(Al músico principal. Salmo de David) ¡Bienaventurado el que se preocupa del pobre! En el día malo lo librará Jehovah.
(Título) Este Salmo se supone que fue escrito en la misma ocasión de los tres anteriores; en relación a la aflicción de David, y el mal trato que recibió de sus enemigos en esa circunstancia.
Bienaventurado el que piensa en el pobre. Sal 112:9; Deu 15:7-11; Job 29:12-16; Job 31:16-20; Pro 14:21; Pro 19:17; Ecl 11:1, Ecl 11:2; Isa 58:7-11; Mat 25:34-39; Mar 14:7; Luc 14:13, Luc 14:14; Hch 20:35; 2Co 9:8-14; Gál 2:10; 1Ts 5:14.
En el día malo. Heb.
En el día del mal. Sal 37:19; Pro 16:14; Ecl 12:1; Apo 3:10.
lo librará Jehová. Sal 34:19; Sal 37:26, Sal 37:39, Sal 37:40; Heb 6:10; Stg 2:13.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La recompensa del caritativo, Sal 41:1-3.
David se queja de sus enemigos, Sal 41:4-9.
Escapa hacia Dios en busca de socorro, Sal 41:10-13.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
es un salmo de lamentación. Puesto que comienza y concluye con palabras de alabanza a Dios, también se puede denominar salmo de alabanza. El poema se adjudica a David y habla de la situación difícil de una persona que sufre de serias enfermedades físicas. En última instancia, presenta la victoria del Salvador Jesús sobre sus enemigos, especialmente el gran enemigo Satanás. El salmo tiene cuatro movimientos:
(1) una afirmación de confianza en el poder del Señor para liberar al devoto de sus angustias (vv. Sal 41:1-3);
(2) una descripción de las angustias de David (vv. Sal 41:4-9),
(3) una renovada expresión de esperanza en el Señor (vv. Sal 41:10-12);
(4) un colofón de alabanza al final del Libro I de los Salmos (v. Sal 41:13).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Bienaventurado es la misma palabra que inicia el Sal 1:1-6. La misma palabra introduce el primer y segundo salmos del Libro I (véase Introducción). Cuando se usa el verbo bendito con Dios como su objeto (como en v. Sal 41:13), sirve como una palabra de alabanza (Sal 103:1, Sal 103:2). Bendecir a Dios es identificarlo como la fuente de nuestras bendiciones.
El pobre se refiere no sólo a aquellos que no tienen suficiente dinero, sino también a los que sufren enfermedad y infortunio sin tener culpa. Para tales personas, Dios es Defensor, Libertador y Sostenedor (Sal 10:2, Sal 10:9; Sal 35:10; Sal 69:33; Sal 109:16; Sal 140:12).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
BIENAVENTURADO EL QUE PIENSA EN EL POBRE. Dios tiene un interés especial por los débiles y desvalidos, y bendice a los que muestran compasión a los necesitados. Los vv. Sal 41:1-3 desarrollan el principio: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (Mat 5:7). Si los creyentes han compartido la compasión de Dios por los necesitados, pueden orar con la seguridad de que Dios los librará cuando estén en angustia (v. Sal 41:1), los protegerá del peligro (v. Sal 41:2), bendecirá su vida (v. Sal 41:2), destruirá el poder de Satanás y de los enemigos de ellos (v. Sal 41:2) y les dará su presencia y sanidad cuando estén enfermos (v. Sal 31:3; cf. Sal 72:2,Sal 72:4, Sal 72:12; Deu 15:7-11; Pro 29:14; Isa 11:4; Jer 22:16; véase Mat 6:30, nota).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Salmo 41 (Vg 40): Oración de un Enfermo Grave.
E l salmista refleja la situación angustiada de un enfermo postrado en el lecho del dolor con peligro inminente de muerte. Sus adversarios le visitan, pero interiormente están deseosos de que se acelere el fatal desenlace. En esta situación de incomprensión y abandono, al doliente no le queda sino encomendarse a su Dios, implorando la salvación. Las expresiones del salmista pueden entenderse como reflejando una experiencia actual o como ya pasada, pero recordada después por el mismo.
La exposición va precedida de un prólogo de tipo “sapiencial” sobre la felicidad y las recompensas de los que se preocupan de los desgraciados y necesitados. Es la introducción, que abarca la primera estrofa (1-4). Los v.5-10 constituyen otras dos estrofas (5-7 y 8-10), en las que se reflejan las intrigas y malicia de los adversarios que conspiran contra el salmista. Finalmente, la estrofa final (11-14) es una súplica de salvación a Yahvé, que se cierra con una doxología.
Predomina el paralelismo sintético. En cuanto a la época de composición, los autores no están de acuerdo, pues mientras unos no tienen inconveniente en atribuirlo a David, como se dice en el título de la colección, otros, en cambio, rebajan la fecha a los tiempos de la literatura sapiencial.
Yahvé premia la piedad para con los indigentes (1-4).
1 Al maestro del coro. Salmo de David. 2 Bienaventurado el que se preocupa por el necesitado y el desvalido ; en el día malo le librará Yahvé. 3 Le guardará Yahvé y le dará vida. Será dichoso sobre la tierra y no lo entregará a la animosidad de sus enemigos. 4 Le sostendrá Yahvé en el lecho del dolor; le aliviará sobre su lecho en su enfermedad 2.
El salmista inicia su composición declarando que el que se interesa por los indigentes será premiado cuando le llegue la hora de la desventura 3. En la literatura profética y sapiencial del A.T., el tema del pobre es muy frecuente. Yahvé se preocupa especialmente de los desvalidos, como el huérfano, el extranjero y la viuda4; quiere que los que le sean fieles muestren su espíritu de comprensión hacia los que han sido lanzados por la resaca de la vida. Para todo mortal hay días sombríos de dolor y tristeza, y, en esos momentos de abatimiento y abandono, el que haya sido compasivo con los demás sentirá la mano protectora de Yahvé, que le confortará y reanimará cuando se halle postrado en el lecho del dolor 5. Volverá a disfrutar de las nobles alegrías de la vida en la tierra, sin temor a caer en manos de los que animosamente le hostigan6. Por falta de perspectiva de retribución en ultratumba, el salmista, confiado en la justicia divina, proclama que Yahvé premiará al misericordioso y compasivo con su protección, que no le ha de faltar en los momentos más difíciles de su vida.
La hostilidad de los enemigos (5-10).
5 Yo digo: ¡Oh Yahvé, ten piedad de mí! ¡Sana mi alma, porque pequé contra ti! 6 Mis enemigos hablan hostilmente contra mí: “¿Cuándo se morirá y perecerá su nombre?” 7Si vienen a verme, hablan mentirosamente; su corazón rezuma maldad, y, saliendo fuera, se desahogan en palabras. 8 Reunidos los que me odian, murmuran contra mí y maquinan el mal contra mí: 9”Un mal infernal se ceba en él; se acostó para no volver a levantarse.” 10Aun el que tenía paz conmigo, aquel en quien me confiaba y comía mi pan, alzó contra mí su calcañal.
Después de la introducción sapiencial, en la que se destaca la dicha venturosa reservada al que se ocupa de las desgracias, el salmista pasa a narrar su tragedia personal. Inicia su exposición con una súplica de piedad7, reconociendo su culpabilidad, pues, según la mentalidad viejotestamentaria, atribuye su triste situación a sus pecados 8. Se siente culpable ante Dios, aunque inocente a los ojos de los hombres 9. Todo hombre es pecador y, consciente o inconscientemente, es culpable ante Dios °. Por eso, en la enfermedad descubren los justos posibles faltas que hayan traído como consecuencia el infortunio. Yahvé es un Dios justo, y, por tanto, si envía el mal contra los suyos, es porque éstos no son del todo inocentes. Todo lo que sucede en el orden material y moral viene de Dios. Como es ley en los autores semitas, éstos – poseídos de un concepto religioso de la vida – atribuyen todo directamente a Dios, prescindiendo de lo que en filosofía se llaman causas segundas o agentes creados, que son los causantes directos de las realidades de este mundo y de los hechos de la historia. El salmista, pues, consciente de su culpabilidad, pide a su Dios que le aparte el mal que le ha enviado, sanando su alma o vida y devolviéndole la salud quebrantada ll.
A su enfermedad se junta una tragedia moral, pues sus enemigos se alegran de su mal y conspiran maliciosamente contra él. Por el hecho de estar enfermo, ellos suponen que está abandonado de su Dios, en el que tanto confiaba; y, por supuesto, se le considera culpable 12. Se sienten impacientes porque se retarda el fatal desenlace, deseando que se extinga su nombre o posteridad 13. Incluso se toman la libertad de ir a visitarle, como era usual en la sociedad israelita 14. En realidad, lo que quieren es comprobar con sus ojos que la vida del enfermo se extingue, y aunque al enfermo hablan mentirosamente, fingiendo interesarse por su salud (v.7), por dentro rezuman maldad, pues se alegran de la grave situación del salmista. Saliendo Afuera, comentan satisfechos el estado desesperado de salud del que tanto odian: el enfermo es presa de un mal infernal, literalmente una “peste de Belial”; su enfermedad es incurable: se acostó para no volver a levantarse (v.6). Aun los que se presentaban como amigos, teniendo paz con él, y se sentaban a su mesa, ahora se muestran ingratos, hostigándole: alzan contra mi el calcañal. Jesús en la última cena aplica estas palabras a la traición de Judas, que literalmente había tomado parte en la mesa con El15.
Súplica de curación (11-14).
11 Pero tú, ¡oh Yahvé! ten piedad de mí; haz que me levante, y entonces les daré su merecido. 12 En esto conoceré que te complaces en mí, en que no triunfe mi enemigo sobre mí; 13 y tú me mantendrás incólume 16 y me guardarás por siempre en tu presencia. 14 ¡Bendito sea Yahvé, Dios de Israel, por los siglos de los siglos! Amén. Amén.
Siempre confiado en el poder y favor de Yahvé, implora su auxilio para que se manifieste en su favor y le salve de tan crítica situación, pues ansia, además de recuperar su salud, dar el pago merecido a sus enemigos, que esperan su muerte. La desaparición prematura del salmista hubiera dado la razón a sus adversarios, que le consideran abandonado de Yahvé. Su curación será la prueba clara de que están equivocados y de que aún disfruta de la amistad divina. Se trata de una rehabilitación moral más que de una acción vindicativa física contra los que hostilmente se acercan a él y se complacen en su enfermedad. Si se salva del peligro de muerte” sus enemigos recibirán una gran humillación moral. Al contrario, si es arrebatado por la muerte prematura, ellos consideran esto como una victoria sobre él y una confirmación concreta de que Yahvé no protege a los que presumen de fidelidad a El. Siempre encontramos en los salmos reflejada la pugna entre los justos y los malvados en la sociedad. El salmista, al no esperar un premio a su virtud y fidelidad en la otra vida, declara que la prueba concreta de que su Dios se complace en él es la liberación de la muerte, con lo que no prevalecerán sobre él sus enemigos, que esperan la extinción de su vida y posteridad 17. A pesar de su crítica situación actual, redobla su confianza en Yahvé, que le ha de sacar incólume del peligro mortal, permaneciendo él y su posteridad en presencia de El. Es la esperanza de ser rehabilitado en su salud y la seguridad cíe continuar él y su descendencia – por siempre – bajo la protección bienhechora de su Dios 18. La recuperación de su salud será la prueba tangible de que ha recuperado también plenamente la amistad divina, quebrantada por sus pecados, que han sido causa de sus infortunios físicos.
El v. 14 es una doxologia litúrgica que cierra el primer libro o colección del Salterio, la parte atribuida por la tradición al Profeta Rey. Los dirigentes de las asambleas litúrgicas responderían a los deseos de salvación del salmista asociándolo a los destinos del propio pueblo Israel, vinculado en sus destinos históricos, pasados y futuros, a Yahvé como propio Dios nacional19. Y el pueblo responde aprobando los deseos del dirigente del coro: Amén, Amén, expresión hebrea que los LXX y la Vg traducen por “fiat, fíat,” pero propiamente indican el asentimiento a lo antes declarado20.
1 Así según los LXX, pues en el TM falta el desvalido. – 2 Verso oscuro en el original. El TM lit. dice: “y todo su lecho lo volverás en su enfermedad.” La Bib. de Jer. corrige: “tú alivias todo el lecho en que languidece.” – 3 Cf. Sal 35:14-15; Stg 1:27. – 4 Cf. Deu 24:17; Deu 27:19; Pro 15:25; Exo 22:22; Deu 10:18. – 5 Cf. Sal 18:36. – 6 Cf. Job 19:11; Sal 72:18; Sal 37:4. – 7 Cf. Sal 5:2; Sal 6:2; Sal 13:2; Jer 17:14. – 8 Cf. Sal 31:11; Sal 51:5; Ose 6:1. – 9 Cf. Sal 19:13; Sal 38:4.21. – 10 Cf. Sal 51:7; Sal 32:3-5 – 11 Cf. Sal 6:3-4; Jer 17:14. – 12 Cf. Sal 28:3; Sal 31:14; 35:11- – 13 Cf. Sal 109:13; 2Sa 18:18; Sal 9:6. – 14 Cf, 2. Sam 13:5-6; 2Re 8:29; Job 2:11s; Job 35:11. – 15 Cf. Jua 13:18. – 16 La Bib. de ]ér.: “y yo, a quien tú sostienes, me mantendré incólume’). – 17 Cf. Sal 18:20; Sal 22:9; Sal 35:28; 2Sa 15:26; Sal 30:2; 2Sa 35:20; 2Sa 38:17. – 18 Cf. Sal 11:8; Sal 16:12; Sal 17:15; Sal 61:8. – 19 Cf. 1Re 1:48; 1Cr 20:11; Esd 7:27; Neh 9:5. – 20 Cf. 1Cr 16:36; Neh 8:6; Sal 106:48. Sobre el amén véase DBV I 475.
Libro Segundo.
Fuente: Biblia Comentada
Bienaventurado. Acerca de este «bienaventurado», (cp. Sal 1:1; Sal 2:12).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Salmo 41 (40): Salmo de súplica individual de una persona enferma que, tras una reflexión de carácter sapiencial (Sal 41:1-3), pide la ayuda de Dios ante los males que la afligen (Sal 41:4-10) y proclama su confianza en la respuesta divina (Sal 41:11-12). La doxología o alabanza a Dios de Sal 41:13 sirve de conclusión al primer libro del salterio (Sal 1:1-6 al Sal 41:1-13).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— en el día adverso: Nótese que en esta bienaventuranza de estilo sapiencial (Sal 41:1-3) la felicidad que se proclama es consecuencia de la aplicación del principio tradicional de la retribución.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Pro 19:17; Pro 22:9; Pro 14:21; Mat 5:7.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Salmo 41. Bendicion en Principio y en la Experiencia
Los temas de enfermedad, pecado, hostilidad y separación conectan este Salmo con los Sal. 38-40 y probablemente recuerda una faceta -la malicia y traición- de la misma larga prueba. Pero en particular compara un principio (1-3) con la experiencia (11, 12): ¿Es verdad que una actitud de preocupación por los débiles genera una preocupación divina recíproca?
1-3 (A1) Favor divino, en principio. La preocupación por los necesitados es inculcada en el AT (Exo. 22:21; 23:9; Lev. 19:10, 33; Deut. 10:18). Prov. 14:21 y 19:17 prometen, a cambio, bendición (cf. Mat. 5:7; 18:33). Aquí la promesa abarca socorro en la tribulación (1), protección y restauración, bendición temporal, protección, fuerza y consuelo en la enfermedad (2, 3). 1 Pobre. Principalmente faltándole recursos materiales pero también carente en otros aspectos. 1 Sam. 30:13 ss. ejemplifica la actitud de David en este sentido, pero claramente se siente merecedor de la bendición prometida al que se preocupa por los demás. 3 Transformarás … “Y cambiarás toda su cama en su enfermedad”, una hermosa ilustración del cuidado divino.
4 (B1) Gracia pedida con respecto al pecado. Habiendo declarado la bendición divina que recibe el que se preocupa por el débil, David pide primero la bendición de sanidad con respecto a su pecado. Misericordia, “favor, o gracia”. Sana mi alma, toda mi personalidad. El pecado es como una enfermedad en el pecador, pero también es ofensivo a Dios, contra ti.
5-9 (C) Odio, mentira, chisme, traición. En dos estrofas (5 y 6, 7-9) se aclara el problema principal que trata este Salmo: la oposición humana y, sobre todo, la traición de un amigo en quien confió. “¿Te desprecian tus amigos? Llévalo a Dios en oración.” 8 Algo abominable, lit. “algo de Belial” (ver nota de la RVA). La palabra belial se usa para denotar desviación moral, mala conducta social y apostasía espiritual. Debe entenderse siempre según el contexto. El sentido que mejor se aplica aquí es el de alguna ofensa contra Dios que ocasiona su furor divino.
10 (B2) Gracia pedida con respecto a los adversarios. La misericordia divina que restaura la vida proveerá oportunidad de vengarse. Pero los Salmos insisten en que la venganza es asunto de Dios y, en otras ocasiones, es cuidadoso en evitarla. Por lo tanto, mientras puede caer en el pecado de la venganza (1 Rey. 2:5, 6) es difícil creer que en un salmo compuesto solemnemente pediría suavemente la gracia para poder realizar algo prohibido. Pero podría, como rey, pedirle a Dios que le renueve la vida a fin de llevar a cabo la obligación real de purgar la tierra (101:8).
11, 12 (A2) Favor divino, en la experiencia. David ha recibido la bendición prometida (cf. 1-3). Su enemigo no ha podido tener la última palabra; más bien en respuesta a su integridad goza del favor divino.
Notas. 11 Victoria, “grite en su triunfo”. 12 Integridad, no perfección sin pecado sino integridad en la cuestión que se está enfocando, la preocupación por los necesitados (1). 13 Una conclusión editorial al primer libro de los Sal. (ver 72:18 s.; 89:52; 106:48 e Introducción).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
41.1 La Biblia habla a menudo del cuidado de Dios hacia los débiles, pobres y necesitados, y acerca de su bendición sobre los que les preocupa lo mismo. Dios quiere que nuestra generosidad refleje su propia bendición. Así como nos ha bendecido, debemos bendecir a otros.41.9 «El hombre de mi paz» también puede traducirse como «mi amigo íntimo». Este versículo aparece en el Nuevo Testamento como una profecía de la traición a Cristo (Joh 13:18). Judas, uno de los doce discípulos de Jesús, pasó tres años aprendiendo, viajando y comiendo con El (Mar 3:14-19) y se le confió las finanzas del grupo. A la larga Judas, que conocía muy bien a Jesús, lo traicionó (Mat 26:14-16, Mat 26:20-25).41.13 Salmos se divide en cinco «libros» y cada uno finaliza con una doxología o una expresión de alabanza a Dios. El primer libro, capítulos 1-41, nos lleva por un viaje a través del sufrimiento, la tristeza y un gran gozo. Nos enseña muchas cosas acerca del amor eterno de Dios y del cuidado que tiene de nosotros, y la forma en que debemos confiar en El aun en las experiencias diarias de la vida.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 1374 Deu 15:7; Sal 112:9; Pro 14:21; Pro 22:9
b 1375 Sal 37:39
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Salmo 41 Este Salmo es una petición de perdón y sanidad. Después de una promesa introductoria (quizás por un profeta o sacerdote) de que el Señor le sostendrá en su lecho de dolor y le restaurará su salud (vers. 1-3), el rey solicita de su Señor sanidad para todo su ser (vers. 4-13). La petición consiste de los elementos normales: Una presentación del tema (vers. 4); ruegos por el favor y la sanidad divina (vers. 4, 10) junto con un lamento (vers. 5-9); una expresión de confianza de que sus enemigos no triunfarán sobre él y que por razón de su integridad él puede gozar del favor y la presencia de Dios para siempre (vers. 11, 12), y una alabanza final (vers. 13). El salmista se lamenta, no tanto de su enfermedad, sino de que sus enemigos la usan para tramar contra él.
Fuente: La Biblia de las Américas
O, desvalido
O, de la angustia