PENTECOSTALISMO
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Movimiento católico y protestante que trata de revitalizar la espiritualidad apoyada en la acción del Espíritu Santo. Aunque siempre en la Iglesia el misterio del Espíritu ha estado presente con intensidad, como no podía ser por menos dada la importancia que tiene en el mensaje evangélico, fue en los ámbitos protestantes o reformados donde adquirió cierta reviviscencia a finales del siglo XIX.
El Pastor metodista Parham, de Estados Unidos, fomentó en 1899 el «bautismo del Espíritu Santo», completando el bautismo de agua. Las connotaciones afectivas y comunitarias de la experiencia se extendieron entre católicos, anglicanos y evangélicos. Así entraron en juego también grupos pentecostales católicos, de manera que se divulgaron los encuentros pentecostalistas en diversas naciones y en casi todas las iglesias cristianas.
Tanto entre los evangélicos como entre los católicos, las «Asambleas pentecostales» se multiplicaron tanto que resultan todavía hoy inclasificables desde las más conformes con los textos de la Escritura, sobre todo de San Pablo (1 Cor. 12. 8-10) hasta las más dispares y exóticas que exageran sus técnicas sanativas, adivinatorias, proféticas y místicas.
Como es un hecho de Iglesia, con el que frecuentemente se van a encontrar muchos cristianos comprometidos y fieles al Evangelio, el educador debe informar sobria y objetivamente sobre él y preparar a los catequizandos con una buena base teológica y bíblica, al mismo tiempo que eclesial, para cuando se sientan invitados a la participación o se relacionen con entusiastas del movimiento.
Deberá extremar el espíritu de discernimiento, ya que los promotores y participantes en esta espiritualidad suelen ser festivos, comunitarios, carismáticos y proselitistas y no todos son heterodoxos, sino más afectivos que lógicos, más vitalistas que rituales, más literales que eclesiales en la interpretación de los textos bíblicos. Y evidentemente, si son ortodoxos y católicos, merecen respeto a sus formas, aunque no puedan ni deban ser consideradas como exclusivas en las preferencias de la Iglesia.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa
El pentecostalismo es un fenómeno que ha aparecido en el ámbito de muchas comunidades cristianas durante el siglo xx. Expresa la convicción de que los cristianos contemporáneos pueden y tienen que gozar del fervor y de los dones que el Espíritu Santo concedió a la comunidad primitiva en Pentecostés. La renovaci6n carismática en el ámbito del catolicismo romano y de otras comunidades de las más antiguas puede considerarse como parte de este fen6meno. El pentecostalismo hizo surgir además una rama separada en el cristianismo, que se deriva de las renovaciones de tipo espiritual que se llevaron a cabo en el Bethel Bible College (Topeka, Kansas) en 1901 y en la Azusa street Mission (Los íngeles, California) en 1906. Una característica distintiva de estos movimientos de renovaci6n espiritual era el don de la glosolalia o del hablar en lenguas (cf. Hch 2,4.27-18; 10,46; 19,6; 1 Cor 12,10). De estos dos movimientos surgieron muchas pequeñas congregaciones que sucesivamente se organizaron en Iglesias como las Asambleas de Dios, fundadas en 1914.
Posteriormente se form6 un gran número de Iglesias pentecostales, muchas de las cuales no utilizan el nombre «pentecostal» en sus títulos, por lo que resulta difícil determinar cuántos cristianos pentecostales existen a nivel mundial.
El movimiento pentecostal centraba su atención en la necesidad de una segunda experiencia de conversión después del bautismo, en la cual se renueva y transforma la persona gracias a los dones del Espíritu Santo. Esta experiencia era llamada la «segunda bendición» o «bautismo en el Espíritu Santo». El signo principal de la recepción auténtica de esta segunda bendición es el don de hablar en lenguas, aunque también son característicos de este movimiento los dones de profecía, de interpretación y de curación de enfermos (cf 1 Cor 12,8-lO).
Desde el punto de vista doctrinal, las Iglesias pentecostales aceptan la Biblia como Palabra inspirada de Dios, Esta Palabra es la única y suficiente fuente de verdad cristiana y es interpretada por la mayor parte de los pentecostales de una forma relativamente literal. Los pentecostales aceptan las doctrinas trinitaria y cristológica del cristianismo tradicional y celebran el bautismo de los adultos por inmersión y la cena del Señor, aun cuando sobre esta última hay varias interpretaciones, Algunos practican el lavatorio de pies (cf- Jn 13,14) y . , entre las comunidades más aisladas y rurales, el uso de . las serpientes (cf. tomar en las manos Mc 16,18), La conversión religiosa personal ocupa el centro de la atención.
La generación espiritual descrita en el Nuevo Testamento es normativa para todos los cristianos. El culto pentecostal tiende a ser informal, espontáneo y emocional, favoreciendo el canto de himnos, la intercomunicación de testimonios personales y la predicación sobre la salvación concedida por el sacrificio de Cristo en la cruz.
Algunos grupos e individuos pentecostales colaboran en el movimiento ecuménico, como por ejemplo los que han participado en la Conversación internacional pentecostal-católico-romana. Sin embargo, muchos pentecostales ven con sospechas la unidad con otros cristianos que no comparten sus convicciones sobre la regeneración posbautismal en el Espíritu Santo.
W Henn
Bibl.: AA, vv . Iglesias pentecostales, en J García Hernando (ed.), Pluralismo religioso, Atenas, Madríd 1981, 209-231; p, Damboríena, Sectas pentecostales, en Fe católica e iglesias y sectas de la Reforma, Razón y Fe, Madríd 1961, 755-806; J Suenens, Un nuevo Pentecostés, DDB, Bílbao 41976.
PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995
Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico