Comentario de Salmos 147:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
¡Aleluya! Ciertamente es bueno cantar salmos a nuestro Dios; ciertamente es agradable y bella la alabanza.
Porque es bueno cantar. Sal 63:3-5; Sal 92:1; Sal 135:3.
hermosa es la alabanza. Sal 33:1; Sal 42:4; Sal 122:1-4; Apo 5:9-14; Apo 19:1-6.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El profeta exhorta a alabar a Dios por su cuidado hacia su pueblo, Sal 147:1-3;
su poder y sabiduría, Sal 147:4, Sal 147:5;
su misericordia, Sal 147:6;
su providencia, Sal 147:7-11;
a alabarle por sus bendiciones sobre el reino, Sal 147:12-14;
por su poder sobre los elementos, Sal 147:15-18;
y por sus ordenanzas, Sal 147:19, Sal 147:20.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Un salmo de alabanza descriptiva, pone un fuerte énfasis en los temas de la creación. Es probable que este poema anónimo fuera escrito después del regreso del pueblo judío a Jerusalén del cautiverio en Babilonia (también los salmos Sal 126:1-6; Sal 132:1-18; Sal 135:1-21). La estructura es triple, y cada sección se introduce por un mandato a alabar a Jehová:
(1) un mandato de alabar a Jehová por su misericordiosa restauración (vv. Sal 147:1-6);
(2) un mandato de alabar a Jehová por la alegría que encuentra en su pueblo (vv. Sal 147:7-11);
(3) un mandato de alabar a Jehová por su Palabra (vv. Sal 147:12-20).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
El sentimiento hermosa es la alabanza se expresa también en Sal 33:1. El pueblo de Dios puede traer sus ofrendas de alabanza y adoración a Jehová.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
ALABA, OH ALMA MÍA, A JEHOVÁ. Estos salmos comienzan y terminan con aleluya («alabad a Jehová» en hebreo), llevando el libro de Salmos a un clímax conveniente. Nótese que los judíos llamaron todo el libro de Salmos Tehilim («Alabanzas»). Todo culto de adoración debe incluir alabanza a Dios (véase el ARTÍCULO LA ALABANZA, P. 714. [Sal 9:1-2]).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Salmo 147 (Vg 146-147): Las Maravillas de la Divina Providencia.
E ste himno eucarístico consta de tres partes: a) alabanza de Yahvé por haber restaurado a Sión, mostrando a la vez su omnipotencia como Creador y Gobernador del mundo (1-6); b) proclamación de las magnificencias de la Providencia en las criaturas (7-11); c) acción de gracias por la paz y la prosperidad, y, sobre todo, por haber dado la Ley a Israel, por la que se distingue de todas las naciones (12-20). Aunque no son pocas las dependencias literarias de otras composiciones bíblicas 1, el salmo tiene una gran fuerza expresiva. El optimismo con que está redactado parece reflejar una situación de paz después de la repatriación. Algunos autores suponen que fue compuesto con motivo de la dedicación de las murallas de Jerusalén en tiempos de Nehemías 2. Pero nada en el salmo garantiza plenamente esta hipótesis.
En la versión de los LXX, el salmo está dividido en dos: 1-11 (Sal 146) y 12-20 (Sal 147), llevando ambos el título de Aleluya; de Ageo y Zacarías. La última parte se refiere a Jerusalén, mientras que en la sección primera se habla de la Providencia en general. Por ello, algunos comentaristas suponen que primitivamente eran dos composiciones independientes, que fueron acopladas posteriormente por exigencias del canto litúrgico.
Alabanza de la omnipotencia divina (1-6).
1 Alabad a Yahvé, porque es bueno; cantad salmos a nuestro Dios, porque es complaciente, es digno de alabanza. 2 Reedifica Yahvé a Jerusalén y reúne a los dispersos de Israel. 3 El sana a los de quebrantado corazón y venda sus heridas. 4 El cuenta el número de las estrellas y llama a cada una por su nombre. 5 Grande es nuestro Señor y poderoso, y su inteligencia es inenarrable. 6 Sostiene Yahvé a los afligidos y humilla a los impíos hasta tierra.
La bondad de Yahvé se ha manifestado en primer lugar en la restauración de las murallas de la ciudad santa y en la repatriación de sus habitantes3. Con ello se ha mostrado como solícito médico, curando las heridas de su pueblo, castigado duramente en el exilio 4.
Pero este Dios de Israel es también el Soberano del universo, que, como tal, tiene contadas las estrellas, que para el ser humano resultan innumerables5. Con ello muestra su omnipotencia y omnisciencia, pues las conoce por separado, poniéndoles su propio nombre, para organizarías en compacto ejército, según expresión del profeta: “Alzad a los cielos vuestros ojos y mirad: ¿Quién los creó? El que hace marchar su bien contado ejército, y a cada uno llama por su nombre, y ninguno falta.”6 En ello muestra su grandeza y sabiduría soberana7. Pero, a pesar de su excelsitud, vela solícito sobre los afligidos, confundiendo a los soberbios y protervos impíos.
Dios provee a las necesidades de los vivientes (7-11).
7Cantad a Yahvé y alabadle, entonad salmos a nuestro Dios con la cítara. 8El es el que cubre el cielo de nubes, el que prepara la lluvia para la tierra, el que hace que broten hierba los montes (y heno para el servicio de los hombres)8, 9el que da al ganado su pasto, y a los polluelos del cuervo que claman. 10 No se agrada de la fortaleza del caballo, no se complace en las piernas de los hombres. 11Se complace Yahvé en los que le temen, en los que a su piedad se confían.
Continuando la enumeración de la múltiple solicitud de Yahvé, el poeta habla de las providencias de la naturaleza, ordenada por El: la lluvia a su tiempo 9, la hierba de los montes y del campo, la comida a los pajarillos 10, son prueba de su solicitud paternal sobre todos los vivientes.
Para Dios no tiene valor la fuerza física, sino la entrega sincera del corazón contrito y confiado a su providencia salvadora11.
La predilección divina por Israel (12-20).
12 Glorifica, Jerusalén, a Yahvé; alaba, Sión, a tu Dios. 13 Por haber reforzado las cerraduras de tus puertas y haber bendecido en tu interior a tus hijos. 14 El asentó la paz en tus fronteras, te sació de la flor del trigo. 15El envía sus órdenes a la tierra, y su palabra corre velozmente. 16 El da la nieve como lana y esparce como ceniza la escarcha. 17 Lanza su hielo como mendrugos, ante su frío se congelan las aguas. 18 Manda su palabra y las derrite, hace soplar viento y manan aguas, 19 El promulgó su ley a Jacob, sus estatutos y decretos a Israel. 20 No hizo tal a gente alguna ni manifestó sus juicios. ¡Aleluya!
Los israelitas tienen una obligación especial de entonar alabanzas a Yahvé por haber fortalecido las murallas de la ciudad – reforzando las cerraduras de sus puertas – y difundiendo sus bendiciones sobre sus habitantes 12. Conforme a las antiguas promesas, Yahvé ha dado paz a su pueblo, asegurando sus fronteras y proporcionándole trigo de la mejor calidad 13.
Los v.15-18 están descolocados, y parece que su lugar apropiado es después del v.8, donde se habla de la solicitud de Dios sobre los vivientes. Los fenómenos atmosféricos se ordenan a una fructificación de la tierra, al servicio del hombre: la nieve, la escarcha, el hielo, tienen un origen misterioso para el hagiógrafo, y su formación obedece a órdenes concretas y directas del mismo Dios, según la concepción religiosa de la naturaleza y de la vida.
Finalmente, el salmista pondera el mayor beneficio recibido por el pueblo elegido: la Ley, en la que se manifiesta concretamente y de modo minucioso la voluntad divina. El mismo Dios, que dirige el curso de la naturaleza, se ha dignado escoger a Israel como “heredad” suya particular, entregándole sus estatutos para su mejor gobierno y para asegurar el camino de la virtud, que merece las bendiciones del Omnipotente. Ningún pueblo puede gloriarse de haber sido objeto de tal predilección por parte del Creador 14.
1 Cf. Sal 33 y 104; Is 40; Job c.37-30. – 2 Cf. Neh 12:27-43. – 3 Cf. Deu 30:1-4; Isa 56:8; Isa 11:12; Neh 1:9. – 4 Cf. Isa 61:1; Ose 6:7; Sal 137:13. – 5 Cf. Gen 15:5. – 6 Is 40 26. – 7 Cf Isa 40:26.28. – 8 Así según los LXX. Falta en el TM. – 9 Cf. Sal 104:13-14. – 10 Cf- Sal 145:15; Job 38:41; Luc 12:24. – 11 Cf. Sal 33:17-19; Sal 20:8; Sal 18:34; Amo 2:14-15. – 12 Cf. Neh 3:3-6.13-15. – 13 Cf. Sal 81:16; Deu 32:14. – 14 Cf. Deu 4:7-8.
Fuente: Biblia Comentada
Vea la nota sobre el Sal 146:1-10. Este parece ser un salmo postexílico (cp. Sal 147:2-3) que pudiera haber sido empleado para celebrar la reconstrucción de los muros de Jerusalén (cp. Sal 147:2; Sal 147:13; Neh 12:27; Neh 12:43). Las difíciles preguntas que Dios planteó a Job (Job 38:1-41; Job 39:1-30; Job 40:1-24; Job 41:1-34) e Israel (Isa 40:1-31) las convierte aquí el salmista en declaraciones dignas de alabanza. Los versículos Sal 147:1; Sal 147:7; Sal 147:12 introducen, cada uno de ellos, una estrofa de alabanza en este himno de tres versos. Los versículos Sal 147:2-3; Sal 147:19-20 se refieren de manera específica a la relación de Dios con Israel.
I. Alabad al Señor: Sección 1 (Sal 147:1-6)
II. Alabad al Señor: Sección 2 (Sal 147:7-11)
III. Alabad al Señor: Sección 3 (Sal 147:12-20)
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Salmo 147 (146— 147): Himno de alabanza a Dios quien, poderoso y lleno de sabiduría, reconstruye Jerusalén haciendo volver a los exiliados (Sal 147:1-6), domina la naturaleza garantizando el sustento de sus criaturas (Sal 147:7-11) y protege y bendice a su pueblo (Sal 147:12-20). En la versión griega de los LXX este salmo aparece dividido en dos partes: Sal 146:1-10 (Sal 147:1-11) y Sal 147:1-20 (Sal 147:12-20).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Sal 92:1.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— una hermosa alabanza: Invitación a la alabanza que se reitera en cada una de las tres estrofas que componen el salmo (Sal 147:1; Sal 7:11).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Salmos 146-150. El Aleluya Sin Fin
El libro de los Sal. empezó (1:1) con: Bienaventurado el hombre; termina con el equivalente sostenido, de cinco partes de: «Bienaventurado sea el Señor.» En estos Salmos no hay ninguna referencia a una necesidad personal, ninguna petición, poco que pudiera llamarse una referencia histórica; todo enfoca a Dios; todo es alabanza. Pero hay una progresión paso a paso en esta alabanza. Empieza con lo individual (146:1), incluye a la comunidad (147:1, 12), se extiende a los cielos y la tierra (148:1, 7). Pero si todo el mundo ha de alabar al Señor por lo que ha hecho en favor de Israel (148:13, 14) se hace necesaria la alabanza de un pueblo consagrado a su misión (149) hasta que todo lo que respira alabe al Señor (150:6).
Salmo 147. Alabanza en comunidad
La estructura del Salmo se caracteriza por llamados a la alabanza en los vv. 1, 7, 12. Cada sección hace referencia al Señor como Creador: 1-6 Notan su conocimiento detallado del universo y lo coloca dentro de un paréntesis que demuestra su interés por los necesitados entre su pueblo y el discernimiento moral que fundamenta toda su acción. 7-11 Destacan su generosidad al proveer lo que la vida terrenal necesita, pero insisten en que en el caso del pueblo actúa sobre una base moral, buscando una reacción reverente y esperanzada. 12-20 Enseñan que su palabra es el factor controlador en el orden creado y es también la característica distintiva de su pueblo.
1 Es agradable o “porque él es deleitoso. La alabanza es algo hermoso”. 2 Explica cuán agradable es: por su interés en la estabilidad y las circunstancias de su pueblo como un todo y por las necesidades interiores y exteriores (3) de cada individuo. Dispersados, no necesariamente los exiliados a Babilonia, sino cualquier “dispersión”; hasta pudiera ser un significado más amplio de “hostigado”. 4 (Cf. Isa. 40:26). En el AT el Creador no sólo origina todo sino que también mantiene, controla y guía todo hacia el destino que le fijara. 5 También el orden creado revela su poder y entendimiento. 6 Humildes, los que viven en el nivel más bajo de la vida. 8, 9 El Creador también opera los procesos de los cambios climáticos, de crecimiento y providencia. Estos no son automáticos o autodeterminados sino manifestaciones del quehacer y vida de Dios en el orden creado.
10, 11 Fuerza es, típicamente, hazaña, poder militar. Caballos y músculos sugieren la caballería y la infantería, las cosas que las naciones aplauden creyendo que les dan fuerza y posición. Pero el más grande de los “batallones grandes” para tener a nuestro lado es el Señor mismo y (11) él busca las cualidades espirituales de reverencia y esperanza: seguros, confiados esperando que actúe su amor inmutable. 12-20 Al igual que 7-11 basados en 1-6 al aclarar las condiciones de la bendición divina (cf. 10, 11 con 6), los vv. 12-20 se basan en 7-11: la reverencia y confianza paciente del 11 necesita de la palabra revelada (19, 20) como su base. Esta es la base segura para la vida porque (15-18) la palabra de Dios es el agente eficaz por medio del cual maneja el mundo, ya sea con severidad (16, 17) o suavemente (18). Los vv. 15-18 están entre el paréntesis de 13, 14 y 19, 20 y nos deja que lleguemos a nuestras propias conclusiones: el Señor es toda la seguridad y riqueza (13, 14) que su pueblo necesita; el hecho de que posea la palabra (19) lo convierte en un pueblo singular (20; Deut. 4:5-8).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
147.5 A veces nos sentimos como si no nos entendiéramos a nosotros mismos: qué queremos, cómo nos sentimos, en qué andamos mal o qué debemos hacer al respecto. Pero el entendimiento de Dios es ilimitado y por lo tanto El nos comprende por completo. Si se siente confundido y no se entiende a sí mismo, recuerde que Dios lo comprende perfectamente. Deje de pensar en sí mismo y piense en Dios. Esfuércese para ser cada vez más como El. Mientras más aprenda de Dios y de sus caminos, mejor se entenderá.147.10, 11 Gastamos mucho esfuerzo tratando de perfeccionar nuestras habilidades o de incrementar nuestra fuerza. No hay nada malo en ello, es más, nuestros dones pueden usarse para glorificar a Dios. Pero cuando usamos nuestras habilidades sin considerar a Dios, son entonces de muy poco valor. Es nuestro temor (reverencia) y confianza lo que Dios desea. Cuando El los tenga, usará nuestras habilidades y fuerzas de formas mucho más grandiosas de lo que nos podamos imaginar.147.19, 20 La nación de Israel (los descendientes de Jacob) era especial para Dios debido a que a través de su pueblo El envió las leyes y también envió a su Hijo, Jesucristo. Ahora, cualquier individuo que sigue a Dios es igualmente especial. En efecto, la Biblia dice que la verdadera nación de Israel no es un pueblo específico ni un lugar geográfico, sino una comunidad de todos los que creen y obedecen a Dios (véase Gal 3:28-29).
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Véase Sal 104:35, n.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 5302 Sal 135:1; Rev 19:1
b 5303 Sal 92:1; Sal 135:3
c 5304 Sal 33:1; Rev 19:5
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Salmo 147 Este es un himno de alabanza al S eñor que sana al quebrantado de corazón (vers. 3), transforma la sequía y tierra seca en nubes de lluvia y montes verdes (vers. 8, 9), y la nieve y la escarcha en corrientes de agua (vers. 15-18). El es el Dios de Israel que confirma su palabra a Jacob (vers. 19, 20), reconstruyó a Sion y congregó a los dispersos de Israel (vers 2). El Salmo se divide en tres estrofas (vers. 1-6, 7-11, 12-20). Cada una empieza con un llamamiento a la alabanza (vers. 1, 7, 12) seguido de la esencia de la misma. Cada estrofa enfoca el tema del gran poder de Dios en la creación y en el de sus benevolencias del pacto (cp. Sal 33,145). La mención de Israel (vers. 2, 19) forma una inclusión alrededor del Salmo y las referencias a Jerusalén (vers. 2 y 12) vinculan la primera y la tercera sección. El Salmo está unido por el desarrollo progresivo del poder de Dios en la naturaleza: desde el control de las estrellas (vers. 4) al control de las nubes de lluvia (vers. 8) a la provisión de alimento para bestias y aves (vers. 9) y cosechas para su pueblo (vers. 14b-18).
Fuente: La Biblia de las Américas
Este himno consiste de tres estrofas, cada una de las cuales comienza con un llamado a la alabanza seguido de las razones para dicha alabanza. La primera (vv. Sal 147:1-6) llama a la alabanza debido a la gracia de Dios hacia Jerusalén (vv. Sal 147:2-3) y a la grandeza de la creación (vv. Sal 147:4-6); la segunda (vv. Sal 147:7-11), debido a Su grandeza en la creación (vv. Sal 147:8-9) y Su gracia para quienes confían en El (vv. Sal 147:10-11); la tercera (vv. Sal 147:12-20), debido a que Él preserva a Jerusalén (vv. Sal 147:13-14) y da Su Palabra al hombre (vv. Sal 147:15-20).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
O, ¡Alabad al {I SEÑOR!;} heb., Alelu-YAH
O, porque El es benigno y merece la alabanza
Fuente: La Biblia de las Américas
SALMO 147 (146 147)[1] En el texto griego, estos versos forman un solo salmo. En el texto hebreo van unidos al anterior.[3] Sal 104 (103), 14.[14] Con pan floreado.