Biblia

Comentario de Santiago 4:13 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Santiago 4:13 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

¡Vamos pues ahora los que decís: “Hoy o mañana iremos a tal ciudad, estaremos allá un año y haremos negocios y ganaremos”!

4:13 — Algunos comentaristas de reconocimiento creen que los versículos 13-17, juntamente con 5:1-6, forman un paréntesis, en el cual Santiago se aparta de los hermanos para dirigirse en particular a los judíos inconversos. Otros entienden que en esta sección (los versículos 13-17) se dirige a hermanos, pero que en 5:1-6 a los judíos inconversos. Es indiscutible que esta sección (los versículos 13-17) se aplica igualmente a hermanos, y a no hermanos, a quienes tengan confianza presuntuosa respecto al futuro, no contando con la voluntad y la providencia de Dios.

— «¡Vamos ahora!» Véase 5:1. El verbo griego en esta interjección puede significar ir o venir. La Versión La Biblia de las Américas en el margen dice, «Venid». En el texto mismo esa versión dice, «Oíd ahora». La Versión Popular dice, «Ahora oigan esto». Varias versiones dicen, «Ea ahora» (ea, siendo una interjección que sirve para estimular o llamar la atención). Santiago está diciendo a sus lectores que presten debida atención a lo que está para decir.

— «los que decís: Hoy… y ganaremos». Santiago se dirige a un grupo imaginario que presenta un plan hipotético. El plan mismo no es malo; el mal consiste en que los proyectistas actúan como si todo estuviera en sus manos, y el futuro les fuera seguro, pero no cuentan con Dios (¡y esto por todo un año! ¡increíble!).

El comerciante tiende a perderse en el materialismo, en el poder de su propia sabiduría, y a olvidarse de que su vida está en las manos de Dios (Dan 5:23; Pro 16:9; Hch 17:28).

Véanse Pro 27:1; Luc 12:16-21; Compárese 6:33,34.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

¡Vamos ahora! Stg 5:1; Gén 11:3, Gén 11:4, Gén 11:7; Ecl 2:1; Isa 5:5.

Hoy y mañana iremos. Pro 27:1; Isa 56:12; Luc 12:17-20.

y traficaremos, o haremo negocios. Isa 24:2; Isa 56:11; Eze 7:12; 1Co 7:30.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El pecado de esas personas no era que hicieran planes, sino más bien que ignoraban la brevedad de la vida humana (v. Stg 4:14) y no consultaban al Señor al hacer sus planes (v. Stg 4:15). Ese tipo de jactancia es mala.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Vamos … ganaremos: El problema aquí no es el plan o el concepto de planear; es dejar a Dios fuera del plan (v. Stg 4:15).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Santiago no condena la planificación sabia y prudente de ciertas actividades y negocios, sino más bien la planificación que deja por fuera a Dios. Las personas que se describen aquí son ateas prácticas que viven su vida y hacen sus planes como si Dios no existiera. Esa conducta es inconsecuente con la fe salvadora genuina que somete todo a Dios (vea la nota sobre el v.Stg 4:7).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

4:13 — Algunos comentaristas de reconocimiento creen que los versículos 13-17, juntamente con 5:1-6, forman un paréntesis, en el cual Santiago se aparta de los hermanos para dirigirse en particular a los judíos inconversos. Otros entienden que en esta sección (los versículos 13-17) se dirige a hermanos, pero que en 5:1-6 a los judíos inconversos. Es indiscutible que esta sección (los versículos 13-17) se aplica igualmente a hermanos, y a no hermanos, a quienes tengan confianza presuntuosa respecto al futuro, no contando con la voluntad y la providencia de Dios.
–«¡Vamos ahora!» Véase 5:1. El verbo griego en esta interjección puede significar ir o venir. La Versión La Biblia de las Américas en el margen dice, «Venid». En el texto mismo esa versión dice, «Oíd ahora». La Versión Popular dice, «Ahora oigan esto». Varias versiones dicen, «Ea ahora» (ea, siendo una interjección que sirve para estimular o llamar la atención). Santiago está diciendo a sus lectores que presten debida atención a lo que está para decir.
–«los que decís: Hoy… y ganaremos». Santiago se dirige a un grupo imaginario que presenta un plan hipotético. El plan mismo no es malo; el mal consiste en que los proyectistas actúan como si todo estuviera en sus manos, y el futuro les fuera seguro, pero no cuentan con Dios (¡y esto por todo un año! ¡increíble!).
El comerciante tiende a perderse en el materialismo, en el poder de su propia sabiduría, y a olvidarse de que su vida está en las manos de Dios (Dan 5:23; Pro 16:9; Hch 17:28).
Véanse Pro 27:1; Luc 12:16-21; Compárese 6:33,34.

Fuente: Notas Reeves-Partain

EXCESO DE CONFIANZA

Santiago 4:13-17

¡Venga ya, los que decís: «Hoy o mañana iremos a tal ciudad, y nos quedaremos allí un año, y comerciaremos y haremos negocio»! Los que son como vosotros no saben lo que pasará mañana. ¿Qué es vuestra vida? Una neblina que aparece por un poco de tiempo, y después se desvanece. Y sin embargo, habláis de esa manera en vez de decir: «Si Dios quiere, estaremos vivos, y haremos esto o lo otro.» Pero hacéis vuestros planes arrogantemente como si fuerais los amos del mundo. Todas esas chulerías no son nada bueno. Así que, si uno sabe lo que está bien, y no lo hace, ese es el que peca.

Aquí tenemos otro cuadro contemporáneo, que los lectores de. Santiago reconocerían, y en el que hasta podrían descubrir su propio retrato. Los judíos eran los mayores comerciantes del mundo antiguo; y en muchos sentidos, ese mundo les dio todas las oportunidades necesarias para poner en práctica sus habilidades comerciales. En aquel tiempo se fundaron muchas ciudades; y era corriente que los dignatarios que las fundaban estuvieran buscando ciudadanos que las ocuparan. A los judíos se les ofreció muchas veces generosamente la ciudadanía porque, donde ellos iban, iban también el dinero y los negocios. Así que esta escena nos presenta a unos cuantos hombres mirando un mapa. Uno de ellos señala un punto en él y dice: «Aquí hay una nueva ciudad de grandes oportunidades comerciales. Vamos allá. Empezaremos desde cero; pero, después de un año o así, habremos hecho fortuna, y podremos volver ricos.» Y Santiago contesta que no se pueden hacer así los planes para el futuro; porque no sabemos ni lo que pasará el día de mañana. El hombre propone, y Dios dispone.

La esencial incertidumbre del futuro siempre ha estado grabada en la mente de todos los pueblos. El sabio hebreo escribía: «No te jactes del día de mañana; porque no sabes ni lo que dará de sí el día de hoy» (Pr 27:1 ). Jesús contó la historia de un rico insensato que hizo fortuna e hizo planes para el futuro y se olvidó de que se le podía reclamar el alma aquella misma noche (Lc 12:16-21 ). Ben Sirá escribía: «Hay quien se hace rico a base de agotarse y privarse, y eso es todo lo que saca; porque mientras está diciendo: «Me he ganado una vida de descanso, y ahora no voy a hacer más que disfrutar de lo que es mío.» ¡Y no sabe lo que le va a pasar, y que la muerte está de camino, y que tiene que dejarles todo eso a otros, y él morirse!» (Eclesiástico 11:18s). Séneca decía: «¡Qué estúpido es. hacer planes para la vida de uno, cuando ni siquiera el mañana tiene bajo su control!» Y en otro lugar: «No hay nadie que tenga amigos tan ricos que le puedan prometer el mañana.» Los rabinos tenían un proyecto: «No te preocupes por el día de mañana, porque no sabes lo que te deparará. Tal vez ni lo sepas mañana.» Denis Mackail era amigo de Sir James Barrie, y nos dice que, conforme Barrie se iba haciendo viejo, no quería nunca aceptar compromisos para una fecha un poco distante. «¡Sólo a corto plazo!», solía decir.

Santiago prosigue. Esta incertidumbre de la vida no debe conducirnos ni al miedo ni a la inactividad, sino a una total dependencia de Dios. Siempre ha sido la característica de las personas serias y responsables el hacer sus planes en esa dependencia de la que Pablo habla a los corintios: «Iré a veros pronto, si es la voluntad del Señor» (1Co 4:19 ). «Espero pasar algún tiempo con vosotros, si el Señor me lo concede» (1Co 16:7 ). Jenofonte escribe: «Sean así todas estas cosas, si así lo quieren los dioses. Y si alguien se pregunta por qué encontramos a menudo esta frase escrita, «si los dioses quieren,» yo le haría saber que, si hubiera experimentado los riesgos de la vida, no se sorprendería tanto.» Platón cuenta una conversación entre Sócrates y Alcibíades. Alcibíades dice: «Haré eso si quieres, Sócrates.» Y Sócrates le contesta: Alcibíades, esa no es manera de hablar.» «¿Cómo tendría que haber dicho?» «Pues, «Si Dios quiere.»» Minucio Félix escribe:

«¡Que Dios lo quiera! A una persona normal le sale instintivamente el hablar así.» Entre los árabes se oye frecuentemente: «Im sa Allah» -«Si Allah quiere», de donde se dice que viene la palabra española ojalá. Lo curioso es que los judíos no parece que tuvieran una expresión equivalente. En este sentido tenían que aprender de los otros pueblos.

La actitud verdaderamente cristiana no es vivir paralizados por el miedo a la incertidumbre del futuro, sino el dejarlo en las manos de Dios con todos nuestros planes, contentos de que no se lleven a cabo si no son la voluntad de Dios.

El que no tiene esto presente es culpable de arrogante presunción. La palabra original es alazoneía. Alazoneía era en un principio la actitud del charlatán, que ofrecía curas milagrosas que no curaban nada y presumía de cosas que no podía hacer. El futuro no está en las manos de los hombres, y ninguno puede pretender arrogantemente que tiene poder para decidirlo.

Santiago acaba con una advertencia. Si uno sabe que algo está mal pero sigue haciéndolo, comete un pecado. Lo que quiere decir es que, si se nos ha advertido, y se nos ha hecho ver la verdad, y seguimos disponiendo de nuestra propia vida sin tener en cuenta que el futuro está en las manos de Dios, escogemos seguir viviendo en un error culpable.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Pro 27:1; Sir 11:18-19; Mat 6:19-20; Luc 12:18-20; 1Ti 6:6-10.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— negociando y enriqueciéndonos: La tradición profética y sapiencial no miraba precisamente con buenos ojos a los comerciantes (ver Ose 12:7; Amó 8:5; Zac 14:21; Sir 11:10-11; y también Apo 18:11-17).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

La prueba de los ricos

El primer grupo al que se dirige consiste en los cristianos más ricos. Como es usual, Santiago evita cuidadosamente llamarlos “ricos”, pero es obvio que tienen algunas posesiones, ya que se ocupan en el negocio internacional. Sus planes son normales: viajar a una determinada ciudad, vender los produc tos que han llevado y quizá comprar otros y hacer dinero. ¿Acaso no se hacen así los negocios?

La crítica de Santiago es que de hecho están ocupándose de negocios exactamente como hacen otros negociantes. Como cristianos, deben tener conciencia siempre no sólo de la incertidumbre del futuro, sino también de quien lo controla. Si bien el cuadro de la brevedad de la vida es extraído del AT (e.g. Job 7:7, 9; Sal. 39:5, 6), la idea de la necedad de planear sin tener en cuenta los valores divinos es enseñanza de Jesús en Luc. 12:16-21. El punto de Santiago no es simplemente que deben comenzar todos sus planes con un: Si el Señor quiere. Eso podría ser simplemente cumplir de palabra. Al contrario, quiere que busquen el plan de Dios y sigan la voluntad de Dios en su uso del dinero. Esto aparece en su comentario: os jactáis en vuestra soberbia. ¿Qué tipo de orgullo es éste? 1 Jn. 2:16 usa el mismo término para hablar de “la soberbia de la vida”. Estaban haciendo planes que no eran los de Dios, pretendiendo tener una capacidad de controlar la vida que no tenían y jactándose de sus buenas acciones. Era nada más ni nada menos que amor al mundo.

Un proverbio de una línea pone las cosas en su punto. Estas personas estaban en la iglesia y ciertamente sabían hacer lo bueno. ¿Por qué no consultar a Dios y preguntarle qué se debía hacer con el dinero? Quizá no lo hacían por temor de que Dios les pidiera que lo compartieran con otros. No hacían ese bien, de modo que estaban pecando. Sus manos no estaban manchadas por robo, inmoralidad o crimen. Eran comerciantes honestos, pero su pecado era tan grave como dejar de hacer el bien que podían que equivale a hacer malas acciones. En cualquier caso, la enseñanza de Dios no puede ser ignorada.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

f 178 Pro 27:1; Luc 12:18

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

13 super (1) Luchar por satisfacer los deleites carnales (v.1), hacer amistad con el mundo (v.4), hablar mal de un hermano, es decir, juzgar la ley (v.11), ir a negociar conforme a la propia voluntad de uno, y jactarse en la soberbia (v.16), son señales de la confianza impía y presuntuosa de una persona que se olvida de Dios. Jacobo enseñó todo esto basándose, probablemente, en su punto de vista tocante a la perfección cristiana práctica.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

La locura de olvidarse de Dios en los negocios es otra manifestación de mundanalidad. Los mercaderes itinerantes a quienes se refiere aquí Santiago eran judíos que tenían como profesión comerciar lucrativamente por todo el mundo.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

B294 La cláusula relativa que aparece en los vv. 13 y sigs. significa: ¿Vaya! Ustedes que dicen: hoy o mañana iremos a esta ciudad y pasaremos un año allí y negociaremos y ganaremos; cuando (o aunque) no saben qué clase de vida habrá mañana (ἄγε se usa como una interjección -R1193).

BD299 Εἰς τήνδε τὴν πόλιν significa: en tal y tal pueblo.

H400 Ἐμπορεύομαι significa: viajar como un comerciante.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., Vamos

Fuente: La Biblia de las Américas