Comentario de Salmos 77:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
(Al músico principal. Para Jedutún. Salmo de Asaf) Mi voz elevo a Dios y clamo; mi voz elevo a Dios, y él me escucha.
Año 541 a.C. (Título).
Para Jedutún. Sal 39:1; Sal 62:1; 1Cr 16:41, 1Cr 16:42; 1Cr 25:3, 1Cr 25:6 Salmo de Asaf. Este Salmo es considerado por los mejores expertos haber sido escrito durante la cautividad de Babilonia. Sal 50:1.
Con mi voz clamé a Dios. Sal 3:4; Sal 34:6; Sal 55:16, Sal 55:17; Sal 142:1-3.
y él me escuchará. Sal 116:1, Sal 116:2.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El salmista muestra cuan duro ha sido el combate que ha tenido, Sal 77:1-9.
la victoria que tuvo fue por obra de Dios y acciones de misericordia, Sal 77:10-20.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
es un salmo de un creyente perturbado. Está marcado por un sentido de aflicción y reflexión interior. Los términos claves del salmo son los verbos «recordar» y «meditar». El esquema es el siguiente:
(1) un grito a Dios (vv. Sal 77:1-3);
(2) dudas (vv. Sal 77:4-6);
(3) una pregunta: ¿Ha olvidado Dios? (vv. Sal 77:7-9);
(4) enfoque en la misericordia de Dios (vv. Sal 77:10-12);
(5) recuerdo de la incomparabilidad de Dios (vv. Sal 77:13-15);
(6) recuerdo de que Dios es el Señor del mar (vv. Sal 77:16-20).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Alzaba: Asaf tenía tal necesidad que extendió sus manos al Señor durante la noche (Sal 63:4; Sal 134:1, Sal 134:2). Entretanto, gemía y se quejaba mientras recordaba a Dios. Lo que sabía de Dios contrastaba con lo que experimentaba. Mientras más pensaba el salmista en estas cosas, más se angustiaba.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
CLAMÉ A DIOS. Este salmo describe gráficamente a una persona en gran angustia que clamó a Dios, pero no pudo encontrar prueba alguna de que Él estuviera respondiéndole (vv. Sal 77:7-9). A veces los fieles creyentes se encuentran en una situación similar. Si es así, deben hacer como hizo este salmista: seguir clamando a Dios día y noche (vv. Sal 77:1-2) mientras recordaba las pasadas obras del amor de Dios. En la plenitud de la revelación de Dios en su Hijo, a los creyentes se les da la seguridad de que si Él «no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?» (Rom 8:32).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Salmo 77 (Vg 76): Las Antiguas proezas de Yahve en Favor de Su Pueblo.
E ste salmo tiene un marcado sello elegiaco, ya que el poeta contrapone las antiguas maravillas obradas por Yahvé en favor de Israel y el abandono actual. Aunque aparentemente es una lamentación individual, en el fondo es colectiva, pues gira en torno a los destinos de la nación como tal. El salmista se siente abatido por el abandono prolongado en que Yahvé tiene actualmente a su pueblo; pero, recordando las solicitudes pasadas, tiene esperanza cíe que esta situación actual habrá de tener próximo fin. La fidelidad de Dios a sus promesas exige su intervención favorable.
Literariamente varía el estilo en la primera parte (2-16) y en la segunda (17-21), pues mientras que en aquélla prevalece la monotonía del apesadumbrado con la tragedia de su pueblo, en la otra el lirismo se va destacando, y las descripciones se hacen más vigorosas y brillantes. Los críticos suponen que el poeta trata de imitar el estilo grandioso del cántico de Habacuc 1.
Comúnmente se sostiene que el salmo fue compuesto en tiempos de la cautividad babilónica, cuando la terrible prueba de Israel se prolongaba sin esperanzas inmediatas de liberación. Parece que los ν. 17-21 formaron parte de un himno anterior utilizado por el salmista o el compilador para redondear con un estilo brillante la lamentación deprimente anterior. El uso litúrgico de estos salmos explica muchas de las yuxtaposiciones de fragmentos literarios diversos que encontrarnos en no pocas composiciones del Salterio.
