PROMULGACION DE LA LEY

(-> Esdras-Nehemí­as). Uno de los momentos básicos de la Biblia israelita ha sido la promulgación de la Ley: «Entonces se reunió todo el pueblo (ha†™am) como un solo hombre en la plaza que hay delante de la Puerta del Agua y dijeron a Esdras, el escriba, que trajese el libro de la Ley de Moisés que Yahvé habí­a prescrito a Israel. Y Esdras, el sacerdote, trajo la Ley ante la asamblea (qahal) de varones, mujeres y todos cuantos eran capaces de entender, el dí­a primero del séptimo mes. Y
estuvo leyendo (del libro de la Ley)… Esdras abrió el libro ante los ojos de todo el pueblo, pues él se hallaba en un puesto más elevado que todo el pueblo; y cuando lo abrió todo el pueblo se puso en pie. Y Esdras bendijo a Yahvé, Dios Grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió ¡Amén! ¡Amén! Luego se inclinaron y adoraron a Yahvé, rostro en tierra. Los levitas explicaban la Ley al pueblo, mientras el pueblo se mantení­a en pie. Leí­an el libro de la Ley de Dios con claridad (traduciéndolo) y precisando el sentido, de suerte que se entendiera la lectura…» (Neh 8,1-8). El texto sigue hablando de la promulgación de la ley y de la respuesta del pueblo, que se compromete a cumplirla. De esa forma nace el judaismo* estrictamente dicho (la comunidad del templo, comunidad de los cumplidores de la Ley), en ámbito profano, en la plaza que se forma ante la Puerta de las Aguas, probablemente al lado de la fuente del Guijón, fuera del muro, en ámbito de viejos recuerdos religiosos y sociales (cf. 1 Re 33-39). La iniciativa (al menos lejana) ha partido del gobernador civil (Nehemí­as) y de un escriba que pertenece a una familia sacerdotal, aunque aquí­ actúa sólo como «experto en la ley de Dios» (Esdras). El judaismo nace a campo abierto, como pueblo laical, reunido a partir de la Palabra de Dios (Libro de la Ley). Esta liturgia de nacimiento incluye una gran paradoja. Parece que los repatriados de Babel habí­an querido centrarse como pueblo en torno al templo. Pues bien, ahora, en el momento decisivo, sacerdocio, templo y altar quedan a un lado. El pueblo (Am) se reúne en la plaza pública, formando allí­ una asamblea constitutiva (Qalial). Vienen todos: varones, mujeres, niños y se vinculan a partir de la escucha de la Palabra de Dios. El pueblo pide a Esdras que traiga el libro de la Ley: quiere conocer la voluntad de Dios y comprometerse. Esdras abre el libro ante la muchedumbre. La Ley no es propiedad de sacerdotes. No hay que buscarla en el templo. Viene del pasado israelita (Sinaí­). Como nuevo Moisés que eleva ante el pueblo las tablas sagradas emerge ahora Esdras, el escriba (soplier, hombre del Libro). El pueblo se levanta en gesto de respeto. En otro tiempo ofreció Moisés la Ley, pero el pueblo se habí­a pervertido con el Becerro de sus idolatrí­as; ahora acoge la revelación del Libro. Evidentemente, una escena como ésta no se puede realizar ante el ara de los sacrificios. El templo pasa (ha pasado); el judaismo sigue porque ha descubierto y confesado la presencia de Dios en el Libro. No hacen falta rayos de tormenta como en el Sinaí­, ni teofaní­as cósmicas o apocalí­pticas. Dios se manifiesta plenamente por su Libro. Por eso vienen a ponerse en primer plano los escribas como Esdras, identificados aquí­ con los levitas. Los grandes sacerdotes controlan el culto sacrificial; pero aquí­ son más importantes los levitas (escribas) que conocen mejor el Libro y pueden explicarlo y traducirlo (si la lectura es en hebreo y el pueblo sólo entiende arameo, como a veces se ha pensado). Se puede discutir sobre el sentido histórico (tiempo, notas distintivas) de esta gran asamblea de la Plaza de la Puerta de las Aguas. Pero una cosa es clara: sea histórica o simbólica esta asamblea de la promulgación de la ley, marca el tiempo de surgimiento del judaismo que todaví­a conocemos.

Cf. P. R. ACKROYD, Israel under Babylon and Persia, Oxford University Press 1970; J. BRIGHT, Historia de Israel, Desclée de Brouwer, Bilbao 1989, 445-482; S. HERMANN, Historia de Israel, Sí­gueme, Salamanca 1979, 381-420; E. NODET, Essai sur les origines du judaxsnie, Cerf, Parí­s 1992; M. NOTH, Historia de Israel, Garriga, Barcelona 1966, 275320; M. SMITH, Palestiniam Parties and Politics tliat Sliaped the Oí­d Testament, SCM, Londres 1987.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra