JUSTICIA INTERNACIONAL

Es la justicia que pone las bases de un nuevo orden social mundial y regula las relaciones entre los Estados. La justicia va estrechamente unida a la cuestión social, que no puede reducirse solamente a la cuestión obrera, es decir a las relaciones entre las clases dentro de cada nación, sino que se ha hecho cuestión del subdesarrollo mundial. Así­ lo ha determinado la espiral perversa del beneficio y de la explotación a escala internacional, que han reducido al hambre a pueblos y continentes enteros. La cuestión del subdesarrollo como cuestión de injusticia internacional ha polarizado la atención del Magisterio social de la Iglesia, de manera especial la del sí­nodo de los obispos de 1971, donde se denunció con coraje la enorme injusticia que impera en el mundo. Juan Pablo II ofrece una sí­ntesis eficaz del carácter dramático de la cuestión internacional, por un lado, y de la exigencia de una justicia igualmente a nivel internacional, por otro, Si se considera la evolución de la cuestión de la justicia social, hay que señalar que, mientras que en el perí­odo que va de la Rerum novarum a la Quadragesimo anno de pí­o XI, la enseñanza de la Iglesia se concentra en torno a la justa solución de la llamada cuestión obrera en el ámbito de cada nación, en la fase posterior amplí­a este horizonte a las dimensiones de todo el globo. La distribución desproporcionada de riqueza y de miseria, la existencia de paí­ses desarrollados y – no desarrollados, exigen una justa repartición y – la búsqueda de nuevos caminos para un justo desarrollo de todos. En esta dirección procede la enseñanza contenida en la encí­clica Mater et Magistra de Juan XXIII, en la Constitución pastoral del concilio Vaticano II y en la encí­clica Populorum progressiO de Pablo VI. Esta dirección de desarrollo de la enseñanza y del compromiso de la Iglesia en la cuestión social corresponde exactamente al reconocimiento objetivo del estado de las cosas.

Si en el pasado se poní­a ante todo de relieve, en el centro de esta cuestión, el problema de la clase, en nuestros dí­as se pone en primer plano el problema del mundo. Por eso se considera no sólo el ámbito de la clase, sino el ámbito mundial de las desigualdades e injusticias y en consecuencia, no sólo la dimensión de clase, la división mundial de las tareas en el camino que lleva a la realización de la justicia en el mundo contemporáneo. El análisis completo de la situación del mundo de hoy ha manifestado de forma más plena y profunda todaví­a el significado del anterior análisis de las injusticias sociales y el significado que hemos de dar hoy a los esfuerzos por construir la justiCia en la tierra, sin esconder con ello las estructuras injustas, sino postulando su examen y su transformación en una dimensión más universal (cf. Laborem exercens 2). De ahí­ la llamada a la justicia como justicia del nuevo orden social. Todo esto debe recuperarse para el sentido y la responsabilidad de la justicia hoy para que estas posibilidades se comprendan y se gocen, no como fortunas y privilegios, sino como bienes y derechos de la persona y de los pueblos (cf Sollicitudo rei socialis 27-28); se trata de una exigencia de la justicia. En esta perspectiva, la acción por la justicia se convierte en un compromiso grandioso para garantizar el desarrollo y permitir a todos la participación equitativa en sus beneficios.

L. Lorenzetti

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PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico