Comentario de Salmos 89:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
(Masquil de Eitán el ezraíta) Perpetuamente cantaré las misericordias de Jehovah; con mi boca daré a conocer tu fidelidad de generación en generación.
Año 541 a.C. (Título).
Maskil de Etán, ezrahíta, para instruir. Generalmente se piensa que este Salmo fue escrito durante el cautiverio babilónico, cuando, la familia real está siendo destronada y arruinada, las promesas divinas aparentemente fallan. 1Re 4:31; 1Cr 2:6.
Las misericordias de Jehová cantaré. Sal 86:12, Sal 86:13; Sal 101:1; Sal 106:1; Sal 136:1-26.
de generación y generación. Sal 89:4; Sal 119:90.
haré notoria tu fidelidad. Sal 89:5, Sal 89:8, Sal 89:33, Sal 89:49; Sal 36:5; Sal 92:2; Isa 25:1; Lam 3:23; Miq 7:20; Tit 1:2.
con mi boca. Sal 40:9, Sal 40:10; Sal 71:8, Sal 71:15-19.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El salmista alaba a Dios por su pacto, Sal 89:1-4;
por su maravilloso poder, Sal 89:5-14;
por el cuidado de su pueblo, Sal 89:15-18;
por su favor al reino de David, Sal 89:19-37.
Se queja de las adversidades, Sal 89:38-45,
disputa, ora y bendice a Dios, Sal 89:46-52.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
comienza como un salmo de alabanza, pero termina como un salmo de lamentación. Celebra el pacto de Dios con David (2Sa 7:1-29) y luego lamenta cómo los descendientes de David no han permanecido fieles a las disposiciones de ese pacto (2Sa 7:14). Pero, aún frente a la infidelidad, este salmo reafirma la fidelidad de Dios a su pacto y su cumplimiento final en el Hijo más grande de David, el Mesías (vv. Sal 89:33-37). El título atribuye este salmo a Etán, también conocido como Jedutún (1Cr 25:1, 1Cr 25:3, 1Cr 25:6). La estructura del salmo es:
(1) una alabanza al Señor por su eterno pacto con David (vv. Sal 89:1-4);
(2) una celebración a Dios que estableció su pacto con David (vv. Sal 89:5-18);
(3) un resumen del pacto con David (vv. Sal 89:19-37);
(4) consternación en un período de angustia nacional (vv. Sal 89:38-45);
(5) una queja al Señor para provocarlo a que recuerde su pacto y restaure la fortuna de su pueblo (vv. Sal 89:46-51);
(6) un apéndice de bendiciones (v. Sal 89:52).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
En este salmo las misericordias del Señor se centran en el pacto que hizo con David, prometiéndole una dinastía eterna (2Sa 7:1-29).
misericordia, que se puede traducir «amor real», se refiere a las palabras exactas de la promesa de Dios a David (2Sa 7:15). El Señor prometió que su misericordia descansaría siempre en el hijo de David.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
TU FIDELIDAD. Este salmo es una oración que trata sobre la destrucción de Jerusalén y la caída de la dinastía de David, y sobre la promesa de Dios de que el linaje de David permanecerá para siempre (vv. Sal 89:29, Sal 89:34-37; cf. 2Sa 7:8-16). El autor inquiere si Dios ha dejado de cumplir su promesa. Pide que Dios restaure a su pueblo y el trono de David, y que quite su ira de Israel (vv. Sal 89:46-52). Lo que no sabía el salmista era que aun cuando Dios había castigado a Israel por sus pecados, Él cumpliría su promesa por medio de Jesucristo, quien era del linaje de David y cuyo reino no tendrá fin (Luc 1:31-33)
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Salmo 89 (Vg 88): Quejas por la Humillación del Rey.
P odíamos distinguir cinco secciones en este salmo, de contenido bastante heterogéneo: a) exposición sumaria de la promesa de protección a la dinastía davídica (1-5); b) himno de alabanza a la omnipotencia y fidelidad divinas (6-19); c) comentario poético a la promesa divina sobre la dinastía de David (20-38); d) quejas por la actual humillación de la dinastía davídica (39-46); e) plegaria por el restablecimiento pleno de Israel como nación (47-52).
El poeta se plantea el problema de la compatibilidad de las antiguas promesas divinas sobre la perennidad de la dinastía davídica y la realidad cruel de su actual postergación humillante como consecuencia de una guerra devastadora, que muy bien puede ser la invasión de los babilonios que terminó con la destrucción de la ciudad en el 586 a. C. El salmista parece que vive en el exilio o forma parte de los repatriados que asisten a la lenta restauración de la nación.
La sección de los v.2-19 quizá sea un himno anterior cíe los tiempos gloriosos de la dinastía, utilizado por el poeta para contraponerlo a la triste situación actual. El estilo brillante de la primera parte (2-19) contrasta con el oscuro y deslavazado del resto del salmo. Con todo, se adapta a la marcha general del pensamiento: “majestad y esplendor en el himno; elegancia y claridad en el oráculo; en la elegía, a la vez vehemencia y audacia familiar, melancolía y languidez…”1
Preludio: la promesa divina a David (1-5).
1 Maskil. De Etán ezraíta 2. 2 Cantaré siempre lats piedades cíe Yahvé y daré a conocer por mi boca de generación en generación tu fidelidad. 3Porque dijiste: “La piedad es eterna.” Cimentaste en los cielos tu fidelidad. 4 “He hecho alianza con mi elegido, he jurado a David, mi siervo: 5 Afirmaré por siempre tu prole y estableceré tu trono por generaciones.” Seláh.
Antes de abordar el tema de la promesa divina hecha a David y su descendencia, el poeta declara solemnemente que las relaciones de Yahvé con su pueblo y sus fieles se desarrollan siempre conforme a las exigencias de su piedad y fidelidad: Dios es tardo a la ira y pronto a la misericordia, castigo hasta la cuarta generación, pero perdona, hasta la milésima 3. Este modo de proceder de Yahvé da ánimos al salmista para abordar el problema de las relaciones históricas de su Dios con Israel, su pueblo. La piedad y la fidelidad son dos atributos de Yahvé que permanecen por siempre, y, por tanto, son indefectibles y aplicables a todas las situaciones. Yahvé es el mismo de los tiempos antiguos, cuando protegía a su pueblo; por consiguiente, no puede abandonarlo cuando éste se halle en situaciones críticas. La fidelidad de Yahvé a sus promesas tiene sus cimientos en los cielos, que son inconmovibles; por eso, sus promesas llevan el sello de la estabilidad inalterable. Y entre ellas sobresale la declarada a David.
Los v.4-5, redactados en estilo oracular profetice, son un paréntesis en este himno, que se continúa en el v.6. La formulación divina está calcada en el relato de 2Sa 7:5.8.26, aunque no es cita directa, ya que en el libro de Samuel no se menciona la alianza y el juramento. El poeta, pues, dramatiza el relato histórico sobre la promesa hecha a David, a través de Natán, sobre la perennidad de su dinastía: “Suscitaré a tu linaje después de ti… y afirmaré tu reino… Yo estableceré su trono por siempre.”4 Yahvé ha empeñado, pues, su palabra de garantizar la permanencia de la dinastía davídica, y esto llena de esperanza al salmista, porque sabe que las palabras de su Dios son inconmovibles. Los destinos, pues, del pueblo israelita están en buenas manos, y asegura la permanencia de la dinastía davídica.
Himno a Yahvé, Creador del universo y Rey de Israel (6-19).
6 Los cielos cantan tus maravillas, ¡oh Yahvé I, y tu fideli-dad en la asamblea de los santos. 7 ¿Quién sobre las nubes comparable a Yahvé, quién semejante a Yahvé entre los hijos de Dios? 8 Terrible es Dios en el consejo de los santos, grande y formidable sobre todos los que le rodean. 9 Yahvé, Dios de los ejércitos, ¿quién como tú? Eres poderoso, oh Yahvé! ceñido de tu fidelidad. 10 Tú dominas la soberbia del mar; cuando se embravecen sus olas, tú las contienes. 11 Tú hollaste a Rahab como a un traspasado, y con la fuerza de tu brazo dispersaste a tus enemigos. 12 Tuyos son los cielos, tuya la tierra; el orbe y cuanto lo llena tú lo formaste, 13Tú creaste el aquilón y el austro; el Tabor y el Hermón saltan (al oír) tu nombre. 14 Tú tienes un brazo lleno de vigor; fuerte es tu mano, y excelsa tu diestra. 15 La justicia y el juicio son el sostén de tu trono, y la piedad y la verdad tus heraldos, 16Bienaventurado el pueblo que sabe exclamar: andará, ¡oh Yahvé! a la luz de tu faz. 17 Se alegrarán cada día en tu nombre y se enorgullecerán en tu justicia. 18 Porque tú eres el esplendor de nuestra fuerza, y por tu benevolencia se acrecienta nuestro poderío. 19 Pues de Yahvé es nuestro escudo, y nuestro rey del Santo de Israel.
La grandeza de Dios es declarada en todas las maravillas de la naturaleza, y su fidelidad reconocida por el consejo de los santos, los seres angélicos que forman su corte de honor y su consejo en el gobierno del mundo 5. Nadie puede medirse con El entre los que habitan sobre las nubes – los ángeles -, a los que enfáticamente se denomina hijos de Dios, es decir, estrechamente vinculados a El6. La presencia de Dios en la corte celestial infunde temor y reverencia, porque no tiene igual entre los espíritus celestiales que constituyen el consejo de los santos. Características suyas son el poder y la fidelidad a sus promesas. Estas son indefectibles, pues se basan en la omnipotencia divina.
Y el poder divino se manifiesta en el dominio de las fuerzas de la naturaleza y en la dirección de la historia de la humanidad, imponiendo su voluntad a los pueblos más soberbios. La fuerza del Creador se hizo patente en la domesticación del mar, sujetando sus olas y poniendo orden en el caos primitivo con la victoria total sobre Rahab, el monstruo marino, símbolo de las fuerzas caóticas del océano7. Rahab simboliza también a Egipto 8, y sin duda que el salmista alude al poder de Dios, manifestado no sólo en la obra de la creación, sino en la derrota de los egipcios en el mar Rojo al liberar a los israelitas de la esclavitud faraónica: hollaste a Rahab… y dispersaste a tus enemigos (v.11).
El mundo pertenece a Dios por ser Creador: los cielos, la tierra y todo lo que constituye su ornato: lo que lo llena 9. La naturaleza misma parece reconocer esta soberanía indiscutible de Dios. El poeta presenta a los dos montes Tabor y Hermán dando saltos de júbilo para celebrar la gloria del nombre de Dios. Son los dos montes que más se destacan en la Palestina septentrional: el primero sobresale en la llanura de Esdrelón, y el segundo, en Siria, siempre con nieves perpetuas, cerraba el horizonte de la tierra santa de Yahvé 10.
Pero este poder de Yahvé no es ciego, sino que se rige por los atributos de su justicia y fidelidad, juntamente con la piedad, que van delante de El como heraldos de su majestad (v.1) 11. Por eso, el salmista declara dichoso al pueblo que puede andar a la luz de su faz, siendo objeto de su benevolencia y protección 12 y reconociéndole con aclamaciones desbordantes 13. La manifestación del poder de Yahvé es fuente de alegría y de satisfacción, porque todos se sentirán orgullosos de las manifestaciones de su justicia. Gracias a su protección pueden los israelitas sentirse orgullosos, y en ese sentido Yahvé es el esplendor de la fuerza de su pueblo (v.18). Esta vinculación a Yahvé se da principalmente en el representante de la nación, el rey, el escudo o defensor del pueblo 14. Como representante de Dios, el rey pertenece de un modo especial al Santo de Israel, es decir, al Ser trascendente, aunque vinculado por un pacto histórico al pueblo elegido 15.
La alianza indisoluble de Yahvé con la dinastía davídica (20-38).
20 Tú en otro tiempo hablaste en visión a tus piadosos, y dijiste: “He dado mi ayuda a un valiente, he exaltado a un elegido del pueblo; 21 he hallado a David, mi siervo; le he ungido con mi óleo consagrado, 22 al que mi mano sostendrá constantemente y mi brazo fortalecerá. 23 No le sorprenderá enemigo ni le abatirá el inicuo. 24 Exterminará ante él a sus opresores y quebrantará a los que le aborrecen. 25 Serán con él mi fidelidad y mi piedad, y en mi nombre se alzara su poder 16. 26 Pondré su mano en el mar, y su diestra en los ríos. 27 El me invocará, diciendo: “Tú eres mi padre, mi Dios y la Roca de mi salvación.” 28 Y yo le haré mi primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra. 29 Yo guardaré con él eternamente mi piedad, y mi alianza con él será fiel. 30 Haré subsistir por siempre su descendencia, ( y su trono como los días del cielo. 31 Si traspasan sus hijos mi Ley y no caminan según mis juicios, 32 si violan mis preceptos y no guardan mis mandamientos, 33 castigaré con la vara sus transgresiones y con azotes sus iniquidades. 34 Pero no apartaré de él mi piedad ni faltaré a mi fidelidad. 35 No quebrantaré mi alianza y no retractaré cuanto ha salido de mis labios. 36 Una cosa he jurado por mi santidad, no engañaré a David. 37 Su descendencia durará eternamente, y su trono (permanecerá) ante mí cuanto el sol, 38 y como la luna subsistirá eternamente, y será testigo fiel en la nube.”
El poeta, basándose en los relatos bíblicos sobre la elección de David y en la promesa hecha a su dinastía 17, pone en boca de Yahvé la decisión de protegerle contra todos los enemigos. El piadoso a quien se dirigen las palabras divinas puede ser el profeta Natán, que recibió la revelación divina sobre la permanencia del trono davídico 18, o el propio David, objeto de la promesa. En todo caso, éste es el elegido del pueblo por intermedio del profeta Samuel, que lo ungió como rey en nombre de Dios 19, Por eso se le llama siervo de Dios y ungido 20. Como consecuencia de esta elección divina está la protección constante que experimentará toda su vida 21 frente a los ataques de los enemigos 22. En virtud del auxilio divino llegará a dominar desde el mar (el Mediterráneo) hasta los ríos (Eufrates, el río por excelencia): los límites de la tierra santa según las antiguas promesas 23.
En lenguaje poético expresa el salmista lo que se dice en 2Sa 7:14a: “Yo le seré a él Padre, y él me será mi hijo. Si obrare el mal, yo le castigaré con varas de hombres y con azotes de hijos de hombres; pero no apartaré de él mi misericordia… Permanente será tu casa para siempre ante mi rostro, y tu trono estable por la eternidad.” El salmo expresa estos mismos pensamientos con circunlocuciones bellísimas, que destacan las relaciones paternales de Yahvé con la dinastía davídica. David se convierte así en el primogénito de Yahvé, y, en consecuencia, se halla exaltado sobre todos los reyes de la tierra 24. La alianza hecha a su persona se continuará en su posteridad, que mantendrá la realeza por siempre, mientras duren los cielos (v.30) 25.
Es tal la alianza que ha hecho Yahvé con David, que no abandonará a su posteridad aunque sean infieles a la Ley y a los preceptos del Señor sus descendientes: los castigará por sus transgresiones, pero la promesa de proteger a la dinastía permanecerá (v.35) 26. Yahvé ha empeñado su palabra y no puede retractarla, ni engañar a David con una promesa vana: su descendencia permanecerá por siempre, y su trono subsistirá mientras dure el sol y la luna (v.36). Esta será testigo del cumplimiento de las palabras del Señor 27.
Quejas por la actual humillación de la dinastía davídica (39-46).
39 Pero, con todo, has rechazado, despreciado, y te has irritado contra tu ungido. 40 Has roto la alianza con tu siervo, has profanado, (echando) a tierra, su diadema. 41 Has abierto brechas en todas las murallas, has reducido a escombros sus fortalezas. 42 Cuantos pasan por el camino la saquean; es el oprobio de sus vecinos. 43 Has robustecido la diestra de sus opresores, has alegrado a todos sus adversarios. 44 Has embotado el filo de su espada y no le has socorrido en el combate. 45 Has hecho desvanecer su brillo, echando por tierra su trono. 46 Has acortado los días de su juventud y le has cubierto de oprobio.
Frente a las espléndidas promesas de protección solemnemente juradas por Yahvé respecto de la dinastía davídica, está la cruel realidad presente, pues el ungido de Yahvé – el rey – ha sido vilipendiado, quedando así quebrada la alianza que antes había hecho con su pueblo. Las expresiones son audaces, pero no insultantes; es el reflejo de la tragedia de un alma piadosa que tiene fe en la palabra divina, pero que no ve su cumplimiento en la realidad. Para el salmista, la actual postración de la realeza se debe únicamente a Dios, que ha permitido la victoria de los enemigos; por eso dice con toda crudeza: has profanado su diadema. En su perspectiva teológica no tienen relieve lo que nosotros llamamos causas segundas: para él la voluntad permisiva y positiva de Dios tienen el mismo valor práctico. Los enemigos, inducidos por él, han destruido la ciudad 28, y así la ciudad santa es el oprobio de sus vecinos, que irónicamente comentan el abandono de la misma por su Dios 29. Probablemente alude el salmista a los edomitas, samaritanos, moabi-tas y árabes, que se aprovechaban de la derrota de Judá para obtener lucros indebidos. Todo ello es obra de Yahvé, que ha robustecido a sus enemigos, negando, en cambio, el auxilio al pueblo elegido en el momento de la batalla y embotando el filo de su espada (v.44) 30. La queja no puede ser más sangrienta. ¿Dónde está, pues, la antigua, promesa de protección incondícionada? El antiguo brillo del cetro de David se ha enmohecido, y su trono glorioso echado a tierra. Y, sobre todo, el fin trágico del rey ha colmado la amargura de los fieles yahvistas: destronado en plena juventud y llevado en cautividad, cubierto de oprobio (v.46). El salmista parece aludir a la triste suerte de Jeconías, llevado en cautividad en el 598 31, o a Sedéelas, último rey de Judá, hecho prisionero por las tropas de Nabucodonosor en el 586 a. C., cuando huía hacia Jericó 32.
Súplica de auxilio y de liberación (47-53).
47 ¿Hasta cuándo, Yahvé, estarás siempre escondido y arderá tu ira como fuego? 48 Acuérdate de cuan breve es la vida 33 y de cuan para poco hiciste a todos los hijos de los hombres. 49 ¿Quién es el hombre que viva y no haya de ver la muerte? ¿Quién puede librar su alma del poder del “seol”? 50 ¿Dónde están tus antiguas piedades, ¡oh Señor! las que por tu fidelidad juraste a David? 51 Acuérdate, Señor, del oprobio de tus siervos y de cómo llevo yo en mi seno las afrentas de los pueblos 34, 52las que arrojan tus enemigos, oh Yahvé! sobre los pasos de tu ungido. 53 Bendito sea Yahvé por siempre. Amén. Amén.
En tono suplicante, el salmista interpela a su Dios, pues no comprende su conducta para con su pueblo: ¿por qué permanece enojado, sin acordarse de las antiguas promesas? 35 Para mover a piedad a Yahvé, recuerda la brevedad de la vida 36 y el triste destino del hombre en ultratumba, en la región tenebrosa del seol 37. Teniendo en cuenta esta triste situación del hombre, debe Yahvé acelerar el restablecimiento de la nación, para que sus ciudadanos la vean y puedan disfrutar de una paz agradable en los pocos años que les quedan de vida.
Con espíritu de compunción y humildad, el salmista recurre a Yahvé, pues está en juego la suerte de sus sierros, cubiertos ahora de oprobio; por otra parte, los enemigos del pueblo elegido son los enemigos de Dios. El rey es el ungido de Yahvé, que es afrentado inconsideradamente. Todo esto debe mover al Dios de Israel a manifestar su poder en favor de los suyos.
El v.53 cierra con la consabida doxología el libro tercero del Salterio, y es adición del compilador general de los salmos.
1 J. Cales, o.c., II p.i4O. – 2 Sobre el título véase com. a Sal 74:1. Etán: 1 Re 4:31. – 3 Cf. Exo 20:5-6. – 4 2Sa 7:12. 5 Cf. Job 2:1; Job 15:15; Zac 14:5; Dan 8:13. – 6 Cf. Job ι ,ι ; 2:1s; Isa 6:1s; Sal 29:13. – 7 Cf. Isa 51:9-10; Sal 74:12-15; véase A. lods, Quelques remarques sur les poémes my-thologiques de Ras Shamra et leurs rapports avec V A.T.: “Rev. d’Hist. et Phil. reí.” (1936) p. 113-no; p.dhorme, Choix des textes reí Assyro-babüoniens p.53-7· – 8 Cf. com. a Sal 87:3. – 9 Cf. Sal 76:16-17; Sal 24:1-2. – 10 Cf. Sal 98:8; Isa 44:23; Jer 46:18; {Jer 19:1
Fuente: Biblia Comentada
misericordias. Vea la nota sobre el Sal 85:7 (cp. vv. Sal 89:2; Sal 89:14; Sal 89:24; Sal 89:28; Sal 89:33; Sal 89:49).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Título. Etán ezraíta. Quizás el cantor levítico mencionado en 1Cr 6:42 y 1Cr 15:17; 1Cr 15:19 (Vea la nota sobre el Sal 88:1-18; Título).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Este salmo describe el intento del autor de conciliar las aparentes contradicciones entre su teología y la realidad de las circunstancias de su nación. A lo largo de los primeros 37 vv. narra lo que sabe que es teológicamente preciso: Dios ha escogido soberanamente a Israel como su nación, y a los descendientes de David para que reinen. La última tercera parte del salmo refleja la decepción del salmista de que la nación haya sido desolada y que la monarquía davídica haya llegado aparentemente a un ignominioso fin. Para su crédito, el salmista no desecha su teología, sino que mantiene la tensión, que es de esperar quede resuelta en un tiempo postrero con el prometido restablecimiento de un reino terrenal bajo uno de los descendientes de David (cp. Sal 110:1-7; Sal 132:1-18).
I. La fidelidad manifiesta de Dios al pacto davídico (Sal 89:1-37)
A. El amor de Dios en fidelidad al pacto (Sal 89:1-4)
B. Dios es digno de alabanza (Sal 89:5-18)
C. El pacto de Dios con David (Sal 89:19-37)
II. El aparente abandono del pacto davídico por parte de Dios (Sal 89:38-52)
A. El lamento del salmista (Sal 89:38-45)
B. La consternación del salmista (Sal 89:46-51)
C. La doxología (Sal 89:52)
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Salmo 89 (88): Salmo mixto compuesto por un himno a Dios, creador y rey del universo (Sal 89:5-18), un oráculo divino sobre las promesas hechas a David y su descendencia (Sal 89:19-37) y una súplica final en favor del rey tras una derrota militar (Sal 89:38-51). Con la doxología contenida en Sal 89:12 se cierra el tercer libro del salterio (ver Sal 41:1-13 y Sal 72:1-20).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— tu fidelidad por generaciones: La bondad y fidelidad de Dios son el motivo central del salmo y en torno a él se articula el conjunto de la composición. Ver Sal 89:2; Sal 89:14; Sal 89:28; Sal 89:33; Sal 89:49.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Salmo 89. “¿promete y No Cumple?”
La estructura de este Salmo relata su historia. Consiste en dos secciones formadas idénticamente (1-14, 38-51) alrededor de un “núcleo” (15-37). El v. 52 es una conclusión editorial del Libro 3 de Sal.
1-14 Las promesas de Dios garantizadas por la naturaleza de Dios. Tres estrofas de ocho líneas que concluyen con un resumen de cuatro líneas (13, 14). El salmista se dispone a cantar de las misericordias divinas (1) que son eternas (2) y, en particular, recuerda la promesa del Señor a David (3) de una línea de sucesión duradera y un trono seguro (4). Ya que el Señor es supremo en el cielo (5-8) y soberano sobre la tierra (9-12) estas promesas deben ser ciertas. En resumen, el Señor posee poder y supremacía (13); su dignidad real se basa en su santidad expresada en principio (justicia) y en la práctica (derecho); y todo lo que hace es anunciado (14) por su misericordia y verdad.
15-37 Puntos principales de la promesa. Seis estrofas de ocho líneas: (i) el pueblo favorecido (15-18); (ii) el rey favorecido: David ungido (19-21), dominio universal prometido (22-25), relacionado con el Señor como un hijo con su padre, supremo sobre los reyes terrenales, gozando de un pacto eterno de amor y con la promesa de una línea imperecedera (26-29); (iii) la dinastía favorecida: disciplinada pero nunca rechazada (30-33), establecida para siempre dentro del pacto davídico inviolable (34-37).
38-51 El incumplimiento de las promesas: recurrir a la oración. Tres estrofas de ocho líneas (38-41, 42-45, 46-49) y una oración de cuatro líneas como conclusión (51, 52), son iguales en su forma a la sección inicial. Pero contrastan con ella en cuanto al tema: las 14 afirmaciones de soberanía divina (9-14) son equilibradas por 14 verbos de acción divina personal y destructiva contradiciendo las promesas (38-45). Se ha renunciado al pacto y las defensas nacionales han sido destrozadas (38-41); los enemigos van ascendiendo mientras el trono yace en el suelo (42-45); así que dónde están las antiguas misericordias que fueron prometidas (46-49); Señor, acuérdate … de tus siervos y de tu ungido (50, 51).
¿Qué hacer cuando las grandes promesas se convierten en grandes desilusiones? Las promesas a David eran claras y específicas. Se inauguró un pacto (3), con voto de perpetuidad (28, 34), y luego fue abandonado (39). Aun más particular es el amor de Dios, inmutable por definición: en los vv. 1, 2, 14, 24, 28, 33, 49 la palabra usada expresa el amor del compromiso, amor de la voluntad y no sólo de las emociones, amor prometido. El Salmo está entre un paréntesis formado por esta palabra en plural (1, 49). Esto es tan raro en el AT como para llamar la atención, porque el plural es usado sólo diez veces a diferencia de más de 200 veces en singular. En el Salmo el plural, “compromisos del amor inmutable” (1, 49) llama la atención a la promesa con dos facetas, hecha cariñosamente a David: un trono que dominaría el mundo (22-25) prometido por amor (24) y una dinastía permanente (26-29, 30-33) prometida por amor (28, 33).
son precisamente estas promesas basadas en el pacto y en el amor las que han fallado. Es más fácil imaginar a un salmista después de la caída de Jerusalén (597, 586 a. de J.C.) y el exilio de los últimos reyes (2 Rey. 24:8-12; 25:6, 7), reflexionando en Babilonia sobre el significado de estos eventos, cándidamente enfrentando la realidad de un trono conquistado en lugar de conquistador y una dinastía que ha desaparecido y formulando la pregunta de Balaam: “¿Dios habló, y no cumplirá?” Su respuesta es muy maravillosa. Cuando las promesas de Dios parecen haber fallado, entonces las afirma con un canto alegre (1, 2) y lleva el dolor de todas las promesas no cumplidas a Dios en oración (46-49, 50, 51). Tenemos que recordar que el salmista se dispuso a cantar las promesas (1, 2) cuando ya sabía que iba a contar cómo fallaron (38-45) y que oró su oración llena de tristeza cuando todavía no había señales de una solución. Pero qué acertado estaba al hacerlo porque (en el tiempo dispuesto por Dios) pronto brotaría una raíz de la tierra seca (Isa. 53:2) y el Hijo divino de David (Isa. 9:6, 7) reinaría en victoria (Isa. 9:4, 5) y justicia (Isa. 11:1-5; 32:1) para siempre (Luc. 1:31-33).
resumidas cuentas, las promesas no habían fallado sino que la comprensión humana de los tiempos de Dios y la complejidad de su dominio mundial no eran suficientes como para captar lo que estaba haciendo. Y así sucede con nosotros: las promesas nunca fallan, aunque la aparente demora hace que algunos caigan en la duda (2 Ped. 3:4); y no se trata sólo de la gran promesa de su venida, “porque no importa cuántas promesas haya hecho Dios, todas son ‘Sí’ en Cristo”. Las promesas no pueden fallar aunque nuestras expectaciones pueden, en cualquier momento, frustrarse. En ocasiones como esas, al igual que el salmista, debemos convertir las promesas en un canto y las desilusiones en una oración.
2 La RVA omite “Porque” al principio de este versículo. Debe volver a colocarse porque el canto en el v. 1 surge de la afirmación del v. 2. Cuando la fe declara que la palabra de Dios no puede fallar, la boca se llena de canto. Para siempre (ver 2, 4, 16, 28, 29, 36, 37). En estos versículos se enfatiza de variadas maneras el tema de perpetuidad. Esta es la cuestión que enfrentaba el salmista y que debemos enfrentar nosotros: Dios asumió compromisos perpetuos pero no han sido cumplidos. ¿Cómo hemos de encarar una situación así?
5-8, 9-12 El argumento de estas dos estrofas es que ya que no hay poder en el cielo o la tierra comparable con el Señor, ¿qué puede haber que prevenga el cumplimiento de sus promesas? 9, 10 El mar se usa con frecuencia para ilustrar un universo desenfrenado en que inquietos adversarios se oponen al Señor. En la mitología pagana esto se “personalizaba” como una batalla librada por el dios creador, Marduc, contra el monstruo del caos, Rahab. Esta batalla se libró antes de la creación para dar a Marduc campo libre para realizar su obra. En la Biblia Rahab es un sobrenombre de Egipto (Isa. 30:7), porque lo que Marduc hizo cuando no había testigos (y por lo tanto se requiere un acto de credulidad para creerlo), el Señor lo hizo históricamente, destrozando a Egipto y separando el mar Rojo (Isa. 51:9-11), en presencia del pueblo que pudo ver y testificar sobre el poder conquistador del Señor (Deut. 1:30). La historia coloca un fundamento sólido debajo de la teología.
13, 14 Fuerte … justicia … misericordia. Si pudiéramos negar cualquiera de estos tres, cada problema causado por el sufrimiento tendría una explicación lógica. Podríamos decir: Dios es fuerte y justo en todo lo que hace, pero no siempre es misericordioso; o, es justo y misericordioso pero no siempre lo suficientemente fuerte como para poder hacer lo que quiere; o, es misericordioso y fuerte pero no siempre justo. Pero ya que él es siempre las tres cosas juntas y cada acto de Dios está lleno de su poder absoluto, santa justicia y misericordia inmutable, encaramos la vida con fe en lugar de explicaciones, con confianza en él en lugar de apoyarnos en nuestra propia lógica.
18 Vuelva a colocar el “porque” inicial. La bendición del pueblo de Dios (15, 16) es explicada (17) por el Señor como su poder; esto a su vez es explicado (18) por la posesión del rey Señor reinando sobre ellos. De esta manera, la pérdida del rey que reina significaba el final de la bendición, bendición que no volverían a tener hasta volver a tener al rey. 19 El socorro sobre un valiente: David recibió ayuda divina contra Goliat (1 Sam. 17:37). 25 Mar … ríos, universalmente, las dos categorías contrastantes de agua usadas para expresar totalidad. 26, 27 Mi padre … primogénito (ver Sal. 2:7). 30-33 (Cf. 2 Sam. 7:1-16). El Salmo hace memoria de las promesas fundamentales hechas a David. 37 El fiel testigo puede haber sido el arco iris (Gén. 9:12-17) o, en base al v. 6, el propio Dios incomparable.
38-45 Aunque estos versículos no mencionan específicamente la caída de Jerusalén, describen algo más que una derrota momentánea del rey davídico. Ningún contratiempo puede describirse como un incumplimiento del pacto o como el arrojar la corona y el trono al suelo. Nada hay que quepa mejor con estos versículos que los eventos de 597 y 586 a. de J.C. con la consecuente cautividad y el final de la monarquía. De la misma manera, en el v. 46 la larga duración del problema concuerda con el mismo suceso.
46-49, 50, 51 Estas dos oraciones piden al Señor: Recuerda, no como si se hubiera olvidado pero (como en Exo. 2:24, 25) que permitiera que su compromiso y misericordia por su pueblo prosperara en acciones nuevas. La primera oración pide acción urgente. El salmista naturalmente quiere vivir para ver revertida la derrota y el restablecimiento de Sion. La segunda oración ruega en base al estado desesperado del pueblo del Señor. La burla de las naciones que destruyeron ciudad y monarquía -y, si se encuentra en Babilonia, la burla cotidiana dirigida al que profesa fe en un Dios soberano pero que todavía se encuentra cautivo en el exilio- pesa sobre el corazón del salmista. No sólo eso sino que (51) ¿ha visto con sus propios ojos al rey davídico paseado por las calles mientras los burladores se mofan a cada paso? Podemos identificarnos fácilmente con estas dos oraciones al ver que el mundo con sus burlas denigra la iglesia de nuestro Señor Jesucristo y se mofa de su nombre y nosotros, por nuestra parte, anhelamos el avivamiento y la honra del nombre que es sobre todo nombre.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
89.1ss Este salmo se escribió para describir el reino glorioso del rey David. Dios prometió que haría de David el rey más poderoso de la tierra y que mantendría a sus descendientes en el trono para siempre (2Sa 7:8-16). Debido a la destrucción de Jerusalén y a que sus reyes dejaron de gobernar allí, estos versículos solo se adelantan proféticamente al futuro reino de Jesucristo, el descendiente de David. El versículo 27 es una profecía que concierne a la dinastía eterna de David, que se consumará en el reino futuro de Cristo sobre el mundo (véase Rev 22:5).89.5 «En la congregación de los santos» por lo general se refiere a los ángeles. En los atrios del cielo, una miríada de ángeles alaban al Señor. Esta escena es de majestad y esplendor para mostrar que Dios va más allá de las comparaciones. Su poder y pureza lo colocan muy por encima de la naturaleza y de los ángeles. (Si desea más información sobre los ángeles, véanse Deu 33:2; Luk 2:13; y Heb 12:22.)89.12 Esto se refiere a los montes Tabor y Hermón. El monte Tabor no es muy alto (650 m), fue escenario de la victoria de Débora en Jueces 4. El monte Hermón (3,000 m) es alto y majestuoso.89.14, 15 El trono de Dios se describe con pilares de justicia y juicio y como servidores la misericordia y la verdad. Esto explica los aspectos fundamentales de cómo Dios trata a la gente. Como embajadores de Dios, debemos tratar a la gente de la misma manera. Asegúrese de que sus acciones derramen justicia, juicio, misericordia y verdad, ya que ninguna acción injusta, sin misericordia ni deshonesta puede provenir de Dios.89.17, 24 «Nuestro poder» significa nuestro hombre fuerte, nuestra esperanza del Mesías. El versículo 24 vuelve a referirse al poder y aquí el salmista promete tener el poder de Dios para cumplir su voluntad. Sin la ayuda de Dios somos débiles e impotentes, ineptos incluso para la más simple tarea espiritual. Pero cuando estamos llenos del Espíritu de Dios, su poder fluye a través de nosotros y va más allá de nuestras expectativas.89.34-37 A la luz de la continua desobediencia de Israel en toda la historia, esta es una promesa sorprendente. Dios prometió que los descendientes de David siempre se sentarían en el trono (89.29), pero si el pueblo desobedecía, recibiría el castigo (89.30-32). Y aun así, con su desobediencia y castigo, Dios nunca dejaría de cumplir sus promesas (89.33). Israel sí desobedeció, el mal corrió con desenfreno, la nación se dividió, vino el exilio. Pero a pesar de todo, un remanente del pueblo de Dios permaneció fiel. Siglos después llegó el Mesías, el Rey eterno del linaje de David, tal y como Dios lo prometió. Todo lo que Dios promete, lo cumple. No se retractará de ninguna de las palabras que dice. También nosotros podemos confiar en que Dios nos salvará porque El lo prometió (Heb 6:13-18). Dios es completamente confiable.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Enc. Véase Sal 32:1 Enc, n.
(2) O: “amor leal”.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 3081 1Re 4:31; 1Cr 2:6
b 3082 Sal 86:12; Sal 106:1
c 3083 Sal 119:90
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Salmo 89 Este lamento del rey consta de cuatro secciones distinguidas por el que habla y por diferencias temáticas. En la primera sección (vers. 1-4), tanto Dios como el rey hablan en primera persona, comprometiéndose al pacto davídico. Consiste de dos estrofas iguales por los contrayentes del pacto: El rey canta de su fe que la misericordia del Señor y su fidelidad son eternas (vers. 1, 2) y Dios reafirma su pacto de establecer la descendencia de David y edificar su trono para siempre (vers. 3, 4). En la segunda sección (vers. 5-18), el pueblo alaba al Señor en respuesta a su pacto con David. Esta sección también consiste de dos estrofas iguales: una alabanza al gobernante eterno por su fidelidad en los cielos (vers. 5-9) y por su poder al crear la tierra (10-14), y una declaración del gozo de Israel que le adora (vers. 15, 16), porque el gobernante supremo del universo es su Dios (vers. 17, 18). En la tercera sección (vers. 19-37), Dios ofrece un oráculo interpretando el pacto davídico que también tiene dos partes: Dios promete establecer y edificar la casa de David, extendiendo sus provisiones a Salomón y a la línea davídica de reyes para siempre (vers. 19-29) y promete además disciplinar a la casa de David por sus pecados, pero sin quebrantar el pacto (vers. 30-37). En la cuarta sección el rey se lamenta que las promesas del pacto davídico no se han cumplido. Esta sección tiene dos estrofas: la queja que Dios lo ha rechazado (vers. 38, 39) y que los enemigos le asedian (vers. 40-42). Se encuentra humillado y avergonzado (vers. 43-45) y apela a Dios para que reconozca la urgencia de su situación (vers. 46-48) y que lo recuerde en su oprobio (vers. 49-51). Las primeras tres partes proveen la lógica detrás de la petición: El Señor no puede permitir que la degradación de la casa de David continúe sin ser considerado infiel a sus atributos de misericordia y fidelidad, poniendo en peligro su reputación como el gobernante supremo de Israel.
89 Título: Etán. Hemán de Coré, Asaf de Gersón y Etán de Merari, eran los líderes de la música en el templo y representaban a los tres hijos de Aarón. Una comparación de 1 Cr 16:41, 42; 25:1 con 15:17, 18, sugiere que Etán era llamado también Jedutún.
Fuente: La Biblia de las Américas
En este salmo real, el escritor alaba al Señor por su pacto con David (vv. Sal 89:1-4) y por Su carácter (vv. Sal 89:5-18); luego describe el pacto davídico en forma poética (vv. Sal 89:19-37); véase nota en 2Sa 7:12-16, lamenta la humillante derrota que el rey acaba de sufrir (vv. Sal 89:38-45) y pide al Señor que se recuerde de Su pacto (vv. Sal 89:46-51).
Masquil. Véase nota en el Sal 32:1-11.
Etán ezraíta. Probablemente idéntico a Jedutún (véase nota en el Sal 39:1-13) si bien aquí se refiere a un descendiente del Etán de los días de David (1Cr 15:19), puesto que el desastre de los vv. Sal 89:38-45 no ocurrió durante el reinado de David sino después, durante la decadencia de Judá. Sin embargo, el vocablo podría referirse a una confraternidad coral con el nombre de Etán.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Fuente: La Biblia de las Américas
SALMO 89 (88)[5] La alianza con David expresa el amor de Dios. 2 Sam 7, 12-13; Jer 33, 21.[20] 1 Sam 16, 1-12; Hech 13, 22.[26] Zac 9, 10.[50] El himno de alabanza inicial se vuelve lamentación comunitaria. 2 Sam 7, 11.