Biblia

REBELDIA

REBELDIA

Job 34:37 porque a su pecado añadió r; bate palmas
Jer 2:19 te castigará, y tus r te condenarán; sabe
8:5


Actitud de la persona que, desafiante, se niega a obedecer y opone resistencia a quien tiene autoridad sobre ella. Entre las causas principales de rebelión se encuentran las siguientes: orgullo, egoí­smo, presiones externas, desacuerdo con el juicio de un superior y el deseo de librarse de una sujeción u opresión real o imaginaria.

Sus comienzos. La rebelión contra Dios tuvo su comienzo en la región invisible. Una criatura celestial conocida posteriormente como Satanás el Diablo se valió de una serpiente para intentar que Eva, la primera mujer, se rebelara contra su Creador. El planteó la rebelión como algo atractivo, un proceder que extenderí­a los horizontes de su conocimiento. Eva cedió a la ambición egoí­sta de †˜ser como Dios†™, es decir, determinar por sí­ misma lo bueno y lo malo en lugar de someterse al juicio divino sobre esta cuestión. (Véase íRBOL [Uso figurado].) Imaginando que se le habí­a estado privando de un derecho que creí­a que le pertenecí­a legí­timamente, Eva escogió transgredir el mandato de Dios. Más tarde, su esposo Adán cedió a su presión y se unió a ella en esta rebelión, pero no porque se le hubiera engañado y creyese que la serpiente decí­a la verdad, sino porque egoí­stamente prefirió la compañí­a de su esposa pecadora antes que la aprobación de Dios. (Gé 3:1-6; 1Ti 2:14.)
Parece ser que en siglos posteriores la mayorí­a de la humanidad no quiso someterse a Dios. Desde la muerte de Abel hasta el nacimiento de Noé, un perí­odo de más de novecientos veintiséis años, Enoc fue el único del que se especifica que anduvo con Dios. (Gé 5:22.) La rebeldí­a también siguió esparciéndose en la región celestial. En los dí­as de Noé hubo ángeles que por desear placer sensual, desobedecieron y abandonaron sus puestos celestiales, materializaron cuerpos humanos, se casaron con mujeres y engendraron hijos. (Gé 6:4; 1Pe 3:19, 20; 2Pe 2:4, 5; Jud 6.)
El espí­ritu de rebeldí­a habí­a saturado de tal manera a la humanidad para el tiempo de Noé, que Jehová Dios juzgó necesario destruir a la raza humana por medio de un diluvio. Solo Noé y su familia inmediata, ocho personas en total, merecieron ser conservados con vida. (Gé 6:5-8; 7:13, 23.)

En Israel. Años más tarde Jehová Dios empezó a mantener una relación exclusiva con la nación de Israel. Sin embargo, a lo largo de la historia de Israel hubo muchos casos de rebelión contra Jehová y contra sus representantes, tanto a nivel nacional como de grupos o personas individuales. En algunos casos, las personas que se rebelaron no tení­an habitualmente tal actitud. Por ejemplo, Moisés y Aarón sirvieron con fidelidad a Jehová Dios durante muchos años. Sin embargo, en cierta ocasión en que se vieron sometidos a la presión de los quejumbrosos israelitas, perdieron el autodominio y de modo rebelde no dieron gloria a Dios por el agua que habí­a provisto milagrosamente. (Nú 20:12, 24; 27:13, 14.) Pero la nación en conjunto demostró una rebeldí­a tan pertinaz, que en Ezequiel 44:6 la casa de Israel recibe el nombre †œRebeldí­a†, como si la nación personificase esta mala actitud.
Jehová Dios no dejó impune esta conducta. (1Sa 12:15; 15:23; 1Re 13:21, 22, 26; Sl 5:10; Isa 1:20; 63:10; Jer 4:16-18; Eze 20:21; Os 13:16.) Su Ley exigí­a la pena de muerte para los que persistí­an en rebelarse contra los padres. (Dt 21:18-21.) Dios ejecutó a los ambiciosos y orgullosos Coré, Datán y Abiram, así­ como a los que junto con ellos se rebelaron contra Moisés y Aarón, los representantes nombrados de Dios. Cuando los israelitas cuestionaron lo justo de esta ejecución y manifestaron un espí­ritu de rebeldí­a contra Moisés y Aarón, Jehová envió otro azote, por el que perecieron 14.700 personas. (Nú 16:1-3, 25-50.) A menudo Jehová se sirvió de otras naciones para castigar a los israelitas cuando cedí­an a la presión de ser como las naciones vecinas, se rebelaban y abandonaban la adoración verdadera. (Jue 2:3, 11-16; 3:4, 5; Ne 9:26, 27.)

La rebelión del rey Sedequí­as. Cuando el rey Nabucodonosor sometió al rey Sedequí­as de Judá, hizo que este celebrara un pacto en el nombre de Jehová. Por lo tanto, la rebelión de Sedequí­as contra Nabucodonosor, a fin de librarse del yugo de una potencia extranjera, también fue una rebelión contra Jehová, en cuyo nombre se habí­a comprometido a ser un rey vasallo leal. Debido a esta rebelión, Jehová decretó que Sedequí­as muriera cautivo en Babilonia. (2Re 24:17-20; 2Cr 36:11-21; Eze 17:12-18.)

Entre los cristianos. Los cristianos también han tenido que contender con personas rebeldes. El apóstol Pablo predijo que habrí­a una apostasí­a o rebelión entre los cristianos profesos (2Te 2:3), y ya en su tiempo hubo apóstatas. (1Ti 1:19, 20; 2Ti 2:16-19.) El discí­pulo Judas escribió sobre los que injurian a †œlos gloriosos† en la congregación cristiana. Como la destrucción de esos rebeldes era segura, Judas se refirió a esa destrucción como si ya hubiese ocurrido, y dijo: †œHan perecido en el habla rebelde de Cor醝. (Jud 8, 11; véase APOSTASíA.)

La debida sujeción a las autoridades gubernamentales. A los que desean conseguir la aprobación de Dios como seguidores de Cristo se les ordena que no se rebelen, sino que sean obedientes a los que llevan la delantera dentro de la congregación (Heb 13:17) y a las autoridades gubernamentales fuera de ella. (Tit 3:1, 2.) Rebelarse contra la autoridad seglar constituye rebelión contra Dios, pues estas autoridades existen por permiso divino y es Su voluntad que los cristianos se sometan a ellas, siempre y cuando sus exigencias no entren en pugna con Su ley. (Ro 13:1-7; Hch 5:29.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

A. Verbo marah (hr;m; , 4784), «rebelar, contender». El significado «ser rebelde» de este vocablo se limita al idioma hebreo, ya que las acepciones en otras lenguas semí­ticas varí­an: «enojar» (arameo), «contender» (sirí­aco) y «disputar» (arábigo). Marah aparece unas 50 veces en el Antiguo Testamento y sus usos se encuentran en toda la literatura (histórica, profética, poética y jurí­dica). Algunos nombres personales están compuestos en parte por este verbo, por ejemplo, Meraiah (Meraí­as: «testarudo»; Neh 12:12). Miriam, con el mismo significado, tal vez se derive de este verbo. Marah tiene que ver con el conflicto que provoca la arrogancia: «Si un hombre tiene un hijo contumaz [«terco» lba] y rebelde, que no obedece la voz de su padre» (Deu 21:18 rva). Esta acepción se puede apreciar con más claridad en Isa 3:8 «Pues Jerusalén ha tropezado y Judá ha caí­do, porque su lengua y sus obras están contra el Señor, rebelándose contra su gloriosa presencia» (lba). Concretamente, el vocablo connota casi siempre una actitud de rebeldí­a contra Dios. Se usan varias preposiciones para indicar el objeto de la rebelión (>im, et, que por lo general se traduce como «en contra de»): «Habéis sido rebeldes a [>im] Jehová» (Deu 9:7). «Porque se rebeló contra [et] mí­» (Jer 4:17). La acepción principal de marah es «desobedecer». Esto se puede constatar en varios pasajes: «Porque has sido desobediente al dicho de Jehovah y no guardaste el mandamiento que Jehovah tu Dios te habí­a mandado» (1Ki 13:21 rva; «has sido rebelde» rvr); cf. 1Ki 13:26 «El es el hombre de Dios que fue desobediente [«rebelde» rvr] al mandato de Jehovah» (rva). El Antiguo Testamento especifica que la «rebelión» es contra Dios o bien en contra de la Palabra de Dios (Psa 105:28); 107.11), o sea, en oposición a la orden o mandato (rvr) de Dios (cf. Num 20:24, «voz» bj; Deu 1:26, 43; 9.23; 1Sa 12:14-15). El significado hebraico señala el acto de desafiar la orden divina: «El Señor es justo, pues me he rebelado contra su mandamiento [«palabra» rvr]» (Lam 1:18 lba). El verbo marah se reafirma a veces por una forma del verbo sarar («ser obstinado, terco, testarudo»): «Así­ no serí­an como sus antepasados: generación obstinada [sarar] y rebelde [marah], gente de corazón fluctuante, cuyo espí­ritu no se mantuvo fiel a Dios» (Psa 78:8 nvi; cf. Deu 21:18, 20; Jer 5:23). Una persona (Deu 21:18, 20), una nación (Num 20:24) y una ciudad (Zep 3:1) pueden ser «rebeldes». Sofoní­as pinta un cuadro gráfico de la naturaleza del espí­ritu rebelde: «Â¡Ay de la ciudad rebelde, manchada y opresora! No escucha la voz, ni recibe la corrección. No confí­a en Jehová, ni se acerca a su Dios» (Zep 3:1-2 rva). La Septuaginta traduce marah con parepikraino («amargar; enojar; provocar; ser rebelde») y también con atheteo («rechazar, desconocer»). B. Nombres meréí† (yrim] , 4805), «rebelión». El término aparece con poca frecuencia: «Porque yo conozco tu rebelión y tu dura cerviz» (Deu 31:27; cf. Pro 17:11). El nombre meratayim quiere decir «doble rebelión». Esta referencia a Babilonia (Jer 50:21) aparece como «Merataí­n», nombre geográfico, en todas las versiones en castellano. C. Adjetivo meréí† (yrim] , 4805), «rebelde». El vocablo se encuentra 23 veces, mayormente en Ezequiel. En Eze 2:8 (rva) el término califica el vocablo «casa» (refiriéndose a Israel): «No seas rebelde como esa casa rebelde».

Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento

anupotaktos (ajnupovtakto», 506), insubordinado (a, privativo; n, eufónico; jupo, bajo; tasso, ordenar). Se traduce «de rebeldí­a» en Tit 1:6 (RV: «contumaces»). Véase CONTUMAZ, Nº 1, y también DESOBEDIENTE, SUJETO.

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento