FIGURAS MISIONERAS
Para acertar en el estilo evangelizador de cada época, hay que remitirse a los valores permanentes personificados en las figuras misioneras de todos tiempos. Esta referencia de fidelidad será una garantía para discernir las nuevas gracias del Espíritu y la metodología que se ha de seguir en las nuevas situaciones.
En toda la historia de la evangelización sobresalen algunas figuras misioneras, que, según su carisma peculiar, ponen el acento en diversos factores el concepto de misión, la metodología apostólica y, especialmente, las virtudes del apóstol y el estilo de vida fraterna del grupo. La teología, pastoral y espiritualidad misionera se inspiran en el modo como estas figuras entendieron practicaron y vivieron la misión encomendada por Jesús a su Iglesia. Leer en sus vidas es un modo válido de leer el evangelio personificado.
Las figuras misioneras hay que encuadrarlas en su tiempo y en su espacio sociológico y cultural. Las coordinadas de tiempo y de lugar sirven para discernir los valores permanentes y evaluar mejor gestos y actuaciones. Es necesario partir de sus criterios, escala de valores y actitudes, a la luz de la fe o de la doctrina evangélica, para poder apreciar el alcance e incluso las limitaciones de su acción apostólica.
Sus datos fundamentales puede encontrarse en su vida, doctrina (documentos) y obras que realizaron o fundaron. Sus gestos pueden clasificarse en el campo relacional con Dios y los hermanos (contemplación, caridad), en el seguimiento evangélico e imitación de Cristo, en la dedicación a la misión recibida del Señor. Frecuentemente pertenecen a una institución eclesial particular o incluso a una escuela de espiritualidad y misión (benedictina o monástica en general, franciscana, carmelitana, dominicana, agustiniana, mercedaria, ignaciana, etc.).
Cada figura está relacionada con otras de su misma época, y en dependencia respecto a figuras anteriores, como en un camino de «comunión de los santos», donde todo es común y todos reciben y dan. En el campo misionero estrictamente dicho (o de misión «ad gentes»), hay que distinguir las figuras de tienden más hacia la acción directa (San Francisco Javier), hacia la contemplación y ofrenda de sí mismos (Santa Teresa de Lisieux) y hacia la «animación» de renovación espiritual y misionera de la comunidad (Paulina Jaricot, fundadora de la Obra de la Propagación de la Fe).
En las instituciones y obras fundadas se puede encontrar el «espíritu» que deriva del «carisma» inicial o fundacional. La armonía en la evolución y renovación es garantía de autenticidad y de fidelidad creativa (cfr. VC 36-37). El «fervor espiritual» de cada época está en dependencia directa de «esa multitud de admirables evangelizadores que se han sucedido a lo largo de la historia de la Iglesia» (EN 80).
Referencias Carismas fundacionales, historia de la evangelización, Juan Bautista, modelos apostólicos, Pablo, santidad-santos.
Lectura de documentos EN 78,80; RMi 90.
Bibliografía AA.VV., Testigos de la fe en América Latina (Estella, Verbo Divino, 1986); AA.VV., Spirito del Signore e libertí , Figure e momenti della spiritualití (Brescia, Morcelliana, 1982); R. BALLAN, Misioneros de la primera hora, Grandes evangelizadores del Nuevo Mundo (Madrid, Mundo Negro, 1991); A. BARRIOS, Teresa de Lisieux en la escuela contemplativa y misionera de Teresa de Jesús, en Teresa de Jesús, su vivencia eclesial y misionera (Burgos 1982) 151-188; F. CIARDI, Los fundadores hombres del Espíritu (Madrid, Paulinas, 1983); P. CHIOCCHETTA, I grandi testimoni del Vangelo (Roma, Cittí Nuova, 1992); A. ROMANO, I fondatori, profezia della storia (Milano 1989); E. PIZZARIELLO, Amigos de Dios y de los hombres (Buenos Aires, Claretiana, 1984); A. ROYO MARIN, Los grandes maestros de la vida espiritual ( BAC, Madrid, 1973); G. SOLDATI, I grandi missionari (Bologna, EMI, 1985).
(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)
Fuente: Diccionario de Evangelización