Biblia

HEBREOS (CARTA)

HEBREOS (CARTA)

La carta a los Hebreos es una joya de la espiritualidad cristiana, centrada en Cristo Sacerdote, quien ha llevado a cumplimiento todas las esperanzas y de la humanidad. Dios, que «habí­a hablado de muchas maneras», ahora ya «ha hablado por su Hijo» (Heb 1,1-2). En el sacerdocio y sacrifico redentor de Cristo, llegan a su perfección y quedan superados todos los y sacrificios, así­ como el sacerdocio del Antiguo Testamento.

Aquellos «hebreos» convertidos (a los que se dirige este carta-homilí­a) habí­an perdido todos sus bienes por la fe; ahora, exiliados, se sentí­an desorientados por no poder participar en las grandes fiestas y ceremonias del templo de Jerusalén. La carta les alienta a vivir de la fe en Cristo Sacerdote y Mediador único de la Nueva Alianza (Heb 8,6; 9,15; 11; 12,24). Cristo es el «hermano» mayor (Heb 2,11), «hecho semejante a sus hermanos en todo» para mostrarse «sumo sacerdote misericordioso… capaz de expiar los pecados del pueblo» (Heb 2,17). Sólo por Cristo, podemos llegar a la plena comunión con Dios.

La existencia cristiana consiste en un «sí­» a los nuevos planes salví­ficos de Dios en Cristo su Hijo (Heb 13,15; cfr. 2Cor 1,20). Este «sí­» es donación sacrificial, por la que se arriesga todo para unirse al sacrificio de Cristo desde la Encarnación (Heb 10,5-7), quien con su redención, por su «sangre derramada en el Espí­ritu», nos la conseguido del Padre una vida nueva (Heb 9.11-14). Jesucristo es «Sacerdote y ví­ctima» por este sacrificio redentor (cfr. Heb 5); de este sacerdocio participamos todos, aunque algunos cristianos (ministros en la presidencia) harán el servicio peculiar de representar a Cristo (cfr. Heb 13).

Los contenidos de este documento neotestamentario (probablemente de antes del año 70) apuntan a la gloria del Padre y al cumplimiento de sus planes de salvación universal en Cristo. Los «diversos modos» de hablar de Dios en el Antiguo Testamento (y analógicamente en las culturas y religiones) llegan a la plenitud en la manifestación de «su Hijo» (Heb 1,1-2). El sacrificio redentor de Cristo se convierte en la oblación de toda la humanidad. Toda la creación y toda la historia salví­fica apuntan, pues, a la glorificación de Dios por medio de Jesús «Por medio de él, ofrezcamos sin cesar a Dios un sacrificio de alabanza» (Heb 13,15).

Referencias Antiguo Testamento, hebraí­smo, Jesucristo (Hijo de Dios, Sacerdote), sacerdocio común de los fieles, sacerdocio ministerial.

Lectura de documentos DV 4. Ver referencias.

Bibliografí­a L. DUSSAUT, Carta a los Hebreos (Madrid, Cristiandad, 1985); J. ESQUERDA BIFET, La vida es un sí­. Carta a los hebreos (Salamanca, Sí­gueme, 1986); G. MORA, La carta a los Hebreos como escrito pastoral (Barcelona, Facultad de Teologí­a, 1974); C. SPICQ, L’Epitre aus Hébreux (Paris, Gabalda, 1977); H. STRATHMANN, La epí­stola a los Hebreos (Madrid, FAX, 1971); A. VANHOYE, Sacerdotes antiguos, sacerdote nuevo en el Nuevo Testamento (Salamanca, Sí­gueme, 1984); Idem, El mensaje de la carta a los Hebreos (Estella, Verbo Divino, 1993); S. ZEDDA, Lettera agli Ebrei (Roma, Paoline, 1980).

(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)

Fuente: Diccionario de Evangelización