Comentario de Salmos 80:18 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Así no nos apartaremos de ti; nos darás vida, e invocaremos tu nombre.
Así no nos apartaremos de tí. Sal 79:13; Jua 6:66-69; Heb 10:38, Heb 10:39.
vida nos darás. Sal 85:6; Sal 119:25, Sal 119:37, Sal 119:40, Sal 119:107, Sal 119:154, Sal 119:156; Cnt 1:4; Flp 2:12, Flp 2:13; Efe 2:1-5.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
restáuranos es un llamado a una vida nueva a partir del Espíritu de Dios.
Invocaremos tu nombre: En respuesta a la obra de salvación de Dios, el poeta promete nuevas alabanzas centradas en el nombre de Dios.
EN PROFUNDIDAD
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«Dioses»: ¿Demonios o jueces?
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El Sal 82:1-8 presenta a los lectores modernos una desconcertante referencia a los «dioses» (Sal 82:1-6). Sabemos que los antiguos israelitas creían en un Dios. Entonces, ¿cómo tomaremos esta enigmática alusión a otros «dioses» (Heb. elohim, «poderosos»)?
Se han propuesto dos sugerencias principales para responder a este enigma. Una es que los «dioses» que se mencionan aquí son demonios, ángeles caídos que no sólo se oponen a Dios sino que acosan a los seres humanos. El libro de Job habla de dos ocasiones en que los «hijos de Dios» se encontraron con el Señor y Satanás pidió autorización para oprimir a Job (Job 1:6-12; Job 2:1-7).
La segunda sugerencia es que los «dioses» son realmente jueces humanos corruptos que recibieron honores o asumieron para ellos el título de «poderosos». Algunos creen que emitieron sus juicios en el nombre de ciertos dioses paganos para adjudicarse más autoridad a sí mismos.
Ninguna sugerencia está libre de problemas, pero la segunda se ajusta mejor a la descripción del Sal 82:1-8. La esencia del Sal 82:1-8 es que finalmente todas las autoridades deben rendir cuentas a Dios. Él es su Soberano y Juez final, como lo es de toda la tierra. Él mide la integridad de aquellos en quienes ha delegado poder de acuerdo a su trato para con los pobres, huérfanos, afligidos y necesitados.
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
— más de ti: Esta promesa de un cambio de conducta, que lleva implícita el arrepentimiento del pecado, es una exigencia indispensable para obtener el perdón y recuperar el favor de Dios.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Sal 115:17-18.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
j 2837 Heb 10:39
k 2838 Hch 15:17