Comentario de Salmos 46:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
(Al músico principal. De los hijos de Coré. Sobre Alamot. Cántico) Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Año 896 a.C. (Título).
De los hijos de Coré. Sal 84:1; Sal 85:1; Sal 87:1.
Alamot. 1Cr 15:20.
Dios es nuestro amparo. Sal 46:7, Sal 46:11; Sal 62:7, Sal 62:8; Sal 91:1-9; Sal 142:5; Pro 14:26; Pro 18:10; Luc 13:34; Heb 6:18.
nuestro pronto auxilio. Sal 145:18; Gén 22:14; Deu 4:7; 2Sa 22:17-20.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La confianza que el pueblo tiene en Dios, Sal 46:1-7.
Una exhortación a conocer a Dios, Sal 46:8-11.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Como salmo de confianza (véase Sal 23:1-6) este salmo se regocija en la liberación que Jehová da a su pueblo en medio de una terrible batalla o sitio. Hay razones para creer que los salmos Sal 46:1-11; Sal 47:1-9; Sal 48:1-14 forman una trilogía que se enfoca en el amor especial por Jerusalén. El Sal 46:1-11 fue la base de Martín Lutero para su himno de la Reforma «Castillo fuerte es nuestro Dios». El poema tiene tres movimientos, indicado cada uno con la palabra Selah al final, que posiblemente indique un interludio musical (vv. Sal 46:3, Sal 46:7, Sal 46:11). El salmo tiene el título «Salmo sobre Alamot», frase que puede referirse a las voces de las sopranos. La estructura del salmo es la siguiente:
(1) celebración de Dios como nuestra defensa aun cuando la tierra sea removida (vv. Sal 46:1-3);
(2) celebración de Dios como nuestra defensa aun cuando bramen las naciones (vv. Sal 46:4-7);
(3) celebración de Dios como nuestra defensa aun cuando Dios ejecuta sus juicios (vv. Sal 46:8-11).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
nuestro amparo y fortaleza se puede redactar «nuestra defensa inexpugnable». Los salmos usan regularmente imágenes de una fortaleza para describir a Dios. En el antiguo Cercano Oriente, las ciudades se edificaban con altas murallas para defenderlas. Sin embargo, no había ciudad ni estructura defensiva que fuese impenetrable. No obstante, el salmista describe aquí a Aquel que es nuestra segura defensa.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
NUESTRO AMPARO Y FORTALEZA. Aunque todos los creyentes a veces experimenten aridez espiritual (cf. Sal 44:1-26), esa no es la norma, porque Dios desea estar cerca de su pueblo con ayuda y consuelo. Este salmo expresa la confianza y seguridad en Dios durante un tiempo de inestabilidad e inseguridad.
(1) En Dios se encuentran el poder y la capacidad para enfrentarse a las incertidumbres y adversidades de la vida. El «amparo» describe un refugio del peligro, indicando que Dios es la verdadera seguridad del creyente en las tormentas de la vida (véase Isa 4:5-6). La «fortaleza» se refiere a su poder cuando los creyentes combaten a sus enemigos (Sal 21:8; Éxo 15:13) e incluye su poder que obra en ellos (Col 1:29) y los capacita para vencer los obstáculos de la vida.
(2) El resultado final es que Él es un «pronto auxilio en las tribulaciones». Dios es accesible a su pueblo y quiere que los creyentes invoquen su ayuda en cualquier momento de necesidad (Heb 4:16). Él es suficiente para cualquier circunstancia y nunca los deja. Así que no se debe temer.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Salmo 46 (Vg 45): Dios, Protector de Su Pueblo.
L os salmos 46, 47 y 48 tienen una relación íntima por su contenido ideológico. En el 46 se destaca, sobre todo, la presencia de Yahvé en medio de su pueblo, juntamente con el sentimiento de seguridad a su sombra protectora. Fundamentalmente es un canto de triunfo y de confianza en Yahvé por haber liberado a su pueblo de poderosos enemigos. Se divide en tres estrofas, separadas por un estribillo que se repite regularmente (v.4b.8 y 12). En la primera (2-4) se canta la fe absoluta en Dios; en la segunda (5-8) se destaca la solicitud de Dios, que ha manifestado su poder liberando a su pueblo de un enemigo implacable; en la tercera (9-12) se invita a reconocer las gestas de Yahvé en favor de su pueblo.
Literariamente, esta composición se destaca por su vigor expresivo y por la abundancia de metáforas. Kittel la define como “Cantar de los Cantares de la fe.” Por encima de todas las conmociones cósmicas está el inconmovible Dios de Israell.
Los antiguos autores suponían que este himno, de confianza absoluta en la omnipotencia divina, fue compuesto después de la liberación de Jerusalén del ejército de Senaqueríb en 701 2. Incluso no pocos creen que es el mismo Isaías el autor de esta magnífica pieza literaria, pues no faltan concomitancias conceptuales con los escritos del gran profeta de Judá. Los críticos modernos, en cambio, ven en esta composición salmódica no pocas expresiones escatoló-gicas de índole cósmica: temblor de la tierra y del mar, ataque de las naciones paganas contra Jerusalén, victoria de Yahvé, establecimiento de la paz en el mundo y entronización final de Yahvé como soberano del universo 3. Todos estos rasgos escatológicos hacen pensar que el salmo es de época posterior al exilio, cuando estaban de moda los escritos escatológico-apocalípticos. Pero muchas de estas transformaciones cósmicas, acompañando a las teofanías de Yahvé, aparecen ya en textos primitivos de la Biblia 4. No implican, pues, necesariamente expectación escatológica. Por tanto, no hay razón para rebajar la fecha de composición a los tiempos de la literatura escatológica. El contexto del salmo puede reflejar la situación de alivio en Israel después de un peligro de una invasión enemiga, provocada por los asirios, los babilonios, los moabitas, los amonitas, los sirios o los escitas.
La presencia de Dios, garantía de victoria (1-4).
1 Al maestro del coro. De los hijos de Coré. Para voces altas. Cántico. 2 Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, una ayuda muy asequible en las tribulaciones. 3 Por eso no hemos de temer aunque tiemble la tierra, aunque se conmuevan los montes en el seno del mar, 4 y se agiten y espumen sus olas, y retiemblen los montes a su empuje. Seláh. (Yahvé de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestra Roca) 5.
En el título encontramos la indicación musical ‘Al-‘álamoth, que literalmente significa “doncellas.” De esto se ha deducido que la indicación musical aludía al canto de voces blancas; conforme a ello, traducimos para voces altas. Los LXX, sin duda leyendo ‘al-‘alumóth, traducen: “sobre las cosas ocultas.” Así la Vg: “pro arcanis.” Símaco: “sobre las cosas eternas.” Aquila y San Jerónimo: “pro iuventutibus.” Probablemente es una alusión a una canción popular que empezaba con “a las doncellas,” conforme a la cual había de amoldarse el ritmo del canto 6.
El salmista empieza cantando la seguridad que le da la protección de Dios, que en cualquier momento es asequible, particularmente en las tribulaciones 7. La experiencia de la ayuda divina es una garantía de que en todo momento los ha de salvar. Aunque ocurra un cataclismo y tiemble la tierra y se conmuevan los montes en el seno del mar – terremotos y maremotos -, el Dios de los ejércitos estaría siempre con los suyos.
Yahvé habita en Sión y la protege (5-8).
5 Un río con sus brazos alegra la ciudad de Dios, el santuario donde mora el Altísimo 7. 6 En medio de ella está Dios: no será conmovida. Dios la socorrerá desde el clarear de la mañana, 7 Túrbanse las naciones, vacilan los reinos; dio su voz, se derrite la tierra. 8 Yahvé de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestra ciudadela. Seláh.
El poder omnímodo de Dios llega hasta domar las fuerzas del mar alborotado, haciendo salir de él un rio que, lejos de traer la desolación y la ruina, trae la bendición, alegrando la ciudad de Dios. Los autores que suponen que el salmo es de Isaías, creen que aquí río alude al canal de Ezequías. En Isa 8:6 se habla de “las aguas de Siloé, que descienden mansamente” – símbolo del gobierno paternal y suave de Dios, que habita en el templo, teniendo bajo su sombra protectora a la ciudad de Sión, en contraposición al río impetuoso de Asiría, que todo lo anega, sembrando la desolación -, y en Isa 33:21 se dice que Yahvé es para los israelitas “río y anchos canales” que protege y rodea a su ciudad santa. Podemos considerar la frase del salmo Un río con sus brazos alegra la ciudad de Dios como una explicación del texto isaiano, si bien insistiendo, más que en la idea de protección, en la de fuente de fertilidad y alegría. La ciudad de Dios es Jerusalén, santificada con la presencia divina, lo que es una garantía de permanencia 8. Allí mora el Altísimo, expresión poética arcaizante para designar al Dios de Israel 9; por eso, aunque se conmueva toda la naturaleza, no será movida. La derrota del ejército de Senaquerib era una prueba de la especial protección divina sobre ella 10. La liberación milagrosa es como la aurora o clarear de la mañana, que sucede a la noche tenebrosa de la opresión y el peligro. También en la frase del salmista encontramos como un eco de Isa 17:12-14 : “Ruido de muchedumbres innumerables, como el estruendo del mar; tumulto de naciones, como el estrépito de aguas copiosísimas. Los amenaza él, y huyen lejos, ahuyentados como el tamo de los limpiadores, arrebatado del viento, como el polvo arrebatado por el huracanado torbellino. A la hora de la tarde será el espanto, y a la mañana habrán desaparecido.” El salmista juega con el doble símil del ataque de los ejércitos de las naciones, que hostigan al pueblo elegido, y la conmoción de la naturaleza. Todo parece trastrocarse: se turban las naciones, vacilan los reinos…; pero interviene Dios, y todo se calma, como, cuando se conmueven las fuerzas cósmicas, da su voz, su trueno, y se derrite la tierra por sus rayos fulgurantes y abrasadores ll. El pueblo israelita puede estar tranquilo en medio de esta conmoción de pueblos y de la naturaleza, porque Yahvé de los ejércitos – alusión a su señorío sobre las constelaciones celestes, que se mueven a su mando con precisión militar; a su dominio sobre todas las cosas y, sobre todo, a su intervención en favor de Israel en la historia contra sus enemigos 12 – está con él. Es el título característico de la literatura pro-fética, especialmente en los escritos de Isaías. El redactor del salmo mantiene la expresión estereotipada a pesar de estar dentro de la colección “eiohística” del Salterio. Yahvé es el Dios de Jacob, expresión que alude primero a la protección prestada al patriarca en su vida azarosa huyendo de su hermano Saúl, y después a su descendencia, a Israel como nación. Esta expresión aparece también en Isaías y algunos salmos 13. Su vinculación a la descendencia del patriarca es una garantía de protección incondicional en los momentos críticos de su historia: es su ciudadela.
Yahvé es Dios de paz (9-12).
9 Venid y ved las proezas de Yahvé, los prodigios que obró sobre la tierra. 10 El es quien hace cesar la guerra hasta los confines de la tierra. El rompe el arco, troncha la lanza y hace arder los escudos en el fuego. 11”Cesad y reconoced que yo soy Dios, excelso entre las gentes, exaltado en la tierra.” 12 Yahvé de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestra ciudadela. Seláh.
Después de presentar a Yahvé dominando las fuerzas cósmicas y las grandes conmociones históricas en beneficio de su pueblo, el poeta hace una invitación a reflexionar sobre las proezas y gestas de Yahvé, obra de su omnipotencia. La invitación se dirige a todos 14, pero especialmente a las naciones gentílicas, que deben recibir una lección de los hechos ocurridos (v.11). La intervención divina acabará por imponer la paz universal, haciendo cesar la guerra hasta los confines de la tierra. La perspectiva del salmista, como la de los profetas en general, se ensancha y proyecta hacia los tiempos mesiánicos, idealizando el futuro conforme a las ansias de paz que hay en el corazón del hombre. En Isa 2:4 se habla de una época venturosa futura en la que “de espadas se harán rejas de arado, y de las lanzas, hoces. No alzarán la espada gente contra gente, ni se ejercitarán para la guerra.” El salmista se sitúa en la misma panorámica deslumbradora: El (Yahvé) rompe el arco, troncha la lanza y hace arder los escudos en el fuego (v.10b). Es el mismo pensamiento de Isa 9:4 : “Y han sido echados al fuego y devorados por las llamas los zapatos jactanciosos del guerrero y el manto manchado en sangre.” Es la obra del Emmanuel (“Dios con nosotros”). Justamente en el salmo se repite el estribillo de que Yahvé de los ejércitos hará la liberación porque está con nosotros (Immanu 9El). La dependencia del salmo de los escritos isaianos es tan estrecha, que bien podemos ver en ello una relación con los grandes vaticinios liberadores del profeta. La perspectiva de la paz mesiánica futura era la estrella polar de los angustiados corazones israelitas, tantas veces probados por los sobresaltos bélicos. Así, el salmista, después de aludir a una portentosa liberación de Jerusalén de una invasión de pueblos enemigos, anuncia a sus contemporáneos que esto será el símbolo de otra liberación más amplia y definitiva, cuando desaparezcan todos los instrumentos de guerra. Zacarías se hace eco de esta ansia universal de paz: “Extirpará los carros de guerra de Efraím, y los caballos en Jerusalén, y será roto el arco de guerra, y promulgará a las gentes la paz…” 15
Finalmente, el salmista pone en boca de Yahvé una amonestación a las naciones para que entren en cordura y reconozcan su señorío como Dios, y, en consecuencia, desistan de atacar a su pueblo, pues, de lo contrario, tendrán que vérselas con su omnipotencia: Cesad y reconoced que yo soy Dios… Tiene señorío sobre las gentes y naciones, y, por tanto, no se pueden librar de su manifestación punitiva, ya que El domina toda la tierra (v.11). Es una amonestación similar a la de Sal 2:10 : “Ahora, pues, ¡oh reyes! obrad prudentemente; dejaos persuadir, rectores todos de la tierra. Servid a Yahvé con temor, rendidle homenaje con temblor. No se aire y caigáis en la ruina, pues se inflama de pronto su ira.”
El estribillo final repite la confianza en la protección de Dios, que es el Señor de los ejércitos, y, al mismo tiempo, Dios de Jacob, vinculado a su descendencia por un pacto.
1 Cf. Horacio: (Si fractus illabitur orbis, Impavidum fenervt ruinae·) (Carm. III 3). – 2 Cf. 2Re 18:13-16. 3 cf. E. Podechard, o.c., I 206. – 4 Cf. Exo 19:16-18; Jue 5:4-5; Jer 10:10; Amo 8:8; Amo 9:5; Nah 1:5; Hab 3:10; Sal 18:8; Jer 47:2; Eze 26:19. – 5 Este verso no está en el TM, pero es suplido comúnmente por razones del ritmo, pues se repite como estribillo al ñnal de cada estrofa. – 6 En 1Cr 15:20 se aplica a instrumentos; cf. Sal 68:26. – 7 Lit. “El (lugar) santo de los tabernáculos del Altísimo’). – 8 Cf. Sal 48:2.9; Sal 87:4; Is 60.14; Heb 12:22; Rev 3:12. – 9 Cf. Sal 7:18. – 10 Cf. Isa 36:20; Isa 37:45; Isa 14:13.14. – 11 Cf. Isa 29:6; Jer 30:305; Exo 15:15; Amo 9:5; Sal 75:3; Sal 76:8. – 12 Cf. Gen 2:1 11 Rev 22:19; Sam 17:45; 2Re 6:16s. – 13 Cf. Ls 2:3; 29:23; Sal 20:2; Sal 75:10; Sal 76:17. – 14 Cf. IS 33:13- – 15 Zac 9:10. Esta ansia de paz en el corazón humano la encontramos reflejada en el poeta latino: “falx ex ense” (marcial, Ep. XIV 34)· Ovidio expresará la idea lontraria: “sarcula cessabunt, versique in pila ligones” (Fast. I 699); cf. Joe 3:10.
Fuente: Biblia Comentada
Salmo 46 (45): Himno de alabanza a Dios que mora en Sión, la ciudad santa a la que protege y defiende desde el monte del Templo. Este poema, que exalta la gloria de Jerusalén, es uno de los llamados cantos de Sión. Ver Sal 48:1-14; Sal 76:1-12; Sal 84:1-12; Sal 87:1-7; Sal 122:1-9.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Sal 14:6; Sal 62:8; Isa 26:4.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Salmo 46. Fe y Realidad
Muchos conectan este Salmo (y 47-48) con la sugerencia de una dramatización (anual) que se presentaba en el templo, celebrando el reinado del Señor sobre toda la tierra (como el día de Asunción, cf. 47:5). Un festival así estaría basado en la victoria del Señor sobre el “mundo” en ocasión del éxodo y miraría hacia adelante al día del Señor, final y culminante (ver Introducción). Otros destacan que Venid y ved (8) suena más como una invitación a inspeccionar una victoria verídica en lugar de observar una dramatización (cf. “Id … contad … examinad”, 48:12, 13). En este caso, un suceso como la victoria del Señor sobre Senaquerib (Isa. 36, 37) provee un excelente marco: todas las naciones del Imperio Asirio se lanzaron contra Sion y fueron derrotadas.
El Salmo consiste en una profesión de fe (1-6) y los hechos que reafirman la fe (8-10).
1-6 (a) Fe en la ayuda divina (1, 2): aunque el mundo sufra un colapso, Dios está presente para proteger (amparo) y ser de auxilio. (b) Fe en el propósito divino (3, 4): aun las catástrofes que desbaratan al mundo son un río, contenido dentro de sus límites, diseñado para alegrar la ciudad donde mora el Señor. (c) Fe en la soberanía divina (5, 6): en cuanto el Señor habla, la tormenta de las naciones se aplaca. 1 El amparo en el cual buscar refugio, la fortaleza para soportar las pruebas, el auxilio a disposición. 3, 4 Hay es un agregado interpretativo al texto heb. Más bien entiéndase el v. 4 como un comentario del v. 3: qué son estas aguas alborotadas, destructivas, más que un río. Aun los desastres cósmicos están totalmente controlados y tienen su propósito (5, 6). Lo mismo se aplica a los adversarios humanos, cuando las naciones se conmocionan. Basta que el Señor hable, tan absoluto es su movimiento soberano. 5 Al clarear la mañana, “cuando llega la mañana”, cf. las referencias a la “mañana” en Exo. 14:24; 2 Rey. 19:35. 7 Con nosotros … refugio. El estribillo (cf. 11) encapsula el movimiento de la estrofa anterior. Debido a que es nuestra fortaleza (1) corremos a él; como el Dios que está en medio (5), él se acerca a nosotros. Por eso cantamos que él está con nosotros y que es también nuestro refugio (un lugar alto e inaccesible, de “máxima seguridad”) al cual corremos para protegernos.
8-10 El Señor se ha encargado eficazmente de la amenaza: la guerra ha terminado y los medios para empezar otra guerra han sido destruidos. La voz que todo lo domina (cf. 6) ahora manda descansar (10a) y ofrece palabras tranquilizadoras (10bc) (ver 48:12). El Sal. 46 invita a inspeccionar a un enemigo destruido; el Sal. 48 a una ciudad intacta. 9 Carros, que llevaban los suministros de guerra o el círculo de carros (1 Sam. 17:20) sitiando al campamento enemigo. 10 Estad quietos, “quédense tranquilos”. Exaltado he de ser, mejor “Yo soy”, es la realidad presente de un Dios soberano lo que hace posible descansar.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
46-48 Los Salmos 46-48 son himnos de alabanza, que celebran la liberación de algún gran enemigo. Tal vez el Salmo 46 se escribió cuando el ejército asirio invadió la tierra y rodeó Jerusalén (2 Reyes 18.13-19.37).46.1-3 El temor de que los montes o las ciudades caigan de repente al mar debido a una explosión nuclear persigue a mucha gente en la actualidad. Pero el salmista dice que incluso si el mundo se acabara, «¡no temeremos!» Aun frente a una destrucción total, expresó una gran confianza en la capacidad de Dios para salvarlo. Parece imposible enfrentarse al fin del mundo sin temor, pero la Biblia es clara: Dios es nuestro refugio aun frente a la destrucción total. No es un simple refugio temporal, es nuestro refugio eterno y pude fortalecernos en toda circunstancia.46.4, 5 Muchas grandes ciudades tienen ríos que fluyen a través de ellas, sosteniendo así la vida de la gente al hacer posible la agricultura y facilitando el comercio con otras ciudades. Jerusalén no tenía río, pero tenía a Dios que, como un río, sostenía la vida del pueblo. Mientras Dios vivió entre su pueblo, la ciudad fue invencible. Pero cuando el pueblo lo abandonó, Dios lo dejó y Jerusalén cayó ante el ejército babilónico.46.10 La guerra y la destrucción son inevitables, pero también lo es la victoria final de Dios. En ese momento, todos permanecerán en silencio ante el Dios Todopoderoso. Cuán oportuno es para nosotros estar quietos honrando y reverenciando su poder y majestad. Dedique cada día el tiempo necesario para permanecer quieto y exaltar a Dios.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Enc. “Las Doncellas.” Heb.: ‛Ala·móhth. Véase 1Cr 15:20, n.
(2) “Dios.” Heb.: ’Elo·hím.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 1539 1Cr 6:37
b 1540 Sal 62:7; Pro 14:26; Isa 25:4
c 1541 Deu 4:7; Sal 145:18; Nah 1:7
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Salmo 46 Este Salmo tiene tres estrofas de casi igual longitud: 1) La protección de Dios para su reino es mayor que la seguridad de las montañas y las aguas del mar (vers. 1-3); 2) La protección de Dios prevalece sobre las naciones poderosas (vers. 4-7); 3) La protección de Dios ha destruido las naciones y su reino de paz cubre la tierra (vers. 8-11). Aunque el canto se mueve de refugio a victoria, los estribillos (vers. 7, 11) y el vers. inicial resumen el tema del himno, o sea la protección de Dios. « Tierra» es una palabra clave, que une las tres estrofas (vers. 2, 6, 8-10). Las últimas dos secciones se unen por la palabra naciones (vers. 6, 10). Las imágenes contrastando las aguas indomables y caóticas que amenazan la vida natural (vers. 3) y el río que da vida a la ciudad de Dios, son sacadas de la misma narrativa de la creación. El mar espumante alude a la materia original y primitiva de la cual vino la tierra habitable (Gn 1:2, 9-13), así como el refrescante río alude al río que salía del Edén a través del huerto y de allí a los cuatro vientos de la tierra conocida (Gn 2:10).
Fuente: La Biblia de las Américas
alamot… Término musical. Prob. tonos altos → 1Cr 15:20 ss.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
* Posiblemente, para voces de soprano
O, muy oportuno socorro
O, las estrecheces
Fuente: La Biblia de las Américas
Tit. Término musical, cuyo significado más probable es tonos altos g 1Cr 15:20ss.