Biblia

SACERDOCIO COMUN DE LOS FIELES

SACERDOCIO COMUN DE LOS FIELES

Iglesia, Pueblo sacerdotal

Toda la Iglesia, por medio del bautismo y confirmación, participa de la unción y misión de Cristo, es decir, de su sacerdocio, profetismo y realeza. «No sólo fue ungida nuestra Cabeza, sino también su cuerpo» (San Agustí­n, En. Sal. 26). Por esto la Iglesia es el Pueblo sacerdotal, «sacerdocio consagrado para ofrecer, por medio de Jesucristo, sacrificios espirituales agradables a Dios» (1Pe 2,5.9; cfr. LG 10-11; AA 10). El nuevo pueblo de Israel es también sacerdotal (cfr. Ex 19,4-6; Apoc 1,5-6)

A todos se comunica, en diverso modo y grado, la misma realidad de Cristo Sacerdote, quien «hace partí­cipe a todo su Cuerpo mí­stico de la unción del Espí­ritu con que fue él ungido… en él todos los fieles son hecho sacerdocio, santo y regio» (PO 2). Todo cristiano participa, pues, del ser (consagración), función (misión) y vivencia de Cristo Sacerdote. La participación será diferente en grado y modo, según los sacramentos recibidos (bautismo, confirmación, orden).

Sentido sacrificial de la vida

Todos los fieles participan del sacerdocio de Cristo, para hacer de la vida cristiana un sacrificio, una «hostia santa» (Rom 12,1), expresada en actitud sacrificial unida a la Eucaristí­a, en anuncio del mensaje evangélico y en el compromiso de extender el Reino. Estos elementos del sacerdocio común son los más importantes de la vida cristiana personal y comunitaria, pero no se confunden con la participación peculiar del sacerdocio ministerial, cuyo servicio es indispensable especialmente para la celebración eucarí­stica.

Por el carácter del bautismo (y confirmación) todo fiel «está destinado a recibir o a dar a los otros lo que concierne al culto de Dios» (Santo Tomás, III, q.63, a.3). El ofrecimiento de la vida juntamente con la oblación de Cristo comporta «dar testimonio de Cristo en todo lugar…, dar razón de la esperanza… con el testimonio de una vida santa, con la abnegación y caridad operante» (LG 10). Esta actividad cristiana profética, sacerdotal y apostólica es principalmente «en virtud de su sacerdocio real» (ibí­dem).

Comprometidos a ser santos y apóstoles

La vida cristiana es sacerdotal por comprometerse en el camino de la santidad, por hacerse oblación en la eucaristí­a, por ser y vivir la comunión eclesial que es la del Pueblo sacerdotal, por trabajar en la santificación del mundo, por tender a la plenitud escatológica en Cristo resucitado. De este modo es una vida que ofrece y se ofrece, participando en la oración y oblación de Cristo Sacerdote, en su profetismo y en su misión evangelizadora. Tiende siempre a «consagrar el mundo a Dios» (LG 34).

Los ministerios no ordenados (y nuevos ministerios) son una concretización del sacerdocio común de los fieles o de los bautizados. Por ser la Iglesia Pueblo sacerdotal, cuya naturaleza es siempre misionera, este sacerdocio tiende a hacer de toda la humanidad una oblación santa ofrecida a Dios, por Cristo, «para que la oblación de las gentes sea aceptada y santificada por el Espí­ritu Santo» (Rom. 15,16) (cfr. AG 7).

Referencias Apostolado, bautismo, confirmación, Eucaristí­a, laicado, ministerios, misión, sacerdocio, sacerdocio ministerial.

Lectura de documentos Enc. «Mediator Dei» (Pí­o XII); LG 10-11, 26, 34; SC 14; AA 3; PO 2; CEC 901-903,1546.

Bibliografí­a J. COLSON, Sacerdotes y pueblo sacerdotal (Bilbao, Mensajero, 1970); Y.M. CONGAR, Jalones para una teologí­a del laicado (Barcelona, Estela, 1963); E. DE SCHMEDT, El sacerdocio de los fieles (Pamplona 1964); J. ESQUERDA BIFET, Teologí­a de la espiritualidad sacerdotal ( BAC, Madrid, 1991) cap. III-IV; C. ROMANIUK, El sacerdocio en el Nuevo Testamento (Santander, Sal Terrae, 1969); A. VANHOYE, Sacerdotes antiguos, sacerdote nuevo según el Nuevo Testamento (Salamanca, Sí­gueme, 1984).

(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)

Fuente: Diccionario de Evangelización