LLAMADO, LLAMAMIENTO

En el AT y el NT este término aparece unas 700 veces como verbo, sustantivo, o adjetivo. La principal raíz heb. es qr’; en gr. se emplean kalein (con sus compuestos derivados klētos, ‘llamado’, y klēsis, ‘llamamiento’), legein y fōnein. En ambos idiomas ocasionalmente se traducen otros verbos mediante formas del verbo “llamar”, p. ej. ˒mr en Is. 5.20 (en vav2 “decir”) y jrēmatizein en Ro. 7.3.

I. En el Antiguo Testamento

a. “Llamar a”, por lo tanto “invitar o citar (por nombre)” (Gn. 3.9, etc.); “convocar a asamblea” (Lm. 1.15). “Invocar el nombre” se encuentra en Gn. 4.26 y en adelante (“los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová”), y denota el acto de invocar la protección de Dios, ya sea pidiendo ayuda a alguien cuyo nombre (e. d. carácter) se conocía, o adoptando uno mismo el nombre del Señor (cf. Gn. 4.26 [ °vrv2 mg, Biblia de Scofield]; Dt. 28.10; Is. 43.7).

b. “Dar el nombre a” se encuentra en vv. como Gn. 1.5 (“y llamó Dios a la luz día”). Los vv. en los que Dios es el sujeto indican la unidad fundamental de los dos sentidos de qr’, revelándose así su significado teológico. El primer sentido lleva implícito un llamado a servir a Dios de algún modo y con algún propósito determinado (1 S. 3.4; Is. 49.1). El significado del segundo sentido no es simplemente el de identificar; es describir (Gn. 16.11; cf. Mt. 1.21) e indicar una relación entre Dios, el nominador, y aquel a quien él ha nominado, especialmente Israel. Is. 43.1 resume el llamado de Dios y el nombramiento de Israel para ser pueblo suyo, separado de otras naciones, encargado de dar testimonio, y poseedor del privilegio de gozar de la protección divina. Sólo Dios inicia este llamado, y solamente una minoría (remanente) responde (p. ej. Jl. 2.32).

II. En el nuevo Testamento

Aquí se encuentran los mismos usos, y el llamado de Dios es ahora “en Cristo Jesús” (Fil. 3.14). Es un llamado a adoptar el nombre de cristiano (1 P. 4.16; Stg. 2.7; Hch. 5.41; Mt. 28.19) y a pertenecer a Dios en Cristo (1 P. 2.9). “Llamar a” aparece en Mr. 2.17 p. ej., y “llamar con el nombre de” en Lc. 1.59. Permanentemente se usa el participio presente pasivo, como en Lc. 7.11. Jesús llamó a algunos de los discípulos, y ellos le siguieron (Mr. 1.20). Las epístolas, especialmente las de Pablo, aclaran el significado teológico del llamamiento de Cristo. Viene de Dios, por medio del evangelio, para la salvación, por la santificación y el acto de creer (2 Ts. 2.14), para el reino de Dios (1 Ts. 2.12), para comunión (1 Co. 1.9) y servicio (Gá. 1.15). Otros escritores imparten esta significación total al llamado de Dios por medio de Jesús (cf. He. 3.1; 9.15; 1 P. 2.21; 1 Jn. 3.1 especialmente: “… que seamos llamados hijos de Dios”). Los que responden son “llamados” (1 Co. 1.24; Lightfoot trad. “creyentes”). Pablo hace una equivalencia entre el llamado y la respuesta (Ro. 8.28ss) para destacar el propósito inmutable de Dios (Ro. 9.11), e. d. que Pablo ve el llamado como efectivo. Las palabras de Jesús en Mt. 22.14 permiten distinguir entre “los llamados”, aquellos que oyen, y los “escogidos”, los que responden.

Muchos comentaristas interpretan el “llamamiento” en 1 Co. 7.20ss como una ocupación determinada. Aquí klēsis más bien significa el llamado divino de cada hombre como acontecimiento histórico concreto, e. d. como si incluyese en sí las circunstancias externas en las que fue recibido. La esclavitud, en sí misma, no es incompatible con la fe en Cristo.

Bibliografía. L. Coenen, Lothar y otros, °DTNT, t(t). III, 1983; E. Jenni, C. Westermann, °DTMAT, t(t). II.

Arndt, pp. 399s; K. L. Schmidt, TDNT 3, pp. 487–536; TWBR; L. Coenen, NIDNTT 1, pp. 271–276; J.-J. von Allmen, Vocabulary of the Bible, 1958.

M.R.W.F.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico