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MISIONES

MISIONES

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Expresión popular y tradicionalmente eclesial para referirse a los trabajos pastorales que se hacen en zonas de paganos, es decir de no cristianos.

Normalmente se ha identifican «misiones» y regiones del «tercer mundo», presuponiendo que los ambientes del primer mundo viven en una estructuras sociológicamente cristianas.

En los tiempos actuales se requieren revisiones en profundidad de estos parámetros, pues muchos ambientes del tercer mundo son culturalmente cristianos y múltiples ambientes del «primer mundo» viven masivamente marginados de la fe, de la práctica, de los sacramentos y de la cultura de matiz cristiano o de comportamientos evangélicos.

Por eso el término misiones sufre en los tiempos actuales un acelerado proceso de revisión.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

La labor principal de la iglesia cristiana, desde su inicio, ha sido la propagación del evangelio de Jesucristo hasta lo último de la tierra. Este llamamiento a evangelizar viene del mandamiento que el Señor dio a la iglesia, y que se registra en Mt. 28:18–20; Lc. 24:46–49; Jn. 20:21 y Hch. 1:8. La motivación misionera viene del amor y la obediencia al Redentor. Nadie está exento de la labor misionera.

El avance misionero de la iglesia primitiva fue dramático, y hay evidencia que el evangelio de Cristo fue mucho más allá de los límites del Imperio Romano aun en el primer siglo de la era cristiana. En el período primitivo de las misiones cristianas la gran oposición vino de los seguidores de Mahoma. La iglesia perdió África del Norte y partes de Europa debido al mahometismo. Carlos Martel, en la batalla de Tours, en 732 d.C., detuvo el avance del islamismo.

Las misiones católico-romanas predominaron durante la Edad Media. Esta iglesia ha continuado su programa misionero agresivo hasta el día de hoy. El romanismo ha hecho énfasis en la necesidad del bautismo para la salvación y se ha especializado en el concepto de traer grupos completos, más bien que individuos, a la iglesia. A fin de lograr esto, el romanismo con frecuencia ha bautizado el paganismo, especialmente en lugares como Latinoamérica. Un ejemplo de esta práctica son los «ritos malabares» de la India (en este caso una acomodación jesuita a las costumbres indias).

El avance misionero del siglo diecinueve representa el más grande movimiento desde el día de los apóstoles. Este avance fue predicado sobre la base de una teología conservadora, la que daba por sentado que los hombres estaban perdidos sin Cristo, que el infierno eterno era el fin de los pecadores, y la absoluta necesidad para el nuevo nacimiento por la fe en Cristo Jesús. La ciencia de las misiones no estaba altamente desarrollada durante el siglo diecinueve, y el alcance europeoamericano con mucha frecuencia estaba acompañado de un imperialismo nacional. A pesar de la falta de una misiología adecuada, se han registrado grandes avances. No fue sino hasta el siglo veinte que se produjeron cambios profundos.

El siglo veinte ha sido caracterizado por ciertas modificaciones significativas. Primera y principalmente, el énfasis misionero se trasladó de Europa a América del Norte. Mientras que el número de misioneros enviados de Europa excede por mucho al de los enviados de América del Norte, la balanza se ha ido inclinando sumamente en dirección al predominio norteamericano. Al mismo tiempo, las misiones denominacionales no han podido andar al paso del creciente número de agencias nodenominacionales. En parte, esta nueva situación se deriva de un cambio en el énfasis teológico. Esto a su vez fue ocasionado por el surgimiento del liberalismo religioso que desacreditaba la antigua teología del siglo diecinueve. El liberalismo repudió la autoridad bíblica y se opuso a aquellos que creían en el nacimiento virginal, la expiación vicaria, la deidad de Cristo, y la resurrección corporal. Este mismo liberalismo consideró al cristianismo como una de las tantas religiones, y relegó su superioridad a algo relativo dentro del género, y no como algo único. La penetración liberal en las misiones resultó en el concepto que el esfuerzo misionero era básicamente convivir con otras religiones. La obra de Hocking, Rethinking Missions, llegó al extremo de decir que era éticamente incorrecto que médicos misioneros tratasen de convertir a los pueblos autóctonos al cristianismo.

El surgimiento del liberalismo resultó en la creación de agencias misioneras competitivas representadas por The Interdenominational Foreign Mission Association, the Evangelical Foreign Mission Association of the National Association of Evangelicals y la rama misionera de The American Council of Christian Churches. Todas estas agencias son teológicamente conservadoras.

El rápido avance del comunismo hizo difícil la penetración misionera del Occidente. China llegó a ser un campo cerrado para el misionero extranjero, y otras áreas, tales como África y la India, fueron influenciadas por el comunismo en tal forma que ha llegado a obstaculizar el progreso de las misiones cristianas. El futuro es oscuro, pero no podemos negar el desafío que el comunismo a dejado, y la iglesia cristiana tiene ahora la posibilidad de elevarse a nuevos esfuerzos y sacrificios al llevar a cabo los términos de la Gran Comisión.

La obra misionera del siglo veinte se ha enfrentado con el problema de los grandes avances culturales en todo el mundo. Se están desarrollando nuevos métodos para enfrentar este desafío y está surgiendo una nueva orientación misionera. Ha habido un renovado interés hacia el desarrollo de principios eclesiásticos autóctonos. El papel del misionero está cambiando al de «colaborador» con los líderes nacionales. La estrategia misionera ahora identifica al «misionero extranjero» como un representante que da cuentas, no a la iglesia de su país natal sino a la iglesia nacional, con la que trabaja y debe sumisión a ella.

La influencia del liberalismo es más fácil de determinar que la de la neortodoxia (véase), la que es de más reciente vendimia. No está claro tampoco todavía cuál será el impacto de este nuevo énfasis teológico en el esfuerzo misionero. Hasta el día de hoy no ha producido ningún impulso fresco o dinámico ni ha dado vida a nuevos movimientos para la evangelización del mundo. Se ha rebelado contra el optimismo liberalista de principios del siglo veinte y ha traído nueva penetración escatológica desde Europa, pero éstas no han llegado a ser parte de la tradición norteamericana que es ahora el centro de operaciones para la gran parte del movimiento misionero.

Véase también Comisión, La Gran.

BIBLIOGRAFÍA

K.S. Latourette, A History of the Expansion of Christianity (7 Vols.); J.C. Thiessen, A Survey of World Missions; C.H. Robinson, History of Christian Missions; Reports of the International Missionary Council Conference at Edinburgh (1910), Jerusalem (1928), Madras (1938), Whitby (1947), Willingen (1952), Ghana (1958). Para estadísticas misioneras, véase los informes de Missionary Research Library, Occasional Bulletin, informes de IFMA, EFMA y World Christian Handbook (1957).

Harold Lindsell

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (397). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología