LUGARES SANTOS

[023]
En general se suelen denominar así­ los que se convierten en centro de peregrinaciones, de plegaria y penitencia y originan mejora de vida espiritual y eclesial por los sentimientos que suscitan.

Tales son los centros históricos de peregrinación como Roma, Santiago de Compostela y sobre todo las localidades palestinas que sirven de referencia geográfica a la vida de Jesús. Lo son también determinados centros de piedad modernos como los santuarios marianos o los sepulcros de los santos recientes.

De forma especial se han llamado lugares santos a los vinculados a los misterios principales del cristianismo: la encarnación, relacionada con Nazareth; el nacimiento de Jesús, con Belén; la vida pública de Cristo con Galilea y sus montes, con Judea y sus aldeas, con el lago de Genezaret; la muerte y resurrección, con Jerusalén.

En casi todas las religiones las referencias geográficas han servido de apoyo a la fe de los fieles: La Meca para el Mahometismo, el Ganges para el hinduismo, los monasterios para los budistas.

Con todo, no es exacto identificar el afecto a los santuarios cristianos con lo que acontece en otras creencias. El cristiano no es supersticioso en relación a esos lugares. Por eso sus visitas y peregrinaciones no limpian los pecados por si mismas, sino por la actitudes de conversión y de penitencia de quienes las realizan. Un «romero del Camino de Santiago» que avanzara hacia la tumba del Apóstol con esa creencia estarí­a en el error si piensa que por ir se le perdonan los pecados.

Visitar Palestina sólo por «turismo religioso» no purifica la conciencia ni abre las puertas del cielo. Convertirse a mejor vida, aprovechando la plegaria y los ejercicios de caridad y piedad que se hacen en esas visitas, es lo que mejora a la persona creyente.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa