Biblia

Comentario de Salmos 44:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Salmos 44:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

(Al músico principal. De los hijos de Coré. Masquil) Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído; nuestros padres nos han contado de la obra que hiciste en sus días, en tiempos antiguos.

Año 710 a.C. (Título).

Masquil de los hijos de Coré. Sal 42:1.

con nuestros oídos hemos oído. Sal 22:31; Sal 71:18; Sal 78:3-6; Sal 105:1, Sal 105:2; Éxo 12:24-27; Éxo 13:14, Éxo 13:15; Isa 38:19; Joe 1:3.

en los tiempos antiguos. Núm 21:14-16, Núm 21:27-30; Job 8:8, Job 8:9; Job 15:17-19.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El pueblo de Israel, recuerda los favores anteriores, Sal 44:1-6,

se queja de sus males presentes, Sal 44:7-16.

Profesa su integridad, Sal 44:17-23,

ora ferviente por su socorro, Sal 44:24-26.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

es un lamento de la comunidad, una señal colectiva de alivio del pueblo de Israel para que Dios los ayude en una época de gran tensión nacional. El salmo presenta también la ocasión para una repetición de las grandes hazañas de Dios en el Éxodo, la principal acción de salvación de Dios en el período del A.

T. (Sal 105:1-45). Este salmo es atribuido a los hijos de Coré, los descendientes del sacerdote rebelde mencionado en (Núm 16:1-50). La estructura del poema es la siguiente:

(1) una repetición de la liberación de Israel por parte de Dios en el pasado (vv. Sal 44:1-3);

(2) una expresión de confianza en Dios, el gran Rey (vv. Sal 44:4-8);

(3) un lamento del pueblo (vv. Sal 44:9-12);

(4) una protesta de inocencia del pueblo (vv. Sal 44:13-22);

(5) una petición del pueblo (vv. Sal 44:23-26).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

con nuestros oídos hemos oído: La piedra angular de la fe del AT. era la maravillosa intervención de Dios en la historia para liberar a los israelitas de Egipto (Sal 17:7Sal 118:16Éxo 15:6). Cada generación de israelitas estaba obligada a contar a la nueva generación lo que Dios había hecho por ellos. La historia que contaban no era meramente una historia nacional, sino una descripción del carácter amoroso de Dios (Deu 8:1-20).

tu mano derecha se convirtió en una consigna de redención para Israel.

los plantaste a ellos: La selección de Israel como el pueblo de Dios ocurrió sólo por su gracia (Sal 4:3Rom 11:1-36).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Salmo 44 (Vg 43): Lamentación y Suplica por la Nación Ultrajada.
E n esta composición salmódica podemos distinguir tres partes netas: a) himno en el que se cantan las gestas históricas de Yahvé en favor de su pueblo y afirmación de confiar en El en los momentos críticos de guerra (2-9); b) lamentación colectiva por la situación deprimente de la nación, que atraviesa una crisis como consecuencia de una derrota militar (10-17); c) súplica de protección y ayuda sobre la nación (18-27). La distribución conceptual es análoga a la del salmo 89. En Neh 9:6-37 encontramos un desarrollo de ideas similar, y en la oración de Josafat 1.
Literalmente el salmo tiene la forma de un discurso, en el que se recuerdan los motivos históricos que hay para forzar su intervención en la situación crítica actual de la nación. En realidad, su portentosa protección de otro tiempo parece contrastar con el actual abandono en que tiene a su pueblo, presa de sus enemigos, como “ovejas destinadas al matadero” (v.23). Por otra parte, esta actitud de Dios es extraña, ya que ahora el pueblo está más adherido a su Dios que nunca. Rítmicamente pueden distinguirse seis estrofas, dos en cada parte del salmo.
Respecto de la fecha de composición no concuerdan los autores, aunque está muy generalizada la opinión de que este salmo refleja la situación de opresión en tiempo de los Macabeos. Ya San Juan Crisóstomo se atrevía a decir, siguiendo la opinión de la escuela antioquena: “El profeta profiere el salmo, pero lo dice no en su propio nombre, sino en nombre de los Macabeos, describiendo y prediciendo lo que había de ocurrir en ese tiempo.” Bossuet sigue esta opinión, que supone que la composición es anterior a la guerra de los Macabeos en el siglo u, pero que predice proféticamente esta terrible lucha por los fueros religiosos del pueblo elegido. Los mantenedores actuales de la fecha de composición en tiempos de los Macabeos insisten en que en el salmo se alude a las intervenciones armadas de Israel (v.10-1), lo que supone que tenía ejército regular, inexistente desde los tiempos de la catástrofe del 586, en que Jerusalén fue tomada por las tropas de Nabucodonosor. La persecución por motivos religiosos, a que se alude en el v.23, encuentra su mejor explicación en los atropellos perpetrados por los secuaces de Antíoco IV Epífanes contra el pueblo judío, que era fiel a sus tradiciones 2. Por otra parte, en la heroica lucha sostenida por el ejército dirigido por Judas Macabeo no faltaron duras derrotas de los judíos 3, y a ellas puede aludir el salmista al decir “nos has hecho huir ante el enemigo…, nos has dispersado entre las gentes” (v.12).
No obstante, los patrocinadores de una fecha más antigua del salmo urgen que no son concebibles las afirmaciones de fidelidad a Dios de los v. 18-23 en un tiempo en que gran parte de la nación había secundado las consignas de helenización preconizadas por los reyes seléucidas, con abandono de las tradiciones patrias, aun en gentes de gran representación social y religiosa 4. Además, la lengua de la composición no tiene el sello de la época decadente del siglo π. Finalmente, en tiempo de los Macabeos, la depresión moral de la nación había sido superada por un espíritu de lucha y de cruzada en tensión heroica como jamás se había visto en la historia de Israel. Por ello, no pocos autores prefieren datar el salmo en los tiempos de la monarquía israelita, en ocasión de derrotas nacionales, ya · sea por efecto de incursiones de los pueblos vecinos, como edomitas, sirios o moabitas 5, o en tiempos de las incursiones de los ejércitos asirios 6.

