CONCEPCION VIRGINAL

(v. Marí­a, Virgen Marí­a)

(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)

Fuente: Diccionario de Evangelización

Designa la generación de Jesús por parte de Marí­a sin el concurso del varón, en este caso José, sustituido por una intervención fecundante trascendental, no de carácter sexual, del Espí­ritu divino, que no violó su condición virginal. El suceso está atestiguado en dos fuentes evangélicas: Mt 1,18-25; Lc 1,34-35; según algunos exegetas, hay que ver también una alusión al mismo en Mc6,3; Jn 1,13Â¥ Gá144. La fe de la Iglesia insertó en el Credo nicenoconstantinopolitano este testimonio neotestamentario: «y se hizo carne (hombre) por obra del Espí­ritu Santo de la virgen Marí­a» (DS 150).

1. Breve análisis de los textos bí­blicos.- El texto de Mateo presenta a Marí­a, que ha concebido por obra del Espí­ritu Santo, como la virgen en la que encontró cumplimiento la profecí­a de Isaí­as (1s 7 14), que anuncia el nacimiento del Emmanuel (Dios con nosotros) de una joven (almah en el texto hebreo, parthenos en la traducción griega de los Setenta). El evangelista recurre a un método exegético (midrash) habitual en su época, con el que se aplicaban textos bí­blicos a ciertas situaciones y acontecimientos del presente para iluminar su sentido. Sin embargo, la luz evangélica que él posee le permite hacer una operación inversa, es decir, partir del presente, la concepción virginal de Marí­a, para señalar en el texto de Isaí­as un pálido reflejo de la misma.

Conviene recordar con algunos autores el lenguaje significativo que utiliza el evangelista al hablar de José, de Marí­a y de Jesús niño. Al narrar la huida a Egipto y el regreso a Nazaret, Mateo habla siempre del niño y de su madre (cf. Mt 2,13-14.20). «Mateo sigue la historia de Moisés. Pero, mientras que en la historia de Moisés se lee lógicamente: «Toma a tu mujer y a tus hijos» en Mateo se lee siempre: -«Toma al niño y a su madre». No presenta a Marí­a como la mujer de José – lo es, y lo ha dicho: están casados (1,16.18.20.24)~, sino siempre como la madre del niño Esta terminologí­a no es más que una huella de la concepción virginal y del papel singular de Marí­a» (A. George, Marie dans le Nouveau Testament, Parí­s 1981, 106-107).

Lucas habla de la concepción virginal en el contexto de la anunciación (cf. Lc 1,34-35). Aquí­ se dice expresamente que el poder del Espí­ritu sustituirá al concurso natural del varón ~ hará que, conservando Marí­a su virginidad, el niño que nazca de ella sea Hijo del Altí­simo.

2. Concepción virginal y virginidad perpetua de Marí­a.- Con el testimonio bí­blico de la concepción virginal va unida la afirmación de la Iglesia, según la cual Marí­a, Madre de Jesús, como recordaba Pablo VI, «permaneció virgen en el parto y después del parto, como siempre ha creí­do y profesado la Iglesia católica» (Signum magnum, 1967). POI.

parte del protestantismo y de algunas sectas cristianas se aducen algunos textos evangélicos de los que se deducirí­a que Marí­a tuvo otros hijos (cf Lc 2,7; Mt 1,25) Y otros pasajes evangélicos, en los que se habla de los «hermanos» ~ «hermanas» de Jesús). La exégesis Católica da una explicación distinta de estos textos. Escribe R. Laurentin, especialista en la materia: «La Biblia no presenta ninguna dificultad contra la virginidad post partum (es decir. perpetua) , y ofrece más bien indicios en favor de esta doctrina» (Maria wella storia della salvezza, Turí­n 1972, 121).

En el campo teológico tanto protestante como católico de estos últimos años, por motivos socio-religiosos y literarios y por razones de actualización del verdadero contenido de la fe cristiana en el mundo contemporáneo, marcado por la racionalidad técnicocientí­fica, se ha avanzado la propuesta de interpretar la concepción virginal de Marí­a no ya en sentido fisiológico y como hecho histórico, sino más bien en sentido simbólico, con una profunda intención teológica: considerar los pasajes de Mateo y de Lucas no como narraciones de un acontecimiento realmente sucedido, sino como revestimientos mitológicos que intentan expresar mediante la forma literaria de la partenogénesis un profundo contenido teológico, es decir, el carácter extraordinario de la persona del Hijo de Marí­a, confesado por la Iglesia como Señor, Mesí­as, Hijo de Dios. La mayor parte de los teólogos católicos, colocándose en la lí­nea de la Tradición Â¥ de la enseñanza, incluso reciente, del magisterio, rechazan semejante interpretación e intentan poner de relieve el valor teológico del hecho histórico.

3. Valor teológico del hecho de la concepción virginal.- La concepción virginal de Cristo por parte de Marí­a según la teologí­a actual contiene diversos aspectos teológicos; vale la pena subrayar dos de estos aspectos en particular.

la gratuidad de la salvación y el carácter de pobreza.

a) Para la gratuidad de la salvación recojamos algunos textos de teólogos insignes, tanto católicos como protestantes. Escribe K. Rahner. «La virginidad de Marí­a y el nacimiento del Señor sin intervención de padre humano indican no sólo con palabras, sino en la concreción tangible de la vida humana, una misma y única realidad: Dios es el Dios de la gracia libre, el Dios que nosotros, con todos nuestros esfuerzos, no podemos coger y aferrar con nuestras manos, sino sólo el Dios que podemos recibir como gracia, con la que se nos entrega a sí­ mismo de manera inefablemente libre. Esta realidad, en Marí­a, no tení­a que vivirse solamente en las disposiciones de su corazón, sino que debí­a expresarse en todo su ser, incluso en su corporeidad: tení­a que manifestarse y representarse en su existencia corporal, Por este motivo, Marí­a es virgen en el espí­ritu y en el cuerpo, única en todo el plan de Dios». Y J Ratzinger, por su parte, sostiene: » En la visión bí­blica, el nacimiento virginal no pretende en definitiva afirmar otra cosa más que la pura gratuidad de lo que acontece. Es el sí­mbolo de la gracia» También K. Barth, teólogo reformado, escribe en este sentido: «El hombre Jesucristo no tiene padre, Su concepción no se deriva de la ley común, Su existencia comienza con la libre decisión de Dios mismo, procede de la libertad que caracteriza a la unidad del Padre Â¥ del Hijo unidos por el amor, es decir por el Espí­ritu Santo… Es éste el campo inmenso de libertad de Dios, y de esta libertad es de donde procede la existencia del hombre Jesús» b) Sobre el carácter de pobreza escribe Max Thurian, hermano de la Comunidad de Taizé que se ha convertido al catolicismo: » Marí­a es virgen para señalar que es Dios el que ha engendrado a Cristo, que el Salvador no es un superhombre, falto del esfuerzo humano por la liberación. Ni la sangre – es decir la herencia humana- ni la voluntad del hombre – es decir, la decisión de un padre humano- están en el origen de nuestra salvación eterna, sino sólo Dios en su eterno designio, que predestinó a la virgen Marí­a para engendrar en ella y hacer que naciera de ella su único Hijo, salvador del mundo. Todo procede de él y para él en este primer acto de la encarnación. Así­ pues, la virginidad de Marí­a es un signo de la pobreza y de la incapacidad del hombre para llevar a cabo su liberación, para hacer que aparezca el ser perfecto que podrá salvarlo». (Para estos pasajes, cf. L, Melotti, Maria, la madre dei viventi, Leumann-Turí­n 1986, 146-147).

G. Iammarrone

Bibl.: K, Rahner. Virginitas in parttt, en Escritos de teologia, 1V Taurus, Madrid 1962, 177-211; J. Ratzinger, Introducción al cristianismo, Sí­gueme, Salamanca 1976, 235244; R. E. Brown, El nacimiento del Mesí­as , Cristiandad, Madrid 1982; AA, VV , La perpetua virginidad de nuestra Señora, número monográfico de EstMar 21 (1960); F, P. Solá, La virginidad perpetua de Marí­a y sus modernas interpretaciones, en Es~Mar 42 (1979) 93-1 1; 5. de Fiores – A, Serra, Virgen, en NDM, 1977-1039.

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico