(Cántico. Salmo de los hijos de Coré) ¡Grande es Jehovah y digno de suprema alabanza, en la ciudad de nuestro Dios, en el monte de su santuario!
Grande es Jehová. Sal 86:10; Sal 99:3, Sal 99:4; Sal 145:3; Sal 147:5.
en gran manera alabado. Sal 89:1-7; Neh 9:5; Apo 15:3, Apo 15:4; Apo 19:5.
en la ciudad de nuestro dios. Sal 46:4; Sal 65:1; Sal 78:68; Sal 87:3; Heb 12:22; Apo 21:2, Apo 21:10-22.
en su monte santo. Sal 47:8; Sal 99:9; Isa 2:2, Isa 2:3; Isa 27:13; Jer 31:23; Abd 1:17; Miq 4:1; Zac 8:3; Mat 24:15.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Alabanza por la grandeza de Dios y su santa ciudad, Sal 48:1-14.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
está unido a los Sal 46:1-11; Sal 47:1-9 forman tres grandes salmos de alabanza a Dios por su majestad y amor para la ciudad de Jerusalén. Este énfasis en Jerusalén a conducido a muchos eruditos a hablar de este salmo como «Cantares de Sion». Se le atribuye a los hijos de Coré, y es un llamado a las personas para ofrecer adoración reverente a su Señor. La estructura es la siguiente:
(1) una celebración de la grandeza de Dios en la ciudad santa de Sion (vv. Sal 48:1-3);
(2) una descripción de la reunión de los reyes y los pueblos para dar testimonio del mandato de Dios (vv. Sal 48:4-11);
(3) una celebración de la grandeza de Dios en la ciudad santa de Sion (vv. Sal 48:12-14).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
La palabra Grande se usa con frecuencia en los Salmos para describir la persona de Dios (Sal 21:5; Sal 77:13; Sal 95:3; Sal 96:4; Sal 145:3; Sal 147:5). La ciudad de nuestro Dios: La ciudad de Jerusalén tenía un lugar especialmente significativo en el corazón del pueblo de Dios (1Re 14:21). La ciudad era santa a causa de la presencia de Dios en el Templo.
EN PROFUNDIDAD
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Vientos Este, Oeste, Norte y Sur
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Los antiguos hebreos describían su clima en términos de cuatro vientos determinados por los cuatro puntos cardinales. El viento del Este (Sal 48:7) venía del desierto y tenía fama de violento. Las ráfagas recibían el nombre de viento del desierto y fueron estas las que probablemente golpearon la casa del hijo de Job, matando a todos sus hijos (Job 1:19). Asimismo, un viento del Este hizo que Dios abriera el Mar Rojo (Éxo 14:2). De modo que no es sorprendente que Jeremías comparara la guerra con el viento del Este (Jer 18:17) [WIL].
Caliente y seco, el viento del Este podía quemar el grano y otras cosechas (Gén 41:6, Gén 41:23, Gén 41:27; Eze 17:9; Jon 4:8) y secar los manantiales de agua (Ose 13:15). También fue un viento del Este el que trajo la plaga de langostas (Gén 10:13).
Por contraste, el viento del Oeste traía entre noviembre y febrero la humedad del mar Mediterráneo. Un viento del Oeste barrió las langostas de Egipto (Éxo 10:19) y un viento del Oeste cargado de lluvia terminó con una severa sequía en la época del profeta Elías (1Re 18:43-44).
El seco viento del Norte era el más frío. Los árabes modernos lo llaman simún (de somm, «veneno»). Puede causar dolor de cabeza, fiebre y neuralgia.
El suave viento del Sur «sosiega la tierra» (Job 37:17). Sopló ligeramente sobre la nave de Pablo (Hch 27:13) hasta que un viento más feroz la destruyó. El viento del Sur viene de las tierras altas y sopla durante la primavera (febrero a junio) alrededor de una vez por día.
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
LA CIUDAD DE NUESTRO DIOS. La ciudad de Dios y del gran Rey (v. Sal 48:2) es Jerusalén (Mat 5:35). Será establecida «para siempre» (v. Sal 48:8). Lo que Dios comenzó en el AT lo terminará en la nueva Jerusalén en los postreros tiempos (Apo 21:10-27; Apo 22:1-5; véase el ARTÍCULO LA CIUDAD DE JERUSALÉN, P. 536. [1Cr 11:7-8]).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Salmo 48 (Vg 47): Himno a la Gloria de Jerusalén.
E ste salmo parece la contrapartida del 46: “en éste, la presencia de Dios en medio de Sión es la garantía de su seguridad, mientras que en el salmo 47 la seguridad de Sión es el resultado de esta presencia.”1 Es una composición dirigida a los peregrinos que vienen a Jerusalén, a los que se invita a considerar la magnificencia de la ciudad y de su templo, y se les recuerda la milagrosa liberación de la ciudad santa de un ataque enemigo. Aunque por su contenido este salmo tiene mucho de parecido con el 46, sin embargo, el tono es más suave: “el salmo 46 parece compuesto para guerreros y avanza con4un movimiento poderoso y majestuoso; el salmo 47, en cambio, destinado a peregrinos, es de un tono más dulce, aunque no desprovisto de fuerza y vivacidad, y tiene el ritmo de una elegía.” 2
Podemos dividir la composición en dos partes netas, con dos estrofas cada una: a) alabanza de Yahvé y de Sión (2-4) y descripción de la liberación de Sión por Yahvé (5-8); b) acción de gracias en el templo (10-12) e invitación a visitar detenidamente la ciudad santa (13-15). El v.9 parece un estribillo de unión.
Después de Teodoreto se ha propuesto como fecha de composición del salmo la inmediata a la liberación de Jerusalén del ataque del ejército de Senaquerib en 701 a.C. Esta portentosa derrota del ejército asirio dejó eco en la literatura y tradición popular bíblica, y bien pudo dar lugar a composiciones salmódicas como la presente. Por otra parte, las concomitancias literarias que el salmo tiene con los escritos isaianos de esta época avalan esta suposición. No hay indicios seguros de alusiones escatológicas, como pretenden algunos autores, que suponen que el salmo es del siglo II antes de Cristo.
Sión, ciudad del gran Rey (1-4).
1 Cántico. Salmo de los hijos de Coré. 2 Grande es Yahvé y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, su monte santo. 3 Bello promontorio, alegría de toda la tierra, el monte de Sión, en los confines del aquilón, es la ciudad del gran Rey. 4 Dios en sus alcázares se dio a conocer como ciudadela.
Como es habitual en otros himnos, el salmista empieza ex abrupto, sin introducción, destacando la alabanza de Yahvé y de su morada, el templo jerosolimitano 3. Por sus proezas en favor de la ciudad santa, Yahvé es digno de alabanza en grado sumo4. Jerusalén es la ciudad de nuestro Dios, porque en ella tiene su residencia oficial en la tierra, y está particularmente unido a sus destinos históricos5. Su monte santo, la colina de Sión, es la alegría de toda la tierra. Sobre las ruinas humeantes de la ciudad después de la catástrofe del 586 dirán burlonamente los transeúntes: “¿Es ésta la ciudad que decía del todo hermosa, la delicia de toda la tierra?”6 El profeta anuncia la restauración de la ciudad santa en estos términos: “De abandonada que eras…, yo te haré eterno prodigio, delicia de los siglos.”7 En la perspectiva de los hagiógrafos – que vivían de las gloriosas promesas mesiánicas -, Jerusalén era el centro de toda la tierra, de forma que todos los pueblos habrían de acudir a ella para adoctrinarse en la Ley y encontrar la paz y concordia 8.
Es más, como morada permanente de la divinidad, Sión se halla en los confines del aquilón, sobrepasando a las montañas sagradas, en las que, según las mitologías orientales, moraban los dioses. En Ras Shamra se ha encontrado un “baal Safon” (señor del aquilón) 9. En Isa 14:13 se dice de la arrogancia del rey de Babilonia: “Tú, que decías: Subiré a los cielos; en lo alto, sobre las estrellas de Dios, elevaré mi trono, me instalaré en el monte santo, en las profundidades del aquilón.” Es el monte Nisir, donde – según la mitología meso-potámica – tenían su morada los dioses, como los númenes helénicos en el Olimpo. El profeta se acomoda a estas concepciones populares, dando un nuevo sentido. El salmista también juega con estas concepciones folklóricas ambientales, y coloca al monte santo, Sión, morada de Yahvé, en los confines del aquilón. El profeta Eze-quiel contempla el nuevo templo de Jerusalén sobre un. “monte altísimo” 10; es la idealización de la modesta colina de Sión, que en el futuro “será establecida por cabeza de montes y será ensalzada sobre los collados, y correrán a él todas las gentes…”11 Allí está la ciudad del gran Rey, el centro de la teocracia hebraica. El título de gran Rey – corriente en los documentos cuneiformes aplicado a los reyes de Asiría 12 – aparece en los salmos también aplicado a Yahvé 13. Aquí se le presenta habitando en sus alcázares – el templo -, desde donde dispensa su protección a la ciudadela de Jerusalén (v.4).
Victoria de Yahvé sobre los enemigos de Sión (5-9).
5 Pues he aquí que los reyes se habían aliado, y unidos avanzaban. 6 En cuanto la vieron, quedaron espantados, y, aterrados, se dieron a la fuga. 7 Apoderóse de ellos el terror, una angustia como de mujer en parto; 8 como viento solano 14, que destroza las naves de Tarsis. 9 Como lo habíamos oído, así lo hemos visto en la ciudad de Yahvé de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios. Dios la hará subsistir por siempre. Selah.
El salmista se hace eco de una coalición de reyes que avanzan hostilmente contra Jerusalén, la capital de la teocracia, donde mora Yahvé. Sabemos que en 734, en tiempos de Acaz, los reyes coligados de Damasco y Samaría pusieron cerco a la ciudad santa. Es la ocasión en que Isaías profirió el famoso vaticinio del “Emmanuel,” símbolo de liberación y de castigo a la vez. En 701, el ejército de Senaquerib puso de nuevo sitio a Jerusalén, en tiempo de Ezequías; y el rey de Asiría, Senaquerib, se gloría de que sus capitanes subordinados tienen categoría regia: “Mis lugartenientes, ¿no son reyes?”15 Quizá en el salmo la palabra reyes se ha de tomar en este sentido amplío, en el supuesto de que fuera redactado con ocasión de este asedio de los asir ios. Estos, lejos de apoderarse de la ciudad santa, al verla quedaron espantados, y se retiraron descorazonados. No concreta el poeta la razón de esta fuga vergonzosa; pero atribuye la derrota de los asediantes a una milagrosa intervención divina. El poeta dramatiza la situación militar desesperada: vieron.,., espantados…, se dieron a la fuga. Es justamente lo contrario del “veni, vidi, vici” de César.
El temblor y espanto de los fugitivos es comparado a los dolores de la mujer en parto, símil muy usual en la Biblia para designar los dolores más agudos 16. La intervención divina ha tenido el efecto del huracanado viento solano, que destroza hasta las naves de Tarsis, los navios de mayor tonelaje de la época, por ser las que tenían un recorrido más largo, hasta los extremos de Occidente, hasta la Tartesos” de los griegos, en la desembocadura del Guadalquivir 17.
Esta derrota de los enemigos del pueblo de Dios estaba predi -cha; y así, los testigos oculares confiesan: como lo habíamos oído, así lo hemos visto (V.9). En la tradición popular israelita flotaban las gestas de Yahvé en beneficio de su pueblo desde los tiempos del éxodo. Estos prodigios de salvación del pueblo israelita los han vuelto a ver los contemporáneos del salmista 18. La experiencia ha confirmado la tradición sobre la protección divina sobre Israel. Esto funda las mejores esperanzas sobre la permanencia y subsistencia de la ciudad santa por siempre, ya que Yahvé la protegerá y defenderá contra todos los enemigos. Esta confianza ciega en la permanencia de Jerusalén frente a todo embate se convirtió en una razón talismánica para no aceptar como posible la entrada de las tropas de Nabucodonosor en ella. Contra esta falsa presunción tuvo que luchar denodadamente Ezequiel en el exilio.
Acción de gracias por la victoria (10-12).
10 Considerarnos, ¡oh Dios! tu piedad en medio de tu templo. 11 Como tu nombre, ¡oh Dios! así tu alabanza llega hasta los confines de la tierra; tu diestra está llena de justicia. 12 Alégrese el monte de Sión, salten de júbilo las hijas de Judá por tus juicios.
A la vista de tales portentos, los fieles reconocen la piedad de Dios y meditan en ella, dando gracias en el templo y considerando el sentido verdadero de estos acontecimientos, en los que se ve la protección divina.El nombre del Dios de Israel, es decir, sus prodigios en favor de su pueblo, llenan de alabanzas los confines de la tierra. La imaginación profético-rnesiánica del salmista se lanza en seguida hacia los tiempos en que todos los pueblos reconozcan los designios y caminos de la omnipotencia divina, puesta a disposición de los destinos históricos de Israel como nación elegida entre todas para manifestarse a las gentes. La diestra de Dios obra siempre conforme a justicia, y, por tanto, el auxilio milagrosamente prestado prueba la justicia de los intereses de Israel en la historia. En consecuencia, debe alegrarse el monte de Sión, y a esta alegría deben sumarse las hijas de Judá, es decir, las ciudades menores de Judá, que habían también sufrido de la incursión del enemigo 19. La victoria de la capital es el triunfo de ellas contra el invasor. Con ello se han manifestado los juicios de Dios, que vela siempre por la causa de la justicia.
Invitación a visitar minuciosamente la ciudad (13.-15)
13 Dad vueltas a Sión, girad en torno; contad sus torres. 14 Poned atención a sus murallas; considerad sus alcázares, para poder contarlo a las generaciones venideras. 15 Porque éste es Dios, nuestro Dios por siempre jamás; El es quien nos guía. Al muth.
El salmista cierra su composición invitando a los peregrinos a admirar personalmente las maravillosas construcciones de la ciudad santa, para que cuenten sus maravillas a las nuevas generaciones. Deben comprobar que está intacta, sin sufrir del asedio gracias a la intervención salvadora de Yahvé. Las maravillosas construcciones tienen para ellos un mensaje religioso. Quizá la invitación no sea dirigida a los peregrinos, sino a los habitantes de Jerusalén, para que salgan de sus escondrijos y estrecheces del asedio para inspeccionar sin miedo las distintas construcciones sobresalientes de la ciudad y vean que no han sufrido nada 20. Deben narrarlo a las nuevas generaciones, para que se percaten de la fortaleza y fidelidad del Dios de Israel, que guía a su pueblo a través de todas las vicisitudes históricas.
1 A. F. Kirkpatrick, o.c., 262. – 2 J. Calés, o.c., I 490. – 3 Cf. Sal 46; 76; 84; 87; 12? – 4 Cf. Sal 47:10; Deu 10:21; Sal 22:4; Sal 96:5. – 5 Cf. Jer 17:12-13; Sal 84; 87; 122; Jer 22:8; Neh 7:4. – 6 Lam 2:15. – 7 Isa 60:15. – 8 Cf. Isa 2:2-4. – 9 Véase RB (1932) 641; Zatw (1933) 97; R. Dussaud, Les découvertes de Ras Shamra et l’A.T. (1937) 69; E. Dhorme, La religión des Hcbreux nómades 323. – 10 Cf. Eze 40:2. – 11 Isa 2:3. – 12 Cf. 2Re 18:19; Ose 5:13; Eze 10:6. – 13 Cf. Sal 47:3; Sal 95:3 : Mal 1:4; Mat 5:35. – 14 Así leyendo kerúaj en vez de berúaj del TM. – 15 Isa 10:8. – 16 Cf, Isa 33:14; Exo 15:14; Isa 42:14; Miq 4:10; Jer 30:6; Jer 48:41; Jer 6:24. – 17 Cf. Isa 2:16; Job 27:21; Isa 27:8; Jer 18:17; Eze 27:26. – 18 Cf. Isa 41:26.27; Isa 43:9-12; Isa 44:7-8; Sal 44:2-4. – 19 Cf. Num 21:25; Jos 17:16; Sal 69:36. – 20 Cf. Isa 33:20.