Las antiguas gestas de Dios en favor de Israel (1-4).
1 Al maestro del coro. Maskil. De los hijos de Coré 7. 2 Con nuestro oído, ¡oh Dios! hemos oído; nos contaron nuestros padres la obra que tú hiciste en sus días, en los tiempos antiguos. 3 Tú con tu mano desposeíste a las gentes y los plantaste a ellos. Afligiste a los pueblos y los arrojaste. 4 Pues no se apoderaron de la tierra por su espada, ni les dio su brazo la victoria8, sino tu diestra, tu brazo, la luz de tu rostro, porque te complaciste en ellos.

El poeta, recogiendo el sentir del pueblo, se hace eco de las antiguas proezas de Yahvé en favor de Israel cuando entró en tierra de Canaán, e insiste en la voz común de la tradición recibida de los padres 9 para autorizarse en sus explosiones líricas y justificar su queja ante el propio Dios. La tradición enseñaba que Dios había desposeído a los cananeos para plantar en su lugar a los israelitas. No alude el salmista a los grandes esfuerzos militares que tuvieron que desplegar las huestes de Josué para conquistar la tierra de Canaán; en su concepción teológica de la historia, todo fue obra del brazo de Yahvé 10. En efecto, con su propia mano plantó a Israel en Canaán; el símil de plantar es corrientemente empleado en la Biblia para designar el establecimiento del pueblo hebreo en la tierra de promisión 11, y explica bien metafóricamente la solicitud de Dios, que plantó cuidadosamente a su pueblo, como árbol delicado, en la tierra “que manaba leche y miel,”12 pues para la mentalidad semibeduina de los israelitas del desierto constituía como un feraz vergel. Israel, pues, es comparado a un árbol cuidadosamente regado, que termina por echar ramas frondosas, haciendo sombra a las otras poblaciones cananeas que aún quedaban en la tierra después de la ocupación. En su labor preliminar a la plantación de Israel, su Dios arrojó a los cananeos, causándoles la aflicción y la ruina (v.3).
La victoria sobre las poblaciones de Canaán fue exclusivamente debida a la diestra vengadora de Dios, que fue para los israelitas como la luz de su rostro, es decir, su manifestación radiante y benevolente a favor de él, según se declara a Aarón por boca de Moisés: “Que Yahvé te bendiga y te guarde; que haga resplandecer su faz sobre ti y te otorgue su gracia; que vuelva a ti su rostro y te dé la paz”13. Esta manifestación benevolente del rostro o providencia divina se mostró en la complacencia o elección gratuita de que fue objeto Israel por parte de su Dios. Es lo que declara el deuteronomista: “Porque amó a tus padres, eligió después de ellos a su descendencia; y con su asistencia, con su gran poder, te sacó de Egipto, arrojó de ante ti a pueblos más numerosos y más fuertes que tú, para darte entrada en esa tierra y dártela en heredad, como hoy lo ves.”14

Dios da la victoria sobre los enemigos (5-9).
5 Tú, ¡oh Dios! eres mi Rey, tú das victorias a Jacob. 6 Por ti batiremos a nuestros enemigos, en tu nombre pisotearemos a nuestros adversarios. 7 Pues no confío en mi arco, ni mi espada me dará la victoria. 8 Pues eres tú el que nos salvas de nuestros opresores y el que confundes a cuantos nos odian. 9 Nosotros nos gloriaremos en Yahvé todos los días y alabaremos por siempre tu nombre. Selah.

Después de aludir a las gestas de Dios en el pasado en favor de Israel, el salmista hace, en nombre del pueblo elegido, una confesión de su fidelidad a El. La protección dispensada por Dios sobre Israel en el pasado es una garantía de que no lo va a abandonar ahora, sino que también en los momentos críticos dará la victoria a su pueblo, pues es, en realidad, el Rey que siempre ha dado el triunfo a Jacob. El salmista habla en nombre de la nación, y por eso llama a Dios mi Rey 15; y el título es una alusión a la misión que debe tomar, pues uno de los oficios del rey es defender a su pueblo 16. Como soberano de su pueblo, no tiene más que dar la orden de combate para ser al punto obedecido. Con su auxilio, la derrota de los enemigos será segura (v.6). El nombre del Dios de Israel es la garantía de la victoria, porque resume su esencia y poder, manifestado tantas veces en favor de su pueblo. Su nombre glorioso es como un lábaro de victoria 17 y la única prenda de salvación, pues el arco y la espada de Israel son insuficientes para vencer a los enemigos si Yahvé no los auxilia. El salmista unas veces habla en singular (no confío…) y otras en plural (batiremos…), representando los intereses de la colectividad israelita18. Judas Macabeo declara el mismo pensamiento: “No está en la muchedumbre del ejército la victoria en la guerra: del cielo viene la fuerza.”19 La historia demuestra que es Dios el que salva a su pueblo de los opresores, confundiendo – al derrotarlos – a sus enemigos. Por eso, en caso de victoria, el salmista declara en nombre de su pueblo que se gloriará, no en las propias fuerzas, sino en el nombre y protección de Yahvé, que los ha salvado; por ello entonarán un canto de alabanza por siempre.

Israel, abandonado de Dios (10-13).
10 Pero ahora nos has rechazado y nos has hecho caer en la ignominia, no sales ya con nuestros ejércitos. ll Nos has hecho volver la espalda ante el opresor, y los que nos aborrecían nos han expoliado 20. 12 Nos has entregado como ovejas destinadas al matadero y nos has dispersado entre las gentes. 13 Has vendido de balde a tu pueblo, y no ganaste mucho con su venta.

El pasado glorioso de protección divina sobre Israel contrasta con la triste situación presente, pues el pueblo elegido se siente solo, como abandonado de su Dios, y cubierto de ignominia, como consecuencia de sus derrotas21. En otros tiempos, Yahvé salía – simbolizado en el arca de la alianza – con los combatientes al campo de batalla como signo de protección 22; pero ahora ya no sale con sus ejércitos. La guerra tenía en la antigüedad como un carácter sagrado, porque Yahvé acompañaba a su pueblo; pero ahora se desentiende de él, dejándolo expuesto al peligro frente al enemigo 23. A causa de este abandono de Yahvé, el ejército de Israel ha vuelto la espalda, emprendiendo la huida en el combate, y, como consecuencia de la derrota, los enemigos tradicionales de Israel – edomitas, moabitas, sirios – se han lanzado al pillaje más despiadado24. Los ciudadanos israelitas han quedado en la situación de ovejas destinadas al matadero, expuestos a la venganza sangrienta de los vencedores y al destierro 25. Yahvé ha vendido de balde a su pueblo, con lo que no ha hecho un buen negocio, pues ha perdido al pueblo que le reconocía como Dios 26. La queja es amarga y atrevida, pero expresa bien la situación de desamparo en que se halla el pueblo elegido como consecuencia de una invasión o de una derrota militar.

Israel, escarnecido por los gentiles (14-17).
14 Nos has hecho el oprobio de nuestros vecinos, el ludibrio y la mofa de cuantos nos rodean. 15 Nos has hecho la fábula de las gentes: meneo de cabeza entre los pueblos. 16 Mi ignominia está todo el día delante de mí; cubre mi rostro la vergüenza 17 ante los gritos de insulto y de blasfemia, ante el enemigo ávido de venganza.

Los israelitas, que tenían conciencia de ser el pueblo de Dios, sentían una especial susceptibilidad ante las mofas de sus enemigos, que en sus derrotas verían comprobado que no eran un pueblo privilegiado, como suponían, sino que, como los demás pueblos, tenían que sujetarse a las alternativas violentas de la historia 27. Particularmente, los amonitas, moabitas y edomitas, que muchas veces habían sido vencidos por los hebreos, siendo sometidos a su dominio, sentían una especial satisfacción por la derrota del para ellos insolente pueblo hebreo 28. El salmista se queja ahora de que el pueblo de Yahvé se haya convertido en fábula o locución proverbial entre los pueblos gentiles. Es lo que profetiza el deuteronomista a Israel si no es fiel a la Ley de Dios: “y serás objeto de pasmo, de fábula y de burla en todos los pueblos a que Yahvé te llevará” 29. Israel quedará como modelo proverbial del pueblo abandonado de su Dios, y será objeto de frases irónicas acompañadas de meneos de cabeza 30. Mover la cabeza podía tener el sentido de compasión 31 y de sarcasmo despectivo: “cuando pasen por ella (la tierra asolada de Judá), se asombrarán (los gentiles) y moverán la cabeza.” 32
El salmista no puede apartar el pensamiento de vergüenza e ignominia que insistentemente se presenta ante él 33 y que cubre su rostro como si fuera un vestido que oculta toda otra realidad de la vida 34, pues sus oídos perciben constantemente gritos de insulto y blasfemia o de burla contra la impotencia del supuesto Dios protector de Israel 35. En su sensibilidad religiosa, estas burlas contra su Dios laceran su alma y le avergüenzan ante la sociedad, porque no sabe qué responder al enemigo ávido de venganza. No comprende el abandono de Dios a su pueblo, comprometiendo así su buen renombre entre las gentes.

