Biblia

VITA CONSECRATA

VITA CONSECRATA

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Exhortación Apostólica del Papa Juan Pablo II del 25 de Marzo de 1996 sobre la significación en la Iglesia de las diversas formas o institutos de vida consagrada o llamada religiosa. Fue consecuencia de las conclusiones del Sí­nodo sobre la vida religiosa, celebrado en Octubre de 1994.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

(v. Magisterio, vida consagrada)

(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)

Fuente: Diccionario de Evangelización

Exhortación apostólica del Papa Juan Pablo II, publicada el 25 de marzo de 1996 como resultado del largo trabajo preparatorio de la asamblea ordinaria del sí­nodo de los obispos sobre la vida religiosa. Los trabajos preparatorios pasaron como es sabido por la consulta episcopal, la redacción de los lí­neamenta, enví­o a las iglesias locales y respuestas que condujeron al instrumentum laboris. La participación en las respuestas fue excepcionalmente alta en este caso. Las intervenciones y conclusiones de la asamblea sinodal dio como resultado la publicación quince meses después de su clausura de los frutos de todo aquel trabajo.

La introducción (nn. 1-13) comprende una mirada a las diversas formas de vida religiosa que la creatividad del Espí­ritu ha suscitado en la iglesia en este tiempo y señala las finalidades de la exhortación: sobre todo alentar y orientar a los consagrados ante los desafí­os propios de nuestro tiempo postconciliar. Las tres partes centrales del documento papal están determinadas por las tres perspectivas desde las cuales se contempla la vida consagrada: la consagración, la comunión y la misión. Los tí­tulos de cada una de ellas son ya reveladores: I. Confessio trinitatis – II. Signum fraternitatis – III. Servitium charitatis. La primera parte (nn. 14-40) considera la vida consagrada a la luz del misterio trinitario. La segunda (nn. 48-71) se detiene a analizarla como signo de comunión en la Iglesia. La tercera (nn. 72-112), mira la vida consagrada como una epifaní­a del amor de Dios en el mundo. Las tres partes tienen una extensión bastante proporcionada dentro del conjunto. La primera parte a su vez (nn. 14-40), se divide en cuatro puntos básicos de teologí­a sapiencia) con abundancia de datos bí­blicos y patrí­ticos: a) para alabanza de la Trinidad (nn. 17-22); b) entre la pascua y la culminación (nn. 23-28); c) en la iglesia y para la iglesia (nn. 29-34); d) guiados por el Espí­ritu de santidad (nn. 35-40).

La parte llamada Signum fraternitatis (nn. 41-71), reflexiona sobre la vida consagrada como profecí­a y signo de la comunión en la Iglesia; está dividida en tres puntos de aire más parenético en los que se busca la definición del marco eclesial de la comunión con sus expresiones y ayudas: superiores, organismos, mutuas relaciones con otros carismas eclesiales: a) valores permanentes de la comunión teologal (nn. 41-58); b) continuidad en la obra del Espí­ritu Santo; fidelidad creativa y coherente en la novedad (nn. 59-62); c) mirando hacia el futuro, donde se aborda el problema de las vocaciones, de la disminución y envejecimiento; y la obligada respuesta de fidelidad que exige formación permanente (nn. 63-71).

Después de algunas consideraciones introductivas, la carta se centra en la misión de la vida religiosa como manifestación del amor de Dios al mundo en la tercera parte (servitium charitatis) y orienta a los consagrados al servicio profético de la misión desde cuatro ángulos: a) el amor hasta el extremo (nn. 75-83,) toca tópicos comunes a toda la pastoral de este tiempo aplicándolos a la VC: nueva evangelización, universalidad, misión ad gentes, inculturación y opción preferencial por los pobres; b) el testimonio profético exigido frente a los grandes retos (nn. 84-95): nombrados como martirio, dimensión alternativa y terapéutica de los votos, nueva espiritualidad, etc.; c) algunos areópagos de la misión (nn. 96-99): señala estos: mundo de la educación, cultura y ciencia, medios de comunicación social; d) el compromiso del diálogo con todos (nn. 100-112) exige una nueva espiritualidad de respuesta a la nueva búsqueda de lo sagrado.

La exhortación, que concluye con una penetrante meditación sobre la escena de Betania (Jn 12 1-10), ha centrado los elementos fundamentales de teologí­a de la vida religiosa posconciliar, ha estimulado la reflexión y profundización en algunos puntos particularmente relevantes de su triple dimensión: consagración, comunión y misión; y ha servido, ciertamente, para esforzar apostólicamente a los consagrados ante las nuevas situaciones que al mismo tiempo les agobian y potencian. Pudo y quiso abrir el horizonte con palabras y recuerdos esperanzadores.

Gabriel Castro

Vicente Mª Pedrosa – Jesús Sastre – Raúl Berzosa (Directores), Diccionario de Pastoral y Evangelización, Diccionarios «MC», Editorial Monte Carmelo, Burgos, 2001

Fuente: Diccionario de Pastoral y Evangelización