HUMANI GENERIS
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Encíclica de Pío XII, del 12 de Agoto de 1950, sobre algunas de las falsas opiniones que amenazan con minar los fundamentos de la doctrina cristiana.
La dirige el Papa con motivo del año santo de 1950 y con los ecos recientes de la guerra mundial. En ella se recrimina los totalitarismos y la reacción postbélica de los liberalismos. Sobre todo avisa de que hay muchos que se desvían de la verdad y que las disensiones del género humano deshacen la paz y la verdad.
Los principios mismos de la cultura cristiana se combaten con descaro y hay que salir al paso. Enumera una serie de riesgos y errores que son los siguientes: – El racionalismo, insuficiente para llegar a la verdad. Se confunde razón con verdad, ciencia y progreso.
– El materialismo que ignora la revelación divina, necesaria para la verdad por lo débil que es el hombre – El evolucionismo materialista que se da por seguro y que da una visión monística y panteística del hombre.
– El comunismo y el materialismo dialéctico en que se apoyan y que tratan de arrancar de las almas la noción de Dios.
– El idealismo, el inmanentismo y el pragmatismo, que es existencialismo.
– El falso historicismo, que se atiene sólo a los acontecimientos de la vida humana y, tanto en el campo de la filosofía como en el de los dogmas cristianos, destruye los fundamentos de toda verdad y ley absoluta.
Se desprecia el Magisterio de la Iglesia, y se piensa que nada tiene que decir sobre esos errores. Se olvida que desde hace dos milenios ella ilumina al mundo. Una buena educación y una visión cristiana de la vida son el camino para llegar a la verdad.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa
Es una carta encíclica de pío XII, del 12 de agosto de 1950, destinada a corregir algunas tendencias teológicas y filosóficas que se consideran peligrosas o inconciliables con la fe católica (cf DS 3875-3899).
De manera especial la encíclica indica algunas líneas metodológicas y dogmáticas, que hay que tener presentes en la valoración de la hipótesis evolucionista y de algunos problemas relacionados con ella. Se afirman: a) la licitud de la reflexión teológica sobre los problemas vinculados a la evolución: b) la posibilidad de admitir el evolucionismo en relación con el nacimiento del cuerpo del hombre; c) la necesidad de admitir la creación inmediata del alma de cada lndividuo por parte de Dios; d) la aparente imposibilidad de conciliar el poligenismo con el dogma del pecado original.
Aunque no aprueba la hipótesis evolucionista, la encíclica deja abierto el campo a la investigación, tanto a la que se refiere a la verificación teológica de los problemas que plantea el evolucionismo, como a la que tiene que ver con la posibilidad de acoger la hipótesis poligenista sin abandonar la doctrina del pecado original. Por eso la Humani generis se reveló estimulante para la investigación teológica que, en medio de dificultades y de incertidumbres, tuvo que afrontar con mayor precisión, equilibrio y serenidad en los años posteriores a la publicación de la encíclica, los problemas que el evolucionismo planteó a la teología de la creación y – a la antropología teológica.
G. M. Salvati
BibI.: Texto en MPC, 1, 228-238.
PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995
Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico