Y oró de nuevo, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.
5:18 — «Y otra vez… su fruto». Véase1 Reyes 18:20-45. No hay declaración específica en esta narración de que Elías haya orado, pero el contenido de esta narración lo implica, y Santiago afirma por inspiración que oró. La lluvia vino de una manera natural (es decir, por las nubes), pero esas nubes vinieron por la providencia de Dios, en el tiempo exacto en que Elías oró pidiendo lluvia, y vinieron como respuesta directa a la oración del profeta.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
1Re 18:18, 1Re 18:42-45; Jer 14:22; Hch 14:17.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
OTRA VEZ ORÓ, Y EL CIELO DIO LLUVIA. Elías era un hombre que tenía fe en que sus oraciones a Dios lograrían mucho, aun en lo que respecta a la intervención de Dios en el curso de la naturaleza. Él creía que la oración de una persona justa surte efecto (vv. Stg 5:13-16; Sal 34:6; Isa 38:1-5; Mat 17:21; Mat 26:41; Mat 26:53; Mar 11:24; 2Ts 3:1; véanse 1Re 17:22, nota; 1Re 18:42, nota).
(1) El creyente debe tener cuidado de no aceptar ninguna enseñanza que debilite su fe en el poder de la oración para causar la intervención de Dios en su vida. Una de tales enseñanzas es el «fatalismo», la noción pagana de que todo lo que sucede está irrevocablemente determinado de antemano, mucho antes de que ocurra. Creer en la omnipotencia del destino, como hacen los fatalistas, es contrario a la Biblia y causa la suposición de que tanto lo bueno como lo malo ya está determinado y es inalterable, y que en realidad la oración ferviente del creyente no surte ningún efecto.
(2) La Biblia enseña que Dios trata con sus hijos, no mediante el determinismo absoluto sino por la providencia divina, por la cual se relaciona con los justos y responde a sus oraciones. Las oraciones y la fe en Dios hacen que sucedan muchas cosas buenas que de otro modo no ocurrirían (Éxo 32:9-14).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
5:18 — «Y otra vez… su fruto». Véase1 Reyes 18:20-45. No hay declaración específica en esta narración de que Elías haya orado, pero el contenido de esta narración lo implica, y Santiago afirma por inspiración que oró.
La lluvia vino de una manera natural (es decir, por las nubes), pero esas nubes vinieron por la providencia de Dios, en el tiempo exacto en que Elías oró pidiendo lluvia, y vinieron como respuesta directa a la oración del profeta.
Santiago no está diciendo que nuestras oraciones serán contestadas de la misma manera, o con las mismas circunstancias que la de Elías, sino que como Dios oyó el ruego de Elías, un mero hombre, pero justo, así también oírá a los justos de hoy en día.
Fuente: Notas Reeves-Partain
1Re 18:42-45; (ver Gén 18:22-32; Éxo 32:11-14; Éxo 32:30-32; Jer 14:11; Jer 18:20; Amó 7:2; Amó 7:5).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
p 229 1Re 18:42; 1Re 18:45
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Y otra vez oró… → 1Re 18:42-45.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
g 1Re 18:42-45.