SUFRAGIO
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En general es la capacidad de poder elegir libremente a personas representativas de una región o de una población mediante el voto expresado. En la terminología religiosa alude a la plegaria, obra buena o limosna realizada en beneficio de un difunto y en virtud de la comunicación de los santos, que es la posibilidad de aplicar los méritos propios a otro miembro del Cuerpo Místico que los necesita para llegar al cielo.
Es práctica inmemorial de la Iglesia el ofrecer sufragios por los difuntos, siguiendo las enseñanzas bíblicas, como ya aparecen en los libros de los Macabeos (2 Mac. 12. 41-45). (Ver Indulgencias 7; Ver Comunión de los Santos 4.3.3)
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa
Intercesión de los fieles cristianos en favor de aquellos que deben ser purificados todavía después de su muerte. Los sufragios pueden consistir en oraciones, limosnas u obras buenas y sobre todo en el sacrificio de la misa.
En la Escritura, según 2 Mac 12,4046, existía entre los judíos de aquella época el uso de la oración y del sacrificio expiatorio por los difuntos muertos en el Señor. Este uso fue acogido y se mantuvo en la Iglesia.
La tradición abunda en testimonios.
Tertuliano se refiere a la oración por los difuntos y a la misa ofrecida en el aniversario de su «dormición» (De monog., 10). Juan Crisóstomo atestigua que también la limosna puede ayudar a los fieles difuntos (In Phil. Hom., 3, 4) y Agustín insiste en el valor de la misa como precio seguro de nuestro rescate (Confess. 9, 13, 36).
El fundamento teológico de los sufragios reside en la soberana misericordia de Dios, en los infinitos méritos de Cristo y en la satisfacción vicaria de los creyentes en la medida de su pertenencia a Cristo.
El Magisterio eclesial ha definido el valor de los sufragios a propósito de la doctrina sobre el purgatorio (DS 856; 1304; 1820). El concilio Vaticano II presenta el sufragio en una perspectiva eclesiológica como expresión de la solidaridad que existe entre todos los miembros del Cuerpo Místico (LG 50).
E. C Rava
Bibl.: M. Schmaus, Teología dogmática, VII. Los Novísimos, Madrid 1961, 502-508; J Ratzinger Escatología, Herder, Barcelona 1980; AA.’VV , El misterio de la muerte y su celebración DDB, Buenos Aires 1952. –
PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995
Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico