Biblia

ANIMO

ANIMO

v. Corazón, Espíritu, Voluntad
Deu 31:6 esforzaos y cobrad á; no temáis, ni
Neh 4:6 porque el pueblo tuvo á para trabajar
Pro 18:14 el á del .. soportará su enfermedad
Mat 9:22 dijo: Ten á, hija; tu fe te ha salvado
Mat 14:27; Mar 6:50 ¡tened á; yo soy, no temáis!
Act 23:11 ten á, Pablo .. como has testificado
Act 27:25 por tanto, oh varones, tened buen á
Phi 2:20 a ninguno tengo del mismo á, y que
Jam 1:8 el hombre de doble á es inconstante en
Jam 4:8 los de doble á, purificad .. corazones
1Pe 5:2 no por ganancia .. sino con á pronto


Fortaleza, valor, audacia, valentí­a. Cualidad contraria al miedo, la timidez y la cobardí­a. (Mr 6:49, 50; 2Ti 1:7.)
El verbo hebreo usado con más frecuencia para comunicar la idea de ser animoso es ja·záq, cuyo significado básico es †œser fuerte†. (2Sa 13:28; 2Cr 19:11; Eze 3:14.) Este verbo se puede usar junto con ´a·máts, que también significa †œser fuerte†. Ambos se encuentran en expresiones como †œsean animosos y fuertes† (Jos 10:25) y †œsean animosos, y sea fuerte su corazón†. (Sl 31:24.)
El debilitamiento o la flaqueza se expresa en hebreo con la palabra ra·fáh, que en ocasiones puede significar †˜perder el ánimo†™ (Jer 49:24) o †˜mostrarse desanimado†™. (Pr 24:10.) Cuando se traduce †˜caer†™, como en la expresión †œno se dejen caer tus manos†, también tiene el sentido de †œperder el ánimo, debilitarse hasta el punto de sentirse imposibilitado para actuar†. (Sof 3:16; Isa 13:7; Eze 7:17.)
En griego se emplearon los verbos thar·ré·o (2Co 5:8) y thar·sé·o (Mt 9:2) para comunicar la idea de ser valiente o animoso, mientras que el verbo tol·má·o se traduce †˜atreverse†™ (Jud 9; Ro 15:18), †˜tener ánimo†™ (Mr 12:34) y †˜portarse con osadí­a†™ (2Co 11:21), denotando en cada caso la presencia de ánimo o valor para emprender una determinada acción.
Los siervos de Dios siempre han necesitado ánimo y valor a fin de permanecer leales al Altí­simo. Por consiguiente, cuando los israelitas estuvieron listos para entrar en la Tierra Prometida, Moisés les dijo: †œSean animosos y fuertes†, y seguidamente le repitió a Josué, su sucesor, el mismo consejo. (Dt 31:6, 7.) En refrendo de esas palabras de Moisés, más tarde Jehová le dijo a Josué: †œSé animoso y fuerte […]. Sólo sé animoso y muy fuerte†. (Jos 1:6, 7, 9.) Para tener el ánimo que iba a necesitar, la nación debí­a escuchar, aprender y poner por obra la ley de Jehová. (Dt 31:9-12.) De igual manera, para que Josué fuese animoso y fuerte, habí­a de leer con regularidad la ley de Dios y cuidarse de ponerla por obra. (Jos 1:8.)
En las Escrituras se repite muchas veces el mandato explí­cito de ser animoso y se muestra además cómo se adquiere ese espí­ritu. (Sl 31:24.) El buscar la compañí­a de otros compañeros de fe puede ser una gran ayuda. (Hch 28:15.) En Salmo 27:14, David, una persona animosa, dijo: †œSé animoso, y sea fuerte tu corazón†. En los versí­culos precedentes menciona lo que le ayudó a ser animoso: apoyarse en Jehová como †œla plaza fuerte de [su] vida† (vs. 1), recordar cómo Jehová le habí­a protegido de sus enemigos en experiencias pasadas (vss. 2, 3), el aprecio por la adoración en el templo de Jehová (vs. 4), la confianza en la protección de Jehová y en su capacidad para librarlo (vss. 5-10), el aprendizaje ininterrumpido de los principios que rigen el camino divino de la rectitud (vs. 11) y las cualidades de la fe y la esperanza (vss. 13, 14).
El cristiano necesita ánimo para no contaminarse con las actitudes y los hechos de un mundo que está en enemistad con Dios y para seguir siendo leal a Jehová a pesar de tener que enfrentarse al odio del mundo. Jesucristo dijo a sus discí­pulos: †œEn el mundo están experimentando tribulación, pero ¡cobren ánimo!, yo he vencido al mundo†. (Jn 16:33.) El hijo de Dios jamás cedió a la influencia del mundo, más bien, lo venció al no dejarse asimilar por él en ningún sentido. El brillante ejemplo de Jesús como vencedor del mundo y el resultado de su comportamiento intachable nos infunden el ánimo necesario para imitarle y permanecer separados del mundo y sin que nos contamine. (Jn 17:16.)

Fuente: Diccionario de la Biblia