Fidelidad de Israel a su Dios (18-22).
18 Todo esto ha venido sin haberte olvidado ni haber roto tu alianza. 19 No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni se salieron de tu camino nuestros pasos 20 Pues tú nos aplastaste en lugar de chacales y nos cubriste de sombras de muerte. 21 Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios, si hubiéramos tendido nuestras palmas a dioses extraños, 22 ¿no habría de saberlo Dios, que conoce los secretos del corazón?

Esta actitud de olvido de parte del Dios de Israel es un misterio, pues el pueblo elegido ha permanecido fiel a la alianza con El pactada. Los profetas suelen insistir en las transgresiones de Israel para justificar las manifestaciones punitivas de Yahvé; particularmente la propensión a la idolatría desencadenaba la ira divina. El salmista aquí parece reflejar una situación en que la idolatría no tiene adeptos en el pueblo hebreo, lo que nos lleva a los tiempos posteriores al destierro. Antes del exilio, el pueblo israelita, en su mayoría, prevaricaba en los lugares de culto cananeos; al volver de Babilonia, gracias a la labor formativa de Ezequiel y su escuela, representada por Esdras, el pueblo judío perdió su vicio inveterado. A esta situación de fidelidad a Dios parece aludir el salmista, lo que insinúa que el salmo es de la época postexílica, como la mayor parte de las composiciones del Salterio.
Dios había hecho una alianza primero con Abraham, prometiendo su bendición a su posteridad 37, la cual fue concretada y confirmada en el Sinaí 38. El símbolo de la primera era la circuncisión 39, y el de la segunda, el arca de la alianza40; las estipulaciones se concretaron en el Decálogo41, y la bendición y auxilio divino estaban condicionados a la fidelidad a dichos preceptos. El salmista afirma que el pueblo de su tiempo permanece fiel a esta alianza (v.18), y concreta la idea diciendo que su corazón no se ha apartado de Dios ni sus pasos se salieron de su camino o Ley. Las frases tienen una clara dependencia deuteronómica42. A pesar de esta fidelidad, Dios los ha abandonado, aplastando al pueblo y entregándolo a un campo de chacales, expresión proverbial para indicar ruina y desolación: la nación ha quedado convertida en un desierto asolado, donde sólo habitan los chacales43. Los autores que suponen que el salmo refleja los calamitosos tiempos de la persecución seléucida, creen que aquí el salmista alude a la carnicería de los judíos que huyeron al desierto en tiempo de Antíoco44. De hecho en el salmo se alude a una mortandad, pues dice que el pueblo fue cubierto de sombras de muerte45, lo que refleja un luto general como consecuencia de una derrota militar. No obstante, no es fácil determinar a qué hecho alude, pues la historia que va desde la reconstrucción de la nación bajo Nehemías hasta los Macabeos nos es mal conocida, y, por tanto, no es difícil que en ese tiempo haya habido incursiones militares de los pueblos vecinos enemigos de los judíos.
Hubiera sido inútil querer ocultar una conducta pecaminosa al margen de la ley divina, pues Dios conoce los secretos del corazón. Todas las veleidades idolátricas hubieran estado presentes al que todo lo sabe. El salmista declara que su afirmación de fidelidad a Dios es cierta, pues hubiera sido ridículo ocultar las malas acciones, como el tender las palmas a dioses extraños (v.21), que era el gesto de adoración común en muchos pueblos de la antigüedad, y entre ellos el pueblo hebreo46. No pocos autores consideran esta reflexión del v.21-22 como adición posterior, pues desentona del estilo incisivo del resto del salmo. Parece un paréntesis del glosista, que tenía interés en destacar la omnisciencia divina.

Súplica de liberación (23-27).
23 Antes por tu causa somos degollados cada día y somos considerados como ovejas para el matadero. 24 ¡Despierta! ¿Por qué estás dormido, Señor? ¡Desperézate! ¡No nos abandones para siempre! 25 ¿Por qué escondes tu rostro, olvidándote de nuestra miseria y opresión? 26 Pues está nuestra alma postrada en el polvo, y nuestro vientre pegado a la tierra. 27 ¡Levántate y ayúdanos! ¡Rescátanos por tu piedad!

El salmista no sólo declara que la nación es inocente, sino que el propio Dios es causa de la degollina que sufren; es decir, por serle rieles, son objeto de sañuda persecución, siendo tratados como orejas destinadas al sacrificio. Esta situación tiene particular explicación en tiempo de la persecución seléucida contra los judíos en el siglo u, aunque puede aludir a otras situaciones críticas similares47. Este v.23 es citado por San Pablo en Rom 8:36 para animar a los neófitos a afrontar incluso el peligro de muerte por causa de Cristo. Los justos de todos los tiempos – del A.T. y N.T. – han tenido que sufrir por mantener su ideal religioso en una sociedad paganizada; por ello, el texto del salmo se adapta bien a la nueva situación de los cristianos, que no “deben conformarse con el ideal de este siglo.”48
Después de declarar la inocencia de los perseguidos, el salmista pide ardientemente a su Dios que despierte de esta somnolencia en que parece estar respecto del pueblo que particularmente es su “propiedad” 49. La frase del salmo es atrevida: ¿Por qué estas dormido?. En otros salmos se pide a Yahvé que despierte y se levante en favor de su pueblo 50, pero sólo aquí se usa de un tan crudo antropomorfismo. Los autores bíblicos – como orientales – suelen tener preferencia por las expresiones antropomórficas y concretas, a pesar de tener un alto concepto de la trascendencia divina. En Sal 121:4 se dice de Dios: “no dormirá tu custodio, Yahvé es tu protector…”51 Pero ahora el salmista siente la orfandad de su Dios en un momento en que el pueblo es injustamente conculcado por sus enemigos y opresores, y no comprende la ausencia divina. Parece como si Dios hubiera escondido su rostro a Israel, privándole de la protección que le prometió tantas veces y desentendiéndose de sus agudos problemas52. El pueblo oprimido se halla en una actitud de duelo permanente, postrado en el polvo y con el cuerpo a tierra. Estas son expresiones estereotipadas para designar el estado de postración moral en que se halla la nación judía 53. Por eso, en un arranque final, el salmista vuelve a pedir a Dios que se levante, redimiéndolos por su piedad 54. Dejando a un lado las exigencias de justicia – conforme a las antiguas promesas -, ahora apela sólo a la bondad y misericordia divinas.

1 Cf. 2Cr 20:6-12. – 2 Cf. 1Ma 5:56. – 3 Cf. 1 Mac 6:1s. – 4 Cf. 1Ma 1:11s. – 5 Así Delitzsch. – 6 Opinión de Lagarde. – 7 Sobre el significado de estos títulos véase com. a Sal 4:1; Sal 32:1; Sal 42:1. – 8 Lit. “los salvó.” En la literatura poética, muchas veces “salvación” y victoria son equivalentes. – 9 Cf. éxo 10:2; Sal 12:265; Sal 13:8; Deu 6:20; Jos 4:6.21; Jue 6:13; Sal 78:3. – 10 Cf. Sal 60:5; Jos 4:24. – 11 Cf. Exo 15:17; 2Sa 7:10. – 12 Cf. Exo 3:8; Exo 17:13; Exo 33:3; Lev 20:24. – 14 13 Num 6:245; cf. Sal 4:7; Sal 31:17; Sal 31:80 : Sal 4:8, Sal 4:20. Deu 4:37; Deu 8:17-18; Deu 9:4.6. – 15 Cf. Sal 10:16; Sal 29:10; Sal 24:7; Sal 7:7; Sal 74:13; Sam 12:13. – 16 Cf. Sam 10:19. – 17 Cf. Sal 5:12; Sal 20:2; Sal 54:3; Sal 89:25. – 18 Cf. Sal 60:11; Sal 68:25; Sal 74:12; Sal 89:51. – 19 1Ma 3:18. – 20 Así según el Sir., Targum, Jerón. El TM lit.: “han expoliado para él.” – 21 En Sal 6o, n encontramos casi las mismas palabras. – 22 Cf. Núm 10:35; Jos 6:6; Sam 4:3; 2Sa 11:11; Jue 6:14; 2Sa 5:24. – 23 Cf. Num 21:14. – 24 Cf. Eze 35:5; Abd 1:10s; Lam 4:21; Sal 137:8. – 25 Cf. Deu 32:30; Jue 2:14; Isa 50:1. – 26 Cf. Sal 30:10. – 27 Este verso aparece repetido en Sal 79:5; cf. 80,7. – 28 Cf. Sal 22:6-9; Sal 35:27; Sal 83:1-9- – 29 Deu 18:37. – 30 1Re 9:7; Jer 24:9; Joe 2:17; Sal 22:8. – 31 Cf, Job 2:11. – 32 Jer 18:16; Job 16:4; Lam 2:15. – 33 Cf. Sal 38:18. – 34 Cf. Job 8:22; Sal 35:27; Sal 69:8; Sal 132:18. – 35 Cf. Sal 42:10; Sal 74:10; Sal 79:4.12; Sam 17:10s. – 36 Lit. “lugar de monstruos” o “dragones.” Los LXX y la Vg “in loco afflictionis,” leyendo íe’um’m en lugar de tanim. Esta lectura es seguida por NP. – 37 Cf. Gen 17:7. – 38 Cf. Exo 19:5; Exo 24:7-8. – 39 Cf. Gen 17:2s. – 40 Cf. Num 10:33. – 41 Cf. Deu 9:9.42 Cf. Deu 9:12; Is 30.11; Job 31:7. – 43 Cf. Isa 13:22; Isa 34:13; JerQ.n; 10,22. – 44 Cf. 1Ma 2:27-38. – 45 Así según la vocalización del TM (tsalmaweth). Hoy día generalmente se lee tsalmúth (oscuridad densa). – 46 Cf. Sal 143:6; 1Re 8:22.38.54; Isa 1:15; Exo 9:29.33; Sal 28:2; Job 11:13; Esd 9:5. – 47 Cf. Sal 69:8; Jer 15:16. – 48 Rom 12:2. – 49 Cf. Num 18:20; 1Re 8:51. – 50 Cf. Sal 35:23; Sal 59:5-6; Sal 78:65; Isa 43:13. – 51 Según el Talmud, en tiempos de Juan Hircano (135-107), ciertos levitas, llamados “despertadores,” decían diariamente en el templo: “Despiértate; ¿por qué duermes, Señor?” Pero el sumo sacerdote lo prohibió, diciendo que el “que guarda a Israel no duerme” (citado por Kirkpatrick, o.c., 242). – 52 Cf. Sal 10:1; Sal 22:5; Sal 80:4. – 53 Cf. Deu 9:18; 2Sa 12:16; Jud 1:4 :11; Sal 119:26. – 54 Cf. Sal 3:8; Sal 7:7; Sal 35:2.23.

Fuente: Biblia Comentada

hemos oído. Había una rica tradición acerca de los grandes actos de Dios que los padres de la nación habían transmitido. Por demás, se había mandado que la sagrada historia fuera relatada (cp. Éxo 10:1-2; Éxo 12:26 ss; Éxo 13:14 ss; Deu 6:20 ss; Jos 4:6 ss; Sal 78:3).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

:Título Las palabras de este título son las mismas que las del título del Sal 42:1-11. Sin embargo, en el texto heb. su orden es ligeramente diferente.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

El Sal 44:1-26 es un lamento nacional que sigue a alguna gran derrota en batalla que no está identificada en la historia. A lo largo de este salmo hay sutiles giros entre oradores de la primera persona en plural (es decir, en forma «nosotros» y «nos»; cp. los vv. Sal 44:1-3; Sal 44:5; Sal 44:7-14; Sal 44:17-22) y la primera persona del singular (es decir, en forma «yo» o «mi»; cp. los vv. Sal 44:4; Sal 44:6; Sal 44:15-16). Esto puede indicar que el salmo se cantaba originalmente en forma antífona con alteraciones procedentes del vencido rey-general y de su derrotada nación. Las oraciones de los vv. Sal 44:23-26 pueden haberse ofrecido al unísono como culminación. Al emplear tres centros históricos en el Sal 44:1-26, el salmista intenta comprender y tratar con una tragedia nacional.

I. Énfasis en la historia pasada: La sacudida de esta tragedia nacional (Sal 44:1-8)

II. Énfasis en la historia coetánea: Lo inescrutable de esta tragedia nacional (Sal 44:9-22)

III. Énfasis en la historia futura: Una oración pidiendo el fin de esta tragedia nacional (Sal 44:23-26)

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Salmo 44 (43): Salmo de súplica comunitaria tras una derrota militar. En él las intervenciones de Dios a favor de su pueblo en el pasado se contraponen a la situación de abandono actual, un abandono cuyo dramatismo se acentúa por la ausencia de pecados o infidelidades que justifiquen este rechazo de Dios.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— en los días del pasado: Se cumple así el mandato de transmitir de una generación a otra las señales y prodigios que Dios realiza por sus elegidos. Ver Éxo 10:2; Éxo 12:26-27; Deu 4:9; Deu 6:20.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Sal 78:3; 2Sa 7:22-23.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Salmo 44. Cuando la Vida Es Injusta y Dios Duerme

Como en los Sal. 42 y 43, la fe enfrenta las calamidades de la vida sin ningún sentido de que exista una causa interior que haya motivado el sufrimiento (17-19). Pero mientras 42-43 es individual, 44 es nacional, posiblemente compuesto para un día nacional de oración.

A1 (vv. 1-3) El Dios del pasado

B1 (vv. 4-8) Testimonio: fe auténtica

C (vv. 9-16) Lamento: el presente angustioso

B2 (vv. 17-22) Testimonio: conducta correcta

A2 (vv. 23-26) El Dios del futuro

Los caminos de Dios son un misterio. Las aflicciones de la vida muchas veces son inexplicables para el ser humano, contrarias a lo que Dios ya ha probado ser. El único recurso es ir al Señor en oración.

El Salmo puede ser arreglado como una antífona, con voces que se contestan unas a otras o que hablan juntas. Dado que la voz singular (p. ej. 4, 15) habla de mi espada, puede tratarse del rey guiando en oración a su pueblo congregado.

1-3 El Dios del pasado: Un recuerdo de bendiciones. Toda la asamblea habla del pasado a una voz: El recuerdo ancestral cuenta de Dios en acción, el pueblo encaminado, no por el quehacer humano sino por la mano divina. 2 Mano. El símbolo de la acción personal. Al principio del quehacer, la tierra que tenían delante era “la tierra que os da el Señor” (Deut. 4:1); y al final “Así dio el Señor a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres” (Jos. 21:43; cf. 80:8-11; Amós 2:9, 10). 3 Es verdad que tuvieron que luchar por la tierra, porque lo que el Señor promete es disfrutado por medio de la obediencia a lo que él manda. Aun así sabían que no había sido por la espada de ellos sino por la diestra (acción personal) de él, su brazo (fuerza personal) y su rostro, la iluminación del favor divino sobre su pueblo. Favorecías, “aceptabas con favor”.

4-8 Se ha mantenido la fe auténtica. El rey (4, 6) y el pueblo (5, 7) alternan y se unen (8) en un testimonio que no se ha desviado de un auténtico entendimiento de lo que el Señor es (4) y su dependencia de él (5); su comprensión de lo inútil que es el poder terrenal (6) y la eficacia de la salvación divina (7). En consecuencia, es de él de quien se han gloriado (8). 4 No descansan sobre una fe ancestral sino que la hacen suya propia: alianza personal (Rey), devoción personal (Dios). Manda, decreta, una apelación directa al Rey divino. Liberación, “salvaciones”, plural significando “toda clase de liberaciones”. 6, 7 Los dos empiezan con “pues”. La dependencia del Rey divino expresada en 4, 5 surge de una negación de su habilidad personal (6) y una afirmación de eficacia divina (7). Tú nos libras de, “salvas de”.

9-16 El presente angustioso. La antífona continúa: la voz del rey en 9, 11, 13, 15 y la del pueblo en 10, 12, 14. Todos se unen en un lamento final (17). El rechazo divino ha llevado a la derrota humana; la actitud y los hechos de Dios (11, 12) tienen su respuesta en los actos de un pueblo hostil (13, 14). La humillación es total (15, 16). Nada parece tener propósito (9-12), se ha perdido completamente la buena reputación (13, 14), sólo queda la vergüenza (15, 16). El segundo verbo singular en cada versículo, 9-14, enfatiza que la vida viene directamente de la mano de Dios. Esta es la manera como hemos de entender las experiencias, buenas o malas. A algunos les ayuda distinguir entre la voluntad “directiva” de Dios y su voluntad “permisiva”, pero el AT no fomenta este concepto. Como Dios dirige todas las cosas, nuestro deber en la vida es confiar en él cuando no entendemos y correr a él pidiendo ayuda cuando todo nos aplasta. 12 No sólo no parece haber justificación humana para la hostilidad divina que han soportado, no parece haber tampoco ningún beneficio divino a ser recibido por medio de ella. De balde, “sin ganancia”.

17-21 Se ha mantenido una conducta correcta. La confesión de una fe personal (4-8) ahora se equilibra con un testimonio de lealtad de corazón y conducta (18); a pesar de ello, sólo han recibido desastres (19); la religión auténtica de mano y corazón ha sido recompensada con una sentencia de muerte (20-22). El rey habla en 17, 20; el pueblo en 18, 21; y todos juntos en 19, 22. Hacemos bien en preocuparnos por la desigualdad e injusticia de la vida. El valor y la recompensa no concuerdan para nada (73:2-14). Tristemente la reacción humana es con demasiada frecuencia negar la existencia de un Dios bueno y amante; la reacción del rey y su pueblo fue acercarse a Dios, aquí en testimonio, expresando sus inquietudes y pronto en intercesión (23-26). Debiéramos aprender a hacer que las dificultades y perplejidades nos motiven a acercarnos a Dios, no a alejarnos de él. 17 Pacto aquí, las obligaciones de obediencia que la relación de pacto impone sobre nosotros. 19 Los chacales vivían en las ruinas y se alimentaban de los cadáveres en el campo de batalla. 22 Por tu causa, o sea, como resultado de nuestra lealtad a ti.

23-26 El Dios del futuro: Un grito pidiendo ayuda. Todos se unen en un grito urgente pidiendo ayuda. Oran en contra de la aparente pereza y el olvido divino (23, 24); ruegan por su extrema necesidad y piden acción porque saben que el amor de él permanece sin cambio alguno (25, 26). 23 La audacia de la oración. 25 Somos personalmente tan preciados para el Señor que podemos llegar a él implorando en nuestra necesidad. 26 Redímenos, “paga el precio”, o sea, toma de sus propios recursos lo que se requiera para suplir nuestra necesidad. Misericordia que no falla, amor centrado en la voluntad, el amor al cual el Señor se ha comprometido.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

44.1ss Este salmo quizás se cantó en una ocasión como la narrada en 2Ch 20:18-19, donde el fiel rey Josafat estaba rodeado de enemigos y los levitas cantaron al Señor antes de la batalla.44.1-3 «Echaste las naciones» se refiere a la conquista de Canaán (la tierra prometida) descrita en el libro de Josué. Dios le dio a Israel la tierra donde debían entrar y expulsar a todos los malvados y que se oponían a El. Se le dijo a Israel que se estableciera en la tierra y fuera un testigo para el mundo del poder y del amor de Dios. Rodeado de enemigos, el salmista recordó lo que Dios hizo por su pueblo y se animó. Podemos tener esta misma confianza en Dios cuando nos sintamos atacados.44.6, 7 ¿En qué o en quién confía usted? Solo Dios es digno de confianza. Nunca le abandonará.44.9-22 A pesar de su fe (44.17) y obediencia (44.18) a Dios, derrotaron a Israel. El salmista no entendía por qué Dios permitió que esto sucediera, pero no perdió la esperanza de descubrir la respuesta (44.17-22). A pesar de que sentía que su sufrimiento era inmerecido, reveló la verdadera razón de su sufrimiento en este versículo. Sufría porque estaba comprometido con Dios. Pablo citó la queja del salmista (Rom 8:36) para mostrar que siempre debemos estar preparados para enfrentar la muerte por causa de Cristo. Así, nuestro sufrimiento quizás no sea un castigo, sino una cicatriz de batalla para demostrar nuestra lealtad.44.22-26 El salmista gritó a Dios que redimiera a su pueblo por causa de su misericordia. «Somos contados como ovejas para el matadero». Nada puede separarnos del amor de Dios, ni siquiera la muerte (Rom 8:36-39). Cuando tema por su vida, pida a Dios que lo libere y recuerde que ni siquiera la muerte física puede separarlo de El.44.23-25 Las palabras del salmista sugieren que no creyó que Dios lo hubiera abandonado. En vez de eso, instó a Dios para que apresurara su ayuda, preguntándose por qué Dios parecía dormido. Un paralelo del Nuevo Testamento se encuentra en Mar 4:35-41, cuando Jesús se quedó dormido en la barca durante la tormenta. En ambos casos, por supuesto, Dios estaba listo para ayudar, pero primero quiso edificar la fe de sus seguidores.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) Enc. Véase Sal 32:1 Enc, n.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 1448 1Cr 6:37

b 1449 Éxo 13:14; Jue 6:13; Sal 78:3

c 1450 Isa 38:19

d 1451 Núm 21:14

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Salmo 44 Este Salmo de cuatro estrofas es un lamento de aquellos que consideran que no han cometido pecado. Después de sufrir una devastadora y humillante derrota en el campo de batalla, el salmista, posiblemente el rey, que usa el pronombre personal « yo» , y el pueblo que habla como « nosotros’’ , ofrecen su queja y petición ante Dios. La primera estrofa (vers. 1-8) es un himno de confianza basado en la fidelidad histórica de Dios con nuestros padres (vers. 1-3) y en la presente confianza de la nación (vers. 4-8). La segunda estrofa (vers. 9-16) es un lamento recordando la derrota (vers. 9-12) y la humillación sufrida (vers. 13-16). La tercera estrofa (vers. 17-22) trata de la protesta en sí misma (vers. 17-19) y la prueba de inocencia (vers. 20-22). La cuarta estrofa (vers. 23-26) cambia de una petición por medio de preguntas retóricas, pidiéndole a Dios que les preste atención (vers. 23, 24) a una motivación para que Dios actúe (vers. 25, 26). En el himno de confianza el salmista alterna entre el pueblo (vers. 1-3, 5, 7, 8) y el rey (vers. 4, 6). En el lamento y protesta, las palabras del rey (vers. 15, 16) se encuentran entre las del pueblo (vers. 9-14, 17-22). El rey y el pueblo oran juntos en los vers. 23-26. Como Job, Israel nunca entendió la razón de su sufrimiento y Dios les parece como dormido, aun al final de su oración (vers. 23-26). El recuerdo del pasado de fidelidad divina (vers. 1-3) les asegura que Dios les ha establecido y que les asistirá para vivir por fe en aquel que es poderoso (vers. 4-8), soberano (vers. 9) y amante (vers. 26).

Fuente: La Biblia de las Américas

En este salmo de lamentación nacional, el cuidado pasado de Dios por Israel provoca la alabanza (vv. Sal 44:1-3) y la confianza (vv. Sal 44:4-8) del pueblo al presentar ante Dios la derrota que sufren (vv. Sal 44:9-16) y su petición de liberación (vv. Sal 44:17-26).

Masquil. Véase nota en el Sal 32:1-11.

hijos de Coré. Véase nota en el Sal 42:1-11.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

* Posiblemente, Salmo didáctico, o contemplativo

Lit., días

Fuente: La Biblia de las Américas

SALMO 44 (43)[3] Referencia a las acciones victoriosas de Dios en la salvación de Israel. Jos 2, 9.[4] Jos 24, 12.

Fuente: Notas Torres Amat