VINCULO
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Atadura o compromiso físico y también moral que depende de la voluntad libre de quien lo acepta o de las circunstancias o voluntades ajenas que lo imponen.
Durante mucho tiempo la relación vincular o «vinculación» significaba las dependencias que tenían las propiedades materiales con respecto a su propietario que se beneficiaba de su alquiles. Tal era el caso de tierras, ríos, puentes o pasos necesarios, materias primas (como la sal) o bienes de consumo. Por su uso se pagaba un tributo al propietario último de los mismos: un rey, un señor feudal, un monasterio, una catedral.
Con el paso de los tiempos y la movilidad comercial e industrial de las propiedades en el siglo XIX, hubo movimientos «desvinculadores». Tal fue la Revolución Francesa con respecto a los señoríos o la llamada «Desamortización» en España, que afecto a bienes eclesiásticos con afanes expoliadores, aunque con pretextos de desvincular la propiedad de «manos muertas», es decir colectivas para entragar el fruto de la rapiña, no a los campesinos sino a propietarios ricos que todavía más se enriquecieron.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa
Véase LIGADURA.
Fuente: Diccionario de la Biblia
sundesmos (suvndesmo», 4886), aquello que une juntos (sun, con, y desmos, para lo cual véase LIGADURA), se dice de «cadenas de iniquidad» (Act 8:23, VM; RVR: «prisión de maldad»); del «vínculo de la paz» (Eph 4:3); del «vínculo perfecto» (Col 3:14; figuradame nte de los ligamentos del cuerpo); en Col 2:19 «ligamentos», figuradamente, de los vínculos que unen a la Iglesia, el Cuerpo de Cristo. Véase LIGAMENTO, A, Nº 2.
Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento