H2891
Diccionario Strong
טָהֵר
tajér
raíz primaria; propiamente ser brillante; i.e. (por implicación) ser puro (físicamente sano, claro, no adulterado; levit. incontaminado; moralmente inocente o santo): declarar, expiación, limpiar, limpio, purificación, purificar.
—-
Diccionario Chávez
טהר QAL:
Quedar limpio, purificarse (Lev 11:32; 2Re 5:10; Jer 13:27). — Pref. טָהֵר, טָֽהֲרָה; Impf. יִטְהַר; Impv. טְהָר.
PIEL:
1) Purificar (Mal 3:3).
2) Despejar las nubes (Job 37:21).
3) Declarar puro o sano (Lev 13:6).
4) Declarar limpio, ritualmente (Lev 14:48). — Perf. טִהֵר; Impf. אֲטַהֵר; Impv.suf. טַהֲרֵנִי; Inf. טַהֵר; Part. מְטַהֵר.
HITPAEL:
Purificarse ritualmente (Gén 35:2). — Perf. הִטַּהֲרוּ; Impf.vaif. וַיִּטַהֲרוּ; Impv. הִטַּהֲרוּ; Part. מִטַּהֵר, מִטַּהֲרִים.
—-
Diccionario Vine AT
taher (טָהֵר, H2891), «estar limpio, puro». La raíz de este vocablo aparece más de 200 veces en varias formas: verbo, adjetivo o nombre.
Desde la caída de Adán y Eva, ninguno de sus descendientes está «limpio» («es puro») ante la presencia de un Dios santo: «¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón, limpio estoy de mi pecado?» (Pro 20:9). Elifaz amonesta a Job al decir que nadie es inocente delante de Dios: «¿Será el hombre más justo que Dios? ¿Será el varón más puro que su Hacedor?» (Job 4:17 RVA).
Sin embargo, hay esperanza, porque Dios promete a un Israel arrepentido que los limpiará «de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con que contra mí se rebelaron» (Jer 33:8). Ha dicho Dios: «Yo los salvaré de todas sus rebeliones con que han pecado, y los purificaré. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios» (Eze 37:23 RVA).
El efecto funesto del pecado se reconoce en la temible enfermedad de la lepra. Después que el sacerdote diagnosticaba el mal, podía declarar «limpio» al doliente únicamente después de realizar ceremonias de purificación: «Y lavará sus vestidos, y lavará su cuerpo en agua, y será limpio» (Lev 14:9).
Dios demanda que su pueblo observe ritos de purificación antes de entrar en su presencia para el culto. En el Día de Expiación, por ejemplo, se prescribían ciertas ceremonias con el fin de «limpiar» el altar de «las impurezas de los hijos de Israel» y «santificarlo» (Lev 16:17-19; cf. Éxo 29:36 ss). Los sacerdotes debían purificarse antes de llevar a cabo sus tareas sagradas. Moisés debía tomar a los levitas y purificarlos (Núm 8:6; cf. Lev 8:5-13). Después del cautiverio en la tierra impura de Babilonia, «los sacerdotes y los levitas se purificaron y purificaron al pueblo, las puertas y la muralla [reconstruida de Jerusalén]» (Neh 12:30).
«Purificar» a veces exigía que se expurgaran físicamente ciertos objetos. Durante la reforma del rey Ezequías, «los sacerdotes entraron en la parte interior de la casa de Jehová para limpiarla. Sacaron al atrio de la casa de Jehová toda la inmundicia que hallaron en el templo de Jehová» (2Cr 29:16 RVA).
Algunos ritos requerían sangre como agente purificador: «Rociará sobre él la sangre siete veces con su dedo, y lo purificará y santificará de las impurezas de los hijos de Israel» (Lev 16:19 RVA). Después de un parto se ofrecían sacrificios de propiciación para la madre: «Traerá … el uno para el holocausto y el otro para el sacrificio por el pecado. El sacerdote hará expiación por ella, y quedará purificada» (Lev 12:8 RVA).
Fuente: Varios Autores