Biblia

Comentario de Salmos 115:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Salmos 115:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

No a nosotros, oh Jehovah, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria por tu misericordia y tu verdad.

am 3108, Año 896 a.C. (Título) Este parece ser επινικιον, un cántico triunfal, en el que la victoria es totalmente atribuida a Jehová, y nada puede referirse con más propiedad que a Josafat contra las fuerzas confederadas de sus enemigos, 2Cr 20:1-37.

No a nosotros. Sal 74:22; Sal 79:9, Sal 79:10; Jos 7:9; Isa 48:11; Eze 20:14; Eze 36:32; Dan 9:19; Efe 1:6; Apo 4:10, Apo 4:11.

por tu misericordia. Sal 61:7; Sal 89:1, Sal 89:2; Miq 7:20; Jua 1:17; Rom 15:8, Rom 15:9.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Porque Dios es verdaderamente glorioso, Sal 115:1-3,

y lo ídolos son vanidad, Sal 115:4-8,

el salmista exhorta a confiar en Dios, Sal 115:9-11.

Dios ha de ser bendecido por sus bendiciones, Sal 115:12-18.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

es un salmo en comunidad de alabanza que centra su atención en la gloria de Jehová al salvar a su pueblo. Varias secciones de este salmo se usan en el Sal 135:1-21. Este poema tiene cinco movimientos:

(1) una glorificación de Jehová quien merece solo la alabanza (vv. Sal 115:1, Sal 115:2);

(2) una comparación de los dioses falsos y el Dios vivo y verdadero (vv. Sal 115:3-8);

(3) una letanía de confianza en Jehová (vv. Sal 115:9-11);

(4) una letanía de bendición en Jehová (vv. Sal 115:12-15);

(5) una glorificación de Jehová (vv. Sal 115:16-18).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

No a nosotros: Las personas tienen una tendencia natural a desviar para sí mismas la gloria que pertenece a Dios, este salmo redirige la gloria a su centro apropiado, Jehová mismo. Las gentes que no conocen a Dios tienden a insultar a los creyentes en tiempos de prueba, cuando la actividad de Dios no es evidente (Sal 42:3).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

SALMOS DE LA PASCUA. Los judíos usaban estos salmos en la celebración anual de la pascua. Los primeros dos se cantaban antes de la comida y los cuatro restantes después de la comida. Así que estas fueron probablemente las últimas canciones que Jesucristo cantara antes de su muerte. Como estos salmos comienzan en hebreo con la palabra «aleluya» (Sal 113:1), los judíos llegaron a llamarlos Hallel (Alabanza).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

NO A NOSOTROS… SINO A TU NOMBRE DA GLORIA. Nunca se debe buscar la gloria personal, sino más bien se debe siempre desear que se manifieste la gloria de Dios y se honre su nombre delante del mundo. Los creyentes deben resolver vivir de tal manera que no causen descrédito o deshonra al nombre de Cristo o de su iglesia (cf. Mat 5:14-16; 1Co 6:20).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Salmos 114-115 (Vg 113): Las Maravillas del éxodo.
L os salmos 114 y 115 del hebreo son totalmente diversos por su contenido y estilo, pero han sido agrupados en un solo salmo en las versiones de los LXX y Vg. El primero canta las maravillas del éxodo, y puede considerarse como un himno pascual. De estilo vigoroso y fresco, el salmo 114 tiene todos los visos de ser arcaico y anterior al exilio babilónico. Al menos nada en él insinúa una época tardía de composición. Los portentos de Yahvé en la liberación de Israel de la esclavitud faraónica son tema de la épica popular hebrea desde los primeros tiempos de su vida nacional. Probablemente el salmo actual es sólo un fragmento de un himno más largo en el que se cantaban las providencias de Yahvé en favor de su pueblo en los momentos de nacer, como pueblo organizado, entre las naciones.
El salmo 115 es de índole totalmente diversa, pues se suplica el auxilio divino para que sea glorificado Yahvé entre los pueblos, ya que, si deja abandonado a su pueblo, los gentiles creerán que el Dios de Israel no existe. La pieza se divide en tres partes: a) profesión de fe en Yahvé, con desprecio de los ídolos de los otros pueblos (1-8); b) confianza de Israel en su Dios (9-11); c) súplica de ayuda y bendición (12-18). Esto parece indicar que el salmista escribe en tiempos en que la nación se hallaba en una situación crítica como consecuencia de un poderío extranjero. Los gentiles parecen burlarse del pueblo elegido, que se halla desamparado de su Dios. La situación parece reflejar las duras condiciones de vida de los repatriados de la cautividad, cuando, en medio de la hostilidad de los pueblos vecinos, tuvieron que reconstruir el patrimonio nacional 1.
Desde el punto de vista literario, el salmo 115 es una composición litúrgica en la que se mezclan la plegaria, la elegía, las consideraciones sapienciales y la exhortación. La unión de este salmo al anterior debió de obedecer a razones de acoplamiento práctico litúrgico. Esta conexión de ambos salmos, de contenido y estilo tan diferentes, debió de tener lugar en tiempos anteriores al siglo II, ya que aparece en la versión de los LXX; y a ésta la siguen el Targum, la versión siríaca, la etiópica, la Vg y la de San Jerónimo.

Las maravillas del éxodo (1-8).
l Al salir Israel de Egipto, la casa de José de un pueblo bárbaro, 2 hizo de Judá su santuario, y de Israel su imperio. 3 Viole el mar, y huyó; el Jordán se echó para atrás; 4 dieron saltos los montes como carneros, y los collados como corderos. 5 ¿Qué tienes, ¡oh mar! que huyes; tú, Jordán, que te echas atrás? 6 Vosotros, montes, que retozáis como carneros, y vosotros, collados, como corderos. 7 Ante la faz del Señor tiembla, ¡oh tierra! ante la faz del Dios de Jacob; 8 que cambia la roca en lago de aguas, y del sílex saca fuentes de aguas.

Israel como nación y como teocracia vinculada a Yahvé surgió al ser liberado de Egipto, su opresor. En virtud detesta prodigiosa liberación, el pueblo hebreo se convirtió en propiedad exclusiva de Yahvé, para el que Israel es el “primogénito” entre los pueblos 2. En virtud de esta elección, Judá – símbolo de todas las tribus por surgir de ella el rey David, en cuya dinastía se canalizaron las promesas mesiánicas – se convirtió en santuario de Yahvé. Allí, en su capital de Jerusalén, en su templo, estableció Yahvé su morada permanente en la tierra.
Después el salmista alude a los portentos de Yahvé en favor de su pueblo, y en primer lugar al paso milagroso del mar Rojo: el mar, al ver a Yahvé dirigiendo a su pueblo, huyó despavorido, dejando paso a los israelitas 3, y el mismo Jordán se echo atrás, secándose su cauce para que pasaran los protegidos de Yahvé 4. Las personificaciones del poeta son bellísimas. Así, presenta a los montes dando saltos de júbilo o de estremecimiento ante la presencia de la majestad divina, y a los collados retozando como corderos. El símil parece aludir a las conmociones cósmicas que acompañaron a la promulgación de la Ley en el Sinaí5. En el Sal 29:7 se presenta al Líbano saltando como un ternero al sentir la presencia majestuosa de Yahvé, que se manifiesta en la tempestad. El poeta pregunta ahora – supuestas las admirables y audaces prosopopeyas empleadas – por qué los montes, que son el símbolo de la estabilidad e inmovilidad, se vieron obligados a obrar contra su modo de ser natural, conmoviéndose y estremeciéndose en loca agitación; y al Jordán le interroga por su curso antinatural, al volverse atrás (v.5). Estas bellas interpelaciones resaltan más el poder omnímodo de Yahvé, que cambia las leyes naturales a su voluntad en beneficio del pueblo elegido.
La explicación de estas anomalías radica en la proximidad de la majestad divina, ante la cual la tierra debe temblar sobrecogida de tanta grandeza y poderío. El salmista apostrofa por ello a la tierra para que con sus sacudidas y temblores siga manifestando su adoración y reverencia ante el Omnipotente, como en otro tiempo temblaron las cimas del Sinaí6. Pero el Ser todopoderoso no es sólo el Señor de las fuerzas de la naturaleza, sino que es el Dios de Jacob, pues se ha vinculado históricamente con un pacto y unas promesas con el patriarca y su descendencia 7. Por ello ha obrado milagros en favor de su pueblo cuando éste estaba sediento en las estepas de Rafidim 8 y en los secarrales de Cades 9. Los portentos de los tiempos del desierto quedaron en la épica popular hebrea como los mejores exponentes de la predilección de Yahvé por su pueblo 10.

Profesión de estricto monoteísmo (Sal 115, Vg. 113).
1 No a nosotros, Yahvé, no a nosotros, sino a tu nombre has de dar gloria, por tu piedad y tu fidelidad. 2 ¿Por qué han de decir las gentes: “Dónde está su Dios”? 3Está nuestro Dios en los cielos, y puede hacer cuanto quiere. 4 Sus ídolos son plata y oro, obra de la mano de los hombres; 5 tienen boca, y no hablan; ojos, y no ven; 6 orejas, y no oyen; narices, y no huelen; 7 sus manos no palpan, sus pies no andan; no sale de su garganta un murmullo. 8 Semejantes a ellos serán los que los hacen y todos los que en ellos confían.

El contexto conceptual es totalmente diferente del fragmento anterior, pues no se cantan los prodigios de Yahvé en favor de su pueblo, sino que se le pide la pronta y decisiva asistencia para salir de una situación comprometida de postración nacional. En la humillación de su pueblo está comprometida la honra del nombre de Yahvé, pues a los ojos de los gentiles resulta impotente para ayudarlo y salvarlo de la enconada hostilidad de sus enemigos. Por eso, el salmista insiste en que por la gloria de su nombre intervenga con urgencia, y también atendiendo a su tradicional piedad y fidelidad para con Israel, tantas veces demostrada al salvarlo de las situaciones de peligro 1. La elección de Israel como pueblo predilecto entre todos los del orbe está en la base de la alianza sinaítica 2. Yahvé, pues, no puede faltar a su palabra y a sus promesas de auxilio.
El salmista es consciente del poder soberano de Yahvé, que habita en los cielos y desde allí es el arbitro supremo sobre todo lo creado, sin que nadie pueda resistir a su voluntad. Si Israel ahora está postrado, no es porque le falte poder para levantarlo, sino porque en sus misteriosos designios así lo ha dispuesto 3. Frente a El nada pueden los ídolos de los otros pueblos, que son meros simulacros de plata y oro, obra de los mismos hombres, y, como tales, no pueden asistir a sus fieles, pues no tienen vida. La descripción es sarcástica y tiene sus antecedentes literarios en la literatura profética 4. Los que adoran estos simulacros son, por ello, semejantes a ellos en estupidez e ignorancia. Les espera la ruina, pues se confían en lo que no tiene vida ni consistencia5.

Yahvé, protector de Israel (9-11).
9 Casa de Israel, confía en Yahvé 6: El es su ayuda y su escudo. 10 Casa de Aarón, confía en Yahvé; El es su ayuda y su escudo. 11 Los temerosos de Yahvé confiad en Yahvé; El es su ayuda y su escudo.

En contraposición a la inanidad de los ídolos está el poder salvador de Yahvé. Todos los componentes del pueblo elegido – los de la clase laical y los de la sacerdotal – no deben tener otra confianza que la puesta en su Dios. Parece que aquí hay una distribución coral: un levita invita a la casa de Israel – el pueblo israelita en general – a confiar en Yahvé. El coro responde con el estribillo complementario: porque sólo El es la ayuda y el escudo de Israel. De nuevo un levita invita a la casa de Aarón – los representantes de la clase sacerdotal – a poner confianza ciega en Yahvé. El coro responde del mismo modo. Por fin, se invita a los piadosos – temerosos de Yahvé – a asociarse a este acto de confianza hacia el Dios de Israel, y el coro responde afirmando que es el único defensor de su pueblo. Algunos comentaristas interpretan la expresión de temerosos de Yahvé en el sentido de “prosélitos” asimilados al pueblo de Israel7. Pero en Sal 22:24 la expresión es equivalente a “descendencia de Jacob,” que aparece en el estico siguiente; por tanto, más bien hemos de suponer que se trata de los israelitas cumplidores de la Ley y, como tales, con más sensibilidad religiosa que el común del pueblo.

Súplica de ayuda y asistencia (12-18).
12 Acuérdate, Yahvé, de nosotros y bendícenos: bendice a la casa de Israel, bendice a la casa de Aarón; 13 bendice a los que temen a Yahvé, a los pequeños y a los grandes. 14 Acrézcaos Yahvé a vosotros, a vosotros y a vuestros hijos, 15 Benditos seáis de Yahvé, que hizo el cielo y la tierra. 16 Los cielos son cielos para Yahvé; la tierra se la dio a los hijos de los hombres. 17 No son los muertos los que alabarán a Yahvé, ni cuantos bajaron a (la región del) silencio. 18 pero nosotros alabaremos a Yahvé desde ahora y para siempre. ¡Aleluya!

Siguiendo la distribución coral anterior, podemos suponer que la voz de un levita hace la súplica final en consonancia con la fe de estricto monoteísmo antes pronunciada: si Yahvé es el único Dios de Israel, debe acordarse de la triste situación en que se halla ahora su pueblo. Es hora de que derrame sus bendiciones sobre los componentes del pueblo elegido en general – casa de Israel -, y en particular sobre la clase sacerdotal – casa de Aarón – y sobre sus fieles más adictos: los que temen a Yahvé. A todos sin distinción, a grandes y pequeños, pues todos los israelitas, en sus diferentes capas sociales, constituyen la “heredad” de Yahvé 8.
El salmista recoge las súplicas del levita director del coro, y desea los mejores augurios a todos sus compatriotas. Todo es posible a Yahvé, porque es el que hizo el cielo y la tierra 9. La afirmación ha de medirse en contraposición a lo dicho anteriormente sobre la inanidad de los ídolos 10. En realidad, Dios se ha reservado los cielos para El, para su morada permanente 11, mientras que a los hombres les ha entregado la tierra como morada propia (v.16). Según los antiguos hebreos, Yahvé habitaba permanentemente en el cielo de los cielos, es decir, en la cúspide de la bóveda celeste que aparece a nuestra vista. Desde allí contempla y dirige la historia de los seres humanos y de los pueblos.
El salmista cierra su poema con una alusión a la triste situación de los muertos en el seol, la región de los muertos, a la que poéticamente se la llama lugar del silencio, porque de ella están ausentes las alegrías de la vida 12. Los moradores de esa región tenebrosa no pueden alabar a Yahvé 13, sino sólo los que viven sobre la tierra. Es una insinuación de que Dios sale perdiendo si deja morir a los suyos, pues no pueden continuar alabándole después de la muerte en la región subterránea de los difuntos. Por eso, el salmista se siente dichoso al poder disfrutar de la vida, pues en ella puede continuar alabando a su Dios (v.18) 14.

1 Cf. Esd 3:5; Neh 4:1-5- – 2 Cf. Exo 19:3-6; Deu 4:20; Deu 7:6s; Deu 22:95; 1Re 8:51; Ose 13:4; Amo 3:1-2; Jer 2:2-3; Exo 6:7. – 3 Cf. Exo 13:17s; Sal?7,i6; Hab 3:10. – 4 Jos 3:1s. – 5 Cf. Exo 19:18; Jue 5:4; Sal 68:9 – 6 Cf. Exo 19:18s. – 7 Cf. Gen 12:1s; Gen 15:1s; Gen 17:1s; Gen 28:135. – 8 Cf. Exo 17:6. – 9 Cf. Num 20:115. – 10 Cf. Isa 41:18; Sal 107:35. – 1 Cf. Exo 34:6; Deu 7:7-8; Sal 77:8-9. – 2 Cf. Sal 79:10; Sal 42:3.10; Exo 32:12; Num 14:135; Joe 2:17; Miq 7:10. – 3 Cf. Isa 53:10; Isa 58:11; Sab 12:18. – 4 Cf. Isa 44:9-20; Jer 10:1-16; Deu 4:28; Isa 2:20; Hab 2:8-19; Sab 15:15. – 5 Cf. Hab 2:19; Isa 1:20; Sal 113:6; Sal 6:8; Gen 8:21. – 6 Casa: así según los LXX. Falta en el TM, pero es exigida por el paralelismo. – 7 Cf. 1Re 8:41; Isa 56:6; Hec 13:16.26; Hec 16:14; Hec 18:7; Hec 17:17. – 8 Cf. 1Re 8:9. – 9 Cf. Sal 121:2; Sal 124:8; Sal 134:3; Sal 146:6. – 10 Cf. Jer 10:11; Isa 44:9-20. – 11 Cf. Sal 2:5. – 12 Cf. Sal 6:6; Sal 30:10; Sal 88:5-6.10-12; Isa 38:11.18; Job 7:9-10, Job 7:21s; Job 14:15. – 13 En Sal 94 17 se llama al seol también la morada del silencio. – I14 Cf. Sal 118:18; Isa 38:183.

Fuente: Biblia Comentada

a tu nombre da gloria. Dios declaró que Él no compartiría su gloria con nadie (Isa 42:8; Isa 48:11).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Salmo 115 (113b): Salmo de confianza que opone la impotencia y nulidad de los ídolos modelados por el ser humano (Sal 115:2-8) a la fidelidad y poder de Dios quien, creador de cielo y tierra, protege y bendice a sus fieles. Destinado a ser recitado a coro en un ámbito litúrgico, parece reflejar una situación de destierro. Las versiones griega de los LXX y latina de la Vulgata unen este salmo con el anterior.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Éxo 14:4; Éxo 14:17; Isa 48:11; Isa 48:11; Eze 36:22-23; Eze 36:22-23; Eze 39:21.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Salmos 113-118. El «hallel» Egipcio: Una Cantata de Salvacion

Cualquier cosa que se relaciona con el Señor Jesucristo es de valor y atractivo supremos para el cristiano. En consecuencia, por ser muy posible que este grupo de salmos formara parte de las celebraciones de la Pascua les da especial interés e importancia. En la última Pascua, la primera Cena, él y sus acompañantes habrán cantado los Sal. 113, 114 antes de la comida y 115-118 sería el «himno» que cantaron al final (Mat. 26:30). Es indudable que cada salmo en el grupo tuvo su propia historia literaria, pero juntos eran llamados «el Hallel egipcio, un acto de alabanza», un comentario cantado de Exo. 6:6, 7.

El Sal. 113 adjudica todo el suceso al Señor; cómo es intrínseco a su dignidad exaltada, el exaltar al pobre y al necesitado. El 114 registra majestuosamente el éxodo mostrando cómo el Creador administra su creación para beneficio de su pueblo. Los Sal. 115 y 116 se equilibran uno con el otro al ser rescatados de la muerte espiritual (115) y física (116), respectivamente, la comunidad y el individuo. El 117 amplía la verdad del éxodo a sus límites mundiales: lo que fue hecho para Israel fue hecho para todos. Por último, el 118 nos permite unirnos a la gran procesión que pasa por las puertas hasta la presencia de Dios mismo.

(c) Salmo 115. El Señor, bendecido y bendiciendo

Sólo podemos adivinar cuál sería el trasfondo de este Salmo. ¿Implica el v. 2 que el pueblo de Dios está en algún desorden frente a un mundo que lo hostiga y se hace la pregunta de siempre: “Y qué de tu buen nombre”? (1; cf. Jos. 7:9). Es más posible, pero todavía meras conjeturas, que se tratara de una victoria reciente que se ha logrado, para poder dar reconocimiento al rey o al ejército. El enemigo, fuerte en sus ídolos, puede haber hostigado a un pueblo cuyo Dios es invisible. Y todavía más probable, el Salmo es imaginativo, reflexionando en la ocupación de Canaán: las batallas eran recias pero la victoria era del Señor, los paganos fueron expuestos como devotos de dioses muertos y el Señor se reveló como el dispensador fiel (1) y soberano de todo (16). La estructura del Salmo cuenta su historia:

A1 (vv. 1-3) Alabanza debida sólo al Dios soberano del cielo

B1 (vv. 4-8) Los ídolos y los que en ellos confían
2 (vv. 9-15) El Señor y los que en él confían

A2 (vv. 16-18) Alabanza debida al Dios soberano del cielo

El Salmo es un acto de adoración antifonal (cf. Esd. 3:10, 11). ¿Podemos escuchar a un coro cantando 9a, 10a, 11a, y otro respondiendo en 9b, 10b, 11b? ¿Es 12a una afirmación congregacional, siendo 12b y 13 la respuesta a ambos coros? Posiblemente alrededor de este “núcleo”, 1-3, 16-18 fueron dichos por toda la asamblea, y 4-8 y 14, 15 son la voz del líder del culto, declamando contra los ídolos y pronunciando una bendición sobre Israel. Sea como fuere, el Salmo “vive” tanto como un acto de adoración como en su teología.

4-8 Son típicos del concepto del AT sobre los ídolos y los idólatras. Por un lado no existe fuerza o realidad espiritual en el ídolo; no representaba un “dios” invisible; no tenía otra realidad fuera de su hechura material (4-7; Isa. 40:18-20; 41:5-7). No obstante los ídolos tenían el poder de destruir a sus adoradores (8; Isa. 44:6-20). Pero en particular no contaban con una revelación hablada (boca), ni con percepción moral (cf. 53:2), ni respuesta a la oración (oyen), ni propiciación por medio de un sacrificio (huelen, Gén. 8:21), ningún cuidado (manos para tocar, 95:7), ningún movimiento (andan) ni pensamiento (emiten sonidos, el murmullo que indica reflexión). 11 Teméis al Señor. Mucho más adelante en el futuro, “temerosos de Dios” vino a ser una expresión técnica que se aplicaba en general a los prosélitos. Aquí describe integralmente las dos categorías de los vv. 9, 10, al pueblo e igualmente a los sacerdotes. Confiar y reverenciar, la sencilla intimidad de lo primero equilibrado por el respetuoso maravillarse de lo último, caracteriza al pueblo del Señor. 17 La base del Salmo es una crisis de la cual se ha concedido liberación (1). Si no hubiera sido por la intervención y victoria divinas, todos hubieran perecido. De allí el v. 18, más razón para enaltecer al Señor. Tomar el v. 17 y considerarlo como un exponente del pensamiento del AT sobre el estado de los muertos y referirse a pasajes como 88:10-12 es entender mal a ambos. El Sal. 88 considera a la muerte bajo la ira de Dios y por lo tanto no demuestra esperanza, pero aquí, el v. 18 expresamente mira hacia adelante a una ofrenda de alabanza para siempre, “hasta la eternidad”. Más bien, entonces, lo que hubiera podido suceder de no haber mediado el Señor (17), da vigor a una alabanza que no tiene fin (18).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

115-118 Tradicionalmente, los Salmos 115-118 se cantaban en la cena de Pascua, conmemorando la huida de Israel de la esclavitud en Egipto (Exodo 11, 12).115.1 El salmista pidió que solo se glorificara el nombre de Dios, no el de la nación. Muy a menudo pedimos a Dios que su nombre sea glorificado junto al nuestro. Por ejemplo, tal vez oremos que nos ayude a llevar a cabo una buena obra y así se note nuestro trabajo. O quizás pidamos que una exposición tenga éxito para obtener un aplauso. No es malo verse bien o impresionar a los demás, el problema surge cuando queremos vernos bien sin importar lo que suceda con la reputación de Dios en el proceso. Antes de orar, pregúntese: «¿Quién se llevará el mérito si Dios contesta la oración?»115.4-8 Cuando se escribieron los salmos, muchas personas de Israel adoraban ídolos (estatuas de madera, piedra o metal). Se envanecían con lo que veían y se contentaban por lo que no veían. En la actualidad, seguimos valorando más los objetos tangibles (posición, dinero, casa, ropa, posesiones) que los resultados intangibles (crecimiento espiritual, salvación, ayudar a los necesitados, dedicar tiempo a los seres amados). Los que entregan toda su vida para obtener objetos tangibles son tan necios y vacíos como sus propios ídolos. (Si desea más información sobre los ídolos, véase Isa 44:9-20.)115.12 «Jehová se acordó de nosotros» dice el escritor del salmo. ¡Qué fantástica verdad! Hay muchos momentos cuando nos sentimos aislados, solos y abandonados, incluso de Dios. En verdad, El nos ve, comprende y piensa en nosotros. Cuando los problemas lo depriman o luche con su autoestima, recuerde que Dios lo tiene en su pensamiento. Si piensa en usted, sin duda su ayuda anda en camino.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) LXXTh y muchos mss heb. combinan los Sl 114 y 115 para formar un solo salmo continuo de 26 v.

(2) “Tu apego a la verdad (veracidad; verdad).” Heb.: ’amit·té·kja; lat.: ve·ri·tá·te tú·a.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 4163 Job 1:21; 1Ti 6:7

b 4164 Deu 28:58; Isa 48:11; Eze 39:13; Jua 12:28

c 4165 Sal 61:7; Sal 66:20; Sal 89:1; Sal 138:2; Miq 7:20; Rom 3:4

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Salmo 115 Este Salmo es una petición sacerdotal para la bendición del Señor de la comunidad reducida de los fieles (vers. 14, 15). Típicamente, el Salmo contiene una declaración dirigida directamente a Dios (vers. 1), una lamentación (vers. 2), una declaración de confianza (vers. 3-7, 9-13), una petición (vers. 14-15) y una alabanza (vers. 16-18). El Salmo tiene tres secciones, distinguidas según quienes hablan, el tono y la materia. La primera sección (vers. 1-3) es una introducción en la cual la comunidad habla de las misericordias benévolas de Dios (vers. 1) y su soberanía (vers. 3). La segunda sección (vers. 4-15) es la principal y se organiza en dos partes: una confesión de confianza en forma de una polémica desdeñosa contra la idolatría pagana (vers. 4-7) y sus adoradores (vers. 8); y una confesión espléndida de confianza (vers. 9-13) en la cual hay una petición para la bendición (vers. 14, 15). Estas declaraciones de confianza, negativas y positivas, se vinculan por la palabra confía (vers. 8, 9). La afirmación positiva de la confianza gira sobre un vers. clave (vers. 12). Primero, un sacerdote pide al pueblo que confíen en el Señor. Luego se da una respuesta antifonal El es tu ayuda y tu escudo (vers. 9-11). En una parte central del Salmo, el pueblo afirma su fe en que el Señor lo bendecirá (vers. 12), y un sacerdote y profeta responde con una promesa (vers. 12, 13) y una petición para la bendición (vers. 14, 15). Finalmente, en la tercera sección los fieles anticipan alabanza eterna a su Dios soberano que ahora comenzará su bendición sobre ellos (vers. 16-18).

Fuente: La Biblia de las Américas

O, fidelidad

Fuente: La Biblia de las Américas

SALMO 115 (113b)[1] Estos versículos sin título en el texto hebreo son una proclamación del Dios verdadero y el rechazo de los dioses falsos.[11] De cualquier nación que sean. Col 3, 11..

Fuente: Notas Torres Amat