Comentario de Salmos 33:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Alegraos, oh justos, en Jehovah; a los rectos es hermosa la alabanza.
Alegraos. Sal 32:11; Sal 97:12; 1Co 1:30, 1Co 1:31; Flp 4:4.
justos. Sal 118:15; Rom 3:10; Rom 5:19.
a los rectos es hermosa la alabanza. Sal 50:14-16; Sal 78:36, Sal 78:37; Sal 135:3; Sal 147:1; Pro 15:8.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Dios es alabado por su bondad, Sal 33:1-5;
por su poder, Sal 33:6-11;
y por su providencia, Sal 33:12-19.
La confianza está puesta en Dios, Sal 33:20-22.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
es un salmo de alabanza descriptiva, llama a toda la gente a unirse a la fe de Israel en alabanza a Dios y confianza en el Señor. Este es uno de los pocos salmos anónimos del Libro I (Sal 1:1-6; Sal 2:1-12; Sal 10:1-18). La estructura es la siguiente:
(1) un llamado para que los justos alaben a Dios, en vista de sus actos justos en la creación (vv. Sal 33:1-7);
(2) un llamado para que las naciones alaben a Dios, en vista de su soberana obra en la creación (vv. Sal 33:8-12);
(3) un llamado al pueblo para que alabe a Dios en vista de su cuidado como Creador (vv. Sal 33:13-19;
(4) una afirmación final de confianza en Dios (vv. Sal 33:20-22).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Dios considera que la alabanza de los creyente es hermosa (Sal 147:1).
arpa: En todos los salmos se emplean muchos instrumentos para alabar el nombre del Señor (Sal 98:5; Sal 150:3-5).
a Jehová: La alabanza siempre está dirigida a Él que merece toda alabanza, al Señor todopoderoso.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Salmo 33 (Vg 32): Yahvé, Creador del Universo y Protector de los Fieles.
E ste poema es un himno a la omnipotencia y justicia de Yahvé. Se canta el señorío de Dios sobre el universo como Creador y su fidelidad hacia su pueblo elegido, Israel, y a los que le son fieles. En este sentido, la composición es como una justificación de la exhortación a alegrarse en Yahvé con que se cerraba el salmo anterior; y con estas palabras de exhortación se inicia esta misma composición salmódica; pero el estilo de la composición es diverso, ya que el anterior era una instrucción basada en la experiencia personal de un salmista liberado de la situación angustiosa en que se hallaba, mientras que aquí nos encontramos con un himno compuesto con motivo de alguna victoria nacional sobre los enemigos de Israel.
La estructura del salmo es simétrica, y notable por la lógica distribución de las ideas. El estilo es majestuoso y solemne: la invitación introductoria a alabar a Yahvé (1-3) corresponde a la conclusión, en que se hace profesión de confianza en El (20-22). En el cuerpo del salmo se enumeran los motivos por los que Yahvé es digno de especial alabanza y confianza: por sus atributos morales (4-5), por su omnipotencia creadora (6-9), por su providencia (10-11), por la elección de Israel (12-15), del que es Protector (16-19).
La distribución estrófica es bastante regular; los 22 versículos del salmo corresponden a las 22 letras del alefato hebreo, pero no es propiamente acróstico, pues cada verso no comienza con una letra del alefato, como hemos visto en otras composiciones salmódicas. Ideológicamente, este salmo es un poema sapiencial, si bien en forma de himno litúrgico a Dios Creador, Providente y Salvador. El estilo es límpido y elevado, si bien los pensamientos no son muy originales, pues se repiten constantemente en la literatura sapiencial.
En contra de lo que es ley en la colección salmódica que vamos estudiando, este salmo es “huérfano,” es decir, no tiene título introductorio alguno. Los LXX lo atribuyen a David. Razones estilísticas parecen no favorecer la paternidad davídica. Teodoro de Mopsuestia supone que fue redactado por Ezequías con motivo de la liberación milagrosa de Jerusalén de los ejércitos de Senaquerib 1. Los críticos modernos encuentran expresiones similares a las del libro de Isaías 2, y, como abundan las sentencias de tipo sapiencial, suponen que el salmo no es anterior al exilio 3.
Invitación a alabar al Dios justo (1-5).
1 Aclamad, justos, a Yahvé; bien está a los rectos la alabanza, 2 Alabad a Yahvé con la cítara, ensalzadle con el arpa de diez cuerdas. 3 Cantadle un cántico nuevo y tañed bien con júbilo la lira 4. 4 Porque es recta la palabra de Yahvé, y toda su obra conforme a verdad. 5 El ama la justicia y el derecho, y de la bondad de Yahvé está llena la tierra.
Los justos son los más obligados a alabar a Yahvé, pues son el objeto predilecto de su providencia en la historia; el salmista quiere que acompañen sus cánticos con toda clase de instrumentos: cítara, arpa y lira. Y con ellos deben entonar un nuevo canto de acción de gracias por los beneficios nuevos que cada uno recibe en su vida del Omnipotente. Yahvé es fiel a su palabra, y todas sus acciones llevan el sello de la verdad y de la fidelidad a sus promesas de protección a los justos y cumplidores de su Ley. Toda su providencia está gobernada por las exigencias de la justicia y del derecho, que es la aplicación de aquélla en cada acto 5. Toda la tierra rebosa de la bondad y piedad de Yahvé 6.
La palabra creadora de Dios (6-9).
6 Por la palabra de Yahvé fueron hechos los cielos, y todo su ejército por el aliento de su boca. 7 El reúne como en odre las aguas del mar y hace estanques de los abismos. 8 Tema a Yahvé toda la tierra, témanla todos los habitantes del universo, 9 porque dijo El, y fue hecho; mandó, y así fue.
El salmista se remonta al primer momento de la creación para declarar la omnipotencia divina. Los cielos inmensos son el efecto de su palabra creadora, y todo su ejército, o maravillosas constelaciones ordenadas de los astros, son obra del aliento de su boca7. La expresión es enérgica. La omnipotencia divina no tiene límites, y por ello las obras más portentosas de la creación son realizadas por Dios con la facilidad con que se expresan por la palabra. Los pueblos paganos consideraban los astros como divinidades poderosas; aquí el salmista declara que son obra del único Dios y que dependen en su existencia del aliento de su boca. No se puede formular el monoteísmo estricto en palabras más vigorosas8. El salmo aquí depende del relato del Génesis, donde enfáticamente se dice: “Dijo, y fue hecho.” En las cosmogonías de la antigüedad, las divinidades tienen que luchar con las fuerzas cósmicas – de las que ellas mismas proceden – para plasmar las maravillas del orbe 9. El Elohim de la Biblia es un ser excepcional que existe antes, fuera y sobre todas las cosas, y, como tal, no está sujeto a nada y obra conforme a su omnímoda voluntad, que a su vez está sujeta a su inteligencia ordenadora, que crea todas las cosas con una finalidad concreta: “y vio que la luz era buena.”10 Esta concepción trascendente de Dios es la base de todas las creencias del pueblo hebreo. 4 Por ellas, la religión de Israel se halla a una distancia casi infinita de las concepciones religiosas de los otros pueblos de la antigüedad.
Siguiendo el relato del Génesis, el salmista proclama que Dios reúne las inmensas aguas del mar en un recipiente con la facilidad con que se llena un odre; y las inmensas aguas de los abismos las distribuye en estanques o diversos mares y océanos. El inmenso lecho del océano es para la omnipotencia divina como un modesto odre que llena a su antojo n. Los grandes depósitos del abismo – sobre los que descansa la tierra – son para El como estanques 12. Todo esto predica el poder inmenso del Creador; por ello se invita a la misma tierra y a sus habitantes a temerle y reverenciarle. ¿Quién puede ponerse frente a El? Con un solo fiat formó todas las cosas: Dijo El, y fue hecho; mandó, y así fue 13. Las cosas fueron surgiendo obedientes a la voz de Dios.
La providencia divina sobre los hombres (10-15).
10 Frustra Yahvé el consejo de las gentes y anula las maquinaciones de los pueblos. 11 El consejo de Yahvé permanece para siempre; los designios de su corazón, de generación en generación. 12 Venturoso el pueblo cuyo Dios es Yahvé, el pueblo que El se eligió por heredad. 13 Mira Yahvé desde los cielos, contempla a todos los hijos de los hombres. 14 Desde la morada en que se asienta observa todos los habitantes de la tierra. 15 El ha plasmado todos los corazones y conoce a fondo todas sus obras.
El poder de Yahvé no se extiende sólo a la creación de las cosas, sino que controla la marcha de la historia humana. En sus designios secretos sobre la humanidad, observa los actos de los hombres para juzgarlos conforme a las exigencias de su justicia y bondad. Los pueblos pueden maquinar y agitarse, pero por encima de sus cálculos están los planes divinos; por eso muchas veces frustra el consejo de las gentes, o naciones paganas, y sale al paso de las maquinaciones de los pueblos. La perspectiva del salmista se extiende a la lucha sorda entre el bien y el mal en la historia. Toda la trama bíblica gira en torno a un drama, que es la pugna entre los que representan los intereses de Dios y tratan de plasmar sus designios en la historia y los que se oponen a esa marcha religiosa de la historia. En esa realización de los designios divinos en la historia ocupa un lugar predilecto el pueblo israelita, que es el vehículo de transmisión de la esperanza de salvación a través de los tiempos hasta los tiempos mesiánicos. El salmista se sitúa en esta perspectiva de elección de su pueblo y presenta a las gentes maquinando contra los intereses de Yahvé, que son los de Israel como colectividad. Frente a sus designios perversos está el consejo de Dios, que permanece para siempre; es decir, sus designios misteriosos sobre la historia humana, que se plasman de generación en generación (v.11). Sus designios son firmes como la obra de la creación 14.
Por eso Israel es venturoso, por ser el pueblo de Yahvé, que lo eligió como su heredad. Ningún pueblo tiene a sus dioses tan cerca de él como lo tiene Israel15. Es el instrumento de los designios divinos entre los pueblos, como “reino sacerdotal y nación santa” 16. Es el “primogénito” entre los pueblos, y, como tal, el confidente de los secretos designios de Dios en la historia 17. Su Dios es el Soberano del universo, y desde los cielos contempla a todos los hijos de los hombres (y. 1:3). Desde su alta atalaya celestial asiste al desarrollo de la historia humana. A su omnipotencia se junta su omnisciencia, pues El conoce lo más recóndito del espíritu humano, pues ha plasmado todos los corazones, que en la mentalidad semítica y hebraica son el asiento de los movimientos afectivos, pasionales y aun intelectivos. Dios ha dado al ser humano la vida del espíritu y la de los afectos, y, por tanto, no puede desentenderse de él. El profeta Zacarías sintetiza así la obra de Dios: “Tiende los cielos, funda la tierra y forma el aliento del hombre dentro de él”18. Si Yahvé asiste al desarrollo de las maquinaciones de las naciones como colectividades, también está atento a las interioridades de los individuos en orden a establecer las exigencias de su justicia retributiva.
Yahvé, único salvador (16-22).
16 No es la muchedumbre de los ejércitos lo que salva al rey, ni se libra el guerrero por su mucha fuerza. 17 Vano es para la victoria el caballo, pues con todo su vigor no libra. 18 He aquí que los ojos de Yahvé están sobre los que le temen, sobre los que esperan en su piedad, 19 para salvar sus almas de la muerte, para hacerlos vivir en (tiempo de) hambre. 20 Nuestra alma espera en Yahvé; El es nuestro auxilio y nuestro escudo. 21 Pues en El se regocija nuestro corazón, en su santo nombre está nuestra confianza. 22 Sea, Yahvé, sobre nosotros tu piedad, como esperamos en ti.
Supuesta la providencia especialísima de Yahvé, es inútil hacer puros cálculos de fuerzas materiales para conseguir la victoria sobre los enemigos. En tiempos pasados, el poder militar del faraón nada pudo contra el pueblo hebreo, confiado a Dios19; en tiempos de la monarquía israelita, los reyes procuraron formar un ejército poderoso con ánimos defensivos y ofensivos. Los profetas se oponían a todo este aparato militar, porque veían en ello una desconfianza en Yahvé, el único que podía salvar a Israel. El salmista se sitúa en la misma línea: de nada sirven los caballos al guerrero si no tiene el auxilio de Yahvé 20: “éstos en sus carros, aquéllos en sus caballos; pero nosotros en el nombre de Yahvé, nuestro Dios, somos fuertes.” 21 Es lo que declarará Judas Macabeo: “No está en la muchedumbre del ejército la victoria en la guerra: del cielo viene la fuerza.” 22 La mirada benevolente de Yahvé se dirige a los que le temen y aceptan sus caminos y se confían a su piedad (v.18). La omnipotencia divina está al servicio del justo, objeto de sus complacencias 23; por eso, en las horas del infortunio y de la miseria, los libra de la muerte violenta y del hambre 24.
Los v.20-21 sacan la conclusión de la doctrina expuesta: si Yahvé es el único que da la salvación y la victoria, el alma del justo debe confiarse a El como único auxilio y escudo protector 25.
Esta seguridad de estar bajo la protección de Yahvé crea en el alma un íntimo regocijo, pues su nombre, lleno de misterio, es también prenda de salvación 26. El salmo se termina con el deseo de ser objeto benévolo de la piedad divina. El salmista se asocia a los intereses de su pueblo, necesitado de la protección del Omnipotente.
1 Cf. Isa 37:36. – 2 Cf. Isa 9:6; Isa 29:7; Isa 17:12s; Isa 31:17. – 3 Cf. E. Podechard, O.C., I 154. – 4 La Bib. de Jér.: “Con vuestro arte acompañad la oración*. NP: “Bene canite ei cum clangore.” – 5 Cf. Sal 36:6; Sal 103:6. – 6 Cf. Sal 119:64. – 7 Cf. Gen 2:1; Neh 9:6; Isa 40:26. – 8 Cf. Gen 1:3. ; – 9 Cf. Biblia comentada 493. – 10 Gen 1:4. – 11 Cf. Exo 15:8; Jos 3:13; Sal 78:13; Isa 40:12.5; Job 38:37 – 12 Gen 7:11; Job 26:8.’ – 13 Cf. Sal 148:5; Sal 119:90.91; Ts 48:13. – 14 Cf. Jer 33:20.21; Isa 7:10; Isa 19:17; Isa 46:10. – 15 Cf. Deu 4:6-8; Deu 33:29. – 16 Cf. Exo 19:5; Deu 4:20; Deu 9:26; Deu 32:9; Isa 19:35; Ter 10:16; Sal 28:9. – 17 Cf. Exo 3:73. – 18 Cf. Zac 12:1. – 19 Cf. Exo 14:17; Exo 15:4. – 20 Cf. Sal 20:8; Exo 44:3s; Exo 60:11s; Exo 21:1; Pro 21:31; Isa 31:1-3; Isa 17:12-14. – 21 Sal 20,8. 22! Mac 3:19. – 23 Cf. Sal 37:19; Sal 32:8; Sal 34:15; Esd 5:5; Job 36:7. – 24 Cf. Sal 37:19- – 25 Cf. Deu 33:29; Sal 3:3; Sal 28:7; Sal 115:9. – 26 Cf. Sal 30:4.
Fuente: Biblia Comentada
hermosa. Esto significa que la alabanza a Él es apropiada, idónea y conveniente. Acerca de la conveniencia de la alabanza, (cp. Sal 147:1).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Este salmo es un himno general de alabanza. Sus dos temas principales son: 1) Jehová es el Señor de la naturaleza, y 2) Él es el Señor de la historia. En el pensamiento bíblico, estos ámbitos están siempre relacionados; el Creador gobierna soberanamente sobre toda su creación, sobre todas las criaturas en todo tiempo.
I. Un preludio de alabanza (Sal 33:1-3)
II. La razón para la alabanza (Sal 33:4-5)
A. El poder soberano del Señor en la historia natural (Sal 33:4)
B. La providencia soberana del Señor sobre la historia humana (Sal 33:5)
III. La respuesta de la alabanza (Sal 33:6-19)
A. El poder soberano del Creador (Sal 33:6-9)
B. La providencia soberana del Creador (Sal 33:10-19)
IV. Un final de oración (Sal 33:20-22)
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Salmo 33 (32): Himno con rasgos sapienciales en que se alaba a Dios como creador del universo, soberano de las naciones y dueño de la historia y del destino de la humanidad.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Sal 32:11.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Salmo 33: Amor Que No Falla en Su Creacion y en Su Eleccion
Esta elegante poesía empieza y termina con estrofas de seis líneas (1-3, 20-22) que encierran cuatro estrofas de cuatro líneas (4-7, 8-11, 12-15, 16-19). La estrofa inicial y la final respectivamente claman por, y afirman, el gozo en el Señor. Las estrofas de ocho líneas van en pares: el primer par enfoca la obra de Dios en la creación, su misericordia que no falla (5) como el factor que todo lo llena y su gobierno soberano sobre todas las naciones (10) como su corolario; el segundo par enfoca la elección (12) y el lugar especial dentro de la providencia divina de quienes ponen su esperanza en su misericordia que no falla (18). Apropiadamente, es con una oración pidiendo esta misericordia que no falla, que termina el Salmo (22), porque para vivir con plena satisfacción en el mundo de Dios y como pueblo de Dios tenemos que estar a una con el Espíritu que anima a ambos.
1-3 La voz de alabanza. Canto y alabanza, acción de gracias (alabanza, “dar gracias”), música instrumental y ruidosas aclamaciones (hacedlo bien, “con fuerte aclamación”): todos contribuyen a la respuesta hermosa, adecuada al Señor por parte de quienes andan bien con él (justos) de corazón y rectos ante él en sus vidas. Cántico nuevo, no tanto un canto novedoso como de nueva frescura, motivado por la renovada percepción de quién y qué es él. La auténtica alabanza requiere este sentido renovado de Dios, tanto como necesita el fervor del gozo y la habilidad del buen músico.
4-11 Dios en la creación. Porque explica el llamado anterior a alabar: (i) el carácter de la palabra del Señor, del Señor y de la tierra (4, 5); (ii) la obra del Señor en la creación (6, 7); (iii) la reverencia que el Creador merece (8, 9); (iv) la soberanía del Señor, anulando (10) y ordenando (11). Las dos estrofas de esta sección (4-7, 8-11) se unen en el tema de la suprema facilidad con la cual el Creador domina la creación física y la personal. El es el dueño de las aguas (7) y los pueblos (10); las aguas hacen lo que él ordena; los pueblos están a su merced. 4, 5 Antes que podamos entender el mundo que nos rodea tenemos que conocer a su Creador. Su palabra (el instrumento de la creación, 6) es recta, o sea sincera en su expresión e intención, perfecta en su valor moral e impecable en su verdad. Con verdad. Muchos de los aspectos del orden creado siguen siendo desconocidos para nosotros: ¿Por qué hay terremotos? ¿Por qué tantos embates terribles de la naturaleza? En todo, se nos asegura, el Creador es fiel a su propio carácter y fiel al bienestar de su creación. Misericordia que no falla, manifestada en el orden, la hermosura, la abundante riqueza, los tesoros escondidos, las estaciones del año que se repiten una tras otras, etc. 6 Palabra … boca. Los cielos son la expresión exacta de su pensamiento (palabra) y el producto directo (boca) de su voluntad. Soplo, “espíritu” o “Espíritu”, lo que el Señor dice está lleno de la energía para llevarlo a cabo (cf. 9; 104:7; 30; Gén. 1:3, 6). 7 Las aguas, como el componente indomable de la creación, son usadas como ejemplo de lo fácil que le resulta todo a la soberanía de Dios (93:3, 4) 8, 10, 11 En el pensamiento del AT el Creador era más que el iniciador; sigue siendo el soberano sobre su creación, merecedor de la reverencia de todos sus habitantes y administrando con sus directrices todos sus asuntos, frenando y dominando, irresistible y con propósito.
12-19 Dios en la elección. Dentro de su creación, el Creador escogió a un pueblo para ser su posesión (12) y, al poner a todos los vivientes sobre la tierra bajo su vigilancia (13-15), nota lo inútil de las providencias mundanas para tener seguridad (16, 17): ni posición (rey), ni poder (ejército), ni valentía, (fuerza), ni equipo (caballo) pueden librar. Pero comparada con esta pompa del Estado, las fuerzas armadas y los materiales de guerra, ¡cuán sencilla es la protección que él da a los suyos! Su ojo y su misericordia (18), son suficientes para vencer las amenazas eternas (muerte) y temporales (hambre) y es superior a ellas (19), intervienen en nuestras vidas por medio del temor reverencial hacia él y la esperanza (los que esperan) de que su misericordia que no falla nos cuidará (18).
20-22 El corazón que confía. El testimonio del pueblo de Dios es de: (a) constancia en su espera (expectación confiada), no sólo del resultado final -esperanza futura y eternal- sino la esperanza que nos asegura que en cada circunstancia El es nuestra ayuda y nuestro escudo (20); (b) gozo y confianza. El corazón gozoso es el producto de haber confiado, confianza que descansa sobre lo que el Señor ha revelado de sí (nombre) y sobre su carácter (santo), por lo que nunca puede negarse a sí mismo (21); (c) dependencia de la oración (22). La misericordia es intrínseca a todo lo que él hace (5) y la porción específica de su pueblo elegido (18). Orar que esta misericordia sea sobre nosotros abarca todas nuestras necesidades en una sola petición.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
33.2, 3 Se cree que David escribió este salmo. Debido a que era un arpista competente (1Sa 16:15-23), con frecuencia hablaba de instrumentos musicales a lo largo de sus salmos. Sin duda, compuso la música de muchos de los salmos, y encargó música para la adoración del templo (1 Crónicas 25).33.4 Todas las palabras de Dios son rectas y verdaderas. Se puede confiar en ellas. Se puede confiar en la Biblia porque Dios, a diferencia de las personas, no miente, no cambia sus palabras ni deja de cumplir sus promesas. Podemos confiar en la Biblia porque contiene las palabras de un Dios santo, confiable e incambiable.33.6-9 Este es un resumen poético del primer capítulo de Génesis. Dios no es sólo el coordinador de las fuerzas naturales, El es el Señor de la creación, el Dios Todopoderoso. Debido a que El es Todopoderoso, nosotros debemos reverenciarlo en todo lo que hacemos.33.11 «El consejo de Jehová permanece para siempre» ¿Se siente frustrado por las inconsistencias que ve en los demás, o incluso en usted mismo? Dios es completamente digno de confianza: sus intenciones nunca cambian. Existe la promesa de que todo lo bueno y lo perfecto proviene del Creador, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación (Jam 1:17). Cuando usted se pregunte si hay alguien en el que puede confiar, recuerde que en Dios lo puede hacer plenamente. Permítale que El lo aconseje y confíe en sus planes para su vida.33.16, 17 Caballo se refiere a la fuerza militar. Porque Dios gobierna y domina cada nación, sus líderes nunca deberían poner su confianza en el poder físico. La base de nuestra esperanza no está en el poder militar. Nuestra esperanza está en Dios y en su ofrecimiento misericordioso de salvarnos si confiamos en El.33.18, 19 Esta no es una promesa que garantiza que todos los creyentes escaparán del hambre o de una muerte violenta. A miles de santos cristianos los han golpeado hasta la muerte, flagelado, y han sido comidos por leones o ejecutados (Rom 8:35-36; Heb 11:32-40). Dios puede (y a menudo lo hace milagrosamente) salvar a sus seguidores del dolor y de la muerte, pero en ocasiones, por propósitos que solo El conoce, decide no hacerlo. En medio de esta dura realidad, debemos centrarnos en los juicios sabios de Dios. David estaba pidiendo la protección y el cuidado de Dios. En momentos de crisis, podemos poner nuestra esperanza en Dios.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 985 Sal 32:11; Sal 97:12; Flp 4:4
b 986 Sal 147:1
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Salmo 33 Este es un himno de alabanza al Señor por la bondad de su pacto con aquellos que confían en El, y por su victoria contra los que se le oponen. Pueden notarse ciertas alusiones militares en este Salmo, tales como consejo de las naciones (vers. 10), gran ejército, valiente, caballo, victoria (vers. 16-17) y escudo (vers. 20). El Salmo contiene cuatro estrofas: 1) Una introducción (vers. 1-5) que consisten en cinco llamados a la oración (vers. 1-3) y cinco razones para alabarle (vers. 4, 5); 2) una proclamación de la benevolencia de Dios en su pacto mostradas en la creación (vers. 6-9) en la historia (vers. 10-12); 3) una declaración de los requisitos de Dios para disfrutar de los beneficios de esa relación de pacto con El (vers. 13-19); 4) una conclusión en la cual el verdadero Israel confiesa su dependencia de Dios en el pacto (vers. 20-22).
Fuente: La Biblia de las Américas
En este himno anónimo de alabanza, el salmista hace un llamado a los justos para alabar a Jehová (vv. Sal 33:1-3) debido a Su confiabilidad como Rey (vv. Sal 33:4-12) y Juez (vv. Sal 33:13-19). Los vv. Sal 33:20-22 constituyen un coro final de alabanza.