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Comentario de Salmos 96:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Salmos 96:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

¡Cantad a Jehovah un cántico nuevo! ¡Cantad a Jehovah, toda la tierra!

Cantad. Sal 33:3; Sal 98:1; Sal 149:1; 1Cr 16:23-33; Apo 5:9; Apo 14:3.

Cantad a Jehová. Sal 67:3-6; Sal 68:32; Rom 15:11.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Una exhortación a alabar a Dios, Sal 96:1-3,

por su grandeza, Sal 96:4-7;

por su reino, Sal 96:8-10;

por su juicio general, Sal 96:11-13.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

es un salmo real que es parte del conjunto que comienza en el Sal 93:1-5. Este salmo enfatiza la palabra misión, especialmente el cumplimiento profético de la disposición de la misión del pacto de Abraham (Sal 67:1-7). La estructura del poema es la siguiente:

(1) llamado a alabar a Dios (vv. Sal 96:1-3);

(2) celebración de Dios el Creador (vv. Sal 96:4-6);

(3) celebración de Dios el Rey (vv. Sal 96:7-10);

(4) celebración de Dios, El que ha de venir (vv. Sal 96:11-13).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

entre las naciones es una enérgica declaración de que un día el mensaje de la misericordia de Dios será conocido en todo el mundo. Un día el mensaje de salvación de Dios será conocido En todos los pueblos. Esta afirmación depende de la promesa de Dios a Abraham, la que dice que a través de sus descendientes todas las naciones de la tierra serían bendecidas (Gén 12:1-3). También anticipa el mandamiento de Jesús a sus discípulos de difundir en un mundo desesperado la nueva de la misericordia de Dios (Mat 28:18-20Sal 67:1-7).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Salmo 96 (Vg 95): Alabanza al Señor, único Dios y Rey del Universo.
E ste salmo se divide netamente en tres secciones: a) invitación a Israel para que le alabe en el santuario como Dios único (1-6); b) invitación a las naciones a asociarse a estas alabanzas, porque ha creado el mundo y gobierna los pueblos con equidad (7-10); c) invitación a la naturaleza a regocijarse ante Yahvé, que rige el mundo con justicia (11-13). Este himno de alabanza forma parte del cántico que se inserta en 1Cr 16:23-33, y que, según el relato, fue compuesto para David con motivo del traslado del arca a Jerusalén. No obstante, los críticos modernos consideran este cántico como una pieza postiza insertada por un compilador posterior, por tanto, no se debe deducir de él el origen davídico de nuestro salmo.
El universalismo que se respira en este salmo parece un eco de los vaticinios de la segunda parte del libro de Isaías (c.40-66). El establecimiento del reinado universal de justicia sobre todos los pueblos domina el pensamiento del salmista como el del profeta isaiano. Abundan las reminiscencias de otros salmos 1 que se sitúan en la misma panorámica. El estilo es florido y lleno de lirismos. Desde el punto de vista doctrinal, encontramos un verdadero esquema de teodicea: afirmación de su monoteísmo y enumeración de sus atributos.
Los LXX adjudican también este salmo a David: “Cántico de David cuando se edificó la casa después de la cautividad,” lo que históricamente no es imaginable. Algunos autores tratan de arreglar esta aparente contradicción diciendo que es de David, pero que fue cantado en la inauguración del templo segundo de Zorobabel. Pero el poema no tiene nada de arcaico, ni en el fondo ideológico ni en la forma literaria. Como, por otra parte, no son pocas las concomitancias literarias y conceptuales con la segunda parte del libro de Isaías, los comentaristas modernos suponen comúnmente que el salmo es postexílico, aunque no posterior al siglo ni, ya que aparece en el fragmento de los Paralipómenos.

Invitación a los israelitas a alabar a Yahvé (1-6).
l Cantad a Yahvé un cántico nuevo, cantad a Yahvé la tierra toda. 2 Cantad a Yahvé y bendecid su nombre, anunciad de día en día su salvación. 3 Contad su gloria entre las gentes, en todos los pueblos sus maravillas. 4 Porque grande es Yahvé y digno de toda alabanza, terrible sobre todos los dioses, 5 pues todos los dioses de los pueblos son vanos ídolos; pero Yahvé hizo los cielos. 6 Delante de El la majestad y la magnificencia, en su santuario la fortaleza y el esplendor.

