Comentario de Salmos 42:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

(Al músico principal. Masquil de los hijos de Coré) Como ansía el venado las corrientes de las aguas, así te ansía a ti, oh Dios, el alma mía.

Año 1021 a.C. (Título) [Maskil,] o un salmo para instrucción, u oda didáctica, para los hijos de Coré. Se cree generalmente que fue escrito por David cuando huía de Jerusalén y más allá del Jordán, por la rebelión de Absalón.

Los hijos de Coré. Sal 44:1; Sal 45:1; Sal 46:1; Sal 47:1; Sal 48:1; Sal 49:1; Sal 84:1; Sal 85:1; Núm 16:1, Núm 16:32; Núm 26:11; 1Cr 6:33-37; 1Cr 25:1-5.

así clama, o suspira por tí. Sal 63:1, Sal 63:2; Sal 84:2; Sal 143:6, Sal 143:7; Isa 26:8, Isa 26:9.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

David, Sal 42:1-4.

Anima a su alma a confiar en Dios, Sal 42:5-11.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Sal 43:1-5

eran originalmente un poema, como los Sal 9:1-20 y Sal 10:1-18. Observe que el Sal 43:1-5 no tiene una introducción y que el Sal 43:5 repite el refrán del Sal 42:5, Sal 42:11. Aparentemente se dividió un salmo más largo en dos secciones para usarlo en el culto del Templo. Como un poema independiente. El Sal 42:1-11 es un lamento individual con un fuerte énfasis en la confianza (Sal 23:1-6). Los dos movimientos concluyen con un refrán o invitación a tener esperanza en Dios (vv. Sal 42:5, Sal 42:11), aún cuando el salmista estaba en el exilio, lejos del Templo. El salmo se atribuye a los hijos de Coré, una familia musical de Israel. Descendían del sacerdote que había conducido la abortada rebelión contra el liderazgo de Moisés y Aarón (Núm 16:1-50). El juicio de Dios sobrevino sobre Coré y sus compañeros, pero la familia de Coré durante cientos de años siendo una de los principales líderes de la música del culto en Israel. La estructura del poema es la siguiente:

(1) una descripción de la nostalgia del salmista por la presencia de Dios (vv. Sal 42:1-4);

(2) una descripción del temor del salmista de que Dios pudiera no recordarlo (vv. Sal 5:11).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

resolla: El verbo «resollar» es inusualmente expresivo de una sed espiritual de Dios. El poeta describe su experiencia de ser aislado de la comunidad del culto. Se siente lejos de la presencia de Dios entre su pueblo y siente nostalgia de la intimidad con Dios (v. Sal 42:4). Para el creyente que vivió durante la época del AT. sólo había un lugar en que era posible el verdadero culto al Señor: el Templo de Jerusalén.

fui con la multitud: el salmista estaba consumido por pensamientos del culto de dios que había experimentado en el Templo de Jerusalén entre la multitud de jubilosos creyentes (Sal 100:1-5). Generalmente el enfoque de los Salmos es en la comunidad que adora junto (cf. Hch 2:40-47Heb 13:15Heb 13:16).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

