Comentario de Santiago 4:8 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y purificad vuestros corazones, vosotros de doble ánimo.

4:8 — «Acercaos… a vosotros». La frase «acercarse a Dios» se emplea en las Escrituras principalmente en el sentido de adorar a Dios. En el Antiguo Testamento, véanse Éxo 19:22; Lev 10:3; Jer 30:21; en el Nuevo Testamento, Heb 4:16 (en oración); 7:19; 10:22; Jua 6:37. Como en el versículo anterior, Santiago emplea el imperativo que significa hacerlo decisivamente.

Ya dijo Santiago resistir al diablo y huirá; ahora dice acercarse a Dios, y Dios se acercará. Compárense 1Cr 28:9; 2Cr 15:2; Isa 55:6-7; Zac 1:3.

— «Pecadores, limpiad las manos». No los llama «hermanos» aquí, pues necesitan una fuerte admonición, debido a sus alianzas con el mundo. (Los llamo’ «adulteras» en el versículo 4). Otra vez dice Santiago «pecador» en 5:20. Habían retrocedido, y ahora necesitan el arrepentimiento, la purificación y el volver a

adorar a Dios de todo corazón.

Las manos simbolizan los hechos y acciones de la vida (como el «corazón», en la frase siguiente, los pensamientos).

Manos limpias simbolizan pureza moral e inocencia. Véanse Sal 24:4; Sal 26:6; Sal 73:13; Isa 1:15-17; Mat 27:24). (Literalmente las manos no son la fuente de pecado, Mat 15:19-20; son sencillamente instrumentos del corazón).

— «y vosotros… nuestros corazones». Santiago ya usó esta frase «doble ánimo» en 1:8. Estos hermanos pecadores tenían parte de su afecto con el mundo, y parte con Dios, pero ¡Dios no es servido así!

Se les manda purificar sus corazones, como los habían purificado en el principio (1Pe 1:22). Pablo dijo cosa semejante en 2Co 7:1. Esta purificación es un proceso continuo (1Jn 3:3). Sin esta santidad o pureza de vida, nadie verá a Dios (Heb 12:14).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Acercaos a Dios. Gén 18:23; 1Cr 28:9; 2Cr 15:2; Sal 73:28; Sal 145:18; Isa 29:13; Isa 55:6, Isa 55:7; Ose 6:1, Ose 6:2; Zac 1:3; Mal 3:7; Heb 7:19; Heb 10:22.

limpiad las manos. Job 9:30; Job 16:17; Job 17:9; Sal 18:20; Sal 24:4; Sal 26:6; Sal 73:13; Isa 1:15, Isa 1:16; Isa 13:15; Mat 15:2; Mat 27:24; 1Ti 2:8; 1Pe 3:21.

los de doble ánimo. Stg 1:8.

purificad vuestros corazones. Sal 51:6, Sal 51:7, Sal 51:10; Jer 4:11; Eze 18:31; Eze 36:25-27; Mat 12:33; Mat 23:25, Mat 23:26; Luc 11:39, Luc 11:40; Hch 15:9; 2Co 7:1; 1Pe 1:22; 1Jn 3:3.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

él se acercará: Dios siempre está listo para aceptar a aquellos que sinceramente vienen a Él.

limpiad las manos … purificad vuestros corazones: Los de doble ánimo son aquellos cristianos que dividen el amor en su corazón entre Dios y el mundo.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

ACERCAOS A DIOS. Dios promete estar cerca de todo el que se vuelve del pecado, purifica su corazón y lo invoca con arrepentimiento sincero. La cercanía de Dios traerá su presencia, gracia, bendiciones y amor.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Acercaos. Esto consiste en procurar una relación íntima de amor con Dios (cp. Flp 3:10). El concepto de acercarse a Dios estuvo asociado en un principio con los sacerdotes del sistema levítico (Éxo 19:22; Lev 10:3; Eze 44:13), pero llegó a describir el acercamiento de cualquier persona a Dios (Sal 73:28; Isa 29:13; Heb 4:16; Heb 7:19; Heb 10:22). La salvación incluye mucho más que someterse a Dios y resistir al diablo. El corazón redimido anhela tener comunión con Dios (Sal 27:8; Sal 42:1-2; Sal 63:1-2; Sal 84:2; Sal 143:6; Mat 22:37). limpiad las manos. Los sacerdotes del AT tenían que lavarse las manos para mantener su limpieza ceremonial antes de acercarse a Dios (Éxo 30:19-21), y los pecadores (un término que solo se aplica a incrédulos; vea la nota sobre Stg 5:20) que se dispongan a acercarse a Él primero deben reconocer y confesar su pecado. los de doble ánimo. Vea la nota sobre Stg 1:8. purificad vuestros corazones. Lavarse las manos es un símbolo de la conducta externa, mientras que esta frase alude a los pensamientos, motivos y deseos internos del corazón (Sal 24:3-4; Jer 4:4; Eze 18:31; Eze 36:25-26; 1Ti 1:5; 2Ti 2:22; 1Pe 1:22).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