¿Ha abandonado Yahvé a su pueblo? (1-10).
1 Al maestro del coro. Para Iditún. Salmo de Asaf2. 2 Yo alzo mi voz a Dios y clamo, alzo mi voz a Dios y El me escucha. 3 En el día de mi tribulación yo busqué al Señor, y se alzaban a El mis manos sin descanso por la noche. 4 Me acuerdo de Dios y gimo; medito, y languidece mi espíritu. Selah. 5 Tú mantienes abiertos los párpados de mis ojos, y me siento turbado y sin palabras. 6 Pienso en los días antiguos, recuerdo los años lejanos. 7 Medito por la noche en mi corazón, reflexiono e inquiero en mi espíritu: 8 “¿Acaso el Señor (nos) rechazará por los siglos y no volverá a sernos de nuevo favorable? 9 ¿Cesó para siempre su piedad? ¿Se acabó lo que prometió para generaciones y generaciones? 10 ¿Se ha olvidado Dios de hacer clemencia? ¿Cerró airado su misericordia?” Selah.
El salmista, angustiado, acude a Yahvé para que le dé esperanzas, sobre la triste situación de su pueblo. Durante día y noche se consume en la oración, alzando las manos, en espera de un alivio para su sufrimiento moral 3. En su meditación compara las hazañas de Yahvé en los días antiguos en favor de Israel con el abandono en que actualmente se halla su pueblo. ¿Es que esta situación ha de durar siempre? La historia de Israel se basaba en las promesas divinas de un futuro mesiánico, pero ahora parece que no se acuerda de ellas. En el pasado, Yahvé siempre mostró piedad y clemencia hacia su pueblo; pero ahora parece que sólo obra conforme a las exigencias de su justicia: ¿cerró airado su misericordia? El destierro babilónico fue la ocasión de un examen de conciencia a fondo de las almas selectas. El salmista es una de ellas, y, con toda sinceridad, se pregunta por el cambio de conducta de Yahvé respecto de Israel. ¿Se habrá cerrado el ciclo de su misericordia, para entrar en el de su justicia? ¿Renegará de su pueblo?
Las antiguas proezas de Yahvé (11-16).
11 Me digo: “Mi dolor es éste: que se ha mudado la diestra del Altísimo.” 12 Me acuerdo de las obras portentosas de Yahvé, recuerdo tus antiguas maravillas. 13 Medito en todas tus obras y reflexiono sobre tus hazañas. 14 ¡Oh Dios! santos son tus caminos. ¿Qué dios es grande como nuestro Dios? 15 Tú eres el Dios que obras prodigios; tú mostraste tu poder entre los pueblos; 16 con tu brazo rescataste a tu pueblo: a los hijos de Jacob y de José.
La gran realidad es que ha cambiado el modo de actuar del Dios de Israel; parece como si la diestra poderosa del Altísimo hubiera dejado de proteger a su pueblo como en otro tiempo. El espíritu del salmista se recrea en la consideración de las antiguas maravillas obradas por Yahvé en favor de Israel. Reconoce que Dios es inaccesible y trascendente, y, por tanto, sus caminos o modos de proceder son ininteligibles al hombre: son santos, es decir, no tienen nada que ver con nuestras apreciaciones humanas (v.14)4. Ningún pueblo puede presentar un Dios tan poderoso y grande como Yahvé. Lo ha mostrado bien al rescatar a Israel, liberándolo de la esclavitud egipcia5. Pero estos portentos parecen pertenecer al pasado, ya que ahora Dios no se digna dispensar su protección incondicional, como en otro tiempo.
Las teofantas del éxodo (17-21).
17 Viéronte las aguas, ¡oh Dios! viéronte las aguas y se turbaron, y temblaron los mismos abismos. 18 Arrojaron las nubes las aguas, y dieron los nublados su voz, y tus saetas se dispararon. 19 Estalló tu trueno en el torbellino, alumbraron los relámpagos el orbe, y, sacudida, tembló la tierra. 20 Fue el mar tu camino, y tu senda la inmensidad de las aguas, sin que tus huellas fuesen conocidas. 21 Condujiste como grey a tu pueblo por mano de Moisés y de Aarón.
Este nuevo fragmento – que por muchos críticos es considerado como proveniente de un himno anterior – parece quiere imitar el estilo vigoroso y deslumbrador de Habacuc. El poeta describe el paso del mar Rojo: las aguas se apartaron turbadas al ver pasar a Yahvé por medio de ellas6. En el Sinaí, la presencia de Dios fue acompañada de terroríficas manifestaciones atmosféricas: truenos, rayos y relámpagos. La mente del poeta tan pronto alude a los hechos portentosos del desierto sinaítico y del mar Rojo como a la obra de la creación, en la que Dios fue sembrando el orden en medio de las conmociones caóticas. Es frecuente en los salmos trabajar con estos dos planos: Yahvé Creador del universo y Señor de su pueblo, particularmente en los tiempos de su formación como colectividad nacional: es la victoria de Dios sobre los elementos de la naturaleza y sobre los enemigos de su pueblo. Majestuosamente pasó por el mar Rojo, sin que quedaran sus huellas reconocibles 7; pero para su pueblo fue como un Pastor solícito, que condujo a su grey utilizando como intermediarios a Moisés y a Aarón 8. La historia de los primeros días de Israel es la historia de la providencia paternal divina, que se preocupaba de proveer a todas sus necesidades colectivas.
1 Cf. Hab 5.is. – 2 Sobre los títulos véase corn, a 75:1; 73:1. Iditún era uno de los directores de coro en el templo (cf. 1 Par 16:1Cr 41:42). – 3 Cf… 37.35; Jet 31:15; Job 6:7; Sal 47:Sal 6:12; 43:5- – 4 Sanio en el A.T. incluye la idea de incontaminación, separación y trascendencia. Véase P. Van Imschoot, Théologie de Γ A.T. (París 1954) I p.46s. – 5 Cf. Exo 15:2. – 6 Cf. Exo 15:5-8; Kab 3:10; Sal 114:3.5. – 7 Cf. Hab 3:15; Sal 29:3; Exo 14:27. – 8 Cf. Num 33:1; Miq 6:4; Exo 15:13; Sal 74:1; Sal 78:52.
Fuente: Biblia Comentada
Título. Jedutún. Vea la nota sobre el Sal 39:1-13; Título.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Este salmo ilustra una cura para la depresión. El salmista no explica la causa de su desaliento, pero estaba encerrado en la melancolía. Cuando pensaba en Dios, esto solo lo llevaba a quejarse amargamente. Pero, comenzando con el v. Sal 77:10, el salmista comienza a cambiar porque se concentra a contemplar la bondad de Dios y sus pasados actos de liberación. Su lamento cambia entonces en un himno de alabanza.
I. Las irritaciones de un alma deprimida (Sal 77:1-9)
II. La intención de redirigir la mente (Sal 77:10-15)
III. Las ilustraciones de las pasadas bendiciones de Dios (Sal 77:16-20)
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Salmo 77 (76): Salmo de lamentación individual que recoge la turbación y el pesar de quien se siente abandonado por Dios en tiempo de desgracia. Al dolor presente (Sal 77:1-10) se opone el recuerdo de las acciones que Dios realizó a favor de su pueblo en el pasado y, de modo especial, de los prodigios del éxodo (Sal 77:11-19).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Salmo 77. El Tonico de Los Recuerdos
Este Salmo documenta una época de sufrimiento intenso pero no especificado. Se oró continuamente hasta el agotamiento sin lograr ningún consuelo (1-3) hasta que finalmente el sufrimiento quitó la capacidad de orar (4). Las noches de insomnio (4a) traían recuerdos de mejores tiempos en el pasado (5 y 6), pero resultaban sólo en inquietantes preguntas a Dios (7-9). No obstante, aparece una nueva posibilidad (10): recordar las obras de Dios en el pasado, especialmente su revelación de sí mismo en santidad y grandeza (11-13), demostrando su poder sobre los pueblos (14), identificándose con su pueblo (15), tanto dominando como usando los “poderes” de la naturaleza (16-18), guiando hacia adelante con su propia presencia invisible y con agentes que él designó (19, 20). Con esto el Salmo termina, a propósito, abruptamente. Es como si el salmista se hubiera dicho a sí mismo: “¡Eso es! Ese es el camino hacia adelante: no orar pidiendo que las circunstancias cambien (1-4), tampoco el ansioso pensar que las cosas no son como antes (5-9), sino el recuerdo de las obras de Dios y del Dios que realizó las obras.”
1-4 El primer fracaso de los recuerdos. No se nos dice precisamente por qué oró, pero la inferencia es que fue para que la adversidad cese, para que las circunstancias cambien para bien. En este sentido (3, lit. “recordó a Dios”): recordando en oración a Dios quien era el que podía intervenir y llevar a cabo la gran transformación. A la luz del resumen del Salmo que ya hemos presentado, la lección es clara: la primera reacción del creyente a las circunstancias adversas no es pedir a Dios que las cambie, sino usar la revelación dada por Dios (10-20) para vivir dentro de ellas. La oración, aunque vehementemente vocalizada (1, lit. “Con mi voz chillé a Dios, con mi voz a Dios … ”) y continuada incansablemente (2), no era la solución porque expresaba, de hecho, una ansiosa negativa de aceptar las circunstancias enviadas por Dios. Indudablemente el propio Dios negaba el bálsamo del sueño, llevando a su hijo a un agotamiento más profundo hasta que aprendiera la lección preciosa de descansar sobre la verdad revelada (4).
5-9 El segundo fracaso de los recuerdos. En las horas de insomnio los pensamientos se volvieron al pasado recordando las épocas de alegres cantos (5, 6). Pero esto no produjo ningún consuelo, sólo un interrogante sobre Dios y sus caminos (7-9). Es interesante que las preguntas parecieran haber sido instintivamente redactadas para dar seguridad, especialmente al presentar las cinco realidades inmutables del pacto ser propicio … misericordia … promesas … clemente … compasión. Pero lo malo es que las preguntas son cosas que no ofrecen consuelo; surgen de una mente intranquila y no tranquilizan para nada. Añorar el pasado (6) no es ningún remedio para el presente ni ninguna receta para el futuro.
10-20 El tónico de un recuerdo de la verdad. De pronto los pensamientos toman un nuevo rumbo: no recordando ya a Dios como una solución de los problemas (3), ni recordando experiencias espirituales pasadas (6) sino recordando las maravillas de los hechos pasados de Dios (11, 12), la grandeza incomparable de su carácter santo (13) y lo que ha hecho para su pueblo al redimirlo (14, 15), al obrar con poder (16-18) y proveerles su cuidado providencial (19, 20). 10 Posiblemente contiene problemas de traducción sin solución. Quizá se podría pensar en un contraste entre los años antiguos (5): recuerdos que sólo provocaban y los años de la diestra del Altísimo (10): recuerdos del poder de un Dios favorable. 13-20 Santo (13). Básicamente, la palabra señala a todo lo que hace que Dios sea distinto, separado, singular y es este sentir (más bien que la cualidad moral de su santidad) lo que aquí se destaca. Actúa él con poderosa independencia, libre de cualquier impedimento externo, haciendo lo que es su voluntad en el cielo y en la tierra. Comparar el v. 13 con Exo. 15:8-11 muestra que el recuerdo se concentra en las grandes obras de Dios desde el éxodo en adelante. Va destacando el progreso de su pueblo desde su redención de Egipto (14, 15), a través del mar Rojo (16), a las impresionantes tormentas del Sinaí (17, 18; Exo. 19) y hacia adelante bajo el liderazgo invisible del Señor (19) y las manos guiadoras de sus pastores (20). El es poderoso contra pueblos (14), poderoso a favor de su pueblo (15), poderoso para manejar cualquier circunstancia adversa (16), poderoso al usar fuerzas extremas para sus propios propósitos (17, 18), poderoso para proteger y proveer lo que su pueblo necesitaba en el inhóspito desierto (19, 20).
Es con este pensamiento que termina abruptamente el Salmo. Las circunstancias que ellos nunca hubieran elegido -las aguas del mar Rojo, el “desierto grande y terrible” (Deut. 8:15)- fueron lo que él determinó. Y ciertamente fue él quien, sin ser visto, los llevó justamente a esas experiencias (19) y proveyó lo que en medio de ellas necesitaban (20). Aquí, de veras, hay consuelo. El santo Dios tiene total libertad para hacer todo lo que propone y su voluntad es nuestra paz. A dondequiera que guíe, el también proveerá.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
77.1-12 Asaf imploró a Dios que le diera valor durante momentos de mucha aflicción. La causa de su angustia (77.4) era su duda (77.7-9). El dice: «Con mi voz clamé a Dios». Pero en 77.13-20, se olvida de sí mismo. Cuando Asaf hizo sus peticiones a Dios, su centro de atención cambió. Antes pensaba en él, ahora adora a Dios y dice: «Tú eres el Dios que hace maravillas» (77.14). Solo después de echar a un lado las dudas acerca de la santidad y el cuidado de Dios (77.13, 14), logró eliminar la angustia (77.20). Cuando oramos, Dios nos levanta para que lo miremos a El y no a nosotros mismos.77.11, 12 Los recuerdos de la bondad y la fidelidad de Dios sustentaron a Israel a través de sus dificultades. Sabían que Dios era capaz y digno de confianza. Cuando se enfrente a nuevas pruebas, repase las cosas buenas que Dios ha hecho en su vida y esto lo fortalecerá en su fe.77.16 Esta afirmación se refiere a la división milagrosa del Mar Rojo. Este gran hecho se menciona muchas veces en el Antiguo Testamento (Exo 14:21-22; Jos 24:6; Neh 9:9; Psa 74:13; Psa 106:9; Psa 136:13-15). La historia de este increíble milagro se trasmitió de generación en generación, recordando a los israelitas el poder, la protección y el amor de Dios.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Enc. Véase Sal 39:1 Enc, n.
(2) “Dios.” Heb.: ’Elo·hím; TLXXVg: “Jehová”.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 2577 2Cr 35:15
b 2578 Sal 3:4
c 2579 Sal 34:6; Sal 116:2; Pro 15:29
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Salmo 77 Este canto de confianza tiene dos secciones. La primera es una queja (vers. 1-10) que contiene expresiones de inquietud al no encontrar las bondades del pacto con Dios. La segunda (vers. 11-20) es un canto de alabanza que resuelve la crisis de fe del salmista. Cada sección contiene tres estrofas: La crisis original por la cual el autor urgente y fielmente busca una audiencia con el Señor (vers. 1, 2); pero el que Dios no le concediera audiencia le precipita a una crisis más profunda de su fe al recordar los himnos celebrando los grandes eventos de Dios en el pasado (vers. 3-6). Se pregunta porqué Dios no extiende hasta el presente las bondades de su pacto (vers. 7-10). El autor convierte su angustia en esperanza al reconocer que en lugar de usar su memoria para la duda, haciendo dolorosas comparaciones entre el pasado y el presente, la usará como instrumento de esperanza y pensará en los actos de la salvación de Dios (vers. 11, 12). Esto hace que el salmista alabe a Dios por su gran poder (vers. 13-15) y a recitar un himno de alabanza a Dios por separar las aguas y por guiar a Israel (vers. 16-20). La idea que une la queja con la alabanza es la memoria del salmista (vers. 3, 5, 11). Aunque su memoria primero lo debilitó (3, 6), después fue fortalecedora. Otras conexiones incluyen el verbo paralelo meditaré (vers. 6, 12) y las frases días pasados y maravillas antiguas (vers. 5, 11).
Fuente: La Biblia de las Américas
Sal 77:1-20 En esta lamentación se presenta al salmista pidiendo ayuda (vv. Sal 77:1-10) y describiendo el consuelo de la historia (vv. Sal 77:11-20).
Jedutún. Véase nota en el Sal 39:1-13.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Fuente: La Biblia de las Américas
SALMO 76 (75)[3] En Jerusalén, que significa visión de paz. Esto exalta su inviolabilidad.