Biblia

OLIVOS Y CANDELABROS

OLIVOS Y CANDELABROS

(-> profetas, candelabro, luz). La visión de los dos olivos con el candelabro sagrado forma parte de la simbologí­a más representativa de Zacarí­as*: «El ángel que hablaba conmigo volvió y me despertó… Y me preguntó: ¿Qué ves? Yo respondí­: Veo un candelabro todo de oro… y sobre él dos olivos, uno a la derecha, y otro a la izquierda» (Zac 4,1-3). El candelabro* con sus siete brazos es, sin duda, la menorah, siempre encendida ante Dios. Los olivos, que dan aceite para mantener encendidas las luces son los dos ungidos (Josué y Zorobabel: sacerdote y prí­ncipe), encargados de promover el culto del templo de Jerusalén tras la vuelta del exilio, entre el 539 y el 515 a.C. El Apocalipsis ha recreado la escena, pero convirtiendo los dos olivos en profetas o testigos de Dios e identificándolos con el candelabro, de manera que ahora tenemos dos candelabros: «Yo mandaré a mis dos testigos, y ellos profetizarán por 1.260 dí­as, vestidos de cilicio. Ellos son los dos olivos y los dos candelabros que están delante del Dios de la tierra» (Ap 11,3-4). En un texto anterior (Ap 1,12.13.20; 2,1), los portadores de la luz de Dios (candelabros) eran siete iglesias. Ahora, su verdad se condensa en dos olivos-candelabros que ofrecen su luz ante los pueblos, en liturgia misionera: son profetas como Juan, autor del Apocalipsis (cf. Ap 10,11 y 11,3), creadores de iglesia; son dos, como pide la tradición israelita para los testigos (Dt 15,5; cf. Ap 11,3) y la cristiana para los enviados de Jesús (Mc 6,7, Lc 10,1). A lo largo del tiempo de la Iglesia (1260 dí­as), ellos realizan el culto de Dios (son luz de la tierra). (1) Esos dos profetas son como Elias* y Moisés (Ap 11,5-6). Fiel a su estilo de cumplimiento y recreación israelita, Juan presenta a estos profetas con los rasgos propios de Elias (dominan sobre fuego y lluvia: 2 Re 1,10; 1 Re 17,1) y los de Moisés (convierten el agua en sangre: plagas, Ex 7,17-20), siguiendo la tradición de la Iglesia que ha vinculado a estos dos personajes en su catcquesis de la Transfiguración* (cf. Mc 9,2-8 par). (2) En un sentido más profundei, ellos podrí­an ser Pedro* y Pablo (o quizá mejor Santiago y Juan zebedeo: cf. Mc 10,38-39), representantes de toda la iglesia de Juan profeta y de sus amigos los profetas (cf. Ap 22,6.9): tienen el poder verdadero sobre el agua y fuego. (3) Estos dos testigos/profetas reflejan la misión cristiana: traducen como palabra y testimonio el Libro que Juan ha comido (Ap 10,2-11). Ello son de alguna forma los dos rostros del mismo autor del Apocalipsis, la verdad doble de su profecí­a.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra