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EPILEPSIA

EPILEPSIA

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Enfermedad convulsiva del sistema nervioso que anula la conciencia en los momentos de acceso fuerte y genera cierta predisposición a la irritación y al nerviosismo.

Por la espectacularidad de muchas de las convulsiones que acontecen en los episodios manifestativos, en los tiempos antiguos se la consideraba vinculada a fuerzas espirituales, especialmente diabólicas. Por eso se la identificaba con la posesión por el demonio, permanente o transitoria y se obraba en consecuencia. Evidentemente la medicina moderna descarta toda causalidad extranatural en sus manifestaciones y determina que se debe obrar en consecuencia.

Algunas interpretaciones de las posesiones diabólicas que se reflejan en el Nuevo Testamento ingenuamente identifican la idea de posesión con los ataques epilépticos, llegando incluso algunas traducciones a recoger el término de epilepsia (epilepsis, en griego).

El texto original indica 11 veces el concepto «endemoniado» (daimoniotosomenous), de las 86 en que aparece el concepto «demonio» (daimoné), además de las 39 que se habla de diablo (dia-bolos) y de las 36 que alude al adversario o enemigo (satanás). (Mc.1. 32; Mt. 8.28; Lc. 36.2; Jn. 10. 21)

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Enfermedad crónica del sistema nervioso central que se manifiesta, bien por convulsiones o bien por una pérdida parcial o total del conocimiento, y a veces por ambas cosas. Este trastorno está vinculado a una actividad anormal del cerebro. Existen dos clases principales de epilepsia: el †œgran mal†, ataque epiléptico con convulsiones fuertes acompañado de pérdida del conocimiento, y el †œpequeño mal†, forma más benigna, cuyos ataques son de muy breve duración. Al que padece esta enfermedad se le llama epiléptico.
El dí­a que siguió a la transfiguración, Jesucristo curó a un epiléptico a quien sus discí­pulos no habí­an podido sanar. (Mt 17:14-20.) Este muchacho habí­a tenido desde la infancia un †œespí­ritu mudo y sordo† que, entre otras cosas, lo convulsionaba periódicamente y le hací­a echar espumarajos por la boca. Jesús reprendió al demonio, este salió y el muchacho fue sanado. (Mr 9:14-29; Lu 9:37-43.)
Aunque en esta ocasión se relaciona la epilepsia con un espí­ritu demoniaco, esta enfermedad suele tener causas naturales, y las Escrituras no dan a entender que se deba a posesión demoniaca. Más bien, cuando Mateo (4:24) informa que la gente le llevó a Jesús personas enfermas, entre las que se encontraban †œendemoniados y epilépticos†, se establece una diferencia entre estas dos clases de personas a las que Cristo sanó.
El término español †œepilepsia† se deriva del griego e·pi·le·psí­Â·a, que significa †œataque†. Sin embargo, la palabra e·pi·le·psí­Â·a no se usa en la Biblia. Para referirse a este trastorno, Mateo (4:24; 17:15) usó diversas formas de la voz griega se·le·ni·á·zo·mai, que significa literalmente †œestar afectado por la luna†. Aunque muchas versiones emplean †œlunático† en Mateo 4:24; 17:15, otras emplean †œepiléptico† o comunican esta idea (BAS, LT, NBE, NVI, Sd).
Es digna de mención la explicación que ofrece The International Standard Bible Encyclopaedia: †œEl significado original del término seleniázomai, †˜[estar] afectado por la luna†™, tiene que ver con la creencia popular, muy extendida y de una extraña persistencia, de que ciertas fases de la Luna son dañinas para el ser humano, sobre todo en el caso de enfermedades de carácter periódico o remitente. No hay información que permita determinar si en los tiempos del N[uevo] T[estamento] esta palabra en particular representaba una creencia viva o habí­a pasado a un uso en el que desaparece la metáfora original, limitándose a significar el hecho sin referencia a la idea contenida en la etimologí­a. Todaví­a utilizamos la palabra †˜lunático†™ para referirnos a un enfermo mental, aunque hace mucho que se ha dejado de creer en la influencia de la Luna en tales casos† (edición de J. Orr, 1960, vol. 3, pág. 1941).
El que Mateo empleara formas de la palabra se·le·ni·á·zo·mai no significa que creyera en las supersticiones que relacionaban esta enfermedad con ciertas fases de la Luna. Lo único que hizo fue usar el término griego para epiléptico que era de uso común en su tiempo. Además, los sí­ntomas que tanto Mateo como Marcos y Lucas describen en el caso del muchacho son precisamente los propios de la epilepsia.

Fuente: Diccionario de la Biblia