
d. El necio que busca la gloria (1Sa 26:21).
e. El necio que ama el dinero (Luc 12:20);
f. El necio que honra a Cristo (1Co 4:10) el único necio «sabio» que aparece en la pandilla;
5. Sal 17:1-15 Selección:
«Guárdame como a la niña de tus ojos: escóndeme bajo la sombra de tus alas» (Sal 17:8);
Reflexión:
David usa aquí dos términos tiernos que describen el afecto de Dios por el creyente;
a. La niña de tus ojos; (Véanse también Deu 32:10; Zac 2:8)
b. La sombra de tus alas; (Véanse también Deu 32:11-12; Sal 36:7; Sal 57:1; Sal 91:1; Sal 91:4; Mat 23:37)
6. Sal 18:1-50 Selección:
«Envió desde lo alto; me tomó, me sacó de las muchas aguas» (Sal 18:16);
«Me sacó a lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mí» (Sal 18:19);
«Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas» (Sal 18:28);
«Me diste asimismo el escudo de tu salvación: tu diestra me sustentó, y tu benignidad me ha engrandecido» (Sal 18:35).
Reflexión:
El salmista habla en el versículo Sal 18:16 de que fue sacado de las muchas aguas; El agua es frecuentemente empleada en los Salmos como un símbolo de dificultad y angustia; (Véanse Sal 69:1-2; Sal 144:7; Isa 43:2) En un sentido muy real, la hija de Faraón, cuando recogió al bebe de las aguas del Nilo, estaba poniendo inconscientemente un sobrenombre a todo hijo de Dios cuando «le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué» (Éxo 2:10); David declara aquí que el Señor le sacó de muchas aguas; Siglos después el apóstol Juan escribiría: «Porque el Cordero ;;; los guiará a fuentes de agua de vida;;;» (Apo 7:17).
7. Sal 23:1-6 Selección:
(Todo el salmo) «Jehová es mi pastor; nada me faltará;»
Esta es sin duda, con la posible excepción del Padrenuestro (Mat 6:9-13); la más famosa de las oraciones dichas por labios humanos.
David afirma que el Señor es su pastor: debido a esto continúa diciendo: «Nada me faltará;» Esto significa que:
a. Cuando su alma necesitaba renovación espiritual, el Pastor le proveía de pastos delicados;
b. Cuando estaba cansado, le proveía de aguas de reposo;
c. Cuando necesitaba avivamiento, el Pastor le restauraba;
d. Cuando precisaba dirección, el Pastor le guiaba por el camino recto;
e. Cuando su alma era confrontada por la muerte, el Pastor estaba con él;
f. Cuando se enfrentaba a sus enemigos, el Pastor le proveía de una mesa de victoria;
g. Cuando estaba herido, ungía su cabeza con aceite;
h. Cuando necesitaba compañía, el Pastor le proveía del bien y de la misericordia para que le acompañasen;
i. Cuando David estuviese en el trance de dejar su morada terrenal, el Pastor le proveería de una morada celestial permanente; Por esto David podía decir: «Nada me faltará;» Qué contraste tan grande con la declaración dirigida a Belsasar, que tiempo después fue escrita sobre la pared durante un banquete en Babilonia;
El mensaje era:
«,,, Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin,,, Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto» (Dan 5:26-27).
j. Es apropiado en este punto considerar lo que se ha dado en llamar la trilogía de los Salmos; Esto es, una comparación de los Sal 22:1-31; Sal 23:1-6; Sal 24:1-10; Notemos:
Sal 22:1-31 (Jua 10:11);
(1) El buen Pastor;
(2) El Salvador;
(3) El fundamento;
(4) Cristo muere;
(5) La cruz;
(6) Él da su vida;
(7) Gracia;
Sal 23:1-6 (Hch 13:20);
(8) El gran Pastor;
(9) El que nos satisface;
(10) La manifestación;
(11) Cristo vive;
(12) El Consolador;
(13) Él da su amor;
(14) Dirección;
Sal 24:1-10 (1Pe 5:4);
(15) El Príncipe de los pastores;
(16) El Soberano;
(17) La expectación;
(18) Cristo viene;
(19) La corona;
(20) Él da su luz;
(21) Gloria;
8. Sal 34:1-22 Selección:
«Este pobre clamó y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias; El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende; Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él; Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen» (Sal 34:6-9);
Reflexión:
Nuestro bondadoso Padre celestial usa frecuentemente a sus ángeles para ayudar, proteger y alentar a sus hijos en la tierra; (Véanse 2Re 6:17; Heb 1:14; Hch 12:7-9).
9. Sal 35:1-28 Selección:
«Se levantan testigos malvados; de lo que no sé me preguntan; me devuelven mal por bien, para afligir a mi alma; Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se volvía a mi seno» (Sal 35:11-13);
Reflexión:
Este tipo de oración es verdaderamente difícil: interceder por aquellos que están en necesidad pero que quizá ni siquiera quieren que se ore por ellos y que se gozarían si nos afligiera a nosotros el mismo mal; No obstante; se espera del creyente que ore de esa manera;
10. Sal 37:1-40 Selección:
«No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad; Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán; Confía en Jehová y haz el bien; y habitarás en la tierna, y te apacentarás de la verdad» (Sal 37:1-3);
«Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón» (Sal 37:4).
«Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará» (Sal 37:5).
«Guarda silencio ante Jehová, y espera en él; No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades» (Sal 37:7).
«Maquina el impío contra el justo, y cruje contra él sus dientes; el Señor se reirá de él: porque ve que viene su día» (Sal 37:12-13).
«Conoce Jehová los días de los perfectos, y la heredad de ellos será para siempre» (Sal 37:18).
«Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino; Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano; Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan» (Sal 37:23-25).
«Porque Jehová ama la rectitud, y no desampara a sus santos; Para siempre serán guardados; mas la descendencia de los impíos será destruida» (Sal 37:28).
Reflexiones:
Este salmo-oración debería ser llamado «la escalada a lo sublime», o «de la frustración (v. Sal 37:1) a la exaltación» (v. Sal 37:34); Hay cinco travesaños de ascenso en esta escalera tal como aparecen en los primeros versículos.
No te impacientes: tengo un problema.
Confía: creo que Dios puede dar respuesta a mi problema.
Deléitate: creo que Él dará respuesta a mi problema.
Comprométete con Él: le llevo mi problema.
Descansa: déjale el problema a Él.
Dios es presentado en los Salmos como riéndose de dos cosas:
a. Los intentos de los impíos de destronar a su Hijo (Sal 2:2-4).
b. Los esfuerzos de los malvados por destruir a sus santos (Sal 37:13; Sal 59:8).
Frecuentemente en los Salmos, el que ora le pide al Señor que le haga consciente de la brevedad de esta vida, a fin de que pueda dedicar cada día a su Creador. De esto habla aquí el salmista (Sal 37:18) y en otros momentos:
«En tus manos están mis tiempos…» (Sal 31:15).
«Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy» (Sal 39:4).
«Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría» (Sal 90:12).
«¿Cuántos son los días de tu siervo?» (Sal 119:84).
En los versículos Sal 37:23-25 y Sal 37:28 de este salmo se describe el plan de seguridad social de Dios para sus obreros, además de todos los otros beneficios adicionales.
11. Sal 40:1-17
Selección:
«Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová» (Sal 40:1-3).
«Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos son para con nosotros, no es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, no pueden ser enumerados» (v. Sal 40:5).
Reflexiones:
Los versículos Sal 40:1-3 muestran las diferencias existentes entre el cristianismo y todas las demás religiones. Pensemos en la siguiente ilustración: un hombre cae en un agujero hondo y oscuro, rompiéndose los brazos y las piernas al caer. Pronto se escuchan sus gritos de dolor pidiendo ayuda. Acierta a pasar por allí Confucio, el gran filósofo chino, que mirando al fondo del pozo, le dice a aquel hombre: «Mi amigo, permíteme darte este sabio consejo: si alguna vez logras salir de ahí, ten cuidado de por donde andas para que no vuelvas a caer en un sitio semejante.» Dicho esto, se marchó.
Poco después llega Buda y también ve a aquel hombre que, desamparado e imposibilitado, sigue pidiendo ayuda. Le dice: «Amigo, necesitas ayuda. Si puedes hacer tu parte para salir de ahí, te ayudaré a escapar. Procura trepar un poco y extender tus brazos hacia mí.» Pero aquel hombre, con sus miembros quebrados y sangrando, no puede hacer nada. Buda, entonces, entristecido se aleja de él. Aquel pobre desesperado se acurruca en su prisión de dolor, habiendo perdido ya casi toda esperanza; pero aún lanza un grito último clamando por auxilio. Entonces el Salvador de todos los hombres se acerca al borde del pozo y le mira con compasión. Sin una palabra de consejo ni amonestación, desciende al fondo del agujero, coloca al herido tiernamente sobre sus hombros, y lo saca de aquel pozo de desesperación. Después le cura sus heridas, le señala el camino hacia el cielo y le pone un cántico nuevo en el corazón. Esto es salvación. David menciona en el versículo Sal 40:5 de esta oración las obras maravillosas de Dios a su favor y los innumerables pensamientos del Señor para con él. Otros pasajes también muestran esta preciosa verdad (Sal 92:5; Sal 139:17; Sal 139:18; Jer 29:11).
12. Sal 42:1-11
Selección:
«¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío» (Sal 42:5). (Véanse también Sal 42:11; Sal 43:5.)
Reflexión:
Mencionamos estos tres versículos aquí por su notable repetición. El mundo hace notar en son de broma que está bien que un hombre se hable a sí mismo, pero es malo que se responda a sí mismo. Coré no opinaba así, porque él hacía y respondía a sus propias preguntas. Esta reafirmación de uno mismo es una buena práctica. A veces es muy beneficioso para una persona aconsejarse y consolarse a sí mismo como lo haría con otros.
13. Sal 46:1-11
Selección:
«Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y también los montes a causa de su braveza» (Sal 46:1-3).
«Bramaron las naciones, titubearon los reinos; dio él su voz, se derritió la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. Venid, ved las obras de Jehová, que ha puesto asolamientos en la tierra. Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego» (vv. Sal 46:6-9).
Este puede llegar a ser un salmo favorito de aquel israelita atemorizado que haya quedado y que pueda estar escondiéndose del Anticristo en Petra durante el último período de la gran tribulación. (Véanse Isa 26:19; Isa 26:20; Apo 6:12-14; especialmente Mat 24:15; Mat 24:16; Apo 12:14.)
14. Sal 50:1-23
Selección:
«Juntadme mis santos, los que hicieron conmigo pacto con sacrificio» (Sal 50:5).
«Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de los animales en los collados. Conozco a todas las aves de los montes, y todo lo que se mueve en los campos me pertenece. Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud. ¿He de comer yo carne de toros, o de beber sangre de machos cabríos? Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos al Altísimo» (Sal 50:10-14).
Reflexiones:
Todos sabemos de esos críticos que han atacado al Antiguo Testamento porque, según ellos, presenta a un dios tribal sediento de sangre que está más interesado en sacrificios sangrientos que en ayudar al ser humano. Asaf refuta ese concepto erróneo en este salmo. Afirma que Dios está más interesado en el ser humano que en sus sacrificios. Su devoción ferviente era más importante para él que aquellas bestias ensangrentadas. No era el altar de bronce exterior lo que más agradaba a Dios, sino el altar interno del corazón. Moisés, unos cuatrocientos años antes, ya le había recordado a Israel este mismo gran principio (Deu 10:12-16).
15. Sal 56:1-13
Selección:
«Mis huidas tú has contado; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿no están ellas en tu libro?» (Sal 56:8).
«Porque has librado mi alma de la muerte, y mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven» (Sal 56:13).
Reflexiones:
Las dulces palabras que hallamos en el versículo Sal 56:8 pueden confortar y alegrar al corazón más abatido. David le pide al Señor que conserve sus lágrimas. El autor de este Auxiliar una vez siguió el rastro de las lágrimas humanas a lo largo de las páginas de la Biblia en un estudio personal. ¡Qué interesante resultó! Este mar de dolor del alma empieza en Génesis y fluye por todos los libros hasta llegar a su cima en el Apocalipsis de Juan.
Uno de los primeros momentos de llanto de un creyente aparece en la escena cuando Abraham está dando sepultura a su amada Sara en una solitaria y desolada cueva cerca de Hebrón (Gén 23:2).
Este flujo de lágrimas sigue y se convierte en una corriente continua cuando es alimentado por las lágrimas de Jacob por José (Gén 37:35), de Moisés por María (Núm 12:13), de Ana por un hijo (1Sa 1:10), de Samuel por Saúl (1Sa 15:11; 1Sa 15:35), de David por Absalón (2Sa 18:33). Para este tiempo la corriente es ya un torrente que sigue creciendo. Ezequías llora por sí mismo (2Re 20:2; 2Re 20:3), Nehemías por Jerusalén (Neh 1:4), un padre por su hija pequeña (Mar 5:39), y dos hermanos por su hermano muerto (Jua 11:1-57).
El torrente es ya un río incontrolable y lleva ahora las más preciosas de todas las lágrimas, aquellas derramadas por nuestro Salvador. Llora sobre Lázaro (Jua 11:35) y sobre Jerusalén (Luc 19:41). Al fin, en el libro de Apocalipsis leemos que este henchido mar es definitivamente controlado. El último momento que tenemos registrado de un creyente que llora está en Apo 5:5. Finalmente, Dios mismo enjuga todo rastro de lágrimas, según leemos en Apo 21:4.
16. Sal 63:1-11
Selección:
«Cuando me acuerde de ti en mi lecho, cuando medite en ti en las vigilias de la noche» (Sal 63:6).
Reflexión:
Leemos en los Salmos que David oraba en distintos momentos del día. Pero parece que él especialmente se gozaba en buscar a su Pastor en la quietud de la noche, tal como lo indica en el versículo Sal 63:6. Considere sus oraciones de media noche a Dios: «… meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad» (Sal 4:4).
«… me has visitado de noche…» (Sal 17:3).
«… clamo… y de noche…» (Sal 22:2).
«… y de noche su cántico estará conmigo…» (Sal 42:8).
«Me acordaba de mis cánticos de noche…» (Sal 77:6).
«Anunciar… y tu fidelidad cada noche» (Sal 92:2).
«Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová…» (Sal 119:55).
«Regocíjense los santos por su gloria, y canten aun sobre sus camas» (Sal 149:5).
17. Sal 66:1-20
Selección:
«Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado» (Sal 66:18).
Reflexión:
Este principio absoluto de la oración está establecido a lo largo de toda la Biblia, y se refiere tanto a los santos como a los pecadores. La sangre de Jesucristo nos limpiará de todos los pecados que confesemos, pero no va a cubrir ninguna de nuestras miserables excusas. (Véanse Pro 15:29; Pro 28:9; Isa 1:15; Isa 59:1; Isa 59:2; Jua 9:31; Stg 4:3.)
18. Sal 68:1-35
Selección:
«Los carros de Dios se cuentan por veintenas de millares de millares…» (Sal 68:17).
Reflexión:
David nos dice en el versículo seleccionado que las huestes celestiales son millares. Esta estimación es apoyada por otras referencias bíblicas tales como Dan 7:10, Mat 26:53, y Apo 5:11. Cinco siglos después, un profeta solitario y desolado se sentaría entre las ruinas de Jerusalén, hacía poco destruida por los invasores babilonios. Al estar sentado allí, recordaría probablemente el testimonio de David que aparece en este Sal 68:19. De cualquier modo, el profeta, con el corazón traspasado, escribió su testimonio basado en el anterior de David: «Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad» (Lam 3:21-23).
19. Sal 69:1-36
Selección:
«Pero yo a ti oraba, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad; oh Dios, por la abundancia de tu misericordia, por la verdad de tu salvación, escúchame» (Sal 69:13).
Reflexión:
¿Cuándo es este «tiempo de su buena voluntad«? Un maestro de escuela dominical dijo una vez a su clase: «El mejor momento para prepararse para encontrarse con Dios es el día antes de morir.» Esto parecía ser aceptable para la clase; pero entonces un niño levantó su mano y dijo: «Pero maestro, a veces la persona no sabe con veinticuatro horas de antelación que se va a morir. ¿Qué puede hacer entonces?» El maestro sabiamente replicó: «De ahí aprendemos que el siguiente mejor momento que tiene una persona para prepararse para encontrarse con Dios es hoy.» Uno de los conceptos teológicos más importantes de las Escrituras es la doctrina del tiempo presente: el hoy.
Dios desea:
a. Que el pecador entregue su corazón a Cristo hoy (2Co 6:2).
b. Que los santos se dediquen completamente a Cristo hoy (Rom 6:19; Rom 12:1-3; Heb 3:7; Heb 3:13; Heb 3:15).
La razón evidente para esta urgencia la encontramos en pasajes como Pro 27:1; Stg 4:13-15.
20. Sal 71:1-24
Selección:
«Porque tú, oh Jehová, eres mi esperanza, seguridad mía desde mi juventud» (Sal 71:5).
«No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares» (Sal 71:9).
«Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Aun en la vejez y en las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie su poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir» (Sal 71:17; Sal 71:18).
Reflexión:
Podríamos titular correctamente a este salmo como «El salmo del anciano». Uno de los más grandes beneficios que puede disfrutar el creyente es que la ancianidad le lleva a estar más cerca de aquella meta gloriosa de ser semejante a Cristo. Esto es algo totalmente diferente de todas las demás metas terrenales, tal como en el campo de los deportes u otras carreras profesionales, donde la juventud, el cerebro, la fuerza y la apariencia son crueles capataces, y el individuo desafortunado es cruda y rudamente dejado a un lado en la vejez. (Véanse Sal 25:7; Sal 37:25; Ecl 11:9; Ecl 11:10; Ecl 12:1.)
21. Sal 73:1-28
Selección:
«En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos» (Sal 73:2).
«Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos» (v. Sal 73:3).
«No pasan trabajos como los otros mortales, ni son azotados como los demás hombres» (v. Sal 73:5).
«Los ojos se les saltan de gordura; logran con creces los antojos del corazón» (v. Sal 73:7).
«He aquí estos impíos, sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas. Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia; pues he sido azotado todo el día, y castigado todas las mañanas» (vv. Sal 72:12-14).
«Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí, hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos. Ciertamente los has puesto en deslizaderos; en asolamientos los harás caer. ¡Cómo han sido asolados de repente! Perecieron, se consumieron de terreros» (Sal 73:16-19).
Reflexiones:
Asaf hace aquí una pregunta que ha perturbado a un sin fin de cristianos a lo largo de la historia: ¿por qué prosperan los malos, mientras los buenos sufren? Lázaro debió hacerse esta pregunta cuando semi desnudo, mal alimentado y lleno de llagas, se sentaba en el suelo a la puerta de la casa de un rico insensible y desconsiderado (Luc 16:19-31). Samuel estaría sin duda agobiado por el dolor de ver como el ungido David tenía que esconderse del arrogante Saúl.
Se cuenta que un editor escribió hace algunos años en una revista para agricultores que, aunque él no era un hombre muy religioso, con todo veía la sabiduría del mandamiento bíblico de trabajar seis días y descansar el séptimo. Poco después de la publicación del artículo, un airado agricultor le envío una carta al editor diciéndole que no merecía la pena leer su escrito. Para demostrarlo decía que precisamente aquel año él había sembrado sus campos en domingo, los había cuidado en domingo y había recogido la cosecha en domingo. Terminaba muy alegre su réplica con las siguientes palabras: «Estamos en octubre y ya he ganado más dinero que ninguno de los agricultores vecinos que se dicen ser cristianos y no trabajan los domingos.» El editor publicó dicha carta en el siguiente número de la revista y agregó la siguiente observación; «Estimado señor: Dios no liquida todas las cuentas en octubre.»
22. Sal 75:1-10
Selección:
«Porque ni de oriente ni de occidente, ni del desierto viene el enaltecimiento. Mas Dios es el juez: a éste humilla, y a aquél enaltece» (Sal 75:6; Sal 75:7).
Reflexión:
Quizá no ha habido otro rey en toda la historia que sea una demostración de la terrible realidad de estas palabras que el rey Nabucodonosor de Babilonia. Había tenido un sueño relacionado con un gran árbol que había sido cortado por orden de Dios. Daniel le profetiza correctamente que Dios le estaba avisando de que se humillara en su arrogancia, o de lo contrario sería cortado. No solamente ocurriría esto, sino que sufriría de un ataque de locura por un período de siete años. Pero el altivo rey rehusó dar su brazo a torcer, y entonces le sobrevino el mal anunciado (Dan 4:29-37).
23. Sal 76:1-12
Selección:
«Ciertamente la ira del hombre te alabará…» (Sal 76:10).
Abundan las referencias bíblicas que prueban la verdad que encontramos en esta oración. Consideremos las siguientes:
a. La ira de Esaú causó que Jacob tuviera que huir lejos; allí donde fue se encontró con Raquel, para la gloria de Dios (Gén 27:41-45; Gén 29:10).
b. La ira de los once hermanos de José envió a José a Egipto como esclavo, donde después llegó a ser primer ministro, para gloria de Dios (Gén 37:23-28; Gén 41:38-44).
Más tarde José se lo recordaría a sus hermanos al decirles:
«Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo» (Gén 50:20).
c. Un rey moabita lleno de ira intentó maldecir a Israel por medio de un profeta contratado, pero todo resultó en una bella profecía acerca de Cristo, para la gloria de Dios (Núm 22:1-6; Núm 24:17).
d. La ira de Amán le llevó a construir una horca para colgar en ella a un judío, pero fue él quien murió ahorcado en ella, para la gloria de Dios (Est 5:12-14; Est 7:10).
e. La ira llevó al rey Joacim a quemar el libro de Dios, pero el libro fue reescrito agregándosele la profecía de la propia caída del rey, para la gloria de Dios (Jer 36:22-23; Jer 36:27-32).
f. La ira de los fariseos llevó a Cristo a la cruz para ser crucificado entre dos ladrones, lo que terminó en la salvación de uno de ellos, para la gloria de Dios (Luc 23:39-43).
g. La ira del emperador romano llevó al apóstol Juan al destierro en la isla de Patmos, privándole de predicar el evangelio, pero resultó en la escritura del Apocalipsis, para la gloria de Dios (Apo 1:9).
24. Sal 80:1-19
Selección:
«Oh Pastor de Israel, escucha: tú que pastoreas como a ovejas a José, que estás entre querubines, resplandece» (Sal 80:1).
«Hiciste venir una vid de Egipto; echaste las naciones, y la plantaste» (Sal 80:8).
Reflexión:
Tenemos aquí una referencia a los querubines. Las dos estatuas aladas de 15 pies de altura (unos 4,5 m) llamados querubines, de oro puro y que, formando una sola pieza con el propiciatorio estaban sobre el arca del pacto en el lugar santísimo, representaban aparentemente a seres reales. Son mencionados como sesenta y cuatro veces en la Biblia.
Notemos:
a. Tanto Moisés como Salomón los colocaron en el lugar santísimo (Éxo 25:19; 1Re 6:27).
b. Dios habló a Moisés desde en medio de los dos querubines (Núm 7:89).
c. Ezequías oró al Dios que mora entre querubines (2Re 19:15).
d. Ezequiel vio la gloria de Dios en medio de cuatro querubines que volaban (Eze 10:1-22).
e. Se describe el templo milenario con querubines (Eze 41:17-20).
Aparte de lo que ya ha sido dicho acerca de los querubines, este salmo-oración de Asaf podría muy bien ser titulado «El salmo de la vid moribunda». La vid es frecuentemente usada en la Biblia como un símbolo de Israel. Notemos lo que Asaf dice acerca de esta vid. Declara que:
f. Dios la sacó de Egipto (v. Sal 80:8).
g. Plantó esta vid en su tierra escogida (v. Sal 80:8).
h. Limpió y labró la tierra para su vid (v. Sal 80:9).
i. La vid arraigó y creció por un tiempo (v. Sal 80:9).
j. La vid cubrió los montes y creció tan alta como un cedro (v. Sal 80:10).
k. Sus ramas y retoños se extendieron hasta el mar y hasta el río Éufrates (v. Sal 80:11).
l. Entonces Dios rompió la cerca que protegía la vid (v. Sal 80:12).
m. Los extraños se llevaron sus racimos (v. Sal 80:12).
n. El jabalí y los animales salvajes la destrozaron (v. Sal 80:13).
ñ. Los enemigos la cortaron y la quemaron (v. Sal 80:16).
¿Por qué trató Dios a su vid de esta manera? La respuesta la encontramos muy claramente en las Escrituras (Isa 5:1-4; Jer 2:21; Ose 10:1). Dios deseaba que su vid escogida llevara fruto para alimentar las naciones hambrientas de su alrededor; pero no lo hizo. Por tanto, en el cumplimiento de los tiempos, Dios dejó a un lado a esta vid silvestre, inútil y de frutos amargos. Nuestro Señor Jesucristo declaró triste y solemnemente este rechazo de parte de Dios durante una conversación que tuvo con los líderes judíos en el templo. Les dijo: «Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él» (Mat 21:43).
Mientras que estuvo en la tierra, el Señor Jesucristo fue la vid verdadera de Dios (Isa 53:2), y llevó fruto abundante por medio de sus milagros, parábolas, oraciones y sermones. Pero cuando llegó la hora para la vid crucificada y resucitada de volver al Padre celestial, ¿quién llevaría entonces el fruto del Padre en la tierra? Encontramos explicados los detalles de este emocionante plan en Jua 15:1-8. Se espera, por tanto, del creyente que lleve a cabo lo que Israel no iba a hacer: llevar fruto y fruto en abundancia. Esto sólo puede ser hecho permaneciendo en Él (oración) y permitiendo que sus palabras permanezcan en nosotros (meditación de la Biblia). El es la vid, nosotros somos los pámpanos. El pámpano existe por una sola razón: llevar fruto. No puede producirlo, simplemente lo lleva; no sirve para ninguna otra cosa. Su madera no sirve para construir casas ni muebles, ni tampoco sirve como leña para alimentar el fuego. Está simplemente para llevar fruto y compartirlo.
25. Sal 81:1-16
Selección:
«Yo soy Jehová tu Dios, que te hice subir de la tierra de Egipto; abre tu boca y yo la llenaré. Pero mi pueblo no oyó mi voz, e Israel no me quiso a mí. Los dejé, por tanto a la dureza de su corazón; caminaron en sus propios consejos. ¡Oh. si me hubiera oído mi pueblo, si en mis caminos hubiera andado Israel! En un momento habría yo derribado a sus enemigos, y vuelto mi mano contra sus adversarios» (Sal 81:10-14).
Reflexión:
Casi diez siglos después Cristo Jesús, el rechazado Redentor de Israel, estaría en el monte de los Olivos contemplando Jerusalén, y con voz fuerte pronunciaría palabras parecidas (Mat 23:37-39).
26. Sal 84:1-12
Selección:
«Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder; verán a Dios en Sion» (Sal 84:5-7).
Reflexión:
El versículo Sal 84:7 habla de crecer en fortaleza. La palabra poder es muy importante en el vocabulario bíblico de la oración y la santificación. Notemos la declaración que describe el poder interno del hombre en contraste con el poder impartido por Dios.
El poder del hombre:
«Como un tiesto se secó mi vigor…» (Sal 22:15).
«… se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad…» (Sal 31:10).
«… y no quedó fuerza en mí…» (Dan 10:8).
El poder de Dios:
«¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán» (Isa 40:28-31).
«No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia» (Isa 41:10).
(Véanse también Sal 27:1; Sal 28:7; Sal 29:11; Sal 43:2; Sal 46:1; Sal 81:1; Sal 118:14; Sal 119:28; Flp 4:13; 1Pe 5:10; Efe 3:16; Rom 5:6; 2Ti 4:17; 2Co 12:9.)
27. Sal 85:1-13
Selección:
«¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti?» (Sal 85:6).
«Escucharé lo que hablará Jehová Dios; porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, para que no vuelvan a la locura. Ciertamente cercana está tu salvación a los que le temen…» (Sal 85:8-9).
«La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron» (Sal 85:10).
Reflexiones:
Quizá no hay oración que Dios desea oír más que aquella pidiendo avivamiento, como la que se expresa en el versículo Sal 85:6. Sólo un hijo de Dios puede ser reavivado. Los pecadores no pueden ser reavivados; ellos tienen que ser resucitados. Un muerto no puede ser reavivado, solamente una persona viva puede serlo o debería serlo. Tiempo después Habacuc oraría de manera parecida por sí mismo y por el remanente de Israel: «Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia» (Hab 3:2). Como millones de cristianos han descubierto a lo largo de la historia, Dios va a darse prisa en responder la oración de un corazón que solicita avivamiento. Pero como Coré sugiere en la última parte del versículo Sal 85:8, un deseo verdadero de avivamiento conlleva la determinación de abandonar aquel pecado que hace necesario el avivamiento.
Tenemos muchos avivamientos registrados en la Biblia. Todos ellos fueron propiciados bien por la oración, por el estudio de la Biblia, o por ambos. Consideremos los siguientes avivamientos y reformas que encontramos en las Escrituras:
a. Con Jacob (Gén 35:2-4).
b. Con Moisés (Éxo 14:31; Éxo 15:1-21).
c. Con David (1Cr 15:25-28; 1Cr 16:1-43; 1Cr 29:10-25).
d. Con Salomón (2Cr 7:4-11).
e. Con Elias (1Re 18:21-40).
f. Con Asa (1Re 15:11-15).
g. Con Jehú (2Re 10:15-28).
h. Con Joiada (2Re 11:17-20).
i. Con Josías (2Re 22:1-20, 2Re 23:1-37).
j. Con Josafat (2Cr 20:1-37).
k. Con Ezequías (2Cr 29:1-36; 2Cr 30:1-27; 2Cr 31:1-21).
l. Con Manasés (2Cr 33:11-20).
m. Con Esdras (Esd 9:1-15; Esd 10:1-44).
n. Con Nehemías (Neh 13:1-31).
ñ. Con Jonás (Jon 3:1-10).
o. Con Ester (Est 9:17-22).
p. Con Juan el Bautista (Luc 3:2-18).
q. Con el Salvador (Jua 4:28-42).
r. Con Felipe (Hch 8:5-12).
s. Con Pedro (Hch 9:32-35; Hch 2:1-47)
t. Con Pablo (Hch 13:14-52; Hch 17:10-12; Hch 18:8; Hch 19:18).
Vemos el poder maravilloso de la oración en el versículo Sal 85:10. Ahí encontramos dos pares de cosas irreconciliables: La misericordia y la verdad, la justicia y la paz. La misericordia mira al pecador: «Perdonado»; pero la verdad demanda: «La paga del pecado es muerte.» La paz contempla el corazón atormentado del pecador y desea suavizarlo, pero la justicia señala que el alma que pecare, morirá. ¿Qué puede hacerse? Entonces sucede el milagro: el amor encuentra el camino en Cristo.
De esta forma dos cosas opuestas pueden ser reconciliadas y besarse la una a la otra.
28. Sal 88:1-18
Selección:
«Porque mi alma está hastiada de males, y mi vida cercana al Seol» (Sal 88:3).
Reflexión:
Esta es la oración más sombría y desalentadora de toda la Biblia. No aparece ni un rayo de esperanza.
29. Sal 90:1-17
Selección:
Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo su fortaleza es molestia y trabajo, pronto pasan, y volamos» (Sal 90:10).
«Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría» (Sal 90:12).
Reflexión:
Este salmo ha sido llamado frecuentemente «El salmo de la muerte» o «El salmo del primer Adán». Fue escrito por Moisés. Notemos el promedio de edad del hombre que se reconocía en este tiempo según el versículo Sal 90:10; una merma trágica desde los tempranos tiempos patriarcales según Gén 5:1-32. Como el primer Adán descubrió pronto, uno de los frutos amargos del pecado es la muerte física. Con este trasfondo en mente, la única conclusión lógica para el hombre es la declaración que aparece en el versículo Sal 90:12. El pecador debería aceptar a Cristo (este es el principio de la sabiduría), y el creyente debería usar los días de su vida tan sabiamente como es exhortado a gastar su dinero. De hecho, con mucho más cuidado, porque el tiempo mal gastado no puede recuperarse.
30. Sal 91:1-16
Selección:
«El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente» (Sal 91:1).
«Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En sus manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra» (Sal 91:11-12).
Este salmo es conocido como «El salmo de la vida» o «El salmo del segundo Adán». Se refiere ante todo al poder guardador del Padre en relación con el Hijo durante su ministerio en la tierra. El versículo Sal 91:11 dice que mandará a sus ángeles «que te guarden en todos tus caminos». Veamos el ministerio que los ángeles llevaron a cabo a favor de Cristo mientras estuvo en la tierra:
a. Le adoraron (Heb 1:6).
b. Anunciaron su nacimiento (Luc 1:26-38; Luc 2:8-14; Mat 1:20-23.
c. Le sirvieron en:
(1) El desierto (Mat 4:11).
(2) En el jardín (Luc 22:43).
d. Quitaron la piedra que cerraba el sepulcro (Mat 28:2).
e. Anunciaron su resurrección (Mat 28:6).
f. Estuvieron presentes en su ascensión (Hch 1:10-11).
g. Le acompañarán en su segunda venida (2Ts 1:7-8).
Durante las terribles tentaciones de Jesús en el desierto, Satanás citó el versículo Sal 91:11 (Mat 4:6). Llevaba razón Shakespeare cuando declaró: «El diablo sabe citar las Escrituras.»
31. Sal 94:1-23
Selección:
«Cuando yo decía: Mi pie resbala, tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba» (Sal 94:18).
Reflexión:
Este versículo, como otros muchos de los Salmos, nos enseña la eterna seguridad del creyente. No describe al hijo de Dios que se «agarra» desesperado del brazo del Padre para salvar la vida, sino más bien su frágil mano asida con seguridad por el Todopoderoso. (Véase también Sal 37:23-24.)
32. Sal 100:1-5
Selección:
«Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra» (Sal 100:1).
Reflexión:
Este es otro de los salmos más conocidos y amados; y por su estilo, belleza y contenido merece ser puesto junto al Sal 23:1-6.
33. Sal 103:1-22
Selección:
«Bendice, alma mí, a Jehová y bendiga todo mi ser su santo nombre» (Sal 103:1).
Reflexión:
Este salmo es posiblemente el más grande y glorioso poema de alabanza a Jehová Dios que jamás se haya compuesto. El fervor de David alcanza en él su cenit. Su riqueza es mayor, sus pensamientos más profundos, su sonido más dulce, su sentimiento más conmovedor que en cualquier otra oración de alabanza en la Biblia.
34. Sal 107:1-43
Selección:
«Porque sacia el alma menesterosa, y llena de bien el alma hambrienta. Algunos moraban en tinieblas y sombra de muerte. Aprisionados en aflicción y en hierros … Cambia la tempestad en sosiego, y se apaciguan sus ondas» (vv. Sal 107:9-10, Sal 107:29).
Reflexión:
Cristo Jesús cumplió literal y amorosamente estos versículos mientras estuvo en la tierra:
a. Cumplió Sal 107:9-10 en Mat 4:16 y Heb 2:14-15.
b. Cumplió Sal 107:29, en Mat 8:26.
35. Sal 111:1-10
Selección:
«El principio de la sabiduría es el temor de Jehová…» (Sal 111:10).
Reflexión:
La palabra «temor» en la Biblia, especialmente en los Salmos, donde aparece más de cien veces, está íntimamente conectada con oración y alabanza. Esta clase específica de temor no es aquel tipo seco y enfermizo, sino un respeto reverencial. Se echa mucho de menos en el mundo hoy esta clase de santo temor. Como Pablo dijo cuando escribía la maldad de la raza humana: «No hay temor de Dios delante de sus ojos» (Rom 3:18). Notemos el uso de la palabra temor en relación con la oración y la comunión con Dios.
«Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma» (Deu 10:12).
«Ahora, pues, temed a Jehová, y servirle con integridad y en verdad…» (Jos 24:14).
«Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor» (Sal 2:11).
«… adoraré hacia tu santo templo en tu temor…» (Sal 5:7).
«Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre» (Mal 3:16).
36. Sal 118:1-29
Selección:
«Me castigó gravemente JAH, mas no me entregó a la muerte. De parte de Jehová es esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos. Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él» (Sal 118:18, Sal 118:23-24).
Reflexión:
La vida y la experiencia de Job sirven como un comentario completo al versículo Sal 118:18. Los versículos Sal 118:23-24 pueden ser correctamente usados por todos los creyentes en base de Rom 8:28, incluso en la ocasión del funeral de un ser amado.
37. Sal 119:1-176
Selección:
«En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti» (Sal 119:11).
«Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos» (Sal 119:71).
«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, y que conforme a tu fidelidad me afligiste» (Sal 119:75).
«Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos» (Sal 119:89).
«Más que todos mis enseñadores he entendido, porque tus testimonios son mi meditación» (Sal 119:99).
«Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino» (Sal 119:105).
«La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples» (Sal 119:130).
Reflexión:
Llegamos ahora al salmo más extenso y a la más larga de todas las oraciones contenidas en la Biblia. El tema único de esta oración es la Palabra de Dios. Se refiere a ella en cada uno de sus 176 versículos, con la excepción de cinco. El autor usa para la Biblia nueve títulos diferentes y le atribuye doce funciones.
a. Los nueve títulos son:
(1) La ley de Dios (v. Sal 119:1).
(2) Los testimonios de Dios (v. Sal 119:2).
(3) Los caminos de Dios (v. Sal 119:3).
(4) Los preceptos de Dios (v. Sal 119:4).
(5) Los estatutos de Dios (v. Sal 119:5).
(6) Los mandamientos de Dios (v. Sal 119:6).
(7) Los justos juicios de Dios (v. Sal 119:7).
(8) La palabra de Dios (v. Sal 119:9).
(9) Los dichos de Dios (v. Sal 119:11).
b. Las doce funciones:
(1) Limpia (v. Sal 119:9).
(2) Vivifica (v. Sal 119:25).
(3) Sustenta (v. Sal 119:28).
(4) Confirma (v. Sal 119:38).
(5) Defiende (v. Sal 119:42).
(6) Consuela (v. Sal 119:50).
(7) Instruye (vv. Sal 119:98-99).
(8) Ilumina (v. Sal 119:105).
(9) Da seguridad (v. Sal 119:114).
(10) Sostiene (v. Sal 119:116).
(11) Trae paz (v. Sal 119:165).
(12) Libera (v. Sal 119:170).
D.L. Moody comentaba acerca del versículo Sal 119:11 que la Biblia nos guarda del pecado o el pecado nos mantiene alejados de la Biblia. En relación con el versículo Sal 119:71 podemos decir que Dios frecuentemente permite que nos vengan aflicciones a fin de familiarizarnos con su Palabra (véase también el Sal 94:12). El autor del libro de Hebreos edifica en parte sobre el versículo Sal 119:75 (Heb 12:5-15).
Nuestro Señor dijo una vez acerca del versículo Sal 119:89 :
«El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (Mat 24:35). (Véanse también Mat 5:18; 1Pe 1:23; 1Pe 1:25.)
En relación con el versículo Sal 119:99, el salmista no está jactándose de su inteligencia ni está menospreciando a todos los maestros. Simplemente está diciendo que en lo relacionado con la voluntad de Dios para su vida, él puede recoger más del estudio personal de las Escrituras que de todo los instructores, sin duda bien intencionados, pero al fin y al cabo humanos. A veces sucede que aun el más piadoso de los maestros puede dar a otro creyente un consejo equivocado. Un ejemplo clásico de esto puede ser el ánimo que el profeta Natán estaba dando a David para que edificase el templo (1Cr 17:1-4). El apóstol Juan escribe sobre esto en su primera carta (1Jn 2:27).
En relación con el versículo Sal 119:105 podemos señalar que Satanás también es descrito como uno que despliega cierta luz. Pero hay una diferencia: la luz de Dios es dirigida directamente a los pies del hombre a fin de guiar su vista. La luz de Satanás es proyectada sobre sus ojos, lo que ciega su vista. Como Pablo lo declararía tiempo después: «En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios» (2Co 4:4). (Véase también Sal 97:11.)
Sobre el versículo Sal 119:130 podemos decir que la Palabra de Dios es suficientemente sencilla como para bendecir el corazón del creyente más simple y al mismo tiempo es lo suficientemente profunda como para desafiar la inteligencia del más sabio de los creyentes. Es a la vez leche para el bebé y carne para el adulto.
38. Sal 123:1-4
Selección:
«A ti alcé mis ojos, a ti que habitas en los cielos. He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores, y como los ojos de las siervas miran a la mano de su señora, así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios, hasta que tenga misericordia de nosotros» (Sal 123:1-2).
Reflexión:
Un ciudadano de la civilización occidental, en la que se defiende (al menos en el papel) la igualdad de todos los hombres, cuando lee la parte seleccionada de este salmo no puede abarcar su sentido completo, al saber muy poco de la absoluta sumisión y lealtad que existía en la relación de siervos y señores en las sociedades orientales. Se nos dice que cuando el siervo estaba en la presencia de su señor, fijaba la mirada en su mano; de manera que cualquier movimiento o gesto lo llevaría a la acción inmediata. La misma situación se daba entre la señora y su sierva. Este es el significado que debemos darle a las palabras de Dios a David que aparecen en el Sal 32:8-9 : «Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos. No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti.» En Rom 1:1 Pablo re refiere a sí mismo como un esclavo de Jesucristo. Este era sin duda el secreto fundamental de su tremendo ministerio para el Señor.
39. Sal 136:1-26
Selección:
«Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia» (Sal 136:1).
Reflexión:
En este salmo hallamos el gran coro de la misericordia divina. La frase «porque para siempre es su misericordia», aparece veintiséis veces, una por cada versículo. Veamos otras oraciones bíblicas en las que la misericordia es el elemento esencial:
a. La oración de Jacob (Gén 32:10).
b. La oración de Abraham (Gén 24:27).
c. La oración de Moisés (Éxo 15:13).
d. La oración de David (2Sa 22:26; 2Sa 24:14).
e. La oración del remanente (Neh 9:19).
f. La oración de Jonás (Sal 4:2).
g. La oración del publicano (Luc 18:13).
h. Otros salmos: Sal 25:6; Sal 40:11; Sal 51:1; Sal 69:16; Sal 79:8; Sal 103:4; Sal 119:77; Sal 119:156; Sal 145:9.
40. Sal 139:1-24
Selección:
«Oh Jehová, tú me has examinado y conocido» (Sal 139:1).
Reflexión:
En este salmo de David encontramos más acerca de la omnisciencia de Dios que en ninguna otra oración de la Biblia. Según David:
a. Dios sabía cuándo se sentaba y se levantaba (v. Sal 139:2).
b. Dios conocía todos sus pensamientos (v. Sal 139:2).
c. Dios conocía sus hábitos (v. Sal 139:3).
d. Dios conocía cada palabra que pronunciaba (v. Sal 139:4).
e. Dios conocía cada uno de sus pasos (v. Sal 139:5).
f. Dios le conocía desde antes que naciera (v. Sal 139:16).
A causa de esta maravillosa sabiduría, David daba gracias a Dios:
g. Por haberle creado (vv. Sal 139:13-16).
h. Por cuidarle
(1) Aun si asciende al cielo (v. Sal 139:8).
(2) Aun si desciende al Seol (v. Sal 139:8).
(3) Aun si fuere hasta el más lejano mar (v. Sal 139:9).
(4) Aun si se ocultara en la noche más oscura (vv. Sal 139:11-12).
i. Por pensar en él (vv. Sal 139:17-18).
Salmos penitenciales
(Sal 6:1-10, Sal 32:1-11, Sal 38:1-22, Sal 51:1-19, Sal 102:1-28, Sal 130:1-8, Sal 143:1-12)
David fue el autor de al menos cinco de estos siete salmos penitenciales. Le debemos el Sal 6:1-10, Sal 32:1-11, Sal 38:1-22, Sal 51:1-19 y Sal 143:1-12. Nosotros vamos a considerar aquí los salmos Sal 32:1-11, Sal 38:1-22 y Sal 51:1-19.
1. Sal 32:1-11
Debemos relacionar este salmo con el Sal 51:1-19. Este último describe las emociones de David cuando confesaba sus pecados de adulterio y asesinato (2Sa 11:1-27), mientras que éste presenta sus sentimientos antes de hacer dicha confesión, cuando todavía pesaba sobre él la terrible carga de la culpabilidad. Pablo cita en Romanos (Rom 4:7-8) los primeros dos versículos de este salmo para ilustrar la enseñanza de la imputación, una de las grandes doctrinas de las Escrituras. Por imputación entendemos el acto de una persona que añade algo a la cuenta de otra persona. Encontramos tres imputaciones principales en la Biblia:
a. La de la naturaleza de pecado de Adán a la humanidad (Rom 3:23; Rom 5:12).
b. La del pecado del hombre sobre Cristo (Isa 53:5-6; Heb 2:9; 2Co 5:14-21; 1Pe 2:24).
c. La de la justicia de Cristo sobre los pecadores que creen (Flp 3:9; Stg 2:23; Rom 4:6-24).
2. Sal 51:1-19
Ya hemos visto el trasfondo desde el cual David escribió este salmo.
a. Empieza su gran confesión haciendo lo que Dios espera que haga todo santo que ha pecado: reconocimiento voluntario de su pecado. El Padre va a aceptar nuestras lágrimas pero nunca nuestras excusas. David rehúsa culpar a la sociedad, la herencia, la pobreza o el ambiente por su fracaso.
b. En el versículo Sal 1:4 declara: «Contra ti, contra ti solo he pecado.» En un sentido técnico esto, por supuesto, no era exactamente así. David había pecado contra sí mismo, contra Betsabé. contra Urías, contra Israel, que miraba a su amado rey con admiración y respeto. Pero su pecado contra Dios fue tan serio que todas las demás partes involucradas quedaban como borradas. Pablo cita la última parte de este versículo para probar la condenación universal de la humanidad (Rom 3:24).
c. En el versículo Sal 51:7 David suplica ser purificado (o limpiado) con hisopo. Quizá estaba pensando en la primera Pascua que el pueblo hebreo celebró cinco siglos antes en Egipto. Sin duda él habría leído este relato muchas veces:
«Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua. Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana. Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios: y cuando vea la sangre en el dintel y en los postes pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir» (Éxo 12:21-23).
De forma que Dios le limpió. En el cumplimiento de los tiempos, el más grande descendiente de David llevaría a cabo esa purgación por los pecados de todos los creyentes en todo lugar. Las Escrituras nos dicen:
«…habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas» (Heb 1:3 b).
David quería para sí este ministerio a fin de poder quedar más blanco que la nieve. Tres siglos después Dios usaría las palabras de David para dirigirse al pueblo de Israel. Por medio del profeta Isaías dijo: «Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos…» (Isa 1:18).
d. David pide algo en el versículo Sal 51:11 de su oración que el creyente de hoy no necesita solicitar o no debería hacerlo. Independientemente de la seriedad de nuestro pecado, no necesitamos preocuparnos por perder la presencia en nosotros del Espíritu Santo. Jesús prometió a sus discípulos en el aposento alto:
«Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre» (Jua 14:16).
e. Sin embargo, todo hijo de Dios necesita alguna vez repetir las palabras de la oración de David en el versículo Sal 51:12. Toda la iglesia de Efeso necesitó hacerlo, como Jesús les dijo: «Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor» (Apo 2:4). Cuando este gozo y primer amor vuelven, tendrá en verdad lugar la conversión de los pecadores como se menciona en el versículo Sal 51:13.
f. Este salmo de confesión nos aporta muchas preciosas verdades, pero quizá la mayor de todas la encontramos en los versículos Sal 51:16 y Sal 51:17. La razón para esto era muy simple: no existía sacrificio para el pecado de adulterio. Los culpables de este pecado eran sacados fuera y apedreados hasta morir (Lev 20:10). De manera que David pasa de largo las ofrendas levíticas y se entrega a sí mismo por completo a la gracia y misericordia de Dios.
3. Sal 38:1-22
Este salmo está, sin duda alguna y por varias razones, entre los pasajes más sobresalientes de toda la Biblia, principalmente por su absoluta franqueza. Esta oración tan lastimosa debería demostrar que la Biblia no es sólo un libro que el hombre no ha escrito, sino que no escribiría si pudiera. Aquí tenemos a David, el dulce cantor de Israel, el ungido de Dios, el hombre que tiene un corazón conforme al del Señor. Al estudiar cuidadosamente el lenguaje de esta oración, es casi imposible no pensar en la sorprendente posibilidad de que David estuviera enfermo con aquella clase de mal que acompaña frecuentemente a una vida y actividad inmoral (vv. Sal 38:3-11).
Salmos imprecatorios
(Sal 35:1-28, Sal 55:1-23, Sal 58:1-11, Sal 59:1-17, Sal 69:1-36, Sal 83:1-18, Sal 109:1-31, Sal 137:1-9, Sal 140:1-13)
A. Definición de estos salmos:
Imprecar es orar deseando y pidiendo el mal contra alguien o algo. Es sinónimo de maldecir.
B. El hecho de estos salmos:
Hay muchos momentos cuando los salmistas pidieron el juicio de Dios sobre sus enemigos. Solicitaron al Señor que:
1. Disputase y pelease contra ellos (Sal 35:1).
2. Fuesen avergonzados y confundidos (Sal 35:4).
3. Fuesen esparcidos (Sal 35:5).
4. El ángel de Jehová los acosara (Sal 35:5).
5. Fuese su camino tenebroso y resbaladizo (Sal 35:6).
6. La muerte les sorprendiese (Sal 55:15).
7. Descendiesen vivos al Seol (Sal 55:15).
8. Quebrase sus dientes (Sal 58:6).
9. Deshiciese sus defensas (Sal 58:7).
10. No tuviese misericordia de ellos (Sal 59:5).
11. Los consumiese con su furor (Sal 59:13).
12. Les pusiese lazo (Sal 69:22).
13. Oscureciese sus ojos (Sal 69:23).
14. Hiciese temblar sus lomos (Sal 69:23).
15. Fuese su palacio asolado (Sal 69:25).
16. Fuesen raídos del libro de los vivientes (Sal 69:28).
17. Fuesen hechos como estiércol para la tierra (Sal 83:10).
18. Que los persiguiese (Sal 83:15).
19. Los entregase a Satanás (Sal 109:6).
20. Fuesen sus días pocos (Sal 109:8).
21. Sus hijos anduviesen vagabundos y mendigasen (Sal 109:10).
22. Fuesen echados en el fuego (Sal 140:10).
23. Fuesen arrojados a abismos profundos (Sal 140:10).
C. El problema de estos salmos:
¿Cómo podemos reconciliar estas frases con la enseñanzas de Jesús en el Nuevo Testamento como aparecen, por ejemplo, en Mat 5:44 :
«Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen»?
D. Respuestas que se han sugerido para estos salmos:
(El material que sigue ha sido tomado del librito Notes for Lectures on the Psalms, del doctor Roy L. Aldrich.)
1. Los Salmos son inspirados por Dios y el Espíritu Santo tiene el derecho de denunciar el pecado y a los pecadores.
2. Esto está en armonía con la ley (Sal 28:4; Jer 50:15).
3. Tal juicio contra el mal y los malhechores está en armonía con las enseñanzas de Cristo y de las epístolas (Mat 18:6; Mat 23:33; Mat 26:24; Gál 1:8-9; Gál 5:12; Stg 5:3; Jud 1:13, Jud 1:15; 2Pe 2:12; 2Pe 2:22; 2Ts 2:10-12; Apo 14:10-11).
4. Las Escrituras también contienen maldiciones contra los israelitas por caer en el pecado y en la idolatría (Lev 26:1-46; Deu 27:1-26 — Deu 28:1-68; Isa 5:24-25; Isa 28:13, etc.).
5. David fue muy indulgente en su vida privada, pero en los Salmos muestra que la causa de Dios era su causa (Sal 5:10-11).
6. Los orientales estaban acostumbrados a usar un vocabulario más fuerte que los occidentales. Sus denuncias eran más exageradas y sus alabanzas más vehementes.
7. Muchas de las imprecaciones eran el resultado de la solidaridad sentida hacia el herido y el oprimido (Sal 10:8-10).
8. Algunos de estos salmos son oraciones pidiendo victoria en la guerra (Sal 144:5-7). Muchas de las guerras de Israel fueron claramente aprobadas por el Señor.
9. Algunas de las peticiones hacen referencia a predicciones de las Escrituras (Sal 137:8-9). El salmista tiene ante sí una clara profecía donde se predice la caída de Babilonia en estos mismos términos (Isa 13:16; véanse también Jer 50:15; Jer 51:6; Jer 51:36).
10. Algunas tienen que ver con Cristo y los que le traicionaron (Sal 40:1-17, Sal 55:1-23, Sal 60:1-12). El Sal 69:22-25 nos habla del castigo que le caería a Judas. El Sal 109:1-31 ha sido llamado el «Salmo Iscariote».
11. A los inicuos se les ve en los salmos como impíos confirmados o apóstatas. Esto está en concordancia con la soberanía de Dios y con el carácter profético de los salmos. Muchos de los salmos miran hacia el futuro juicio terrenal contra los inicuos.
12. Dios manifiesta su gracia en las claras y repetidas amonestaciones que dirige a los malvados (Sal 2:12).
13. La forma imperativa en que aparecen ciertas expresiones pueden ser perfectamente cambiadas en futuro sin forzar el sentido del hebreo. Por ejemplo, en vez de «sean avergonzados y confundidos», bien puede decir «serán avergonzados y confundidos». Esta oración sería entonces una profecía. (Véase Sal 109:8-10.)
E. Una breve consideración de estos salmos:
1. Sal 35:1-28. Este es el primero de los nueve salmos imprecatorios. (Veánse los versículos Sal 35:1-8.) Debe tenerse también en mente que David había orado primeramente por sus fieros enemigos a pesar de sus crueldades para con él (vv. Sal 12:1-8; Sal 13:1-6; Sal 14:1-7; Sal 15:1-5; Sal 16:1-11). Este es también el primero de cuatro Salmos Iscariotes; esto es, salmos que describen proféticamente la traición de Judas en el Nuevo Testamento. Los otros tres son: Sal 41:9; Sal 55:12-14; Sal 109:6-8. Véase en los siguientes versículos la oración imprecatoria en cada uno de ellos:
2. Sal 55:9.
3. Sal 58:6-9.
4. Sal 59:11-15.
5. Sal 69:22-28.
6. Sal 83:9-17.
7. Sal 109:6-20.
8. Sal 137:1-9. Aquí encontramos una oración imprecatoria doble:
a. Para que Dios juzgue a Edom por su traición durante la caída de Jerusalén a manos de los babilonios (v. Sal 137:7).
b. Para que Dios juzgue a Babilonia (vv. Sal 137:8-9).
Nota: no obstante, estas palabras no describen a un ejército israelita corriendo de un sitio para otro machacando los cuerpos de bebés babilonios, porque, históricamente hablando, fueron los babilonios los que conquistaron a Israel y no al revés. Esto puede considerarse como profético en relación con los persas, porque fueron ellos los que derrotaron a Babilonia. (Véanse Dan 5:1-31; Isa 13:16.) Aquí nos aparece la ley divina de la retribución, como se nos enseña también en Éxo 32:34; Sal 7:16; Pro 11:19; Pro 11:21, y Gál 6:7.
9. Sal 140:1-13. Véanse los versículos Sal 140:8-10 para la oración imprecatoria.
Salmos graduales o ascendentes
A. ¿Quién los escribió?
Una opinión comúnmente sostenida es que fueron compuestos por tres hombres.
1. Ezequías escribió diez de ellos (Sal 120:1-7, Sal 121:1-8, Sal 123:1-4, Sal 125:1-5, Sal 126:1-6, Sal 128:1-6, Sal 129:1-8, Sal 130:1-8, Sal 132:1-18, Sal 134:1-3).
2. Salomón escribió uno de ellos (Sal 127:1-5).
3. David escribió cuatro de ellos (Sal 122:1-9, Sal 124:1-8, Sal 131:1-3, Sal 133:1-3).
B. ¿Por qué fueron escritos?
Muchos creen que la razón de su composición fue la siguiente: sobre el año 700 a.C. Dios sanó de una enfermedad fatal a un rey judío llamado Ezequías. En Isa 38:1-22 tenemos recogida la oración de acción de gracias del agradecido rey, compuesta después de su recuperación. En el versículo Isa 38:20 dice:
«Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.»
Algunos eruditos (incluyendo a Thirtle, Lightfoot y Scroggie) creen que estos cantos de Ezequías son diez de los quince «Salmos graduales» anónimos que tenemos (Sal 120:1-7 – Sal 134:1-3). Estos salmos tienen ciertamente una cierta semejanza de estilo. Ezequías pudo haber escrito diez de estos salmos en recuerdo de los diez grados de la sombra del reloj de sol (2Re 20:9-11), y después fueron agregados cinco salmos no publicados antes, originales de David y Salomón (véase Pro 25:1), para llegar a un total de quince en honor de los quince años más de vida que Dios le concedió (2Re 21:6).
C. ¿Cómo tenían que ser cantados?
Veamos varias teorías:
1. Según una vieja tradición judía tenían que ser cantados cuando el coro ascendía por la escalinata semicircular que llevaba al atrio de los hombres en el templo.
2. Lo de «ascendentes» se puede referir a las etapas de la peregrinación a Jerusalén, para ser cantados por los peregrinos a lo largo del camino en su viaje a la ciudad sagrada durante los días de las fiestas sagradas.
3. «Ascendentes» se refería a cantos del coro más elevado, a cantores situados en la parte más alta de un lugar elevado.
4. La referencia puede ser musical, significando que las notas ascendían gradualmente.
Salmos de aleluya
(Sal 113:1-9; Sal 114:1-8; Sal 115:1-18; Sal 116:1-19; Sal 117:1-2; Sal 118:1-29)
Estos seis salmos se cantaban en la noche de la Pascua.
A. Los Sal 113:1-9 y Sal 114:1-8 al comienzo de la comida pascual.
B. Los Sal 115:1-18 y Sal 116:1-19 al final. Estos fueron seguramente los que cantaron el Salvador y sus discípulos según Mat 26:30. Son todavía recitados dieciocho veces al año en Palestina en ocasión de varias celebraciones, y veintiuna veces cada año por los judíos que viven fuera de la Tierra Santa.
Salmos históricos
(Sal 78:1-72, Sal 105:1-45, Sal 106:1-48)
Estos tres salmos, que describen la historia de Israel, pueden resumirse de la siguiente manera:
A. Los pecados de Israel.
1. Rehusaron andar en la ley de Dios (Sal 78:10).
2. Se olvidaron de sus obras (Sal 78:11, Sal 78:42; Sal 106:13).
3. Hablaron contra el Señor (Sal 78:19).
4. No confiaron en su salvación (Sal 78:22).
5. Le mintieron (Sal 78:36).
6. Le enojaron (Sal 78:40).
7. Le provocaron (Sal 78:41).
8. Adoraron imágenes de talla (Sal 78:58; Sal 106:19).
9. Envidiaron a su siervo Moisés (Sal 106:16).
10. Aborrecieron la Tierra Prometida (Sal 106:24).
11. Murmuraron en sus tiendas (Sal 106:25).
12. Comieron los sacrificios de los muertos (Sal 106:28).
13. Se juntaron con los paganos (Sal 106:35).
14. Sacrificaron sus hijos a los demonios (Sal 106:37).
15. Derramaron sangre inocente (Sal 106:38).
B. La gracia de Dios.
1. Se acordó de su pacto cuando clamaron a él (Sal 105:8-11).
2. Dividió el mar (Sal 78:13).
3. Les guió mediante una nube durante el día (Sal 78:14).
4. Les dirigió de noche con resplandor de fuego (Sal 78:14).
5. Les proveyó de agua sacándola de las rocas (Sal 78:15).
6. Les hizo llover maná (Sal 78:24).
7. Fue compasivo y olvidó sus iniquidades (Sal 78:38).
8. Hizo maravillas para ellos en Egipto (Sal 78:43; Sal 105:27-36).
9. Les llevó hasta las fronteras de la Tierra Prometida (Sal 78:54).
10. Echó a las naciones paganas de delante de ellos (Sal 78:55).
11. Escogió a David para dirigirlos (Sal 78:70-71).
12. No permitió que nadie les agraviase (Sal 105:14).
13. Los apacentó (Sal 78:72).
14. Castigó a los reyes por amor de ellos (Sal 105:14).
15. Los elevó por medio de José (Sal 105:17).
16. Les dio las riquezas de Egipto (Sal 105:37).
17. Los mantuvo sanos (Sal 105:37).
18. Continuamente les perdonó (Sal 106:43).
19. Escuchó constantemente su clamor (Sal 106:44).
Salmos alfabéticos o acrósticos
(Sal 9:1-20, Sal 10:1-18, Sal 25:1-22, Sal 34:1-22, Sal 37:1-40, Sal 111:1-10, Sal 112:1-10, Sal 119:1-176, Sal 145:1-21)
Se llaman así porque cada línea de estos salmos comienza con una letra sucesiva de las veintidós que componen el alfabeto hebreo.
El Sal 119:1-176 es, por supuesto, el más conocido de este grupo. Tiene veintidós estrofas, y cada estrofa ocho versículos, con un total de 176. Cada una de estas estrofas comienza con una de las veintidós letras del alfabeto hebreo. No todos estos salmos están completos en este arreglo; a algunos les falta una letra o más. De lo que resulta que:
A. A los salmos Sal 9:1-20, Sal 10:1-18, Sal 25:1-22 les faltan varias letras.
B. A los salmos Sal 34:1-22, Sal 45:1-17 sólo les falta una letra.
C. Los salmos Sal 37:1-40, Sal 111:1-10, Sal 112:1-10 y Sal 119:1-176 tienen todas las letras.
Es razonable suponer que usaron este recurso literario para ayudar a la memoria.
Salmos mesiánicos
Vamos a considerar estos importantísimos salmos de dos maneras: Primero, en el orden en que Cristo los cumplió en el Nuevo Testamento. Segundo, en el orden en que aparecen en el libro de los Salmos.
A. En el orden en que Cristo los cumplió en el Nuevo Testamento.
1. Su obediencia (Sal 40:6-10).
«Sacrificio y ofrenda no te agrada … Entonces dije: He aquí vengo; en el rollo del libro está escrito de mí…» (cp. Heb 10:5-7).
2. Su celo (Sal 69:9).
«Porque me consumió el celo de tu casa…» (Jua 2:17).
3. Su rechazo (Sal 118:22).
«La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza de ángulo» (véase Mat 21:42).
4. Su traición.
«Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar» (Sal 41:9).
«Porque no me afrentó un enemigo, lo cual habría soportado; ni se alzó contra mí el que me aborrecía, porque me hubiera ocultado de él; sino tu, hombre, al parecer íntimo mío, mi guía y mi familiar; que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, y andábamos en amistad en la casa de Dios» (Sal 55:12-14). (Véase Mat 26:14-16, Mat 26:21-25.)
5. Sus sufrimientos (Sal 22:1, Sal 22:6-8, Sal 22:16, Sal 22:18).
«Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre» (Sal 69:21). (Véase Mat 27:34, Mat 27:48.)
«En tu mano encomiendo mi espíritu» (Sal 31:5). (Véase Luc 23:46.)
«El guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado» (Sal 34:20). (Véase Jua 19:33-36; también Sal 129:3.)
6. Los falsos testigos.
«Porque boca de impío y boca de engañador se han abierto contra mí; han hablado de mí con lengua mentirosa; con palabras de odio me han rodeado, y pelearon contra mí sin causa» (Sal 109:2-3). (Véanse Mat 26:59-61; Mat 27:39-44.)
7. Su oración por sus enemigos.
«En pago de mi amor me han sido adversarios; mas yo oraba» (Sal 109:4). (Véase Luc 23:34.)
8. Su resurrección.
«Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción» (Sal 16:10; comparar con Hch 13:35).
«Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré» (Sal 22:22; comparar con Jua 20:17).
9. Su ascensión.
«Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomaste los dones para los hombres…» (Sal 68:18; comparar con Efe 4:8).
10. Su entrada triunfal.
«Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla» (Sal 24:7-8). (Véase Hch 1:1-26.)
11. Su obra como Sumo Sacerdote.
«Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec» (Sal 110:4). (Véase Heb 5:1-14; Heb 6:1-20; Heb 7:1-28.)
12. Su matrimonio (Sal 45:2, Sal 45:6, Sal 45:8, Sal 45:13, Sal 45:15). (Véase Apo 19:1-21.)
13. Su destrucción de los paganos.
«Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies» (Sal 110:1). (Véase también Sal 2:1-12.)
«Juzgará entre las naciones…» (Sal 110:6). (Véase Apo 6:1-17 — Apo 19:1-21.)
14. Su reinado milenario (Sal 89:27; Sal 102:16-21).
«Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies» (Sal 8:6; comparar con Heb 2:1-18).
«Será su nombre para siempre, se perpetuará su nombre mientras dure el sol. Benditas serán en él todas las naciones. Lo llamarán bienaventurado» (Sal 72:17). (Véanse Mat 23:39; Apo 11:15.)
B. En el orden en que aparecen en el libro de los Salmos.
1. Sal 2:1-12 : predice la destrucción de los paganos y el reinado milenario de Cristo. Este salmo contiene cuatro partes:
a. La rebelión del hombre (vv. Sal 2:1-3).
b. La reacción de Dios (vv. Sal 2:4-6).
c. El gobierno del Hijo (vv. Sal 2:7-9).
d. La recomendación del salmista (vv. Sal 2:10-12).
Pasajes mesiánicos:
Versículo Sal 2:2 : «Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido…» (Citado en Hch 4:26.)
Versículo Sal 2:7 : «Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy.» (Citado en Hch 13:33.)
2. Sal 8:1-9 : predice el reinado milenario de Cristo.
Bien podemos comparar la declaración del versículo Sal 8:6 de este salmo, que nos dice que Dios creó al hombre con sus dedos, con Isa 53:1, donde se nos dice que redimirnos le costó a Dios sus brazos. De lo que se infiere que la redención es mucho más costosa que la creación.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 8:6 : «Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies.»
3. Sal 16:1-11 : predice la muerte y la resurrección de Cristo.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 16:10 : «Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción.» (Citado en Hch 2:27.)
4. Sal 22:1-31 : predice los intensos sufrimientos de Cristo.
Este salmo tiene dos partes:
a. Los sollozos del crucificado (Sal 22:1-21).
b. El canto del glorificado (Sal 22:22-31).
Se ha sugerido que Pedro tenía este salmo en mente cuando escribió:
«Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos» (1Pe 1:10-11).
Si esto es cierto, entonces los versículos Sal 22:1-21 del salmo hablan de sus sufrimientos, mientras que los versículos Sal 22:22-31 describen su gloria.
Pasajes mesiánicos:
Versículo Sal 22:1 : «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» (Citado por Cristo en la cruz, Mat 27:46.)
Versículo Sal 22:8 : «Se encomendó a Jehová; líbrele él; sálvele, puesto que en él se complacía.» (Citado por los inicuos líderes israelitas ante la cruz, Mat 27:43.)
Versículo Sal 22:16 : «… Horadaron mis manos y mis pies…» (Cumplido por los soldados romanos al crucificarle, Mat 27:35.)
Versículo Sal 22:18 : «Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.» (Cumplido por los soldados romanos al pie de la cruz, Mar 15:24.)
Versículo Sal 22:22 : «Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré.» (Citado en Heb 2:12.)
5. Sal 23:1-6 : predice el tierno ministerio pastoral de Cristo.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 23:1 : «Jehová es mi pastor; nada me faltará.» (Aunque esta cita no aparece exactamente así en el Nuevo Testamento, Jesús mismo se refiere a ella en Jua 10:1-18).
Este salmo es conocido como la Perla de los Salmos. Tiene tres partes:
a. Las ovejas y el pastor (Sal 23:1-3; habla de provisión).
b. El guía y el viajero (Sal 23:3-4; habla de dirección).
c. El anfitrión y el invitado (Sal 23:5-6; habla de comunión).
6. Sal 24:1-10 : predice la entrada triunfal de Cristo en el cielo. Este salmo, aunque originalmente escrito para celebrar la entrada de David en la recién capturada ciudad de Jerusalén y su subsiguiente dedicación como rey, puede también hablar de la entrada victoriosa del Salvador en la gloria después de haber terminado su obra de redención y ascender al monte de los Olivos. El salmo era cantado por dos coros:
a. Los versículos Sal 24:1-6 eran cantados al pie del monte donde estaba ubicada la ciudad.
(1) El coro A cantaría los versículos Sal 24:1-3.
(2) El coro B cantaría los versículos Sal 24:4-6.
b. Los versículos Sal 24:7-10 eran cantados en frente de las puertas de la ciudad.
(1) El coro A cantaría el versículo Sal 24:7.
(2) El coro B. cantaría el versículo Sal 24:8.
(3) El coro A cantaría la segunda parte del versículo Sal 24:8 y también el Sal 24:9.
(4) El coro B cantaría la primera parte del versículo Sal 24:10.
(5) El coro A cantaría la segunda parte del versículo Sal 24:10.
c. Ciertos salmos eran cantados en el servicio de la mañana en el templo cada día de la semana. Posiblemente lo cantaban en el siguiente orden:
(1) El lunes el coro cantaba el Sal 48:1-14.
(2) El martes el Sal 82:1-8.
(3) El miércoles el Sal 94:1-23.
(4) El jueves el Sal 81:1-16.
(5) El viernes el Sal 93:1-5.
(6) El sábado el Sal 92:1-15.
(7) El domingo el Sal 24:1-10.
Pasajes mesiánicos:
Versículos Sal 24:7-10 : «Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, él es el Rey de la gloria.»
(Aunque estos versículos no se citan directamente en el Nuevo Testamento, sin embargo, se habla en forma general de ellos en Hch 2:32-33.)
7. Sal 31:1-24 : predice los pensamientos y palabras del Salvador en la cruz.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 31:5 : «En tu mano encomiendo mi espíritu…»
(Fue citado directamente por Jesús poco antes de expirar en la cruz según Luc 23:46.) El apóstol Pablo se referiría más tarde al versículo Sal 31:19 de este salmo en 1Co 2:9.
8. Sal 40:1-17 : predice la obediencia de Cristo durante su vida en la tierra.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 40:6 : «Sacrificio y ofrenda no te agrada; has abierto mis oídos…» (Citado en Heb 10:5-6.)
Versículo Sal 40:7 : «Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí» (Citado en Heb 10:7.)
9. Sal 41:1-13 : predice la traición del Salvador por Judas. Este es el primero de tres salmos que hablan de ello. Los otros son el Sal 55:1-23 y el Sal 109:1-31.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 41:9 : «Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar.» (Una referencia a Judas. Véase Jua 13:18.)
10. Sal 45:1-17 : predice la belleza y las bodas de Cristo. Las raíces históricas de este salmo están probablemente en el casamiento de Salomón con la hija de Faraón (1Re 3:1), pero ciertamente se presta para una referencia al pasaje de las bodas del Cordero que tenemos en Apo 19:7-9. Este salmo tiene dos partes:
a. Primera parte: Las características del novio (Sal 45:1-8 a).
(1) Es el más justo de todos.
(2) Sus palabras están llenas de gracia.
(3) Goza de la constante bendición de Dios.
(4) Es un defensor de la verdad, la humildad y la justicia.
(5) Derrota a todos sus enemigos.
(6) Su trono permanecerá para siempre.
(7) La justicia es su cetro real.
(8) Ama la justicia y aborrece la maldad.
(9) Sus vestidos están perfumados con mirra, áloe y casia.
b. Los privilegios de la novia (Sal 45:8 b- Sal 45:9-17).
(1) Su morada será un palacio de marfil lleno de música.
(2) Será vestida con ropas finas con adornos de oro.
(3) Será amada por su esposo por toda la eternidad.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 45:6 : «Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; cetro de justicia es el cetro de tu reino.» (Citado en Heb 1:8.)
Versículo Sal 45:7 : «Has amado la justicia y aborrecido la maldad; por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo con óleo de alegría más que a tus compañeros» (Citado en Heb 1:9.)
11. Sal 68:1-35 : predice la victoria gloriosa de Cristo y su entrada triunfal en el cielo.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 68:18 : «Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomaste dones para los hombres…» (Citado en Efe 4:8.) ¿Dónde estaba la morada de los justos que habían muerto antes del Calvario? Algunos estudiantes de la Biblia sostienen que antes de que Jesús muriera, las almas de todos los hombres descendían a una morada localizada en alguna parte de la tierra conocida como el Hades en el Nuevo Testamento y el Seol en el Antiguo Testamento. Había originalmente dos secciones en el Hades, una para los salvos y otra para los perdidos. La sección de los salvos es algunas veces llamada el «paraíso» (Luc 23:43) y otras veces el «seno de Abraham» (Luc 16:22).
No se sabe que se le diera ningún nombre a la sección de los no salvados excepto la designación general de Hades. En Luc 16:19-31 el Salvador nos habla de un creyente pobre que murió y fue al seno de Abraham. Muchos creen que todo esto cambió cuando Cristo hizo el pago completo por los pecados de los creyentes en el Calvario. La Biblia Anotada de Scofield sugiere que el Señor, durante el tiempo entre su muerte y resurrección, descendió al Hades y sacó del paraíso a todos aquellos que habían sido salvos hasta entonces y entró triunfalmente con ellos en los cielos. Se presenta Efe 4:8-10 como prueba de ello. El finado doctor Barnhouse escribe en su libro Revelation:
«Cuando ascendió a lo alto (Efe 4:8) vació el paraíso y los llevó directamente a la presencia de Dios. La cautividad fue llevada cautiva… A partir de ese momento nunca más hubo separación entre los que creen en Cristo. Las puertas del infierno nunca más prevalecerían contra ningún creyente.» (Véase Mat 16:18.)
12. Sal 69:1-36 : predice el celo y los sufrimientos de Cristo.
Pasajes mesiánicos:
Versículo Sal 69:9 : «Porque me consumió el celo de tu casa…» (Citado en Jua 2:17.)
Versículo Sal 69:21 : «Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre.» (Cumplido en Mat 27:34, Mat 27:48.)
13. Sal 72:1-20 : predice el reinado milenario de Cristo. No está absolutamente claro si este Salmo es una oración a Dios de Salomón o una oración de David concerniente a Salomón. En cualquier caso, describe el glorioso reinado milenario del Señor Jesucristo, descendiente de David. Notemos las siguientes características de su reinado:
a. Juzgará a los afligidos con justicia (Sal 72:2).
b. Los montes y los collados florecerán (Sal 72:3).
c. Aplastará a los opresores (Sal 72:4).
d. Su gobierno será tan amoroso y beneficioso como el rocío para la hierba (Sal 72:6).
e. Los hombres buenos prosperarán en gran manera (Sal 72:7).
f. Su reinado se extenderá hasta los confines de la tierra (Sal 72:8).
g. Todas las naciones le traerán presentes y le servirán (Sal 72:10-11).
h. Todos los pueblos le bendecirán y le alabarán (Sal 72:15).
i. Su nombre permanecerá y será honrado por siempre (Sal 72:17).