4:8 — «Acercaos… a vosotros». La frase «acercarse a Dios» se emplea en las Escrituras principalmente en el sentido de adorar a Dios. En el Antiguo Testamento, véanse Éxo 19:22; Lev 10:3; Jer 30:21; en el Nuevo Testamento, Heb 4:16 (en oración); 7:19; 10:22; Jua 6:37. Como en el versículo anterior, Santiago emplea el imperativo que significa hacerlo decisivamente.
Ya dijo Santiago resistir al diablo y huirá; ahora dice acercarse a Dios, y Dios se acercará. Compárense 1Cr 28:9; 2Cr 15:2; Isa 55:6-7; Zac 1:3.
–«Pecadores, limpiad las manos». No los llama «hermanos» aquí, pues necesitan una fuerte admonición, debido a sus alianzas con el mundo. (Los llamo’ «adulteras» en el versículo 4). Otra vez dice Santiago «pecador» en 5:20. Habían retrocedido, y ahora necesitan el arrepentimiento, la purificación y el volver a
adorar a Dios de todo corazón.
Las manos simbolizan los hechos y acciones de la vida (como el «corazón», en la frase siguiente, los pensamientos).
Manos limpias simbolizan pureza moral e inocencia. Véanse Sal 24:4; Sal 26:6; Sal 73:13; Isa 1:15-17; Mat 27:24). (Literalmente las manos no son la fuente de pecado, Mat 15:19-20; son sencillamente instrumentos del corazón).
–«y vosotros… nuestros corazones». Santiago ya usó esta frase «doble ánimo» en 1:8. Estos hermanos pecadores tenían parte de su afecto con el mundo, y parte con Dios, pero ¡Dios no es servido así!
Se les manda purificar sus corazones, como los habían purificado en el principio (1Pe 1:22). Pablo dijo cosa semejante en 2Co 7:1. Esta purificación es un proceso continuo (1Jn 3:3). Sin esta santidad o pureza de vida, nadie verá a Dios (Heb 12:14).

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA PUREZA PIADOSA

Santiago 4:8-10

Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros. Limpiaos las manos, pecadores, y purificad vuestros corazones, vosotros los indecisos. Afligíos, y haced duelo y llorad. Que vuestra risa se convierta en aflicción, y vuestra alegría deje paso a la tristeza. Humillaos ante el Señor para que sea Él Quien os ensalce.

Las exigencias éticas del Evangelio no están nunca lejos del pensamiento de Santiago. Ha hablado de la gracia que Dios da a los humildes, y que permite a las personas responder a Sus grandes demandas. Pero Santiago está seguro de que hay algo que se necesita además del pedir y recibir pasivamente. Está seguro de que el esfuerzo moral es de primera necesidad.

Dirige su exhortación a los pecadores. La palabra que usa es hamartólos, que quiere decir el pecador empedernido, aquel cuyo pecado es obvio y notorio. Suidas define hamartóloi (plural) como «los que escogen vivir en compañía con la desobediencia a la ley, y que aman una vida corrupta.» De los tales, Santiago demanda una reforma moral que abarque tanto su conducta exterior como sus deseos íntimos. Les exige tanto manos limpias como corazones puros (Sal 24:4 ).

La frase limpiaos las manos no quería decir en un principio más que la purificación ceremonial, el lavado ritual de manos con agua que hacía ser a una persona apta ceremonialmente para participar del culto. Los sacerdotes se tenían que lavar y bañar antes de entrar de servicio (Ex 30:19-21 ; Lv 16:4 ). Los judíos ortodoxos tenían que lavarse las manos ritualmente antes de comer (Mr 7:3 ). Pero se llegó a comprender que Dios requería mucho más que ese lavado exterior; así es que la frase llegó a significar la pureza moral. «Lavaré en inocencia mis manos,» dice el salmista (Sal 26:6 ). Isaías demandaba: «Lavaos y limpiaos,» lo que equivalía a «dejad de hacer lo malo» (Isa 1:16 ). En la carta a Timoteo se insiste en que las manos que se eleven a Dios en oración estén limpias (1 Timoteo 2:8 ). Al acabar la Guerra Civil española se decía que no tenían nada que temer los que no tuvieran las manos manchadas de sangre. Estaba claro que no se había de entender esa expresión literalmente. Así, la historia de la frase muestra una concienciación progresiva de lo que Dios demanda. Se empezó pensando en términos de una ablución externa y ritual, y se acabó por ver que la demanda de Dios era moral, y no meramente ritual.

El mensaje bíblico exige una limpieza cuádruple. (a) Una limpieza de labios (Isaías 6: Ss). (b) Una limpieza de manos (Sal 24:4 ). (c) Una limpieza de corazón (Sal 73:13 ). (d) Una limpieza demente (Stg 4:8 ). Es decir: que las exigencias éticas de la Biblia agrupan la purificación de las palabras, las obras, las emociones y los pensamientos. La persona tiene que ser limpia interior y exteriormente, porque sólo los limpios de corazón verán a Dios (Mt 5:8 ).

LA AFLICCIÓN PIADOSA

Santiago 4:8-10 (continuación)

En su demanda de aflicción piadosa, Santiago se retrotrae al dicho de Jesús: «Bienaventurados los que están de duelo,, porque serán consolados» (Mt 5:4 ; Lc 6:20-26 ). No debemos descubrir en este pasaje lo que Santiago no quería decir. No está excluyendo el gozo de la vida cristiana. No está exigiendo una vida lóbrega en un mundo tenebroso. Está haciendo dos cosas. Está proponiendo la sobriedad en lugar de la superficialidad, y lo hace con toda la intensidad de quien es naturalmente puritano; y está describiendo, no el fin, sino el principio de la vida cristiana. Exige tres cosas.

(i) Exhorta a lo que él llama la aflicción. El verbo griego es talaipórein, que puede describir -como cuando lo utiliza Tucídides- la experiencia de un ejército al que se le han terminado los víveres y que no se puede abrigar de las inclemencias del tiempo. Lo que Santiago demanda es una abstinencia voluntaria de lujos innecesarios y comodidades blandengues. Está hablando con personas que están enamoradas del mundo; y les está exhortando a que no hagan del lujo y de la comodidad su baremo para juzgar la vida. Es la disciplina lo que produce al intelectual; es el entrenamiento riguroso lo que produce al atleta, y es la abstinencia sabia la que produce al cristiano que sabe usar el mundo sin dejarse usar por el mundo.

(ii) Exhorta a que hagan duelo, que su risa se les convierta en aflicción, y que su alegría deje paso a la tristeza. Aquí, repetimos, Santiago está describiendo el primer paso de la vida cristiana, que se da cuando uno se encuentra cara a cara con su propio pecado y con Dios.

Esa es una experiencia amedrentadora. Cuando Wesley estaba predicando a los mineros de Kingswood, se sintieron movidos por tal aflicción que las lágrimas hacían canalillos al correr por sus rostros mugrientos.

Pero eso no es el fin, ni mucho menos, de la vida cristiana. Del terrible dolor de la conciencia de pecado se pasa al gozo exuberante del perdón de los pecados. Pero para pasar al segundo paso hay que dar el primero. Santiago exige a sus oidores o lectores autosuficientes,amadores del lujo y despreocupados, que se enfrenten con sus pecados, y se avergüencen y conduelan y amedrenten; porque sólo entonces podrán alcanzar la gracia y pasar a un gozo que satisface mucho más plenamente que los placeres mundanos.

(iii) Exhorta al llanto. Tal vez no sea exagerado decir que Santiago puede estar pensando en lágrimas de misericordia. Hasta ese momento estos enamorados del lujo habían vivido egoístamente, insensibles a lo que un poeta llamaba «la lluvia de lágrimas del mundo.» Santiago insiste en que los dolores y las necesidades de los demás deben atravesar la armadura de la comodidad y el placer propios. No somos cristianos hasta que percibimos el grito angustioso de la humanidad por la que Cristo murió.

Así pues, con palabras especialmente escogidas para despertar a los indiferentes de su profundo sueño, Santiago exhorta a que sus oyentes o lectores sustituyan el exceso del lujo por la disciplina de la abstinencia; a que reconozcan sus pecados y hagan duelo por ellos, y a que se identifiquen con el dolor del mundo y lloren por él.

LA HUMILDAD DE LA PIEDAD

Santiago 4:8-10 (conclusión)

Santiago concluye esta exhortación con una llamada a la humildad que es conforme a la piedad. Por toda la Biblia fluye la convicción de que los humildes son los únicos que pueden experimentar las bendiciones de Dios. Dios quiere salvar a los humildes (Job 22:29 ). El orgullo de una persona la degrada; pero el honor ensalza a los humildes de espíritu (Pr 29:23 ). Dios habita en la altura, pero también con el humilde y contrito de espíritu (Isa 57:15 ). Los que tienen temor de Dios humillarán sus almas en Su presencia, y cuanto más grande sea una persona tanto más debe humillarse si quiere hallar gracia a los ojos de Dios (Eclesiástico 2:17; 3:17). Jesús mismo declaró en diversas ocasiones que es el que se humilla el que será exaltado (Mt 23:12 ; Lc 14:11 ).

Para buscar la dirección de Dios, una persona se tiene que dar cuenta de su propia ignorancia. Solamente cuando uno se da cuenta de su pobreza en las cosas que más importan estará dispuesto a pedir las riquezas de la gracia de Dios. Solamente cuando una persona es consciente de su propia debilidad en las cosas necesarias acudirá a proveerse de la fuerza de Dios. Sólo cuando uno reconoce su pecado reconocerá también su necesidad de un Salvador y del perdón de Dios.

En la vida hay un pecado que se puede considerar la base de todos los demás; y es olvidar que somos criaturas, y que Dios es el Creador. Cuando una persona se da cuenta de su esencial criaturidad, se da cuenta de su indefensión radical, y acude a la fuente de la que puede satisfacer su necesidad.

Tal dependencia genera la única independencia real; porque es entonces cuando la persona se enfrenta con la vida, no dependiendo de sus propias fuerzas, sino de las de Dios, y obtiene la victoria. Mientras una persona se considere independiente de Dios, está expuesta a sufrir el colapso final y la derrota definitiva.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

— se portan con doblez: El vocablo griego que aquí y en Stg 1:8 utiliza esta carta es único en todo el NT; pero la idea de hipocresía y duplicidad de conducta que trata de evocar, se remonta al judaísmo y está bien representada en la tradición sinóptica (ver Mat 6:2; Mat 5:16; Mat 15:7-8; Mat 25:13-15).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) Lit.: “de alma doble”.

REFERENCIAS CRUZADAS

r 164 Isa 44:22; Isa 55:6

s 165 Isa 1:16

t 166 1Jn 3:3

u 167 Stg 1:8

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

limpiad vuestras manos. Simboliza un cambio de conducta conforme a la voluntad de Dios.

doble ánimo. Véase coment. en 1:8.

purificad vuestros corazones. Este es un llamado a la pureza en los pensamientos y motivos, y a quitar todo aquello que estorba la relación con Dios.

Fuente: La Biblia de las Américas

8 super (1) Es decir, con doblez (véase la nota 8 super (1) del cap.1), con el corazón dividido entre dos partidos: Dios y el mundo. Esto hace que las personas sean adúlteras (v.4) y pecadoras, seres que necesitan que sus corazones sean purificados y sus manos lavadas para poder acercarse a Dios y para que luego Dios pueda acercarse a ellas.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

de doble ánimo. Véase nota en Stg 1:8. La mundanalidad es básicamente una lealtad dividida.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

de doble ánimo… Prob. de lealtad dividida.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

O, corazones divididos

Fuente: La Biblia de las Américas

Es decir, de lealtad dividida.

Fuente: La Biblia Textual III Edición