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Comentario de Salmos 60:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Salmos 60:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

(Al músico principal. Sobre “La Rosa del Testimonio”. Mictam de David, para ser enseñado. Compuesto cuando provocó la confrontación con Siria mesopotámica y Siria de Soba, y Joab volvió y derrotó a 12.000 de Edom en el valle de la Sal) Oh Dios, tú nos has desechado; has roto nuestras defensas. Te has airado. ¡Vuelve a nosotros!

Año 1040 a.C.

Mictam. Un Salmo de oro. Sal 59:1.

cuando tuvo guerra contra Aram-Naharaim. 2Sa 8:3, 2Sa 8:12, 2Sa 8:13; 2Sa 10:16; 1Cr 18:3, 1Cr 18:12, 1Cr 18:13; 1Cr 19:16-19.

Valle de la Sal. 2Re 14:7; 2Cr 25:11.

Oh Dios. Sal 60:10; Sal 44:9; Sal 74:1; Sal 89:38; Sal 108:11; 1Cr 28:9; Rom 11:1, Rom 11:2.

nos quebrantaste. Sal 59:11; 1Sa 4:10, 1Sa 4:11, 1Sa 4:17; 1Sa 13:6, 1Sa 13:7, 1Sa 13:11, 1Sa 13:19-22; 1Sa 31:1-7

¡vuélvete a nosotros! Sal 79:9; Sal 89:3, Sal 89:7, Sal 89:19; Sal 85:4; Sal 90:13; Lam 3:31, Lam 3:32; Zac 10:6.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

David, se queja por el castigo de Dios, Sal 60:1-3,

ahora, sobre una mejor esperanza, ora por liberación, Sal 60:4, Sal 60:5.

Se consuela a si mismo en Dios en el cual confía, Sal 60:6-12.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

es un salmo de lamentación comunitaria (Sal 80:1-19), expresa la gran fe de David en la victoria final que encontrará en el Señor. En este salmo, escuchamos la voz de Dios irrumpiendo en el propio poema y pronunciando su juicio sobre los enemigos de David (vv. Sal 60:6-8; Sal 12:1-8; Sal 75:1-10; Sal 87:1-7; Sal 91:1-16). Ya que el tono del salmo es de naturaleza militar, es posible que este salmo se usara en el entrenamiento militar. Junto con la capacitación en el uso de armas y tácticas, David dio a sus soldados una continua instrucción sobre cómo confiar en su Señor. Para más ejemplos de salmos sobre instrucción militar, véanse Sal 144:1; Sal 149:6. El encabezado y contenido de este salmo agregan información adicional al relato de 2Sa 8:3-8. La campaña de David y su general Joab contra Hadad-ezer, el rey de Soba, no tuvo éxito en un principio. Este salmo describe los sentimientos de David y su ejército en el momento de su derrota. Pero también registra su confiada esperanza de que finalmente ganarían, algo que se celebra en el encabezamiento del salmo y se confirma en 2Sa 8:1-18. El salmo tiene cuatro movimientos:

(1) un lamento del pueblo cuando sufrió la derrota (vv. Sal 60:1-3);

(2) una expresión de confianza y oración por la liberación (vv. Sal 60:4, Sal 60:5);

(3) la voz de Dios dando seguridad de la victoria final (vv. Sal 60:6-8);

(4) una expresión de confianza en el Señor (vv. Sal 60:9-12).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

quebrantaste: David acusa a Dios de haberlos quebrantado. Esta es una descripción poética de una derrota de los ejércitos de Israel en una batalla que de otra manera habría sido desconocida y que era parte de la campaña contra Aram de Soba y los aliados de Mesopotamia (2Sa 8:1-18). La derrota fue tan sorprendente que hizo que el pueblo de Israel sintiera como si hubiera hecho temblar la tierra, una metáfora para devastación.

vino de aturdimiento: La derrota dejó al pueblo tambaleante: no podían comprender cómo podía haber ocurrido.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

OH DIOS, TÚ NOS HAS DESECHADO… TE HAS AIRADO. David confiesa que el pueblo de Dios sufrió una derrota en la batalla porque Él retiró su divina ayuda y protección cuando dejaron de agradarle y de hacer su voluntad. El remedio para Israel en esa trágica situación es buscar a Dios en oración ferviente, renovar su temor de Él y consagrarse a la verdad (v. Sal 60:4). De igual manera, los creyentes del nuevo pacto pueden sufrir derrota espiritual en su iglesia, en su familia y en su vida personal porque su pecado, su conformidad a la sociedad que los rodea, el orgullo o el abandono de los principios bíblicos de verdad y justicia han ofendido al Espíritu de Dios (véase el ARTÍCULO EL MENSAJE DE CRISTO A LAS SIETE IGLESIAS, P. 1858. [Apo 1:19-20]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Salmo 60 (Vg 59): Petición de Victorias después de Una Derrota.
E ste poema tiene el aire de una oración litúrgica después de una fuerte derrota de los ejércitos de Israel. El salmista se queja de la prueba a que se ha sometido al pueblo de Dios, pidiendo que se remedien las consecuencias de esta trágica calamidad nacional (3-7); a pesar de las promesas de victoria (8-10), los acontecimientos no parecen corresponder a estas optimistas promesas (11-12), y termina declarando la plena confianza en Dios (13-14). No pocos autores creen que el oráculo de los v.8-io sobre las victorias es inserción posterior a las súplicas de victoria que encontramos en v.3~7 y 11-14! por el contenido, este salmo es paralelo al 44, aunque de tono menos sombrío. El estilo es conciso y apretado, no exento de belleza literaria.
Como es ley en esta colección, se atribuye también este salmo a David, y se da la ocasión de su victoria sobre los árameos y edomitas 2. Esta suposición se compagina mal con el contenido del salmo, que habla de una derrota y no de una victoria. Para salvar esta incongruencia, algunos autores conservadores suponen que, mientras David dirigía la guerra en la parte septentrional contra los árameos, los edomitas atacaron por el sur, y de momento derrotaron a los israelitas, los cuales, gracias a la intervención de Joab, enviado para hacer frente a este peligro, habría logrado una victoria. El salmo habría sido compuesto justamente cuando David recibió la noticia de la derrota de su ejército antes de enviar a Joab 3. Los autores modernos, sin embargo, suponen que el salmo es de época posterior a David, aunque no parece que deba ponerse después del exilio4. El oráculo de los v.8-10 parece ser anterior a las lamentaciones de los v.2-7 y 11-14. El salmista o compilador lo habría insertado al conjunto deprecativo para dar más ánimos y esperanzas basadas en las promesas divinas.

Terrible derrota del pueblo elegido (1-7).
1 Al maestro del coro. Sobre “los lirios del testimonio.” Miktam de David. Para ser aprendido 5. 2 Cuando venció a Aram Naharayim y a Aram de Soba, y se volvió Joab, y derrotó en el Valle de la Sal a doce mil edomitas 6. 3Tú, ¡oh Dios! nos rechazaste y nos destrozaste. Te airaste. ¡Restituyenos! 4 Hiciste temblar nuestra tierra y la quebraste. Sana sus quiebras, porque vacila. 5 Hiciste ver a tu pueblo cosas duras, nos diste a beber el vino del vértigo; 6 has dado una señal a los que te temen para que se recojan ante el arco. 7 Para que sean liberados tus dilectos, sálvanos con tu diestra y óyenos.

Como en otros fragmentos deprecativos, alternan las quejas y las súplicas. El salmista atribuye la derrota de la nación a la manifestación airada de Yahvé. Los hagiógrafos tienen un sentido profundo de la teología de la historia, de tal forma que lo que sucede es siempre en función de la intervención justiciera o misericordiosa de Dios. Así, ahora, después de ser rechazado y destrozado el pueblo israelita por la ira de Yahvé, se le pide con urgencia y confianza que lo vuelva a rehacer: ¡Restituyenos! (v.3). Todo es obra de Dios: la destrucción y la reconstrucción de la nación. Es inútil que los seres humanos intenten por sus solas fuerzas oponerse a los planes destructores o reconstructores del que dirige los hilos de la historia universal, y particularmente de la del pueblo elegido, su “porción” selecta, su “heredad”7. Tomando la metáfora del terremoto, el salmista declara cómo la tierra de Israel ha sido sacudida y quebrada bajo la manifestación airada de Yahvé. Israel ha quedado como una casa removida en los cimientos y con grandes resquebrajaduras; sólo la intervención benévola de Dios puede restañar sus quiebras (v.4). En la literatura salmódica y profética, la metáfora del terremoto es símbolo del juicio divino, que conmueve la sociedad y las naciones hasta los cimientos 8. La suerte que les cupo es amarga: han tenido que beber del cáliz embriagador de la ira divina 9, que los hace vacilar y caer: el vino del vértigo (v.5). Los juicios punitivos de Dios son presentados con frecuencia bajo el símil de una copa de vino embriagador, que hace perder el sentido y caer. Así, en Isa 51:17 dice Yahvé a su pueblo: “Despierta, levántate, Jerusalén, tú que has bebido de la mano de Yahvé el cáliz de su ira; tú que has apurado hasta las heces el cáliz que aturde…” El salmista proclama que, a causa de este cáliz de vértigo, o embriagador, el pueblo escogido ha tenido que sufrir cosas duras, calamitosas, difíciles de llevar. La derrota ha sido tal, que la única salvación está en la señal de huida dada por Dios para que se recojan ante el arco (v.6) 10. Ante esta negra perspectiva, el salmista recurre a Dios como última instancia: sálvanos con tu diestra, puesto que los israelitas son sus dilectos 11. Si el castigo ha venido de Dios, sólo El puede restablecerlos. Con toda intención, el poeta llama a los ciudadanos de Israel los dilectos de Dios, como una apelación implícita a las exigencias de sus promesas antiguas. El amor de Dios por Israel – mostrado desde su elección como pueblo en el desierto – es la única esperanza para contrarrestar las exigencias de justicia y furor.

Promesa oracular de victoria (8-10).
8 Dijo Dios por su santidad: “Yo exultaré a Siquem y mediré el valle de Sucot. 9 Mío es Galaad y mío es Manases, y Efraím es el yelmo de mi cabeza; Judá, mi cetro. 10 Moab es la bacía para lavarme; sobre Edom arrojaré mi calzado, y sobre Filistea cantaré yo victoria.”

El oráculo se pone en boca de Yahvé, si bien habla en nombre de su pueblo. La expresión hablar por su santidad equivale a declarar una promesa con juramento, pues la santidad es el atributo específico de la divinidad según la mentalidad del A.T. Dios es el Santo, es decir, el incontaminado, el inaccesible, el trascendente. La santidad se concibe como una especie de atmósfera aislante que santifica o depura todo lo que toca 12. Cuando Dios habla apelando a su santidad, sugiere que pone en juego lo más específico e íntimo de su esencia, y, por tanto, sus palabras tienen el carácter de un juramento y de una promesa 13. La santidad de Dios incluye su naturaleza en su aspecto moral, y, por tanto, lo anunciado por su santidad lleva el sello de lo intocable y permanente. La expresión “jurar por su santidad” es sinónima no pocas veces de “jurar por El mismo”14.
El contenido de esta promesa, solemnemente declarada y garantizada por la santidad divina, es la seguridad de la victoria sobre los pueblos vecinos a Israel: Moab, Edom y Filistea. El vencedor es Yahvé, que conquistó Canaán y sus aledaños para su pueblo elegido, Israel. Las palabras, aunque puestas en boca de Dios, en realidad pueden aplicarse a la nación israelita como colectividad. El poeta dramatiza la victoria y, con claros antropomorfismos, presenta a Dios como un guerrero que ocupa y somete a las naciones enemigas de Israel. Ante la victoria segura, exulta y se dispone a repartir la región de Siquem, es decir, la franja de terreno situada en Cisjor-dania. El valle de Sucot es la región conquistada en Transjordania 15. Quizá estas dos localidades se nombran porque aparecen en la historia del gran patriarca Jacob 16. Así Dios cumple la promesa de dar a su descendencia el territorio donde había acampado en su azarosa vida. Galaad y Manases son los territorios del norte de TransJordania 17. Estas zonas territoriales, pues, pertenecen al pueblo de Yahvé; pero el centro de ellas lo constituyen Efraím, que es el yelmo de su cabeza, porque la tribu de Efraím se distinguió siempre por su espíritu belicista y aguerrido 18, y Judá su cetro, o territorio donde radicaba la capital con su templo, morada de su majestad en la tierra. Por ello tenía la supremacía jurídica y gubernativa sobre el resto de las tribus. Es un eco del vaticinio de Jacob: “No faltará de Judá el cetro ni de entre sus pies el báculo hasta que venga aquel cuyo es, y a él darán obediencia los pueblos…”19
Aquí se declara la pertenencia de los territorios de estas diversas tribus a Yahvé como porción especial de El; pero, además, serán sometidos como estados vasallos Moab, Edom y Filistea 20. Los términos en que se expresa esta idea son despectivos y humillantes, en contraposición a la declaración de pertenencia de los territorios anteriores que integraban la “heredad” de Yahvé. Moab es la bada en la que se lava sus pies, Edom es el esclavo a quien se confía llevar el calzado 21, y Filistea oirá los cantos de triunfo del Vencedor, sin poder oponerse a su victoria. Esta es la panorámica de triunfo que el salmista pone en boca de Yahvé para dar ánimos a los decaídos israelitas por las derrotas actuales. Esta perspectiva de victoria coincide con los oráculos proféticos 22.

Ansias de victoria sobre los edomitas (11-14).
11 ¿Quién me conducirá a la ciudad fortificada? ¿Quién me llevará a Edom? 12 ¿No serás tú, oh Dios! que nos has rechazado, tú que no sales con nuestros ejércitos? 13 Danos tu auxilio contra el enemigo, pues vano es el auxilio del hombre. 14 Con Dios haremos proezas, y El aplastará a nuestros enemigos.

Terminado el paréntesis oracular – sin duda intercalado posteriormente al salmo deprecativo, aunque originariamente sea de composición anterior -, el salmista, sopesando el ambiente de postración y derrota de su pueblo, clama a su Dios para que los ayude a reconquistar el territorio edomita y dar el merecido al arrogante Edom, actualmente vencedor 23. En el v.6 hablaba de la huida como único medio de salvación; ahora espera el poder de Yahvé para reconstruir el poder militar de la nación. Nadie puede darles la victoria sino el propio Dios. El salmista ansia llegar con su ejército a la ciudad fortificada, sin duda Petra o Sela, capital de Edom. Se consideraba inexpugnable porque estaba construida en una superficie irregular rocosa, inaccesible al invasor 24. En realidad, las guerras de Israel son las guerras de Dios, al que está vinculado por una alianza 25, y aunque ahora parece que los ha rechazado y no sale con sus ejércitos al campo de batalla, sin embargo, es el único que puede prestar auxilio (v.12). El abandono de Yahvé tiene que ser sólo momentáneo, pues al fin tendrá que salir por los fueros de su pueblo. Esta es la confianza del salmista – síntesis de las aspiraciones de su pueblo derrotado -; por eso habla en primera persona: “¿Quién me conducirá…?”
Todo auxilio humano no tiene valor alguno en estas circunstancias, y sólo con la ayuda divina será posible obrar las proezas de reconstruirse y aun de entrar en territorio del ahora vencedor. Yahvé es el guerrero de Israel y terminará por aplastar a sus enemigos 26. Esta confianza en la victoria con la ayuda de Dios es la característica de todos los salmos deprecatorios.

1 Así opina, entre otros, E. Podechard, o.c., I 260. – 2 Cf. 2Sa 8:138. – 3 Cf. 1Cr 18:12. – 4 Algunos autores suponen que el salmo es del tiempo de los Macabeos (cf. fl. Josefo, Ant. lud. XIII 8-9; Beda El Venerable: PL 93:792). Pero contra esta época tan tardía se opone el hecho de que aparezca ya en la versión de los LXX. – 5 Como en otros salmos, este título “sobre los lirios del testimonio” debe de ser el principio de alguna canción conocida a la que debía ajustarse el canto del salmo. El otro título, que traducirnos para ser aprendido (Lelammedh), puede significar que debe ser conservado en la posteridad (cf. 2Sa 1:18). Sobre las otras indicaciones, cf. Sam 14:17; Sal 4:1; Sal 16:1. – 6 Cf. 2Sa 8:3; 2Sa 10:6s. – 7 Cf. 1Re 8:51; Est 10:12. – 8 Cf. Sal 15:8; Sal 46:4.7; Isa 24:18s. – 9 Cf. Sal 75:9; Jer 25:165; Eze 23:32-33. – 10 Cf. Isa 31:8; Isa 5:26; Isa 13:2; Jer 4:6. – 11 Cf. Deu 33:12; Jer 11:15. – 12 Véase P. Van Imschoot, Théologie de [‘Anden Testament I (Tournai 1954) 43s. – 13 Cf. Sal 89:36; Amo 4:2. – 14 Cf. Amo 6:8; Heb 6:13.17. – 15 Cf. Jos 13:27. – 16 Cf. Gen 33:17-18. – 17 Cf. Núm 32:1s. – 18 Cf. Gen 49:22s; Jos 17:14-18; Jue 6:2-6. – 19 Gen 49:8-10. – 20 Cf. 2Re 17:24; Esd 4:9-10. – 21 Cf. Abd 1:3s; Mat 3:11. – 22 Cf. Isa 11:13-14; Eze 37:15-28; Zac 10:6; Jer 50:19; Miq 7:14. – 23 Cf. Amo 9:11; Abd 1:18; Sof 2:4-9; Isa 11:14. – 24 Abd 1:3s. – 25 Cf. Ex 243. – 26 Cf. Sal 44:6; Sal 18:13; Num 24:18; Sal 118:16; Jer 17:5; Jue 7:4.7.

Fuente: Biblia Comentada

Salmo 60 (59): Salmo de lamentación y súplica comunitaria ante una grave derrota militar interpretada como signo de rechazo y abandono de Dios. A la petición de auxilio del pueblo, se responde con un oráculo divino (Sal 60:6-8) que reafirma la soberanía de Dios quien, cual guerrero victorioso, domina el territorio de Israel y somete a vasallaje a los pueblos vecinos. Nótese que Sal 60:5-10 reaparece en Sal 108:6-12.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

2Sa 8:3-13; 1Cr 18:1-13.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Sal 43:2.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Salmo 60. A Flamear la Bandera

David pasaba por una dificultad de la cual él mismo era responsable. Según 2 Sam. 8:3-7, capturó sorpresivamente a Hadad-ezer de Soba. Hadad-ezer estaba ocupado asegurando la frontera en el extremo norte y David, en forma oportunista, invadió el sur. Pero antes de poder saborear su victoria, le llegó la noticia de que Edom a su vez había tomado a David de sorpresa e invadido atravesando el valle del mar Muerto. Con el rey y su ejército a distancia de allí, parecía que el incipiente reino de David moriría antes de poder cimentarse. La situación se expresa resumidamente en el v. 1: el peligro real no es Edom sino la furia divina (expresada por medio de Edom). Por lo tanto sólo en la oración (¡Vuelve a nosotros!; favorécenos nuevamente) está la respuesta. El temblar la tierra (2, cf. Exo. 19:18; 1 Sam. 14:15), como vino que hace tambalear (3, cf. Isa. 51:17) muestra la presencia e ira divina, pero hay una bandera que flamear (4), la bandera de la oración (5). Porque en esencia, esta es la situación: Dios ha hecho promesas con respecto a la tierra, al pueblo y a los actuales enemigos (6-8). Sólo Dios es nuestra esperanza (9, 10), por lo tanto, la oración es el único camino (11). El mensaje es más amplio que la ocasión: en cada crisis -aun en las que son por nuestra propia culpa- la solución es repetir las promesas de Dios y flamear la bandera de la oración. Cuando somos infieles, él sigue siendo fiel: no puede negarse a sí mismo (2 Tim. 2:13).

1 Es característico del pensamiento bíblico ver duras cosas (3) rastreándolas hasta su origen en Dios. No es imposible que Hadad-ezer haya animado a Edom a que abriera un segundo frente. Pero la manera de manejar las situaciones es ir directamente a su origen. Sea cual fuere la justificación que puede haber tenido David para atacar a los filisteos (2 Sam. 8:1) no se justificaba que conquistara a Moab y Amón (2 Sam. 8:2, 12; cf. Deut. 2:9, 19). Atacar a Hadad-ezer era sencillamente imitar la política oportunista de los poderes mundanos. ¡Con razón Dios estaba enojado! 4, 5 Cf. Exo. 17:8-16. Moisés consideraba que sus manos en alto era como levantar bandera contra el enemigo y como tocar el trono de Dios en un ruego. Sin duda David pensaba lo siguiente: el ataque de Edom era como el de Amalec (Deut. 25:17, 18). Ante el arco o “en pro de la verdad”. 6-8 En su santuario, mejor “en su santidad”: ha dado su palabra santa. Siquem … Sucot, las zonas centrales de Palestina y Transjordania; Galaad … Manasés, las zonas norteñas que lindaban con el Jordán. Estas tipifican la tierra que el Señor había prometido. Efraín … Judá, los dos componentes principales del pueblo al cual se habían hecho las promesas. La dignidad (fortaleza de mi cabeza … cetro) pertenece a su pueblo; el estado servil (vasija en que me lavo … sandalias) y la subordinación (sobre Filistea) a otros. 9-11 Ya no sales … con se convierte en con Dios por la sumisión de la oración suplicante. La bandera que flamea es a favor de Dios al igual que (4, 5) en contra del enemigo.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

60.1ss Este salmo nos da informes acerca del reinado de David que no aparecen en los libros 1 y 2 Samuel ni en 1 y 2 Crónicas. Si bien el marco de este salmo se encuentra en 2 Samuel 8, ese pasaje no hace referencia alguna al hecho de que las fuerzas de David enfrentaron una gran resistencia (60.1-3) e incluso, aparentemente, una derrota temporal (60.9, 10). La verdad es que mientras más nos acercamos a Dios, con más fuerza nos atacará el enemigo porque nos volvemos una amenaza para su estilo de vida de maldad y egoísmo.60.3 En lugar de vino de bendición, Dios les dio la copa de su juicio. El rechazo de Dios intentaba llevarlos de nuevo hacia El.60.6-10 Dios dijo que las ciudades y territorios de Israel seguían siendo suyos y que conocía el futuro de cada una de las naciones. Cuando parezca que el mundo está fuera de control, debemos recordar que Dios es dueño de las ciudades y que conoce el futuro de cada una de las naciones. Dios tiene el control y a través de El obtendremos la victoria.60.8 David mencionó a las naciones enemigas que rodeaban a Israel. Moab estaba directamente hacia el este, Edom hacia el sur y Filistea hacia el oeste. En el momento en que David escribió este salmo, peleaba contra Siria en el norte. A pesar de que estaba rodeado de enemigos, David confió en que Dios lo ayudaría a vencer.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) Enc. Véase Sal 16:1 Enc, n.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 1970 Deu 31:19; 2Sa 1:18

b 1971 2Sa 8:13; 1Cr 18:3

c 1972 Sal 44:9; Sal 89:38

d 1973 Sal 85:4; Sal 90:13

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Salmo 60 Este Salmo es una petición nacional para que el Señor cambie la derrota de la nación en la batalla y le dé al pueblo la victoria. El Salmo tiene tres estrofas marcadas por un cambio del que habla y una referencia a Dios en el primer vers. de cada sección: 1) La nación se dirige a Dios en lamento y petición (vers. 1-5); 2) Dios responde por medio de un profeta asegurándoles la victoria y llamándolos a responder (vers. 6-9); 3) La nación responde cambiando sus voces de derrota a voces de confiada petición que Dios vencerá a sus adversarios (vers. 10-12). La respuesta de Dios en la segunda estrofa es en respuesta a la petición de Israel respóndeme (vers. 5) e Israel responde a la tercera sección en respuesta a la pregunta ¿Quién me guiará hasta Edom? (vers. 9). El tono de las peticiones de Israel se hace más y más confiado hasta alcanzar certidumbre completa en los vers. 11-12.

Fuente: La Biblia de las Américas

Al shoshan edot… Esto es, a la tonada del lirio del testimonio; quebrantaste… Heb. paráts. Expresa la idea del rompimiento de filas en un ejército, o bien, la brecha de una muralla producida por arietes durante un asedio.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

* Posiblemente, Poema epigramático, Salmo de expiación

** Véase 2Sa 8:3, 2Sa 8:13

Fuente: La Biblia de las Américas

Tit. Esto es, a la tonada del lirio del testimonio.

60.1 Heb. paráts. Este verbo heb. da la idea del rompimiento de filas en un ejército, o bien, la brecha de una muralla producida por arietes durante un asedio.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

SALMO 60 (59)[1] Sal 108 (107).[2] 2 Sam 3, 8; 10, 6-9; 1 Cro 19, 4-5.[10] Efraín fue la tribu más valiente y generosa. Judá la tribu de los reyes. Moab era un pueblo del cual esperaba sacar Israel riquezas. Dios es el supremo comandante.

Fuente: Notas Torres Amat