PALESTINA.

ALREDEDOR DEL MAR DE GALILEA.
Galilea.
El Mar de Galilea.
Betsaida.
Capernaún.
Magdala, (Dalmanuta, Magadán).
Genesaret (Hebreo-Gan o Jardí­n).
Gadara o Guerguesa.
Corazí­n.
Tiberias.

DE TIBERIAS A NAZARET Y ALREDEDOR DE NAZARET.
Cuernos de Hatí­n.
Caná.
Gat-Hepher o Gith-Hepher.
Naí­n.
Sunem.
Endor.
Monte Tabor.
Esdraelón.
Monte Carmelo.
Haifa (Jaifa).
Nazaret (Separado).
DE NAZARET A SIQUEM (NABLUS).
Monte Gilboa (Nombre moderno Jebel Fuquiah).
Jezreel.
En -Ganim o Jenin.
Dotán.
Samaria.
Monte Gerizim y Ebal.
Siquem.

DE SIQUEM A JERUSALéN.
El Pozo de Jacob.
Sicar.
Silo.
Bet-el.
Hai.
Ofra.
Efraí­n.
Rimón.
Bet-Horón.
Nob.
Ramá.
Micmas.
Gabaón.
Gabaa.
Mizpa.
Jerusalén.

INTERIOR DE LA CIUDAD DE JERUSALéN.
El área del templo.
El Monte Sión.
Getsemaní­.
El aposento alto.
El Monte de los Olivos.
Los Valles de Cedrón o Kedrón e Hinom.
Fuente de Rogel.
El Estanque de Siloé.
El Calvario o Gólgota.
Aceldama.

JERUSALéN A JERICó Y EL VALLE DEL JORDáN.
Betania.
Betfagé.
El Mesón del Buen Samaritano.
El Mar Muerto.
En-Gadi.
El Rí­o Jordán.
Sodoma y Gomorra.
Zoar.
Betábara.
Querit.
Salim.
Gilgal.
Jericó.
El Monte de la Tentación (Cuarentena).
JERUSALéN A BELéN.
La Tumba de Raquel.
Belén.
El Campo de los Pastores.
Los Estanque de Salomón.
Tecoa.
La Fuente de Felipe.
HEBRóN Y BEERSEBA.
Hebrón.
La Encina de Mamre.
Beerseba.

JERUSALéN A JOPE.
Emaús.
Ajalón (Valle de Ajalón).
El llano de Sarón.
Lida.
Jope (Jaffa) (Altura o Hermosa).
Tel-Aviv.

CESAREA Y LA TIERRA DE LOS FILISTEOS.
Cesarea.
Filistea.
Ecrón (Desarraigando).
Asdod (Azotus).
Ascalón.
Gaza.
Gerar.
Gat.
Zora.
Bet-Semes.
Valle de Refaim o Hinom.

AL ESTE DEL JORDáN, EL MAR MUERTO Y EL VALLE CENTRAL.
Gallad.
Golán.
Ramot de Galaad.
Beser.
Jacob.
Peniel.
Amón.
Moab.
Edom.
Madián.

PALESTINA.

Palestina es un paí­s pequeño que ha variado en tamaño en diferentes perí­odos, pero en su totalidad era de más o menos 321 Kms. de largo y de 80 a 160 Kms. de ancho, con un área total de 3.108 Kms. 2En este paí­s pequeño ocurrieron la mayor parte de los eventos del Antiguo y del Nuevo Testamentos. Los quince siglos que vivieron ahí­ los patriarcas, reyes, profetas y sacerdotes de Israel, y también el recuerdo de la vida de Jesús y de sus primeros seguidores, quienes vivieron y trabajaron allí­, lo han hecho el paí­s más sagrado del mundo.

Uno casi no podrí­a hallar un paí­s más escabroso. Hay numerosas montañas, collados, llanuras y valles. Esta condición produce una gran cantidad de terrenos, y también muy grandes diferencias en el clima, como lo indica el monte Hermón, con su cima cubierta de nieve a 2.806 ms. de altura en el norte; y el mar Muerto más de 396 ms. bajo el nivel del mar Mediterráneo en el sur. Las estaciones se dividen en caliente, lluviosa, seca o tiempo de sembrar y de cosechar.

Con tantos montes que tiene el paí­s, está desolado y no produce tanto como en años pasados; la apariencia es de un paí­s devastado y olvidado, si no condenado.

Solamente quedan las memorias sagradas. El viajero se impresiona con el hecho de que quedan muy pocas reliquias de arquitectura y arte para relatar la orgullosa historia de una civilización que ocupó este territorio.

Estos datos corresponden más o menos al año 1939; pero en los últimos años ha habido muchos cambios. Muchos judí­os han vuelto a su tierra y están haciendo florecer los lugares desiertos; los arqueólogos han tenido muchos hallazgos importantes; y en junio de 1967 los judí­os recobraron muchas de las posesiones que habí­an tenido en años pasados, incluyendo toda la ciudad de Jerusalén, en una guerra relámpago.

Palestina ha tenido varios nombres.
(1) Canaán. Llamada así­ por el hecho de que sus primeros habitantes fueron descendientes de Canaán, y se usaba este nombre para designar al paí­s entre el mar Mediterráneo y el rí­o Jordán (Jos 14:1-2); la tierra al este del Jordán en aquel tiempo era conocida por Galaad, Deu 34:1.
(2) Tierra de Israel. Este nombre fue usado después que la tierra habí­a sido distribuida entre las tribus, y designaba la tierra que ellos ocuparon.
(3) Tierra Prometida. Llamada así­ por el pacto que Jehová hizo con Abraham y sus descendientes, de que se las darí­a como posesión, Gen 15:18.
(4) Tierra Santa. En los primeros tiempos se usó este término porque se pensaba que la tierra pertenecí­a a Jehová, y fue hecha sagrada por la presencia de su templo en su frontera, Zac 2:12, y porque más tarde fue escenario del nacimiento, la vida, los viajes, la muerte, la resurrección y la ascensión de Jesús.
(5) La tierra de Jehová. Refiriéndose a la posesión soberana de Dios del paí­s, concedida a Israel. Lev 25:23.
(6) Judea. Este nombre primeramente fue aplicado al territorio del Reino del Sur, pero después del cautiverio babilónico fue aplicado a toda la tierra.
(7) Palestina. Derivado de los filisteos, quienes antes habitaban en la frontera sudoeste; principalmente se ha usado este nombre desde el tiempo de Cristo.

En el tiempo de Cristo Palestina estaba compuesta de cinco distritos polí­ticos, tres al lado oeste del Jordán y dos al este.

(1) Judea en el sur. En ella estaba Belén, el lugar donde nacieron David y Jesús; Cesarea era la capital romana edificada por Herodes el Grande, y Jerusalén la capital nacional y religiosa de los hebreos. Como se podí­a esperar, estaba habitada por el linaje más puro, y de más educación y más aristocracia.

(2) Samaria, en el centro. Estaba habitada por una raza mestiza que se conocí­a como samaritanos, quienes odiaban a los judí­os y eran odiados por ellos. Su ciudad más importante en aquel tiempo era Siquem, donde estaba situado el templo samaritano.

(3) Galilea, al norte. La ciudad principal era Capernaum, aunque habí­a muchos otros pueblos alrededor del mar de Galilea, y en el territorio cercano a ella. La población era principalmente judí­a, aunque habí­a muchos gentiles, pero todos eran rudos y sin educación.

(4) Perea, al sur y al este del mar Muerto y del rí­o Jordán. Casi toda la gente era judí­a y viví­a en el campo; habí­a muy pocas ciudades.

(5) Basán, en el distrito norte al este del Jordán. Aquí­ la mayor parte de los habitantes eran gentiles y, por supuesto, de religión pagana. A veces era llamado Decápolis, o sea lugar de diez ciudades.

Jesús pasó la mayor parte de su ministerio en Judea y Galilea. Palestina es mencionada frecuentemente en la Biblia bajo cualquiera de estos nombres, así­ que no es prudente tratar de seleccionar algunas referencias aquí­.

Nuestro propósito se llevará mejor a cabo si estudiamos las ciudades y pueblos, las montañas y los lagos, como si estuviéramos haciendo un viaje turí­stico por el paí­s. Si se despertara el deseo de hacer un estudio bí­blico más completo, con referencias bí­blicas del paí­s, el estudiante harí­a mejor en estudiar primeramente las referencias del Antiguo Testamento y después las del Nuevo. Estas referencias podrí­an ser más analizadas si se encontraran todas las del Pentateuco, los libros históricos, poéticos y proféticos; o podrí­an ser subdivididas en un estudio de cada libro. Semejantes divisiones se podrí­an hacer también para un estudio del Nuevo Testamento.

Desde la conquista de Palestina por los romanos, en 63 a. de J.C., y aun antes, ha habido guerras en Palestina. En el año 70 d. de J.C. los romanos destruyeron Jerusalén, y muchos de los judí­os se fueron a otros paí­ses del mundo.

Por 500 años Palestina estuvo bajo el dominio de Roma y del imperio bizantino que lo siguió. En el año 600 d. de J.C. los árabes recién convertidos al islamismo conquistaron Palestina. Este dominio duró 400 años, entonces los turcos la tomaron y la dominaron hasta el tiempo de las cruzadas, cuando los cristianos ganaron la mayor parte de Palestina. En 1517 los turcos otomanos la tomaron de los mamelucos de Egipto, quienes la habí­an tomado de los cristianos.

Esta larga serie de conquistas convirtió a Palestina casi en un terreno baldí­o. Las ciudades fueron destruidas, y en las tierras fértiles se formaron pantanos. La población en la mayor parte era árabe, también habí­a un grupo pequeño de judí­os.

Todos ellos eran miserablemente pobres. En 1882 el primer grupo de judí­os de Europa llegó para establecerse en Palestina. Este fue el principio del movimiento sionista de colonización que condujo a la creación del estado o paí­s de Israel.

La Guerra Mundial I otra vez cambió a Palestina en un campo de batalla. En 1las tropas inglesas echaron fuera a los turcos y ocuparon la tierra. En 1917 el gran estadista cientí­fico inglés, Chaim Weizmann, persuadió al gobierno inglés a que promulgara un decreto que favorecí­a el establecimiento de un hogar nacional judí­o en Palestina. Este decreto fue llamado †œdeclaración de Balfour†. Después de la guerra, la Sociedad de las Naciones ratificó o aprobó la declaración de Balfour. En 1922 esta sociedad nombró al gobierno inglés para gobernar este paí­s.

Miles de judí­os llegaron de diferentes paí­ses a establecerse en Palestina. Los primeros colonizadores sionistas desecaron los pantanos y reconstruyeron las ciudades, y el paí­s empezó a florecer. Pero un sentimiento nacional estaba despertándose entre los árabes de Palestina. Ellos no querí­an que Palestina fuese el hogar nacional de los judí­os, ellos querí­an que Palestina fuese un estado árabe. Entre tanto, el terror de los nazis en Alemania forzó a un gran número de judí­os alemanes a que buscasen refugio en Palestina.

En 1936 los árabes empezaron a pelear contra los judí­os en Palestina. Parece que los ingleses no podí­an parar estas guerrillas. Esto duró tres años. Al fin, en 1939 los ingleses cedieron a la mayor parte de las demandas de los árabes. Los ingleses decidieron virtualmente parar la inmigración judí­a a Palestina. Para los judí­os esto significarí­a el fin del paí­s nacional, y ellos se opusieron a esta polí­tica inglesa.

Muchos judí­os inmigrantes fueron llevados a Palestina ilegalmente. Las dificultades entre los judí­os y los ingleses constantemente empeoraban.

Cuando la Guerra Mundial II estalló, los judí­os de Palestina se unieron con los aliados y ayudaron a pelear en contra de los nazis. Cuando la guerra terminó, volvieron a su lucha en contra de la polí­tica inglesa en Palestina.

En 1947 el gobierno inglés pidió a las Naciones Unidas que resolvieran el problema de Palestina. Después de investigaciones las Naciones Unidas decidieron dividir Palestina en dos estados independientes, un estado judí­o y un estado árabe.

También decidieron que la ciudad de Jerusalén fuese internacional.

Los judí­os aceptaron este plan de división, pero los árabes lo rechazaron. Hubo ataques en contra de los judí­os en muchas partes. Bandas de árabes de paí­ses vecinos se unieron con los árabes de Palestina.

En mayo de 1948, el gobierno inglés sobre Palestina terminó, y los sionistas de Palestina proclamaron el nuevo estado de Israel. En este mismo dí­a, el 14 de mayo de 1948, los estados árabes de Egipto, Irak, Jordania, Lí­bano, Siria y Arabia Saudita se unieron en un ataque contra Israel, que terminó en un desastre para los árabes. En enero de 1949 fue pactado un armisticio, pero la paz no vino con él.

Continuaron guerras pequeñas esporádicamente, y en octubre de 1956 otra crisis hizo erupción cuando los israelitas tomaron la región del Sinaí­ que pertenecí­a a Egipto, y las fuerzas inglesas y francesas se unieron en atacar a Egipto con el propósito de quitarles el dominio sobre el Canal de Suez que habí­a sido nacionalizado por Nasser. Las Naciones Unidas, los Estados Unidos y Rusia presionaron hasta que terminó la guerra.

Además de la hostilidad de los árabes militantes nacionalistas, hay otros problemas que impiden la paz; uno es el problema de establecer a miles de árabes refugiados, y la actitud de los árabes que se niegan a reconocer el territorio de Israel, el nuevo estado, ganado por su reciente victoria militar.

En junio de 1967 las naciones árabes se levantaron otra vez contra Israel para destruirla completamente. Pero Israel en una guerra de seis dí­as venció a sus enemigos. Todaví­a existen los dos problemas que se mencionan en el párrafo anterior, y ha surgido otro: Israel no quiere ceder nada del terreno que tomó, especialmente la parte de Jerusalén.

En nuestro estudio no haremos un esfuerzo por nombrar los lugares de acuerdo a su importancia, sino que comenzaremos en el norte para estudiar todas las ciudades más o menos en una lí­nea del este al oeste, gradualmente nos moveremos hacia el sur. Procuraremos estudiar los lugares en grupos.

Fuente: La Geografía Bíblica