título LOS HIJOS DE CORÉ. Estos eran una familia levítica de cantores (cf. 2Cr 20:19). Para el término masquil, véase Sal 32:1 título, nota.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Salmos 42-43 (Vg 41-42): La Nostalgia de la Vida Litúrgica en el Templo.
C omúnmente, los autores suponen que estas dos composiciones salmódicas constituyeron primitivamente un solo salmo, que fue disociado por razones prácticas de distribución del canto litúrgico. El tema, el estilo, el ritmo y el epodo repetido a intervalos regulares 1, juntamente con la ausencia de título en el encabezamiento del salmo 43, avalan esta presunción. El autor parece ser un levita exilado forzosamente y que habita en TransJordania, cerca del Hermón, y que siente nostalgia de las manifestaciones litúrgicas del templo de Jerusalén.
Puede dividirse el salmo (doble) en tres partes: a) anhelo ardiente de asistir y tomar parte en las solemnidades litúrgicas (2-6); b) queja por su triste situación en el desierto (7-12); c) súplica de liberación para poder volver a Jerusalén y allí tomar parte en los actos litúrgicos del templo (43:1-5). Esta deprecación es el complemento lógico de los sentimientos expresados en el salmo 42. No obstante, la división de la composición lírica en dos salmos es muy antigua, pues aparece en la mayoría de los manuscritos del TM y en todas las antiguas versiones, incluida la de los LXX. Por falta de título en el salmo 43 en algunos manuscritos hebreos, han sido unidos. La ausencia de título en este último salmo prueba que la división en dos salmos es posterior a la formación de la colección elohistica, que comprende los salmos 42-72. Como en el título se adscribe la composición a la colección de los hijos de Coré, que era de la familia levítica, el autor parece ser un sacerdote habituado a las manifestaciones litúrgicas del templo jerosolimitano.
Este salmo tiene muchas analogías con el 84. Algunas expresiones coinciden con las del libro de Joel y aun con la oración de Jonas. Por ello no convienen los autores al determinar la época de composición del salmo. Así, algunos lo ponen en los tiempos anteriores al destierro 2, mientras que no pocos lo consideran de época postexílica 3. Las expresiones son netamente de la época del buen hebreo clásico, y, por tanto, la lengua no se opone a un origen anterior al destierro 4.
La forma métrica está constituida a base de dísticos elegiacos, agrupados de dos en dos para formar pequeñas cuartetas, las cuales, a su vez, están reunidas en tres estrofas separadas por un estribillo. Hay algunas irregularidades en el ritmo, sin duda debidas a la mala conservación del texto. Generalmente los críticos consideran esta composición salmódica como una de las mejores del Salterio y ha sido calificada de “perla poética del Antiguo Testamento.” El pensamiento es profundo; las imágenes, originales y brillantes, dentro de una “gran sencillez y limpidez de composición y dicción.”5
Con este salmo se abre el segundo libro del Salterio (42-72), en el que prevalece el nombre Elohim para designar a Dios, frente al libro primero, en el que era más usual el nombre de Yahvé. Por eso la nueva colección se llama elohística. Es obra de un compilador que ha recogido y seleccionado salmos de tres fuentes diversas: a) levítica o de los hijos de Coré; b) davídica, es decir, salmos que llevan en el título el nombre de David; c) asáfica: de la familia de Asaf. Los cinco primeros salmos de este segundo libro pertenecen a la colección de los hijos de Coré, nieto de Leví, que se rebeló contra Moisés y murió trágicamente engullido por la tierra 6. Descendientes de Coré aparecen en la vida de David 7, y eran los encargados de guardar las puertas del templo 8, oficio que volvieron a tener después del retorno del exilio babilónico 9. En general, los salmos de la colección coreíta se caracterizan por su devoción al templo y sus solemnidades litúrgicas 10 y a la Ciudad Santa, en la que moraba Yahvé 11. El estilo suele ser expresivo y patético, con un profundo sentido nacional.

Deseo ardiente de participar en las solemnidades. litúrgicas (1-6)
l Al maestro del coro. MaskiL (Salmo) de los hijos de Coré. 2 Como anhela la cierva las corrientes de las aguas, así te anhela mi alma, ¡oh Dios! 3 Mi alma está sedienta de Dios, del Dios vivo: ¿Cuándo iré y veré la faz de Dios? 4 Mis lágrimas son día y noche mi pan cuando me dicen cada día: “¿Dónde está tu Dios?” 5 Lo recuerdo, y mi alma se expansiona, pues atravesaba yo por medio de los nobles 12 hacia la casa de Dios entre los gritos de alegría y alabanza en festiva algazara. 6 ¿Por qué te abates, alma mía? ¿Por qué te turbas contra mí? Espera en Dios, que aún le alabaré; es la salvación de mi faz y mi Dios 13.

Con una bellísima comparación expresa el salmista sus ardientes anhelos de vivir a la sombra de su Dios. Su alma es como la cierva sedienta – poco habituada al calor – en busca de aguas refrescantes.
En Joe 1:20 se habla también de las bestias sedientas en busca de aguas en tiempos de pertinaces sequías 14. En Sal 63:2 encontramos la misma idea: “Sedienta de ti (Dios) está mi alma; mi carne te desea como tierra árida, sedienta, sin aguas.” El profeta Amos habla también de un hambre espiritual en los tiempos mesiánicos: los mancebos y las doncellas andarán macilentos en busca de la palabra de Dios l5. El salmista, en su sensibilidad extrema religiosa, cultivada cuidadosamente al pie del santuario de Jerusalén, siente una sed abrasadora de la presencia litúrgica de Yahvé al encontrarse en tierra extraña. Es la “fuente de la vida”l6, y en ella encuentra sus delicias 17. Yahvé es el Dios vivo – en contraposición a los ídolos inertes, que no pueden dar vida -·, y por eso sólo a su sombra es posible vivir una vida digna humana 18; pero esa vida espiritual sólo es posible en el recinto del templo jerosolimitano; por eso suspira por ver la cara de Dios en él, asistiendo a las manifestaciones litúrgicas, en las que el propio Dios se comunicaba de un modo particular a sus fieles devotos 19.
Triste y apesadumbrado, el salmista medita en su condición de expatriado, fuera del centro litúrgico, único lugar donde se podía entrar en relaciones íntimas con su Dios; en su soledad y desventura derrama lágrimas sin cesar, de forma que puede decir que constituyen su pan y alimento cotidiano. Es justamente la expresión del poeta latino: “Cura dolorque animi lacrimaeque alimenta fuere.”20 Su dolor se acrecienta con las preguntas irónicas que le dicen los impíos al verle en su situación de expatriado: ¿Dónde está tu Dios? (v.4). Su actual estado parece probar a los ateos prácticos y paganos que su Dios le tiene abandonado 21. Estos sarcasmos de los que no comprenden su situación avivan su nostalgia de las manifestaciones litúrgicas en el templo de Jerusalén. Su alma se expansiona y derrite de pena al recordar el pasado dichoso cuando él dirigía la entrada de las peregrinaciones y las procesiones jubilosas en torno al santuario de su Dios; un cortejo solemne avanzaba en medio de los gritos de júbilo de los peregrinos, yendo él en medio caminando hacia la casa de Dios 22.
Contra el pesimismo y la nostalgia deprimente reacciona el salmista: ¿Por qué te abates, alma mía? ¿Por qué te turbas contra mí? (v.6). Todavía hay lugar a la esperanza de volver a tomar parte en las manifestaciones religiosas de Jerusalén23, pues Dios no le abandonará definitivamente, porque es la salvación de su faz, es decir, de su persona 24.

La amargura del desterrado (7-12).
7 Abatida está mi alma. Por eso me acuerdo de ti desde la tierra del Jordán, desde las cumbres del Hermón y del monte Misar. 8 Un remolino llama a otro remolino con el rumor de tus cascadas 25, todas tus ondas y tus olas pasan sobre mi. 9 De día dispensa Yahvé su gracia, y de noche me acompaña su cántico, una oración al Dios de mi vida. 10 Digo a Dios: ¡oh Roca mía! ¿Por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué he de andar en luto bajo la opresión del enemigo? 11 Mientras quebrantan mis huesos, mis opresores se burlan de mí, diciéndome continuamente: “¿Dónde está tu Dios?” 12 ¿Por qué te abates, alma mía? ¿Por qué te turbas contra mí? Espera en Dios, que aún le alabaré. El es la salvación de mi rostro, y mi Dios.

De nuevo el salmista se deja vencer por la nostalgia de la patria y del templo jerosolimitano; se siente abatido en su calidad de desterrado en TransJordania o en los parajes del norte palestiniano junto a las fuentes del Jordán, cerca de la actual Banias (la Cesárea de Filipo de los evangelios), donde el río nace de las estribaciones del Hermán (v.7). El monte Misar debe de ser el nombre de alguna colina de esta cadena de montañas del Antilíbano, de la que formaba parte el propio Hermón. Cerca de Banias hay una localidad con el nombre de Seora, que puede relacionarse con el Misar del salmo. El salmista parece situarse idealmente sobre las cimas del monte más alto para desde allí dirigir su mirada nostálgica hacia Jerusalén, donde estaba el santuario de Yahvé, meta ideal de sus aspiraciones religiosas.
Apesadumbrado con negros pensamientos de pesimismo, el poeta se presenta como anegado por un turbión o diluvio en el que los remolinos, las ondas y las olas se suceden ininterrumpidamente, sin dejarle levantar la cabeza. Los infortunios se suceden. Quizás el símil esté tomado de los torrentes que en la época del deshielo bajan impetuosos del Hermón 26. “En esta región, en la época de las lluvias y en el deshielo de las nieves, los arroyos y torrentes se precipitan en las gargantas profundas de los roquedales de basalto negro, en cascadas imponentes y ruidosas, de forma que parecen llamarse unas a otras. Su rumor temible y melancólico recuerda al poeta las calamidades terribles que se abaten sobre él.” 27
Sin embargo, el salmista reacciona de nuevo, porque sabe que Yahvé no olvida a los suyos y constantemente les dispensa su gracia; por ello, de noche le dedica cánticos de alabanza (V.9). Sabe que puede liberarle de la situación presente, y por ello le dirige su oración, al Dios que es el centro de su vida. Dios es, en realidad, su Roca o refugio inconmovible y seguro, desde el que se halla fuera del alcance de sus enemigos 28. No obstante, parece que por el momento se ha olvidado de él 29. Su situación es la del que lleva luto y continente triste de duelo, a causa de la hostilidad de sus enemigos. No concreta más la animosidad de éstos; pero, dada su situación de exilado forzoso, sin duda que alude a los que le obligaron a salir del territorio bendito de Yahvé, aunque, por lo que dice a continuación, el salmista piensa también en los que actualmente le rodean y se burlan de su situación, pues le juzgan abandonado de su Dios (v.11). Sus sufrimientos morales han tenido repercusión en su estado físico, y así se siente con los huesos quebrantados, efecto del agotamiento y desgaste moral. Los huesos, en el lenguaje poético hebreo, designan muchas veces el organismo físico en general, porque es la armazón del cuerpo humano. Así se dice en Lam 3:4 : “Ha hecho envejecer mi carne y mi piel; ha quebrantado mis huesos.” 30
No obstante, el salmista vuelve de nuevo a expresar su esperanza de rehabilitación corporal y moral, pues cree que podrá de nuevo alabar y presentarse ante Yahvé, que es la salvación de su rostro, es decir, su Salvador, que le da la alegría cíe la reanudación de su vida de amistad con él.

1 Cf. Sal 42:6.12; Sal 43:5 – 2 Opinión, entre otros, de Deliztsch. – 3 Así Ewald, Hitzig y Cheyne rebajan la época de composición a los tiempos de los Macabeos. – 4 Cf Podechard, o.c., I 189. – 5 J. Calés, o.c., I 455· – 6 Cf. Núm c.16; Sal 26:11. – 7 Cf. 1Cr 12:16. – 8 Cf. 1Cr 9:17; 1Cr 7:11-17 – 9 Cf. Esd 11:19. – 10 Cf. Sal 42-43; 84. – 11 Cf. Sal 6:8; Sal 6:87. – 12 El TM es oscuro e inseguro. La Vg, siguiendo a los LXX: “quoniam tranáibó ad locura tabernacníi adrmrabilis usque ad dornum Dei’, NP: “Quomodo inces-íerim in turba, praecesserim eos ad domum Dei.” Bib. de Jér.: “Yo voy a la tienda admirable hasta la Casa de Dios entre los gritos de regocijo y de alabanza y la turba jubilosa.” – 13 Lit. en heb. “las salvaciones de su faz.” Nuestra traducción se basa en los LXX. – 14 Cf. Sal 63:2; Jer 2:13; Jer 17:13. – 15 Cf. Amo 8:11-13. – 16 Jer 2:13. – 17 Cf. Sal 36:9-10. – 18 Cf. Sal 3:10; Sal 84:3; Ose 1:10; Deu 5:26; Sam 17:26.36; 2Re 19:4.16; Isa 37:4-17; Jer 10.10; Isa 23:36. – 19 Cf. Exo 23:15; Exo 34:20; Deu 31:11; Isa 1:12; Sal 11:8; ‘Sal 17:16; Sal 63:3. – 20 Ovio., Metamorph. X 75. – 21 Cf. Sal 79:10; Sal 115:3; Joe 2:17; Miq 7:10. – 22 Cf. Sal 43:6; Sal 131:3; Sal 142:4; Lam 3:20; Job 30:16; Jer 7:18. – 23 Cf. Sal 103:1; Sal 116:7. – 24 Cf. Deu 7:12; 2Sa 17:11; Pro 7:15. – 25 Lit. el TM dice: “un abismo llama a otro abismo”; es el tehom, o depósito de aguas abismales sobre las que se asienta la tierra. No pocos autores creen que el salmista alude a este texto de Gen 1:2 y a Gen 7:11; Gen 8:2, donde se habla del diluvio como efecto de haberse abierto las compuertas que cerraban los depósitos de las aguas. Así se aludiría a que las aguas superiores y las inferiores se llaman mutuamente para anegar la tierra. E. Podechard, o.c., 187. – 26 Cf. Jon 2:8. – 27 J. Calés, o.c., I 454. – 28 Cf. Sal 18:3; Sal 18:3L4; 7L4; 2Sa 32:2. – 29 Cf. Sal 13:2; Sal 22:2; Sal 77:10; Sal 88:15; Sal 35:15; Sal 38:7; Job 30:28. – 30 Isa 38:13.

Fuente: Biblia Comentada

Como el ciervo brama … Así clama. Acerca de este símil tomado de la naturaleza, cp. Joe 1:20. El salmista está experimentando una grave sequía divina.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

42 (41) y 43 (42): Estos salmos, divididos artificialmente, forman un único poema tal y como lo indica la repetición de un mismo estribillo (Sal 42:5, Sal 42:12; Sal 43:5) y otros paralelos (Sal 42:9-10; Sal 43:1-2). En él se recoge el lamento de una persona a la que abate su alejamiento del Templo y el ambiente hostil que la rodea, circunstancias que motivan la súplica confiada que se inserta en el Sal 43:1-5.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Joe 1:20.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Salmos 42, 43. De Fe en Fe

Estos dos Salmos son indudablemente uno y no se sabe por qué fueron divididos. Un estribillo balanceado une tres estrofas de largo similar (42:6, 11; 43:5); hay conexiones entre expresiones, p. ej. en las primeras dos estrofas, «mientras me dicen» (3, es igual a «diciéndome cada día», 10); en la segunda y tercera, «enlutado» (42:9; 43:2); y hay unidad y desarrollo del tema. (a) En 42:1-5 («anhelo de la fe»), los recuerdos del pasado agudizan su dolor actual. La metáfora de una sequía (1, 2) expresa una profunda ansia de sentir la presencia de Dios. (b) En 42:6-11 («avivamiento de la fe») la metáfora de la tormenta (7) expresa las aflicciones del presente pero ve las olas como olas del Señor, su amor permanece (8), sigue siendo mi roca (9). (c) En 43:1-5 («la fe respondiendo») la metáfora de un grupo que busca algo perdido (3) expresa seguridad en el futuro. El Dios que sigue siendo una fortaleza lo conducirá de regreso a su hogar (3, 4).

Es posible imaginar muchas situaciones que pueden haber motivado este Salmo. El escritor trae a la mente los servicios del templo como cosa del pasado (42:4); se encuentra ahora en el extremo norte de Palestina (42:6); sólo una intervención de Dios puede traerlo de regreso (43:3); se encuentra rodeado de enemigos triunfadores que lo acosan (42:3, 9, 10). Cualquier ocasión cuando un enemigo tomó cautivos y los deportó (p. ej. 2 Rey. 14:14; 24:14) sería apropiada.

42:1-5 El pasado perdido

Con un anhelo cuya intensidad es un reproche a nuestro amor superficial (1, 2), el salmista trae su sufrimiento a Dios, junto con el recuerdo de tiempos mejores (2-4). 2 Preguntar no es malo: ¿Cuándo? … ¿Por qué? (9, 43:2) … ¿Dónde? … (3, 10), expresando respectivamente el deseo de que la prueba pase, confusión pensando que ni debiera estar sucediendo e imposibilidad de ver a Dios en ella. La pregunta “¿Quién?” en Isa. 42:24 nos conduce en una dirección más cierta y segura. 5 (Con 11; 43:5). Trata con el sufrimiento colocándose él mismo ante Dios quien le garantiza el futuro; porque, como siempre en la Biblia, la esperanza expresa certidumbre sobre el resultado. La RVA, como muchos, hace pequeños ajustes en 42:5 para que el refrán (5, 11; 43:5) sea el mismo en cada caso. Aquí, lit. “ … Le alabaré por la salvación de su rostro”. (“Mi Dios” es el comienzo del v. 6), o sea, Dios no tiene más que levantar su mirada con favor para que toda la aflicción se convierta en liberación.

6-11 El presente turbulento

Las circunstancias son una amenaza (7) pero la fe revive: Dios es aún Mi Dios (6); la tormenta viene a ser tus cascadas … tus ondas (7); su amor sigue siendo una realidad; la alabanza y oración continúan (8); las preguntas que parecen ser quejas, que expresan aflicción y que no tienen respuestas, se convierten en ocasiones no para tenerse lástima sino para orar (9, 10). 6 Tenga en cuenta las primeras palabras, Mi Dios: una fe personal que se mantiene en medio de la depresión por medio de enfocar recuerdos de Dios. 7 Los sufrimientos no son causados por una mano extraña, son tus olas. 9 La fe dice Roca mía, la experiencia dice “olvidado”. Todo depende de la voz que uno escuche. 11 Lit. “ … alábale, (al que es) la salvación de mi rostro y mi Dios”, levantando la cara caída (también 43:5).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

42.1ss Los hijos de Coré escribieron los Salmos 42 al 49. Coré fue un levita que encabezó una rebelión en contra de Moisés (Num 16:1-35). Coré perdió su vida, pero sus descendientes permanecieron fieles a Dios y continuaron sirviéndolo en el templo. David designó hombres de la familia de Coré para que sirvieran como directores del coro (1Ch 6:31-38) y continuaron siendo los músicos del templo por cientos de años (2Ch 20:18-19).42.1, 2 Así como la vida de un ciervo depende del agua, nuestras vidas dependen de Dios. Los que lo buscan y desean comprenderlo encontrarán una vida que no tiene final. Al sentirse separado de Dios, este salmista no descansaría hasta que su relación con El se restaurara porque sabía que su vida dependía de ello.42.4, 5 El escritor de este salmo estaba desalentado porque estaba exiliado en un lugar distante de Jerusalén y no podía ir a adorar al templo. Durante las fiestas establecidas por Dios, la nación tenía que recordar todo lo que El había hecho por ella. Muchas de estas fiestas se explican en el cuadro de Levítico 23.42.5, 6 La depresión es una de las enfermedades emocionales más comunes. Un antídoto para la depresión es meditar en la bondad de Dios para con su pueblo. Esto apartará su mente de la situación presente y le dará esperanza de que todo mejorará. Centre sus pensamientos en la capacidad de Dios para ayudarlo y no en la incapacidad de usted para ayudarse a sí mismo. Cuando se sienta deprimido, aproveche este salmo antidepresivo. Lea lo que la Biblia nos narra acerca de la bondad de Dios y medite en ello.42.6 Hermonitas son los que viven en el monte Hermón. Mizar significa el más pequeño, de manera que el monte de Mizar podría ser el más pequeño de esa cordillera.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) Enc. Véase Sal 32:1 Enc, n.

(2) “Oh Dios”, MLXXVg; TSy: “oh Jehová”.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 1401 1Cr 6:37

b 1402 Isa 26:8

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Salmo 42 Los Salmos 42 y 43 originalmente formaban un solo Salmo de petición que se iniciaba en la más profunda desesperación del salmista (Sal 42) causada por el exilio de la presencia de Dios en el templo y por los vituperios de los impíos (43:1), y continuaba a una petición de esperanza que él nuevamente volvería a adorar a Dios en el templo (Sal 43). Ahora dividido en dos, estos Salmos forman una unidad litúrgica al ser vistos en su contenido temático, sus frases comunes (42:5, 11; 43:5; 42:9; 43:2), su estilo común, su forma de lamento (42:1-43:5), y la ausencia de superinscripción al Sal 43, es característica única de esta colección de los hijos de Coré (Sal 42-49). La Septuaginta (LXX) le pone el título Salmo de David al Sal 43, mostrando que el Salmo fue dividido en una fecha temprana. Usando la forma típica de lamento, el poeta se mueve de lamento (en el mayor de los casos en pasado, 42:1-4), a confianza (en el mayor de los casos en presente, 42:5-11) y finalmente a petición (43:1-3) y alabanzas futuras (43:4, 5). El salmista se siente deprimido (42:5-11). Mientras lucha por recordar al Señor (vers. 6), el caos le rodea (vers. 7). El decide orar (vers. 8, 9), pero continúa en lucha contra sus enemigos (vers. 10). Sólo en la oración él escapa de su depresión (43:1-5). Normalmente la memoria estimula la fe, pero en este caso se intensifica su dolor (42:4) y no puede librarlo (42:6-10). La exhortación a esperar en Dios y a alabarle apunta a su liberación. Solamente en la última sección el salmista articula con toda seguridad su confianza necesaria para darle el triunfo sobre sus enemigos y los que le asechan. Las primeras dos veces es precedida de lamento y depresión, la última por gozo y alabanza.

Fuente: La Biblia de las Américas

La figura retórica presenta a un ciervo que desea agua después de una prolongada sequía.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

* Posiblemente, Salmo didáctico, o contemplativo

O, la cierva

O, jadea

Fuente: La Biblia de las Américas