Las nuevas gracias que Yahvé otorga constantemente a su pueblo, y, en general, a las criaturas, requieren que se le entone un cántico nuevo: expresiones frescas de alabanza y de acción de gracias. El salmista se dirige primeramente a los israelitas, según se deduce de la mención del santuario en el v.6; pero asocia inmediatamente a toda la tierra a las alabanzas que va a proferir. Yahvé tiene una dimensión universal, pues aunque esté vinculado especialmente a Israel, sigue siendo el Soberano de todo el orbe creado 2. Los fieles deben recordar cada día la salvación obrada por Yahvé en favor de su pueblo y de todos los que a El se acogen. Las perspectivas nacionalista y universalista se entrelazan en la mente del poeta, que considera el santuario de Jerusalén como morada de Yahvé en la tierra, punto de atracción de las miradas de todos los pueblos 3. La historia de Israel es la historia de la manifestación salvadora de Yahvé: primero al sacarlo de la esclavitud faraónica, y después liberándolo de la cautividad babilónica.
Todos los pueblos deben conocer las maravillas en favor de su pueblo, pues redundan en su gloria4. Como ser trascendente destaca sobre todos los supuestos dioses de los otros pueblos, los cuales son, en realidad, vanos ídolos sin vida 5. Con sus gestas ha demostrado que sólo El es el Dios viviente, capaz de proteger a su pueblo, mientras que las divinidades de los otros pueblos son impotentes para salvarlos. Yahvé tiene un título único de poder: hizo los cielos, lo más excelso de la creación. El mundo es su obra, y, por tanto, sólo El puede intervenir en la historia de la humanidad6. Como Rey soberano del universo, lleva de escolta de honor a su majestad y magnificencia, juntamente con su fortaleza y esplendor (v.6). Estos atributos se manifiestan en su santuario, los cielos – morada permanente de Yahvé como ser trascendente – y el templo de Jerusalén, lugar santificado con su presencia como “Santo de Israel,” es decir, vinculado a los destinos históricos del pueblo elegido, el cual, por otra parte, es instrumento suyo para dar a conocer su salvación a los otros pueblos. Por eso se invita a narrar sus proezas entre las gentes.

Invitación a las naciones a asociarse a las alabanzas a Yahvé (7-10).
7 Dad a Yahvé, oh familias de los pueblos! dad a Yahvé la gloria y el poderío. 8 Dad a Yahvé la gloria de su nombre, tomad ofrendas y venid a sus atrios. 9 Inclinaos ante Yahvé con ornamentos santos. ¡Tema ante El toda la tierra! 10 Decid entre las gentes: “¡Reina Yahvé!” Pues El afirmó el orbe, y no se conmueve. Juzga con equidad a los pueblos.

Supuesta su divinidad y su carácter de Creador, todos los pueblos están obligados a darle gloria y reconocer su poderío. Por ello deben acudir con sus ofrendas a los atrios del templo de Jerusalén, donde tiene· su morada terrestre. La invitación supone la perspectiva universalista que encontramos ya en Isa 2:2-4 : todos los pueblos confluyen hacia Sión para ser adoctrinados en la ley de Yahvé. Aquí, conforme a las perspectivas de la segunda parte del libro de Isaías, se les invita a traer sus ofrendas de reconocimiento. Todos deben acercarse con ornamentos santos o vestidos de ceremonia para participar en su culto, como lo hacen los sacerdotes7. Todos deben acatar la realeza de Yahvé, que reina sobre todos los pueblos y gobierna con sentido de equidad y de justicia. Como el orbe, cimentado por Yahvé, no se conmueve, así todo encuentra su sitio cuando es Yahvé el que dirige las riendas de la vida social.

Invitación a la naturaleza a alabar a Yahvé (11-13).
11 Alégrense los cielos, regocíjese la tierra, truene el mar y cuanto en él se contiene. 12 Salte de júbilo el campo y cuanto hay en él, y exulten todos los árboles de la selva 13 ante la presencia de Yahvé, que viene, porque viene a juzgar la tierra” Regirá el orbe con justicia, y a los pueblos con equidad.

Toda la naturaleza debe participar en esta alegría sonora en honor del Creador: la tierra, el mar, el campo y los arboles de la selva 8. Estas apelaciones a la naturaleza para asociarse a la gloria de los repatriados en la nueva teocracia son características de la segunda parte del libro de Isaías 9. Toda la creación debe entonar un himno de alabanza, que sea como el eco del himno de los seres humanos, que se asocian al culto de Yahvé en Jerusalén en un preludio de la inauguración de los tiempos mesiánicos: ante la presencia de Yahvé, que viene a juzgar la tierra. El horizonte es netamente escatológico: se acerca el gobierno de Yahvé sobre toda la sociedad humana 10. Con El viene el reinado de la justicia y de la equidad. Es el cumplimiento de los antiguos vaticinios mesiánicos 11.

1 Cf. Sal 33:3; Sal 33:40, 4:Sal 47:2; Sal 98:1; I49.I4 Isa 42:10; Sal 9:12; Sal 105:1; Sal 105:95.3!Sal 48:2; Sal 29:1; 9:9- – 2 Cf. Isa 66:18; Sal 9:1; Sal 98:15; Sal 98:96.18, – 3 Cf. Isa 2:2-4. – 4 Sal 98:1-3; Isa 42:10s; Isa 43:1-8; 45:1s. – 5 Cf. Isa 40:183; Isa 44:93. – 6 Cf. Isa 45:25-26; Isa 45:14-17; Isa 46:1s; Isa 43:3; Isa 85:10-12; Isa 89:15. – 7 Cf. Sal 29:3. – 8 Cf. Sal 98:7. – 9 Cf. Isa 44:23; Isa 44:49.13- – 10 Cf. Sal 2:10; Sal 9:9; Sal 98:10. – 11 Cf. Isa 42:10s; Isa 44:23; Isa 49:23; Isa 49:55.12

Fuente: Biblia Comentada

cántico nuevo. Este cántico nuevo estaba dado para la futura inauguración del reinado milenario del Señor sobre la tierra (cp. Sal 144:9; Sal 149:1; Apo 5:9; Apo 14:3).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Salmo 96 (95): Himno a la realeza de Dios que, desde una perspectiva universal, invita al pueblo, a las naciones y a la creación entera a alabar a Dios celebrando con alegría su majestad y sus obras. Este himno, semejante al Sal 98:1-9, se encuentra recogido con ligeras variantes en 1Cr 16:23-33.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Sal 33:3; Isa 42:10.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Salmos 95, 96. Buenas Nuevas de Salvacion

En el Sal. 95 la iglesia está cantando y adorando, y en el Sal. 96 cantando y compartiendo. Todo el Sal. 95 se expresa dentro de la comunidad donde Jehovah es conocido como roca, Rey y Creador, Hacedor y Pastor y aquel a quien se le debe obediencia. En el Sal. 96 la iglesia está todavía cantando, pero inmediatamente sale afuera como testimonio del único Dios, merecedor de toda alabanza que viene como juez universal. Los Sal. 95 y 96 ponen la realeza del Señor en una relación con los «dioses» (95:3; 96:4, 5) y ésta es su característica distintiva. Pero estos salmos no son de ninguna manera una declinación del monoteísmo así como no lo son las referencias a señores y dioses en 1 Cor. 8:5. Existen muchas potencias espirituales en un mundo caído -hasta hay un «dios de esta edad» (2 Cor. 4:4)- y ya que ejercen su magnetismo ilusorio sobre el pueblo del Señor también, lo que estos salmos hacen recordar es que él es Rey supremo (95:3) y que sigue siendo relevante el hecho de que los «dioses» no son nada.

El único Dios y los dioses. Estos salmos son típicos en su apelación a la creación como evidencia de que hay un solo y único Dios. Comparados con el Creador, otros «dioses» son (no elohim sino elilim, 96:5) imitaciones de lo auténtico. Son dos palabras asonantes. Son «no dioses», ceros a la izquierda. En contraste, él administra soberanamente a la tierra (95:4, 5). En el pensamiento pagano, las profundidades eran gobernadas por Moloc y las alturas de los montes por Baal, y el mar por Tiamat. Pero en la Biblia todo está en su mano, y es suyo por derecho de creación.

Salmo 96. El único Dios y su evangelio

El Sal. 96 consiste en:

A1 (vv. 1, 2a) Un llamado al mundo para que adore

B1 (vv. 2b, 3) Un mandato para la iglesia

C1 (vv. 4-6) Una explicación del único Dios

A2 (vv. 7-9) Un llamado al mundo para que adore

B2 (v. 10) Un mandato para la iglesia

C2 (vv. 11-13) Una explicación del Dios venidero

Los que se regocijan en el Dios de salvación (95:1) deben contar las buenas nuevas de salvación, invitando al mundo: Bendecid su nombre (2), o sea, responder a lo que el Señor ha revelado de sí, venir ante su propia presencia (la hermosura de su santidad) por medio de las ofrendas que él requiere (7-9); respondiendo a su nombre (8, ver el comentario sobre el v. 2), entrando a sus atrios (8), seguros en su santa presencia (9) y adorando con el debido temor. Pero las buenas nuevas son también de expectación (11-13). “Juzgar” significa “arreglar bien todas” las cosas: el cielo, tierra y mar, la creación natural y humana. Ningún aspecto de lo que al principio creó es olvidado en la salvación final.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

96.1-4 El salmista canta las alabanzas a Dios, asombrado por todo lo que El ha hecho. Si creemos que Dios es grande, no podemos evitar decírselo a otros. El mejor testimonio se da cuando nuestros corazones están llenos de gratitud por lo que El ha hecho. Dios nos escogió para proclamar «en todos los pueblos sus maravillas». La alabanza para nuestro gran Dios fluye desde la creación y debe brotar de nuestros labios. ¿Cuánto habla a los demás de la grandeza de Dios?

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) LXX tiene este encabezamiento: “Cuando la casa fue construida después del cautiverio: una canción de David”; Vg es similar.

(2) “[Oh gentes de] toda la tierra.” Lit.: “toda la tierra”, pero el verbo “canten” es masc. pl. Véanse Sal 33:8 y Sal 66:1, nn: “Tierra”.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 3375 1Cr 16:23; Sal 33:3; Sal 40:3; Sal 98:1; Sal 149:1; Isa 42:10

b 3376 Sal 66:4

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Salmo 96 Este Salmo es un canto de alabanza proclamando al Señor como Rey. Está dirigido a los creyentes en toda la tierra, exhortándoles a alabar al Señor por su gloria y fortaleza (vers. 6, 7) mientras testifican a otros de la salvación del Señor (vers. 2-3), urgiéndolos a que se postren con temor delante de El (vers. 9), trayendo tributo a su templo (vers. 6b, 8b). También está dirigida a toda la creación, pidiéndole que se regocije, pues Dios juzgará la tierra con justicia (vers. 11-13). El himno se divide en tres estrofas, las cuales se relacionan entre sí. La primera estrofa celebra al Señor, que como guerrero divino, triunfó en el pasado (vers. 1-6). La segunda alaba al Señor como rey que establece para siempre el mundo habitable y que juzga a los pueblos (vers. 7-10). La tercera estrofa le exalta como juez que en el futuro juzgará a las naciones con justicia (vers. 11-13). El gobierno universal de Dios sobre su creación y la historia se describen juntos por cuanto su reino abarca el mundo entero. Su victoria en la creación garantiza su victoria moral sobre la historia. Las primeras dos estrofas se unen por gloria (vers. 3, 7), poder (vers. 6, 7), nombre (vers. 2, 8) y toda la tierra (vers. 1, 9). Estas mismas partes están unidas temáticamente por proclamad…entre las naciones (vers. 2, 3) y decid entre las naciones (vers. 10). El Salmo celebra la victoriosa marcha de Dios hasta Sion donde estableció su trono en la ciudadela del enemigo. El Salmo es un ejemplo de una apropiada adoración litúrgica.

Fuente: La Biblia de las Américas