Fuente: Biblia Comentada
Salmo 48 (47): Himno a Sión que canta el poder de Dios cuya presencia en la colina del Templo garantiza la protección de la ciudad frente a los ataques enemigos y motiva la alabanza de la comunidad reunida en el santuario. Ver Sal 46:1-11.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Sal 2:6; Sal 96:4; Sal 145:3.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Salmo 48. Este Es Nuestro Dios
El tema del regocijo después de una gran liberación sigue pero con esta diferencia que, mientras el Sal. 46 enfoca el peligro que fue quitado y el Sal. 47 los propósitos de la gracia del Señor hacia los enemigos que fueron derrotados, el Sal. 48 enfatiza que la ciudad que había estado en tanto peligro no había sufrido daños (12, 13).
A1 (vv. 1, 2) El Dios grande y su ciudad gozosa
B1 (vv. 3-7) Grandeza divina en acción
2 (vv. 8-10) Grandeza divina en la experiencia
A2 (vv. 11-14) La ciudad gozosa y su Dios grande
Es fácil ver cómo este Salmo puede haber sido presentado dramáticamente como parte de un festival en el templo (ver 9), por otro lado, es imposible no sentir la frescura de la experiencia recién vivida en la descripción de la desbandada de los reyes (3-7), en la afirmación lo hemos visto (8) y en la invitación a examinar la ciudad intacta (12, 13). Este es un Salmo sobre un peligro pasado y total liberación en el presente, una experiencia nada extraña para nosotros que vivimos en la actual, auténtica Sion (Heb. 12:22) al comprobar, una y otra vez, que nuestras inquietudes que nos empiezan a dominar son vencidas por el Dios siempre presente.
1, 2 El Dios grande y su ciudad gozosa. No, “¡Qué bendición es vivir en una ciudad bien fortificada en su lugar sobre el monte!”, sino, “Cuán grande es el Señor en su ciudad, sobre su monte”, ciertamente ¡un Gran Rey! El monte de su santuario, “el monte de su santidad”, donde mora en santidad. Toda la tierra, aquello que traerá gozo a toda la tierra, en el cumplimiento de la promesa abrahámica (47:9). El lado norte, es decir, el templo estaba en el lado norte (ver nota de la RVA).
3-7 La grandeza divina en acción. Una afirmación de la presencia y protección seguida (3) por una comprobación: el hecho de que los reyes se desbandaron (4, 5) ilustrada por los dolores de parto (6) y una tormenta (7). 3 Refugio, “máxima seguridad” (46:7). 4 Reyes (2:2), simbólico de la hostilidad continua del mundo hacia el pueblo de Dios, pero aquí tipificado en el avance del ejército multinacional de Senaquerib (Isa. 10:8). 5 Atónitos, aquí, “desconcertados” de manera que “se apresuraron a huir aterrorizados”. 6, 7 Una ilustración de un sentimiento interior seguido por una fuerza externa. Las naves de Tarsis, capaces de hacer frente al “mar abierto”, los logros marítimos más grandes del hombre, pero eso es como nada ante los vientos de Dios.
8-10 La grandeza divina en la experiencia. Cf. viéndola (5) con lo hemos visto (8): ¡ver lo mismo, reaccionar diferente! Ellos vieron lo que los aterrorizó, nosotros vemos nuestra seguridad en Dios. 9 Hemos pensado. Es posible traducir “demostramos” (como en una representación dramática) pero el significado “dar forma a una figura mental, o meditar en” está bien ejemplificado (50:21; cf. Isa. 10:7); 10 Tu diestra simboliza acción personal. Justicia, todo lo que es correcto a los ojos de Dios.
11-14 La ciudad gozosa y su Dios grande. Un final dramático: la ciudad gozosa, sin haber sufrido ningún daño (11-13), pero luego nada más sobre la ciudad: un testimonio al Dios que es siempre el guía de su pueblo (14). 11 Juicios, lo que Dios “juzgó bien hacer”. 14 “Porque así es Dios, ¡nuestro Dios para siempre y siempre! El es quien nos guía aun en la muerte.” Para siempre es una referencia a “la morada de los muertos” (ver nota de la RVA), una fuerte expresión de la constancia divina: nunca nos dejará; pero también una afirmación de que quien nos libró del peligro de la muerte a mano de nuestros adversarios también nos librará de la muerte misma.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
48.2 ¿Por qué el monte de Sion (Jerusalén) es «la ciudad del gran Rey»? Puesto que el templo estaba localizado en Jerusalén, la ciudad se consideraba el centro de la presencia de Dios en el mundo. La Biblia describe a Jerusalén como el lugar donde los creyentes se reunirán en «lo postrero de los tiempos» (Isa 2:2ss) y como hogar espiritual de todos los creyentes en donde Dios morará con ellos (Rev 21:2-3).48.8 Debido a que Jerusalén la destruyeron varias veces desde que este salmo se escribió, la frase «la afirmará Dios para siempre» quizás se refiera en forma profética a la nueva Jerusalén donde Dios juzgará a todas las naciones y vivirá con todos los creyentes (Apocalipsis 21).48.11 El pueblo de Judá provenía de la tribu más grande de Israel establecida al sur de Canaán y donde se localizaba Jerusalén (Jos 15:1-12). El rey David era de Judá e hizo de Jerusalén la capital y el centro de adoración de la nación. Jesús fue un descendiente de la tribu de Judá. El salmista dice que llegaría el día cuando Dios traería justicia a la tierra y su pueblo obtendría el respeto que se merecía.48.12, 13 Después que un ejército enemigo sitiara sin éxito a Jerusalén, era común que el pueblo hiciera un recorrido por la ciudad para inspeccionar sus defensas y alabar a Dios por la protección que les había otorgado. En momentos de gran gozo o después que Dios nos saca airosos de una gran prueba, debemos inspeccionar nuestras defensas para asegurarnos de que los fundamentos -su Palabra y el cuerpo de creyentes- permanecen fuertes (Eph 2:20-22). ¡Luego deberíamos alabar a Dios por su protección!48.14 A menudo oramos pidiendo la dirección de Dios cuando tenemos decisiones difíciles que tomar. Necesitamos tanto la guía como al guía: un mapa que nos muestre las señales y las direcciones y un compañero constante que conozca el camino como la palma de su mano y que se asegure de que interpretamos bien el mapa. La Biblia será ese mapa y el Espíritu Santo nuestro compañero y guía constante. Cuando ande por la vida, apóyese en el mapa y en el Guía.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 1584 Sal 42:0
b 1585 Neh 9:5; Sal 89:1; Sal 145:3; Sal 147:5
c 1586 Sal 46:4; Sal 87:3
d 1587 Zac 8:3
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Salmo 48 El salmista celebra aquí la grandeza de Dios (vers. 1), su fortaleza (vers. 3), su misericordia (vers. 9), su justicia (vers. 10) y sus juicios (vers. 11), como se ven en Sion con sus torres y murallas. El monte Sion ejemplifica la majestad de Dios (vers. 2), su fortaleza protectora (vers. 3), sus atributos de benevolencia (misericordia y justicia (vers. 9-11) y su eternidad (vers. 8, 14). El gran Rey y su ciudad son inseparables, como Dios y la casa de David (v. Sal 2, 45). El Salmo tiene tres estrofas: 1) Un llamado indirecto a alabar a Dios, el gran Rey en el monte de Sion (vers. 1-3). 2) La razón de la alabanza: reyes enemigos contemplan con terror la fortaleza de Dios que se manifiesta en la ciudad (vers. 4-7) y los fieles adoradores se regocijan en sus sublimes atributos (vers. 9-11). 3) Se exhorta a los fieles a caminar alrededor del monte Sion y reflexionar sobre su fortaleza simbólica (vers. 12-14). Los adoradores del Señor se expresan en la estrofa central, primero acerca de los reyes enemigos que se reúnen cerca de Sion (vers. 4-7) y entonces en adoración a Dios (vers. 9-11). El vers. 8 es el vers. central y se une con los vers. 4-7 al hablar acerca de Dios y con los vers. 9-11 al usar « nosotros» . El Salmo forma parte de la música de Israel para los festivales anuales incluyendo la Fiesta de los Tabernáculos cuando el pueblo celebraba los beneficios de los triunfos militares del Señor.
Fuente: La Biblia de las Américas
SALMO 48 (47)[4] El carácter de invencible de Jerusalén se debe a la presencia de Dios.