Biblia

ALUMBRADOS

ALUMBRADOS

(También se les conoce como «iluminados».)
Secta mí­stica española prohibida por la Inquisición a partir de 1525. Este movimiento estaba activo en Castilla en 1519 y se hizo fuerte en Andalucí­a a partir de 1575 y en Extremadura desde 1570.
En 1523 la palabra designaba a un grupo de laicos dedicados a actividades piadosas, pero luego adquirió un sentido herético. Se relacionaban con las reformas introducidas por el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros. Rechazaban la importancia de algunas prácticas tradicionales de la Iglesia y proclamaban la experiencia personal con Dios, mediante las Escrituras o mediante cierta inspiración que podí­a llevarles hasta a obviar las Escrituras en algunos aspectos. Es difí­cil precisar cuáles elementos de este iluminismo pudieran relacionarse con doctrinas consideradas heréticas en el contexto católico, y cuáles se limitaban a un énfasis en la lectura de la Biblia o en la experiencia personal.
Entre los acusados de iluminismo se encuentran personas consideradas «herejes» y otros que simplemente enfatizaban ciertos aspectos devocionales. Sospechosos de iluminismo lo fueron en su tiempo Teresa de Jesús, Ignacio de Loyola y otras figuras que después llegaron a los altares. Figuras reales del movimiento pueden haber sido Marí­a de Cazalla, Juan de Vergara, Francisca Hernández, Francisco Ortiz, Pedro Ruiz de Alcaraz y probablemente Juan de Valdés.

Fuente: Diccionario de Religiones Denominaciones y Sectas

Los alumbrados (illuminati) aparecieron en España hacia 1511, agrupados en torno a Isabel de la Cruz y su seguidor Pedro Ruiz Alcaraz, que habrí­a de convertirse en su lí­der. No es fácil precisar los orí­genes de este enigmático movimiento, aunque suelen señalarse como sus raí­ces el misticismo islámico y judí­o, la mí­stica renana y las ideas erasmistas. Era fundamental la iluminación interior del creyente por el Espí­ritu Santo, especialmente leyendo la Escritura (cf textos como 1Cor 2,10-16 y Mt 11,25-26) y en la oración mental y contemplativa. Los alumbrados mostraban poco interés por las prácticas ascéticas o por la vida sacramental aparte de la eucaristí­a. Pero es difí­cil hablar con precisión acerca de su postura, ya que dependemos excesivamente de los testimonios hostiles de los procesos. Fueron vistos rápidamente como una amenaza a la Iglesia institucional y fueron condenados por la >Inquisición en 1525. Hay una coincidencia general entre los historiadores en que en su espiritualidad habí­a un misticismo y quietismo falsos 1.

Recientemente ha habido intentos de negar todo misticismo propiamente dicho en los primeros alumbrados, y de interpretar sus posturas en términos de las doctrinas luteranas sobre la justificación y las obras 2. Su indudable desdén por las obras y la obediencia a la autoridad eclesiástica puede muy bien ser, sin embargo, consecuencia del quietismo más que de posiciones compartidas con Lutero. El elemento del quietismo llevarí­a sin duda más tarde a los alumbrados posteriores a sacar conclusiones degeneradas acerca del comportamiento moral. A finales del siglo XVI volvieron a aparecer alumbrados tanto en España como en Francia, pero hacia 1630 habí­an dejado prácticamente de existir como movimiento. El número de adeptos nunca fue muy elevado: sólo 115 fueron procesados por la Inquisición 3. Pero constituyó una amenaza importante en la España del siglo XVI 4. Los grandes mí­sticos españoles tuvieron que soportar la acusación de iluminismo, y, como claramente muestra la historia, ha seguido siendo una acusación fácil de hacer y difí­cil de mantener. Es además un ejemplo de la tensión existente entre los movimientos espirituales y la Iglesia institucional, con el riesgo constante de que estos se deslicen hacia doctrinas y prácticas no ortodoxas.

NOTAS:
1 B. LLORCA, Los alumbrados españoles en los siglos XVI y XVII, Razón y Fe 34 (1934) 323-342, 467-485; M. MENENDEZ PELAYO, Alumbrados, en Historia de los heterodoxos españoles II, BAC, Madrid 1987, 145ss; A. MíRQUEZ, Los alumbrados: orí­genes y filosofí­a (1529-1559), Taurus, Madrid 1972; P. REGINALD-OMEZ, Illuminés, Catholicisme V, 1221-1225; J. L. GONZíLEZ NoVALí­N, La Inquisición española y el movimiento espiritual de los alumbrados, en R. GARCíA-VILLOSLADA (dir.), Historia de la Iglesia en España 111-2°, BAC, Madrid 1980, 146-159; M. BATAILLON, Erasme et l’Espagne: Recherches sur l’histoire spirituelle du XVI’ siécle, Parí­s 1937; EULOGIO DE LA VIRGEN DEL CARMEN, Illuminisme, en DSp VII, 1382-1385; A. HUERGA, Illuminismo mí­stico, en A. BORRIELO-E. CARUANA-M. R. DEL GENIO (dirs.), Dizionario di Mistica, Ciudad del Vaticano 1998, 641-644.
2 Cf D. DE SANTA TERESA, Juan de Valdés (1498-1541). Su pensamiento religioso y las corrientes espirituales de su tiempo, Roma 1957; J. C. NIETO, L’hérésie des Alumbrados, RSPT 66 (1986) 403-418; The Heretical Alumbrados dexados: Isabel de la Cruz y Pedro Ruiz de Alcaraz, RevLitComp 52 (1978) 293-313; Juan de Valdés and the Origins of the Spanish and Italian Reformation, Ginebra 1979.
3 B. LLORCA, Los alumbrados españoles en los siglos XVI y XVII, a.c., 484.
4 F. MARTíN, Desviaciones carismáticas a lo largo de la historia de la Iglesia, Diálogo ecuménico 12 (1977) 73-88.
DicEC

Christopher O´Donell – Salvador Pié-Ninot, Diccionario de Eclesiologí­a, San Pablo, Madrid 1987

Fuente: Diccionario de Eclesiología

(Los Alumbrados o Iluminados)

Ese fue el nombre que adoptaron ciertos falsos místicos que aparecieron en España en el siglo XVI y afirmaban tener relación directa con Dios. Sostenían que el alma humana puede alcanzar tal grado de perfección que desde la vida presente le es posible contemplar la esencia de Dios y comprender el misterio de la Santísima Trinidad. Los ritos externos, según ellos, son totalmente superfluos e inútil la recepción de los sacramentos; el pecado es imposible en ese estado de perfecta unión con quien es la perfección misma. Uno puede abandonarse a los placeres carnales y cometer cualquier acción pecaminosa sin que ello manche el alma. La más alta perfección a la que puede aspirar el cristiano es la eliminación de toda actividad, la pérdida de la individualidad y la total absorción en Dios (Cfr. QUIETISMO).

Una jovencita campesina, La Beata de Piedrahita (+ 1511), se cuenta entre las primeras seguidoras de estos errores, aunque no se sabe con certeza si puede ser culpable de herejía. Toledo fue uno de los centros más activos del iluminismo, y en ella se concentró la mayor parte de la actividad propagandística de Isabel de la Cruz. Pero más famosa aún fue Magdalena de la Cruz, una clarisa pobre de Aguilar, en las cercanías de Córdoba, quien, sin embargo, en 1546 abjuró solemnemente de la herejía. La expansión de esos errores fue tan rápida que la Inquisición hubo de actuar con toda energía contra los sospechosos, y llegaron a citar ante el tribunal a san Juan de Ávila y san Ignacio de Loyola. No obstante, la herejía se sostuvo hasta mediados del siglo XVII, y algunas de sus características reaparecen en el quietismo del español Miguel de Molinos.

Bibliografía

MENENDEZ Y PELAYO, Historia de los heterodoxos españoles (Madrid, 1880), II, 521-585; III, 403-408; SCHUTZ in Kirchenlexikon, s.v. Erleuchtete; MORONI, Dizionario di erud. stor.-ecclesiastico.

Trascrito por Herman F. Holbrook.

Traducido por Javier Algara Cossío

Fuente: Enciclopedia Católica