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CONTROL DE NATALIDAD

CONTROL DE NATALIDAD

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Procedimiento o decisión de evitar la fecundación con el fin de hacer de la maternidad o paternidad fruto de la decisión libre de los actos fecundantes y no resultado natural del instinto reproductor.

En el control de natalidad hay dimensiones biológicas, sociológicas, morales y espirituales que es conveniente discernir bien para no formular juicios laxos, pero tampoco precipitados.

Una cosa es prevenir la fecundación impidiendo los efectos de una violación y eliminado un agente agresor no deseado (acción preventiva) y otra eliminar un ser vivo ya generado, aun por violación. Una cosa es el uso de anticonceptivos preservativos artificiales (fí­sicos o quí­micos) o naturales y otra es el empleo de anticonceptivos abortivos que eliminan al ser vivo en camino. Y una cosa es el uso de la inteligencia con respeto a las leyes naturales y otra cosa es el aborto de cualquier tipo que es inmoral sin más.

En la sociedad autodenominada desarrollada a todo ello se denomina control de natalidad; y sin embargo unas veces es inmoralidad y en ocasiones es regulación inteligente de la fecundidad. En esa sociedad se multiplican las leyes que autorizan el aborto, pero no todo lo que es legal es lí­cito ni moral.

Una buena formación biológica, jurí­dica, ética y espiritual es necesaria para todo ser humano cuando llega a la madurez fisiológica y a la responsabilidad social y legal. Es preciso procurar esa formación con un correcto planteamiento ético y religioso para el que hay que preparar a los cristianos.

Tiene que ver con la vida, con la sexualidad y con la conciencia. En consecuencia tiene que ver con la educación para el amor, para la responsabilidad y para la recta iluminación de la inteligencia por la fe y la conveniente fortaleza de la voluntad por la nobleza y el valor, siempre a la luz de la fe.

No basta informar en las técnicas o formas de evitar el embarazo no deseado o en los aspectos éticos y antropológicos de la interrupción del mismo cuando se ha producido por un ejercicio más o menos irresponsable o involuntario de la acción fecundadora. Por entrar en juego la vida humana ya iniciada, hay aspectos de profundas resonancias en las personas y en la sociedad que deben ser presentados con la claridad, nobleza y desde ópticas trascendentes con las que el creyente debe enfocar sus actos, sus opciones y sus omisiones.

Y esa tarea le corresponde al educador de la fe, en la medida en que afecta los aspectos relacionados con la revelación, con las leyes divinas de la vida y de la sexualidad, con los mensajes cristianos del Evangelio y con las enseñanzas de la Iglesia, depositaria de la revelación y mensajera del Evangelio.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa