MAESTRO INTERIOR

El evangelio de Mateo ha puesto de relieve el carácter central del magisterio de Jesús: «No os dejéis llamar Rabí­; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos» (Mt 23,8). El texto supone que el magisterio externo, vinculado al poder de unos rabinos, constituye un tipo de autoridad que no debe darse en la Iglesia, porque Cristo es el único maestro de todos, sin necesidad de intermediarios sagrados, ni siquiera de Pedro*, que ha cumplido una función importante en el evangelio de Mateo (cf. Mt 16,17-19). En esa lí­nea avanza la primera carta de Juan: «Os he escrito estas cosas por aquellos que intentan engañaros. Pero en cuanto a vosotros… la Unción que de El recibisteis permanece en vosotros y 110 tenéis necesidad de que nadie os enseñe. Porque su Unción os enseña todas las cosas, y es verdadera y no mentira…» (1 Jn 2,24-27; cf. 1 Jn 2,20). Esta Unción es, sin duda, el Espí­ritu* de Cristo, entendido como autoridad interior de los creyentes. Tanto Mateo como Juan han destacado así­ la experiencia interior de la verdad, la autoridad de Cristo y de su Espí­ritu, presentes en los fieles, por encima de todo autoritarismo externo, aunque sabiendo que esa verdad ha de expresarse en formas de comunión entre los creyentes.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra