Comentario de Santiago 5:16 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Por tanto, confesaos unos a otros vuestros pecados, y orad unos por otros de manera que seáis sanados. La ferviente oración del justo, obrando eficazmente, puede mucho.

5:16 — «Confesaos… seáis sanados». Varias versiones agregan la palabra «pues» («Confesaos, pues…»). La Versión La Biblia de las Américas dice, «Por lo tanto, confesaos». Hay una obvia conexión entre este versículo y los dos anteriores. La confesión y la oración aquí son mandadas como requisitos para la sanidad del enfermo que había pecado.

Los verbos «confesaos» y «orad» aparecen en imperativo presente, y por eso significan «estar confesándose (u orando) de continuo», o «habitualmente». Es un deber diario que tienen los cristianos de estar confesando sus pecados (al cometerlos) unos a otros, y de estar orando unos por otros. Compárese Hch 8:24; 1Jn 5:16. Véanse también Hch 12:5; Flp 1:3; Col 1:3; 2Ts 3:1. No hay nada de «confesión auricular» aquí en este pasaje (como tampoco en ningún otro). En la confesión auricular los unos se confiesan a otro, pero el «otro» ¡no se confiesa a ellos!

El verbo seáis sanos en este versículo es otro (en el griego) que ése que se encuentra en el versículo anterior (salvar, o sanar), pero tiene la misma aplicación. Este pensamiento vuelve a hacer conexión con los versículos 14 y 15. El hermano enfermo, con pecados no perdonados, sería sanado con tal que estuviera arrepentido y que hiciera confesión de sus pecados. Entonces los ancianos podrían ungirle con aceite y orar por él, y se le aseguraba que la oración lograría su fin deseado.

— «La oración… puede mucho». Más bien, «súplica» o «ruego». El justo es el hombre (como los ancianos de las iglesias) que está haciendo la voluntad de Dios (1Jn 2:29; 1Jn 3:7). Sus oraciones de súplica logran mucho en su actividad de importunar a Dios. «La súplica del justo, puesta en acción, tiene gran poder» (Versión J. T. de la Cruz, Versión Hispanoamericana). «El ruego del hombre justo, cuando está en acción, tiene mucho vigor» (Versión Nuevo Mundo). El justo sigue suplicando. Véanse Luc 11:5-8; Luc 18:1-8; Mat 15:21-28. Dios quiere que estemos haciéndole nuestras peticiones y súplicas de continuo. El justo lo hace, y Dios le concede las peticiones de su corazón.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Confesaos vuestras faltas. Gén 41:9, Gén 41:10; 2Sa 19:19; Mat 3:6; Mat 18:15-17; Luc 7:3, Luc 7:4; Hch 19:18.

y orad unos por otros. Col 1:9; 1Ts 5:17, 1Ts 5:23, 1Ts 5:25; Heb 13:18.

para que seáis sanados. Gén 20:17; 2Cr 30:20; Luc 9:6; Hch 10:38.

la oración eficaz. Gén 18:23-32; Gén 19:29; Gén 20:7, Gén 20:17; Gén 32:28; Éxo 9:28, Éxo 9:29, Éxo 9:33; Éxo 17:11; Éxo 32:10-14; Núm 11:2; Núm 14:13-20; Núm 21:7-9; Deu 9:18-20; Jos 10:12; 1Sa 12:18; 1Re 13:6; 1Re 17:18-24; 2Re 4:33-35; 2Re 19:15-20; 2Re 20:2-5; 2Cr 14:11, 2Cr 14:12; 2Cr 32:20-22; Job 42:8; Sal 10:17, Sal 10:18; Sal 34:15; Sal 145:18, Sal 145:19; Pro 15:8, Pro 15:29; Pro 28:9; Jer 15:1; Jer 29:12, Jer 29:13; Jer 33:3; Dan 2:18-23; Dan 9:20-22; Ose 12:3, Ose 12:4; Mat 7:7-11; Mat 21:22; Luc 11:11-13; Luc 18:1-8; Jua 9:31; Hch 4:24-31; Hch 12:5-11; 1Jn 3:22.

del justo. Rom 3:10; Rom 5:19; Heb 11:4, Heb 11:7.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Confesaos: Esta confesión no es necesariamente entre la persona enferma y los ancianos, aun cuando esto no lo excluya del todo. En lugar de eso, esta exhortación se dirige a la persona enferma y a cualquier persona con la cual el enfermo necesite ser reconciliado.

La oración eficaz del justo puede mucho: Esto quiere decir

(1) la oración es efectiva cuando se usa o

(2) la oración ferviente trae grandes resultados. La ilustración de Elías podría favorecer el último significado, porque él oró fervientemente.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

CONFESAOS… ORAD… SEÁIS SANADOS. Este versículo da una importante razón del porqué la sanidad no se ve con frecuencia en la comunidad cristiana. Hay que confesar a otros el pecado, y orar a Dios los unos por los otros con fervor. El pecado en la iglesia estorba las oraciones de los creyentes e impide que se manifieste en la congregación el poder sanador de Dios.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

LA ORACIÓN EFICAZ DEL JUSTO PUEDE MUCHO. Las oraciones de los justos

(1) los acercan a Dios (Heb 7:25);

(2) les abren el camino a la vida llena del Espíritu (Luc 11:13; Hch 1:14);

(3) les dan poder para el servicio cristiano (Hch 1:8; Hch 4:31; Hch 4:33) y para la devoción cristiana (Efe 1:19);

(4) los edifican espiritualmente (Jud 1:20);

(5) les dan discernimiento de la provisión de Cristo para ellos (Efe 1:18-19);

(6) los ayudan a vencer a Satanás (Dan 10:12-13; Efe 6:12; Efe 6:18);

(7) les aclaran la voluntad de Dios para ellos (Sal 32:6-8; Pro 3:5-6; Mar 1:35-39);

(8) los capacitan para recibir los dones espirituales (1Co 14:1);

(9) los ponen en comunión con Dios (Mat 6:9; Jua 7:37; Jua 14:16; Jua 14:18; Jua 14:21);

(10) les dan gracia, misericordia y paz (Flp 4:6-7; Heb 4:16);

(11) llevan a los perdidos a Cristo (v. Stg 5:20; Gál 4:19);

(12) les obtienen la sabiduría, la revelación y el conocimiento de Cristo (Efe 1:17);

(13) les traen sanidad (v. Stg 5:15);

(14) los liberan de las adversidades (Sal 34:4-7; Flp 1:19);

(15) glorifican a Dios con la alabanza y la acción de gradas (Sal 100:4);

(16) los hacen conscientes de la presencia de Cristo en ellos (Jua 14:21; Apo 3:20); y

(17) les aseguran la salvación final y la intercesión de Cristo por ellos (Heb 7:25; véase el ARTÍCULO LA ORACIÓN EFICAZ, P. 464. [1Re 18:42-45]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Confesaos vuestras ofensas. La honestidad mutua, la apertura y la expresión de las necesidades capacitarán a los creyentes para llevar las cargas de unos y otros en la lucha espiritual. La oración eficaz … puede mucho. Las oraciones enérgicas y apasionadas de los hombres piadosos tienen el poder para lograr muchas cosas. Cp. Núm 11:2.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

5:16 — «Confesaos… seáis sanados». Varias versiones agregan la palabra «pues» («Confesaos, pues…»). La Versión La Biblia de las Américas dice, «Por lo tanto, confesaos». Hay una obvia conexión entre este versículo y los dos anteriores. La confesión y la oración aquí son mandadas como requisitos para la sanidad del enfermo que había pecado.
Los verbos «confesaos» y «orad» aparecen en imperativo presente, y por eso significan «estar confesándose (u orando) de continuo», o «habitualmente». Es un deber diario que tienen los cristianos de estar confesando sus pecados (al cometerlos) unos a otros, y de estar orando unos por otros. Compárese Hch 8:24; 1Jn 5:16. Véanse también Hch 12:5; Flp 1:3; Col 1:3; 2Ts 3:1. No hay nada de «confesión auricular» aquí en este pasaje (como tampoco en ningún otro). En la confesión auricular los unos se confiesan a otro, pero el «otro» ¡no se confiesa a ellos!
El verbo seáis sanos en este versículo es otro (en el griego) que ése que se encuentra en el versículo anterior (salvar, o sanar), pero tiene la misma aplicación. Este pensamiento vuelve a hacer conexión con los versículos 14 y 15. El hermano enfermo, con pecados no perdonados, sería sanado con tal que estuviera arrepentido y que hiciera confesión de sus pecados. Entonces los ancianos podrían ungirle con aceite y orar por él, y se le aseguraba que la oración lograría su fin deseado.
–«La oración… puede mucho». Más bien, «súplica» o «ruego». El justo es el hombre (como los ancianos de las iglesias) que está haciendo la voluntad de Dios (1Jn 2:29; 1Jn 3:7). Sus oraciones de súplica logran mucho en su actividad de importunar a Dios. «La súplica del justo, puesta en acción, tiene gran poder» (Versión J. T. de la Cruz, Versión Hispanoamericana). «El ruego del hombre justo, cuando está en acción, tiene mucho vigor» (Versión Nuevo Mundo). El justo sigue suplicando. Véanse Luc 11:5-8; Luc 18:1-8; Mat 15:21-28. Dios quiere que estemos haciéndole nuestras peticiones y súplicas de continuo. El justo lo hace, y Dios le concede las peticiones de su corazón.

Fuente: Notas Reeves-Partain

UNA IGLESIA QUE ORABA

Santiago 5:16-18

Confesaos vuestros pecados los unos a los otros, y orar unos por otros para que seáis sanados. La oración de una persona que sea buena, cuando empieza a obrar, es muy poderosa. Elías tenía las mismas emociones que nosotros, y cuando oró insistentemente que no lloviera, se pasó sin llover en la tierra tres años y medio; y oró otra vez, y los cielos volvieron a dar lluvia, y la tierra a producir cosechas.

En este pasaje hay tres ideas básicas de la religión judía. (i) La de que toda enfermedad es consecuencia de pecado. Era una creencia firmemente arraigada en el judaísmo que, donde había enfermedad y sufrimiento, tenía que haber habido pecado. «No hay muerte sin culpa -decían los rabinos-, ni sufrimiento sin pecado.» Los rabinos por tanto creían que, antes de que un enfermo se pusiera bien, Dios tenía que perdonarle sus pecados. Rabí Alexandrai decía: «Nadie se cura de su enfermedad hasta que Dios le perdona todos sus pecados.» Por eso Jesús inició la curación del paralítico diciéndole: «Hijo mío, tus pecados te son perdonados» (Mr 2:5 ). Los judíos relacionaban siempre el sufrimiento con el pecado. Ahora no los relacionamos tan mecánicamente; pero sigue siendo verdad que no se puede recibir la sanidad completa del alma, de la mente o del cuerpo, hasta que uno se encuentra en paz con Dios.

(ii) Se tiene la idea de que, para ser eficaz, la confesión de pecados se ha de hacer a hombres, y especialmente a la persona que se ha ofendido, además de a Dios. Realmente, es mucho más fácil confesarle los pecados a Dios que a las personas; pero en cuanto al pecado, hay que deshacer dos barreras: la que se ha establecido entre nosotros y Dios, y la que hay entre nosotros y nuestros semejantes. Si se han de quitar ambas, deberá hacerse una doble confesión. Esta era, de hecho, la costumbre de la iglesia morava, que Wesley adoptó en las primeras clases metodistas. Se solían reunir dos o tres veces a la semana «para confesarse sus faltas unos a otros y orar los unos por los otros para ser sanados.» Está claro que este es un principio que hay que usar con sabiduría. Es totalmente cierto que puede haber casos en los que la confesión de pecados de unos a otros es más perjudicial que beneficiosa; pero, cuando se ha erigido una muralla con un mal que se ha cometido, uno tiene que ponerse en paz con Dios y con su semejante al que ha ofendido.

(iii) Sobre todo, se tiene la idea de que el poder de la oración es ilimitado. Los judíos tenían el refrán de que el que practica la oración rodea su casa con una muralla más fuerte que el hierro. Decían: «La penitencia puede hacer algo; pero la oración lo puede hacer todo.» Para ellos, la oración era ponerse en contacto con el poder de Dios; era el canal por el que fluyen hacia nosotros la fuerza y la gracia para remediar todos los problemas de la vida. ¡Cuánto más debe esto ser verdad para un cristiano!

¡Oh, qué Amigo nos es Cristo! ÉL llevó nuestro dolor, y nos manda que llevemos todo a Dios en oración.

¿Vive el hombre desprovisto de paz, gozo y santo amor? Esto es porque no llevamos todo a Dios en oración.

Como creían los judíos, y sin duda es verdad, para curar los males de la vida tenemos que estar en paz con Dios y con nuestros semejantes, y tenemos que aplicar a las personas y a las situaciones mediante la oración el poder y la misericordia de Dios.

Antes de dar por terminado este pasaje debemos tomar nota de un hecho técnico interesante. Cita a Elías como ejemplo del poder de la oración. Aquí tenemos un ejemplo excelente de cómo desarrollaba la exégesis rabínica el sentido de la Escritura. Encontramos la historia completa en 1 Reyes 17 y 18. Los tres años y medio -un tiempo que se cita también en Lc 4:25 – se deducen de 1R 18:1 . Además, al relato del Antiguo Testamento no dice que la sequía o su terminación fueran debidas a la oración de Elías; él fue, sencillamente, el profeta que anunció su principio y su fin. Pero los rabinos estudiaban la Escritura con lupa. En 1 Reyes 17.-1 leemos: «¡Vive el Señor, Dios de Israel, en Cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra!» Ahora bien: lo que los judíos entendían por oración era estar en la presencia de Dios; así que en esta frase encontraron los rabinos lo que era para ellos una indicación de que la sequía había sido el resultado de las oraciones de Elías. En 1R 18:42 leemos que Elías subió al monte Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. Aquí también descubrieron los rabinos la actitud de la oración angustiosa; y de ahí dedujeron que había sido la oración de Elías lo que había puesto fin a la sequía.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Esd 9:5-15; Dan 9:4-20; Bar 1:14-21; Bar 2:1-20; Mat 3:6; Hch 19:18.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— reconózcanse: O bien: confiésense.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) O: “cuando se hace con solicitud”.

REFERENCIAS CRUZADAS

l 224 2Sa 12:13; Sal 32:5; Pro 28:13; 1Jn 1:9

m 225 Deu 9:18; Jua 9:31

n 226 1Sa 12:18; 1Re 13:6

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

16 super (1) O, es de mucho provecho al obrar.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

energizada… Gr. energéo = energizar → §317.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

M26 Πολὺ … ἐνεργουμένη tal vez signifique: la oración de un hombre justo es de efecto muy poderoso; aquí parece que es mejor un sentido transitivo del verbo.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., súplica

Fuente: La Biblia de las Américas