Comentario de Salmos 137:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos y llorábamos, acordándonos de Sion.
Año 541 a.C. (Título) El autor de esta bella y conmovedora poesía es desconocido, pero la ocasión es evidente; y con mayor probabilidad fue compuesto durante o cerca del fin del cautiverio.
Junto a los ríos de Babilonia. Gén 2:10-14; Esd 8:21, Esd 8:31; Eze 1:1.
allí nos sentábamos. Neh 1:3, Neh 1:4; Neh 2:3; Job 2:12, Job 2:13; Jer 13:17, Jer 13:18; Jer 15:17; Lam 2:10; Eze 3:15.
y aun llorábamos. Sal 42:4; Sal 102:9-14; Isa 66:10; Jer 51:50, Jer 51:51; Lam 1:16; Lam 2:11, Lam 2:18; Lam 3:48, Lam 3:51; Dan 9:3; Dan 10:2, Dan 10:3; Luc 19:41; Apo 11:3.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La perseverancia de los judíos en cautiverio, Sal 137:1-6.
El profeta maldice a Edom y a Babilonia, Sal 137:7-9.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Un cántico de Sion, también es un apasionado salmo imprecatorio. Aunque no se menciona ningún autor, el salmo comparte claramente con el libro de Lamentaciones la desesperación de aquellos que sufrieron la destrucción de Jerusalén por los babilonios en el 586 a.C. Este angustioso salmo contiene una emoción muy profunda. Su patrón es así:
(1) llanto en Babilonia por el recuerdo de la destrucción de Sion (v. Sal 137:1-3);
(2) anhelo por Jerusalén y el restablecimiento del canto de alabanza a Dios (vv. Sal 137:4-6);
(3) deseo de represalias contra Edom y Babilonia por haber destruido Jerusalén (vv. Sal 137:7-9).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Babilonia fue uno de los grandes imperios de la historia mundial. Los judíos vivían su exilio involuntario cuando se escribió este salmo.
llorábamos: Se indican claramente las emociones de este salmo. El recuerdo de Sion era doloroso para los que estaban en tierra extranjera (Sal 42:1-3).
Colgamos nuestras arpas: Era tan difícil crear música para Jehová en una tierra extranjera que los cautivos se rehusaron a hacerlo del todo. Ellos tomaron las palabras de sus captores como burla.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Salmo 137 (Vg 136): El Amor de los Cautivos por Sion.
P ara los judíos, la tierra patria era la única tierra sagrada del orbe, porque en ella tenía su morada el Dios de Israel. Todos los otros territorios resultaban profanos para su cerrada concepción religiosa nacionalista. Por eso, la ausencia de la tierra santa producía una nostalgia irreprimible entre los fieles israelitas. El salmista se considera morando en las tierras del opresor babilónico, y, por eso, su lengua enmudece en espera de poder reanudar las alabanzas de Yahvé en la tierra sagrada de sus antepasados. Esperando en los antiguos vaticinios profetices, esperaba que un día la tierra de Yahvé se convertiría en centro religioso de todos los pueblos! En un arranque de cólera desea para los enemigos tradicionales de su pueblo el castigo devastador y la exterminación de su población. Estas imprecaciones han de medirse conforme al estadio imperfecto de revelación del A.T., en el que la doctrina del perdón y del amor al enemigo no había adquirido las claridades evangélicas.
Desde el punto de vista literario, este salmo es considerado como una de las perlas del Salterio. En general, predomina el tono elegiaco, aunque al final se impone el acento imprecatorio.
En la versión griega, el salmo es atribuido a David. Los autores antiguos más bien lo relacionaban con Jeremías, comparándolo con sus trenos. Parece que el autor es un levita recién llegado de la cautividad, que tiene fresco el recuerdo de los tristes años del exilio y se expresa como si aún morase a orillas del Eufrates. En su composición se refleja el alma lacerada de los exilados en Babilonia, que aún sufren lejos de la patria.
Los Tristes Recuerdos del Exilio.
1 Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos y llorábamos acordándonos de Sión. 2 De los sauces que hay en medio de ella, colgábamos nuestras cítaras. 3 Allí los que nos tenían cautivos nos pedían canciones; los que nos habían llevado atados, alegría: “Cantadnos algunos de los cantos de Sión.” 4 ¿Cómo habíamos de cantar las canciones de Yahvé en tierra extranjera? 5 Si yo me olvidara de ti, Jerusalén, olvidada sea mi diestra 2. 6 Pegúese mi lengua al paladar si no me acordara de ti, i si no pusiera a Jerusalén por encima de mi alegría. 7 Recuerda, ¡oh Yahvé! a los hijos de Edom el día de Jerusalén, los que decían: “¡Arrasad, arrasad hasta los cimientos!” 8 Hija de Babel, la devastadora, dichoso el que te diere el pago que a nosotros nos diste. 9 ¡Bienaventurado quien agarrare y estrellare contra la roca a tus pequeñuelos!
El salmista se traslada mentalmente a su antigua estancia junto a los r/os o canales del Eufrates, en cuya orilla se asentaba la odiada Babilonia. Para un israelita procedente del territorio calcinado, seco y lleno de colinas de Palestina, lo que más le impresionaba era la llanura feraz de Babilonia, con sus múltiples canales de regadío. A la sombra de los sauces se reunían los deportados judíos, recordando, tristes y melancólicos, a su tierra nativa y los trágicos sucesos que los habían llevado a aquellas lejanas tierras. En los árboles colgaban sus instrumentos músicos para meditar sobre el triste pasado. Los soldados que los vigilaban les invitaban a entonar sus canciones patrias y sus himnos cantados en las solemnidades litúrgicas del templo. La petición resulta sarcástica en labios de sus opresores. La reacción de los deportados es el silencio sistemático: no podían entonar sus cánticos sagrados en tierra extraña y profana (v.4). Hubiera sido traicionar a sus amores patrios y a su religión.
Con frases vigorosas, el salmista lanza imprecaciones contra él mismo, caso de que acceda a tan sacrilega invitación 3. Estos juramentos han de ser entendidos dentro del radicalismo de expresión tan frecuente en los escritos bíblicos, obra de autores, orientales de imaginación ardiente y de temperamento fogoso. Llevado de un espíritu de revancha, pide a Yahvé que haga uso de su jttsticia contra los edomitas, que se alegraron de la ruina de Jerusalén4. Y, finalmente, lanza una imprecación feroz contra Babilonia, la devastadora del pueblo elegido: ¡que sus hijos sean estrellados contra las rocas! Esta afirmación, que hiere nuestra sensibilidad humanitaria y cristiana, ha de entenderse teniendo en cuenta el módulo literario de la composición- – propensión a la exageración y a la hipérbole, a las frases radicales y extremosas – y a la imperfección del ideal ético del A.T. El salmista, en un desahogo psicológico, ansia acabar con la progenie de la nación opresora, para que sea tratada como ella trató a Jerusalén 5.
1 Cf. Isa 2:4. – 2 Olvidada. No pocos autores modernos corrigen: <<deséquese” (leyendo íishkaj en vez de tijjash). – 3 Cf. Job 31:21-22; Job 29:10. – 4 Cf. Amo 1:11; Abd ios; Joe 3:19; Jer 49:7s; Lam 4:21s; Eze 25:12s; 35:25; Isa 34:1s; Isa 63:13. – 5 Cf. Isa 13:16; Ose 10:14; Ose 13:16; Nah 3:10; 2Re 8:12; Romero, Jliada XXII 63.
Fuente: Biblia Comentada
los ríos de Babilonia. Los ríos Tigris y Éufrates. llorábamos. Incluso lloraban después del final del exilio y cuando se estaba levantando el segundo templo (cp. Esd 3:12), tan profundo era el dolor de ellos. Sion. La morada de Dios en la tierra (Sal 9:11; Sal 76:2) que fue destruida por los babilonios (2Cr 36:19; Sal 74:6-8; Sal 79:1; Isa 64:10-11; Jer 52:12-16; Lam 2:4; Lam 2:6-9; Miq 3:12).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Un salmo, explícitamente acerca de la cautividad babilónica de Judá. Se desconocen su autor y fecha.
I. Lamentaciones (Sal 137:1-4)
II. Condiciones (Sal 137:5-6)
III. Imprecaciones (Sal 137:7-9)
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Salmo 137 (136): Salmo de lamentación comunitaria que refleja la nostalgia y tristeza de quienes, alejados de Sión, proclaman su fidelidad y amor por Jerusalén y piden a Dios el castigo de los enemigos que destruyeron la ciudad santa. Por su intenso lirismo, por la maestría estilística de su autor, este canto es uno de los más hermosos poemas del salterio.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Lam 3:48-51.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— los ríos de Babilonia: Alusión a los canales que surcaban Babilonia cerca de los cuales vivían los deportados. Ver Eze 1:1; Eze 3:15.
— al recordar a Sión: Este recuerdo es uno de los elementos claves del poema. Ver Sal 137:5; Sal 137:7.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Salmo 137. El Extraño Canto Del señor
Dado que los tiempos en los vv. 1-3 se entienden más naturalmente como tiempo pasado y la palabra “allá” aparece en el v. 1 (omitida en la RVA) y el 3, con un equivalente en el 2, el salmista mira hacia el pasado y hacia algo lejano en el espacio. El pertenece a la comunidad que volvió a Jerusalén y su Salmo recuerda la cautividad.
1-4 El canto no cantado. Para los exiliados sufrientes (1), los recuerdos eran amargos (cf. 7) y el gozo era cosa del pasado (2). Deliberadamente así, porque los captores demandaban cantos de alegría (3). Pero los de ellos eran cantos del Señor con declaraciones de la verdad y actos de adoración, no presentaciones de un concierto. Además, hay un tiempo correcto para llorar. La vida no es un gozo sin fin. También, la invitación a cantar era una invitación indirecta a ambientarse: ¡Ahora sois babilonios! Pero no podían olvidar ni conformarse. Se encontraban en tierra de extraños (4).
5, 6 Hogar es donde está el corazón. Ahora las cosas se tornan individuales. Cada uno tenía (y tiene) que decidir dónde radica su ciudadanía y vivir consecuente con ella: en pensamiento (olvido … acuerdo), de hecho (mano) y de corazón (alegría). Vivía en Babilonia, pero Jerusalén era su hogar (Fil. 3:20).
7-9 El canto extraño del Señor. Pero había un canto que cantaban y, cuando dejaron a una Babilonia intacta y regresaron a una Jerusalén destruida, volvieron a cantar. (i) Edom puesto en las manos del Señor. (7) Lit. “Recuerda para los idumeos” (cf. 132:1, “recuerda para David”) es una fórmula legal que se usa para presentar un caso ante un juez. Por su propia voluntad Edom participó y se gozó cuando Jerusalén fue arrasada (Abd. 10-14). Nada pide el salmista: no propone ni planea una venganza. Todo se presenta ante el Juez divino. (ii) 8, 9 Babilonia entregada a la justicia, y vista a la luz de la Escritura (Jer. 51:56 tiene tres verbos en común con los vv. 8 y 9) ya está condenada. La traducción bienaventurado siempre debe contextualizarse: mayormente significa “bendito, o bajo la bendición de Dios” (32:1); con frecuencia significa “Feliz, personalmente realizado” (1:1); a veces concordando con su significado básico de “derecho”, significa: “Bien, o haciendo lo que es correcto” (Prov. 14:21; Sal. 106:3).
El salmista nada pide en relación con Babilonia, pero nota (¿y quién podrá contradecirle?) que cuando Babilonia sea tratada de la misma manera como Babilonia trató a Jerusalén, se habrá hecho lo correcto. El Juez de toda la tierra (Gén. 18:25) habrá actuado (Rom. 2:5, 6). 8 Reconoce la justicia de lo que Babilonia le hizo a Jerusalén (nos hiciste, “pagaste”). Las ruinas que ven evidencian la justicia con que el mundo es gobernado por el Santo Dios; que a Babilonia le llegará la justicia. 9 Registra el salvajismo de la “justicia” babilónica (cf. 2 Rey. 8:12; Isa. 13:16; etc.) y tal como hicieron ellos les será hecho. ¿Dice el salmista que eso es lo que él quiere? No, sólo que así será. Ese es el tipo de mundo en que vivimos bajo Dios.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
137.7 Los edomitas estaban emparentados con los israelitas, ambas naciones descendían de Isaac y de su padre Abraham. A pesar de que Israel compartía su frontera sur con Edom, había un gran odio entre ambas naciones. Los edomitas no prestaron su ayuda cuando el ejército babilónico sitió la ciudad de Jerusalén. Es más, se alegraron cuando la destruyeron (Jer 49:7-22; Joe 3:19; Oba 1:1-20).137.8, 9 Dios destruyó a Babilonia y su descendencia por su asalto soberbio en contra de Dios y su Reino. Los medos y los persas destruyeron Babilonia en 539 a.C. Muchos de los que oprimieron vivieron para ver la victoria. La frase acerca de los niños es dura porque el salmista clama por juicio: «Trata a los babilonios de la manera que ellos nos trataron a nosotros».
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) O: “al gran río”, es decir, el Éufrates, si está en pl. para denotar grandeza.
(2) “Babilonia”, LXXVg; MTSy: “Babel”.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 4993 Isa 44:27; Jer 50:38; Jer 51:13; Jer 51:32; Eze 1:1; Dan 10:4
b 4994 Eze 3:15
c 4995 Jer 13:17; Lam 1:16; Dan 9:3
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Salmo 137 Este es un canto a Sion transformado en lamento. Mientras que los cánticos a Sion generalmente celebran la invulnerabilidad de Sion, su Señor protector y su enemigo derrotado (cp. Sal 46, 48, 76, 84, 87, 122, 132), aquí los tres temas están en orden inverso. El Salmo tiene dos estrofas (vers. 1-4 y 5-9). La primera estrofa explica el cambio trágico en la ciudad santa que fue arrasada. Las alegres arpas estaban colgadas en los sauces. Pero las memorias de Sion y su sentido teológico como símbolo del acceso a Dios están grabados indeleblemente en la lengua del poeta. En la segunda sección su lengua oprimida y mano floja se vuelven a una imprecación feroz, primero contra sí mismo a no olvidarse de Sion (vers. 5, 6), luego contra Edom (vers. 7) y Babilonia (vers. 8, 9). El sentimiento que late en las imprecaciones del salmista no es sólo el nacionalismo, sino celo por el reino de Dios. Probablemente el cántico fuera cantado en días de ayuno que conmemoraban la caída de Jerusalén (cp. Zac 7:3, 5; 8:19).
Fuente: La Biblia de las Américas
los ríos de Babilonia. El Éufrates y sus tributarios, el Quebar (Eze 1:1) y los numerosos canales de la región.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
En este canto de los cautivos, el salmista gime por la condición de los cautivos judíos (vv. Sal 137:1-4), expresa su amor por Jerusalén (vv. Sal 137:5-6) e invoca juicio para los enemigos de Israel (vv. Sal 137:7-9).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Lit., allí nos
Fuente: La Biblia de las Américas
SALMO 137 (136)[8] Is 13, 16.