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 72:8 : «Dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra.» (Citado por Juan en Apo 11:15.)
14. Sal 89:1-52 : predice la fidelidad inalterable de Dios a favor de la dinastía de David por medio de Cristo, a pesar de la continua desobediencia de los miembros de esa dinastía. Este salmo fue escrito por Etán ezraíta, quien fue un reconocido sabio durante el reinado de Salomón (1Re 4:31). Aunque no podemos estar seguros, bien puede ser que este salmo esté expresando los pensamientos de Salomón en sus últimos años, cuando a causa de sus pecados experimentó muchas dificultades. (Véase 1Re 11:1-43.)
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 89:27 : «Yo también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra.» (Referido por Pablo en Flp 2:9-11.)
15. Sal 102:1-28 : predice la eternidad de Cristo. Este salmo puede corresponder a los últimos años del exilio babilónico, y su propósito era animar a los judíos a volver a Palestina y reedificar Jerusalén. También se refiere a la segunda venida del gran Rey de Jerusalén. (Véase el v. Sal 102:16.)
Pasaje mesiánico:
Versículos Sal 102:25-27 : «Desde el principio tú fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, mas tú permanecerás; y todos ellos como una vestidura se envejecerán; como un vestido los mudarás, y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán.» (Citado en Heb 1:10-12.)
16. Sal 109:1-31 : predice la traición de Judas y su terrible castigo.
Pasaje mesiánico:
Versículo Sal 109:8 : «Sean sus días pocos; tome otro su oficio.» (Citado por Pedro en Hch 1:20.)
17. Sal 110:1-7 : predice el sacerdocio eterno de Cristo.
a. Notemos la múltiple descripción de Cristo en este salmo:
(1) Es Dios (v. Sal 110:1).
(2) Es Rey (v. Sal 110:2).
(3) Es sacerdote (v. Sal 110:4).
(4) Es juez (v. Sal 110:6).
(5) Es un poderoso guerrero (v. Sal 110:6).
b. Notemos la doble descripción del pueblo de Dios en este salmo:
(1) Son sacerdotes: «Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente…» (literalmente, «ofrecerán ofrendas voluntarias» v. Sal 110:3). (Cp. con Apo 1:6.)
(2) Son soldados: «… en el día de tu poder…» (literalmente, «tu ejército» v. Sal 110:3). (Cp. con Efe 6:11.)
Pasajes mesiánicos:
Versículo Sal 110:1 : «Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.»
Este versículo es más citado en el Nuevo Testamento que ningún otro del Antiguo Testamento. Es repetido al menos en cuatro ocasiones.
(3) En Mat 22:41-46 (para señalar la deidad de Cristo).
(4) En Hch 2:34-35 (para mostrar la identidad de Cristo).
(5) En Heb 1:13 (en forma de pregunta para indicar la superioridad de Cristo).
(6) En Heb 10:12-13 (para mostrar la obra terminada de Cristo).
Versículo Sal 110:4 : «Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.»
Encontramos este versículo no menos de tres veces en el Nuevo Testamento y en las tres tratan acerca de su sumo sacerdocio.
(7) En Heb 5:6 (para dar las cualificaciones de un sumo sacerdocio según el orden de Melquisedec).
(8) En Heb 6:20 (para señalar la inmutabilidad de este sumo sacerdocio).
(9) En Heb 7:21 (para mostrarnos la necesidad de este sumo sacerdocio).
18. Sal 118:1-29 : predice que Cristo es la piedra fundamental del edificio de Dios, rechazado por los hombres, pero elegido por el Señor. Este salmo, que se usaba frecuentemente durante la fiesta de los tabernáculos, pudo haber sido cantado por el Señor en el camino a Getsemaní.
Pasajes mesiánicos:
Versículo Sal 118:22 : «La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo.»
Abundan, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, las referencias a esta «piedra suprema de las Escrituras».
a. Es cabeza del ángulo (Mat 21:42; Efe 2:20).
b. La primera piedra (Zac 4:7; Hch 4:11).
c. La roca golpeada (1Co 10:4).
d. Piedra de tropiezo (1Co 1:23).
e. La piedra desmenuzadora (Dan 2:34).
f. Piedra viva, escogida y preciosa (1Pe 2:4-7).
Versículo Sal 118:26 : «Bendito el que viene en el nombre de Jehová…» (Citado por la gente en la entrada triunfal, Mat 21:9).
Como conclusión de esta sección sugerimos a continuación unos títulos para algunos de los salmos.
1. El salmo del hombre piadoso (Sal 1:1-6).
2. Salmos de la creación (Sal 8:1-9, Sal 104:1-35).
3. El salmo del buen Pastor (Sal 22:1-31).
4. El salmo del gran Pastor (Sal 23:1-6)
5. El salmo del Pastor principal (Sal 24:1-10).
6. El salmo de la unidad (Sal 133:1-3).
7. Salmos de Jerusalén (Sal 48:1-14, Sal 122:1-9, Sal 126:1-6, Sal 132:1-18, Sal 137:1-9).
8. Salmos de la familia (Sal 127:1-5; Sal 128:1-6).
9. El salmo de la seguridad (Sal 121:1-8).
10. El salmo del único Dios verdadero (Sal 115:1-18).
11. El salmo del éxodo (Sal 114:1-8).
12. El salmo del refugio (Sal 46:1-11).
13. El salmo de la escalera de la fe (Sal 37:1-40).
14. Los salmos de la suprema alabanza (Sal 103:1-22, Sal 148:1-14, Sal 150:1-6).
15. El salmo de la ancianidad (Sal 71:1-24).
16. El salmo de la gratitud (Sal 100:1-5).
17. El salmo de la muerte (Sal 90:1-17).
18. El salmo de la vida (Sal 91:1-16).
19. Los salmos de liberación (Sal 31:1-24, Sal 116:1-19).
20. El salmo de la casa de Dios (Sal 84:1-12).
21. El salmo de la riqueza de Dios (Sal 50:1-23).
22. Los salmos de la Palabra de Dios (Sal 19:1-14, Sal 119:1-176).
23. El salmo de la voz de Dios (Sal 29:1-11).
24. El salmo de la misericordia de Dios (Sal 136:1-26).
25. El salmo de la bondad de Dios (Sal 27:1-14, Sal 107:1-43).
26. El salmo de la omnisciencia y omnipresencia de Dios (Sal 139:1-24).
27. El salmo de la omnipotencia de Dios (Sal 147:1-20).
28. El salmo del pacto davídico (Sal 89:1-52).
29. Los salmos de la historia de Israel (Sal 78:1-72, Sal 105:1-45, Sal 106:1-48).
30. El salmo del «¿por qué?» (Sal 42:1-11, Sal 73:1-28).
31. Los salmos de la profunda desesperación (Sal 69:1-36, Sal 88:1-18).
Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
INTRODUCCIÓN
La experiencia religiosa de Israel a lo largo de los siglos, es decir, las vivencias tanto colectivas como individuales, fruto de su relación con Dios, se convierten en el libro de los Salmos en poesía. A través de ella se manifiestan y transmiten las certezas e inquietudes, las alegrías y temores de quienes comparten una misma fe y expresan sus sentimientos y creencias en poemas donde sonidos, ritmos e imágenes desvelan sus emociones ante la presencia de Dios. Los salmos recogen con belleza y hondura el sentir religioso de un pueblo, de una comunidad de hombres y mujeres que hicieron de la oración poesía y de la poesía oración.
1. Transfondo histórico
El libro de los Salmos es, en su redacción actual, una obra compuesta por ciento cincuenta poemas de carácter religioso que agrupa aquellos cantos y oraciones considerados canónicos en la tradición judía. Con ellos se abre el tercer bloque de la Biblia hebrea, los Escritos, donde reciben el nombre de Tehillim (himnos o alabanzas). Este título fue sustituido en la versión griega de los LXX por el de Salmos, denominación con la que se aludía a una colección de cantos para instrumentos de cuerda y que terminó imponiéndose en la tradición cristiana.
Al igual que la mayor parte de los libros del AT, el libro de los Salmos no fue compuesto por un solo autor ni redactado de una sola vez. Prueba de ello son los numerosos duplicados que contiene (Sal 14:1-7 y Sal 53:1-6; Sal 60:5-10 y Sal 108:6-12; etc.), la atribución de los poemas a diversos autores (David, Asaf, los hijos de Coré, etc.) o los distintos nombres dados al Dios de Israel (Yahvé, Elohim) que predominan en una u otra sección. Su lectura y análisis ponen, pues, de relieve que nos encontramos ante una obra heterogénea en la que se agrupan textos de muy variado origen, datación, rasgos literarios y concepciones teológicas. Si bien resulta imposible reconstruir con precisión las etapas de formación del Salterio, los datos que el libro aporta permiten afirmar que nos encontramos ante una colección de colecciones menores que, durante al menos ocho siglos, fueron agrupándose y sufriendo sucesivas reelaboraciones y adaptaciones hasta adquirir su forma final en torno al siglo III-II a. C. Por tanto, desde la época en que fueron cantados y transmitidos oralmente, hasta el momento en que alcanzaron su redacción definitiva, los salmos estuvieron sometidos a un largo y complejo proceso de evolución, cambios y relecturas que hacen de ellos testigos privilegiados de la realidad histórica, socio-cultural, literaria y religiosa del Israel bíblico. En el libro de los Salmos conviven poemas arcaicos en los que resuenan ecos de las culturas del entorno geográfico con poemas ligados a la monarquía; cantos que evocan el exilio de Babilonia con otros que presuponen la vuelta del destierro. En él se perciben las huellas de variados contextos vitales: situaciones de sufrimiento, planteamientos judiciales, temas relacionados con el culto y la liturgia o con la instrucción comunitaria. Esta misma pluralidad se descubre en las concepciones teológicas que el Salterio recoge y que son expresión viva del pensamiento religioso de Israel, de su visión de Dios y del ser humano en distintos momentos de su historia. Por todo ello, adentrarse en el libro de los Salmos es acercarse en toda su riqueza al sentir individual y comunitario del pueblo hebreo que con versos interpeló y se dejó interpelar por Dios.
2. Características generales
El libro de los Salmos, tal y como lo conocemos hoy, aparece dividido en cinco libros (Sal 1:1-6 — Sal 41:1-13; Sal 42:1-11 — Sal 72:1-20; Sal 73:1-28 — Sal 89:1-52; Sal 90:1-17 — Sal 106:1-48; Sal 107:1-43 — Sal 150:1-6) que concluyen con una fórmula de alabanza o doxología mediante la que se aclama a Dios. Con esta ordenación del texto, que no responde a criterios de género o autor ni atiende a aspectos formales o de contenido, se trató probablemente de emular la estructura del Pentateuco por razones que continúan siendo discutidas. La ausencia de principios que expliquen la disposición actual del Salterio ha propiciado la aparición de otras propuestas de clasificación del mismo. Así, basándose en el nombre divino empleado, se distingue entre salmos yahvistas (Sal 1:1-6 — Sal 41:1-13; Sal 90:1-17 — Sal 150:1-6) y salmos elohistas (Sal 42:1-11 — Sal 83:1-18); según la atribución de los poemas, se alude, entre otros, a los salmos de David (Sal 3:1-8 — Sal 41:1-13; Sal 108:1-13 — Sal 110:1-7; Sal 138:1-8 — Sal 145:1-21; etc.), de Asaf (Sal 50:1-23; Sal 73:1-28 — Sal 83:1-18) o de los hijos de Coré (Sal 42:1-11 — Sal 49:1-20; Sal 84:1-12 — Sal 85:1-13; Sal 87:1-7; etc.); por sus similitudes temáticas se habla de cantos de peregrinación (Sal 120:1-7 — Sal 134:1-3), salmos reales (Sal 93:1-5 — Sal 99:1-9) o de aleluya (Sal 113:1-9 — Sal 118:1-29; Sal 135:1-21 — Sal 136:1-26; Sal 146:1-10 — Sal 150:1-6).
Tanto en la Biblia hebrea como en la traducción griega de los LXX, son ciento cincuenta los cantos que conforman el Salterio. No obstante, ambas versiones ofrecen en buena parte una numeración distinta, consecuencia de desajustes vinculados a la transmisión del texto. Por ello, salmos considerados como dos poemas independientes en el original hebreo (Sal 9:1-20 — Sal 10:1-18 y Sal 114:1-8 — Sal 115:1-18) aparecen unidos en los LXX mientras que otros (Sal 116:1-19 y Sal 147:1-20) se dividen dando lugar a dos composiciones. Estas anomalías quedan reflejadas en la mayoría de las ediciones modernas de la Biblia que recogen la doble numeración. En nuestro caso el número asignado en la versión griega se ofrece entre paréntesis.
Junto a su distribución y numeración, hay otro aspecto relativo a la forma actual del libro que merece ser destacado: los títulos que se encuentran al inicio de ciento dieciséis de los poemas del Salterio. Estos encabezamientos, que no formaban parte de los salmos en su origen, son adiciones incorporadas por distintos recopiladores en el transcurso del tiempo. Básicamente, recogen indicaciones referentes al supuesto autor de un determinado salmo, a la concreta colección a la que perteneció el salmo en cuestión, al género literario, a indicaciones de tipo musical o litúrgico, o a datos históricos con los que se asocia convencionalmente el origen del respectivo poema.
Entre los nombres a quienes se atribuyen determinados salmos, destaca David; era considerado como el poeta y el músico por excelencia de Israel, y a su sombra se colocan setenta y tres de los cantos del Salterio (Sal 3:1-8 — Sal 9:1-20; Sal 11:1-7 — Sal 32:1-11; Sal 34:1-22 — Sal 41:1-13; Sal 51:1-19 — Sal 64:1-10; etc.).
Si bien se discute el valor y alcance de la información que estos títulos proporcionan, su presencia resulta ilustrativa para conocer la tradición sobre el empleo de los salmos y su interpretación en el ámbito judío.
3. Aspectos literarios
En el libro de los Salmos, como en muchos otros escritos del AT, la poesía es la forma de expresión elegida para plasmar los sentimientos y experiencias religiosas de sus creadores. Este hecho, común en el ámbito del antiguo Oriente Próximo, hace que para entender y gozar con la lectura del Salterio no baste con captar racionalmente su contenido, sino que sea preciso también tener en cuenta la dimensión estética y literaria de la obra. A este respecto debemos hablar particularmente en los salmos de recursos poéticos y de géneros literarios.
a) Recursos poéticos: Como parte importante de la poesía hebrea, los salmos utilizan una serie de procedimientos y recursos literarios propios, que con frecuencia pueden resultar un tanto extraños a nuestra cultura occidental. Señalemos entre otros:
— La ley del paralelismo: Es el rasgo formal por excelencia propio de la poesía hebrea. Repitiendo (paralelismo sinonímico), contraponiendo (paralelismo antonímico) o desarrollando un pensamiento (paralelismo sintético), se describen y transmiten incesantemente las emociones e ideas de los autores del Salterio quienes explotan con habilidad las muchas posibilidades que este procedimiento ofrece.
— Elementos de sonoridad: Son recursos que juegan con la sonoridad de la lengua y que adquieren un valor singular por tratarse de una poesía destinada originalmente a ser cantada o recitada oralmente. Con una notable destreza para apreciar y combinar sonidos, el poeta hebreo logra bellos y sugerentes efectos en sus versos empleando la paronomasia, la aliteración, la asonancia o la onomatopeya. La musicalidad que estos elementos aportan a una poesía carente de rima, se refuerza dotando al poema de ritmo mediante la combinación y ordenación de acentos.
— Lenguaje simbólico: Los salmos ofrecen un rico entramado de imágenes y sistemas simbólicos que recrean con un lenguaje figurativo la plural experiencia religiosa del pueblo de Israel.
b) Géneros literarios: En el análisis de los salmos constituye una aportación decisiva la identificación de géneros que definen distintos tipos de poemas y permiten agruparlos por familias atendiendo a semejanzas de origen, forma y contenido. Esta perspectiva de estudio abre nuevos caminos a la comprensión e interpretación del Salterio al revelar aspectos y valores que contribuyen a un mejor conocimiento tanto del conjunto de la obra como de las singularidades de los cantos que la componen. Pero determinar los géneros específicos del libro de los Salmos y catalogar cada uno de los poemas es una tarea compleja que ha dado lugar a numerosas y variadas propuestas de clasificación. A grandes rasgos, podemos distinguir cuatro grandes géneros: himnos, cantos de acción de gracias, súplicas y salmos didácticos.
1. Los himnos: Bajo este nombre se engloba un extenso conjunto de cantos destinados a alabar a Dios por sus hechos y cualidades. La grandeza de Dios, su justicia y poder, su fuerza creadora, su actuación en la historia o la fidelidad constante para con su pueblo son motivos que alientan e inspiran una y otra vez las palabras del salmista (Sal 65:1-13; Sal 68:1-35; Sal 92:1-15; Sal 100:1-5; Sal 103:1-22; Sal 139:1-24; etc.). Son salmos vinculados tradicionalmente a actos cultuales y celebraciones litúrgicas. En cuanto a la forma literaria, se inician con una invitación que el orante, lleno de júbilo, dirige a sí mismo, a la comunidad o a cuantos seres pueblan el orbe; seguidamente se detallan los motivos que fundamentan la alabanza; todo concluye con unos versos donde se retoman expresiones presentes en la Introducción y se añaden fórmulas de bendición, súplicas, etc. Dentro de esta modalidad literaria se encuentran algunas formas menores que responden a una situación específica o destacan un atributo o acción concreta de Dios:
— Himnos a Dios creador: En ellos el poeta ensalza a Dios en cuanto hacedor y dueño del universo (Sal 8:1-9; Sal 29:1-11; Sal 33:1-22; Sal 104:1-35; Sal 136:1-26; Sal 146:1-10; etc.).
— Himnos a la realeza de Dios: Celebran el reinado eterno de Dios y proclaman su entronización como soberano del cosmos ante quien se postran dioses y naciones, cielos y tierra (Sal 47:1-9; Sal 93:1-5; Sal 96:1-13 — Sal 97:1-12; etc.). Como un subgénero de este grupo podemos clasificar los llamados salmos reales que desarrollan temas diversos relacionados con la figura del rey davídico de Jerusalén, el ungido o mesías del Señor en cuyo nombre ejerce su gobierno sobre el pueblo (Sal 2:1-12; Sal 45:1-17; Sal 72:1-20; Sal 101:1-8; Sal 110:1-7; etc.).
— Himnos a Sión: poemas compuestos en honor de Jerusalén y del Templo como morada de Dios (Sal 46:1-11; Sal 48:1-14; Sal 68:1-35; Sal 76:1-12; etc.). En este grupo cabe distinguir un pequeño conjunto de poemas (cantos de peregrinación) que evocan el viaje del peregrino a Jerusalén recreando sus sentimientos y emociones (Sal 120:1-7 — Sal 134:1-3).
2. Salmos de súplica: Este género, uno de los más presentes en el Salterio, agrupa un heterogéneo conjunto de composiciones con un trasfondo común: una situación de desgracia ante la que se dirige la mirada a Dios solicitando su ayuda. En él se incluyen dos tipos fundamentales de plegarias:
— Súplica individual (Sal 5:1-12 — Sal 7:1-17; Sal 13:1-6; Sal 22:1-31; Sal 31:1-24; Sal 39:1-13; Sal 54:1-7; Sal 64:1-10; Sal 71:1-24; Sal 88:1-18; Sal 109:1-31; etc.). Son poemas en los que el protagonista es un fiel que está viviendo una experiencia dramática y dolorosa (enfermedad, persecución, falsas acusaciones, peligros de todo tipo) y que solicita apasionadamente la intervención salvadora de Dios. En estos salmos abundan las expresiones de confianza en Dios, confianza que a veces se convierte en tema central de la composición y que da lugar a una especie de subgénero denominado salmos de confianza (Sal 3:1-8; Sal 11:1-7; Sal 16:1-11; Sal 62:1-12; Sal 91:1-16; etc.).
— Súplica colectiva: Son muy semejantes a los anteriores por su contexto vital y estructura literaria; en ellos es la comunidad de fieles quien alza su voz reclamando el auxilio divino (Sal 20:1-9; Sal 44:1-26; Sal 74:1-23; Sal 85:1-13; Sal 90:1-17; etc.). La razón de su ruego se halla ahora en una situación de peligro o desgracia que afecta al pueblo en su conjunto (el hambre, la guerra, las deportaciones, las catástrofes naturales, etc.).
En ambos tipos de salmos de súplica encontramos con relativa frecuencia un elemento que puede resultar desconcertante y hasta cierto punto escandaloso. Se trata de las imprecaciones contra los enemigos. Las duras palabras que el salmista dirige a estos enemigos y los terribles males que pide a Dios para ellos, pueden resultarnos estremecedores; pero en el contexto bíblico estas actitudes responden a un deseo profundo de que Dios imparta justicia y restablezca el orden alterado por quienes causan daño y muerte a su alrededor.
3. Salmos de acción de gracias: Este tipo de salmos trasluce la experiencia individual o comunitaria de una actuación liberadora de Dios y recrea los sentimientos de gratitud y gozo que esta experiencia hace nacer en el orante. Hay acciones de gracias individuales (Sal 9:1-20 — Sal 10:1-18; Sal 30:1-12; Sal 32:1-11; Sal 116:1-19; etc.) y colectivas (Sal 66:1-20; Sal 67:1-7; Sal 118:1-29; Sal 124:1-8; etc.). Ambos tipos de salmo comparten el mismo esquema formal que incluye una invitación a aclamar y a bendecir a Dios, un recuerdo de la desgracia pasada y superada gracias a la intervención divina, y una sincera manifestación de rendido agradecimiento que suele ir acompañada de una promesa de ofrendas y sacrificios en el Templo.
4. Salmos didácticos: Incluimos en esta modalidad literaria, un variado conjunto de salmos cuyo nexo de unión es la intención de transmitir una enseñanza, de proporcionar instrucción a los miembros de la comunidad de Israel. Caben distintas clasificaciones; aquí proponemos los siguientes cuatro grupos:
— Salmos históricos: En ellos se trata de recordar, ensalzar y agradecer los grandes acontecimientos vividos por Israel en cuanto constituyen portentosas intervenciones salvadoras de Dios en la historia del pueblo (Sal 78:1-72; Sal 105:1-45; Sal 106:1-48).
— Salmos proféticos: Insisten en las exigencias de la alianza y en los aspectos éticos por encima de las obligaciones cultuales (Sal 14:1-7; Sal 50:1-23; Sal 52:1-9; Sal 81:1-16; etc.).
— Salmos sapienciales: Utilizan formas, temas y motivos característicos del ámbito sapiencial (reflexión sobre la condición humana, sobre la felicidad del justo y el castigo del malvado, sobre el tema de la retribución y de la ley: Sal 1:1-6; Sal 37:1-40; Sal 49:1-20; Sal 73:1-28; etc.).
— Salmos litúrgicos: Son los que se hacen eco de las condiciones para entrar al Templo y participar en el culto (Sal 15:1-5; Sal 24:1-10; Sal 95:1-11; etc.).
Al tratar de sistematizar y caracterizar los géneros del Salterio se hace evidente la riqueza literaria de la obra, el dinamismo y la flexibilidad poética que sus autores imprimieron a esta colección de cantos. La libertad del poeta para fundir o recrear formas, temas y motivos sin necesidad de someterse a rígidas estructuras hace que un salmo pueda compartir elementos tomados de otros que lo singularizan e impiden encuadrarlo en una modalidad concreta. Surge así el grupo de los llamados salmos mixtos (Sal 19:1-14; Sal 28:1-9; Sal 40:1-17; Sal 52:1-9; Sal 66:1-20; Sal 89:1-52; Sal 108:1-13).
4. Claves de lectura
El libro de los Salmos nos ofrece un testimonio excepcional de la experiencia de fe de un pueblo y de la relación viva y plural que Israel mantiene con su Dios a lo largo de los siglos. A través de estos poemas conocemos los valores comunitarios y concepciones teológicas del Israel bíblico, nos acercamos a su percepción de la divinidad, pero también descubrimos las alegrías y pesares, las esperanzas e inquietudes, la debilidad y grandeza del ser humano. Dios y la persona humana se hacen presentes en cada poema protagonizando una apasionante historia de encuentros y desencuentros que van forjando las creencias y convicciones religiosas de los hombres y mujeres del AT.
Asistimos en los salmos a un singular diálogo entre Dios, por una parte, y el pueblo israelita individual o colectivamente considerado, por otra. El salmista nos acerca con un lenguaje poético a un Dios poderoso y salvador, bondadoso y fiel; a un Dios justo que defiende al inocente y al débil, y hace fracasar a los malvados; a un Dios exigente y severo, pero sobre todo compasivo y paciente, leal y perdonador.
Y junto a la imagen incomparable de Dios, la del ser humano en toda su riqueza y complejidad, con todas sus experiencias, sentimientos y emociones. En los salmos está reflejada, hecha oración y poesía, la vida entera del salmista y del pueblo israelita. Sumergirnos en la lectura y meditación de los salmos significa encontrarnos con lo más íntimo y específico del pueblo de la Biblia.
El libro de los Salmos rebasa los límites del AT y se convierte en uno de los escritos bíblicos más citados en el NT. Sus poemas son evocados por Jesús en distintos pasajes y mencionados con asiduidad en los libros que giran en torno a su vida y su obra. Desde sus inicios, el cristianismo los hizo suyos y amplió el horizonte de los salmos releyéndolos desde su propia experiencia de fe. Como a los primeros cristianos, esta colección de cantos sigue invitándonos hoy a orar, a dejarnos interpelar por la palabra de Dios actualizada en nuestra vida, a estrechar día a día nuestra relación con Jesús de Nazaret orando con ellos a la luz de la buena noticia anunciada en el evangelio a toda la humanidad.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Salmo 1: A modo de introducción al conjunto del libro, este salmo de carácter sapiencial reflexiona sobre la conducta y el destino del justo y del malvado a los que identifica respectivamente con la sabiduría y la necedad.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Sal 26:4-5; Pro 4:14-15.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Salmo 1. El Contraste Decisivo
El Sal. 1 es una introducción a todo el libro de Sal. Primero, es un salmo de fe (3d). Esta promesa de prosperidad no es una promesa de buena fortuna a cambio de una buena conducta. ¡Salmos conoce de masiado bien la vida para pretender tal cosa! (ver 42, 73). Más bien, así como seguimos diciendo “Creo en Dios el Padre Todopoderoso” aunque nos encontramos que la vida muchas veces parece negar su paternidad y su omnipotencia, así también el v. 3 profesa un “credo”: el mundo es el mundo de Dios y los que se ponen de su lado segura y definitivamente gozarán de bendición (6). Segundo, es un salmo de consagración: a un estilo de vida singular (1) y a la palabra de Dios (2). Verdaderamente “singularidad” es el tema alrededor del cual se ha estructurado el poema.
A1 (v. 1) El camino de bendición
B1 (v. 2) Perseverancia en la ley del Señor
C1 (v. 3) El árbol frutal que permanece
2 (v. 4) La paja temporal
B2 (v. 5) Sin posición en el juicio del Señor
A2 (v. 6) El camino de la muerte
1 El camino de bendición: vida presente. Dependiendo del contexto, Bienaventurado puede significar bajo la bendición de Dios, feliz o satisfecho, o intrínsecamente correcto. Aquí cabe cualquie ra de los tres significados. Pero la bendición y felicidad son consecuencias de una consagración a la vida que es buena. Anda … se detiene … se sienta. Nuestra singularidad debe notarse en nuestro estilo de vida.
2 Perseverancia en la ley del Señor. Ley, “enseñanza”, como lo que un padre cariñoso ofrece a un hijo que ama (Prov. 3:1). Delicia … medita. Como base de la obediencia activa del v. 1 está la piedad interior de los sentimientos y pensamientos ejercitados de día y de noche en la palabra de Dios.
3 El árbol frutal que permanece. Plantado, lit. “transplantado”, p. ej. una nueva posición en la cual uno ha sido puesto (80:8; cf. Col. 1:13).
4 La paja temporal.
5 Sin posición en el juicio del Señor. Juicio … congregación. En la evaluación divina final, los que andan bien con Dios (justos) contrastan con los que han seguido su propio consejo y, por implicación, no pusieron sus vidas dentro de los parámetros de la revelación divina.
6 El camino de la muerte: destino final. Conoce o vigila, entra en un íntimo y amoroso cuidado. Perecerá, la última palabra, compárela con la palabra inicial bienaventurado (1), ¡realmente un contraste indiscutible!
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
DONDE ENCONTRAR AYUDA EN EL LIBRO DE LOS SALMOS parCuando usted se sienta:Abrumado: 25; 69; 142Impaciente: 13; 27; 37; 40Afligido: 13; 25; 31; 40; 107Inseguro: 3; 5; 12; 91Agradecido: 118; 136; 138Insignificante: 8; 90; 139Amenazado: 3; 11; 17Insultado: 41; 70Arrepentido: 32; 51; 66Perdido: 23; 139Atrapado: 7; 17; 42; 88; 142Preocupado: 37Cansado o débil: 6; 13; 18; 28; 29; 40; 86Rencoroso: 11Celoso: 37Seguro de sí mismo: 24Con deseos de renunciar: 29; 43; 145Sin propósito: 14; 25; 39; 49; 90Con deseos de adorar: 8; 19; 27; 29; 150Soberbio: 14; 30; 49Confundido: 10; 12; 73Solitario: 9; 10; 12; 13; 27; 40; 43Gozoso: 19; 96Temeroso: 3; 4; 27; 46; 49; 56; 91; 118Culpable: 19; 32; 38; 51Tenso: 4Deprimido: 27; 34; 42; 43; 88; 143Triste: 13″Destruido»: 6; 63Vengativo: 3; 7; 109Engañado: 41Cuando se enfrente a:Asesinatos: 6; 46; 83Exito: 18; 112; 127; 128Ateos: 10; 14; 19; 52; 53; 115Herejía: 14Calumnias / insultos: 7; 15; 35; 43; 120Hipocresía: 26; 28; 40; 50Castigo: 6; 38; 39Malvados: 10; 35; 36; 49; 52; 109; 140Competencia: 133Mentiras: 5; 12; 120Crítica: 35; 56; 120Muerte: 6; 71; 90Crueldad verbal: 35; 120Peligro: 11Decisiones: 1; 119Persecución: 1; 3; 7; 56Desvalidos / enfermos: 6; 139Pobreza: 9; 10; 12Discriminación: 54Problemas: 34; 55; 86; 102; 142; 145Dolor: 23; 34Tentación: 38; 141Dudas: 34; 37; 94Vejez: 71; 92Enemigos: 3; 25; 35; 41; 56; 59Cuando quiera:Aceptación: 139Liderazgo: 72Amistad: 16Milagros: 60; 111Comunión con Dios: 5; 16; 25; 27; 37; 133Oración: 5; 17; 27; 61 Paz: 3; 4Confianza: 46; 71Conocimiento: 2; 8; 18; 19; 25; 29; 97; 103Descanso: 23; 27Perdón: 32; 38; 40; 51; 69; 86; 103; 130Perspectiva: 2; 11Protección: 3; 4; 7; 16; 17; 18; 23; 27; 31; 91; 121; 125Dinero: 15; 16; 17; 49Respuestas: 4; 17Dirección: 1; 5; 15; 19; 25; 32; 48Sabiduría: 1; 16; 19; 64; 111Esperanza: 16; 17; 18; 23; 27Salvación: 26; 37; 49; 126Estabilidad: 11; 33; 46Sanidad: 6; 41Gozo: 9; 16; 28; 126Santidad: 15; 25Humildad: 19; 147Sustento: 23Inspiración: 19Valor: 11; 42Integridad: 24; 25Vindicación: 9; 14; 28; 35; 109Justicia: 2; 7.RAZONES PARA LEER LOS SALMOSEncontrar consuelo: Salmo 23Encontrarse con Dios íntimamente: Salmo 103Aprender una nueva oración: Salmo 136Aprender una nueva canción: Salmo 92Aprender más acerca de Dios: Salmo 24Comprenderse a usted mismo con más claridad: Salmo 8Saber cómo ir a Dios diariamente: Salmo 5Recibir perdón de pecados: Salmo 51Sentirse valorado: Salmo 139Comprender por qué debe leer la Biblia: Salmo 119Alabar a Dios: Salmo 145Saber que Dios tiene las riendas: Salmo 146Dar gracias a Dios: Salmo 136Complacer a Dios: Salmo 15Saber por qué debe adorar a Dios: Salmo 104La Palabra de Dios se escribió para ser estudiada, comprendida y aplicada, y el libro de Salmos se presta más directamente a la aplicación. Comprendemos mejor los salmos cuando dejamos que nos caigan encima y nos empapen como la lluvia. Podemos ir a los salmos en busca de algo, pero tarde o temprano encontraremos a Alguien. Cuando leemos y nos aprendemos los salmos, gradualmente descubrimos que en gran medida ya son parte de nosotros. Expresan en palabras nuestros más profundas heridas, anhelos, pensamientos y oraciones. Poco a poco nos llevan a ser lo que Dios tenía pensado que fuéramos: gente que lo ama y vive para El.1.1 El escritor comienza su salmo ensalzando el gozo de obedecer a Dios y no escuchar a los que lo desacreditan o ridiculizan. Nuestros amigos o socios pueden tener una influencia profunda en nosotros, a menudo en forma muy sutil. Si insistimos en tener amistad con los que se burlan de lo que Dios considera importante, nos veremos llevados hacia el pecado y nos volveremos indiferentes a la voluntad de Dios. Esta actitud es igual a la burla. ¿Lo edifican en su fe sus amigos o se la destruyen? Los amigos verdaderos deben acercarnos a Dios.1.1ss Dios no juzga a la gente sobre la base de la raza, sexo o nacionalidad. La juzga sobre la base de su fe en El y la respuesta que dan a su voluntad revelada. Los que con diligencia tratan de obedecer la voluntad de Dios son como árboles sanos que dan fruto y que tienen grandes raíces (Jer 17:5-8) y Dios promete cuidarlos. La sabiduría de Dios guía sus vidas. En contraste, los que no confían en El ni le obedecen tienen vidas sin significado que el viento se lleva como si fuera polvo.Sólo existen dos caminos en la vida: el camino de la obediencia a Dios o el camino de la rebelión y destrucción. Asegúrese de elegir la senda de Dios porque su elección determinará dónde pasará la eternidad1.2 Usted puede aprender a seguir a Dios al meditar en su Palabra. Meditar significa pasar tiempo leyendo y pensando en lo que ha leído. Además significa pensar acerca en cómo cambiar para vivir como a Dios le agrada. Conocer y meditar la Palabra de Dios son los primeros pasos para aplicarla a su diario vivir. Si usted quiere seguir a Dios más de cerca, debe conocer lo que El dice.1.2 Esta «ley de Jehová» se refiere a toda las Escrituras: los primeros cinco libros de Moisés, los profetas, y los otros escritos. Mientras más conozcamos el punto de vista de la Palabra de Dios, más recursos tendremos para tomar nuestras decisiones diarias.1.2, 3 Hay una pizca muy simple de sabiduría en estos dos versículos. Mientras más nos deleitamos en la presencia de Dios, más fructífero seremos. Por otro lado, mientras más permitamos que los que ridiculizan a Dios afecten nuestros pensamientos y actitudes, más nos separamos de la fuente real de alimento espiritual. Debemos tener contacto con los incrédulos si es que queremos hablarles de Dios. Pero no debemos imitar su conducta pecaminosa. Si usted desea desesperarse, pase tiempo con los escarnecedores. Pero si desea felicidad,cultive la amistad de los que aman a Dios y su Palabra.1.3 Cuando las Escrituras prometen «y todo lo que hacen, prosperará», no significa que sean inmunes al fracaso o a las dificultades. Tampoco es una garantía de salud, riqueza y felicidad. Lo que la prosperidad significa en las Escrituras es esto: cuando la sabiduría de Dios se aplica en nuestras vidas, el fruto (resultados o productos derivados) que produce en nosotros será bueno y recibirá la aprobación de Dios. Así como un árbol absorbe el agua y produce muchos frutos, nosotros debemos absorber la Palabra de Dios, para producir hechos y actitudes que lo honren. Para alcanzar logros que valgan la pena, debemos tener la Palabra de Dios en nuestro corazón.1.4 El tamo es la cubierta exterior (o cáscara) que se debe retirar para obtener las semillas de grano que están dentro. El tamo se retiraba por medio de un proceso llamado trilla y aventamiento. Después que se cortaban las plantas, eran aplastadas, y luego las piezas eran aventadas al aire. El tamo es muy liviano y el más mínimo viento se lo lleva, mientras que el grano bueno cae en la tierra. El tamo es símbolo de una vida infiel que vaga sin dirección. El grano bueno es símbolo de una vida fiel que Dios puede utilizar. Sin embargo nosotros, a diferencia del gramo, podemos elegir la d
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Título “Salmos.” Lit.: “Alabanzas”. Heb.: Tehil·lím, pl. de tehil·láh; gr.: Psal·mói; lat.: Lí·ber Psal·mó·rum, “Libro de Salmos”. Véase Sal 145:1 Enc.
(2) Lit.: “Oh, la felicidad del hombre”. Heb.: ’ásch·reh ha·’ísch.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 0 Sal 112:1; Mat 5:3
b 1 2Cr 22:3; Job 21:16; Sal 64:2; Mat 26:4; Hch 9:23
c 2 Pro 4:14
d 3 Sal 26:4; Sal 69:12; Pro 22:10; 2Pe 3:3
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Salmo 1 Este Salmo sirve de introducción a todo el libro de los Salmos y prepara al lector para que esté alerta de los falsos adoradores, haciendo un contraste entre dos caminos: el camino bienaventurado de los justos (vers. 1-3) y el camino de condenación de los impíos (vers. 4-6). No hay otro camino. En forma alternada, describe a los impíos (vers. 1, 4-5a) y a los justos (vers 2, 3, 5b), y contrasta a los dos (vers. 1 y 2), usando dos símiles (vers. 3 y 4) y dos destinos (vers. 5 y 6). El justo es bienaventurado, porque ha escogido tener una relación vital y victoriosa con Dios, relación que se manifiesta por medio de la fe (cp. Sal 2:12; 34:8; 84:5; 144:15; 146:5) y la obediencia a los mandamientos del S eñor recibiendo abundantes bendiciones (vers. 1-3; cp. Mt 5:3-13). El impío, sin embargo, por el camino que ha escogido, no se sostendrá en el juicio , y no podrá resistir la ira de Dios cuando El separe a los justos de los impíos (vers. 4-6; cp. Sal 76:7; 130:3; Mal 3:2: Mt. 13:24-30; 2 Ts 1:5-10; Ap 6:17).
Fuente: La Biblia de las Américas
INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE SALMOS
AUTOR: VariosFecha: Varias
Título La variedad de cantos, lamentos y alabanzas de que se compone este libro hizo que no se le diera un nombre concreto en el AT. Los judíos lo denominan «El libro de las alabanzas», mientras que la Septuaginta lo llama «El libro de los Salmos» (de una palabra griega relacionada con cantos entonados con el acompañamiento de instrumentos de cuerdas). Los Salmos eran el himnario del pueblo judío.
Paternidad literaria y fecha Los títulos de los diferentes salmos relacionan a 73 de ellos con David, 2 con Salomón, 12 con los hijos de Coré (véanse notas en Núm 16:1-50; Véase también Núm 26:9-11), 12 con Asaf (Véase nota en Esd 2:41), 1 con Hernán (1Re 4:31 – Sal 88:1-18, 1 con Etán (1Cr 15:19 – Sal 89:1-52) y 1 con Moisés (Sal 99:1-9). La mayoría de los salmos fueron escritos en tiempos de David y Salomón (siglo x a.C.).
Naturaleza de la poesía hebrea A diferencia de gran parte de la poesía occidental, la poesía hebrea no se basa sobre la rima o el metro, sino sobre el ritmo y el paralelismo. El ritmo no se obtiene por el equilibrio del número de sílabas sean éstas acentuadas o no, sino por lo que se llama ritmo tónico, es decir, la fuerza o acento que se da a las palabras importantes.
En el paralelismo el poeta expresa una idea en la primera línea, luego la refuerza en la siguiente línea o líneas, usando varios medios. La forma más común es el paralelismo sinónimo, en el que la segunda línea esencialmente repite la idea de la primera (Sal 3:1). En el paralelismo antitético, la segunda línea contiene una idea contraria a la de la primera (Sal 1:6), la segunda línea o las sucesivas amplían o desarrollan la idea de la primera (Sal 1:1-2). En el paralelismo simbólico o emblemático, la segunda línea realza el pensamiento de la primera con frecuencia mediante el uso de un símil (Sal 42:1). Un paralelismo no se limita a dos líneas, sino que puede extenderse a estrofas (unidad lógica) y al verso (unidad poética). El acróstico alfabético también se usa (Sal 119:1-176; INTRODUCCIÓN a Lamentaciones).
Clasificación de los Salmos Los salmos han sido agrupados generalmente de la siguiente manera:
(1) salmos de súplicas o peticiones, individuales (Sal 3:1-8) o colectivas (Sal 44:1-26);
(2) salmos de acción de gracias o alabanzas, individuales (Sal 30:1-12) o colectivas (Sal 65:1-13);
(3) salmos de confianza en Dios (Sal 4:1-8);
(4) himnos que incluyen salmos acerca de la exaltación de Yavé (Véase nota en Col 2:4; Sal 47:1-9), salmos tocante a Jerusalén (Sal 48:1-14) y salmos reales o monárquicos (algunos de los cuales son mesiánicos; Sal 2:1-12; Sal 110:1-7), y
(5) salmos didácticos y sapienciales (Sal 1:1-6; Sal 37:1-40; Sal 119:1-176). Los salmos podrían clasificarse por sus temas; p.ej., la creación (Sal 8:1-9; Sal 19:1-14), el éxodo (Sal 78:1-72), imprecación (Sal 7:1-17), penitencia (Sal 6:1-10), cántico gradual (Sal 120:1-7). Los salmos que contienen importantes profecías tocante al Mesías son: Sal 2:1-12; Sal 8:1-9; Sal 16:1-11; Sal 22:1-31; Sal 40:1-17; Sal 45:1-17; Sal 72:1-20; Sal 110:1-7; Sal 118:1-29.
Títulos y expresiones técnicas A excepción de 34 salmos, todos los demás tienen títulos o inscripciones que, por lo general, constituyen el primer versículo en el texto hebreo. Dichos títulos fueron añadidos después de que los salmos fueron escritos, pero son históricamente correctos. Las dos expresiones técnicas usadas más frecuentemente son:
(1) Selah (aparece en 71 ocasiones en los Salmos y tres veces en Habacuc) que probablemente era un signo musical que indicaba un interludio o cambio de acompañamiento musical; y
(2) para el director del coro (al músico principal), posiblemente para el uso en ocasiones especiales. Hay otros títulos y expresiones a los que se da consideración en salmos específicos.
Salmos imprecatorios Esos salmos (Sal 7:1-17; Sal 35:1-28; Sal 55:1-23; Sal 58:1-11; Sal 59:1-17; Sal 69:1-36; Sal 79:1-13; Sal 109:1-31; Sal 137:1-9; Sal 139:1-24) que invocan juicios o maldiciones sobre los enemigos causan perplejidad en muchos. Sin embargo, debe considerarse que el propósito de esas imprecaciones es:
(1) demostrar el juicio justo y santo de Dios para con el malo (Sal 58:11);
(2) demostrar la autoridad de Dios sobre el malo (Sal 59:13);
(3) convencer al malo de que debe buscar a Dios (Sal 83:16); y
(4) hacer que el justo alabe a Dios (Sal 7:17). Por lo tanto, como resultado de su celo por Dios y su aborrecimiento del pecado, el salmista pide a Dios que castigue al malo y establezca Su justicia.
Contenido Los salmos se agrupan en cinco libros, cada uno de los cuales concluye con una doxología (Sal 1:1-6 – Sal 41:1-13; Sal 42:1-11 – Sal 72:1-20; Sal 73:1-28 – Sal 89:1-52; Sal 90:1-17 – Sal 106:1-48; Sal 107:1-43 – Sal 150:1-6). Al principio de cada salmo se presenta un resumen de su contenido.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Negativamente, el justo ni cree, ni se comporta, ni pertenece al dominio de los malos (v. Sal 1:1). Positivamente, la Palabra de Dios es su emblema de fe y práctica (v. Sal 1:2). Por lo tanto, disfruta de salud espiritual y es fructífero (v. Sal 1:3).
Bienaventurado (v. Sal 1:1). El vocablo hebreo es plural y significa: «¡Oh, cuán felices!»
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Este salmo sapiencial de origen anónimo sobresale como un fiel portero de todo el Salterio. Sirve como recordatorio a los que entran del comportamiento justo y la vida fructífera que caracteriza al que se deleita en la ley de Dios (vv. Sal 1:1-3), en contraste con la vida y el destino del malo, quien perecerá (vv. Sal 1:4-6). Para un contraste similar en el NT, véanse Mat 7:13-14 y 1Jn 5:12.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
SALMO 1[5] El juicio indica la sentencia de Dios estableciendo la condición de buenos y malos. No se descarta un juicio efectivo en este mundo.