QUADRAGESIMO ANNO

Al cumplirse los cuarenta años de R.N., el Papa Pí­o XI, el 15-5-1931, publica Q.A. En 1929, la caí­da de la bolsa en Wall Street indicaba el final de una época de capitalismo salvaje guiado únicamente por la libre competencia, el mayor enriquecimiento posible y la no intervención de los Estados ante el auge de las multinacionales. Tampoco los Estados comunistas resuelven los problemas económicos y sociales; en este clima de perplejidad aparece un fenómeno sociopolí­tico nuevo, los totalitarismos en Italia y A’emania. Se dan, por lo tanto, una serie de situaciones nuevas que reclaman una intervención del Magisterio de la Iglesia.

Partes de Q.A. La encí­clica tiene una introducción y tres partes. 1.° Beneficios de la encí­clica R.N. 2.° Autoridad de la Iglesia en materia social y económica. 3.° Cambio profundo operado después de León XIII.

Contenidos principales de Q.A.

– Pí­o XI considera a R.N. como carta magna del orden social, y precisa algunos puntos no tratados o suficientemente en R.N; se refiere en concreto a la no confesionalidad de los sindicatos y al salario familiar.

– La Iglesia tiene autoridad y debe manifestarse en cuestiones sociales tales como: el derecho c propiedad y su función social, la relación entre capital y trabajo, ya que ninguno vale por sí­ solo, la atención al proletariado y la propiedad familiar, el salario justo (familiar y de acuerdo con la situación de la empresa y el bien común), y la restauración del orden social por el principio rector de la economí­a.

– Hace un análisis de la situación actual desde la siguiente perspectiva: al mercado libre le está reemplazando la dictadura económica. Al propugnar el Pa-pa la restauración del orden social (esto constituye la finalidad de la encí­clica), tiene en cuenta los tres sistemas vigentes (capitalismo, marxismo y totalitarismo) y hace una crí­tica descalificadora de los tres. Del capitalismo condena la acumulación de ganancias que hace el capital, la ley de la oferta y la demanda sin control y un falso concepto de libertad que sólo beneficia a los más poderosos. No admite el comunismo por el rechazo que hace de la propiedad privada, y por la lucha de clases como motor de la historia; reconoce que el socialismo ha aminorado los postulados del marxismo, pero su comprensión del hombre y de la sociedad no pueden ser asumidos por un católico. El totalitarismo no se puede aceptar porque sitúa al Estado por encima del individuo y no pone en práctica el principio de subsidiariedad.

– El nuevo orden social -teniendo en cuenta la crí­tica a los sistemas-, debe tener en cuenta la inmoralidad de la ley de la oferta y la demanda, evitar la lucha de clases y poner en práctica el principio de subsidiariedad. En este nuevo marco, Pí­o XI introduce el contrato de sociedad (participación en propiedad, beneficio y dirección de la empresa) como cauce de la relación entre capital y trabajador, la obligatoriedad del salario familiar, y la afiliación del católico a un sindicato no confesional.

– La solución al desorden actual está para Pí­o XI en la cristianización de la vida económica y la aportación de la caridad cristiana; el camino no es fácil y necesita de la gracia de Dios y-la colaboración de todos.

Principales aportaciones de Q.A. Pí­o XI hace en esta encí­clica dos aportaciones muy importantes: actualiza la reflexión de la DSI a los problemas actuales, y sitúa la cuestión social en los sistemas existentes que, además, están enfrentados. La perspectiva propia de su tiempo le llevó a no matizar adecuadamente la relación entre ser socialista y católico, así­ como la «prohibición de huelgas» que se daba en la Italia de Musolini. La distinción que hace entre comunismo y socialismo es importante y matizada, aunque termina invitando a los católicos que se han pasado a las filas socialistas a que vuelvan a ámbitos más cercanos a la Iglesia.

Q.A. hace una gran aportación al hablar del contrato de trabajo, que después serí­a ampliamente desarrollado en la doctrina social de los Papas posteriores. También clarifica un tema que era objeto de discusión: si un cristiano podrí­a militar en un sindicato no católico; Pí­o XI dice que con ciertas condiciones puede pertenecer a un sindicato neutro.

Jesús Sastre

Vicente Mª Pedrosa – Jesús Sastre – Raúl Berzosa (Directores), Diccionario de Pastoral y Evangelización, Diccionarios «MC», Editorial Monte Carmelo, Burgos, 2001

Fuente: Diccionario de Pastoral y Evangelización

Carta encí­clica de pí­o XI, publicada el 15 de mayo de 1931 con ocasión del 40.0 aniversario de la Rerum novarum, de León XIII. Es importante sobre todo como relectura oficial de ésta, en una situación histórica ya notablemente cambiada.

La Quadragesimo anno subraya entre los puntos más importantes de la Rerum novarum la defensa de la propiedad privada, profundizando en su carácter individual y social. Esta atención se explica recordando que la revolución rusa era todaví­a reciente y que el comunismo empezaba a ser visto en Occidente como una posibilidad histórica real.

Así­ pues, la encí­clica constituye en gran parte un replanteamiento autoritativo de la Rerum novarum, definida como la «carta magna del orden social» (n. 39). Sin embargo, a partir de la segunda parte (nn. 40ss), aflora la voluntad del pontí­fice de ofrecer además algunos puntos de doctrina social autónoma.

Con mayor atención respecto a lo que sucedí­a en la Rerum novarum (.71 ), se tocan algunos problemas que constituyen los puntos fuertes de la doctrina marxista: además de la cuestión de la propiedad privada, las relaciones entre el capital y el trabajo, la «elevación de los proletarios», el salario justo, la moralidad del contrato laboral y el carácter individual y social del trabajo.

Hay algunos detalles (las corporaciones declaradas expresamente por encima de los sindicatos, en el n. 94; la prohibición de la huelga, en el n. 95; «la represión de las organizaciones y de los conatos socialistas» y «la acción moderadora de una magistratura especial», en el n. 96) que se muestran claramente condicionados por el clima cultural polí­tico de la época fascista.

La parte III examina los profundos cambios que desde los tiempos de León XIII se habí­an verificado en el orden social. Se subraya en particular la creciente acumulación de la riqueza en manos de unos pocos; se presta gran atención a las transformaciones del socialismo, que no es ya solamente un conjunto de doctrinas sociales y económicas, sino un criterio de ordenamiento estatal. Se condena con gran dureza el » socialismo más violento o comunismo» (n. 112), pero también se afirma del socialismo más moderado que «no puede conciliarse con las enseñanzas de la Iglesia católica» (n. 117), al menos en cuanto que excluye de sus propias perspectivas el fin ultraterreno del hombre y de la sociedad humana (n. 118),
L. Sebastiani

Bibl.: Texto en MPC, 11, 516-554; G.C.Rutten, La doctrina social de la Iglesia, E. Polí­glota, Barcelona 1936.

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico