G2222
Diccionario Strong
ζωή
zoé
de G2198; vida (literalmente o figurativamente): vida, vivir. Compare H5590.
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Diccionario Tuggy
ζωή, ῆς, ἡ. Vida. A.T. הוֹד , Pro 5:9. חַוָּה , חָיָה 2Re 8:10. חַיָּה , Gén 1:30. מִחְיָה Gén 45:5. מִחְיָה , Jue 6:4. מִחְיָה , Jue 17:10. חָיָה , Isa 26:14. חָיָה hi., Isa 57:15. Casi siempre חַי (pl.), Gén 2:9. חָכְמָה , Pro 18:4. ֒178ח֫סֶד , Ose 10:12. יוֹם (pl.); Job 7:1. לֶחֶם , Pro 23:3. נוֹד , Sal 55:9(Sal 56:8). דֶּרֶךְ , Sal 36:7(Sal 37:7). N.T. Vida.
A) Vida física o natural: Luc 12:15; Luc 16:25; Hch 8:33; Rom 8:38; 1Co 3:22; 1Co 15:19; Flp 1:20; 1Ti 4:8; Heb 7:3; Stg 4:14; Rev 11:11; Rev 16:3.
B) Vida sobrenatural, sea de Dios o del hombre regenerado: Mat 7:14; Mat 18:8; Mat 19:16; Mat 25:46; Mar 9:43; Mar 10:17; Mar 10:30; Luc 10:25; Luc 18:18; Luc 18:30; Jua 1:4; Jua 3:15; Jua 3:36; Jua 5:24; Jua 5:29; Jua 6:33; Jua 6:40; Jua 6:47; Jua 6:51; Jua 6:68; Jua 8:12; Jua 10:10; Jua 10:28; Jua 11:25; Jua 12:50; Jua 14:6; Jua 20:31; Hch 2:28; Hch 3:15; Hch 5:20; Hch 11:18; Hch 13:46; Rom 2:7; Rom 5:10; Rom 5:17; Rom 6:4; Rom 6:22; Rom 7:10; Rom 8:2; Rom 8:10; Rom 11:15; 2Co 2:16; 2Co 4:10; 2Co 5:4; Gál 6:8; Efe 4:18; Flp 2:16; Flp 4:3; Col 3:3; 1Ti 1:16; 1Ti 6:12; 2Ti 1:1; 2Ti 1:10; Tit 1:2; Tit 3:7; Heb 7:16; 1Pe 3:7; 1Pe 3:10; 2Pe 1:3; 1Jn 1:1; 1Jn 3:14; 1Jn 5:11; 1Jn 5:20; Jud 1:21; Rev 2:7; Rev 7:17; Rev 13:8; Rev 17:8; Rev 20:12; Rev 21:27; Rev 22:2; Rev 22:19.
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Diccionario Swanson
(Swanson 2437)
ζωή (zōē), ῆς (ēs), ἡ (hē): s.fem.; ≡ DBLHebr 2644, 2645; Strong 2222; TDNT 2.832-1. LN 23.88 vida (Luc 12:15; Jua 1:4; Jua 14:6; Rom 5:18; Flp 1:20); 2. LN 4.1 ψυχὴ ζωῆς (psychē zōēs), ser vivo (Rev 16:3+)
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Diccionario Vine NT
zoe (ζωή, G2222), (castellano, zoo, zoología) se emplea en el NT «de la vida como un principio, vida en el sentido absoluto, vida como la tiene Dios, aquello que el Padre tiene en sí mismo, y que él dio al Hijo encarnado que tuviera, vida en sí mismo (Jua 5:26), y que el Hijo manifestó en el mundo ( 1Jn 1:2). El hombre ha quedado alienado de esta vida a causa de la caída (Efe 4:18), y de esta vida los hombres llegan a ser participantes mediante la fe en el Señor Jesucristo (Jua 3:15), que viene a ser su autor para todos los que confían en él (Hch 3:15), y que por ello es designado como «la vida» del creyente (Col 3:4), porque él mantiene la vida que él da (Jua 6:35, Jua 6:63). La vida eterna es la posesión presente y real del creyente debido a su relación con Cristo (Jua 5:24; 1Jn 3:14). Que un día extenderá su dominio a la esfera del cuerpo queda garantizado por la resurrección de Cristo (2Co 5:4; 2Ti 1:10). Esta vida, sin embargo, no es simplemente un principio de poder y animación, porque tiene asociaciones morales inseparables de ella, como la santidad y la rectitud. Muerte y pecado, vida y santidad, se encuentran frecuentemente contrastadas en las Escrituras.
»Zoe se emplea también de aquello que es la posesión común de todos los animales y hombres por naturaleza (Hch 17:25; 1Jn 5:16), y de la presente peregrinación del hombre sobre la tierra con referencia a su duración (Luc 16:25; 1Co 15:19; 1Ti 4:8; 1Pe 3:10). «Esta vida» es un término equivalente a «el evangelio», «la fe», «cristianismo» (Hch 5:20)» (de Notes on Galatians, por Hogg y Vine, pp. 324-325).
La muerte entró por el pecado (Rom 5:12), que es rebelión contra Dios. Así, el pecado involucraba la pérdida de la vida. «La vida de la carne en la sangre está» (Lev 17:11). Por ello la impartición de vida al pecador tiene que ser hecha mediante una muerte causada por el derramamiento de aquel elemento que es la vida de la carne. «La sangre, en virtud de ser la vida, es la que hace expiación» (id., VM). La separación de Dios causada por la pérdida de la vida podía ser resuelta solo mediante un sacrificio en el que la víctima y el ofrendante quedaran identificados. Aquello que estaba dispuesto en las ofrendas típicas de Israel tuvo su pleno cumplimiento en el voluntario sacrificio de Cristo. El derramamiento de la sangre, en el lenguaje de las Escrituras, involucra el quitar o entregar la vida. Por cuanto Cristo no tenía pecados propios por los cuales morir, su muerte fue voluntaria y vicaria (Jua 10:15 con Isa 53:5, Isa 53:10, Isa 53:12; 2Co 5:21). En su sacrificio él soportó el juicio divino debido al pecado del hombre. Por medio de ello el creyente queda identificado con él en su vida inmortal, por medio de su resurrección, y goza de una comunión consciente y eterna con Dios.
Fuente: Varios Autores