Biblia

Comentario de Santiago 4:12 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Santiago 4:12 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Hay un solo Dador de la ley y Juez, quien es poderoso para salvar y destruir. Pero ¿quién eres tú que juzgas a tu prójimo?

4:12 — «Uno solo es… y perder». El texto griego enfatiza la palabra «uno». Ese «uno» es Cristo Jesús (Mat 28:18). A él sólo toca legislar. Algunos lectores de Santiago, al hablar mal («hablar para abajo» — griego) de su hermano, actuaban como si fueran Dios, quien determina acción aceptable, o acción reprensible, y quien determina la validez de sus leyes. (Aún la autoridad delegada viene del cielo, Rom 13:1; Jua 19:11).

Otras versiones dicen: «Sólo hay un Dador de la ley y Juez». Agregan la frase «y Juez». Ya que Cristo solo es él que legisla y que juzga, él solo puede determinar acción correcta, y acción pecaminosa. Véanse Mat 10:28; Hch 17:31.

Si el hombre tuviera el poder de salvar almas y juzgar finalmente, podría determinar lo correcto y lo incorrecto, pero no lo tiene. No es legislador, pues; no es juez de su hermano.

La palabra «perder» no significa aniquilación (según afirman algunos sectarios), sino reducir a la nada, o rendir inútil. La misma palabra griega, para decir «perder», se encuentra en Luc 15:32, respecto al «hijo pródigo». ¡Seguramente no se aniquiló! Estuvo alejado de la casa de su padre, o perdido. El que se pierde eternamente, no será aniquilado, sino sufrirá castigo sensible por toda la eternidad (Mat 25:46; Mar 9:48; Apo 14:11).

— «pero tú,… juzgues a otro?» Ya que Santiago dice quien y qué es Cristo Jesús, ahora con ironía pregunta respecto a los que hablaban mal de su prójimo, como si hubieran sido dioses para hacer sus propias leyes, «y vosotros, ¿quiénes sois?»

Compárese Rom 14:4; Rom 14:10-13. No tenían el derecho (por no ser dadores de leyes) de juzgar injustamente a su hermano, y no eran capaces (por no ser jueces) de condenarle. ¡Qué arrogancia, pues, muestra el que juzga a su prójimo!

Conviene aquí notar que Santiago trata solamente el caso de hablar mal del «prójimo» (Versión La Biblia de las Américas; Versión Moderna; Versión Hispanoamericana; etcétera). No toca la cuestión de «juzgar con justo juicio» (Jua 7:24). El pecador tiene que ser reprendido (1Co 5:1-13; 1Co 6:2-5; Efe 5:11; 1Ti 5:20; Gál 2:11; Gál 2:14; Tit 1:13; 2Ti 4:2; Compárese 2Sa 12:7 y sig.). Pero atribuir motivos falsos a otro y calumniarle en diversas maneras, es otra cosa. A ésta se dirige Santiago.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Uno solo es el dador de la ley. Isa 33:22.

que puede salvar y perder, o destruir. Mat 10:28; Luc 12:5; Heb 7:25.

¿quién eres para juzgar a otro? 1Sa 25:10; Job 38:2; Rom 2:1; Rom 9:20; Rom 14:4, Rom 14:13.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Uno solo es el dador de la ley. Dios, quien dio la ley (cp. Isa 33:22). Él es el único que tiene la autoridad para salvar de su castigo a quienes se arrepienten, y destruir a los que rehúsan arrepentirse.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

4:12 — «Uno solo es… y perder». El texto griego enfatiza la palabra «uno». Ese «uno» es Cristo Jesús (Mat 28:18). A él sólo toca legislar. Algunos lectores de Santiago, al hablar mal («hablar para abajo» — griego) de su hermano, actuaban como si fueran Dios, quien determina acción aceptable, o acción reprensible, y quien determina la validez de sus leyes. (Aún la autoridad delegada viene del cielo, Rom 13:1; Jua 19:11).
Otras versiones dicen: «Sólo hay un Dador de la ley y Juez». Agregan la frase «y Juez». Ya que Cristo solo es él que legisla y que juzga, él solo puede determinar acción correcta, y acción pecaminosa. Véanse Mat 10:28; Hch 17:31.
Si el hombre tuviera el poder de salvar almas y juzgar finalmente, podría determinar lo correcto y lo incorrecto, pero no lo tiene. No es legislador, pues; no es juez de su hermano.
La palabra «perder» no significa aniquilación (según afirman algunos sectarios), sino reducir a la nada, o rendir inútil. La misma palabra griega, para decir «perder», se encuentra en Luc 15:32, respecto al «hijo pródigo». ¡Seguramente no se aniquiló! Estuvo alejado de la casa de su padre, o perdido. El que se pierde eternamente, no será aniquilado, sino sufrirá castigo sensible por toda la eternidad (Mat 25:46; Mar 9:48; Apo 14:11).
–«pero tú,… juzgues a otro?» Ya que Santiago dice quien y qué es Cristo Jesús, ahora con ironía pregunta respecto a los que hablaban mal de su prójimo, como si hubieran sido dioses para hacer sus propias leyes, «y vosotros, ¿quiénes sois?»
Compárese Rom 14:4; Rom 14:10-13. No tenían el derecho (por no ser dadores de leyes) de juzgar injustamente a su hermano, y no eran capaces (por no ser jueces) de condenarle. ¡Qué arrogancia, pues, muestra el que juzga a su prójimo!
Conviene aquí notar que Santiago trata solamente el caso de hablar mal del «prójimo» (Versión La Biblia de las Américas; Versión Moderna; Versión Hispanoamericana; etcétera). No toca la cuestión de «juzgar con justo juicio» (Jua 7:24). El pecador tiene que ser reprendido (1Co 5:1-13; 1Co 6:2-5; Efe 5:11; 1Ti 5:20; Gál 2:11; Gál 2:14; Tit 1:13; 2Ti 4:2; Compárese 2Sa 12:7 y sig.). Pero atribuir motivos falsos a otro y calumniarle en diversas maneras, es otra cosa. A ésta se dirige Santiago.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Rom 2:1; Rom 14:4.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

c 175 Isa 33:22

d 176 Mat 10:28; Jud 1:15

e 177 Rom 14:4

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo