Las ciudades de la llanura eran, principalmente, Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboim, y Bela o Zoar (Gn. 14.2). Se ha sostenido que estaban ubicadas al N del mar Muerto, donde el valle del Jordán se ensancha en la “vega”, “círculo” o “llanura” del Jordán (cf. Dt. 34.3 . Las pruebas de ello son “que Abraham y Lot podían ver las ciudades desde cerca de Bet-el (Gn. 13.10), que el Círculo del Jordán no puede aplicarse al S del mar Muerto, que la presencia de cinco ciudades allí es imposible, y que la expedición de los cuatro reyes (Gn. 14.7), cuando iba avanzando hacia el N desde Cades-barnea, atacó a Hazezon-tamar, probablemente En-gadi, antes de llegar al valle de Sidim y encontrarse con el rey de Sodoma y sus aliados”’ (G. A. Smith, Historical Geography of the Holy Land25, 1931, pp. 505s [en cast. °GHTS, 1960]).
Por otra parte, es posible sostener la opinión de que las ciudades se encuentran sepultadas por las aguas poco profundas del extremo meridional del mar Muerto (G. E. Wright, Westminster Historical Atlas, 1945, pp. 26, 65–66 [en cast. °AHWB, 1971]; id., Biblical Archeology, 1957, pp. 50 [en cast. Arqueología bíblica, 1975]). En primer lugar, Gn. 13.10 dice que Lot vio, no las ciudades de la llanura (°vrv2), sino la “vega” (°vm, °nbe; “cuenca”, °ci; “valle”, °vp, etc.) del Jordán. Se sintió atraído, no por comodidades urbanas, sino por sus buenos pastos. En segundo lugar, la negativa a darle el nombre de “vega del Jordán”, y la negación de la posibilidad de que haya habido cinco ciudades al S del mar Muerto, se basan en su configuración actual, y significa ignorar cualquier alteración que pudiera haber provocado la derrota. En tercer lugar, tenemos la identificación de Hazezon-tamar con En-gadi. Esto depende de 2 Cr. 20.2, donde se dice que los moabitas y los amonitas que avanzaban estaban en “Hazezon-tamar, que es En-gadi”. No debemos tomar en este caso la frase aclaratoria como una identificación de ambos lugares (como, p. ej., en Gn. 14.3), a menos que hagamos la suposición absurda de que después de la época de Josafat el nombre En-gadi remplazó a Hazezon-tamar, haciéndose necesario explicar el arcaísmo. La aclaración “que es En-gadi” debe, en consecuencia, determinar más precisamente el lugar en que se encontraba el enemigo, dentro de la zona más general designada por el primer nombre. Esto concuerda con el uso de Gn. 14.7, donde, en un capítulo lleno de explicaciones de nombres arcaicos, no encontramos explicación del nombre Hazezon-tamar. En consecuencia, podemos considerar que las ciudades de la llanura estaban ubicadas en la zona, actualmente inundada, que en una época formaba la extensión meridional de la vega del Jordán.
Según la vio lot, la vega era sumamente atractiva desde todo punto de vista material (Gn. 13.10), pero estaba destinada a convertirse en un lugar desolado. El agente efectivo de la destrucción de estas ciudades fue, probablemente, un terremoto, con un subsiguiente escape y explosión de depósitos gaseosos. Bíblicamente, y fundamentalmente, se trataba del juicio de Dios, recordado vez tras vez en toda la Biblia (Dt. 29.23; Is. 1.9; Jer. 49.18; Lm. 4.6; Am. 4.11; Lc. 17.29; 2 P. 2.6); y Sodoma se convirtió en sinónimo de pecado desenfrenado (Is. 3.9; Lm. 4.6; Jud. 7). Mientras que Ez. 16.49–51 enumera los pecados de Sodoma como soberbia, prosperidad autosuficiente, y “abominación”, Gn. 19.4–5 destaca la perversión sexual, particularmente la homosexualidad. La inmoral propuesta de Lot de entregar a sus hijas (v. 8) indica la vida que se vivía en Sodoma y su influencia desmoralizadora. La información de que una tablilla cuneiforme de *Ebla enumera las cinco ciudades es errónea.
La historia de Sodoma no sirve simplemente como advertencia, sino que ofrece un registro teológicamente documentado del juicio divino llevado a cabo por medio de un desastre “natural”. Esta historia es una garantía para la fe de que el Juez de toda la tierra hace lo que es justo (Gn. 18.25). Cuando Dios está personalmente persuadido de la justicia y necesidad de su acción (Gn. 18.20–21), actúa de conformidad; pero en su ira no olvida la misericordia, ni al juzgar la discriminación (Gn. 19.16, 29). (Véase * Arqueología para bibliografía.)
J.A.M.
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico