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GADARA O GUERGUESA

GADARA O GUERGUESA

Gadara era una de las ciudades de Decápolis, una confederación de diez ciudades al este del mar de Galilea. Aparentemente era la ciudad principal del distrito, y sin duda tení­a jurisdicción sobre un área extensa. Aunque no se menciona la ciudad por nombre, sus habitantes eran conocidos como gadarenos (Mateo 8:28). El mismo lugar se refiere como la tierra de los gerasenos. (Marcos 5:11; Lucas 8:26, 37). (Versión de Félix Torres Amat). Sin duda se referí­a a la tierra de los gerasenos del punto de vista del centro local, y la tierra de los gadarenos con respecto a la ciudad principal: Gadara. En el asunto de la extensión de la historia de la sanidad del endemoniado, en Marcos 5:20, se dice que «comenzó a publicar en Decápolis», y en Lucas 8:39 que «se fue, publicando por toda la ciudad». Entonces Jesús estaba visitando la ciudad de Gadara.
Esta ciudad ha tenido una historia muy variada. Fue tomada cautiva por Antí­oco el Grande; 218 a. de J.C.; fue destruida después de un sitio de 10 meses por Alejandro Janeo; restaurada por Pompeyo, 63 a. de J.C.; dada a Herodes el Grande por Augusto en 30 a. de J.C.; unida a la provincia de Siria después de la muerte de Herodes; asolada en el tiempo de la sublevación judí­a; puesta bajo gobierno militar por Vespasiano; por mucho tiempo fue la sede de un obispado; finalmente fue arruinada por la conquista de los musulmanes. Ahora tiene el nombre moderno de Um Qeis.
El nombre antiguo todaví­a persiste en Jedur, es dado a las tumbas antiguas de roca al este de las ruinas presentes. Estas tumbas están cerradas con puertas esculpidas en piedra, y usadas como habitaciones y también para bodegas de grano. Estaban sobre una loma muy empinada por tres lados, era una fortaleza natural. Los muros antiguos pueden ser trazados por casi todo el circuito de la ciudad, como por 3.219 ms. Quedan las ruinas de dos teatros, una basí­lica, un templo y muchos edificios importantes. Habí­a una calle embaldosada con una doble columnata que corrí­a de este a oeste; todaví­a se pueden ver las huellas de las ruedas de las carrozas en el pavimento. Aquí­ es donde Jesús sanó a unos hombres endemoniados, y los demonios entraron en los puercos y los destruyeron, Mateo 8:28-34; Marcos 5:1-20; Lucas 8:26-39.

Fuente: Diccionario Geográfico de la Biblia