Biblia

PREOCUPACION (ANSIEDAD)

PREOCUPACION (ANSIEDAD)

En el AT, las palabras traducidas «preocupación» incluyen dāʾāḡ (Ez. 4:16 RV60 «angustia»; Jer. 17:8 «fatigará» en RV60), esto es, corazonada ansiosa; ḥārēḏ (2 R. 4:13 «solicita» RV60), esto es, estar solícito hacia otro; y beṭaḥ, que implica una confianza pueril (Jue. 18:7 «estaba seguro» en RV60) y también señala un sentido de seguridad infundado (Is. 32:9 «indolentes» en RV60). En el NT «preocuparse» se expresa principalmente por melei (Mr. 4:38 «tienes cuidado» en RV60), esto es, estar interesado en; epimeloumai (Lc. 10:34s. «cuidó de» en RV60), esto es, cuidar de alguien; y merimna o merimnaō (Mt. 13:22 «el afán» en RV60), esto es, preocupación ansiosa.

La palabra [merimnaō] se encuentra mayormente en advertencias contra el espíritu afanoso (Mt. 6:25–34; Fil. 4:6; 1 P. 5:7) y su correlativo, un falso sentido de seguridad; porque estos enemigos de la vida espiritual son la reacción común a las experiencias de ansiedad.

La ansiedad se define como «la manifestación de un sentido de alarma que surge de algún valor que vemos amenazado el cual consideramos esencial para nuestra existencia como persona» (Rollo May, The Meaning of Anxiety, Ronald Press, New York, 1950, p. 191). Se basa en la naturaleza espiritual del hombre; porque envuelve la capacidad del hombre para tener aspiraciones creativas, decisiones morales, la experiencia de culpa y la capacidad de anticipar la muerte. Algunos afirman que la ansiedad es un resultado de la caída del hombre en pecado y su subsecuente apartamiento de la comunión con Dios. La ansiedad parece estar más íntimamente ligada a la relación que ha sido quebrantada que al hecho del pecado original; porque Cristo (cuya naturaleza no fue afectada por el pecado original) aparentemente experimentó una aguda ansiedad en el monte de Getsemaní al enfrentar la perspectiva de ser abandonado por Dios mientras que aquel que no conoció pecado era hecho pecado por nosotros (2 Co. 5:21). La ansiedad que Cristo experimentó da crédito a la sugerencia que la ansiedad está inherente en la tensión entre libertad y finitud. Es la «descripción interna del estado de tentación» y como tal, la precondición para el pecado, aunque no es en sí pecaminosa (Reinhold Niebuhr, The Nature and Destiny of Man, Scribners, New York: 1941, I, pp. 168, 182s.). Sin embargo, debido a que el hombre está esclavizado al pecado original, usa mal la tensión entre la libertad y la finitud, ya sea buscando orgullosamente usurpar la supremacía de Dios por medio de superar sus limitaciones, o bien huyendo temerosamente de la potencialidad creativa que está presente en este estado de ansiedad en un esfuerzo por ganar una seguridad inmediata y absoluta de alguna fuente finita.

La psicoterapia ha aprendido a distinguir entre dos formas de ansiedad. La ansiedad normal (existencial), que está basada en la tensión que hay entre posibilidad y finitud. Tiene tanto una potencialidad creativa como destructiva. Lleva a la creatividad y al desarrollo cuando la persona ansiosa halla la valentía para enfrentar el riesgo de la destrucción a favor de una decisión moral responsable, por ejemplo, cuando está dispuesta a perder su vida, y con ello salvarla. La Biblia nos enseña que el único manantial adecuado de valentía es una confianza en Dios como la de un niño.

La ansiedad neurótica (patológica) resulta cuando la persona no puede reunir el valor para enfrentar las dolorosas consecuencias que podrían surgir como resultado de una decisión. Trata de desprenderse de la demanda que le induce la ansiedad tratando de eliminarla, sacándosela de la mente mediante las defensas mentales del ego. Podría usar medios como el alcohol o la sociabilidad compulsiva o el aislamiento, a fin de lograr con ello un absoluto sentido de seguridad. Su meta es sentirse confortable más bien que llegar a una decisión sabia. De esta forma, la ansiedad es separada de su fuente. Esto producirá un carácter «libremente voluble» que sólo creará mayores problemas. Esto causa mayor envolvimiento en una gran actividad defensiva; y, si no se buscan medidas correctivas, traerá serios daños en la personalidad.

La Biblia enseña que la única forma en que la ansiedad puede ser una fuente de creatividad en lugar de pecado, es experimentarla dentro del contexto de una permanente relación de confianza en el cuidado de Dios. Es imperativo, por lo tanto, que sea bien entendido cuál es el carácter de Dios, tal como se revela en el Calvario.

Lars I. Granberg

RV60 Reina-Valera, Revisión 1960

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (484). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología