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ISABEL LA CATOLICA

ISABEL LA CATOLICA

[951](1451-1504)

Reina de Castilla entre 1474 y 1504, promotora del descubrimiento de América, por su protección sobre Colón, y artí­fice de la unión de Castilla y Aragón y de la unificación de España.

Nació el 22 de Abril de 1451 en Madrigal de las Altas Torres. Era hija de Juan II y de la segunda esposa Isabel de Portugal. En 1469 casó con Fernando II de Aragón. Al morir su hermanastro Enrique IV, se dividieron los partidarios de su sucesión. Se la opusieron los defensores de Juana la Beltraneja, llamada así­ por ser considerada ilegí­tima.

Victoriosa su facción, Castilla y Aragón se entregaron a terminar la reconquista con la guerra (1481-1492) culminada con la toma de Granada en Enero de 1492 y el establecimiento en la zona de 35.000 castellanos.

Renovó las instituciones castellanas con la organización de las Cortes de Toledo y la recopilación de las Ordenanzas Reales de Castilla, hecha por Alonso Dí­az de Montalvo, así­ como el establecimiento del Consejo Real, las chancillerí­as y las audiencias. Estableció la Inquisición (1478) para forzar a los conversos que judaizaban en Andalucí­a a clarificar su postura religiosa. La expulsión de los judí­os (1492) y la persecución de los moriscos de Granada, reaccionarios a los métodos del predicador real Fray Hernando de Talavera y temerosos de los métodos expeditivos de Francisco Jiménez de Cisneros, después de las rebeliones de 1499 a 1501, aseguraron cierta unidad religiosa del Reino.

La polí­tica de matrimonios que empleó con Portugal, Alemania e Inglaterra lograrí­an, en la generación siguiente, la unificación peninsular con Felipe II, la anexión de Navarra y el auge de los Austrias en Europa.

El matrimonio de su hija Juana (la llamada Loca) en 1496 con Felipe el Hermoso, heredero de Maximiliano I, abrieron el camino de la Historia de Carlos de Gante, I de España y V de Alemania. Y el matrimonio de su hija Catalina de Aragón con el heredero inglés, Arturo, en 1501, y luego con Enrique VIII, en 1509, no resultó eficaz por el repudio de este monarca, campeón de separaciones matrimoniales y divorcios.

Y las incumplidas leyes que dio para el trato de los indí­genas americanos denotaron una inteligencia y piedad cristiana singular y una nobleza de ánimo insuperable, si no una santidad reconocida por quienes siglos después promoverí­an su causa de beatificación.

Después de las campañas de Fernando en Italia y el reconocimiento por Alejandro VI como reyes de Nápoles al matrimonio, fueron beneficiados con el tí­tulo pontificio de Reyes Católicos otorgado en 1496. Desde entonces Italia se abrió para la monarquí­a española a lo largo de tres siglos.

Falleció el 26 de noviembre de 1504 en Medina del Campo, dejando el recuerdo de una reina ascética, inteligente, culta, piadosa, recta y base inevitable de referencia para la monarquí­a de los Austrias en la nación unificada de la pení­nsula.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa