Comentario de Santiago 4:5 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

¿O suponéis que en vano dice la Escritura: El Espíritu que él hizo morar en nosotros nos anhela celosamente?

4:5 — «¿O pensáis… en vano». Si alguno piensa (véase 1:26) que puede ser amigo del mundo, y al mismo tiempo también de Dios, tiene que afirmar que las Escrituras son huecas (vanas) en sus dichos.

Evidentemente la frase «la Escritura», aunque en singular, se refiere a la colección de las Escrituras (como por ejemplo, en Jua 7:42; Hch 8:32; Rom 4:3), porque no hay un texto especifico que diga las palabras que completan este versículo.

— «El Espíritu… anhela celosamente». Para mostrar lo dificultoso que es hacer la interpretación exacta de esta declaración, a continuación cito varias versiones:

a) Versión La Biblia de las Amétricas: «…. El celosamente anhela el espíritu que El ha hecho morar en nosotros»? (Margen: O, «el espíritu que El ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente».)

b) Versión Hispanoamericana: «…. El Espíritu que él ha hecho habitar en nosotros nos ama hasta sentir celos»?

c) Versión Moderna: «…. que el Espíritu que Dios hizo habitar en nosotros, suspira por nosotros con celos envidiosos»?

d) Versión Ecuménica: «…. A la envidia tiende el espíritu que Dios puso en nosotros»?

e) Versión Valera de 1602: «…. El espíritu que mora en nosotros codicia para envidia.»

f) Versión J. T. de la Cruz: (exactamente como la Versión Hispanoamericana).

g) Versión Popular: «El Espíritu que Dios ha hecho vivir en nosotros nos ama celosamente».

h) Versión Nuevo Mundo: «Es con tendencia hacia la envidia que el espíritu que se ha domiciliado en nosotros sigue anhelando»?

Los problemas consisten en:

1) Espíritu, o espíritu. Con mayúscula, se entiende el Espíritu Santo; con minúscula, el espíritu humano. Los manuscritos griegos o son de pura letra mayúscula, o de pura minúscula. Así es que no podemos decidir a base del manuscrito griego.

2) ¿Es pregunta, o es declaración? Algunas versiones traducen la frase en forma de pregunta; otras, en forma de declaración. Otra vez los manuscritos griegos no nos ayudan.

3) ¿Mora por sí mismo, o ha sido hecho morar?

4) ¿Es el espíritu, o el Espíritu, sujeto u objeto en esta frase? El manuscrito griego no nos ayuda en esto tampoco, porque la forma nominativa y la acusativa en este caso son iguales.

La interpretación de la frase depende de la Versión que uno siga. Hay varias interpretaciones, todas las cuales expresan verdades bíblicas. Las dos que yo considero más apegadas al punto del contexto son las siguientes:

a) «El espíritu que Dios hizo morar en nosotros, ¿anhela hasta codiciar?» La respuesta admitidamente seria que no debe hacerlo; no debe nuestro espíritu humano desear o codiciar las cosas de la mundanalidad. (De esto trataban los versículos anteriores).

b) «El Espíritu Santo, que Dios hizo morar en nosotros, anhela nuestra lealtad hasta el punto de ser un Espíritu celoso». ¿Cómo, pues, podemos como cristianos andar tras las cosas mundanas?

Si la interpretación (b) es la correcta, este versículo es otro de varios que afirma que el Espíritu Santo mora en el cristiano. No lo hace personal, inmediata ni literalmente, sino por la Palabra que él ha revelado. El Padre (2

Corintios 6:16; 1Jn 4:12) y el Hijo (Col 1:27; Efe 3:17) también moran en el cristiano, pero no personalmente. El Espíritu Santo no es la Palabra, pero no guía a nadie ¡aparte de ella!

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

la Escritura dice. Jua 7:42; Jua 10:35; Jua 19:37; Rom 9:17; Gál 3:8.

el espíritu que mora en nosotros. Gén 4:5, Gén 4:6; Gén 6:5; Gén 8:21; Gén 26:14; Gén 30:1; Gén 37:11; Núm 11:29; Sal 37:1; Sal 106:16; Pro 21:10; Ecl 4:4; Isa 11:13; Hch 7:9; Rom 1:29; Tit 3:3.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

la Escritura dice: Santiago probablemente no tiene en mente alguna referencia específica del AT. sin embargo habla de un concepto general en las Escrituras. El anhelo celoso en este versículo probablemente se refiere al celo de Dios por su pueblo, un concepto que prevalece en el AT. (Éxo 20:5; Éxo 34:14; Sal 78:58; Sal 79:5) y una idea que se ajusta al contexto. La amistad con el mundo que se menciona en el v. Stg 4:4 naturalmente provocaría el celo de Dios. Sin embargo, la expresión el Espíritu que … ha hecho morar en nosotros también podría indicar nuestro espíritu humano individual. Entonces el anhelo celoso sería el deseo codicioso de la gente, aludiendo al tema del (v. Stg 4:2).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

EL ESPÍRITU… NOS ANHELA CELOSAMENTE. No es clara la construcción de este versículo en el griego. Pudiera significar que el espíritu humano naturalmente aborrece a Dios y al prójimo y desea el placer pecaminoso del mundo (v. Stg 4:4). Pero esa inclinación la puede transformar la gracia de Dios, que se le concede a todos los que humildemente aceptan la salvación en Cristo (v. Stg 4:6).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

la Escritura dice. Una frase común en el NT para introducir una cita del AT (Jua 19:37; Rom 4:3; Rom 9:17; Rom 10:11; Rom 11:2; Gál 4:30; 1Ti 5:18). Sin embargo, la cita que viene a continuación no se encuentra como tal en el AT, sino que se compone de enseñanzas generales del AT. El Espíritu … nos anhela celosamente. Esta frase difícil se entiende mejor si se ve el «espíritu» no como una referencia al Espíritu Santo, sino al espíritu humano, no en el sentido positivo de que «nos anhela celosamente», sino en un sentido negativo porque lo cierto es que «apetece con lujuria y envidia». El punto de Santiago es que el espíritu de una persona incrédula (su ser interior) está siempre inclinado a la maldad (cp. Gén 6:5; Gén 8:21; Pro 21:10; Ecl 9:3; Jer 17:9; Mar 7:21-23). Todos los que opinen lo contrario ponen en duda el diagnóstico bíblico de la naturaleza humana caída, y los que viven en lujurias mundanas dan evidencia de que su fe no es genuina (cp. Rom 8:5-11; 1Co 2:14).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

4:5 — «¿O pensáis… en vano». Si alguno piensa (véase 1:26) que puede ser amigo del mundo, y al mismo tiempo también de Dios, tiene que afirmar que las Escrituras son huecas (vanas) en sus dichos.
Evidentemente la frase «la Escritura», aunque en singular, se refiere a la colección de las Escrituras (como por ejemplo, en Jua 7:42; Hch 8:32; Rom 4:3), porque no hay un texto especifico que diga las palabras que completan este versículo.
–«El Espíritu… anhela celosamente». Para mostrar lo dificultoso que es hacer la interpretación exacta de esta declaración, a continuación cito varias versiones:
a) Versión La Biblia de las Amétricas: «…. El celosamente anhela el espíritu que El ha hecho morar en nosotros»? (Margen: O, «el espíritu que El ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente».)
b) Versión Hispanoamericana: «…. El Espíritu que él ha hecho habitar en nosotros nos ama hasta sentir celos»?
c) Versión Moderna: «…. que el Espíritu que Dios hizo habitar en nosotros, suspira por nosotros con celos envidiosos»?
d) Versión Ecuménica: «…. A la envidia tiende el espíritu que Dios puso en nosotros»?
e) Versión Valera de 1602: «…. El espíritu que mora en nosotros codicia para envidia.»
f) Versión J. T. de la Cruz: (exactamente como la Versión Hispanoamericana).
g) Versión Popular: «El Espíritu que Dios ha hecho vivir en nosotros nos ama celosamente».
h) Versión Nuevo Mundo: «Es con tendencia hacia la envidia que el espíritu que se ha domiciliado en nosotros sigue anhelando»?

Los problemas consisten en:
1) Espíritu, o espíritu. Con mayúscula, se entiende el Espíritu Santo; con minúscula, el espíritu humano. Los manuscritos griegos o son de pura letra mayúscula, o de pura minúscula. Así es que no podemos decidir a base del manuscrito griego.
2) ¿Es pregunta, o es declaración? Algunas versiones traducen la frase en forma de pregunta; otras, en forma de declaración. Otra vez los manuscritos griegos no nos ayudan.
3) ¿Mora por sí mismo, o ha sido hecho morar?
4) ¿Es el espíritu, o el Espíritu, sujeto u objeto en esta frase? El manuscrito griego no nos ayuda en esto tampoco, porque la forma nominativa y la acusativa en este caso son iguales.

La interpretación de la frase depende de la Versión que uno siga. Hay varias interpretaciones, todas las cuales expresan verdades bíblicas. Las dos que yo considero más apegadas al punto del contexto son las siguientes:
a) «El espíritu que Dios hizo morar en nosotros, ¿anhela hasta codiciar?» La respuesta admitidamente seria que no debe hacerlo; no debe nuestro espíritu humano desear o codiciar las cosas de la mundanalidad. (De esto trataban los versículos anteriores).
b) «El Espíritu Santo, que Dios hizo morar en nosotros, anhela nuestra lealtad hasta el punto de ser un Espíritu celoso». ¿Cómo, pues, podemos como cristianos andar tras las cosas mundanas?
Si la interpretación (b) es la correcta, este versículo es otro de varios que afirma que el Espíritu Santo mora en el cristiano. No lo hace personal, inmediata ni literalmente, sino por la Palabra que él ha revelado. El Padre (2
Corintios 6:16; 1Jn 4:12) y el Hijo (Col 1:27; Efe 3:17) también moran en el cristiano, pero no personalmente. El Espíritu Santo no es la Palabra, pero no guía a nadie ¡aparte de ella!

Fuente: Notas Reeves-Partain

— en nosotros: La expresión del texto original griego, que por lo demás no responde a ningún pasaje conocido de la Biblia, es muy ambigua: ¿quién es el sujeto del verbo amar (anhelar, ambicionar)? ¿Dios? ¿El espíritu humano? ¿El espíritu divino? De ahí la posibilidad de otras traducciones, por ejemplo: el Espíritu que Dios nos dio, ama celosamente. O bien: el Espíritu que fijó en nosotros su morada, nos ama celosamente (ver Rom 8:26-27, Jua 14:13-17). En cuanto a la pretendida cita escriturística, podría tratarse de algún libro apócrifo judío o de una interpretación midrásica de Éxo 20:5 o Job 14:15.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

l 157 Gén 8:21

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

El celosamente anhela. Dios es un Dios celoso; no quiere tener rivales y demanda lealtad a El sólo (cp. Ex 20:5; 34:14).

Fuente: La Biblia de las Américas

5 (1) Cuando Dios nos adquirió para que fuéramos Su esposa, El puso Su Espíritu en nosotros para hacernos uno con El ( 1Co_6:19 , 1Co_6:16-17). El es un Dios celoso (Éxo_20:5), y Su Espíritu nos cela con celo de Dios ( 2Co_11:2), anhelando, deseando celosamente, que no hagamos amistad con Su enemigo y al mismo tiempo tratemos de amarle. Esta es la única vez que Jacobo menciona el Espíritu de Dios que mora en nosotros, y tuvo que ver con algo negativo, la abolición de la amistad del mundo, y no con algo positivo, la edificación del Cuerpo de Cristo.

5 (2) O, hace Su hogar. El Espíritu que mora en nosotros hace Su hogar en nosotros a fin de poder ocupar todo nuestro ser para Dios (cfr. Efe_3:17), haciendo que nos entreguemos totalmente a nuestro Marido.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

La frase podría expresarse así: ¿Pensáis que no tiene sentido la Escritura que dice: «El Espíritu que habita en nosotros nos anhela celosamente»? Este es el sentido (el más probable) que a la frase le dan nuestras distintas versiones de RV; pero una traducción alternativa sería así: «El [Dios] anhela celosamente al Espíritu que él [Dios] ha hecho habitar en nosotros».

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

la Escritura… Esto es, la Escritura como un todo. No se refiere necesariamente a un versículo en especial; tiende al celo… Es decir, así como el hombre se apasiona por lo que ama y posee, así igualmente Dios → v. Stg 4:4; Éxo 34:14; 1Co 3:16-17; 1Co 10:21-22; el espíritu… Esto es, el espíritu de cada ser humano.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R626 Πρὸς φθόνον tiene una fuerza adverbial, y significa: celosamente.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., anhela hasta los celos

O, El Espíritu que El ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente

Fuente: La Biblia de las Américas

Es decir, así como el hombre siente celo por lo que ama y desea, igualmente Dios.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

* O “Dios ha puesto en nosotros un espíritu lleno de fuertes deseos”.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento